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Sobre el campesino




Enviado por Joel Uribe



  1. Sobre el
    campesino
  2. La
    territorialidad
  3. La lucha por la
    tierra
  4. El carácter
    de género
  5. Referencia
    bibliográfica

Hay quienes consideran que el campesino es una especie
en extinción ¿realmente es así? Si esto
fuese verdad un modo de realidad de apropiarse de la naturaleza
estaría desvaneciéndose, lo cual traería una
serie de consecuencias para la naturaleza y para las sociedades.
Por ello es importante indagar qué configura la realidad
campesina, qué elementos nos pueden ayudar a comprender al
campesino dentro del contexto cambiante de la
ruralidad.

El presente ensayo aborda una reflexión
sociológica y antropológica[1]sobre
el campesino, de tal forma que permita dar elementos para una
mayor comprensión y reflexión sobre la realidad
campesina. En un primer momento se realiza una
introducción donde se problematiza el tema y luego se
presentan algunos elementos teóricos que ayuden a
contextualizar[2]los cambios de lo rural en los
estudio de la sociología rural. Para luego abordar 5
líneas de reflexión que ayuden a comprender la
realidad campesina. Estos elementos son: fundamento
histórico, apropiación del campo, territorialidad,
la lucha por la tierra y el carácter de género.
Para finalmente presentar algunas conclusiones y consideraciones
finales.

Introducción

La modernidad generó un impacto en el concepto de
desarrollo, lo cual dio pie a una transformación de la
sociedad. La ciencia moderna y la industria, producto de aquella,
ha llevado a comprender lo rural como algo atrasado, arcaico, que
no tiene cabida en un proyecto de modernización. De este
modo, se impulsa el desarrollo rural para adecuar el campo en un
proceso de industrialización que empate con el proyecto de
la modernidad, pero que modifica el modo de entender el campo y
al campesino.

El cambio social en la sociedad rural se convierte en
objeto de estudio de sociólogos y antropólogos. En
el caso de México, el surgimiento del interés por
la sociología rural viene dado por las mismas
instituciones públicas entre los años de 1960 a
1970. Las universidades toman cartas en el asunto hasta los
años ´70 (Universidad de Chapingo y la UNAM). En
estos primeros momentos el trabajo "fuerte" fue
interdisciplinario con temas relacionados con lo rural. Los temas
están centrados en la reforma agraria y el desarrollo
rural impulsado por la relación Estado-Campesinos.
(Sánchez, 2006).

En los años ´80 se da una crisis de
paradigma en las ciencias sociales que coincide con la
caída del socialismo. Los sociólogos se cuestionan
cómo redefinir su objeto y paradigma. En la
sociología rural, dado que desde un principio ha sido un
trabajo interdisciplinario, se han compartido conceptos y
metodologías, lo cual impide una imposición en la
investigación y se pueda adaptar a realidades
específicas, además permite que los investigadores
estén motivados por afinidad. En el caso de lo rural se ve
una proyección del aspecto latinoamericano y la
situación del nuevo modelo de globalización, lo que
genera el tema de la nueva ruralidad (ya no es el aspecto
tradicional vs modernidad, sino el continuo rural-urbano).
(Sánchez, 2006).

Ante esta nueva perspectiva de lo rural parece que es
necesario transformarse o morir. En este sentido, parece que se
nos presenta dos corrientes con respecto a las sociedades
rurales, y por ende, a la misma sociología rural. Por un
lado, existe la postura que considera que el campesino e
indígena son cosas en extinción, porque se ha dado
un fuerte descenso en su población, además de que
lo rural y urbano parece diluirse; por lo tanto, no tiene sentido
una especialización en la sociología de lo rural.
(Sánchez, 2006).

