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Análisis histórico del ejército de Bolivia




Enviado por Wilson Mercado Vargas



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Antecedentes
  3. Filosofía ancestral
  4. Antecedentes históricos
  5. Conclusión

Introducción

El presente trabajo de investigación no es una historia oficial. No es bueno generar versiones oficiales en lo que hace a una ciencia que permanentemente está en proceso de revisión y perfeccionamiento. Más aun en nuestro País, cuyos archivos oficiales pecan de muchas deficiencias y carencias.

Este es una trabajo de investigación personal que no compromete a la Institución que se hace referencia, ni es una posición oficial, solo es, una interpretación de muchos libros de historia de las varias ya existentes, que trata de mostrar otra visión de la historia de nuestro Glorioso Ejército de Bolivia desde la óptica más realista y objetiva.

Antecedentes

La Historia de Bolivia es, en gran parte, la historia de su Ejército. Está íntimamente ligada a este, desde los prolegómenos de su nacimiento después de una cruenta lucha de dieciséis años (1809-1825); pasando por sus momentos de mayor gloria, cuando se consolido su independencia como país (1826-1847); por sus momentos de anarquía (1848-1879); par los avatares mas trágicos de su existencia, en las guerras para mantener su patrimonio territorial (1880-1935); por la implantación de nuevas corrientes ideológicas de transformación social, coma fue el fenómeno de la Revolución Nacional (1936-1964); por su resistencia a la agresión política del marxismo internacional (1965-1971); por su tránsito de las dictaduras a la estabilidad democrática (1972-2002); y, finalmente, en estos días en los cuales aparentemente se ha de definir su existencia, sus posibilidades de subsistencia coma Estado unido, soberano e independiente.

Nunca coma ahora tuvo tanta vigencia la frase: "Institución tutelar de la Patria", porque una vez más descansa sobre sus hombros, la responsabilidad de preservarla unida y soberana, como demandara el angustioso pedido del Gran Mariscal de Ayacucho, antes de su salida de nuestro suelo.

Este ensayo pretende constituirse en la historia no contada del Ejercito. Una especie de auditoría histórica a sus hechos, falencias, debilidades, aciertos, transformaciones y el aporte ético, material e ideológico de sus miembros al devenir de nuestro país, que se encuentra aún en pleno proceso de formación de su identidad nacional y la visión que del rol de la institución se tiene a futuro.

El Ejército del Estado Plurinacional de Bolivia, consecuente con sus principios de ser una Institución que se caracteriza por el estricto cumplimiento de las leyes, inició un proceso de readecuación para responder a las exigencias del momento histórico que está viviendo nuestra Patria.

Después de varios meses de investigación se llego a culminar este documento que recoge a sus raíces ancestrales, para proyectarse hacia el futuro con la nueva mentalidad del militar boliviano de armas, que está basada en el concepto del "Vivir bien", donde la diversidad multicultural de nuestra base social, pasa a ser un referente esencial en nuevo y emergente pensamiento Militar para fortalecerla y emitir señales de unidad y cohesión en el actual Estado Plurinacional.

En ese sentido, esta investigación particular se materializa en: la historia del Ejercito de Bolivia, las raíces de su historia ancestral, la cosmovisión plural, el "Vivir Bien" y los fines esenciales del Bienestar y Seguridad Integral, orientando la generación de un nuevo concepto de Defensa Terrestre y que estructura un moderno concepto de operaciones militares integrado al accionar conjunto de las Fuerzas Armadas.

El objetivo del Ejército, como parte integrante e indisoluble de la Institución Fundamental de la Patria, que son las Fuerzas Armadas del Estado, es servir de la mejor manera a Bolivia, aspecto que también es la razón de ser del militar boliviano.

CAPÍTULO I

Filosofía ancestral

La filosofía ancestral de Bolivia, tiene como elementos componentes sus raíces históricas y la cosmovisión plural, que definen la esencia misma de la existencia del Estado actual; en estas bases filosóficas se encuentran los fundamentos teóricos de la conformación del "Ser del Pueblo Boliviano", su forma de pensar, sentir y actuar, que tiene la compleja realidad en la que se desenvuelve, dado su carácter plurinacional; en este sentido, la filosofía de nuestro país es multifacética y con la complejidad de los sistemas no lineales, debido a que en sus indagaciones filosóficas sobre "la vida" trata de explicar esa realidad desde un modo de pensar con una forma y patrón distinto, con diferentes cosmovisiones, culturas, dinámicas de vida y una lógica polivalente, una diferente concepción del espacio – tiempo, una racionalidad basada en la relación humana – naturaleza y materia – orgánica caracterizada por la diversidad, todo esto, bajo un paradigma comunitario, unido e interrelacionado por la complementariedad y reciprocidad.

Cosmovisión.

Todas las culturas tienen una forma de ver, sentir percibir y proyectar el mundo, al conjunto de estas formas se conoce como Cosmovisión o Visión Cósmica.

Los abuelos y abuelas de los pueblos ancestrales de nuestro actual Estado Plurinacional, sabios y sabias de la tradición, que guardaron las enseñanzas y las transmitieron de generación en generación, son los artífices de nuestra cultura de la vida, inspirados en la expresión del concepto de que existen muchas verdades, y no solo una, donde todo está conectado, interrelacionado, nada está fuera, sino por el contrario todo es parte de la armonía y equilibrio de uno y del todo, es importante para la comunidad.

