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Desigualdades en la distribución de la renta en los países desarrollados (II) (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Los jóvenes no han terminado de pagar la factura
de la recesión. Lo dice la OCDE que en su informe anual de
situación para España, augura que el paro juvenil
rozará el 60% en los próximos años mientras
continúa la desaceleración económica.
Según los cálculos del organismo internacional,
cada punto de caída del PIB aumentará el paro
juvenil por encima del 2,3%. Por ese motivo, la OCDE espera un
paro general que rozará el 27% el año que viene
(como ya había adelantado) y un paro juvenil que
acariciará el 60% en 2013.

Las posibilidades de que eso ocurra son altas a juicio
de un organismo que arranca su informe diciendo que
"España sigue inmersa en una recesión prolongada" y
que "las probabilidades de que se produzca una pronta
recuperación son remotas".

La OCDE denuncia el uso de los contratos temporales se
ha convertido en abuso. Ya no son sólo los trabajadores en
pruebas y los menos cualificados los que tienen un contrato
temporal durante los dos años que permite la nueva
legislación. En la actualidad, uno de cada cinco
jóvenes con estudios universitarios mantiene un contrato
temporal hasta los 39 años. La tasa es del doble para los
trabajadores menos cualificados.

Según los datos de la OCDE, tras apurar los dos
años de contratos temporales, más de 22% de los
jóvenes entre 15 y 29 años de edad siguen
todavía sin contrato fijo porque sus empleadores cambian
la denominación de su puesto de trabajo o pasa
directamente a engrosar el paro.

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Del análisis económico a la
recomendaciones políticas

Con ese diagnóstico sobre la mesa, la OCDE hace
varias orientaciones generales para coordinar la relación
entre formación y empresa así como para reducir el
abandono escolar y, al mismo tiempo, plantea varias
recomendaciones de medidas concretas para reformar el mercado
laboral:

  • Contrato único: Con una indemnización
    creciente en función de la antigüedad acumulada
    para terminar con la dualidad entre contratos fijos y
    temporales.

  • Rebaja del subsidio de desempleo: La OCDE propone
    profundizar en la reforma laboral abaratando todavía
    más el despido con el argumento de un subsidio alto
    disuade de buscar empleo y que "incluso la
    indemnización de 33 días por año
    trabajado es alta en la comparación
    internacional".

  • Descuelgue de los convenios colectivos: La OCDE
    plantea que las empresas que no quieran ser reguladas por los
    convenios que se aplican a sus sectores puedan negociar
    directamente con sus trabajadores.

  • Creación de un fondo de seguro de paro por
    parte de las empresas: Que deberían dotar las
    compañías con cuantías variables en
    función de su número de despidos.

"Los beneficios récord en las grandes
empresas coinciden con los salarios totales mínimos en
relación al producto Nacional Bruto en Estados Unidos. No
es una casualidad, es una consecuencia de las políticas de
los gobiernos y bancos centrales"…
Bancos centrales: los
QE impulsan a grandes empresas y hunden a las familias (El
Confidencial – 5/12/12)

En Estados Unidos los salarios totales han estado
disminuyendo en términos de su participación en la
economía norteamericana desde el año 1970. Su peso
entonces era en el entorno del 53,5% del PNB estadounidense. En
estos 43 años, el descenso en la participación del
total salarial en la economía descendió
continuamente excepto en los años 1995 a 2000 del "boom"
tecnológico y de Internet. Seguramente este repunte solo
se debió a los salarios del sector tecnológico,
especialmente por las "stock options" a directivos y empleados. A
partir de este pico en el año 2.000, la tendencia a la
baja salarial continuó incluso con mayor fuerza del 49%
sobre el PNB entonces hasta poco más del 43,5%
actual.

Por tanto el nivel salarial norteamericano ha perdido
nada menos que 10 puntos del PNB en 43 años.

¿Y si ha disminuido el pago salarial en
términos del total de la economía que han hecho los
ingresos familiares en USA?

Los ingresos familiares aumentaron hasta el año
2000 y a partir de allí han empezado a
reducirse.

¿Por qué aumentaron los ingresos
familiares en términos reales cuando los salarios no lo
hicieron en los años 80 y 90? ¿Y por qué
ahora están descendiendo en términos reales o
ajustados a la inflación a partir del año 2.000?
Quizás una parte de la explicación proviene del
endeudamiento y del crecimiento económico. Si la
economía crece las familias obtienen más ingresos
de alquileres o ventas de activos que les permite gastar o
consumir más lo que beneficia a otras familias.
Además si todas las familias, empresas y Estado se
endeudan como lo han hecho en los últimos 20 a 30
años, crecen los ingresos de todos, del estado, de las
empresas y de las familias.

Pero es que, además, las familias, a partir del
inicio de esta crisis en 2008, han empezado a reducir su
endeudamiento, lo que claramente desciende la renta disponible
del conjunto de familias al disminuir la renta disponible y en
consecuencia su capacidad de gasto.

Recordad que los datos del PIB o PNB se calculan sin
descontar la deuda, por tanto si una familia incrementa
continuamente su deuda, y todas las familias del país lo
hacen, los datos económicos publicados reflejaran siempre
una riqueza que en realidad debería restarse el saldo de
deuda total para conocer si de verdad el patrimonio neto familiar
ha aumentado o no.

Lo que es cierto es que los grandes desequilibrios entre
la población puede ser la antesala de una crisis tras los
excesos cometidos. Analizando el reparto de la riqueza en Estados
Unidos se detecta claramente unos excesos insostenibles que solo
se produjeron en los años previos a la gran
depresión de los años 30.

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¿Y qué ha ocurrido con los beneficios de
las empresa en USA?, como es lógico han sido mucho
más volátiles oscilando entre el 3% sobre PNB y el
9% desde los años 40 hasta el año 2.000. El
mínimo de los beneficios empresariales se produjo justo a
mediados de los años 80 cuando los Estados Unidos
salían de la durísima recesión post crisis
del petróleo cuando sus tipos de interés estuvieron
muy claramente por encima de tasas del 10% durante muchos
años.

¿Y cómo se encuentran los beneficios
empresariales en estos momentos? De forma sorprendente, se
encuentran en máximos históricos nunca alcanzados,
suponiendo el 11% del PNB USA con el último dato publicado
a octubre 2012.

¿Cómo puede ser que en la mayor crisis
desde los años 30 los beneficios de las empresas
estén en máximos? Obviamente se trata de las
grandes corporaciones, las pymes están sufriendo
enormemente tanto en Estados Unidos como en Europa. Uno de los
pocos indicadores de la salud de las pymes, se publica en los
Estados Unidos por la NFIB y refleja que a octubre 2002, su salud
financiera está aún muy lejos de la de los
años 90 y 2000.

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En consecuencia, y por eliminación, las grandes
empresas multinacionales norteamericanas están en su mejor
momento de la historia. Los factores fundamentales para ello,
resultan ser:

1. La deslocalización ha permitido reducir costes
en la producción externa, así como presionar a la
baja a los costes de producción interiores, es decir de
las fábricas en Estados Unidos. Esta
deslocalización ha presionado a la baja los salarios
manufactureros, que no los de servicios, en Estados Unidos y
Europa.

2. La globalización les ha permitido aumentar sus
ventas y beneficios, e incluso sus márgenes en algunos
sectores, en países emergentes.

3. La política de los bancos centrales y
gobiernos occidentales de promover el endeudamiento de familias,
empresas y administraciones públicas, supuso hasta 2007 un
aumento enorme e imparable de los ingresos totales en la
economía. Una vez explota la burbuja de endeudamiento en
2008, la FED primero y el Banco de Inglaterra y el BCE luego con
sus Quantitative Easing (QE), compras de bonos a mercado y sus
inyecciones masivas para salvar a los que en su día se
extralimitaron en términos de endeudamiento, han
disminuido al mínimo histórico los costes de
financiación de las grandes empresas.

Muy recientemente alguna gran multinacional
norteamericana reconoció que los costes de
financiación son tan bajos que realizó una gran
emisión de bonos a muy largo plazo aunque no necesitaba el
dinero.

Esta política de ayudar a quien haya hundido un
banco o un Hedge Fund o un país probablemente
empezó en 1998 con la quiebra del LTCM. Fue en 1998 que
los grandes bancos comerciales y de inversión vieron que
lo más inteligente era apalancarte al máximo y si
ganas perfecto y si pierdes ya vendrá el banco central o
el gobierno a poner dinero.

– Estados Unidos espera en vano (Project Syndicate –
6/12/12)

(Por Joseph E. Stiglitz) Lectura recomendada

Nueva York.- Después de una dura campaña
electoral cuyo costo superó holgadamente los 2 mil
millones de dólares, para muchos observadores los cambios
en la política estadounidense no fueron tantos: Barack
Obama aún es presidente, los republicanos todavía
controlan la Cámara de Representantes y los
demócratas mantienen su mayoría en el Senado.
Estados Unidos enfrenta un "precipicio fiscal" -aumentos en los
impuestos y recortes en el gasto automáticos a partir de
principios de 2013, que muy probablemente llevarán a la
economía a una recesión a menos que se logre un
acuerdo bipartidario sobre una alternativa fiscal-
¿podría haber algo peor que una parálisis
política ininterrumpida?