Por otro lado, está la postura de la
utopía que se pregunta si un mundo mejor es posible, ya
que visualiza experiencias de organizaciones campesinas, de
productores, mujeres, indígenas, etc., que van más
allá de sus propias fronteras físicas ante un mundo
globalizado. Por lo tanto, existen nuevas problemáticas
que requieren esta especialización: el desarrollo
sustentable, la biotecnología, la cuestión de
identidad y movimientos sociales, la migración, el papel
de la mujer, el narcotráfico y el campo, la
relación de lo global y local, entre otros, lo cual
permite al sociólogo rural una amplitud del campo de
estudio. Se considera que muchos de estos problemas son
resultados del impacto del sentido del ser latinoamericano que se
comparte en congresos y foros internacionales. (Sánchez,
2006).

Existe por lo tanto una problemáticas que nos
ocupa y que requiere nuestra atención ¿Quién
es el campesino en medio de estas transformaciones?
¿Realmente está en peligro de extinción? Las
nuevas posturas teóricas de la sociología rural
consideran que no es así, que aun hay elementos para
seguir considerando el medio rural como un espacio de
interés de investigación. El medio rural sigue
siendo una realidad que interpela a quien se acercan a
estudiarlo. Lo urbano parece querer comerse lo rural y lo rural
quisiera resurgir en lo urbano. En medio de este espacio rural,
hay diversos actores que conforman una red imbricada de
relaciones que hoy en día no es ajena a otras realidades.
Sin embargo, considero que el actor principal del medio rural
sigue siendo el campesino.

Ante una realidad cambiante del medio rural, donde
aparentemente ya no se puede mantener una visión
tradicional del campo y el campesino, ¿cuál son los
elementos que permiten definir al campesino hoy en día?
¿Qué hace ser campesino? ¿Qué lo va
configurando que nos permita distinguirlo de otros actores?
¿Aquel que migra de lo rural a lo urbano sigue siendo
campesino? ¿El empresario agroindustrial puede
considerarse campesino, y los jornaleros? Si la actividad
agrícola ya no es la labor del sujeto rural, qué es
lo que define ahora al campesino.

Es problemático hablar de lo rural ante las
diversas transformaciones que se han venido dando en el medio
rural, por lo cual es también problemático poder
hablar de quién es el campesino hoy en día. El
presente ensayo pretende abordar esta problemática, para
dar algunas perspectivas de reflexiones de los elementos
teóricos que nos permitan discernir quién es el
campesino. Antes veamos un breve panorama del contexto
teórico en el acercamiento al medio rural.

Contexto teórico de los cambios en
el estudio del medio rural.

La investigación social o antropológica,
desde sus comienzos, se ha enfocado en un acercamiento a lo rural
desde la concepción de algo rústico que debe ser
impulsado al desarrollo. Este modo de acercamiento ha sido
criticado constantemente por la misma sociología. El mismo
Stavenhagen(1965) menciona que al nacer la sociología
rural de los estudios antropológicos enfocados en lo
indígena y los medios rurales, además de las
influencias de la sociología desarrollada por
norteamericanos, se quedó con un enfoque limitado y sin
visión global.

Por su parte, Luz Pérez Prado(1993) presenta
cómo la teoría de la modernización fue la
corriente que predominó en los estudios de la
sociología rural. Esta teoría considera una
dicotomía tradicional-moderna en los medios rurales
analizados, lo cual presupone que los medios tradicionales han de
ser substituidos por los medios modernos de producción, y
los contextos socio-culturales entran en conflicto y mutua
exclusión. Stavenhagen ya había señalado que
muchos de estos estudios han sido desarticulados y no existen
trabajos sistemáticos que abarquen la problemática
global, además de perseguir ciertos intereses
políticos y económicos, pero sin fijarse en estos
aspectos de forma concreta en las comunidades y sociedades de
estudio.

Por lo tanto, consideraba Stavenhagen(1965) que es
necesario fomentar el interés por metodologías
concretas, objetivas y globales. Ya que muchas de las existentes
son fáciles de manipular los datos, no dar una
visión objetiva y quedarse en una simple
interpretación general sin unir las particularidades. Ante
esta situación, y la preocupación por los impactos
de transformaciones en las localidades rurales frente a los
espacios urbanos, nos dice Luz Pérez(1993), que la
dicotomía de lo tradicional-moderno aparece con el de
rural-urbano.