Es así que en gran parte de los pueblos ancestrales de la región andina pervive la Cosmovisión Ancestral o Visión Cósmica, que es una forma de comprender, de percibir el mundo y expresarse en las relaciones de vida. Existen muchas naciones y culturas, cada una de ellas con sus propias identidades, pero con una esencia común: el paradigma comunitario basado en la vida en armonía y el equilibrio con el entorno.

Recuperar la cosmovisión ancestral es volver a la identidad; un principio fundamental para conocer nuestro origen y nuestro rol complementario en la vida.

Identidad.

Existe una identidad cultural que emerge de una profunda relación con el entorno, con la Madre Tierra, con el lugar que habitamos. De ella nace una forma de vida, un idioma, las danzas, la música, la vestimenta, etc. También existe una identidad natural, que emerge de la complementación con la comunidad de la vida. Es importante saber quiénes somos, debemos reconocernos, esclarecer nuestras raíces, recuperar nuestra identidad cultural de herencia ancestral, fortalecerla y mantenerla; ya que un pueblo sin conciencia es un pueblo explotado o que fácilmente se deja explotar.

El retornar a la Identidad no implica un retroceso, significa recuperar la memoria y la historia en el tiempo presente para proyectarnos hacia el futuro; pues seguir caminos ajenos o ser repetidores de lo que otros siguen lleva a una constante frustración, como ha sido hasta ahora para las comunidades ancestrales.

Nuestra sociedad en general, tiene estructuras racistas y problemas históricos de centurias. El racismo y todo lo que implica en la forma de vida en general no es un problema social y político circunstancial, es producto de la deuda histórica nacida desde la colonia donde los criollos tenían menos derechos que los españoles y los mestizos menos derechos aun que los criollos. Paradójicamente hoy en día los mestizos parecen haber olvidado estos detalles de la historia y muchos han asumido el papel que jugaron en su tiempo los españoles y luego los criollos, marginando e impidiendo que la cultura ancestral sea reconstituida.

Cuando los gritos de libertad derrotaron el poderío colonial y mientras las ilusiones desbordaban el campo y la ciudad, una nueva casta se hacía del poder para perpetuar la exclusión y el olvido. En aquel momento, la fundación de nuestra Nación se redujo a un traspaso formal del poder entre las elites dominantes.

La identidad está relacionada con el Vivir Bien. En el Vivir Bien, todos y todo disfrutamos plenamente una vida basada en valores que han resistido por más de 500 años. Estos valores, estos principios, son la identidad que nos han legado nuestros abuelos, la armonía y la complementariedad en nuestras familias y en nuestras comunidades con la naturaleza y el cosmos, más la convivencia por medio del consenso diario entre todos y todo, en nuestras comunidades y la sociedad entera.

El vivir bien.

Desde nuestra cosmovisión, toda forma de existencia tiene la categoría de igual. En una relación complementaria, todo vive y todo es importante. Así como el cosmos tiene ciclos, la historia tiene épocas de ascenso y descenso, la vida tiene épocas de actividad y pasividad. Para vivir bien o vivir en plenitud, primero hay que estar bien con uno mismo. Saber vivir implica estar en armonía con uno mismo, estar bien y luego, saber relacionarse o convivir con todas las formas de existencia.

Vivir Bien es vivir en comunidad, en hermandad y especialmente en complementariedad. Es una vida comunal, armónica y autosuficiente. Vivir Bien significa complementarnos y compartir sin competir, vivir en armonía entre las personas y con la naturaleza. Es la base para la defensa de la naturaleza, de la vida misma y de la humanidad toda.

El Vivir Bien no es lo mismo que el vivir mejor, el vivir mejor es a costa del otro. Vivir mejor es egoísmo, desinterés por los demás, es individualismo, es sólo pensar en el lucro. Porque para vivir mejor es necesario explotar y nosotros decidimos Vivir Bien porque no aspiramos a vivir mejor que los otros. No creemos en la concepción lineal y acumulativa del progreso y el desarrollo ilimitado a costa del otro y de la naturaleza. Tenemos que complementarnos y no competir.

Debemos compartir y no aprovecharnos de otros. Vivir Bien es pensar no sólo en términos de ingreso per-cápita, sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra Madre Tierra.

Reciprocidad.

Es el principio del equilibrio, del delicado balance de la vida, que nace de dar y recibir, de sembrar y recoger, de envolverse y desenvolverse, del ir y del venir, del estar y del no estar, del nacer y del morir, del intercambio de pensamientos y palabras con espíritu mayor, para crear una relación fecunda entre lo femenino y lo masculino, para que la vida sea digna y justa de vivirla.

Espiritualidad.

Es la ética del respeto, la capacidad de entendimiento para vivir y participar de la diversidad. Es la responsabilidad individual y colectiva, que nace de la honestidad, la fidelidad y lealtad con la vida. Es el don que hace posible la existencia solidaria entre culturas y pueblos diferentes.