De hecho, la elección tuvo varios
efectos saludables -más allá de mostrar que el
gasto corporativo desenfrenado no puede comprar una
elección y que los cambios demográficos en EEUU
pueden condenar al extremismo republicano. La campaña
explícita de los republicanos en algunos estados para
privar del derecho al voto a ciertas personas -como en
Pensilvania, donde intentaron dificultar que los afroamericanos y
latinos se registrasen para votar- resultó
contraproducente: quienes vieron sus derechos amenazados
encontraron motivos para entrar en acción y ejercerlos. En
Massachusetts, Elizabeth Warren, una profesora de derecho de
Harvard e incansable defensora de reformas para proteger al
ciudadano común de las prácticas abusivas de los
bancos, ganó una banca en el Senado.

Algunos de los asesores de Mitt Romney parecieron
desconcertados por la victoria de Obama: ¿no se
definían las elecciones con los temas económicos?
Confiaban en que los estadounidenses olvidarían que el
afán desregulador de los republicanos había llevado
a la economía al borde de la ruina, y en que los votantes
no hubiesen notado como su intransigencia en el Congreso
había evitado la implementación de políticas
más eficaces tras la crisis de 2008. Los votantes,
supusieron, se centrarían solo en el malestar
económico del momento.

Los republicanos debieron prever el interés
estadounidense por cuestiones como la quita del derecho al voto y
la igualdad para ambos sexos, pero no lo hicieron. Si bien estos
temas se refieren al núcleo de los valores del país
-lo que implica para nosotros la democracia y los límites
a la intromisión gubernamental en las vidas de las
personas- también son cuestiones económicas. Como
explico en mi libro The Price of Inequality (El precio de la
desigualdad), gran parte del aumento de la desigualdad
económica en EEUU puede atribuirse a un gobierno en el
cual los ricos tienen una influencia desproporcionada -y la usan
para afianzarse. Obviamente, cuestiones como los derechos
reproductivos y el casamiento homosexual también tienen
grandes consecuencias económicas.

En términos de la política
económica para los próximos cuatro años, la
causa principal de celebración poselectoral es que los
EEUU ha evitado medidas que hubieran impulsado el país
hacia la recesión, aumentado desigualdad, impuesto
más penurias a los ancianos e impedido el acceso al
cuidado de la salud a millones de estadounidenses.

Más allá de eso, esto es
lo que los estadounidenses deberían esperar: una ley
sólida de "empleo" -basada en inversiones en
educación, atención sanitaria, tecnología e
infraestructura- que estimule la economía, restablezca el
crecimiento, reduzca el desempleo y genere ingresos impositivos
que superen a sus costos con un amplio margen para mejorar la
posición fiscal del país. También pueden
esperar un programa de vivienda que finalmente se ocupe de la
crisis estadounidense de las ejecuciones de hipotecas.

Además es necesario un programa
integral para aumentar las oportunidades económicas y
reducir la desigualdad -su meta será eliminar durante la
próxima década el dudoso honor estadounidense de
ser el país avanzado con la mayor desigualdad y la menor
movilidad social. Esto implica, entre otras cosas, un sistema
impositivo justo, más progresivo y que elimine las
distorsiones y los vacíos legales que permiten a los
especuladores pagar impuestos a tasas efectivas menores que las
que deben afrontar quienes trabajan para ganarse la vida, y que
los ricos usen las Islas Caimán para evitar pagar la
contribución que les corresponde.

Estados Unidos -y el mundo- también se
beneficiarían con una política energética
que reduzca su dependencia de las importaciones, tanto por un
aumento de su producción local como por la
reducción del consumo, y que reconozca los riesgos que
implica el calentamiento global. Además, la
política de ciencia y tecnología estadounidense
debe reflejar que los aumentos de largo plazo en los
estándares de vida dependen del crecimiento de la
productividad, que refleja el progreso tecnológico que
supone cimientos sólidos en la investigación
básica.

Finalmente, EEUU necesita un sistema
financiero que sirva a toda la sociedad en vez de funcionar como
un fin en sí mismo. Eso significa que el foco del sistema
debe desplazarse de los intercambios especulativos y las
negociaciones con cartera propia a los préstamos y la
creación de empleos, algo que implica reformas en la
regulación del sector financiero y de las leyes
antimonopolio y de gobierno corporativo, junto con la
cohesión necesaria para garantizar que los mercados no se
conviertan en casinos manipulados.

La globalización ha llevado a que
todos los países sean más interdependientes y
requieran una mayor cooperación mundial. Podríamos
esperar que Estados Unidos muestre un mayor liderazgo en la
reforma del sistema financiero global abogando por una
regulación internacional más fuerte, un sistema de
reserva mundial y mejores formas para reestructurar la deuda
soberana; en ocuparse del calentamiento global; en democratizar
las instituciones económicas internacionales; y en
proporcionar asistencia a los países más
pobres.

Los estadounidenses deberían esperar todo esto,
aunque no soy muy optimista sobre las probabilidades de que lo
obtengan. Es más probable que Estados Unidos
continúe con sus enredos –aquí otro
pequeño programa para los estudiantes y propietarios en
dificultades, allá el final de los recortes impositivos de
la era Bush para los millonarios, pero sin una reforma impositiva
completa, recortes importantes en el gasto en defensa ni
progresos significativos sobre el calentamiento
global.

Con la crisis del euro que probablemente
continuará incólume, el continuo malestar
estadounidense no augura nada bueno para el crecimiento mundial.
Lo que es aún peor, en ausencia de un sólido
liderazgo estadounidense, los problemas globales de larga data
–desde el cambio climático hasta las urgentemente
necesarias reformas del sistema monetario internacional–
continuarán enconándose. De todas formas, debemos
estar agradecidos: es mejor seguir en el mismo lugar que avanzar
en la dirección equivocada.

(Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics and
University Professor at Columbia University, was Chairman of
President Bill Clinton"s Council of Economic Advisers and served
as Senior Vice Pr…)

– Los millones olvidados (El País –
9/12/12) Lectura recomendada

El problema de EEUU no es la crisis
fiscal sino la crisis de empleo que sufre

(Por Paul Krugman)

Vamos a dejar clara una cosa: Estados Unidos no se
enfrenta a una crisis fiscal. Sin embargo, sigue sufriendo en
gran medida una crisis de empleo.

Resulta fácil confundirse con la cuestión
fiscal, ya que todo el mundo habla del "precipicio fiscal". De
hecho, una encuesta reciente indica que una gran mayoría
de los ciudadanos cree que el déficit presupuestario
aumentará si caemos por ese precipicio.

En la práctica, cómo no,
es justo lo contrario: el peligro es que el déficit se
reduzca en exceso y demasiado deprisa. Y los motivos por los que
podría suceder eso son puramente políticos;
podríamos estar a punto de recortar drásticamente
el gasto y subir los impuestos no porque los mercados lo exijan,
sino porque los republicanos han estado usando el chantaje como
estrategia de negociación, y el presidente parece
dispuesto a ponerles en evidencia.

Es más, a pesar de años de
advertencias por parte de los sospechosos habituales acerca de
los peligros de los déficits y de la deuda, nuestro
Gobierno puede adquirir préstamos a unos tipos de
interés increíblemente bajos (los tipos de
interés sobre los bonos de EE UU protegidos contra la
inflación son de hecho negativos, de modo que los
inversores pagan al Gobierno para que haga uso de su dinero). Y
no me digan que los mercados podrían volverse contra
nosotros de repente. Recuerden que el Gobierno de EEUU no puede
quedarse sin efectivo (él imprime los billetes), de modo
que lo peor que podría pasar sería que cayese el
dólar, lo cual no sería tan terrible y de hecho
podría ayudar a la economía.

No obstante, hay todo un sector construido en torno al
fomento del pánico al déficit. Hay grupos
empresariales espléndidamente financiados que no paran de
exagerar el peligro de la deuda gubernamental y la urgencia de
reducir el déficit ya, ya mismo; solo que, de repente,
esos mismos grupos nos advierten de los peligros de una
reducción excesiva del déficit. No es de
extrañar que los ciudadanos estén confusos. Por
otro lado, no hay prácticamente ninguna presión
organizada que se ocupe de algo terrible que de hecho está
ocurriendo ahora mismo, concretamente, el paro a gran escala.
Sí, hemos hecho algunos avances durante el último
año. Pero el desempleo a largo plazo sigue a unos niveles
que no se habían visto desde la Gran Depresión: en
octubre, 4,9 millones de estadounidenses llevaban más de
seis meses en paro y 3,6 millones llevaban más de un
año sin trabajar.

Cuando vean cifras como esas, tengan
presente que estamos contemplando millones de tragedias humanas:
a individuos y familias cuyas vidas están quedando
destrozadas porque no pueden encontrar trabajo, ahorros agotados,
casas perdidas y sueños destruidos. Y cuanto más se
prolongue esto, mayor será la tragedia.

Nuestra crisis de empleo aún no
superada también tiene un coste económico enorme.
Cuando los ciudadanos dispuestos a trabajar tienen que soportar
una inactividad impuesta, la sociedad en su conjunto sufre la
pérdida de su esfuerzo y de su talento. La Oficina
Presupuestaria del Congreso calcula que lo que realmente estamos
produciendo está por debajo de lo que podríamos y
deberíamos producir, con una diferencia de alrededor del
6% del PIB, o 900.000 millones de dólares al
año.

Y lo que es aún peor, hay buenos motivos para
creer que el paro elevado está socavando también
nuestro crecimiento futuro, a medida que los parados de larga
duración pasan a ser considerados imposibles de emplear,
ya que la inversión se reduce como consecuencia de la
escasez de ventas.

