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Caracteristicas, aspectos anamofisiologicos y algunas particularidades del envejecimiento



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Concepto de envejecimiento
  4. Teorías y biología del envejecimiento
  5. Cambios anatomofisiológicos relacionados con la edad
  6. Factores psicosociales presentes en la tercera edad
  7. Estilos de vida saludables
  8. El estrés en el adulto mayor.
  9. Conclusiones
  10. Referencias bibliográficas

 

Resumen

Se realizó una revisión de la bibliografía sobre envejecimiento abordando conceptos, características, teorías y biología del envejecimiento, cambios anatomofisiológicos relacionados con la edad, factores psicosociales presentes en la tercera edad, integración social, estrés social, apoyo social, habilidades para enfrentar problemas y adaptabilidad en la vejez y estrés en el adulto mayor.

Descriptores DeCS: ENVEJECIMIENTO, ADULTO MAYOR, TERCERA EDAD.  

Introducción

Ningún ser humano racional es capaz de contemplar con ecuanimidad la decadencia gradual de su eficiencia física, y nadie puede permanecer impasible ante el deterioro progresivo de su apariencia física, mientras la naturaleza graba en ella las crudas marcas de la edad. 1

El interés por la vida y el envejecimiento ha sido permanente en la historia de la humanidad, en el que sobresalen dos aspiraciones, constantes a través de distintas culturas y momentos históricos, la inmortalidad y la búsqueda de la longevidad. Quedan aún ciertos vestigios de los mitos: el "elixir de la vida", buscado por los alquimistas y la "fuente de la vida", observados en la actualidad como son el consumo excesivo de vitaminas, tratamientos termales antienvejecimiento, dietas especiales, programas de ejercicio físico intensivo, inoculación de embriones de pato, entre otros, que buscan mejorar la vitalidad y la longevidad. Envejecer es un proceso primario que implica cambios graduales e inevitables relacionados con la edad los cuales aparecen en todos los miembros de una especie. El proceso de envejecimiento es normal y sucede a pesar de gozar de buena salud, del estilo de vida sano y activo y de carecer de enfermedades. 2

DESARROLLO

Concepto de envejecimiento

El envejecimiento puede definirse como un deterioro funcional progresivo y generalizado que ocasiona una pérdida de la respuesta de adaptación a la agresión y un aumento del riesgo de enfermedades asociadas a la edad. En otras palabras, la razón principal de que los ancianos enfermen con más frecuencia que los jóvenes es que, debido a su vida más prolongada, han estado expuestos a factores externos, conductuales y medioambientales que provocan enfermedades durante un período más largo que el de sus homólogos más jóvenes. 3

La gerontología biológica lo define como: "El envejecimiento se caracteriza por una insuficiencia para mantener la homeostasis bajo condiciones de estrés psicológico y esta insuficiencia está asociada con una disminución en la viabilidad y un incremento en la vulnerabilidad del individuo".

CARACTERÍSTICAS DEL ENVEJECIMIENTO:

  • Universal. Propio de todos los seres vivos.

  • Irreversible. A diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse.

  • Heterogéneo e individual. Cada especie tiene una velocidad característica de envejecimiento pero, la velocidad de declinación funcional varía enormemente de sujeto a sujeto, y de órgano a órgano dentro de la misma persona.

  • Deletéreo. Lleva a una progresiva pérdida de función. Se diferencia del proceso de crecimiento y desarrollo en que la finalidad de éste es alcanzar una madurez en la función.

  • Intrínseco. No debido a factores ambientales modificables. En los últimos 2000 años se ha observado un aumento progresivo en la expectativa de vida de la población, pero el "maximum life span" se mantiene fijo alrededor de los 118 años. A medida que se ha logrado prevenir y tratar mejor las enfermedades y se han mejorado los factores ambientales, la curva de sobrevida se ha hecho más rectangular. Se observa una mayoría de la población que logra vivir hasta edades muy avanzadas con buena salud y muere masivamente alrededor de los 80 años.

