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Flavio Aecio y Atila el Huno




Enviado por ramiolra ramiolra



Partes: 1, 2

  1. Muerte de Atila y final del Imperio Huno
  2. Atila y el Pueblo Huno

En el devenir histórico y por caprichos de la historia surge las figuras de dos indómitos personajes de la historia cuyos hechos se vieron inter cruzados uno aguerrido y hábil jinete y estratega militar que la historia reconoce con el nombre de Atila y el otro un soldado salido de las aguerridas filas del ejército romano pueblo acostumbrado por tradición a dar líderes militares nos referimos a Flavio Aecio rudo general romano que derroto a Atila en los campos cataláunicos .

Hasta finales del siglo IV, los romanos no tenían conocimiento
de los hunos. Los romanos solían tachar de bárbaros a todos aquellos
que no sabían escribir, pero sus descripciones a cerca de los hunos iban
más allá: decían que eran muy sucios, desprendían
un fuerte y desagradable olor, comían carne cruda y "vivían"
sobre sus caballos. Bajo esta figura surge una de las figuras más notables
del pueblo Huno Atila quien era Atila, El padre de Atila murió y sus
tíos se hicieron cargo de él y de su hermano mayor Bleda, preparándolos
para que fueran grandes guerreros. Atila era el predilecto de su tío
RugasEn esta época, el Imperio Romano estaba dividido en 2, Imperio
Romano de Occidente (capital en Roma) e Imperio Romano de Oriente (capital en
Constantinopla), que era más poderoso.Los romanos necesitaban rehenes
para sus ejércitos y así poder hacer frente a las invasiones que
estaban penetrando en el Imperio, sobre todo de Occidente.Era signo de simpatía
y aceptación en esta época intercambiar rehenes entre los romanos
y los bárbaros que irrumpían en la zona. En uno de estos intercambios,
Atila fue enviado a Roma.Por aquel entonces, los hunos ya iban adquiriendo
fama de buenos guerreros y los romanos mandaron un espía a la tribu de
rehenes hunos para aprender sus tácticas.

Era Flavio Aecio, que en poco tiempo se hizo gran amigo de
Atila.Estaban siempre juntos, hasta que en el 420 Atila volvió a su
lugar de origen. En esos años, Atila aprendió el modo de vida
romano, pero nunca fue de su agrado. Juró que volvería, pero esta
vez para conquistarla.La progresión de Atila fue muy rápidaAntes
de tener 20 años, ya estaba al mando del ejército huno.Entre
los 20 y los 30 años, ya participaba en todas las afrentas.Con 32 años,
fue 2 veces a Italia, pero no a conquistarla, fue a socorrer a su amigo Aecio.
Gracias al apoyo de Atila, Aecio consiguió hacerse con el título
de caudillo. Los enemigos de Aecio se convirtieron en los enemigos de Atila.
En el 432, ya era la cabeza visible de los hunos, su líder. Los unificó,
les dotó de libertad y conformó un ejército muy potente.
Los hunos empezaron a ejercer una gran presión en el Imperio Romano.
En el 435 Teodosio, emperador del Imperio Romano de Occidente, firmó
un acuerdo con Atila para evitar su enemistad. El rey de los hunos recibía
tributos de los 2 Imperios Romanos. La firma de estos acuerdos era una forma
de ganar batallas sin violencia y a la vez una deshonra para los romanos.En
el 440, se rompió el acuerdo entre Atila y Teodosio. Los romanos fueron
sorprendidos usurpando las tumbas hunas y este hecho fue considerado una pérdida
de respeto para Atila. Se libró una cruenta batalla que ganaron los hunos,
extendiendo así su influencia y su imperio.Teodosio era consciente de
la superioridad que tenían en este momento los hunos, y quería
obtener la paz a toda costa. Por ello, aceptó las altas pretensiones,
sobre todo económicas, de Atila.Entre tanto, Atila participaba en una
activa vida social: escuchaba poesía, administraba justicia entre sus
ciudadanos…Se casó con Arika y tuvo 4 hijos. Como hombre supersticioso
que era,adoraba al más pequeño de sus vástagos, Emac,
el que según las predicciones, levantaría en imperio huno cuando
éste decayera.Atila compaginaba modestia y poder, no quería comparaciones
con Dios, y de hecho lo consideraba como