¿Qué se puede hacer? El pánico en
relación con el precipicio fiscal ha sido revelador. Pone
de manifiesto que incluso los gruñones del déficit
son keynesianos encubiertos. Es decir, creen que en estos
momentos los recortes del gasto y las subidas de impuestos
destruirán puestos de trabajo; es imposible afirmar eso a
la vez que se niega que los aumentos del gasto y las bajadas de
impuestos temporales crean empleo. Sí, nuestra
economía todavía deprimida necesita más
estímulo fiscal.

Y, dicho sea en su favor, el presidente Obama ha
incluido una pequeña cantidad de estímulo
económico en su oferta presupuestaria inicial; la Casa
Blanca, al menos, no se ha olvidado por completo de los parados.
Desgraciadamente, casi nadie espera que esos planes de
estímulo se incluyan en el acuerdo que finalmente se
alcance, sea cual sea.

De modo que ¿por qué no
estamos ayudando a los parados? No es porque no podamos
permitírnoslo. Dados los costes tan bajos que tienen los
préstamos y el daño que el paro está
haciendo a nuestra economía y, por tanto, a la base
tributaria, resulta bastante fácil defender el argumento
de que gastar más para crear empleo ahora realmente
mejoraría nuestra situación fiscal a largo
plazo.

Tampoco es, creo yo, un problema realmente
ideológico. Hasta los republicanos, cuando se oponen a los
recortes en el presupuesto de defensa, empiezan a hablar
inmediatamente de cómo esos recortes destruirían
puestos de trabajo (y lo siento, pero el keynesianismo
armamentístico, la afirmación de que el gasto
público crea empleo, pero solo si se destina al
Ejército, no tiene sentido).

No, al final resulta difícil no
llegar a la conclusión de que es un problema de clases. A
la gente influyente de Washington no le preocupa perder su
empleo; la gran mayoría ni siquiera conoce a alguien que
esté en paro. La difícil situación de los
parados simplemente no ocupa un lugar predominante en sus
pensamientos y, por supuesto, los desempleados no contratan
grupos de presión ni hacen grandes contribuciones a las
campañas electorales.

Así que la crisis del paro se
prolonga más y más, a pesar de que tenemos tanto
los conocimientos como los medios para resolverla. Es una inmensa
tragedia, y también es un escándalo.

(Paul Krugman es profesor de Economía en
Princeton y premio Nobel de 2008. © New York Times Service
2012)

"El pulmón del planeta ha vivido en sus
propias carnes un total de once recesiones desde el fin de la II
Guerra Mundial. Un cúmulo de contracciones que ha
vapuleado el mercado laboral de Estados Unidos durante más
de medio siglo pero, al mismo tiempo, brindado una flexibilidad
inmejorable a la hora de adaptarse a contextos económicos
difíciles. Sin embargo, el país todavía
sufre las consecuencias de la conocida como Gran Recesión.
En medio de una recuperación enclenque e incompleta,
muchos se preguntan si las más de 23 millones de personas
en busca de empleo a este lado del Atlántico son
víctimas de un problema estructural o, simplemente,
dependen del crecimiento para volver a encontrar un puesto de
trabajo"…
¿Sobrevivirá el mercado laboral de
EEUU a la resaca de la recesión y el abismo fiscal? (El
Economista – 10/12/12)

Es cierto que durante los últimos tres
años, la tasa de desempleo ha tenido una relativa
tendencia bajista hasta situarse en un 7,7% el pasado mes de
noviembre (2012). Dicho esto, este porcentaje sigue estando muy
por encima de las lecturas previas a la recesión sufrida
en 2009, mientras que la cuota de la participación en el
mercado laboral (aquellos empleados que buscan activamente un
puesto de trabajo) apenas muestra señales de
recuperación. En estas circunstancias, algunos expertos
sostienen que la falta de una evolución clara es el
resultado de un daño estructural en la oferta de trabajo
que será difícil de reparar, incluso si la
economía norteamericana registrase un crecimiento robusto
y continuase apoyada en estímulos fiscales y
monetarios.

Al fin y al cabo, al contrario que en contextos
anteriores, la transformación provocada por la Gran
Recesión ha reducido sensiblemente la capacidad y voluntad
de los trabajadores potenciales a optar a los puestos
disponibles, ya que muchos no cuentan con las habilidades
requeridas o la capacidad suficiente para encontrar empleo. Como
resultado, la tasa natural de paro ha aumentado y el porcentaje
de la población que puede y quiere participar en el
mercado de trabajo ha disminuido, lo que implica que hay menos
margen de maniobra.

En estos momentos existen un total de 23,1 millones de
estadounidenses sin trabajo. Dentro de esta cifra se incluyen
alrededor de 12,3 millones de personas que cumplen con la
definición oficial de desempleo: trabajadores sin puesto
laboral que buscan activamente trabajo. En segundo lugar,
también se suman los 8,3 millones de empleados que
trabajan a tiempo parcial pero que desean y están
disponibles para trabajar a tiempo completo. En tercer lugar, se
añaden a los 2,5 millones de ciudadanos que quieren un
trabajo y están disponibles para trabajar, pero que han
renunciado a la búsqueda activa de trabajo. Para Joshua N.
Feinman, economista jefe de DB Advisors, el aumento sin
precedentes en el número de desempleados de larga
duración es una preocupación, "no porque es una
señal de problemas estructurales, sino porque
podría convertirse en una condición permanente si
se tarda demasiado tiempo en cambiar".

Por su parte, según apunta Nigel Gault,
economista jefe de la consultora IHS Global Insight, "la
creación de empleo se está manteniendo a pesar de
los temores sobre el abismo fiscal". "Esto sugiere que si se
puede negociar con éxito el ajuste fiscal sin prolongar la
incertidumbre, el crecimiento del empleo debería
acelerarse en 2013", añade.

Desde que el mercado laboral de EEUU tocase fondo en
febrero de 2010, la economía ha conseguido añadir
casi 5 millones de empleos. Sin embargo, debido a la
histórica sangría laboral experimentada durante la
Gran Recesión, el mercado laboral estadounidense cuenta a
diciembre de 2012 con 3,8 millones de puestos de trabajo menos de
la cifra registrada antes del comienzo de la recesión en
diciembre de 2007. Además, tampoco se debe pasar por alto
que, debido a que la fuerza laboral incrementa a medida que la
población crece, en los cinco años desde que
comenzó la crisis el país debería haber
sumado 5,2 millones puestos sólo para mantener la tasa de
desempleo estable.

"Si ponemos las cifras en perspectiva, podemos apreciar
que la brecha en el mercado de trabajo es de 9 millones de
empleos", explica Heidi Shierholz, economista del Instituto de
Política Económica. Es por ello que corregir el
déficit de 9 millones de empleos durante los
próximos tres años, sin dejar de lado el
crecimiento de la fuerza laboral, requeriría la
creación de cerca de 330.000 puestos al mes. Recordemos
que, según las cifras oficiales, la economía de
EEUU generó 146.000 empleos en noviembre de
2012.

"Los llamados minjobs -empleos de pocas horas
remunerados con un máximo de 450 euros mensuales libres de
impuestos y de cotizaciones- están destruyendo puestos de
trabajo regulares en Alemania, según un estudio difundido
este lunes por el Instituto de Investigaciones sobre el Mercado
Laboral (IAB)"…
Los "minijob"" destruyen el empleo regular
en Alemania, según un estudio (El País –
10/12/12)

El estudio destaca que actualmente hay en Alemania 7,4
millones de miniempleos y aproximadamente un tercio de ellos son
una segunda fuente de ingresos para quienes los ocupan. Este tipo
de trabajo, creado en 2003, es frecuente en algunos sectores como
el comercio y la hostelería en los que los empresarios han
impuesto una mayor flexibilidad ante los largos horarios y la
volatilidad de la demanda, mientras que en empresas de más
de 100 trabajadores, los distintos tipos de contratos suelen
complementarse y tener un crecimiento paralelo.

El IAB, adscrito a la Agencia Federal de Empleo, asegura
que los miniempleos debilitan la seguridad social por la falta
del pago de cotizaciones y denuncia que los que viven
exclusivamente de un trabajo de este tipo están condenados
a la pobreza en la vejez. Otros estudios, sin embargo, han
destacado como aspecto positivo este tipo de contrato al
considerar que a menudo ayudan a los parados de larga
duración a regresar al mercado laboral.

Según el informe, el 70% de los establecimientos
de comida emplea por lo menos un trabajador con minijob, lo que
ha llevado a esta modalidad a suponer el 34% del total de
empleados en este sector. En el del comercio minorista un 63% de
las empresas tiene miniempleos y suponen el 23% de los contratos
del sector. Por tamaño de empresas, bajo estos empleos
reducidos están enmarcados el 20% de los trabajadores de
compañías de entre 1 y 9 personas, el 15% en las
compañías de 10 a 99 empleados y solo el 5% en
aquellas con más de 100 empleados.

"Los costes laborales en España, con 21,88
euros por hora, se encuentran bastante por debajo de los
países más caros de la UE-27, pero "notablemente
por encima" de los competidores "low cost" de Europa y del resto
del mundo, según un análisis del Instituto de
Estudios Económicos (IEE) a partir de los datos del
Instituto de la Economía Alemana de Colonia"…
Los
costes laborales en España, por encima de sus competidores
"low cost" (Negocios.com – 11/12/12)

Noruega, con un coste laboral por hora trabajada de
52,61 euros, más del doble que en España, encabeza
la lista de los países más caros, seguido de Suiza
(44,96 euros), Bélgica (40,66 euros), Suecia (40,46
euros), Dinamarca (37,64 euros), Francia (35,91 euros), Alemania
(35,66 euros), Países Bajos (32,88 euros), Finlandia
(32,02 euros), Austria (31,88 euros), Luxemburgo (29,74 euros),
Irlanda (29,19 euros), Canadá (27,81 euros), Japón
(27,46 euros), Italia (26,45 euros), Estados Unidos (23,81
euros), y Reino Unido (23,12 euros).