Teorías y biología del envejecimiento

Hay alrededor de 300 teorías que intentan explicar el envejecimiento desde las más simples que pretendían relacionar la modificación fenotípica con la nutrición, hasta las que se basan en el deterioro sistémico, la alteración celular y hasta la transformación a nivel molecular. La mayoría de las teorías tienen como puntos comunes la interrelación de los factores genéticos y ambientales. La causa fundamental de la aparición del envejecimiento es que la evolución biológica no favorece la longevidad individual, sino la perpetuación de la especie, que en los animales tiene lugar a través de la reproducción sexual.

Se han propuesto muchas teorías para explicar el proceso de envejecimiento.4

Teorías Genéticas: envejecimiento celular y actividad genética.

Actividad genética. Varias teorías consideran la actividad de los genes, ya sea como productores o modificadores del proceso de envejecimiento.

Teorías estocásticas: envejecimiento no programado.

Teoría tóxica. Esta teoría plantea la posibilidad de que determinadas sustancias tóxicas, de origen exógeno o endógeno, al acumularse en el organismo, induzcan en éste los cambios propios del envejecimiento. Entre estos tóxicos se señalan las radiaciones, los tóxicos de la dieta (nitrosaminas y otras sustancias), así como sustancias provenientes de malos hábitos como el tabaquismo. Todas ellas inducen la producción de radicales libres.

Teoría autoinmune: Esta teoría propone que la involución del timo y la disminución de sus funciones provoca una pérdida de la tolerancia inmunológica a los tejidos propios, lo que produce fenómenos autoinmunes, cambios degenerativos, envejecimiento y muerte. Un hecho que pone en duda esta teoría es que a pesar de encontrarse un incremento medible de autoanticuerpos en los ancianos, no se observa parejamente una incidencia incrementada de enfermedades autoinmunes en ellos.

Marcapaso neuroendocrino: El sistema neuroendocrino que tiene por centro el hipotálamo, se considera por los defensores de esta teoría como un reloj biológico que regula muchas funciones del organismo y cuyo deterioro conlleva a las manifestaciones propias del envejecimiento. Esto es cierto para explicar el deterioro homeostático que se produce en las personas de edad avanzada pero no explica todos los cambios anatomofisiológicos del envejecimiento.

Deterioro de la síntesis proteica: Las mutaciones y los cambios acumulados por error en el material genético pueden llevar a una incorrecta síntesis de proteínas, las que, de acumularse, llevan a la célula a la disfunción y a su muerte (error catástrofe).

Teoría de desgaste y rotura: Se plantea que el organismo puede ser comparado con una máquina, en la cual se desgastan y rompen con el tiempo sus piezas y mecanismos, ej. la erosión de los dientes, el desgaste del cartílago articular, etc. Una variante de esta teoría a nivel molecular sería el daño continuo del DNA y el deterioro de los mecanismos reparadores de estas macromoléculas con el paso del tiempo y por tanto el deterioro de la función celular.

Cambios anatomofisiológicos relacionados con la edad

Los cambios asociados al proceso de envejecimiento se encuentran en estrecha vinculación con varios factores de riesgo potencialmente modificables como: dieta, tabaco, alcohol, grado de actividad física, consumo de medicamentos y estrés emocional.

Los cambios más visibles se aprecian en la apariencia externa e incluyen la disminución y encanecimiento del cabello, la disminución de la elasticidad de la piel y del contenido de grasa subcutánea con la consiguiente formación de arrugas y pliegues, la prominencia de las orejas, hundimiento de los ojos en las órbitas, la aparición del arco senil en los ojos y la disminución de estatura con una postura encorvada, producto de la pérdida de cartílago intervertebral y disminución en altura de las vértebras.

Entre otros cambios generales se incluyen la reducción gradual en el número de células (las neuronas son el ejemplo más elocuente), la disminución del agua corporal total con un incremento proporcional de la grasa por unidad de tejido, lo que provoca reducción de la masa magra, a lo cual se une una disminución progresiva de la masa ósea.