Ofensa para las tradiciones de los pueblos de las tierras
gélidas que gobernaba el líder Huno.En el 444, murió Bleda,
hermano de Atila, por lo que éste se convirtió en el único
emperador de los hunos.Encontró la "Espada de Dios" fortuitamente
en un prado.A mediados del siglo V, tras ganar en otra batalla al Imperio Romano
de Oriente, se extendió aún más el imperio huno.Atila,
ante la evidencia de su superioridad, comenzó a subir sus pretensiones
a los romanos por el simple placer de ver cuando podía "exprimirlos".
Se hizo quisquilloso y exigente.Honoria, hermana del emperador de Occidente
Valentiniano III, escribió una carta a Atila pidiéndole ayuda
para librarse de su familia, que la tenía encerrada y la consideraba
una deshonra por sus deslices amorosos. Ella a cambio le ofrecía casarse.

Atila habló con Valentiniano III pero éste no
quería cederle a su hermana.Atila también pidió que le
fueran devueltos sus rehenes, pero tampoco cedieron.Ante estas negativas, Atila
empezó a pensar en guerra.Para provocarlos, en el 451 penetró
en la Galia y se enfrentó a los visigodos de Teodorico, que estaban instalados
allí.Este terreno era muy deseado por los romanos, por lo que éstos
se aliaron con los visigodos para luchar contra el enemigo común (Campus
Mauriacus) Con esta batalla, Atila y su amigo Aecio se enfrentaron.Orleáns
fue la ciudad gala que más resistió el asedio huno, pero finalmente
cayó bajo su poder. Aunque allí posteriormente fueron sorprendidos
por visigodos y romanos. Los hunos huyeron hacia Troyes, a unos 20 kms. Y allí
también se topó en la frontera con la resistencia romano-visigoda.
Esta fue la primera gran derrota de los hunos (Batalla de los Campos Cataláunicos)
que por el momento salvó la integridad del Imperio de Occidente.En el
452, en venganza, Atila penetró en Italia. Suponiendo la gran represalia
que les esperaba a los romanos, desde Galia propusieron al emperador Valentiniano
que trasladara la capital (Roma) y la instituyera en Galia, para mayor seguridad.
Pero el emperador se negó y prefirió resignarse.Tras la conquista
huna en el Norte de Italia y temiendo que la capital fuera tomada en breve,
Valentiniano III y Aecio deseaban pactar la paz. Éstos mandaron al Papa
León I el Grande a hablar con Atila.Fue un encuentro muy cordial, en
el que Atila aceptó las condiciones y retrocedió, principalmente
porque los hunos ya habían conseguido tantas riquezas en sus batallas
que ni siquiera podían mover sus carretas ni proporcionar sitio para
futuras ganancias.

Muerte de Atila y final del Imperio Huno

Tras el acuerdo con el Papa León I, los hunos volvieron
a su lugar de origen, Panonia, y desde allí, Atila planeó con
detalle la que sería su próxima conquista: Roma; y su nueva boda
con Ilico, una joven y bella germana con la que contrajo
matrimonio en el 453.
La mañana siguiente a su noche de bodas, Atila apareció muerto
a causa de una hemorragia nasal que lo asfixió.La muerte de Atila fue
un duro golpe para su imperio y motivo de alegría para los romanos.En
día del entierro, los hunos se desgarraron la ropa, construyeron un dique
en el río Volga y rodearon al difunto de sus más preciadas pertenencias,
de hierro (símbolo de su fuerza), oro y plata (símbolos de las
dotes que recibían de sus conquistas)A pesar de que los hijos de Atila
intentaron hacerse con el poder, el imperio huno se descompuso rápidamente
y en el 469 ya era sólo un recuerdo.

Por otro lado El vencedor de Atila nos referimos a Flavio Aecio no corrió mejor suerte puesto después de los festines y homenajes el general Romano es hallado muerto .

El entrecruzamiento y destino de estas dos figuras históricas es singular y poco característico por lo finales que estos tuvieron puesto que sus nombre fueron relativamente olvidados por la historia y en su momento sellaron el destino de toda una época turbulenta de la historia universal aunque no llego a ser un cesar brillo en su momento con luz propia.