A continuación se sitúa España,
cuyos costes se sitúan por encima de los 21 euros por hora
trabajada. También con dos dígitos, aunque menores,
se encuentran Grecia (15,85 euros), Corea del Sur (15,34 euros),
Eslovenia (13,69 euros), Chipre (13,27 euros), Malta (12,11
euros), y Portugal (10,40 euros).

Entre los 5 y 10 euros por hora trabajada figuran la
mayor parte de los "low cost" de Europa, además de otros
países. En concreto, en esta franja aparecen
República Checa, Eslovaquia, Brasil, Croacia, Estonia,
Hungría, Polonia, Letonia, Lituania y Rusia.

Cierran la tabla, con los menores costes laborales por
hora trabajada, Turquía (4,68 euros), Rumanía (3,73
euros), China (3,17 euros), Bielorrusia (2,88 euros), Bulgaria
(2,82 euros), Ucrania (2,50 euros), Georgia (2,02 euros),
Moldavia (1,88 euros) y Filipinas (1,50 euros).

– EEUU: el ascenso social va en descenso (The Wall
Street Journal – 17/12/12)

(Por Sean Coughlan) Lectura recomendada

La idea de ir a la universidad -y la expectativa de que
la próxima generación estará mejor educada y
será más próspera que su predecesora- ha
sido durante años una de las ambiciones innatas de la
clase media del país.

Sin embargo, ahora existe una profunda
preocupación, debido a que esta movilidad ascendente va en
sentido inverso.

Andreas Schleicher, asesor especial de
educación en la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dice
que Estados Unidos es actualmente la única gran
economía del mundo en la que la generación
más joven no estará mejor educada que la
anterior.

"Es un asunto de gran importancia porque gran parte del
poder económico actual de EEUU se basa en el alto grado de
capacitación de los adultos, que ahora está en
riesgo", dice Schleicher.

"Estas habilidades son el motor de la economía de
EEUU y ahora ese motor está fallando", agrega Schleicher,
uno de los expertos más influyentes del mundo en
educación internacional.

Potencia universitaria

Las estadísticas del informe
anual de la OCDE muestran que sólo uno de cada cinco
adultos jóvenes de EEUU consigue un nivel educativo
más alto que el de sus padres.

Este es uno de los índices
más bajos de ascenso social en el mundo
desarrollado.

A pesar de ser un país cuya imagen está
basada en el optimismo y la oportunidad, EEUU es ahora un lugar
en el que es poco probable que un hijo con padres poco educados
llegue a la universidad. Mucho menos probable que en cualquier
otro país industrializado.

Es exactamente lo contrario a un final
feliz de Hollywood.

Además, sólo uno de cada cinco
jóvenes adultos en EEUU se identifica ahora en
términos educativos con la "movilidad descendente", pues a
pesar de tener padres con posgrados, ellos no pueden alcanzar ese
nivel universitario.

Mientras la educación superior del mundo busca la
rápida expansión y el aumento del número de
graduados, una potencia como Estados Unidos está a punto
de moverse en el sentido contrario.

Muchas veces se pasa por alto el predominio de la
educación universitaria de EEUU en la era posterior a la
guerra o en qué medida estaba vinculada a su papel como
superpotencia económica, científica y
militar.

EEUU tuvo la primera gran participación masiva
del sistema universitario. El proyecto de ley GI, que
proporcionó subsidios para una generación de
veteranos de la Segunda Guerra Mundial, apoyó a tres veces
más personas de las que se encuentran actualmente en todo
el sector universitario del Reino Unido.

Un estadounidense nacido en la década de 1950
tenía el doble de probabilidades de convertirse en un
graduado que cualquier otra persona del resto del mundo
industrializado.

Meritocracia

Pero el sistema universitario de EEUU ya no es el
más sobresaliente. En la actualidad, ha sido superado por
rivales en Asia y Europa.

Los jóvenes estadounidenses de
hoy tienen menos de la mitad de oportunidades de graduarse, en
comparación con otras economías
industrializadas.

En un discurso reciente, el secretario de
Educación de EEUU, Arne Duncan, se preguntó
cómo EEUU solía ocupar el primer lugar en cantidad
de graduados del mundo y ahora -en apenas una generación-
se encuentra en el puesto 14.

¿Qué salió mal?

El creciente costo de la educación superior en
Estados Unidos se cita a menudo como uno de los impedimentos,
debido a que la deuda colectiva de estudiantes ya supera el
billón de dólares.

Sin embargo, Andreas Schleicher sostiene
que es un problema más profundo que radica en las
desigualdades del sistema escolar.

Schleicher dice que el nivel de
segregación social y la excesiva relación entre el
contexto familiar y el éxito en la escuela está
"cortando el camino" entre la escuela secundaria y la
universidad.

La meritocracia ya no opera en el
sistema escolar.

"Si se pierde la confianza en la idea de que el esfuerzo
y la inversión en la educación puede cambiar las
oportunidades de vida, tendremos un problema muy serio", dice
Schleicher.

Inseguridad

Un estudio realizado por el Centro Pew
examinó el fenómeno del descenso social y
encontró que un tercio de los adultos de clase media
abandonará ese estatus en algún momento de su vida
adulta.

Los hallazgos reflejan una
percepción de inseguridad moderna, pues las familias ya no
pueden suponer que sus hijos serán prósperos. De
hecho, se espera que aproximadamente una cuarta parte de los
niños nacidos en la clase media bajen de
estatus.

Nada de esto encaja con la imagen de EEUU como lugar
ideal para empezar de cero y de millonarios que se hacen a
sí mismos.

Las dificultades actuales, sin embargo, no deben
asociarse con señales de una supuesta decadencia del
imperio, dice Philip Altbach, director del Centro para la
Educación Superior Internacional del Boston
College.

En su lugar, él cree que es una cuestión
más práctica: el creciente costo de la
educación superior es un elemento de disuasión. Y
hay un problema más amplio de financiación de la
educación superior a nivel estatal.

También dice que hay otro "pequeño secreto
sucio" de la educación superior en EEUU y es que muchas
personas que se matriculan en la universidad no se
gradúan, y eso reduce la tasa de graduados.

Recuperación

Andreas Schleicher también dice que hay razones
para el optimismo: EEUU cuenta con recursos financieros,
capacidad y flexibilidad para cambiar de rumbo rápidamente
y ponerse al día, casi más que cualquier otro
país.

Y como parte de esta campaña, la American
Asociation of Community Colleges posee un proyecto llamado "El
reclamo del sueño americano", con un ambicioso plan para
crear cinco millones más de plazas
universitarias.

Pero es una aspiración, en medio de un panorama
sombrío.

"El sueño americano se ha
estancado", dice el informe de la asociación que
además describe a una sociedad en donde los ingresos
familiares han caído durante más de una
década.

"Es más probable que un
niño que nace pobre en Estados Unidos hoy en día,
siga siendo pobre el resto de su vida, mucho más que en
ningún otro momento de nuestra historia. Muchas otras
naciones ahora nos superan en nivel de estudio y movilidad
económica. La clase media estadounidense se está
encogiendo ante nuestros ojos".

– Cerco a las acrobacias fiscales de las multinacionales
(El Economista – 2/1/13)

(Por Oliver Shah / Simon Duke – Londres) Lectura
recomendada

Microsoft, Google, Amazon, Facebook,
UBS, Apple y Starbucks ponen en evidencia su imagen de marca por
los sofisticados mecanismos de ahorro de impuestos que
emplean.

El segundo miércoles de junio de 2009, Tom Hayes
tecleaba un mensaje a un broker de Tokio. Hayes, entonces con 29
años, era un trader estrella especializado en
movimientos del yen japonés que trabajaba en UBS, el banco
suizo de inversión. Necesitaba un favor. "BAJO 1m… BAJO
3m… ALTO 6m", eran las instrucciones de Hayes para su contacto.
"6m es importante hoy colega… pff pujas falsas".

Debajo de la jerga subyacía una siniestra
petición. Hayes quería que su homólogo le
ayudara a manipular un tipo de interés crucial para
beneficiar sus posiciones de trading -si era necesario,
introduciendo información falsa en el mercado.

El broker prometió hacer un "esfuerzo
especial". Más tarde le comunicó su éxito.
"Colega te estás volviendo condenadamente bueno en este
juego del libor
", le dijo a Hayes. "Piensa en mí
cuando estés en tu yate en Mónaco, ¿lo
harás?"

Pese a los cerca de 260 millones de dólares (196
millones de euros) en ingresos que Hayes generó para UBS
por medio de agresivas apuestas a lo largo de tres años,
retirarse en la Costa Azul debe de estar ahora lejos de la mente
del extrader. La semana pasada el Departamento de Justicia de
EEUU le acusó de fraude por medios electrónicos y
de manipulación de precios. Él y Roger Darin, de 41
años, otro exempleado de UBS, también fueron
acusados de conspiración.

