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Breviario de lecciones de liderazgo (página 4)




Enviado por Lenin Sànchez Miño



Partes: 1, 2, 3, 4

El líder
eficaz

El desafío y la oportunidad caracterizan el papel
del líder en la Armada. Le ofrecen desafío el
alcance y la diversidad de sus asignaciones y encuentra
oportunidad continua para asumir responsabilidades y desarrollar
el ingenio. Además, el líder encuentra una
necesidad urgente para utilizar todos sus recursos personales en
la que quizás sea la más exigente de las tareas, el
don de mando.

En los capítulos anteriores se explicaron los
fundamentos del don de mando y las normas personales que se
requieren del líder. Los aspectos del comportamiento
individual y de grupo se explicaron para hacer concienciar al
comandante de la interacción entre él y sus
subordinados y entre los miembros de su institución.
Además, se señalaron algunos de los procesos del
don de mando que requieren acción directa del comandante.
La intención de este capítulo es enfocar al
líder y relacionar su papel con todo lo anteriormente
presentado.

EFECTIVIDAD DE COMANDO

La influencia separa el don de mando de otras funciones
de comando tales como la administración, que tiene que ver
con el uso de todos los recursos disponibles. Aún cuando
se debe considerar el efecto sobre el personal sin importar la
función de comando, el don de mando o liderazgo, es el
único que se enfoca directa y fundamentalmente en influir
sobre los hombres y las organizaciones.

La efectividad del proceso de don de mando se puede
juzgar sólo en términos de los resultados
obtenidos. En consecuencia, cada acto de don de mando, cada
decisión de mando, y cada consideración de un
problema de don de mando debe tener como su consideración
primordial su efecto sobre la ejecución. La
medición final del don de mando efectivo es la calidad de
la ejecución demostrada por los subordinados
individualmente y como unidad.

La ejecución como medida requiere que cada
acción y decisión se compare con la norma de "nueva
ejecución". Como el comandante es tan bueno como buenos
sean los resultados que obtiene, sería un fracaso si este
hombre no puede influir en sus tropas para que ejecuten sus
obligaciones.

COMO MANDAR UNA UNIDAD

El empleo cabal de los subordinados requiere la
organización de obligaciones y funciones a fin de
conseguir la ejecución más productiva de sus
capacidades humanas. Requiere así mismo el reconocimiento
de los subordinados como un recurso que tiene habilidades
individuales, limitaciones, y característica que requieren
la misma atención y mantenimiento con mayor
dedicación que ningún otro recurso. También
requiere el reconocimiento del recurso del humano con sus
personalidades, estado legal, emociones, y control sobre que tan
bien y cuanto ejecutan. En consecuencia, los miembros de una
organización requieren motivación,
satisfacción, recompensa, inspiración, y
consideración. Dejar de reconocer estos requisitos puede
causar serios problemas y como resultado, una unidad
ineficaz.

COMO MANDAR A LOS SUBALTERNOS

La necesidad de reconocer la individualidad de los
subalternos no le quita nada al líder. Debe aún
proporcionar guía, tomar decisiones, ver que se hagan los
planes, ver que la ejecución de los subalternos sea
satisfactoria, y así por el estilo. Sin embargo, es
responsable de ver que el trabajo se haga en vez hacerlo el
mismo. Por lo tanto, frecuentemente se enfrenta al problema de
las relaciones entre él y sus subalternos. Al respecto en
nuestra Armada, se ha mantenido una actitud errónea por
parte de los oficiales, que no han designado el cumplimiento de
responsabilidades a los subordinados en los diferentes niveles,
por el temor a que se cometan errores, yéndose contra el
proceso antiquísimo del mando al no emitir una orden y
supervisar su cumplimiento, si no que en su defecto han terminado
por hacer el trabajo ellos mismos; como consecuencia de esta
práctica errónea (como se mencionó) los
suboficiales han visto coartada su capacidad de actuación
y cumplimientote asignaciones a su nivel, restando paulatinamente
su iniciativa. Se debe crear una relación que no haga
daño, pero que contribuya al esfuerzo principal del logro
de la misión. Esto requiere el reconocimiento de la
individualidad en cada uno de sus subalternos, y el uso de este
conocimiento al ejercer el don de mando.

El logro de las misiones a través de las acciones
de otros requiere que el líder sepa cómo
comunicarse con los subalternos, como conseguir que ellos se
comuniquen con él, como transformar información en
decisiones, y cómo convertir sus decisiones en
acción.

El líder debe crear buenas condiciones de
trabajo, no solo con la única idea de hacer que sus
hombres se "sientan felices", sino para que él pueda
cumplir mejor con la misión de la unidad y alcance los
máximos estándares de eficiencia y profesionalismo.
Sin duda, crear un buen clima de trabajo toma tiempo,
energía, y paciencia. De hecho si el líder no
desarrolla buenas condiciones de trabajo y no incluye a sus
hombres en el logro de la misión de la unidad, los costos
en términos de decisiones equivocadas, talento
desperdiciado, frustraciones personales, e ineficiencia
serán enormes. El líder será más
efectivo si crea condiciones para motivar a sus subalternos y
explorar sus capacidades.

ESTILOS DE LIDERAZGO O DON DE MANDO

Los estilos de liderazgo o don de mando, varían
de la personalidad del comandante, sus subordinados y la
situación. El estilo ha sido por mucho tiempo un tema de
discusión y de consideración tanto entre los
subordinados como entre sus comandantes. Aun cuando es un
interesante tópico de discusión, en el
último análisis, el estilo propio para cualquier
comandante es aquél que lo ayuda a mandar
mejor.

Los comandantes no están restringidos a
ningún estilo estereotipado de mando; de hecho, un
comandante dependiendo de la situación, debería
utilizar un estilo autoritario en una situación y un
estilo consensual en otra.

Un comandante completamente autoritario se
reserva el control para sí. Un comandante
consensual incluye a sus subordinados en el proceso de la
toma de decisiones, pero se reserva la decisión para
sí.

El comandante puede escoger el estilo de don de mando
que mejor le ayudará en el logro de su misión.
Antes de hacer la selección, sin embargo, se debe dar
cuenta de que es responsable de todo lo que su unidad haga o deje
de hacer. Por lo tanto, debe estar preparado para ajustar a su
estilo, (dependiendo de los resultados que obtenga) las diversas
facetas de su personalidad, sus sistema de valores, su confianza
en sus subalternos, y todo aquello que influya en su
estilo.

Su sistema de valores influirá en su
selección de estilo ya que si un líder cree y
está convencido de que el debe tomar todas las decisiones,
sin consultar a nadie, porque su experiencia acumulada en la
Armada y el conocimiento adquirido así lo garantizan,
entonces, así lo hará. Si siente que los
subalternos deben compartir la toma de decisiones, se
inclinará a seleccionar u estilo que apoye este
valor.

El grado de confianza en sus subordinados también
influirá en su estilo; si no tiene confianza en sus
subordinados, entonces el comandante seguramente no los
incluirá en las decisiones. Estrechamente asociado con
esta idea es el hecho de si el comandante considera que esta
mejor calificado, por su conocimiento, para tomar decisiones. A
menudo tendrá más fe, sea justificado o no, en sus
propias habilidades. El comandante que no esta seguro de su
habilidad está más inclinado a ser autoritario que
"participativo". Los comandantes autoritarios frecuentemente
consideran que si otorgan algo del control en la toma de
decisiones, no podrán predecir los resultados, y por tanto
la seguridad de la correcta ejecución puede verse
amenazada.