Flavio Aecio, General romano, m. en el 454. Denominado usualmente como "el último de los romanos". Nacido en Italia, era hijo del magister equitum Gaudencio y de la dama romana Aurelia con quienes se trasladó de pequeño a la provincia de Mesia a la que su padre fue destinado. Los primeros años de aprendizaje los pasó como rehén de Rugila, lo que le permitió conocer el modo de pensar y luchar de los hunos. Sirve a su vez como magister equitum en las Galias durante la jefatura militar de Félix, hasta que en el 433 dC alcanza él mismo dicha magistratura de magister militum.Precedido por mediocres y efímeros predecesores, Aecio destaca en su cargo por ser capaz de poner orden en un caótico Imperio de Occidente que se tambalea. Protege Italia y detiene la expansión de los bárbaros: frena a los visigodos en la Galia y arrincona a los burgundios en Saboya. Otras decisiones son mal recibidas, pero inevitables, como el reconocimiento del asentamiento vándalo en el norte de África.Pero su campaña más notable, la que le valdrá para la historia el sobrenombre de "el último romano", será la que dirigirá contra los hunos. Sintiéndose insultado su caudillo Atila por el emperador Valentiniano III ante el rechazo de la petición de mano de su hermana Honoria, se lanza a destruir Roma. Para ello convoca una gran confederación de tribus escitas, sármatas, gépidas, ostrogodas, alanas, que se unen a los hunos en su marcha. Pero Aecio dirigiendo magistralmente, a francos, vándalos, visigodos, y las tropas romanas que quedan logra una gran victoria en los Campos Cataláunicos en el año 451: es la última gran batalla del Imperio de Occidente.Para desgracia de Aecio, su gran victoria le valdrá el recelo del emperador, que, abrigando sospechas de una hipotética pretensión al trono, ordena matarlo en el 454. Posteriormente la intriga palaciega se vuelve contra el propio Valentiniano, que es asesinado un año después por seguidores de Aecio.

Pero las cosas no quedan allí la figura de Aecio el vencedor de llos hunos trascendió la historia

La muerte de Aecio en manos del emperador valentiniano o Valente III marco el fin de toda una época de gloria romana ya que nadie pudo gobernar a tan vasto imperio y sus gobernantes eran pusilánimes y de poco carácter que fueron presa de la tribus "Barbarás" que asolaron y destruyeron la capital del imperio de los Cesares solo quedo recuerdo de vieja gloria que fue absorbida por la cultura occidental donde el cristianismo crecía a pasos agigantados todo recuerdo de triunfos militares se refugió en los libros de brillantes historiadores que a sus tiempo plasmaron la vetusta gloria romana que todos gozamos .

Especulando un poco que hubiera sucedido si el general Aecio , se hubiera convertido en emperador de RomaLa verdad que sinceramente creo que hubiera terminado igual: asesinado a traición en algún palacio. Estar en Roma gobernando no era lo mismo que estar de un campo de batalla a otro rodeado de soldados totalmente fieles y temerosos de los hunos.

Pero vamos, desde luego creo que hubiera sido infinitamente mejor emperador que Valentiniano III, lo que no era muy difícil. Pero de hecho el título de magister militum que ostentaba (jefe de todos los ejércitos de Roma), suponía que realmente el poder efectivo del Imperio Occidental estaba en sus manos, no en las del títere de emperador. Aunque ésta figura aún tenía demasiado prestigio para los romanos. No en balde la razón de que Aecio fuera asesinado por el emperador era para evitar que lo sustituyera en el trono, cosa que hubiera ocurrido tarde o temprano.

Pero es que Flavius Aetius hijo de un bárbaro romanizado y de una noble patricia itálica en realidad ejerció como Emperador pues como sabéis desde Teodosio y salvo Mayoriano los Emperadores Romanos delegaban gran parte del poder en "validos"  sobre todo en cuestiones militares de las que no entendían.

Los últimos grandes militares de Roma fueron Estilicón un bárbaro foederati que derrotó varias veces a Alarico conteniendo las invasiones bárbaras: victorias de Fiésole, Verona etc y Flavius Aetius que logró estabilizar un imperio en proceso de derrumbe y prolongar su agonía.

Cuando ya todo estaba perdido surgió Mayoriano que fue la última oportunidad del Imperio Romano Occidental pues la otra parte como todos sabemos resistió muchos mas siglos.

De estos tres personajes el mas interesante sin duda es AETIUS apodado "el último romano" ya que Estilicón aún disponía de fuerza aunque muy mermada respecto al antaño gran ejército romano y Mayoriano estaba prácticamente condenado al fracaso pues casi no tenía ninguna fuerza propia.