Hayes ha sido presuntamente el cabecilla de una
campaña para amañar el tipo de interés
ofertado en el mercado interbancario de Londres, el libor, un
tipo de interés de referencia usado para poner precio a
productos financieros valorados en unos 500 billones de
dólares, incluyendo desde complejos derivados hasta
tarjetas de crédito, hipotecas y préstamos de
estudios. Hasta el más pequeño cambio de una
centésima de un punto porcentual en el libor tenía
el potencial de lucrarle con 2 millones de dólares de
beneficio. Un funcionario estadounidense describió el
abuso de UBS, que incluyó más de 2.000 intentos de
influir en el libor denominado en yenes y en otras monedas en
detrimento de otras personas durante seis años, como "de
escala épica".

UBS y Barclays

UBS pagó 1.500 millones de dólares (1.134
millones de euros) a los reguladores en Estados Unidos, Gran
Bretaña y Suiza. El bochorno del acuerdo se agudizó
cuando los investigadores publicaron un alijo de mensajes de
antiguos traders de UBS jactándose de su
habilidad para "desviar" los tipos del libor, saludándose
entre ellos como "superman" y "capitán caos".

El banco suizo no fue la única
multinacional humillada en 2012. Este fue el año en el que
se les dijo a las grandes empresas que pagaran el precio de sus
faltas del pasado. Este fue el año del
desquite.

El escándalo del libor sacudió a Barclays
hasta la médula, y dio lugar a una multa de 354 millones
de euros y al despido de Bob Diamond, su fanfarrón
consejero delegado, seguido de la salida de Marcus Agius, el
embaucador presidente. Se espera que el Royal Bank of Scotland
(financiado con el dinero de los contribuyentes) anuncie un
acuerdo por la manipulación del libor en los
próximos meses.

Los bancos comerciales reservan más de 13.448
millones de euros en indemnizaciones para consumidores a quienes
se vendieron indebidamente seguros de protección de pagos,
y se enfrentan a una serie de reclamaciones de clientes
corporativos sobre venta indebida de contratos swap
sobre tipos de interés.

Glaxo Smith Kline, el gigante
farmacéutico, confesó que atiborraba a
médicos en EEUU con tratamientos gratis en spas, con
viajes de esquí y con expediciones de caza de faisanes
para animarles a recetar antidepresivos.

Starbucks se arrepiente

Asimismo, investigaciones de The
Sunday Times
mostraron cómo multinacionales como
Apple, Facebook y Microsoft ocultan 1,7 billones de
dólares en filiales extranjeras, lejos del alcance del
fisco. Starbucks se avergonzó de tal modo que hizo una
oferta de paz al Gobierno, y la evasión de impuestos
provocó una serie de belicosas sesiones en la
Cámara de los Comunes.

Y la ira tradicional de los inversores respecto a la
avaricia y la mediocridad de los consejos de
administración en Gran Bretaña llegó a su
punto álgido en una serie de votaciones en rebeldía
que llegaron a ser conocidas como la Primavera del Accionista. La
aseguradora Aviva, la farmacéutica Astra Zeneca, y la
editora de periódicos Trinity Mirror fueron obligadas a
cambiar de jefes cuando los inversores rechazaron apoyar sus
planes salariales.

El apetito de venganza se vio estimulado por la
débil recuperación de Gran Bretaña de la
recesión tipo W. Pese a un aumento del empleo, la Oficina
de Responsabilidad Presupuestaria ha predicho una
contracción del 0,1% de la economía este
año, frente al pronóstico inicial de George Osborne
de un crecimiento del 0,8%.

James Clunie, director de inversión de Scottish
Widows Investment Partnership (Sociedad de Inversión
Viudas Escocesas), dijo: "La tarta no está creciendo
mucho, así que todos los grupos de interés de cada
compañía -directivos, plantilla, consumidores,
reguladores e inversores- están tratando de coger un trozo
más grande con más fuerza todavía. Y luego
está la cuestión de la confianza. La confianza en
tantas personas se ha evaporado frente a la evidencia. Si la
confianza se viene abajo, el aceite de la máquina gotea y
se vuelve más difícil hacer negocio".

El caso de Amazon

"Simplemente no es aceptable. De verdad
que no sé por quiénes nos toma". Así
empezó la humillación ritual de uno de los altos
ejecutivos de Amazon en manos de Margaret Hodge, la temible
parlamentaria laborista.

El escenario era la Cámara de los
Comunes, donde la comisión de cuentas públicas
presidida por Hodge interrogó al coloso de la venta por
Internet, a Starbucks, la cadena de café, y a Google, el
gigante de las búsquedas en Internet, sobre sus irrisorias
facturas fiscales. Vestido con su impecable traje azul marino y
sus gemelos caros, Andrew Cecil tenía toda la pinta del
hábil lobbysta corporativo enviado desde Bruselas para
desairar a los acusadores de Amazon.

Pero a medida que murmuraba y tartamudeaba a lo largo de
la sesión el mes pasado, el director de políticas
públicas para Europa de Amazon se derrumbó como un
escolar pillado con la mano en la caja registradora de la tienda
de chucherías. Hodge acusó a Cecil de ser
"completamente evasivo" después de que éste
declinara revelar el volumen de negocio en Gran Bretaña
del gigante online. Agravando su oprobio, la
parlamentaria exigió que Amazon enviara una "persona
seria" para responder sus preguntas.

Evitando al fisco

La polémica se había ido
fabricando a lo largo de 2012. Durante años, las empresas
multinacionales han buscado cómo esquivar al fisco a base
de mover dinero a través de complejas redes de filiales en
otros países. La transferencia de precios -que
consiste en que las compañías dirigen sus
beneficios a jurisdicciones con fiscalidad baja, mientras que
acumulan los costes en los estados con fiscalidad más
alta- es tan vieja como el propio comercio
transfronterizo.

Pero gracias a grupos de presión como UK Uncut y
también a la campaña del periodismo, el asunto ha
irrumpido en la agenda política.

Al tiempo que el Gobierno exprime el
nivel de vida de la gente mediante impuestos más altos y
un gasto público más bajo, el descarado intento de
muchas empresas estadounidenses de evadir impuestos ha tocado la
fibra sensible de las familias de a pie. Ya no basta simplemente
con cumplir la letra de la ley.

Veamos el caso de Starbucks. Enfrentada a un boicot de
los clientes, la cadena de café se vio obligada a dar un
humillante giro de 180 grados después de que, a su vez,
fuera arrastrada por el fango en la Cámara de los
Comunes.

Después de haber evitado pagar todo tipo de
impuestos corporativos aquí durante los últimos
tres años, el gigante estadounidense prometió
entregar unos 24 millones de euros al erario en 2013 y 2014 al
tiempo que realizaba dos notorias, aunque legítimas,
estratagemas para minimizar sus obligaciones.

Al comprar sus granos de café a través de
una filial suiza y haciendo pagos de regalías a una
empresa hermana holandesa, Starbucks ha conseguido dirigir todo
el beneficio generado en Gran Bretaña hacia países
con fiscalidad más baja.

Sin embargo, la cesión parece haber fracasado
espectacularmente, en una compañía que proclama sus
credenciales éticas. Al aceptar el pago de una
"contribución voluntaria", Starbucks ha consolidado la
impresión de que ha estado jugando con el sistema fiscal
británico todo el tiempo. Y, como informó The
Sunday Times
, la cadena de café podría
acumular una parte de los 24 millones de euros como un
crédito tributario para reducir futuras
facturas.

Vender Frappuccinos de vainilla no es un
negocio con enormes beneficios, especialmente comparado con los
inmensos ingresos generados por los gigantes de la
tecnología de Estados Unidos. Apple, Google, Amazon y
Facebook están evadiendo hasta 977 millones de euros al
año en impuestos en Gran Bretaña, pese a que sus
ventas allí suman miles de millones de libras.

La red social de Mark Zuckerberg, que afirma que tiene
un propósito más elevado que el de hacer
beneficios, pagó sólo 290.000 euros en impuestos en
2011, pese a que tuvo ingresos estimados en 213 millones de euros
en Gran Bretaña.

Apple, Google y Facebook han recortado
sus facturas fiscales colocando sus cuarteles generales europeos
en Irlanda, que tiene un impuesto de sociedades mucho más
bajo, mientras que Amazon realiza sus transacciones a
través de Luxemburgo.

Los minoristas que esperan vender
iPhones e iPads deben comprar todo el conjunto en un
almacén de Apple en el Condado de Cork, con lo que los
beneficios de los aparatos están salvaguardados del
Tesoro. Pero Apple paga poco o nada en impuesto de sociedades en
Irlanda ya que los ingresos son canalizados a través de
una empresa vinculada de Irlanda, hacia las Islas Vírgenes
Británicas. Haciendo esto, Apple consiguió reducir
drásticamente el impuesto de sociedades sobre sus ingresos
en el extranjero hasta menos del 2% durante el año
pasado.

Google -cuyo eslogan corporativo es "No
seas malvado" (Don't be evil)- también usa los
paraísos fiscales para recortar sus facturas tributarias
internacionales. Este mes Eric Schmidt, el presidente,
declaró que estaba "muy orgulloso" de las estructuras
fiscales que la compañía había creado.
Fueron diseñadas para aprovecharse de "los incentivos que
los gobiernos nos ofrecieron para operar", dijo Schmidt. Los
usuarios de Google puede que sean menos entusiastas.

Los bancos mentirosos, las marcas que
pagaron pocos impuestos y los jefes que se embolsaron grandes
retribuciones han terminado pagando el precio.

– Hacia una Unión Económica y Monetaria
profunda y auténtica (I): Por un contrato de trabajo
europeo (Fedea – 3/1/13)

(Por Samuel Bentolila) Lectura recomendada

Bajo el seudónimo Juan de Mercado, que -como
saben nuestros lectores- representa a un conjunto de
colaboradores, hoy se trata el futuro de la UEM.