La pérdida de las propiedades elásticas del tejido pulmonar unido a la rigidez torácica producida por la calcificación de los cartílagos costales, la cifosis y la debilidad de los músculos respiratorios caracterizan los cambios en el aparato respiratorio, cuyas consecuencias fisiológicas se expresan en el aumento del volumen residual, la disminución de la capacidad vital y del volumen de reserva espiratorio, la reducción de la PO2 arterial y de la capacidad de difusión.5

El corazón pierde eficiencia y poder contráctil, se produce un alargamiento de la sístole y un enlentecimiento de la fase de relajación, con reducción del volumen sistólico (0,7 % por año) y del gasto cardiaco (1 % por año). Si bien estos cambios no se traducen durante el reposo, sí son importantes durante el ejercicio por unírsele la disminución de la capacidad de respuesta de los receptores adrenérgicos para alcanzar una frecuencia cardiaca proporcional al grado de esfuerzo. La acumulación de lípidos en la íntima, de depósitos de calcio y el aumento de fibras colágenas provoca la pérdida de elasticidad y el estrechamiento de la luz arterial; se encuentra como hallazgo habitual una aorta dilatada y elongada. Las válvulas cardíacas son más engrosadas y rígidas como consecuencia de la fibroesclerosis pudiendo encontrarse soplos de carácter funcional a la auscultación.

El riñón disminuye el número de glomérulos funcionantes con disminución progresiva del filtrado y una reducción del aclaramiento de creatinina a partir de la cuarta década. La función tubular también se reduce y produce una disminución de la capacidad para concentrar y diluir la orina, factor que puede ser predisponente para la deshidratación.

En el tubo digestivo hay una disminución de la función motora que se traduce en una mayor tendencia al estreñimiento y predisposición al sobrecrecimiento bacteriano intestinal. Es frecuente la atrofia de la mucosa gástrica con disminución de la secreción clorhidropéptica con consecuencias en la absorción del hierro y la vitamina B12.

En el cerebro disminuye el número de neuronas, que se compensa con el fenómeno de la neuroplasticidad. Otros hallazgos, que pueden observarse en ancianos sanos pero también en dementes, consisten en la aparición de placas seniles, ovillos neurofibrilares, depósito de amiloide en los vasos sanguíneos y cuerpos de inclusión de Lewis. Desde el punto de vista funcional existe una reducción en el control muscular, aumento del balanceo del cuerpo a la bipedestación, cambios en la marcha con disminución de la amplitud de los pasos y de altura de los pies al caminar, así como disminución de la agudeza visual y auditiva, factores que predisponen a las caídas. En la esfera cognoscitiva existe deterioro de la memoria reciente con dificultad para nuevos aprendizajes pero que a nivel fisiológico no interfiere con la vida de relación del individuo.

A pesar de que la médula ósea senil puede estar sustituida por grasa hasta en un tercio, sus funciones se mantienen sin menoscabo de la producción de elementos formes de la sangre. Los hematíes muestran un ligero aumento de la fragilidad osmótica y los leucocitos una disminución de su poder fagocítico y bactericida.

El sistema endocrino también envejece y puede citarse la disminución de las hormonas sexuales consecutivas al climaterio y alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario; no se producen cambios sustanciales en las hormonas tiroideas ni suprarrenales. 5

El aumento de la susceptibilidad de las personas ancianas a los padecimientos infecciosos y las neoplasias puede ser consecuencia de la decadencia inmunológica, lo que se ha atribuido en gran parte a la atrofia que se produce en el timo relacionada con la edad. Se ha observado alteración de ambas respuestas inmunológicas, la celular y la humoral, a antígenos extraños y una respuesta acrecentada a antígenos antólogos, así como una alteración entre los linfocitos T reguladores. Las respuestas a las vacunas son menos enérgicas y aparece una declinación de la respuesta inflamatoria que provoca la presentación atípica de estos procesos, a menudo sin fiebre y con grados mínimos de dolor.