Inclusión

La estructura de un nuevo pacto social es imperativa para que la Bolivia que viene se construya entre todos, sin exclusiones y sin banderas sectarias.

La exclusión fue una de las razones por las cuales nuestro Estado no logro funcionar efectivamente y esto se debía a la manera en la que nuestra sociedad había sido conformada.

En términos políticos se excluía a sectores como (la mujer, el joven y el indígena) del derecho y la obligación de participar en la conformación del poder político encargado de solucionar los problemas que los afectaban, porque el poder había sido conservado y cuidado, por todos los medios posibles, por una élite que heredo el poder desde nuestra independencia.

La convivencia con inclusión de los y las diferentes, exige el reconocimiento de derechos civiles, políticos, sociales, (culturales) que garanticen su ejercicio real, todo ello requiere de la voluntad para comprender al otro, que la tolerancia se abra paso ante tanta intolerancia acumulada, para transitar hacia la aceptación mutua. Los excluidos no reclaman inclusión sino reconocimiento, justicia, trato equitativo, horizontalidad en las relaciones. Por eso no se trata de incluir, sino de construir desde abajo, un Estado nuevo, plurinacional e intercultural.

Complementariedad.

Debemos construir la complementariedad desde la sociedad y para la sociedad, en base al acuerdo, la concordancia y el respeto al disenso.

Una sociedad construida por la alianza de los diferentes sectores, a las clases medias, obreros, profesionales, artistas, intelectuales, micro, pequeños y medianos productores y empresarios, trabajadores por cuenta propia y sectores urbanos empobrecidos, unidos por el objetivo de apoyar la generación de oportunidades de bienestar económico y social para el hombre y la mujer bolivianos, en sus múltiples identidades y manifestaciones, que supere las trabas del pasado y la autoexclusión de sectores minoritarios no democráticos y se abra a la nueva Bolivia, preservando su unidad y armonía.

La articulación de estas fuerzas cohesionadoras permitirá la cimentación de un Estado de todos, el cual será fruto del esfuerzo ciudadano y colectivo. De esta manera, los factores que fragmentan y dividen la sociedad boliviana serán superados de manera positiva en términos pacíficos, convirtiéndose en las bases que permitan la profundización de la democracia, la creación de oportunidades para todos y el respeto de la diferencia.

II.- FILOSOFÍA MILITAR.

Nuestra Filosofía Militar está conformada por el conjunto de ideas y conceptualizaciones que rigen nuestra forma de pensar y actuar, tanto individual y colectivamente, como integrantes del Ejército en su dimensión de Institución fundamental y permanente del Estado Plurinacional. En ella se incluye la forma en que nos se relacionamos con otros organismos del Estado y con el resto de la sociedad. Teniendo siempre presente que el poder militar se presenta como un componente esencial y permanente del Poder Nacional. Son los principios, fundamentos y tradiciones guerreras ancestrales que sostienen el carácter de la institución. Es una relación entre legalidad y cultura, cuyo resultado es la legitimidad social. De hecho, muchas de las tradiciones y costumbres que han formado parte de nuestra idiosincrasia, modificaron nuestra importancia en nuestra sociedad, al pasar a constituir parte de un contexto cultural más amplio.

Si bien nuestra institución adopto pensamientos e ideologías militares propias de experiencias de otros Ejércitos, e incluso recibimos influencias en aspectos doctrinales y filosóficos foráneos, ajenos a nuestra realidad, nuestra esencia guerrera, nuestra mística militar ancestral, nunca fue afectada y ha sido nuestro propio diseño filosófico militar, aquel correspondiente a nuestra realidad y necesidad lo que ha marcado nuestro devenir histórico.

El pensamiento militar evoluciona con los avances de la ciencia, lo temporal se modifica, y se adapta a esta nueva realidad, pero lo que da sentido, son los valores, tradiciones y principios que motivan al militar boliviano, los que siendo permanentes en el tiempo, en su búsqueda de ser más efectivos, se adaptan a la realidad social y cultural en que se desenvuelven.

Nuestra filosofía está sustentada en valores éticos, morales y espirituales propios de nuestra sociedad, lo que le otorga no sólo legitimidad sino que además, asegura una unión de principios con la comunidad a la que pertenecemos.

Se debe dar inicio al proceso de reconversión ideológica de nuestros profesionales de armas, desde los centros de formación y continuar en las Grandes y Pequeñas Unidades de Combate por una nueva de orientación endogenista, junto al fusionismo civil-militar, entendida como la consolidación y profundización de la unión cívico-militar en lugar de la paupérrima y democrática relación civil-militar dando inicio a la tarea de profundizar y acelerar la conformación de la nueva estrategia militar nacional, rompiendo el paradigma de lo estrictamente convencional de la guerra y definiendo nuestra propia concepción en función del concepto de la Defensa Integral, en la nueva vanguardia militar latinoamericanista que apoya crecientemente la integración real de la Comunidad Suramericana de Naciones.

Nuestro Ejército está formado por bolivianos y bolivianas, cuyo único signo distintivo y diferente, lo constituye su decisión de haber escogido vocacionalmente como forma de vida, la Defensa de la Patria a través de la carrera de las armas y su vocación de servir a Bolivia sin límites actuando en consecuencia con los valores de nuestra sociedad, este concepto es el que nos une, es el elemento vinculante y permanente que se trasluce a través de la historia del Ejército, la cual encarna valores y principios donde el amor a la patria, el respeto a las leyes, la defensa de la nación y el resguardo de nuestra soberanía mantienen plena vigencia.