El enfoque rural-urbano sigue manteniendo supuestos que
no permiten separar lo antagónico de la situación y
tener una perspectiva más completa de los procesos de
transformación. Por lo tanto, para Luz Pérez Prado
(1993), es necesario tener una visión histórica del
trabajo social que permita comprender los cambios que se van
generando en el medio rural. Justamente, varios de los trabajos
de algunos sociólogos (presentados en su artículo)
refuerzan la idea de dar mayor importancia a la dimensión
histórica en la comprensión de los cambios en las
comunidades rurales.

Cada uno de los nuevos enfoques teóricos como la
nueva ruralidad, la territorialidad, el desarrollo rural
sustentable y la agroecología, tratan de abordar la
situación rural ante las transformaciones que se han dado
en el contexto de un mundo globalizado y de políticas
neoliberales que han impactado los medios rurales. Lo cual ha
obligado a un trabajo inter y multidisciplinario del estudio de
los diversos fenómenos que surgen. Lo obligado de este
tipo de trabajo multidisciplinario, ya lo había mencionado
Luz Pérez cuando resalta la visión histórica
que permita ver lo urbano-rural como un entretejido complejo y no
como simples polos opuestos. Hoy en día se necesitan
enfoques más integrales y unificados de los aportes
teóricos y empíricos que aporten las diversas
disciplinas.

Entre todos estos enfoques, resalta la inquietud de
qué es realmente la ruralidad, cuáles son los
elementos constitutivos y esenciales que definan lo rural. Los
nuevos enfoques que nos presenta Miguel Ángel
Sámano(2010) tienen de fondo esta discusión, ya que
se ha dado una serie de transformaciones que no parecen encajar
con la definición de lo rural que se venía
utilizando.

El meollo del asunto lo presenta, a mi parecer, cuando
indica que la noción de ruralidad en diferencia a lo
urbano, ha sido dada por las actividades primarias como la
agrícola, en determinados espacios territoriales como base
del sustento económico. Sin embargo, se han dado cambios
en estos territorios y los ingresos provienen de actividades no
agrícolas. Lo cual ha desdibujado la noción de
ruralidad que ha sido problemática para la misma
sociología rural desde su inicio. (Sámano,
2010).

¿Qué elementos nos ayudan a
comprender la realidad campesina?

Miguel Ángel Sámano, en la
presentación de estos enfoques, logra, según mi
juicio, revelar algunos de los elementos necesarios para
comprender la ruralidad y, por lo tanto, su acercamiento y una
mejor compresión del campesino. Uno de estos elementos es
considerar el aspecto territorial que delimita no sólo un
espacio concreto, sino un modo de estar. Otro aspecto son los
actores o agentes que conforman parte de estos territorios y que
definen los procesos y aspectos que van dando su peculiaridad a
lo rural. Y el último aspecto, es la cuestión de
los fenómenos sociales específicos que se generan
en estos espacios territoriales con los determinados
actores.

Estos aspectos nos permiten ir identificando que notas
son importantes para tomar en cuenta sobre la realidad del
campesino. La realidad de ser campesino está implicada por
elementos externos que determinan ese modo de realidad; pero,
también, el mismo campesino en sus propias acciones se va
configurando en la convivencia con otros.

Ante todo esto, es necesario analizar algunos elementos
y generar líneas de reflexión que nos permitan
clarificar el modo de realidad y ser del Campesino.

El sustento histórico.

En México, la realidad del campo se ha visto
desde una perspectiva del desarrollo tecnológico y ante el
fracaso de los programas implementados hasta ahora, simplemente
se ha abandonado el campo a una serie de programas de apoyos
económicos mínimos, sin atender los problemas de
fondo (Reina, 2011). Además, se ha dado el fenómeno
de que las ciudades están absorbiendo los medios rurales
(Pérez, 1993). Lo cual ha modificado el modo de vida del
campesino.