Por último, es obvio que existe deterioro de los mecanismos reguladores homeostáticos en la edad avanzada, en particular de la termorregulación, la osmorregulación y la actividad de los barorreceptores, lo que hace a estas personas propensas a la hipotermia, a las deshidrataciones y a la hipotensión ortostática. 3-6

Factores psicosociales presentes en la tercera edad

En comparación con otras etapas de la vida, la disminución de la fuerza muscular, la afectación de la nitidez de los órganos de los sentidos, la reducción de las potencialidades sexuales y la repercusión estética de los cambios posturales, la modificaciones de la marcha y alteraciones de la piel determinan ,junto a los déficit apreciados en la memoria la afectividad, los intereses, la volición, las capacidades y los hábitos, una relativa situación de desventaja que de no ser compensadas con las gratificaciones psicosociales que deben emanar del medio familiar, laboral y social, provocan una actitud de notable sensibilidad, recelo y hostilidad que da al traste con las relaciones interpersonales y se expresa muchas veces por actitudes hipercríticas, tozudez, retraimiento afectivo, autosuficiencia y otras conductas orientadas a negar sus necesidades de afecto.7

La utilización de recursos psicológicos permite una adaptación progresiva a las nuevas circunstancias personales y sociales. Una de las adaptaciones psicológicas que hay que realizar es la de aceptar la propia edad y sus circunstancias, entre las que se incluyen normalmente déficit de las capacidades. Algunos pueden pensar que sus capacidades físicas y mentales se mantienen como en su juventud, en sentido opuesto se encuentra la baja autoestima y confianza en las capacidades que poseen con el resultado de actitudes de autocompasión y búsqueda de la compasión de los demás, además de manifestaciones de soledad y abandono.

Una respuesta positiva se encuentra en la utilización adecuada del tiempo disponible a través de la realización de labores no profesionales y socialmente útiles, establecer nuevas relaciones y reforzar las relaciones familiares y sociales ya existentes. Todas estas opciones permiten incrementar la comunicación y el apoyo afectivo en pro de un desarrollo personal adecuado a la edad. 6,7

En esta etapa, no sólo afectan los problemas de salud sino otro grupo de factores, que se han denominado de riesgo social en la vejez, lo que conlleva en ocasiones a ser considerados los ancianos como difíciles, por quienes lo rodean, y es alarmante en estos casos el nivel de rechazo intergeneracionales que se establece.

A pesar de los cambios orgánicos, las modificaciones del aspecto y el empobrecimiento gradual de las capacidades, el anciano no está exento de potencialidades creativas y de necesidades emocionales, por lo que incluso, después de los 70 años, se incorporan activamente en la sociedad cuando son considerados y respetados. Recordemos que la dependencia y el deterioro físico y psíquico, más que la muerte, en sí mismo constituyen el fantasma de la edad senil y la mayor preocupación del anciano.

En la sociedad, la mayoría de las personas adultas mayores necesitan jugar un papel directamente productivo para poder sobrevivir económicamente, aunque no siempre logran obtener un trabajo adaptado a sus necesidades físicas, en un ambiente saludable y con los apoyos necesarios para mantener la funcionalidad. En cualquier caso es importante, que las personas adultas mayores tengan la información, el apoyo y las oportunidades necesarias para continuar contribuyendo al bienestar propio y al de la sociedad. También deberán tener las garantías y las protecciones adecuadas para poder envejecer y vivir el final de su vida con dignidad y apoyo familiar y social.

Durante los últimos años se ha logrado un consenso internacional sobre algunos de los factores sociales determinantes de la salud en las personas adultas mayores. Estos incluyen factores demográficos, situación socioeconómica, factores psicosociales como adaptabilidad y estrés, además del capital social del individuo. La evidencia de la relación entre estos factores y el estado de salud de las personas adultas mayores es amplia, aunque todavía estos temas siguen siendo importantes para investigadores.

FACTORES DE RIESGO SOCIAL EN LA VEJEZ.

  • 1. Estilo de vida del paciente y su familia.

  • 2. Economía individual y familiar.

  • 3. Relaciones interpersonales e intergeneracionales.

  • 4. Actitudes e imagen social del anciano.

  • 5. Uso del tiempo libre.

  • 6. Pérdida del papel que ocupaba en la familia, el trabajo y la sociedad.

  • 7. Soledad e incomunicación.

  • 8. Viudez.

  • 9. Adaptación a la jubilación, grado de desmoralización ante este hecho y condiciones sociales que favorezcan este proceso.