III.- FILOSOFÍA DE GUERRA.

Es imperativo renovar la ideológica del nuevo pensamiento guerrero, que debe partir de nuestras raíces, es el carácter antiimperialista y socialista que debe asumir el Ejército de Bolivia, ante los innumerables hechos históricos y sistemas políticos que se pusieron al servicio de intereses apátridas contrarios al bien nacional.

La adopción de una filosofía de guerra basada en la "Guerra de Todo el Pueblo" a partir de la recuperación de nuestro orgullo y mística ancestral deberá ser entendida como la concepción estratégica para la Defensa del Estado Plurinacional, que resume la experiencia histórica de la nación en lo referente a enfrentamientos contra enemigos numérica y tecnológicamente superiores que desde la guerra de nuestra Independencia por más de 16 años hasta nuestros días, se basa en el empleo más variado y eficiente de todos los recursos materiales y morales de la sociedad, organizados en el Sistema Defensivo Territorial, como sustento de la capacidad defensiva del Estado. Esta Constituye el fundamento de la Doctrina Militar del Estado Boliviano y expresa la solución dada por la dirección del Gobierno a los problemas de la Defensa Nacional, que, en caso de una agresión militar contra Bolivia, cada ciudadano tendrá un medio, un lugar y una forma de enfrentar al enemigo hasta lograr la victoria.

Bolivia, a lo largo de su historia ha vivido siempre bajo la amenaza y el peligro de de vecinos carentes de recursos naturales e ideas expansionistas que amenazaron nuestro territorio desde su existencia como estado, por lo que debe convertirse en una sociedad militarizada y preparada en todo momento para la "Guerra de todo el Pueblo"; entendida como la participación de todas las fuerzas de la sociedad bajo la dirección única del Gobierno del Estado Plurinacional, durante el tiempo que sea necesario, en la defensa del país ante una agresión, en esencia el estado debe garantizar que cada boliviano y boliviana posea una forma, lugar y un medio de lucha para afrontar la agresión. La puesta en práctica es garantía de victoria y elemento de disuasión del enemigo, que no debe ignorar el alto precio que tendría que pagar por su agresión. Ser fuerte es una manera de evitar la guerra. "La guerra que evitemos será nuestra mejor victoria".

La nueva Filosofía Militar y de Guerra nace como respuesta a la amenaza militar a nuestros interés y como tal, refleja los rasgos estructurales de nuestra Doctrina de Guerra, diseñada para disuadir o derrotar a un agresor numéricamente y tecnológicamente muy superior.

La concepción de la "Defensa Integral de la Nación" es, por lo tanto, hija suigeneris de la misma partera de la historia que engendró las teorías militares sobre la "Guerra Total Prolongada" a través de la Republiquetas independentistas contra la Colonia española, y cuyas enseñanzas y experiencias establecieron a la lo largo de nuestra vida institucional nuevas normas y directrices que reestructuraron la actividad militar en función de un esquema fundamentalmente "defensivo" dentro de una guerra asimétrica, estableciendo centros de gravedad en todos los ámbitos, desarrollado a la par, la propia industria militar en consonancia con el modelo de desarrollo adoptado.

La adopción de la sabiduría militar milenaria de líder y primer Comandante Eusebio Lira, Juan Manuel Chinchilla, José Miguel García Lanza, fundadores de nuestras gloriosas Republiquetas Independentistas y arquitectos militares del triunfo sobre el colonialismo español, llamada universalmente "Guerra total prolongada y sin frentes definidos", es un extraordinario ejemplo en la reconquista de nuestro misticismo y orgullo guerrero ancestral. Porque, al privarle al agresor del centro de gravedad de su ataque junto a la destrucción física del ejército convencional invasor, se le quita la posibilidad de la batalla decisiva y la victoria rápida, obligándolo a la guerra total prolongada sin frentes definidos, en la cual no podrá prevalecer, lo que constituye el marco estratégico defensivo-ofensivo de Bolivia.

Son cuatro las condiciones básicas que tiene que cumplir nuestro país agredido para alcanzar la victoria:

  • Poseer unidad interna en torno a un proyecto histórico prospectivo, compartido o impuesto a la mayoría de la población.

  • Un liderazgo a la altura del desafío, con una doctrina de guerra claramente centrada en torno a la definición de los centros de gravedad de la defensa estratégica, "la Guerra de todo el Pueblo".

  • Apoyo internacional de países amigos.

  • Ser autárquicos en los aspectos fundamentales de logística, inteligencia y retaguardia.

IV.- IDENTIDAD Y ORGULLO MILITAR.

El Ejército del Estado Plurinacional de Bolivia, es el heredero de las glorias militares que desde el Incario, Tiahuanaco y los pueblos indómitos del Oriente formaron nuestra identidad guerrera y vencedora, cultivada con sangre por los heroicos Soldados de la Patria, nuestros Indómitos Indígenas y las Leales Rabonas, que trasmutando el tiempo brillaron por su heroísmo, coraje y valor, haciendo tremolar triunfante el pabellón nacional en nuestras victorias militares.