Por su parte, los campesinos ante esta realidad que les
ha heredado las circunstancias históricas del país,
han tenido que afrontar las situaciones para poder sacar adelante
a sus familias: algunos han emigrado a Estados Unidos, o a zonas
urbanas buscando diversos empleos, otros se han quedado en su
tierra e intentan sobrevivir con lo que logran cosechar
año con año, otros se han dedicado al cultivo de
productos ilícitos como la mariguana, entre otras
posibilidades que se les presentan.

De las diversas circunstancias de la vida de los
campesinos y de la concepción del mundo que han heredado
de sus padres, se van forjando sus propias experiencias y modos
de entender cómo afrontar la realidad que se les presenta.
La historia es un proceso que posibilita la vida humana y, como
proceso se apoya en los sucesos anteriores y sostiene las
posibilidades que capacitan al ser humano en tomar decisiones
(Zubiri, 2006). Las circunstancias históricas y los modos
heredados de afrontar la realidad, han capacitado a los
campesinos para elegir entre las posibilidades que tienen para
satisfacer sus necesidades básicas y de consumo familiar,
con lo cual han configurado un modo de ser.

Además, todo hombre tiene una concepción
del mundo y de la realidad que se le presenta, pero está
tiene su fundamento ultimo en la vida misma. Las experiencias de
vida van constituyendo nuestra concepción del mundo y
forjan los modos de expresión y respuestas que damos ante
las diversas circunstancias. (Dilthey, 1990). En otras palabras,
la concepción del mundo que brotan de nuestras
experiencias de vida, determina los medios y fines que se eligen
en la vida cotidiana y configuran nuestro propio modo de
realidad.

Estas experiencias de vida, son las que forjan en el
campesino las condiciones para elegir un medio de subsistencia
familiar. Pero no sólo eso, sino que van determinando una
identidad y una realidad que les es dada y se van apropiando a la
vez que recreando. La realidad de ser Campesino se sustenta en el
proceso histórico que envuelve al hombre que nace en el
seno de una familia rural. Posteriormente cada individuo ira
optando, apropiando e inventando el modo de presentarse ante su
realidad. Este modo de realidad, que nace o se hereda de una
familia rural, es lo que hemos de llamar Campesino.

Por lo tanto, el ser campesino no es algo que surja de
la noche a la mañana, hay un fundamento histórico
en la vida de la persona que le permite irse apropiando a ese
modo de realidad. Puede darse por el simple hecho
biológico y social de nacer y crecer en el seno de una
familia rural, o en aquél que en sus experiencias de vida
va apropiándose de ese modo de realidad. Por lo cual,
tampoco es posible entender al campesino simplemente como
individuo, aunque tenga su concreción personal, sino
precisamente en con-vivencia con otros que le conforman un modo
de realidad campesina.

La apropiación del campo y la
diversidad de actividades.

Hay una cuestión que anteriormente, desde una
postura clásica, se consideraba como esencial para
identificar al campesino, la actividad agrícola (la cual
debe ser entendida como todo aquella labor que tiene que ver con
las cuestiones productivas). Aunque dicha actividad se ha visto
transformada y, desde las políticas económicas
neoliberales, ha sido considerada como algo ineficiente y poco
productiva en sentido monetario, por lo que ha quedado rezagada
de las políticas económicas y sólo se toma
en cuenta, desde la perspectiva agroindustria, cuando entra en
una lógica industrial y capitalista de
producción.

Varias de las propuestas teóricas que abordan la
situación de los cambios en el espacio rural, consideran
que ya no es posible entender la ruralidad desde la actividad
agrícola, pues hay una gran diversidad de actividades que
hoy en día los campesinos realizan. Sin embargo, considero
que estas perspectivas están partiendo del supuesto que
todo agente rural es campesino. Lo cual, es contrario al supuesto
del que he partido en este ensayo: de que hay diversos actores
sociales en el medio rural y que uno de ellos es principalmente
el campesino.