Estas son algunas de las variables personales que
afectan la selección del estilo de mando. Si un comandante
se da cuenta de que estas fuerzas, ya sea consciente o
inconscientemente, influyen en su estilo, podrá comprender
mejor sus acciones y, con algo criterio juicio, actuar de modo de
ser un buen comandante.

El grupo o unidad influye también en la
selección del estilo del jefe. Debe darse cuenta de que
sus subordinados, al igual que él, tienen muchas variables
personales que afectan su comportamiento. Además, el
tamaño del grupo, las metas del grupo, el conocimiento
experto del grupo, y lo que el grupo espera del jefe son algunos
de los factores relacionados con el grupo que el jefe debe
comprender antes de seleccionar su estilo. Mientras mejor
comprenda el jefe estos factores, mejor será su
estilo.

Cuanto afectan estos factores la selección del
estilo del comandante. Debe darse cuenta de que sus subordinados
al igual que él, tienen muchas variables personales que
afectan su comportamiento, además, el tamaño del
grupo, sus metas, y el conocimiento pleno del grupo y lo que los
subordinados esperan del comandante, son algunos de los factores
relacionados con el escenario que el comandante debe comprender
antes de seleccionar su estilo. Mientras mejor comprenda el
comandante estos factores, mejor será su
estilo.

Las personas generalmente no reaccionan a las
variaciones en el estilo o comportamiento de un líder si
lo respetan y le tienen confianza. Las grandes variaciones en el
comportamiento y estilo, sin embargo, se deben mantener al
mínimo. Si continúan por un período de
tiempo, la confianza y el respeto pueden disminuir y la
eficiencia de la unidad también
disminuirá.

Como los individuos, las organizaciones tiene valores y
tradiciones que influyen en el comportamiento de las personas que
están asignadas a ellas. Usted, antes de asumir el comando
de la unidad a la que está destinado, debe inteligenciarse
del estado general de la misma, sus fortalezas y debilidades,
además de un perfil de los dos últimos comandantes
–al menos- y los resultados de esa unidad, para que de
alguna manera, tenga un termómetro referencial de la
situación.

Antes de seleccionar un estilo de mando, el comandante
debe considerar que también trabajan sus subordinados en
conjunto y el grado de confianza que tienen en sus habilidades
para resolver problemas. Finalmente, cosas como la
cohesión, la aceptación mutua, y la comunidad de
propósito influirán también en el
"funcionamiento" del grupo.

La naturaleza del problema puede además influir
en el estilo que usará un comandante. Debe determinar si
sus subalternos tienen o no el conocimiento requerido antes de
permitirles tomar una decisión. La pregunta clave que se
debe hacer en cualquier caso es, ¿He escuchado las ideas
de todos los que pueden hacer una contribución
significativa a la solución de este problema?.

La presión del tiempo es quizás la que se
hace sentir más claramente sobre el comandante. Mientras
más sienta la necesidad de una decisión inmediata,
más difícil será incluir a otras personas en
este proceso. En estado de crisis o un programa de emergencia, es
más usual encontrar comandantes que usan un alto grado de
mando autoritario, con poca participación de los
subalternos. Cuando se dispone de poco tiempo, se vuelve menos
factible hacer participar a los subalternos en el proceso de
tomar decisiones

Estas son, pues, las principales fuerzas que influyen en
el comandante y determinan su comportamiento en relación
con sus subalternos. Solo después de evaluar todas estas
fuerzas puede escoger un estilo de mando. En aquellos casos donde
el tiempo no es crítico y los subordinados son conocedores
y confían en sus habilidades, el estilo de mando
consensual puede ser el mejor. En otras circunstancias cuando el
tiempo es critico y el comandante tiene conocimiento para tomar
la decisión, el estilo autoritario puede ser la
única selección. Como no hay un solo estilo que sea
el mejor en todas las circunstancias, el estilo del comandante
debe ser idealmente el que logra su meta inmediata dentro de las
limitaciones que tiene que enfrentar.

Al tratar de controlar estas variables, sin embargo, el
comandante debe decidir lo que quiere lograr. Cuando esta libre
de la presión de las misiones inmediatas, la
mayoría de los comandantes deberán:

  • ? Mejorar la motivación de los
    subalternos.

  • ? Aumentar la disposición de los
    subalternos a aceptar el mando.

  • ? Mejorar la calidad de la ejecución de
    los subalternos.

  • ? Desarrollar el trabajo en equipo con elevada
    moral y espíritu de cuerpo.

El logro de estos objetivos de largo alcance debe ser la
meta de todo líder.

LAS DESTREZAS DEL MANDO

Un sólido don de mando no se basa en adivinanza
ni en habilidad intrínseca; sus fundamentos pueden ser
analizados y cultivados por la mayoría de los subalternos.
De hecho este conjunto de ideas y experiencias recogidas a manera
de un manual de lecciones objetivas y pragmáticas, se basa
en la creencia de que; " el don de mando intuitivo de por si no
es suficiente". El líder puede mejorar su acción
por medio de estudio, del análisis de su propio
comportamiento al mandar, y la practica; y por sobre todo,
reconocer que ha cometido errores y ha aprendido de ellos, para
que no se repitan.

De hecho una persona puede saber todo lo que hay en este
manual y aún así ser sólo un jefe sin
constituirse en líder. No hay ninguna respuesta tajante
para la mayoría de los problemas de mando. Cada
situación se debe tratar como una situación nueva,
que requiere imaginación, comprensión y
acción habilidosa. Un líder se debe preocupar de
evaluar conocimientos y encontrar cursos de acción
apropiados. Sin él aprovecha las ideas presentadas en este
manual, la evaluación de la situación le mostrara
que dirección debe tomar sus acciones.

INDICADORES DE DON DE MANDO

Hay cuatro características de una unidad que
indican éxito o fracaso en el ejercicio de don de mando
naval militar: la moral, la disciplina, el espíritu de
cuerpo, y la destreza. Estos indicadores se pueden usar como
calibrador para medir la efectividad de una unidad.

Ciertos factores pueden surtir efecto sobre más
de uno de los indicadores. Por ejemplo un bajo índice de
faltas disciplinarias, podría indicar no solo buena
disciplina, sino alta moral y espíritu de cuerpo. Aun
cuando la disciplina, el espíritu de cuerpo, y la destreza
son dependientes del grado de moral que haya presente, los
"cuatro" son de igual importancia. Los otros tres dependen de la
moral, porque es la suma total de todas las actitudes del
subordinado. La moral es la tierra fértil donde se
cosechan las semillas de la disciplina, el espíritu de
cuerpo y la destreza. De esta manera, mientras que el
líder debe tratar de aumentar la moral, sus esfuerzos se
deben dirigir siempre al fortalecimiento de todos los indicadores
del don de mando.

MORAL

La moral es el estado de ánimo de la persona, por
tanto la moral de un individuo depende de su actitud hacia todo
lo que le afecta: Sus compañeros, sus superiores
jerárquicos, la vida de la armada en general, y otras
cosas importantes para el. Entonces nos resulta fácil
comprender que la moral está estrechamente relacionada con
satisfacer las necesidades del individuo. Si la
instrucción, administración, y operaciones de
combate de una unidad se realizan de modo que las necesidades de
los hombres se satisfagan, se desarrollará una actitud
favorable. Una alta moral es un estado mental que le da al hombre
el sentido de confianza y bienestar que le permite enfrentarse a
las penalidades con coraje, entereza y
determinación.