Las glorias de nuestro Ejército comenzaron con los alzamientos armados de Alonso de Ibáñez desde 1617 en Potosí; de Antonio Gallardo en la Paz en 1661, de Alejo Calatayud en Cochabamba en 1730; de los Katari y Amaru en 1780; de Sebastián Pagador en Oruro en 1781 y nuestros líderes y fundadores de las Republiquetas que iniciaron la Guerra de la Independencia y que constituyen los precursores de los éxitos y glorias del Ejército de Bolivia:

La Guerra de la Independencia (1809 – 1825) que duro 16 años, liderizados por el Comandante Eusebio Lira, Cnl. Juan Manuel Chinchilla, Gral. José Miguel García de la Lanza, Cnl Manuel Asensio Padilla, la Mcl. Juana Azurduy, el cura Ildefonso de las Muñecas, Eustaquio Méndez, Ignacio Warnes, José Antonio Álvarez de Arenales, Vicente Camargo, Miguel Betanzos, Francisco Uriondo, y otros héroes anónimos, quienes se constituyeron en nuestros primeros líderes del Ejército, que derrotaron y expulsaron al ejército realista del reino de España.

La Batalla de Suipacha (7 de Noviembre de 1810) donde nuestras tropas patriotas comandadas por Antonio Gonzales Balcarce derrotaron al Gral. José Córdova y Rojas aniquilando a un ejército realista de 800 soldados.

La Batalla de Aroma (14 de Noviembre de 1810) en la que por primera vez se empleo una organización de tipo militar, con el empleo de las tres armas clásicas de toda Fuerza Armada Terrestre; Caballería, Infantería y Artillería , fue el primer Ejército organizado en el Alto Perú con elemento criollo, al mando del Cnl. Esteban Arce y que derrotó al Comandante realista Francisco Piérola y a su ejército de más de 800 soldados, es considerada como el hito inicial o fecha de fundación del Ejército de Bolivia.

La Batalla de Tarvita (4 de Marzo de 1804) donde Manuel Asencio Padilla derrotó al Comandante español Benito López y a su ejército de 800 soldados, en esta batalla nuestro ejército utilizo en forma precursora los gases asfixiantes (cestos de ají) utilizados un siglo después en la Primera Guerra Mundial de 1914.

La Batalla de la Florida (25 de mayo de 1814) nuestro Ejército patriota a ordenes del Cnl. José Antonio de Arenales, Cnl. Ignacio Warnes, y el Comandante José Manuel Mercado eliminaron a 1.100 soldados realistas, comandados por el Coronel realista Joaquín Blanco, con toda su Artillería y Caballería.

La Batalla de la Tablada de Tolomosa (15 de abril de 1817) Los Comandantes del Republiqueta de Tarija Eustaquio Méndez y José María Avilés contribuyeron a la rendición realista en Tarija derrotando a las fuerzas realistas al mando del Coronel Mateo Ramírez dando muerte a 65 soldados, 2 oficiales y 40 prisioneros, con un patriota muerto, un portaestandarte y 3 soldados heridos.

La Batalla de Zepita (25 de agosto de 1823) el Mariscal Andrés de Santa Cruz Calahumana derrotó a 2.300 soldados realistas al mando del General Gerónimo Valdez.

Rechazo a la invasión del Brasil (28 de Marzo de 1825) El Brasil a través del Oficial brasilero Araujo e Silva y tres Regimientos pretendía la anexión al Brasil de la provincia de Chiquitos ni bien Bolivia comenzaba a consolidar su independencia, la misma fue intimidada y expulsada por el Coronel Pedro Blanco a cuya sola presencia el invasor huyo en retirada.

La Batalla de Tumusla (2 de Abril de 1825) donde Carlos Medinacelli derrotó en inferioridad numérica y militar al General Pedro Antonio Olañeta ya su ejército de 1.700 combatientes, culmino con ella la Guerra de la Independencia boliviana, tras 16 años de cruento enfrentamiento.

La Batalla de Yanacocha (13 de Agosto de 1835) donde el Marisca Andrés de Santa Cruz Calahumana derroto al ejército peruano al mando del Gral. Agustín Gamarra y a su ejército conformado por 4.000 soldados y 6.000 indígenas peruanos.

La Batalla de Socabaya (7 de febrero de 1836) donde el Mcl. Andrés de Santa Cruz venció a las tropas de General peruano Felipe Santiago Salaverry formado por nueve Batallones.

La Acción de Santa Bárbara (13 de Septiembre de 1837) en inmediaciones de la quebrada de Humahuaca el General Otto Felipe Braun venció a las tropas argentinas en las estribaciones del cerro Santa Bárbara.

Combate de Iruya (11 de Junio de 1838) fue la victoria del Coronel Timoteo Raña sobre los invasores de la División Argentina de más de 800 hombres que fue diezmada y capturada por nuestros compatriotas.