Ciertamente la ruralidad no es posible ser entendida sin
la alteridad de otras realidades. Así la ruralidad, tan lo
han dicho las propuestas teóricas como la nueva ruralidad,
hoy no es posible ser entendida, sino desde la realidad
urbana-industrial. Pero no exclusivamente, hay una tercera
realidad y esta es la Naturaleza. El ser humano organizado en
sociedad afecta a la naturaleza en dos dinámicas: una es
la apropiación y uso de los recursos naturales, y la otra,
es el retorno a la naturaleza de desecho de productos
transformados. Así, la naturaleza toma parte de la
sociedad en una relación donde provee a la personas
recursos naturales y absorbe o recicla los desechos materiales de
la sociedad. (Toledo et al., s.f., Estudiar lo
rural
…).

Por lo tanto, "la apropiación de la naturaleza
constituye el primer acto del proceso metabólico que la
especie humana erigida en sociedad establece con el universo
natural y constituye el acto clave que permite distinguir lo
rural de los otros dos universos [lo natural y lo
urbano-industrial]" (Toledo et al., s.f., Estudiar
lo rural…,
p. 66). Lo cual no implica ser vistos como
los polos opuestos, sino desde la relación de
imbricación que se tienen.

Desde esta perspectiva y desde la concepción del
término de apropiación que refiere a un momento
concreto de articulación del hombre con la naturaleza, el
campesino es considerado como aquel que tiene una
vinculación más estrecha con la naturaleza, en el
proceso general de la producción a través de su
trabajo. Por lo tanto, la actividad agrícola sigue siendo
un elemento primordial de apropiación del campo y
más en México. No importa qué otras
actividades realice el campesino, mientras mantenga en cierta
medida una vinculación con la tierra, en esa misma medida
se ira apropiando del modo de realidad campesina. La
apropiación del campo, sigue fundamentando el modo de
realidad del campesino.

Vale la pena resaltar la diferencia que hace
Víctor Toledo con respecto al modo de apropiación,
pues hay un modo propiamente que configura el modo campesino y
otros que deben ser denominados de otra manera. Para Toledo, hay
un modo campesino que es propio del ser humano,
prácticamente desde el origen de la especie. Y el otro
modo, agroindustrial, surge desde el mundo urbano-industrial que
hace uso de otras fuentes de energías que trajo consigo
una serie de consecuencias para el mismo espacio rural. Pero, en
la realidad estos dos modos no son puros y se tiene una gama
amplia, según tiendan hacia un extremo u otro conforme a
los distintos rasgos que ayudan a definir esa tendencia del modo
campesino o el modo agroindustrial[3](Toledo
et al., s.f., Estudiar lo rural…,
cf., Toledo et al., 2002).

Estos rasgos son: (1) el tipo de energía
utilizada durante la producción, (2) la escala de las
actividades productivas, (3) el grado de autosuficiencia de la
unidad productiva rural, (4) su nivel de fuerza de trabajo, (5)
el grado de diversidad (eco-geográfica, productiva,
biológica, genética) mantenida durante la
producción, (6) su nivel de productividad ecológica
o energética, (7) su nivel de productividad del trabajo,
(8) el tipo de conocimientos empleados durante la
apropiación/producción y (9) la visión del
mundo (natural y social) que prevalece como causa invisible u
oculta de la racionalidad productiva. (Toledo et al.,
s.f., Estudiar lo rural…, pp. 73-74).

Desde la propuesta de Víctor Toledo, los
límites territoriales de estos tres universos que
menciona, tienden a desvanecerse en el presente. Es un
fenómeno que visto desde la perspectiva global parece que
es necesario comprender al campesino en un espacio-tiempo del
mundo como parte de un todo, lo cual transforma y marca la
diferencias entre lo loca de lo mundial, lo tradicional de lo
moderno, ocasionando que las relaciones y formas de vida se
modifiquen y se hagan más complejas (Salas, 2006). Esta
perspectiva de lo local-global, sin embargo, no logra separarse
de la dicotomía de lo urbano-rural que nos permita ver de
una forma más integral las dinámicas y relaciones
que se dan entre estas dos realidades.