La Comisión Europea (CE) adoptó el pasado
28 de noviembre un Plan director para una Unión
Económica y Monetaria profunda y auténtica, con el
que pretende demostrar que los europeos "estamos dispuestos a
permanecer unidos y avanzar con decisión para reforzar la
arquitectura de los ámbitos financiero, presupuestario,
económico y político que sustenta la estabilidad
del euro y nuestra Unión en su conjunto" (sic). El
objetivo final es conseguir que "todas las decisiones importantes
de los estados miembros en materia económica y fiscal sean
objeto de un proceso más intenso de coordinación,
refrendo y control a escala europea".

El documento detalla un conjunto de medidas a corto
plazo (de seis a dieciocho meses), medio (de dieciocho a cinco
años) y largo (más allá de cinco
años), de distinta índole y de aplicación en
diversos ámbitos, algunas de implementación
inmediata, otras que requieren un cambio en los Tratados
Europeos. Es la contribución de la CE al "informe de los
cuatro presidentes" sobre los próximos pasos hacia la
unión económica y monetaria. El presidente del
Consejo Europeo, en coordinación con el presidente de la
CE, el presidente del Banco Central Europeo y el presidente del
Eurogrupo, prepararon la versión final de este informe,
que se debatió en el Consejo Europeo de los días 13
y 14 de diciembre. El documento dará a muchas reflexiones
y comentarios sobre cuestiones, tales como la unión
bancaria o la unión fiscal, ya abordadas anteriormente en
NEG (y que sus editores y otros colaboradores seguramente
retomarán en el futuro).

En esta entrada solo quiero realizar un comentario breve
sobre una de las medidas concretas contempladas en el corto
plazo: la coordinación ex ante de las principales reformas
y la creación de un instrumento de convergencia y
competitividad. A este respecto, la CE considera que la falta de
reformas estructurales ha agravado los problemas de
competitividad de algunos países miembros y contempla la
creación de un instrumento para apoyar más y,
supuestamente, mejores reformas. La forma que adoptaría
sería un contrato entre la CE y los estados miembros,
impuesto sobre aquellos estados que estuvieran bajo el
procedimiento de déficit excesivo y planes de
acción correctora, que incluiría recomendaciones
para fomentar la competitividad. La CE aportaría apoyo
financiero a la implementación de las reformas
estructurales para contrarrestar las barreras políticas
que pudieran existir.

Aún a falta de definir los instrumentos
contractuales y financieros asociados a este nuevo mecanismo de
convergencia y competitividad, parece que, una vez más, la
CE se equivoca de estrategia en su intento de alcanzar la
convergencia económica entre los estados miembros de la
UE. En primer lugar, la imposición externa, aún con
apoyo financiero, da lugar a reformas más aparentes que
reales, como muestran, por ejemplo, las reformas laborales en
España del periodo 2010-2011. Además, no siempre
desde Bruselas o Frankfurt se reconocen mejor los orígenes
de los problemas de competitividad de los países miembros
y, en muchas ocasiones, se acaban promoviendo reformas
"desorientadas", como prueba la experiencia en Grecia y en
Portugal. En segundo lugar, dada la situación fiscal de la
UEM y la falta de aceptación política de nuevos
mecanismos de transferencias entre los estados miembros de la
UEM, es de esperar que la dotación financiera del nuevo
mecanismo, aún si se consiguiera, no sería muy
abundante. Finalmente, la puesta en funcionamiento de un
mecanismo de esta naturaleza se complica por el largo proceso
previo de negociación y discusión en varias
instancias (entre ellas, las habituales reuniones de madrugada
del Eurogrupo).

Si de verdad se quiere un instrumento eficaz de
convergencia y competitividad, hay una alternativa muy superior.
A grandes rasgos, es la siguiente:

1. Los problemas de competitividad se originan,
fundamentalmente, en el mercado de trabajo. En España, por
ejemplo, se deben a su mala configuración institucional,
con contratos de trabajo que son manifiestamente mejorables y una
negociación colectiva que es disfuncional e incapaz de
dotar a las empresas de capacidad de ajuste ante cambios
tecnológicos o en su demanda. Una solución
inmediata que puede adoptar la CE es proponer un nuevo "contrato
de trabajo europeo" con las características que sabemos
que contribuyen a aumentar la productividad, la movilidad
geográfica y funcional, y la protección social de
los trabajadores.

2. Este contrato de trabajo debería ser
indefinido, con indemnizaciones por despido que crezcan muy
gradualmente con la antigüedad y con cotizaciones sociales
reducidas, pero complementadas con aportaciones a una cuenta
individual del trabajador, cuyos fondos recibiría este en
caso de despido o, si lo prefiere, en el momento de su
jubilación (algo similar a lo que se conoce como fondo
austríaco, cuya introducción en España -con
costes y beneficios que se analizan aquí- fue una de
tantas promesas incumplidas de la reforma laboral de
2010).

3. Las aportaciones a las cuentas individuales las
realizaría la CE, con la financiación adicional que
pueda acordarse entre los estados miembros y, sobre todo,
reorientando los fondos estructurales hacia la promoción
del "contrato de trabajo europeo". En lugar de financiar
infraestructuras costosas e innecesarias y programas de
formación ocupacional de eficacia más que dudosa,
actividades en las que buena parte de los recursos se han
convertido en rentas para los intermediarios involucrados, la CE
debería, como dicen los anglosajones, "put its money where
its mouth is". La introducción de un contrato de trabajo
bien diseñado sería una contribución mucho
más importante y eficaz a la reducción del
desempleo y al incremento de la competitividad que nuevas
carreteras y aeropuertos innecesarios o cursos de
formación ficticios.

Frente a un instrumento de convergencia y competitividad
poco definido, introducido por imposición externa y con
escaso apoyo financiero, la alternativa es mucho más
simple y eficaz. Ataca directamente problemas que originan
desempleo y falta de competitividad en los países del Sur
de Europa, favorece claramente a los desempleados y a los
jóvenes (outsiders), sin que intermediarios o insiders
puedan extraer rentas, es de aplicación voluntaria, no
requiere nuevas directivas europeas ni negociaciones a altas
horas de la madrugada, y utiliza de forma mucho más
efectiva recursos financieros escasos. ¿Alguien da
más?

– Los (tres) principales miedos económicos de
1.000 líderes mundiales (Cinco Días –
9/1/13) Lectura recomendada

Las desigualdades de renta se han
erigido como el principal desvelo para los líderes
económicos, políticos y empresariales del mundo.
Así lo revela un informe del Foro Económico Mundial
que cita además, entre los mayores riesgos globales para
la próxima década, la posibilidad de una ruptura
del sistema financiero.

(Por C. Castelló)

Son algunos de los principales 1.000 dirigentes
empresariales, políticos y de administraciones
públicas del mundo, que revelan en una encuesta sus
mayores miedos para la próxima década. Y como no
podía ser de otra manera, la economía ocupa un
lugar preeminente: con tasas de crecimiento esperadas por el FMI
de entre el 1,3% y el 2,6% entre 2012 y 2017, la evolución
económica sigue siendo uno de los principales quebraderos
de cabeza para los dirigentes.

"Por definición, los riesgos globales no respetan
fronteras", explica Klaus Schwab, presidente del Foro
Económico Mundial en la presentación del Informe de
Riesgos Globales 2013, elaborado entre otros por Marsh &
McLennan, Swiss Re, Zurich Insurance y el Wharton Center for Risk
Management, y en el que los dirigentes de empresas y de
administraciones públicas han contestado a la pregunta de
cuáles son los principales riesgos globales para los
próximos 10 años.

A pocos días de celebrarse en la estación
suiza de Davos el encuentro organizado por el Foro
Económico Mundial, en el que los directivos y expertos
mundiales se reúnen para analizar los problemas mundiales,
el estudio da una idea de qué temas pueden ocupar los
próximos debates.

Desigualdades de renta

Es el mayor riesgo citado por los
principales líderes mundiales, porque es el que tiene
mayor probabilidad de que ocurra: los líderes le otorgan
una puntuación de 4 en una escala del 1 al 5 sobre
probabilidades de que ocurra en los próximos 10
años.

Este riesgo, que supone que se produzca
un aumento severo en las diferencias de renta entre ricos y
pobres, repite posición respecto a 2012 y está
directamente relacionado con otros dos riesgos económicos
que se citan en el estudio: los desequilibrios en los mercados de
trabajo y un posible colapso financiero mundial.

Además, está directamente
relacionado con otro temor citado por los líderes en el
estudio: una reacción generalizada contra la
globalización. Esto podría dar lugar a un
replanteamiento de las políticas de reformas estructurales
y austeridad, lo que, a su juicio, podría llevar a nuevos
desórdenes económicos.

Se da la circunstancia, según las conclusiones
del informe, de que cuanto más especializado es el
encuestado, menos importancia le da a este riesgo.

Colapso financiero

Cinco años después del
estallido de la gran crisis financiera mundial, los dirigentes
mundiales no descartan del todo un colapso financiero global, si
bien las probabilidades de que esto ocurra "son muy limitadas",
explica el informe.

Pero además la encuesta revela una
preocupación adicional: "Dadas las protestas contra la
austeridad en toda la zona euro, la elección de gobiernos
"negacionistas" podrían dar lugar a una nueva
parálisis económica y a acentuar la crisis de la
eurozona, que podría llegar a un punto crítico",
sostienen los líderes encuestados por el Foro.