La Batalla de Montenegro (24 de junio de 1838) en esta batalla el Gral. Otto Felipe Braun secundado por los Generales Francisco Burdett O'Connor, Sebastián Ágreda y Timoteo Raña venció a dos Divisiones argentinas de 3.500 soldados, nuestro ejército en esta contienda empleo en forma predecesora en América medidas de distracción y engaño (vistió los cactus existentes en el terreno con uniformes militares) para derrotar al invasor.

Tratado Paucarpata ( 17 de Noviembre 1837) el Mariscal Andrés de Santa Cruz después de sitiar al ejército chileno en Arequipa y Puquina, perdono la vida al Almirante Blanco Encalada y a sus 2.810 soldados chilenos y peruanos que osaron invadir Bolivia con el rótulo de "Ejército Restaurador del Perú" en un gesto de magnanimidad y pacifismo boliviano, que después seria agradecido con perfidia y saña, típica de Chile que a través de su gobierno desconoció y anulo la rendición de su Ejército en Paucarpata después de huir humillado y vencido, alegando que el Blanco Encalada se había extralimitado en su atribuciones para firmar el perdón y súplica ante el Mariscal Santa Cruz, declarando al mes nuevamente la guerra a la confederación Perú Boliviana.

Combates de Huarina y Tiquina (16 y 17 de noviembre de 1841) las montoneras de Omasuyos y Larecaja al mando del Gobernador de Omasuyos Antonio Acosta derrotaron a las tropas peruanas del Cnl. Motoya.

Batalla de Ingavi (18 de Noviembre de 1841) El Mariscal José Ballivián derrotó al General peruano Agustín Gamarra a quien dio muerte en batalla y derroto a su ejército de 5.265 soldados, con un ejército numéricamente inferior de 3.782 bolivianos.

Invasión del Ejército Boliviano al Perú (7 de enero de 1842) nuestro Ejército victorioso invadió el Perú haciendo su entrada triunfal a Puno al mando del Mariscal José Ballivián y termino con el "Tratado de Puno" en el cual Bolivia renunciaba a toda reclamación por indemnizaciones de guerra y restablecía la paz y amistad inalterables con el Perú, comprometiéndose a retira sus tropas sin pedir nada a cambio, reconociendo a un pueblo tan ligado racial y culturalmente a Bolivia.

GUERRA DEL PACÍFICO.

Combate de Canchas Blancas (10 de noviembre de 1879) un centro minero de gran importancia y paso obligado para cruzar el desierto de Lípez rumbo al Litoral, donde el Coronel Lino Morales al mando de tropas diezmadas de los batallones Chorolque, Ayacucho, Méndez y cerca de 50 indígenas armados de warakas, cuchillos y machetes, elimino a la Caballería chilena, junto con su Infantería y varias piezas de Artillería con machetes y cuchillos en mano.

Combate de Tambillos (5 de Diciembre de 1979) el Coronel Rufino Carrasco al mando del Escuadrón "Francotiradores" compuesto por voluntarios chicheños, portando sus propias armas de caza y montando sus propios caballos derrotó al ejército chileno de más de 600 hombres, huyendo el resto desesperadamente hacia Calama ante la arremetida boliviana.

GUERRA DEL ACRE.

Primera Campaña (Mayo de 1889 – Enero 1891) En toda la primera Campana de esta guerra nuestro Ejército derrotó al los revolucionarios apoyados por el Ejército brasilero en su totalidad.

Combate de Cajuerio (5 de Diciembre de 1900) el Ejército Comandado por el Vice Presidente de Bolivia el Cnl. Lucio Pérez Velasco, derroto a las tropas brasileras.

Combate de Riosinho (12 de Diciembre de 1900) El Ejército boliviano comando por el Cnl. Ismael Montes y 300 soldados, derrotó al ejército brasilero compuesto por 500 hombres, gracia a la alerta lanzada por el centinela Maximiliano Paredes.

Combate de Puerto Alonso (24 de Diciembre de 1900) nuestras tropas comandadas por el Coronel Lucio Pérez Velasco , Tcnl. Fernández Molina y Tcnl. Salazar y sus 217 soldados aislados y sitiados derrotaron a las tropas brasileras en inferioridad de condiciones a un ejército invasor de más de 400 soldados brasileros y superior en medios.

Combate de Bagé (29 de Diciembre de 1900) las tropas del Ejército del Brasil fueron derrotadas por el Cnl. Ismael Montes y 272 Soldados del Regimiento 2º de Línea, obligando a firmar la capitulación del Brasil a través del Comandante brasilero del vapor "Rios Affua", dando por finalizada la Guerra del Acre, que años después seria desconocida por el Brasil.

Segunda Campaña (agosto de 1902 – abril de 1903)

Combate de Bahía (10 de Octubre de 1902) la "Columna Porvenir" comandada por el Capitán Federico Román derroto al jefe Brasilero Galdino Marinho y a sus 250 hombres en la Barraca Bahia.

GUERRA DEL CHACO.

Batalla de Fortín Corrales y Toledo (27 de julio de 1932) las tropas bolivianas al mando del Cnl. Enrique Peñaranda y 300 soldados derrotaron y expulsaron a las tropas paraguayas.

Batalla de Fortín Boquerón (9 al 20 de septiembre de 1932) el Tcnl. Manuel Marzana al mando de 448 soldados bolivianos rechazaron y resistieron el ataque paraguayo durante 20 días, de 11.000 soldados paraguayos, ocasionándoles mas de 3.000 muertos, frente a 150 bajas nuestras.