Hoy en día, la realidad rural está inmersa
en unas series de funcionalidades y actividades que se mezclan
con la realidad urbana-industrial, ya que "observamos que varios
aspectos económicos, sociales, políticos,
ambientales y culturales están estrechamente relacionados
en los espacios rurales" (Sámano, 2010). Así, la
apropiación territorial debe ser entendida como una
construcción social que depende del posicionamiento del
campesino frente a las demás realidades en un mismo
espacio geográfico.

Ciertamente el espacio geográfico contiene
determinadas posibilidades que configuran la acción de las
personas, pero estas posibilidades son apropiadas por el hombre
de tal forma que reconfiguran el espacio territorial con el modo
propio de apropiarse de la tierra. El modo campesino hace suyo el
territorio con todo lo que le ha configurado como parte de su
realidad. Esta línea de reflexión nos puede llevar
a comprender el aspecto cultural que delimitan las sociedades
más allá de un espacio geográfico, al
analizar la concreción particular de como cada territorio
rural ha creado para representar su propia identidad de entender
su relación con la naturaleza, lo divino y lo
social.

Esta perspectiva de apropiación territorial de la
realidad campesina, nos permite comprender las configuraciones
que se puede dar en un espacio considerado más propiamente
como urbano, ya que no tiene una implicación
necesariamente de separar un espacio geográfico de otro,
sino que pueden convivir ambos modos de realidad en la misma
delimitación física. Sin embargo, siempre se ha de
percibir ese modo de apropiación del campesino que se
analizaba en el apartado anterior dentro de la amplia gama que
Víctor Toledo indica. Es la existencia de una resistencia
en las zonas periurbanas que desean dar continuidad a una
historia-tradición de un modo de vivir, de apropiarse la
tierra, aun en medios de cambios y transformaciones (Arias,
2002).

La implicación de una apropiación
territorial ha generado históricamente una serie de
acciones, por parte de los campesinos, para mantener su
autonomía y su modo propio de relación con la
naturaleza. En contra partida de la perspectiva de la
civilización occidental dominante que se ha
empeñado por separar la naturaleza, la producción y
la cultura (Toledo, 1992).

Los movimientos sociales han tenido muy diversa formas
de manifestarse y razones que los llevan alzar la voz para ser
escuchados. Esta diversidad, dada por condiciones, intereses,
posición social, etc., es lo que ha cuestionado a Alfonso
Serna (1996), de tal forma, que ve en la diversidad de los
movimientos campesinos una identidad fragmentada. Sin embargo
concuerda que la lucha por la tierra, que hay de fondo en todos
estos movimientos, es lo que ha permitido la unidad. De hecho,
menciona cómo la figura de Zapata se ha convertido en un
símbolo de identidad campesina en
México.

La lucha por la tierra no es sólo una
cuestión agraria, sino una defensa por un modo de realidad
de vincularse con la naturaleza. "Es pues en la defensa de la
naturaleza (convertida en los recursos locales y concretos sobre
los que se basa su propia producción), donde la lucha
campesina encuentra un apoyo sustancial en su esfuerzo por lograr
la emancipación económica y política"
(Toledo, 1992, p. 84). Lo cual, llevada a un segundo nivel, de
esa lucha política, se da la defensa por la cultura;
así, el defender la cultura es también la lucha por
la tierra. (Toledo, 1992).

La cultura es un modo de respuesta ante la realidad que
se vive y configura un modo de ser. La defensa por la tierra es
ya algo propio de la realidad campesina y a través del
tiempo se ha incorporado a la respuesta cultural. Los sucesos que
marcan la historia no surgen de cero, están cimentados en
sucesos anteriores y se proyectan hacia adelante. En el caso de
México, Leticia Reina (2011) hace un recuento de los
acontecimientos históricos que han dado causa a los
movimientos campesinos.