El estado de la moral puede estar sujeto a cambios
constantemente, por tanto es una tarea del comandante, verificar
el estado de la misma y adoptar los correctivos necesarios para
que la de su unidad este elevada todo el tiempo; esto se logra
con la praxis de todos los principios y valores de los que hemos
hablado, con actitudes que se constituyan en ejemplo y sin
adoptar posiciones mesiánicas o ególatras, creyendo
que el comandante sabe todo y no tiene nada que aprender. Sin
lugar a dudas, la moral de una unidad es un reflejo de que ella
tiene al mando un líder o tan solo un jefe.

El comandante puede medir la moral mediante estrecha
observación de sus subordinados en sus actividades
diarias, mediante inspecciones, y por conversación con
ellos.

Los puntos específicos que debe observar
son:

  • 1. La apariencia.

  • 2. La conducta personal.

  • 3. Las normas de cortesía naval
    militar.

  • 4. La higiene personal.

  • 5. El uso de las instalaciones de
    recreación y deportivas.

  • 6. Las discusiones excesivas entre miembros de
    su unidad.

  • 7. Los rumores dañinos o
    irresponsables.

  • 8. La condición del comedor y las
    áreas de vivienda.

  • 9. El cuidado del equipo.

  • 10. La reacción a las órdenes y
    directrices.

  • 11. La motivación durante el
    adiestramiento.

  • 12. La evaluación de los informes
    administrativos puede además ayudar a medir la moral.
    De particular valor son los informes que se refieren
    a:

  • a) Los arrestos y reportes de conducta
    (recuerde que hoy ya existen arrestos civiles por
    agresión a la mujer, etc.)

  • b) Los daños al equipo, o las
    pérdidas del mismo, por descuido.

  • c) Los problemas en familia.

  • d) Las deudas.

  • e) Los que evaden sus deberes.

  • f) Los tripulantes que se ausentan sin permiso
    y los desertores.

  • g) Los pedidos para transbordos

  • h) La cantidad de permisos por
    enfermedad.

13. Problemas de exceso de bebida (bastante común
y debe ser tratado con seriedad y energía, mediante un
trabajo en equipo con personal especializado en el
tema)

ESPÍRITU DE CUERPO

El espíritu de cuerpo es la lealtad, el orgullo y
entusiasmo que por la unidad muestran sus miembros. Mientras que
la moral se refiere a la actitud del individuo el espíritu
de cuerpo es el espíritu de la unidad. Es el
espíritu común reflejado por todos los miembros de
una unidad y proporciona solidaridad de grupo; implica
devolución y lealtad hacia la unidad y por todo lo que
representa, y un gran respeto por su historia, tradiciones, y
honor. El espíritu de cuerpo es la personalidad de la
unidad y expresa la voluntad de la unidad para combatir y
triunfar, aun en situaciones que parecen insuperables. El
espíritu de cuerpo depende de la satisfacción que
los miembros obtienen de pertenecer a una unidad, sus actitudes
hacia otros miembros de ella y la confianza en sus jefes. La
evaluación de espíritu de cuerpo se refiere
a:

  • 1. Las expresiones de los subordinados que
    muestran entusiasmo y orgullo por su unidad.

  • 2. Una buena reputación entre las otras
    unidades.

  • 3. Un fuerte espíritu de
    competencia.

  • 4. Una participación entusiasta por
    parte de los miembros en las actividades de la
    unidad.

  • 5. Un orgullo en las tradiciones e historia de
    la unidad.

  • 6. La anuencia de los miembros de una unidad en
    ayudarse unos a otros.

  • 7. La creencia y convencimiento de que su
    unidad es mejor que cualquier otra unidad en la
    Armada.

  • 8. Un alto índice de alistamiento en la
    unidad.

LA DISCIPLINA

La disciplina es la actitud individual o de grupo que
asegura la pronta obediencia a las órdenes y a la
iniciación de la acción apropiada, a falta de
órdenes. Cuando se logra en una unidad, es una actitud que
mantiene a los hombres haciendo lo que se supone deben hacer por
fuerte convicción interna. La buena disciplina es
constante y funciona ya sea que haya presión o
supervisión externas presentes. Es el resultado de una
buena instrucción y don de mando inteligente que ayuda a
los subordinados a resistir el choque de la batalla en tiempos de
guerra y a enfrentar situaciones difíciles sin vacilar en
tiempos de paz. Como el éxito en el combate frecuentemente
depende de la respuesta positiva inmediata de la unidad con todos
sus integrantes, la disciplina lo permite en otras ocupaciones, a
menudo en las que hay ausencia de órdenes, es allí
cuando cada hombre o mujer debe tener una comprensión de
lo que se debe hacer y el papel que debe desempeñar. Esto
requiere adiestramiento antes de que él o ella puedan
responder a las órdenes, precisan una clara
comprensión de las mismas y el necesario desarrollo de sus
habilidades, así como de confianza en sus superiores. Esto
requiere de un liderazgo y Don de mando eficaz.

La disciplina requiere la evaluación de estos
factores:

  • 1. La atención de los
    detalles.

  • 2. Las relaciones armoniosas entre la
    institución y sus miembros.

  • 3. La devoción al deber.

  • 4. Las debidas relaciones entre el superior y
    el subalterno.

  • 5. La debida conducta en el servicio y fuera de
    él.

  • 6. Las normas de limpieza, vestuario, y
    cortesía naval militar.

  • 7. La prontitud para responder a los comandos y
    las directrices.

  • 8. La adhesión a la cadena de
    mando.

  • 9. La habilidad y disponibilidad para trabajar
    eficazmente con poca o ninguna supervisión.

DESTREZA O CAPACIDAD

La destreza es la habilidad técnica,
táctica, y física del individuo y de la unidad para
ejecutar el trabajo o la misión. La destreza de la unidad
es la suma de las habilidades de todos los miembros de la misma,
cohesionados en un puño, liderados por el comandante para
convertirlo en un equipo que funcione eficientemente. Una unidad
alcanzará la destreza cuando su comandante exija altas
normas de ejecución individual y de grupo. La destreza
resulta mayormente de la instrucción. En consecuencia,
gran parte del tiempo del comandante se debe indicar a supervisar
la instrucción.

Algunos de los factores que se deben considerar para
evaluar la destreza son:

  • 1. La apariencia personal y la condición
    física de los subordinados.

  • 2. La apariencia y condición de las
    armas, equipo y las áreas de la unidad.

  • 3. El tiempo de reacción de la unidad
    bajo diversas situaciones y condiciones.

  • 4. La actitud profesional demostrada por la
    unidad y sus miembros.

  • 5. La habilidad de los jefes subalternos para
    dirigir a sus subordinados.

  • 6. El grado de habilidad demostrado cuando se
    ejecutan las tareas.

EL DESARROLLO DE LOS INDICADORES DEL DON DE
MANDO

El desarrollo de los indicadores del don de mando es un
proceso continuo. Si el comandante comprende los factores y
fuerzas que producen los resultados deseados, podrá
dirigir mejor su esfuerzo por líneas
productivas.

Hay ciertas acciones que ayudaran en el desarrollo de
indicadores específicos. Una acción diseñada
para mejorar uno de los indicadores del don de mando puede
además tener efecto en los demás. A
continuación se dan los indicadores y algunos pasos
específicos que desarrollarán a cada
uno:

PARA EL DESARROLLO DE LA MORAL

Enseñar a tener confianza en la causa y en la
misión.