Batalla de Kilometro Siete (7 de noviembre de 1932) El Mcl. Bernardino Bilbao Rioja derrotó a las tropas del Mcl. José Félix Estigarribia Insaurralde dando fin a la ofensiva paraguaya.

Reconquista de los Fortines Platanillos y Loa (12 de diciembre de 1932) el General Julio Sanjinés al mando de la 8ª División, compuesta por los Regimientos ""Colorados"" y ""Paucarpata"", un Escuadrón y una Batería de Montaña, sometió al ejército paraguayo recuperando el Fortín Platanillos y Fortín Loa.

Reconquista de Alihuata (13 de marzo de 1933) la 9ª División del Ejército boliviano reconquisto Alihuata al mando del Coronel Victorino Gutierrez, derrotando a las tropas paraguayas al mando del Tcnl. Carlos Fernández y del Capitán ruso Boris Kassianoff, ex oficial de los ejércitos del Zar Nicolás II.

Batalla de Campo Jordán (10 de marzo 1933) el Coronel Enrique Peñaranda venció al Ejército del Paraguay conformado por 3.000 soldados al mando del Coronel Carlos José Fernández. Esta victoria cortó la ruta de suministros paraguaya Arce-Alihuatá-Saavedra.

Batalla de Cañada Strongest. (10 y el 25 de mayo de 1934) El Coronel Francisco Barros, Comandante de la 9.ª División boliviana derroto a la 2ª y 7ª Divisiones paraguayas, capturando su Comandante el Capitán paraguayo Joel Estigarribia, 67 oficiales y 1389 soldados paraguayos (más de la mitad de los que capturarían Bolivia en toda la guerra).

Batalla de Villamontes (13 de febrero de 1935) Los Coroneles Bernardino Bilbao Rioja y Oscar Moscoso derrotaron en las estribaciones de la Serranía del Aguarangue al ejército paraguayo de 5.000 soldados comandados por el General José Félix Estigarribia.

Es pertinente remembrar aquellas guerras internacionales en las que combatimos solos ante alianzas mezquinas y traidoras e interese internacionales, como, las dos INVASIONES DEL PERÚ con la alianza del Ejército Restaurador del Perú y el Ejército de Chile; con la ARGENTINA mediante la guerra declarada a nuestro país con la llamada Confederación Argentina dirigida por Juan Manuel de Rosas; LA GUERRA DEL PACÍFICO contra Chile y los intereses de Inglaterra, LA GUERRA DEL ACRE contra el Brasil y los interese transnacionales de la goma y la castaña, LA GUERRA DEL CHACO contra el Paraguay, y el apoyo furtivo de la Argentina y Chile, las GUERRILLAS de ÑANCAHUAZÚ y TEOPONTE, demostrando que jamás como estado necesitamos ayuda de potencias extrajeras, a la par de las naciones que nos rodean, para batirnos contra enemigos numéricamente superiores en medios y hombres, esa es nuestra estirpe, nuestra mística guerrera de la que hoy, mañana y siempre sentimos y sentiremos orgullo.

V.- FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS.

LA FILOSOFÍA DE UNA DOCTRINA PRESUPONE UN VÍNCULO AFECTIVO Y VITAL ENTRE EL PENSAMIENTO Y LA ACCIÓN, ORIENTANDO LA CONDUCTA DE CADA UNO DE SUS INTEGRANTES CONFORME A LOS POSTULADOS PARTICULARES DE DICHA DOCTRINA, acepción del concepto que busca alcanzar nuestro Ejército, siendo la mejor manera para entender y explicar nuestra forma de actuar individual y colectivamente como integrantes del Ejército, en su dimensión de Institución fundamental y permanente del Estado, quedando claro que la filosofía en nuestro Ejército se concreta con el pensamiento del "Vivir Bien".

1.- Fundamentos Filosóficos Ancestrales.

Desde la visión cósmica ancestral, se entiende al mundo a partir de la comprensión de la existencia de dos fuerzas, dos energías, una cósmica y otra telúrica; dos fuerzas convergentes en el proceso de vida, que generan las diferentes formas de existencia espiritual y que se relacionan a través de la complementariedad.

2.- Fundamentos Filosóficos de la Guerra de la Independencia.

Se resalta la asimétrica lucha independentista, una pequeña guerra practicada por muchos ejércitos regulares, que se convirtió en un conflicto bélico de carácter ideológico popular que ocupa el primer plano del escenario en muchos conflictos contemporáneos, como ejemplo real de la invención del conflicto no convencional o guerra de guerrillas moderna, desarrollada en el periodo comprendido entre los años de 1810 a 1825 entre España y América, de la cual las tropas de Ayopaya y Sica Sica ofrecen uno de los mejores modelos de este sistema de combate asimétrico.

La Guerra de la Independencia, engendrada como una reacción natural ante el abuso y el avasallamiento de nuestros derechos y libertades, forjó los cimientos de una nueva forma de lucha, esencialmente victoriosa y triunfalista, con una organización regular expresada en la participación de nuestro Ejército en diferentes acciones militares con frentes definidos tomando como ejemplo la gloriosa Batalla de Aroma de 1810 y otra no convencional expresada por las diferentes Republiquetas independentistas.