Durante el valimiento de Aetius los hunos se presentaron con una fuerza y un poder muy superior al de Roma aunque lo de acabar con Occidente es algo muy discutible pues vean vds que los mongoles que conquistaron China no acabaron con dicha civilización.

Pienso que los hunos aun siendo ajenos a Roma casi por completo se habrían sin duda romanizado al igual que los germanos aunque el proceso hubiera sido mas lento.

Sea como fuere Aetius logró hábilmente tejer una alianza con el único poder militar que quedaba en Occidente los foederati germanos y algunas tribus "aliadas" que junto a los escasísimos restos imperiales y a una leva a la desesperada que hizo en Italia  lograron parar en la gran batalla de Chalons sur Marne mas conocida como de los Campos Catalaúnicos al temible Atila.

No quiso acabar con los hunos pues según el maquiavelismo romano pensaba en utilizarlos luego contra los germanos que le habían ayudado porque el problema imperial radicaba en que apenas disponía de fuerza propia.

Pero analizar esta cuestión es muy ardua y compleja.

Personalmente pienso que si hubiera sido Emperador en vez
de Valido el Imperio quizás en vez de caer en el 476 hubiera caído
en el 520 pero inevitablemente estaba sentenciado

Atila y el Pueblo Huno

Los hunos son un pueblo de pastores nómadas que invadieron la Europa del SE hacia el 370 y crearon un enorme imperio en los ochenta años siguientes. (Los heftalitas que invadieron Irán e India en los siglos V y VI y los hiung-nu que acosaron anteriormente China son a veces identificados como hunos, lo que no es del todo seguro). Quizá sean el pueblo llamado en chino xun (los griegos los llamaron jounoi), quizá parte de los hiung-nu mencionados por las fuentes chinas, de familia turca y escritura rúnica. Cruzaron el Volga después del 350, cayeron sobre los alanos (entre el Volga y el Don), ostrogodos (entre el Don y el Dniéster) y visigodos (Dacia) y forzaron el limes romano del Danubio.

Amiano Marcelino (fl. 395) los describe como pastores sin casas ni reyes, dirigidos por jefes de grupo (primates), aparentemente sin un caudillo general aún en el s. IV. Excelentes jinetes arqueros, veloces y decididos, de táctica impredecible, extendieron el miedo por el Imperio. Pactaron con Roma en contra de los germanos de Europa Central y, hacia el 432, tenían un caudillo principal, Rua o Rugila, a cuya muerte (434) le sucedieron sus sobrinos Bleda y Atila (Átila), corregnantes que pactaron con el Imperio de Oriente en Margus (hoy Pozarevac) la duplicación de los subsidios pagados a Rugila.

 Atila o Átila, flagellum Dei, rey de los hunos (434-453) es el Etzel de la leyenda de los Nibelungos y el Atli de las sagas islandesas. Dominadores de un extenso territorio, desde el Báltico a los Alpes hasta cerca del Caspio, habían de recibir de Constantinopla 700 libras de oro anuales (unos 300 k). No se sabe nada concreto sobre Atila entre 435 y 439 ni tampoco que el Imperio le pagase lo prometido. En 441, cuando las tropas romanas estaban actuando en el limes tanto oriental como occidental, atacó fuertemente el Danubio oriental, tomando y saqueando muchas ciudades, incluida Singidunum (Belgrado). Constantinopla logró una tregua para el 442 y trajo tropas del Oeste; pero en 443 Atila volvió a atacar: tomó ciudades en el río y se dirigió al interior hacia Naiso (Nis) y Sérdica (Sofía), que fueron destruidas. Camino de Constantinopla, tomó Filipópolis, derrotó a los romanos en todas las batallas y cercó la capital imperial, que no podía tomar con sus arqueros. Puso rumbo a Galípolis, donde estaban refugiadas las últimas tropas imperiales, y las deshizo. Impuso una paz que incluía el pago de los atrasos y su mora (6.000 libras de oro, unos 1.800 k) y la triplicación del tributo anual (2.100 libras por año, unos 650 k). Hacia 445 mató a su hermano mayor, Bleda, y se convirtió en autócrata. Atacó de nuevo en 447, más al E (Escitia y Mesia) que la vez anterior y derrotó a los romanos en el río Uto (Vid), pero con un alto costo en hombres. Devastó los Balcanes y Grecia hasta las Termópilas y en los años siguientes se mantuvo una especie de hostilidad latente entre Atila y Teodosio II, como narra Prisco de Panio (fragmentos de su Historia), que lo visitó en Valaquia, junto a los embajadores romanos del 449. Se concluyó una paz más onerosa para el Imperio que la del 443: el Imperio había de evacuar una ancha franja suddanubiana y grandes tributos cuya cuantía no precisan las fuentes.