Inducir en sus subordinados confianza en ellos mismo, en
sus jefes, en su instrucción, y en su equipo.

Ayudar al logro de que cada subordinado sienta
satisfacción en el trabajo diario, considerando
cuidadosamente las asignaciones de los trabajos.

Mantener conscientes a sus subordinados de su
preocupación y el interés de la Armada, en su
bienestar físico, moral, y espiritual, al igual que el de
sus dependientes.

Recuerde poner en practica consejos sencillos como los
mencionados a continuación:

1. Establecer un programa efectivo de
incentivos.

2. Hacer sentir a los subordinados que son esenciales
para la unidad.

3. Reconocer el deseo del subordinado porque se respete
y se entienda su individualidad

4. Alentar el fortalecimiento de sus lazos con su hogar,
familiar, y asociación religiosa.

PARA EL DESARROLLO DEL ESPÍRITU DE
CUERPO

Comenzar bien la integración de los subordinados
recién asignados por medio de un programa de
recepción que incluya una explicación de la
historia, tradiciones, y papel actual de la unidad.

  • 1. Desarrollar el sentido de que la unidad debe
    sobresalir.

  • 2. Reconocer y darle publicidad a los logros de
    la unidad y de sus miembros.

  • 3. En las ceremonias militares, arengar a sus
    tropas, hacer uso de símbolos, consignas, y
    música militar.

  • 4. Usar la competencia para desarrollar el
    trabajo de equipo.

  • 5. Hacer uso debido de las condecoraciones y
    los premios.

PARA EL DESARROLLO DE LA DISCIPLINA

1. Demostrar disciplina con su propia conducta y
ejemplo.

2. Instituir un sistema justo e imparcial para los
castigos y una distribución equitativa de los privilegios
y recompensas.

3. Obtener confianza y respeto mutuo a través de
la instrucción.

4. Alentar y promover el establecimiento de la
auto-disciplina entre sus subordinados.

5. Estar alerta a los factores que conduzcan a las
violaciones de disciplina y eliminarlas cuando sea
posible.

PARA EL DESARROLLO DE DESTREZA O
CAPACIDAD

1. Adiestrar concienzudamente a sus hombres en sus
obligaciones.

2. Instituir el trabajo de equipo a través de la
cadena de mando.

3. Establecer un programa sólido de
acondicionamiento físico.

4. Proporcionar instrucción complementaria en
otros deberes.

5. Participar en ejercicios de
adiestramiento.

6. Proporcionar a los subordinados frecuentes
oportunidades para ejecutar obligaciones del próximo
escalón superior.

7. Asegurase por inspecciones y pruebas de
instrucción que su unidad se desarrolla de acuerdo con los
programas y doctrinas de instrucción prescritos por la
autoridades superiores.

8. Fijar altas normas de ejecución e instar a que
se cumplan.

En resumen un líder eficaz es aquel que sigue los
principios del don de mando con una conciencia de las fuerzas que
influyen tanto en su comportamiento como en el de sus
subordinados. Se comprende a si mismo, a sus subordinados, su
trabajo, y la situación. La comprensión, sin
embargo, no es suficiente; el líder eficaz siempre
deberá evaluar su unidad utilizando los indicadores del
don de mando y tomando las acciones del caso. Es aquel que puede
actuar con serenidad frente a las situaciones más
difíciles, para que sus decisiones y actitudes no se vean
negativamente influenciadas por la situación, y así
obtener los mejores resultados para cada uno de los subordinados
que dependen de él y por ende para la unidad que
comanda.

EL COMBATIENTE ANTE EL FACTOR
PSICOLOGICO

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LA INFLUENCIA DE LA MORAL

La guerra es librada mediante una combinación de
la moral, fuego y movimiento.

Estos factores deben por lo tanto, ser estudiados en
conjunto. La moral, que se hace evidente en el espíritu
agresivo, es la única fuerza motriz- ante el enemigo- que
la máquina bélica posee. Sin esta, los conceptos
tácticos solo son deseos académicos sin ninguna
posibilidad de realizarse, pues no serían concretados en
el campo de batalla. La conservación de nuestra moral y la
destrucción de la del enemigo, por lo tanto, requieren
prioridad en la selección de objetivos a
lograr.

En la guerra, para el análisis del poder relativo
de combate entre las fuerzas oponentes, nunca se debe dejar de
tomar en consideración un coeficiente desconocido "X", que
es la moral de los combatientes. La ciencia militar, viendo en la
historia una infinidad de ejemplos en los cuales la masa de un
ejército no correspondía a su real potencia
combativa, como aquel en que números inferiores de hombres
y equipos, vencen a números superiores, vagamente reconoce
la existencia de ese factor desconocido y trata de buscarlo
algunas veces en una posición geométrica de las
tropas, algunas veces en la superioridad de armas y mas
frecuentemente en el don de mando de sus conductores. Pero
ninguno de estos factores producen resultados que concuerden con
el hecho histórico. El factor "X" es el espíritu de
combate de ese ejercito, su deseo de compartir y combatir los
peligros, algo que decididamente nada tiene en común con
las formaciones o con la máquina bélica más
sofisticada.

El primer encuentro del soldado con el enemigo es,
(tanto para él como individuo, como para la unidad a la
que pertenece) algo realmente desconocido. También es algo
desconocido para la mente del soldado, quien se encuentra
influido por el miedo, el instinto de la propia
conservación y el varonil deseo de resistir el
desafío; por lo tanto se puede establecer como un hecho,
que el miedo y el instinto de conservación son los
elementos predominantes poco antes y durante el primer encuentro
con el enemigo, y que para vencer al primero hay que emplear
todas las fuerzas espirituales y físicas innatas y
adquiridas. Si las fuerzas positivas tienen éxito en
lograr aún un pequeño indicio, suficiente para
poner en movimiento las habilidades del combate adquiridas se
asegurará una acción racional. Si por el contrario,
nuestros subordinados desconocen todos los valores adquiridos e
instruidos, y proceden emocionalmente, sólo representan un
estorbo en la organización militar. Estas condiciones
pueden provocar la postración nerviosa psicológica,
la cual puede definirse como la reacción involuntaria de
la mente humana hacia el miedo, un miedo que surge
súbitamente y cuya causa por regla general, no puede ser
determinada con exactitud. El miedo, se contrapone cuando
experimentamos inseguridad, es el temor a lo desconocido, o a
algo que sabemos representa un riesgo para nosotros de distintas
maneras, el miedo es uno de los efectos más primitivos por
la humanidad. Es producido bien por impresiones ópticas o
acústicas con las cuales, súbitamente, la
percepción o suposición de un peligro actual o
imaginado es relacionada como amenaza a nuestro cuerpo o a la
vida.

Un peligro de esta naturaleza desconocido o supuesto,
despierta en el ser humano, el instinto dominante de su propia
conservación. Entre uno de los efectos del miedo,
está el efecto paralizante, porque limita el mundo de las
percepciones, limita el poder del pensamiento y el poder de la
voluntad para rechazar instintivamente la amenaza actual o
supuesta, y con esta amenaza domina al hombre
completamente.

El bautismo de
fuego

El bautismo de fuego de una unidad constituye uno los
momentos más críticos que deberá sobrellevar
en el combate. Este bautismo deberá programarse de tal
forma de eliminar toda posibilidad que el enemigo logre la
sorpresa, ya que de por si el primer encuentro con él,
constituye una sorpresa psicológica para cada individuo,
al presentarse los hechos de una manera distinta a lo descrito
durante el adiestramiento.