Desequilibrios fiscales

El gasto excesivo por parte de los
Gobiernos aparece entre los principales riesgos que citan los
dirigentes. Además, aparece entre los que más peso
le dan tanto por probabilidades de que ocurra (4 sobre 5) como
por el impacto que tendría en la sociedad (también
4 sobre 5). Al contrario de lo que ocurría con las
desigualdades de renta, en este caso cuanto más
especializado en temas económicos es el encuestado,
más importancia le da a este riesgo.

Ligado a lo anterior, el informe cita también las
políticas monetarias de algunos bancos centrales como
riesgos para las economías. "¿La
flexibilización cuantitativa llevada a cabo por bancos
centrales clave para combatir la deflación llevará
a una hiperinflación que pueda estabilice la
economía?" se pregunta el estudio.

Por otro lado, las reformas estructurales emprendidas
por los Gobiernos europeos "¿lograrán aumentar el
empleo en el largo plazo?".

Otros riesgos

Los líderes mundiales citan además de los
tres principales otros riesgos económicos, todos ellos
interrelacionados. Así, un desequilibrio crónico en
el mercado de trabajo (altas tasas de desempleo) es citado como
un gran riesgo. También una volatilidad extrema en los
precios de productos agrícolas y energéticos, el
colapso de alguna economía emergente importante,
inadecuadas inversiones en infraestructuras, nuevas crisis de
liquidez, efectos negativos de las regulaciones o tasas de
inflación o deflación insostenibles.

Además de los económicos, también
representan riesgos para los encuestados algunos problemas
relacionados con la tecnología así como el medio
ambiente, como el cambio climático. De hecho, los
"persistentes dificultades económicas", unidas a las
"frecuentes fenómenos meteorológicos extremos",
constituyen "una combinación cada vez más
peligrosa".

Incendios digitales y la "Guerra de los
Mundos"

Los líderes mundiales tienen muy presentes las
"impredecibles" consecuencias de las nuevas tecnologías en
la sociedad como uno de los miedos que tienen presentes. El
informe cita el caso de 1938 cuando Orson Welles hizo cundir el
pánico en Estados Unidos por un supuesto ataque de
marcianos, una adaptación del libro La Guerra de los
Mundos narrado en forma de informativo. "¿Es posible que
internet pueda provocar una ola similar de pánico, pero
con graves consecuencias geopolíticas?", se pregunta el
estudio. "Si bien los beneficios de nuestros sistemas de
comunicación hiperconectados son indiscutibles",
argumenta, "potencialmente podrían permitir la
propagación viral de información que, de forma
deliberada o sin intención, sea engañosa o
provocativa".

"Los trabajadores extranjeros en Alemania ganan al
comienzo un 64 por ciento del sueldo promedio alemán y en
el curso de ocho años logran aumentar su
remuneración al 72 por ciento de la de los alemanes,
según un estudio del Instituto de Estudios sobre el
Mercado Laboral (IAB)"…
Los trabajadores extranjeros en
Alemania empiezan con un 64% del sueldo promedio (Cinco
Días – 9/1/13)

El estudio del IAB, presentado el 9/1/12, sostiene que
la diferencia de remuneración se debe a problemas de
idioma y a que muchas veces la formación y la experiencia
que han tenido los trabajadores en su país no responde a
las necesidades del mercado laboral alemán.

Tal es el caso de trabajadores provenientes de
países en los que se trabaja con máquinas
diferentes a las que se utilizan en Alemania en algunos
sectores.

Por otra parte, muchas veces los inmigrantes, por
información deficiente, presentan solicitudes para puestos
de trabajo que no son adecuados para su perfil.

Con la experiencia y el paso de los años, los
inmigrantes pueden ascender en la escala de ingresos pero en
promedio siguen ganando menos que los alemanes, según el
IAB.

Una excepción la conforman especialistas
procedentes en su mayoría de Holanda, el Reino Unido,
Austria y Estados Unidos, que con frecuencia ganan desde el
comienzo más que el sueldo promedio de los
alemanes.

– El nuevo desafío mercantilista (Project
Syndicate – 9/1/13)

(Por Dani Rodrik) Lectura recomendada

Cambridge.- La historia de la economía es en gran
medida una lucha entre dos escuelas de pensamiento opuestas, el
"liberalismo" y el "mercantilismo". El liberalismo
económico, con su énfasis en los emprendimientos
privados y el libre mercado es la doctrina dominante actual. Pero
su victoria intelectual nos ha cegado respecto del gran atractivo
-y frecuente éxito- de las prácticas
mercantilistas. De hecho, el mercantilismo sigue vivo y goza de
buena salud, y su continuo conflicto con el liberalismo
probablemente será una importante fuerza que
influirá sobre el futuro de la economía.

Actualmente se desecha por lo general al mercantilismo
como un conjunto arcaico y patentemente equivocado de ideas de
política económica. Y, en su apogeo, los
mercantilistas ciertamente defendieron algunas nociones bastante
extrañas, entre las cuales la más notoria era que
la política nacional debía guiarse por la
acumulación de metales preciosos: oro y plata.

El tratado de Adam Smith de 1776, La riqueza de las
naciones, demolió hábilmente muchas de esas ideas.
Smith demostró, en especial, que no debe confundirse al
dinero con la riqueza. Según él, "la riqueza de un
país no está constituida solamente por su oro y su
plata, sino por sus tierras, viviendas y bienes de consumo de
todo tipo".

Pero resulta más exacto pensar en el
mercantilismo como una forma diferente de organizar la
relación entre el estado y la economía -una
visión no menos relevante hoy que en el siglo XVIII. Los
teóricos mercantilistas, como Thomas Mun, fueron de hecho
fuertes defensores del capitalismo; simplemente proponían
un modelo diferente del liberalismo.

El modelo liberal percibe al estado como necesariamente
predatorio y al sector privado como dedicado inherentemente a la
búsqueda de beneficios. Por ello propone una estricta
separación entre el estado y las empresas privadas. El
mercantilismo, por el contrario, ofrece una visión
corporativista en la cual el estado y las empresas privadas son
aliados y cooperan en busca de objetivos comunes, como el
crecimiento de la economía nacional o del poderío
del país.

El modelo mercantilista puede ser
ridiculizado como capitalismo estatal o amiguismo. Pero cuando
funciona, como a menudo ha sido el caso en Asia, la
"colaboración empresario-gubernamental" o el "estado
proempresarial" rápidamente reciben abundantes elogios.
Las economías retrasadas no han dejado de notar que el
mercantilismo puede ser su aliado
. Incluso en Gran
Bretaña, el liberalismo clásico solo llegó a
mediados del siglo XIX -esto es, después de que el
país se hubiese convertido en la potencia industrial
dominante del mundo.

Una segunda diferencia entre ambos modelos reside en la
preferencia que se brinda a los intereses de los consumidores o
de los productores. Para los liberales, reinan los consumidores.
El objetivo final de la política económica es
aumentar el potencial de consumo de los hogares, que requiere
brindarles acceso sin obstáculos a los bienes y servicios
al menor precio posible.

Los mercantilistas, por el contrario,
enfatizan el sector productivo de la economía. Para ellos
una economía sólida requiere una estructura
productiva sólida. Y el consumo debe basarse en un alto
nivel de empleo con salarios adecuados.

Estos modelos diferentes tienen implicaciones
predecibles para las políticas económicas
internacionales. La lógica del enfoque liberal es que los
beneficios económicos del intercambio surgen de las
importaciones: cuanto más baratas las importaciones,
mejor, incluso si el resultado es un déficit comercial.
Los mercantilistas, sin embargo, ven al comercio como una forma
de apoyar la producción y el empleo locales, y prefieren
impulsar las exportaciones en vez de las
importaciones.

La China actual es la principal portadora de la antorcha
mercantilista, aun cuando los líderes chinos jamás
lo admitan -todavía el término conlleva demasiado
oprobio. Gran parte del milagro económico chino es
producto de un gobierno activista que ha apoyado, estimulado y
subsidiado abiertamente a los productores industriales -tanto
locales como extranjeros.

Si bien China ha abandonado muchos de sus subsidios
explícitos a las exportaciones como condición para
su participación en la Organización Mundial de
Comercio (a la cual se unió en 2001), el sistema de apoyo
mercantilista sigue en gran medida vigente. En particular, el
gobierno ha administrado el tipo de cambio para mantener la
rentabilidad de la industria manufacturera y esto ha resultado en
un considerable superávit comercial (que se redujo
recientemente, pero en gran medida como resultado de una
desaceleración económica). Además, las
empresas orientadas a las exportaciones continúan
beneficiándose por variados incentivos
fiscales.

Desde la perspectiva liberal, estos subsidios a las
exportaciones empobrecen a los consumidores chinos y benefician a
los consumidores en el resto del mundo. Un estudio reciente de
los economistas Fabrice Defever y Alejandro Riaño, de la
Universidad de Nottingham, calcula las "pérdidas" chinas
en un 3 % del ingreso de ese país y los beneficios para el
resto del mundo en aproximadamente el 1 % del ingreso mundial.
Desde la perspectiva mercantilista, sin embargo, estos son
sencillamente los costos de construir una economía moderna
y prepararse para la prosperidad en el largo plazo.

Como muestra el ejemplo de los subsidios a las
exportaciones, ambos modelos pueden coexistir alegremente en la
economía mundial. Los liberales deben alegrarse cuando los
mercantilistas subsidian su consumo.