Atila entró en la Galia en 451, aparentemente contra los visigodos del reino de Tolosa, que no mantenían contenciosos con Valentiniano III ni con Aecio, con quien Atila estaba en buenas relaciones. Se sabe que, en 450, Honoria, hermana del emperador, le envió su anillo y la petición de que la librase de un matrimonio al que se la obligaba. Atila reclamó a Honoria como esposa y pidió la Galia como dote. Aecio y Teodorico I pactaron una actuación conjunta. Atila intentó ocupar Aurelianum (Orleans), pero los romano-godos se lo impidieron en el último momento. La batalla se dio en campo abierto, en los Campos Cataláunicos (o, en otras fuentes, Mauriacos), de situación desconocida. Teodorico murió, pero Atila, vencido por primera y única vez, hubo de retirarse.

En 452 Atila pasó a Italia y saqueó Aquilea, Padua, Verona, Brescia, Bérgamo y Milán, sin que Aecio pudiera detenerlo. La hambruna y la peste los sacaron de Italia. El nuevo emperador de Oriente, Marciano, interrumpió el pago de subsidios pactado por Teodosio II y Atila iba a atacarle cuando murió en el viaje, durante el sueño. Quemado en una fastuosa pira con su tesoro personal, quienes dispusieron el funeral fueron muertos para que nadie pudiera localizar la tumba. Le sucedieron sus hijos que, reñidos entre sí, perdieron casi inmediatamente el poder huno.

Prisco, que conoció a Atila en 448-449, lo describe como bajo, robusto, de gran cabeza, ojos hundidos, nariz chata, barba rala y de costumbres austeras. Irritable e irascible, era un tenaz negociador y no tan inmisericorde como se dice. Los hunos poseían oro abundante, por los pillajes, los subsidios romanos y la venta de prisioneros, y el poder económico alteró sus naturaleza política. La monarquía se hizo hereditaria y el rey tuvo carácter autocrático: sus delegados personales se ocupaban del gobierno y las exacciones en especie y moneda sobre los territorios y pueblos sujetos a los hunos. No hubo estructuras complejas y, a la muerte de Atila, las revueltas internas facilitaron la derrota huna (455) frente a una coalición de gépidos, ostrogodos, hérulos y otros pueblos en Panonia (río Nedao, sin identificar) que terminó con los hunos como potencia.

Los hallazgos de los túmulos de Noin-Ula, en Mongolia, son similares en muchos aspectos a los de Pazyryk pero de fecha posterior. Estos enterramientos se atribuyen a una rama de los hsiung-nu (hunos); los hallazgos incluyen una alfombra de lana, decorada con animales luchando, tejidos helenísticos importados y escudillas de laca china, una de las cuales ha sido fechada en el año 2 a.C.

Durante la tercera centuria a. C. los hsiung-nu llegaron a la cima de su poderío en Mongolia. En seguida constituían el principal peligro para los dirigentes de la China septentrional; la Gran Muralla, el más conocido de los monumentos chinos, se construyó pata salvaguardarse de sus ataques; pero al finalizar la dinastía Ch'in (221-206 a. C.), el poder defensivo de China decayó. Al mismo tiempo, la fuerza de los hsiung-nu aumentó bajo el mando de su shanyü (jefe supremo) T'ouman, y alcanzó su mayor poderío bajo el hijo de éste, el gran Mao-tun (209-174 a. C.), que subyugó a las tribus vecinas, los hsien-pi, los khitan y los tunguses, y se convirtió en el emperador de las estepas.