Una forma de reducir esa posibilidad es a través
de permanentes y adecuadas medidas de reconocimiento,
exploración y seguridad. La capacidad para ejecutar este
tipo de operaciones debe haber sido adquirida en el
adiestramiento, durante el cual no debería existir ninguna
situación, ejercicios, instrucción u operativo en
los cuales no esté incluido, practicado y analizado en
todos los niveles.

En el pasado, el Oficial naval, blandiendo las espadas y
los incitadores toques de clarín cuando procedían
al abordaje de una nave enemiga, podía detener la
momentánea parálisis que se desencadenaba durante
el bautismo de fuego. Sin embargo en la era actual, el factor
sorpresa aún en la era nuclear, podría decidir el
resultado de la batalla inmediatamente.

EL VALOR DE LA DISCIPLINA

De todas las medidas que imprimen carácter, la
disciplina reviste particular importancia. Un examen de los
ejemplos históricos nos enseña que el barco mejor
disciplinado logró más u obtuvo la victoria,
aún cuando los otros factores a considerarse en el combate
no eran iguales. La inspiración de la disciplina
asegurará que el combatiente automáticamente
subordine su propio interés. La unidad que actúe
bajo esta dirección, lo hará de manera más
rápida y neutralizará sus reacciones al miedo, lo
cual, siendo de otra forma, podía ocasionarle una
postración nerviosa que le incapacitaría. en casi
completo dominio de si mismo, mas rápida y mientras mas
estrictamente sea disciplinada una Unidad de esta
dirección, mas rápida y resueltamente
neutralizará sus reacciones al miedo, lo cual
podría ocasionarle una postración nerviosa que la
incapacitaría. Sin embargo, no debe ser meramente el
premio de su sistema militar lo que haga que el combatiente se
someta a la disciplina. Mientras más voluntaria sea la
disciplina del individuo, mas eficaz será, especialmente
cuando ese sometimiento voluntario e inteligente está
respaldado por conocer la razón por la cual se
combate.

Se puede distinguir por lo tanto, las siguientes
categorías separadas de la disciplina:

1. La disciplina de la mente, con el objeto de adiestrar
al soldado a mantener la serenidad mental mediante acciones
escogidas cuidadosamente que se orienten a fortalecer su mente
frente a situaciones de presión, miedo, etc.

2. La disciplina del cuerpo, con el objeto de
fortalecerlos para defenderse con reacciones físicas
recurrentes que no den curso a una postración
nerviosa.

3. La disciplina del individuo como tal, con el objeto
de obtener de él obediencia sin condicionamientos,
aún en casos en que el individuo está sometido a un
gran esfuerzo y se prueba mas severamente su valor.

4. Finalmente la disciplina de la unidad de combate,
dentro de cuya organización el individuo es obligado a
resistir la postración nerviosa, con el objeto de templar
su espíritu para integrar un equipo que pueda combatir
eficientemente.

La disciplina y la obediencia incondicionales poseen el
mayor valor de todos los medios para evitar la postración
nerviosa. Todo estudio histórico del presente al igual que
del pasado, demuestra que el grupo más disciplinado en la
guerra ha evidenciado la mayor tenacidad, la acción
más eficaz y, como consecuencia, ha sido el grupo
victorioso.

Las tensiones: sus
causas y efectos

La causa básica del miedo es el temor a la
muerte. En estrecha relación le sigue el quedar mutilado o
desfigurado. El miedo es contagioso, un marino que muestre los
efectos del miedo puede ocasionar que otros que han estado
refrenando su propio miedo, empiecen también ha
manifestarlo. Una persona que ha venido soportando la
tensión del miedo, podría dar libre
expresión a sus emociones cuando unos de sus camaradas
llegue a su punto de límite y flaquea.

El temor a lo desconocido es la causa más
manifiesta de tensión. Podría ser que el individuo
no sepa ni es capaz de sobrevivir en la situación que
enfrenta; podría no saber que esperar.

La falta de confianza en si mismo podría hacer
que un marino dude de su habilidad para hacer el máximo
uso de sus armas o de sus destrezas. También se sabe, a
través de los análisis psicológicos del
comportamiento de las tropas en combate, que el miedo es el
resultado de las percepciones de los sentidos, con los cuales la
persona -l con o sin razón- relaciona la idea de peligro
crítico con su vida y bienestar personal, tal como se ha
planteado previamente. Ya que el miedo es una de las emociones
más básicas, todas las personas están
sujetas a ellas aunque en un grado diferente, dependiendo de la
susceptibilidad particular de cada uno.

Si de repente surge un peligro verdadero o imaginado, la
alarma puede resultar en temor y este a su vez degenerar en
pánico si no nos controlamos. Dependiendo de su naturaleza
subjetiva, el individuo que es vencido, se convierte en presa de
una inhabilidad que lo hace incapaz de cualquier acción o
se entrega a una acción puramente instintiva, cuyo
objetivo es solamente la preservación de su
vida.

La acrecentada condición de alerta demanda mayor
concentración; como resultado, se intensifican los
esfuerzos de las funciones corporales y todos los sentidos se
avivan considerablemente. La mente comienza a analizar cualquier
pequeño ruido, movimiento u olor, y a clasificarlo como
natural o como algo que aumenta el peligro eminente. Las
tensiones impuestas son acumulativas, demandando más y
más concentración mental y disposición
física.

Las personas bien adaptadas pueden soportar una mayor
tensión porque comprenden que el peligro pasará
eventualmente; pero cada persona tiene su tiempo límite,
el punto mas allá del cual uno ya no puede soportar mas
tensión y en el cual se ve obligado a tomar alguna
acción abiertamente para disipar las tensiones
acumuladas.

Las cuatro reacciones generales a la incontrolable
tensión nerviosa generada por los instintos de
conservación y agresividad son: la regresión, el
ocultamiento, el pánico y la explosión de
reacciones psicosomáticas. La regresión es el
retroceso mental a una forma de vida más simple y que le
provee más seguridad. Un adulto podría volver a su
niñez, a una etapa en la cual el no enfrentaba tensiones
incontrolables. Un combatiente en este estado de regresión
podría buscar a su madre, volverse más jactancioso,
creer que la magia o los talismanes le protegerán,
tartamudear o balbucear y, en las etapas más avanzadas,
llorar y hasta balbucear incoherentemente.

La reacción de ocultamiento hace a la persona
ocultarse o camuflarse buscando que el peligro pase o le deje
ileso, la "piel de gallina" por ejemplo, hace la piel más
sensible a los cambios ambientales y le permite al cuerpo
reaccionar al peligro mucho más rápidamente. La
tensión extrema podría causar manchas oscuras en la
piel, condición que se conoce como "melanosis de miedo",
un primitivo esfuerzo por confundirse entre los alrededores. El
efecto impactante más común en una persona con la
reacción de ocultamiento es el quedarse inmóvil en
su lugar, el permanecer inmóvil en la creencia de que
así no será visto. La reacción
psicosomática es un intento inconsciente por evadir una
situación peligrosa desarrollando una reacción
honorable o socialmente aceptable. En muchos casos la
reacción psicosomática causa enfermedades reales.
La tensión constante puede crear un exceso de jugos
gástricos en él estomago, los cuales eventualmente
pueden causar úlcera estomacal, una enfermedad real aunque
provocada inconscientemente.