En el último siglo, estos movimientos, se centran
en la revolución de 1910. Dicha revolución que es
principalmente de la población rural, amaso las exigencias
por la tierra. Además, en el México
pos-revolucionario, los gobiernos y las políticas
aplicadas no han proporcionado un bienestar y desarrollo de las
familias campesinas, por ello la lucha ha quedado enmarcada en la
realidad campesina. Incluso, los pueblos indígenas han
dado un colorido propio a los movimientos campesinos. (Reina,
2011). Y sin embargo, esto no es exclusivo de México, toda
América Latina esta empapada con la apropiación de
estos tipos de movimientos.

La lucha por la tierra es una de las cosas que ha dado
continuidad a los movimientos campesinos e indígenas. La
luchas por la tierra sigue siendo el fondo, pero con nuevas
problemáticas como la soberanía alimentaria, la
sustentabilidad ecológica, la conservación de los
recursos naturales y su biodiversidad, entre otros. Lo cual,
está teniendo un eco importante a nivel global y, cuenta
de ello es la Vía Campesina
(http://viacampesina.org/es) que reúne la voz de
campesinos y campesinas del mundo.

Sin embargo, para nuestro interés propuesto en
este ensayo, no es solamente que los campesinos formen parte de
un movimiento social concreto o una acción colectiva
manifiesta, sino que es importante, para distinguir al campesino,
cómo en su acción cotidiana, que es menos visible,
suma esfuerzo a mantener un modo de realidad que se apropia, a
través del tiempo, territorialmente de la naturaleza; a
ese modo de realidad que le hemos llamado Campesino. Ya que las
acciones particulares o colectivas de la vida cotidiana del
campesino, contienen la lucha y la búsqueda de la
apropiación de la tierra.

El fenómeno de la migración y los cambios
que ello ha producido en las relaciones sociales, han dejado
poner en relieve la participación de unos de los actores
rurales olvidados de los estudios sociológicos y
antropológicos, el papel de la mujer. Cuando el marido y
los hombres de la casa han tenido que migrar para buscar otras
oportunidades del sustento familiar, la mujer se ha quedado a
cargo de las labores que antes se resaltaban en el
varón.

Esto ha generado que el género femenino se vea
participante en una serie de transformaciones que la vincula ha
actividades más publicas y de participación social,
"implican que las mujeres desempeñen funciones que hasta
hace algunos años eran responsabilidad fundamentalmente de
los varones" (Hernández & Meza, 2006, p. 238). Esto no
quiere decir que antes no conformaban parte de la realidad
campesina y que ahora que se resalta su actuación llegan a
formar parte, sino que siempre lo han sido de una manera
silenciosa, pero fundamental.

La participación de la mujer en la
configuración de la realidad campesina, es algo que
considero poco se ha estudiado y documentado, sin embargo son
ellas las que primeramente transmiten un modo de realidad en su
prole. No es sólo el factor biológico y cultural
que se les ha dado, sino el factor de ser guardianas de un modo
de realidad; factor que poco ha sido valorado y analizado. Hablar
del modo campesino, es hablar de lo que las campesinas han
transmitido a las generaciones en ese modo de apropiación
de la naturaleza. Algo que es necesario rescatar, así como
resaltar los movimientos de mujeres campesinas e indígenas
que luchan por revalorar sus derechos sociales, agrios y
reproductivos (Hernández & Meza, 2006). Por tal motivo
enmarco el carácter de género en la
comprensión de la realidad del Campesino y la
Campesina.

Algunas consideraciones finales

La realidad campesina es mucho más compleja de lo
que en este ensayo se ha analizado. Sólo se han dado
algunas pautas de reflexión y elementos, que he
considerado son importantes resaltar al momento de acercarse a un
estudio social o antropológico de lo rural, desde la
realidad del campesino. La complejidad radica no sólo en
la misma realidad del campesino, sino que está en
constantes cambios y transformaciones, cuenta de ello lo dan los
estudios sociológicos y antropológicos.