  • 10. Clima emocional familiar y grado de apoyo que se le brinda al anciano.

  • 11. Repercusión social de las enfermedades físicas.

12 Estructura social y valores culturales de la población.

Estilos de vida saludables

Definidos como los procesos sociales, las tradiciones, los hábitos, conductas, comportamientos de los individuos y grupos de población que conllevan a la satisfacción de las necesidades humanas para alcanzar el bienestar y la vida.

La esperanza de vida y su incremento, en término de política de salud debe asociarse al concepto de calidad de vida, debido a la relevancia que la longevidad trae a la vida humana. La prolongación de la vida debe ir acompañada de mejoría de calidad de vida de quienes alcanzan esta etapa, siendo imprescindible el crecimiento del estado de salud, así como sus demandas 8,9.

Algunos de estos factores protectores o estilos de vida saludables pudieran ser:

  • Tener sentido de vida, objetivos de vida y plan de acción.

  • Mantener la autoestima, el sentido de pertenencia y la identidad.

  • Mantener la autodecisión y la autogestión y el deseo de aprender.

  • Brindar afecto y mantener la integración social y familiar.

  • Tener satisfacción con la vida.

  • Promover la convivencia, solidaridad, tolerancia y negociación.

  • Capacidad de auto cuidado.

  • Seguridad social en salud y control de factores de riesgo como obesidad, vida sedentaria, alcoholismo, tabaquismo, abuso de medicamentos, estrés y alguna patología como Hipertensión o Diabetes.

  • Ocupación del tiempo libre y disfrute del ocio.

  • Comunicación a nivel familiar y social.

  • Accesibilidad a programas de bienestar, salud, educación, culturales y recreativos entre otros.

  • Seguridad económica.

A lo largo de la vida, la conducta humana se desenvuelve en forma sucesiva en ámbitos diferentes con predominio significativo en cada edad. Pero en .esta sucesión existen además, momentos que para el individuo se constituyen en cambios estructurales, dichos cambios aparecen como puntos de referencia a partir del cual la vida en la persona toma otro rumbo, y como una de las consecuencias de la adaptación y el cambio hacia conductas que resulten apropiadas a las nuevas circunstancias, las que se constituyen en premisas y consecuencias de los que algunos autores les llaman, accidentales, inesperados e imprevisibles, no ocurriendo en tiempos específicos, para cuya adaptación se requiere de adecuados recursos personales. 10

Diversos estudios, demuestran cómo la percepción que los mayores tienen de su salud influye en la calidad de vida de estos sujetos y en concreto intervienen en su estado de salud. 11

El diagnóstico de la depresión en las personas mayores es un tema complicado que lleva a muchos errores. Es frecuente que los síntomas de la depresión sean tomados como algo normal en el anciano y no se les preste la atención suficiente. Además, estos pacientes suelen tener muchas patologías y el médico puede creer que el estado de ánimo del enfermo es consecuencia únicamente de su situación, o que el resto de procesos contraindica la toma de antidepresivos.

Estos errores proceden del desconocimiento acerca de la depresión en la tercera edad, que en algunos casos es incluso confundida con demencia cuando el síntoma fundamental radica en el deterioro de la memoria. Las personas al envejecer tienden a no expresar sus sentimientos, por lo que podemos encontrar síntomas somáticos como pérdida de apetito, cefalea, a menudo tan variados que nunca son achacados a una depresión. Además, los pacientes mayores suelen tomar tal cantidad de medicamentos que el médico aunque detecte una depresión suele preferir no añadir ninguno más, teniendo en cuenta por supuesto la posibilidad de que produzcan efectos secundarios. 12,13

Las personas mayores padecen situaciones de pérdida más a menudo que ningún otro grupo, pérdida de la aptitud física y mental, pérdida del empleo, pérdida o muerte de amigos, pérdida de la independencia, muerte del cónyuge, anualmente 800.000 personas enviudan en los Estados Unidos y el 20% de ellas reúnen los criterios diagnósticos de depresión mayor. El suicidio es particularmente frecuente en hombres mayores de 65 años quienes representan el 80% de las muertes por esa causa. 13

El estrés en el adulto mayor.