La experiencia demuestra de que antes de que se haya
hecho contacto, la falta de información -incertidumbre-
acerca del enemigo es factor común y que aún en el
combate son muy pocos los informes que le llegan al comandante.
En las guerras de movimientos las unidades pequeñas
generalmente estarán obligadas a combatir con poco
conocimiento de las fuerzas enemigas y amigas. Estas se
enfrentan, obligadas por las circunstancias condicionadas a
protegerse ellas mismas, de moverse y de atacar al enemigo en la
oscuridad. Esta experiencia, es común en la guerra de
guerrillas, fue muy efectiva en contra de los ejércitos de
los EEUU en Vietnam y han subsistido por más de medio
siglo en Colombia.

Existe una línea bien definida que separa el
factor motivador del estimulante de la moral. La
motivación le da al hombre la voluntad de hacer algo que
de lo contrario no haría. En combate es la fuerza que lo
mantiene activo y – en ocasiones- lo hace desempeñar
más de lo que sus deberes asignados exigen. El hombre que
posee una motivación arraigada tiene pocos problemas
respecto a la moral.

El espíritu de
cuerpo

Un aumento del espíritu de cuerpo en las unidades
de la Armada, genera un acrecentamiento de la moral en cada una
de ellas. Aquí no hay necesidad de explicar el
mérito del espíritu de cuerpo para producir una
eficaz unidad combatiente. El espíritu de cuerpo no es
nada más que una manifestación de la confianza de
los hombres en si mismos y en sus comandantes. Los indicios de un
alto espíritu de cuerpo son el orgullo de la unidad y sus
logros, el deseo acrecentar el historial con nuevos galardones,
un ambiente tangible de camaradería sincera y reciproca,
un halo de equipo armónico entrenado para lo más
difícil.

En todas las guerras el espíritu de cuerpo ha
sido el factor por el cual muchas unidades han hecho más
de lo que les correspondía, en aquellas unidades hubo
individuos cuya moral podía estar disminuida, pero que no
obstante hicieron su parte debido a su lealtad para con el grupo.
Para el combatiente individual, el hecho de pertenecer a una
unidad que tradicionalmente posee alto espíritu, el gozar
de la camaradería y respeto de sus miembros, son factores
altamente estimulantes tanto para la motivación como para
la moral.

LAS NORMAS A OBSERVAR

Integrando la experiencia de las últimas guerras
en un solo grupo de factores básicos, factibles de ser
controlados por el líder combatiente para enfrentar el
miedo propio y actuar positivamente sobre el miedo de sus
subalternos, surgen:

1. ADIESTRAMIENTO: Se deberá establecer un
programa de instrucción y adiestramiento claro y preciso
para aclarar lo que es el miedo, que se puede esperar de sus
efectos y las formas de contrarrestarlo. El individuo debe
aprender que la disciplina y la eficiencia desarrolladas en las
destrezas de combate, son dos de las mejores defensas contra las
parálisis del miedo. Los hombres en combate ejecutan
instintivamente aquello que se les enseñó y
practicaron durante el adiestramiento. El comandante debe
asegurar que ese adiestramiento sea conducido con la mayor
realidad posible. El soldado de aire mar y tierra, deberá
ser condicionado para soportar con estoicismo el rigor de una
guerra, con la certeza de que de su capacidad, entrenamiento y
coraje serán los factores que determinan el triunfo o la
derrota, la vida o la muerte de los hombres y mujeres que
comanda..

2. ACONDICIONAMIENTO FISICO: Todo marino de
guerra debe entrar en combate en impecable condición
física, lo contrario es inaceptable y nos
estaríamos engañando nosotros mismo. El combate
esta lleno de peligros y riesgos que atacan
simultáneamente la mente y el cuerpo, que solo aquellos
físicamente aptos pueden abrigar esperanzas de sobrevivir
sus efectos.

3. ESPIRITU DE CUERPO: El espíritu de
cuerpo es básicamente el producto del adiestramiento
físico y de combate, inspirado por el don de mando de
líderes altamente profesionales. Este espíritu,
como ya fuera citado, ayuda a contrarrestar los efectos de miedo,
al transformar un combatiente individualista en un combatiente
con fuerte sentimiento de lealtad hacia su grupo. Se preocupa
entonces mucho más de evitar fallarle a su equipo que de
su propio miedo, ese combatiente cree que su unidad dispone de
los mejores oficiales y tripulantes, y que en el campo de batalla
ellos serán invencibles. Todos los ejércitos
victoriosos han mantenido su alto espíritu de cuerpo; en
cada una de las especialidades de la Armada y de manera especial
la Infantería de Marina nos enorgullece y nos entusiasma
pensar en nuestro espíritu de cuerpo como algo realmente
distintivo y superlativo. Mientras así pensemos, pues
así será.

4. LA FE RELIGIOSA: La fe ejerce un fuerte efecto
estabilizador sobre los combatiente bajo el fuego enemigo. Un
hombre que cree con vehemencia en lo que hace, practica y
predica, está mejor preparado para vencer. Nuestra
profesión es tal vez la más noble de todas porque
estamos dispuestos a ofrendar nuestras vidas en defensa de la
soberanía de nuestra nación y de las vidas de
compatriotas a los que ni siquiera conocemos, esa fe en lo que
hacemos nos hace fuertes e invencibles. Mucho tiene que ver la fe
religiosa que tenga un soldado, el pensamiento de que existe un
ser superior que rige los destinos de este planeta y los caminos
de la vida y la muerte, surte un efecto tranquilizante para
enfrentar el combate en cada día, con entereza y
esperanza. Usted como líder debe respetar las creencias y
practicas religiosas de sus hombres y ser lo suficientemente
inteligente, para que ellos busquen ser mejores soldados, mejores
ciudadanos, cumpliendo lo que la religión
pregona.

5. DAR EJEMPLO: Usted, el líder, por sus
actos debe ejercer una fuerte influencia en el combate.
Deberá siempre encontrarse por sobre toda
situación, sin desmayar venciendo sus propios temores y
dominando de la mejor forma sus emociones, recuerde que sus
hombres ven en usted el icono referencial de cada
acto.

6. MANTENGAN A SUS HOMBRES OCUPADOS: Recuerde el
sabio refrán: "El ocio es la madre de todos los
vicios"
La actividad de por sí, es como un
antídoto contra el miedo. Una vez que el individuo queda
involucrado en las técnicas y procedimientos del combate,
el miedo inicial comienza a desvanecerse. Deje que sus hombres
queden inactivos por un corto lapso y los temores se implantaran
nuevamente. Asegúrese que los jefes de las unidades
menores subordinadas mantienen a su gente activa y bajo control.
El ver a un compañero o escuchar la voz del comandante son
factores positivos que tienden a calmar la
incertidumbre.

7. UTILICE SUS ARMAS EFICAZMENTE:
Asegúrese de aprovechar de la mejor manera cada sistema de
armas del que disponga su buque, submarino o cada gramo del fuego
de apoyo disponible. Los Infantes de Marina que dependan de sus
comandos estarán mas confiados en sus probabilidades de
sobrevivir si saben que son guiados por un líder que
utiliza al máximo los fuegos de apoyo
disponibles.

LO QUE NO DEBE OLVIDARSE: Para finalizar,
recuerde siempre que el control de la incidencia negativa de los
factores psicológicos en el combate es una responsabilidad
directa y principal del líder, del hombre a cargo,
cualquiera sea el nivel del que se trate.