3.- Fundamentos Filosóficos Institucionales.

  • a. Defensa y Seguridad del Estado.

  • b. Garantizar la Paz.

  • c. Participación en el Desarrollo.

  • d. Servicio incondicional a la Patria.

  • e. Internalizar valores éticos, morales y espirituales.

  • f. Garantizar la identidad y conciencia plurinacional.

Nuestro Ejército está sustentado por una filosofía propia, con valores éticos, morales y espirituales propios de nuestra sociedad, lo que le otorga no sólo legitimidad sino que además, asegura la unión de principios con la comunidad a la que pertenecemos. El Ejército está formado por bolivianos cuyo único signo distintivo y diferente, lo constituye su decisión de haber escogido vocacionalmente como forma de vida, la Defensa de la Patria a través de la carrera de las armas.

De esta forma su filosofía está presente en el concepto y la acción, en la Paz y en la Guerra, en el normal desenvolvimiento de la vida diaria y en situaciones de crisis. Como tal, es la señal que guía por el camino correcto y permite que una Institución integrada por miles de personas, actúe en forma coherente y disciplinada, poniendo al servicio sus vocaciones y subordinando sus propios intereses en beneficio del Estado Plurinacional de Bolivia.

VI.- FUNDAMENTOS GEOPOLÍTICOS.

La nueva visión geopolítica de Bolivia, sobreviene de nuestra  integración regional, respecto de la realidad, del hegemonismo  imperialista y colonial frente a la herencia de la cultura individual, fuera de la integración regional, que se sostuvo con gran costo, propio del avance aislado. En este sentido, tenemos que maniobrar en función a nuestros objetivos e intereses nacionales garantizando el cumplimento de los siguientes fundamentos geopolíticos:

  • A.- Defender la soberanía e integridad del territorio plurinacional.

  • B.- Garantizar la seguridad y dominio terrestre.

  • C.- Asegurar la vertebración del territorio.

  • D.- Ocupar, proteger y apoyar el desarrollo de las fronteras del Estado.

  • E.- Proteger las áreas y centros vitales del país.

CAPÍTULO II

Antecedentes históricos

I.- CULTURA TIAHUANACOTA Y COLLA.

En la altiplanicie existente en los Andes de Sudamérica muy cerca del imponente Lago Titicaca, se erigió uno de los pueblos que constituiría las simientes del primer prodigio societal en esta parte del continente, y posiblemente una de las más antiguas e influyentes; Tiahuanaco, la cultura más longeva del área andina.

Coinciden muchos historiadores en afirmar que la cultura tiahuanacota estuvo conformada por un Estado teocrático que no utilizó la fuerza militar en sus conquistas territoriales. Hacia los años 400 y 500 d.C. los tiahuanacotas refuerzan su poder religioso concentrando el culto en la ciudad de Tiahuanaco, ampliando su dominio territorial hacia la costa por occidente y el bosque tropical por el oriente.

Si bien es poco lo existente sobre la expansión militar del pueblo tiahuanacota, uno de los vestigios más valederos son las representaciones realizadas en su cerámica y arquitectura, una de ellas, es la escultura lítica del Chacha Puma, que se encuentra enmarcada en el concepto jerárquico, por el tamaño que ostenta esta imagen, representa al arquetipo celestial y al patrono de los guerreros, al oficial castrense victorioso y triunfador por excelencia.

Denota a un ser humano enmascarado con careta de felino, las orejas en posición ofensiva, porta un arma en una mano y con la otra agarra la cabeza cercenada de un enemigo como trofeo. Esta imagen, normalmente aparece postrada, lo que significa que en la escala de valores dicha deidad no era suprema, por el signo de sumisión, de lo que análogamente inferimos que para esta cultura el poder militar se encontraba subordinado.

La expansión tiahuanacota se debió gracias al dominio del bronce que le permitió una gran superioridad militar, esta se evidencia por la difusión de los símbolos y elementos que aparecen en la cerámica y los textiles de todo el ámbito físicamente ocupado, el norte de Chile y de Argentina, deja su huella también en los valles de Cochabamba y avanza por el norte hasta Moquegua en el Perú, donde contactan con la cultura Huari, pueblo con el que practicaron un intenso comercio. En el siglo XII, Tiahuanaco colapsa y es en esta misma región donde florece otra recia cultura, denominada aimara o reinos collas.

A mediados del siglo XV, el reinado Colla conservaba un extenso territorio con su capital Hatun – Colla, periodo donde el Inca Viracocha con el propósito de incorporar esta región a su dominio incursionó en la zona; sin embargo, la reticencia de estos pueblos evitó ese objetivo y fue recién hasta la llegada del noveno Inca Pachacútec que se logró su conquista.

Así como al norte se encontraban los collas, al sur estaba la Confederación Charca que tenía dos grupos: Los Carangas y Quillacas en torno al lago Poopó, y los Charcas que ocupaban el norte de Potosí y parte de Cochabamba. Ambos, Charcas y Collas eran de habla aimara.

Partes: 1, 2

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