Los factores estresantes en la vida social, provenientes de la macro sociedad (estructura social) y comunidad y de la micro sociedad (familia y amigos) se pueden clasificar en agudos con un impacto poderoso y único, o en crónicos que se manifiestan de forma repetitiva y duradera (García 1988). Tanto los factores provenientes de la micro sociedad como los de la macro sociedad afectan al anciano.

Por lo general el estrés agudo pasa a ser crónico en la mayoría de los casos, ya que los ancianos no llegan a recuperarse totalmente de las situaciones amenazantes o de agresión en que se ven envueltos. La recuperación dependerá de un equilibrio psíquico y de un enfrentamiento que requiere la movilización de los recursos psíquicos con los que el anciano ya no cuenta.

Enfrentamiento al estrés en la tercera edad.

La vida moderna está sujeta a un ritmo en el cual es casi inevitable la sobre tensión o estrés en cualquier etapa de la vida, por lo que se plantea que ante la inevitabilidad de este hecho, su enfrentamiento se convierte en un proceso psicológico fundamental, a fin de evitar o atenuar sus graves consecuencias físicas o psíquicas. Se supone que al sentirse amenazado o retado, el individuo realice una serie de actividades que lo hagan tolerar tal situación y cuyos objetivos son:

  • 1. Contener el sufrimiento o malestar.

  • 2. Mantener la autoestima.

  • 3. Mantener las relaciones interpersonales.

  • 4. Enfrentar las condiciones de la nueva situación.

El anciano cuenta con muy pocos recursos para tolerar el estrés, ya que por lo general carece de capacidad suficiente para enfrentar nuevas situaciones con éxito, transita por diversos grados de pérdida de la autoestima y es menos tolerante al sufrimiento, cuestión que se encuentra como característica (y no como eventualidad) en esta etapa de la vida.

Un comportamiento efectivo para enfrentar el estrés requiere:

  • 1. Búsqueda activa de ayuda en otras personas.

  • 2. Exploración activa de la realidad.

  • 3. Mantenimiento del control.

  • 4. Confianza en sí mismo.

El enfrentamiento exitoso al estrés depende de funciones que se encuentran en mayor o menor medida afectadas en el anciano. El enfrentamiento al estrés en esta etapa de la vida, se aleja de lo definido como adecuado y normal para los adultos en general.

En primer término, la búsqueda activa de ayuda en otras personas tropieza con el inconveniente de que estas no existen, porque murieron o porque con los que se cuenta no pertenecen a su misma generación, lo que puede provocar distorcionamiento.

La exploración de la realidad con actividad consecuente de búsqueda de soluciones se dificulta ante la merma neuropsíquica que caracteriza la vejez. La búsqueda de soluciones certeras, si son muy complicadas agotaría las energías mucho antes de que se logre hallar la solución exitosa. En cuanto al mantenimiento del control, debemos tener en cuenta las alteraciones de la afectividad, que con tanta frecuencia producen los ancianos, al mismo tiempo que la pérdida de la confianza en sí mismos.

Fuentes de estrés y apoyo social.

Como indicadores de estrés social se utilizan dos variables; la primera se relaciona con el hecho de no contar con suficiente dinero para cubrir las necesidades básicas de la vida diaria y la otra está relacionada con el sentido de duelo por la muerte de un ser querido o la pérdida de un rol social importante para el individuo.

Existe una relación entre la auto-percepción de salud y el nivel de estrés económico que percibe la persona mayor. También se considera que el duelo o el estrés relacionado a pérdidas sociales son factores, que combinados con otros factores demográficos, tienen una relación importante con la salud física y mental.14

Para determinar las fuentes fundamentales de estrés, debemos partir del criterio de pérdidas. El anciano percibe que ha perdido capacidades, funciones sociales y laborales, familiares y amigos.

El grado de estrés a que está sometido un anciano está relacionado con la compensación o sustitución que haya podido hacer ante este panorama de pérdidas (jubilación, enfermedades, viudez, etc.) independientemente de otras fuentes de estrés ubicadas en la familia y la sociedad.