El signo negativo de cada uno de ellos solo podrá
ser modificado por hombres bien adiestrados, físicamente
aptos, que tienen confianza en sí mismo, en sus
líderes y en el espíritu de combate de su
Unidad.

Napoleón dijo: "El espíritu vencerá
siempre a la espada"

REFLEXIONES NECESARIAS ACERCA DE CONCEPTOS Y
LECCIONES DEJADAS POR LIDERES

EL HOMBRE BAJO LA
AUTORIDAD

"Aquí la principal hazaña es
obedecer

y el modo como ha de ser

es ni pedir ni rehusar.

Aquí en fin, la cortesía, el buen trato,
la verdad,

La firmeza, la lealtad, el valor,

La bizarría, el crédito, la
opinión,

La constancia, la paciencia, la humildad,

La obediencia, fama, honor y vida,

Son caudal de nobles marinos

Que en buena o mala fortuna,

La milicia no es más que una religión de
hombres honrados"

CALDERON DE LA BARCA

La palabra disciplina proviene de una palabra de
raíz latina que significa "aprender"" y lleva la
connotación de un comportamiento aprendido. Entre las
muchas definiciones de la palabra, halladas en el diccionario
Larousse de la lengua castellana figuran:

El entrenamiento o curso de entrenamiento
que corrige, amolda, fortalece, o perfecciona. . El control
logrado mediante la observancia de la obediencia o el
orden.

Un gobierno estricto, como de un grupo, para una
acción eficaz.

La calidad o estado de orden logrado mediana un dominio
de si mismo.

La disciplina militar comprende todas esas definiciones.
Reducidas a su termino más simples, la esencia de la
disciplina y la obediencia se puede hallar en la
observación del Centurión a Cristo según
figura en el libro de Mateo;

"Yo soy un hombre bajo la autoridad, con hombres a mi
cargo. Yo le digo a este hombre: vaya, el va; y a otro venga, y
él viene. . ."

Para que una fuerza militar sea eficaz, debe ser ante
todo confiable. Fue la absoluta practica de la sencilla formula
de aquel centurión lo que hizo de las legiones romanas la
fuerza militar más poderosa y eficiente de los tiempos
antiguos.

Periódicamente, a medida que enormes cantidades
de hombres del mundo civil pasan por las fuerzas armadas en
tiempo de paz, han habido inclinaciones hacia un relajamiento de
las rigidez de la disciplina militar, esfuerzos por hacer los
servicios atractivos y mas "democráticos", reducir a lo
mínimo o eliminar los que se han llamados los aspectos
"duros" de la vida militar. Sin duda todavía existe un
numero de oficiales y tripulantes el servicio de hoy ida que
pueden recordar una era en que la disciplina al nivel del
Centurión con la firmeza del carácter y mano firme
del contramaestre abordo o el sargento de compañía
en los repartos de la Infantería de Marina.

En un tiempo en que muchos de los males del mundo civil
se han atribuido a una excesiva tolerancia en el manejo de
nuestra juventud, es significativo que un subcomité
investigador de la Cámara de los EEUU concluyera que la
causa de los desordenes de hace más de una década,
en los portaaviones Kitty Hawk y Constelación se pudo
originar por una "excesiva tolerancia"- lo cual es simplemente
otro factor para un imprudente relajamiento de la
disciplina.

Vivimos una era en que nuestra juventud es más
vocinglera que antes para exigir sus derechos; sin embargo,
demuestra menos respeto por los antiguos valores y están
menos inclinados a reconocer que junto con los derechos van
también los deberes a la sociedad de la cual ellos son
miembros.

El mantenimiento del orden y la disciplina ha sido la
principal preocupación de los líderes y pensadores
militares de toda la historia. En un tiempo en que existe
presión para que se relajen las normas disciplinarias de
nuestras fuerzas, lo que podría literalmente arriesgar la
seguridad de la republica, en el escenario de la anarquía,
donde cada quien hace lo que desea, sin que importe las
afectaciones sobre los demás. Vivimos tiempos en los que
se difunde cada vez más el equívoco criterio de que
el someterse a un conjunto de reglas y mantener una disciplina
establecida es perdida de la identidad de cada quien, es
sometimiento, es denigrarse. Al no observar estos principios,
estaremos en camino de unirnos a aquellos estados en que Herodoto
nos dice eran "anteriormente grandes. . .en tiempos antiguos"; es
bueno mirar atrás en la historia y examinar lo que algunos
ex-líderes y pensadores han dicho sobre el
asunto.

En la China, escribiendo unos 500 años a. j. c.,
el sabio guerrero y autor del tratado "El arte de la Guerra", Sun
Tzu, tenía esto que decir:

"Los soldados deben ser tratados con humanidad, pero
mantenidos bajo control mediante una disciplina de hierro. Esto
es un camino seguro hacia la victoria. Si al entrenar soldados se
obedecen habitualmente las órdenes de los comandantes, el
ejército estará bien disciplinado. . . Sí,
sin embargo, usted es indulgente, pero no puede hacer sentir su
autoridad: bondadoso pero incapaz de hacer que se ejecuten
órdenes; e incapaz, además, de sofocar un desorden,
entonces sus soldados tienen que considerarse como niños
consentidos: ellos son inútiles para cualquier
propósito práctico".

Significativamente, el ejército mas grande del
mundo hoy en día, el de la China Comunista, así
como todas las naciones, se jactan por estar unidos por una "
disciplina de hierro " También es digno de notar que los
pensadores militares chinos de hoy ida le prestan una seria
atención a las obras de sus antiguos eruditos militares,
incluso SUN TZU.

Un siglo después de Sun Tzu, las ciudades estados
griegas estaban lanzándose precipitadamente en su
caótica pero localizada "guerra mundial" en el Peloponeso,
a medida que alianzas contrarias encabezadas por Atenas y Esparta
se esforzaban por la supremacía. Analice usted las
palabras de Arquidamo, Rey de Esparta, cuando exhortaba a
sus tropas antes de marcharse a la guerra:

"Recuerden que, por donde ustedes sean dirigidos,
deben considerar la disciplina y vigilancia como de primera
importancia y obedezcan con seriedad las ordenes emitidas, ya que
nadie contribuye tanto a la reputación y seguridad del
ejercito como la unión de grandes cuerpos por una sola
disciplina".

Medio siglo antes, el trágico poeta
Esquilo, quien había combatido con
distinción como un lancero armado de armas pesadas, tanto
en Maratón como Platea, observó que: "La obediencia
es la madre del éxito, la esposa de la
seguridad".

Solo algunos años después de Arquidamo,
Jenofonte habría de decir:

"En lo que respecta al servicio militar. . .es la
disciplina lo que hace a uno sentirse seguro, mientras que una
falta de las misma ha destruido a mucha gente antes que
ahora".

Jenofonte, quizás más que todos los otros,
podía hablar sobre ambos aspectos del problema pues la
suya fue la tarea más difícil que jamás
había enfrentado un líder militar, la de
reconstruir un ejército totalmente desmoralizado, excedido
y atrapado profundamente por el enemigo, y dirigirlo airosamente
y traerlo nuevamente a salvo al país.

Nicolás Maquiavelo es mejor conocido por sus
tratados políticos y se considera generalmente como el
padre de la ciencia política moderna. Menos conocido es el
hecho de que él era un meditabundo estudiante de asuntos
militares. Obteniendo de sus lecturas de la historia, grandes
lecciones especialmente de la de antiguos romanos a quienes
él admiraba.