De hecho esa es, en esencia, la historia
de las últimas seis décadas: países
asiáticos que sucesivamente se las ingeniaron para crecer
enormemente aplicando distintas variantes del mercantilismo. Los
gobiernos de los países ricos hicieron la vista gorda la
mayor parte del tiempo mientras que Japón, Corea del Sur,
Taiwán y China protegieron sus mercados locales, se
apropiaron de "propiedad intelectual", subsidiaron a sus
productores y regularon sus tipos de cambio.

Hemos llegado al fin de esta feliz
coexistencia
. El modelo liberal ha perdido su brillo,
debido al aumento en la desigualdad y la difícil
situación de la clase media en occidente, junto con la
crisis financiera producida por la desregulación. Las
perspectivas de crecimiento en el mediano plazo para las
economías estadounidense y europeas van de moderadas a
funestas. El desempleo continuará como una de las
principales preocupaciones para los responsables de
políticas. Es probable que entonces las presiones
mercantilistas se intensifiquen en los países
avanzados.

Como resultado, el nuevo entorno económico
producirá más tensión que acomodamientos
entre los países que busquen vías liberales y
mercantilistas. Puede también despertar debates latentes
desde hace mucho tiempo sobre el tipo de capitalismo que genera
una mayor prosperidad.

(Dani Rodrik is Professor of International Political
Economy at Harvard University"s Kennedy School of Government and
a leading scholar of globalization and economic development. His
most recent boo…)

"El gasto social se ha disparado en toda Europa como
consecuencia directa del estallido de la crisis económica,
que azota al Viejo Continente desde el año 2008. En
concreto, las partidas destinadas a protección social se
han incrementado el 11,6% entre 2007 y 2010, último
ejercicio del que Eurostat registra cifras homogéneas a
escala de la UE-27"…
La prestación de paro en
Europa se come más de 208.000 millones anuales (El
Economista – 11/1/13)

En total, estas partidas sociales han pasado de
representar el 26,1% del Producto Interior Bruto (PIB) europeo en
el ejercicio 2007, a suponer el 29,4% al término de 2010,
según los datos que figuran en la Oficina de
Estadísticas de Bruselas.

Unas cotas de gasto disparado que no extrañan
tanto si se tiene en cuenta que, a finales de 2010, las
prestaciones de desempleo se comían en Europa la friolera
de 208.000 millones de euros, lo que significa un alza del 33,2%
en los tres primeros años de crisis económica
global.

Ni que decir tiene que, con tasas de paro actuales de
más del 26% que acaba de encajar Grecia y superiores al
25% en España -así lo refleja la EPA, aunque
Eurostat apunta más alto, hasta el 26,6%-, además
de la escalada general del desempleo en todos los Estados del
Viejo Continente, la foto fija de las partidas destinadas a
restañar las heridas causadas por la destrucción
del empleo en Europa en 2011 y, sobre todo, en el 2012
recién acabado, será aún más
dramática.

La proporción de gasto en protección
social varía mucho de un país a otro. Por ejemplo,
en 2010, Francia le consagró más del 30% de su PIB
(30,8%), mientras Dinamarca dedicó el 33,3%, los
Países Bajos el 32,1% y Alemania el 30,7%. Todos ellos,
países que no han sufrido especialmente el embate de la
crisis, y que, aun así, se han caracterizado por fuertes
aumentos de sus sistemas nacionales de protección
social.

Como parece lógico, los países del Este
-las más recientes incorporaciones al club de los 27
europeos- son los que menos recursos destinan a proteger su
entramado social. Es el caso de Rumanía, Letonia y
Bulgaria, con menos del 20 por ciento de sus PIB empleado en este
capítulo.

Las diferencias entre Estados son asimismo cuantiosas
cuando se comparan los gastos sociales per cápita, que en
2010, por ejemplo, fueron casi ocho veces superiores en
Luxemburgo que en Bulgaria.

En cuanto a las partidas del gasto social, las
relacionadas con el envejecimiento de la población son las
que ocupan el primer puesto en toda Europa. En efecto, las
pensiones de jubilación, los retiros anticipados, las
pensiones no contributivas, etc., consumen ya el 45 por ciento de
los gastos totales de la UE-27. A continuación, figuran en
coste la sanidad y los recursos que los países dedican a
protección de la familia y la infancia. En cuarto lugar,
consecuencia directa de la destrucción de empleo en toda
la UE, aparecen las prestaciones de desempleo, con alzas
espectaculares en países como España y
Grecia.

Para complicar aún más este panorama, los
países seriamente golpeados por la crisis de deuda
están registrando descensos de la tasa de natalidad, lo
que puede acelerar el envejecimiento de una Europa que sufre por
el bajo crecimiento del PIB y el repunte del gasto
público.

Fuentes de la UE estiman que de los 22 países
europeos con datos comparables, 15 han registrado descensos de la
tasa de fertilidad desde el inicio de la crisis. Los expertos
aseguran que hace falta una tasa de fertilidad de 2,1 para
mantener la población estable. Algo que puede complicarse
en España, con el paro desbocado y una tasa de fertilidad
en retroceso (1,36 en 2011 frente a 1,46 en 2008).

Esta caída de población, cada vez menos
gente productiva y mayor número de mayores dependientes
puede tener consecuencias no sólo para el crecimiento
económico del país, sino también para
sufragar un sistema de pensiones cada vez más
hinchado.

– La tecnología y el desafío del empleo
(Project Syndicate – 15/1/13)

(Por Michael Spence) Lectura recomendada

Milán.- Nuevas tecnologías de diversos
tipos, junto con la globalización, están afectando
poderosamente las opciones de empleo de los habitantes, tanto en
los países en desarrollo como en los avanzados -y para
diversos niveles educativos. Las innovaciones tecnológicas
no solo están reduciendo la cantidad de puestos para
trabajos rutinarios, también generan cambios en las
cadenas de aprovisionamiento y redes mundiales cuya consecuencia
es la reubicación de esos empleos -y, cada vez más,
de los puestos para trabajos no rutinarios que requieren niveles
de habilidad diversos- en el sector transable de muchas
economías.

¿Cómo deben confrontar
entonces los responsables de las políticas los nuevos y
complicados desafíos relacionados con el empleo (y, a su
vez, con la distribución del ingreso y la riqueza),
especialmente en las economías desarrolladas?
Hemos
aprendido varias cosas interesantes gracias a investigaciones
recientes sobre la manera en que la evolución de la
estructura económica afecta al empleo.

El sector transable de las
economías avanzadas no ha generado aumentos netos reales
en el empleo por al menos décadas; los puestos de trabajo
que ha creado se concentran en los segmentos de ingresos y
niveles educativos altos, mientras que el empleo disminuye en los
estratos educativos y de ingreso medios y bajos. El crecimiento
del empleo en los servicios sofisticados se ve compensado por una
contracción en los componentes intensivos en mano de obra
de las cadenas de producción manufacturera.

Hasta la crisis de 2008, el
crecimiento del empleo en los sectores medios y bajos se dio
enteramente en el sector no transable de la economía, que
constituye aproximadamente dos tercios del producto y el empleo
en los países avanzados
. Aquí, el ingreso y el
valor agregado por empleado se mantuvieron estancados. Los
puestos de trabajo pueden ser eliminados por la
tecnología, pero no por la competencia mundial; y el
crecimiento de la demanda interna impulsado por el endeudamiento
ayudó a demorar los déficits actuales de
empleo.

Como resultado, las economías
avanzadas han estado despidiendo empleados para trabajos
rutinarios rápidamente mientras aumentan los puestos para
trabajos no rutinarios (por ejemplo, los que aún no pueden
ser reemplazados o reducidos por máquinas y computadoras
en red). Esto ha impulsado un impresionante aumento en el
rendimiento de la educación y las habilidades de alto
nivel. Como resultado, la participación en el ingreso
total que reciben los propietarios del capital y los empleados
altamente cualificados aumentó a los países
avanzados durante más de dos
décadas.

Por lo tanto, el crecimiento y el empleo
divergen en los países avanzados. La fuerza principal que
impulsa esta tendencia -la tecnología- desempeña
múltiples funciones. El reemplazo de los operarios que se
ocupan de tareas manuales rutinarias por máquinas y robots
es una tendencia poderosa, sostenida y, tal vez, en proceso de
aceleración en la manufactura y la logística,
mientras que las redes de computadoras reemplazan a los
trabajadores en tareas rutinarias de oficina para el
procesamiento de la información.

Parte de esto es pura automatización. Otra parte
importante es la desintermediación: la eliminación
de los intermediarios en la banca, el comercio en línea, y
una multitud de servicios gubernamentales, por nombrar solo
algunas de las áreas afectadas.

Pero el impacto de la tecnología no se limita a
esto. La misma clase de tecnologías de la
información que automatiza, desintermedia y reduce los
costos de la distancia también permite la
construcción de cadenas y redes de aprovisionamiento
mundial cada vez más complejas y geográficamente
diversas.

Las cadenas mundiales de
aprovisionamiento -en flujo constante, debido al crecimiento del
ingreso en los países en desarrollo y los desplazamientos
de las ventajas comparativas- desplazan las actividades
productivas donde las personas y otros recursos las tornan
más competitivas. Los eslabones de estas cadenas no solo
incluyen productos intermedios y ensamblado, sino también
una creciente variedad de servicios –investigación y
desarrollo, diseño, mantenimiento y soporte,
atención al cliente, procesos de negocios y otros- a
medida que se reducen los costos de transacción,
coordinación y comunicación.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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