El apoyo social que recibe de familias, amigos e instituciones contribuirá notablemente en su adaptación. Estudios realizados en este sentido han mostrado una enorme influencia del apoyo social en la disminución de las cifras de morbilidad y mortalidad del anciano.

El estrés emocional prolongado es capaz de acelerar el proceso de envejecimiento a nivel celular y provocar la aparición de algunos síntomas tan evidentes como las temidas canas o las arrugas.

Así lo ha demostrado un equipo de la Universidad de California (EE UU) después de analizar a un grupo de 39 mujeres sometidas a una situación de estrés constante y prolongada debido a las enfermedades crónicas que padecían sus hijos (autismo, parálisis cerebral…). Su proceso de envejecimiento se comparó con el de otras 19 madres de perfil similar pero cuyos vástagos estaban sanos.

 Para ello, los científicos examinaron los telómeros, unos fragmentos de ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que se van acortando con cada nueva división celular. Con la edad, los telómeros se van haciendo más y más cortos hasta que las células ya no se pueden dividir más y mueren de forma natural (en un proceso conocido como apoptosis).

 En las personas jóvenes, una enzima llamada telomerasa (cuyos niveles también descienden con la edad) se encarga de corregir el proceso, tratando de mantener la longitud de los telómeros.

 Los investigadores, dirigidos por la doctora Elisa Epel, examinaron estas estructuras celulares en las muestras de sangre extraídas y descubrieron que el estrés era capaz de acelerar el proceso, de manera que aquellas mujeres que más tiempo llevaban cuidando de sus niños enfermos tenían los telómeros más cortos. Hasta el punto de ser equivalentes a los de una persona 10 años mayor.15

No podemos hablar de familia y tercera edad sin hablar de funcionamiento familiar, el cual se expresa por la forma en que el sistema familiar como grupo es capaz de enfrentar las crisis, valorar las formas en que se permiten las expresiones de afecto, el crecimiento individual de sus miembros, y la interacción entre ellos, sobre la base del respeto, la armonía, la independencia y el espacio del otro. Según los criterios de la OMS, uno de los fines principales de cada país debe ser incrementar el nivel de salud de la población haciendo referencia a la familia como uno de los grupos fundamentales en el terreno de la salud, la cual puede contribuir al mantenimiento de la salud en tanto es un espacio de aprendizaje; es en este grupo donde se forman hábitos, costumbres, creencias, valores, y estilos de vida saludables que conducen a comportamientos protectores de salud. 16

Conclusiones

El proceso de envejecimiento es continuo, heterogéneo, universal, e irreversible y determina una pérdida progresiva de la capacidad de adaptación. Está influenciado por varios factores: biológicos, psicológicos y sociales y dentro de estos últimos ocupa un lugar muy importante el medio familiar, siendo la familia un grupo insustituible donde debe lograrse la funcionabilidad de la misma y la integración de los ancianos a ella como único modo de alcanzar estilos de vida saludables en la tercera edad.

Referencias bibliográficas

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Sobre los autores

País: Cuba

Ciudad: Bayamo.

Créditos:

  • 1. Especialista de Primer Grado en  Medicina Interna. Máster en Urgencias Médicas. Profesora Instructora.

  • 2. Especialista de Segundo Grado en Urología. Máster en Longevidad Satisfactoria. Profesor Auxiliar.

  • 3. MSc Longevidad Satisfactoria, Licenciada en  Rehabilitación Social y Ocupacional. Profesora Instructora.

  • 4. Especialista de Segundo Grado en Medicina General Integral. Máster en Atención Primaria de Salud. Profesora Auxiliar.

  • 5. Licenciado en Terapia Física y Rehabilitación. Profesor Instructor

  • 6. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral y en Medicina Física y Rehabilitación. Profesora Instructora.

 

 

Autor:

Idalmis Carrazana Fonseca1,

Guillermo José Martínez Ginarte2,

Milagros de la Caridad García Kindelán3,

Frayda M. Gómez Vázquez4,

Eliseo Rafael Ramos Aguilar5,

Martha Zucel Ledea Beatón6.

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