"Según el dicho de Ciro de Jenofonte, no es el
numero de hombres lo que da la ventaja".

En otras partes de la misma obra Maquiavelo indicaba la
fuente de esos buenos hombres:

No es el valor natural de los hombres lo que hace osado
a un ejército, sino el orden y buena disciplina.. Hasta
los griegos y los romanos, siendo notables por una natural
ferocidad o una amplia obediencia a sus príncipes, estaban
obligados a recurrir a una buena disciplina".

El famoso sultán otomano Mahomed II, mejor
conocido como Mahomed el conquistador derribó el ultimo
bastión del una vez gran imperio bizantino cuando en mayo
de 1453 ocupó a Constantinopla después de un asedio
de 53 días. Siguiendo la costumbre de los tiempos, hizo un
largo discurso de exhortación a sus oficiales y tropas
antes de l asalto final contra la muralla de la ciudad.
Registrado después este acontecimiento por su escriba
griego, Cristobulo, el discurso incluía este
pasaje.

"Sean entonces valientes ustedes mismos y exijan a todos
sus hombres a su cargo a que los sigan valientemente y que usen
todo celo y diligencia en la misión, en la creencia de que
existen tres elementos para combatir bien: La voluntad para
combatir, de lo que es y lo que no es honorable y obediencia a la
autoridad. Sépase que esta obediencia permite que cada uno
mantenga su propia posición y se lance al ataque
silenciosamente, en buen orden de modo que cada uno pueda
oír rápidamente las órdenes que se les da y
pasarlas a los demás. Cuando tengan que avanzar
silenciosamente, mantengan silencio, y cuando tengan que gritar,
que lo hagan con gritos que infundan temor. Porque bien muchas de
estas cosas son prudentes en todo tipo de combate no son de
ninguna manera así, en las batallas contra murallas. En
cuanto a las demás órdenes, que hagan todo bien y
en buen orden y disciplina".

En la listas de los importantes escritores militares
esta el nombre de Karl Clausewitz. Es apropiado notar que
Clausewitz afirma terminantemente:

"No hay nada que sea de mayor importancia en una
guerra que la obediencia".

En una carta al congresista Washburner antes de la
batalla de Snwin, el general Ulyses Grant
escribió:

"Mientras yo sea un oficial en el ejército no
tengo ningunos pareceres míos propios por los cuales
guiarme. Sean cuales fueren las órdenes de mis superiores
y la ley, yo las ejecutare. Ningún hombre puede ser
eficiente como comandante si pone sus propias nociones entre la
ley y aquellos a quienes el ha jurado obedecer. Cuando el
congreso apruebe algo demasiado odioso para yo ejecutar,
renunciaré"

De seguir este dictamen fundamental de Grant, no le
hubiera significado el súbito relevo al general Douglas
Mac Arthur por parte del presidente Truman. MacArthur, uno de los
más grandes soldados de la historia de los EEUU, en esta
sola ocasión fracasó en el deber de un soldado; el
continuó su argumento mas allá del punto de
decisión final de todos sus comandantes en un asunto
militar. El se puso de frente a un hombre que, aunque su esencial
experiencia militar había cesado dos guerras antes en el
grado de capitán; era -no obstante-, ahora su comandante
en jefe.

El Mariscal de Campo Erwin Rommel, comentando sobre su
reacción a la fútil orden de Hitler de "mantenerse
firme o morir" en el Alemein, dijo: "Yo siempre
había exigido de otros una obediencia incondicional y
consecuentemente, deseaba aplicar el mismo principio a mi
mismo."

Comentando, antes de su muerte, sobre la ordenada
retirada de sus fuerzas a través del África del
norte ante la abrumadora presión de ejércitos
superiores aliados, Rommel manifestó sobre la disciplina
alemana:

"De mis oficiales, yo exigía la mayor
abnegación y un continuo ejemplo personal y como
resultado, el ejercito tenían un magnifico espíritu
de cooperación. Nunca hubo ningún rendimiento
debido a apatía o fatiga. La disciplina fue siempre
mantenida y nunca tuvo que hacerse observar hasta en las
situaciones mas terribles".

El Mayor Burton F, Hood, escribiendo unos años
atrás en la Military Review, advirtió
que:

En nuestra prisa por lograr una superioridad de armas
sobre nuestro potencial enemigo, existe un constante peligro en
que pasemos por alto la habilidad de grupos de hombres
determinados, para decidir grandes asuntos mediante una
hazaña denodada"

Cuantas cosas han parecido imposibles, que no obstante,
se han hecho por hombres determinados, que no tenían
ningún otro recurso sino la muerte"

Y el General Matthew B. Ridgway ha dicho.

Existe todavía un arma absoluta la única
arma capaz de operar con completa efectividad, de dominar cada
pulgada de terreno donde seres humanos viven y combaten, y de
hacerlo bajo todas condiciones de luz y oscuridad, calor y
frío, desiertos y bosques, montañas y llanos. Esa
arma es el hombre mismo".

Debemos despertar y estar conscientes que el recurso
humano es de infinito valor y preocuparnos por ejercer un
verdadero liderazgo en beneficio de la Armada y del
país.

En tanto en cuanto, yo habré de continuar
elevando mi plegaria cada día:

"Concédeme Señor el inmenso honor de
comandar un grupo de hombres que tengan iniciativa antes que
genialidad, que acepten el sudor en sus uniformes y la fatiga en
sus cuerpos como un identificativo diario, que consideren que la
fría tempestad, el escarpado risco y el mar embravecido
son las condiciones apropiadas para operar.

Que profesen y practiquen su amor por la Patria, la
familia y la Armada, que tengan por gallardete distintivo los
ideales mas nobles y puros, que tengan por espada la justicia, y
por escudo las plegarias y oraciones de quienes bien los aman,
seres de belleza interior, que no se olviden de sonreír
aun en las circunstancias más adversas, que busquen dar
antes que recibir, seres cuya valentía no degenere en
temeridad, que no acepten capitular y que jamás consideren
una derrota como definitiva. Seres cuya honestidad y sencillez
sean su santo y seña y cuyo objetivo permanente sea la
manutención de la preciosa paz. Con estos hombres
Señor, la Patria puede asignarme la misión que
hasta hoy no ha podido ser cumplida"

CPFG-EM LENIN SANCHEZ
MIÑO

Las lecciones de valor dejadas por los militares en la
historia del mundo, son conmovedoras, y las páginas de esa
historia atestiguan elocuentemente con numerosos ejemplos su
verdad. Pero para que esas lecciones y palabras tengan
significado, para que esos ejemplos se hayan realizado en el
pasado u ocurra en nuestros días y en el futuro, siempre
ha habido, y siempre habrá, un ingrediente esencial en la
estructura de la organización militar y de sus miembros
individuales: LA DISCIPLINA.

Según se esfuerce por organizar una fuerza, tenga
eso en cuenta y nunca permita ningún relajamiento poco
juicioso de las normas disciplinarias que podrían
finalmente poner en riesgo nuestro país y su gente en este
mundo incierto.

Nuestros líderes en todos los niveles de mando
deben comprender y fomentar un alto sentido de disciplina, esa
indispensable cualidad que es un cimiento seguro para una fuerza
militar eficaz y confiable.

 

 

Autor:

Lenin Sànchez
Miño

 

Partes: 1, 2, 3, 4
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