Pero, aun así, es importante tener un
acercamiento y una pauta que nos ayude a comprender qué es
la ruralidad y quién es el campesino. En el ensayo he
abordado 5 elementos que dan una línea de
aproximación desde una perspectiva teórico,
sería luego importante contrastar con una
observación participativa en y desde la realidad del
campesino. Claro que esta observación participativa
implicará tener un grado de apropiación del modo de
realidad campesina y al mismo tiempo una capacidad de
reflexividad de la propia realidad del investigador para un mejor
análisis.

El aspecto del fundamento histórico, la
apropiación del campo y la territorialidad, considero son
de los elementos más fundamentales, ya que sin ellos no se
puede hablar de una realidad, si no hay en que se sustente. Claro
que también esta el papel de la mujer y el hombre que
conviven y dan sostén a transmitir un modo de realidad, lo
cual es un supuesto que normalmente no se hace visible, por ello
he querido resaltar en este caso el papel de la mujer, como parte
de esos fundamentos de la realidad campesina.

Desde la territorialidad y el modo particular de
apropiación, nos pueden llevar a la concepción de
la cultura, que no he desarrollado en ensayo. En primer lugar por
considerar que la realidad campesina es algo más radical
que un modo particular de expresión cultural, segundo por
que ello nos remite al aspecto indígena, pero
indígena o no, se es primer momento campesino si hay en
él ese modo de realidad.

Aunque ciertamente el aspecto indígena da un
matiz y peculiaridad al modo de realidad campesina. Más
aun, en el sustento histórico, el indígena ha esta
más ligado a la realidad campesina desde mucho antes que
así lo nombraran los investigadores. Un análisis
cultural e indígena, nos debe generar elementos que ayuden
a una mayor profundidad de la comprensión de la realidad
campesina.

Pero, no se debe por ello entender que lo culturar e
indígena es fundamento de esa realidad, ya que en todo
caso, esta realidad ha dado pie a una gran variedad (con sus
propias peculiaridades) de modos de expresiones concretas de
vivir la realidad campesina que a través de la historia se
ha ido consolidando y recreando en cada caso.

La lucha por la tierra, independientemente de sus
divergencias, expresiones y demandas, ha estado presente en la
realidad campesina por tanto tiempo que ahora lo marca y le
conforma. No es un elemento, propiamente, esencial, pero si nos
ayuda en el marco teórico e empírico a poder
distinguir al campesino en la concreción del modo de
apropiarse de la tierra y su distanciamiento con el modo
agroindustrial que Víctor Toledo nos indica. Ya que esta
lucha no es necesariamente una expresión de fuerza, sino
de un deseo por dar continuidad a un modo de realidad y de
apropiarse del campo.

Finalmente, es necesario seguir fundamentando el
análisis teórico de lo rural y de la realidad
campesina, desde las diversas perspectivas del conocimiento
científico y social. Ya que sólo a través de
una multidisciplinariedad nos llevara a tener una visión
más holística e integral. Este ensayo ha tenido la
perspectiva sociológica del caso de estudio, pero tiene
una base de antropología filosófica en la
comprensión del hombre y por lo tanto del
campesino.

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Autor:

Joel Uribe Reyes

Sociología Rural

Universidad de Guadalajara /
Iteso

Diciembre-2012

[1] La visión antropológica es
una visión que parte de la propuesta filosófica
de Xavier Zubiri para entender la realidad del hombre.

[2] Es una contextualización breve que
parte principalmente de la clase de Sociología Rural que
llevé en la Universidad de Guadalajara, durante el
otoño del 2012.

[3] No es mi propósito exponer en este
ensayo la propuesta de Víctor Toledo, pero recomiendo
ampliamente su lectura para una mayor comprensión y
ampliar la reflexión que aquí he comenzado.

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