Hacia el siglo IV d. C. el imperio nómada de los hsiung-nu en Mongolia se hallaba dividido desde hacia mucho tiempo en dos partes, la septentrional y la meridional. Ambos grupos habían tenido una historia turbulenta y en el año 311 d. C. los hsiung-nu de la zona meridional habían conquistado y quemado la capital de la China septentrional, Lo-yang. Esta era la ciudad famosa entre los romanos con el rombre de Sera Metrópolis, el lugar donde finalizaba la ruta terrestre de la seda. Las tensiones que como resultado se produjeron hacia el este, a lo largo de la ruta de la seda, quedaron reflejadas en las antiguas cartas sogdianas. Posteriormente los hsiung-nu meridionales establecieron una dinastía en Lo-yang que perduró hasta que pereció a manos de un renegado de su misma raza en el año 350 d. C.

Simultáneamente el grupo septentrional de ese mismo pueblo había sido empujado desde las cercanías del lago Baikal hacia el Oeste por el poderío creciente de sus rivales, los hsienpi. Durante rnás de un siglo sus movimientos, aparentemente hacia el norte de la cadena montañosa de Tian Chan, pasaron desapercibidos para los historiadores de las principales civilizaciones. Finalmente, sin embargo, aparecieron en las estepas del Jaxartes hacia el norte de la Sogdiana. Desde el año 350 d. C. en adelante varios grupos de estos hsiung-nu invadieron las provincias orientales del imperio sasánida, donde fueron conocidos con el nombre de chionitas; posteriormente otros grupos de este mismo pueblo, que serían llamados hunos por los europeos, aparecieron entre los alanos y los godos en las llanuras del sur de Rusia, al este del Volga.

El año 350 d. C., mientras Shapur II de Irán (309-379 d. C.) se hallaba sitiando la fortaleza de Nisibis en la Mesopotamia romana, le llegaron noticias alarmantes de que unos invasores nómadas estaban atacando las fronteras orientales de su imperio; rápidamente levantó el cerco y marchó hacia la zona amenazada. Recientemente se ha puesto en duda el hecho de que éste fuera el motivo por el que Seleuco (Slwky), el juez sasánida de Kabul, hiciera su viaje a la corte del rey sasánida. Pero al parecer fue hacia estas fechas cuando Shapur II estableció su cuartel general en la ciudad que ahora se llama Nishapur, "la gran hazaña de Shapur", designación con la que se conmemoran estos acontecimientos. Durante casi diez años Shapur II se vio obligado a continuar la guerra contra los chionitas para poder mantener estable su frontera oriental. Por fin consiguió realizar su propósito y cuando en el año 360 volvió a emprender la guerra contra los romanos llevaba consigo como aliadas a fuerzas chionitas bajo el mando de su rey Grumbates. Pero a largo plazo sus esfuerzos fueron en vano, pues, según indican de manera suficientemente clara los testimonios, unas pocas décadas después las antiguas provincias kusanas ya no estaban bajo el control de los gobernantes sasánidas, sino que habían pasado al de los jefes de esos nuevos invasores procedentes de las estepas. Un nuevo poder había surgido en Irán oriental, el de los chionitas y sus sucesores, los kidaritas y los hephthalitas (o ephthalitas).

Así pues, se cree que los primeros hunos que aparecieron en Jorezm (uros veinticinco años antes de que llegaran a Europa) fueron los chionitas mencionados por Ammianus Marcellinus". El rombre de este pueblo está formado, al parecer, por el vocablo del persa central xiyon, "huno", y la terminación tribal griega. Sin embargo, Henning consideró que la terminación del nombre ephthalitas era una forma plural del sogdiano. Después de que los chionitas se aliaron a Shapur II, se unieron también a la campaña que éste emprendió contra los romanos en Mesopotamia; en esta campaña, durante el sitio de Amida (Diyarbakr), murió en combate el hijo de Grumbates, rey de los chionitas. Ammianus Marcellinus describe cómo el cuerpo del príncipe fue quemado, suceso de cierta importancia puesto que el ejército sasínida al que acomp2ñaban los chionitas profesaba la doctrina de Zoroastro y para esta religión la cremación era motivo de anatema. Sin embargo, estos detalles se corresponden con los datos que se han obtenido en los estudios arqueológicos de los hunos europeos; testimonios similares se han hallado en el valle de Bishkent, en Tadjikistán, y también en el Ch ou sbu se atribuyen las mismas costumbres al pueblo que durante este mismo periodo habitaba en Qarashahr y que quizá estaba también relacionado con los chionitas.

Poco tiempo después tenemos noticias del jefe huno Kidara que sería la figura predominante entre las tribus de la Bactriana durante las últimas décadas del siglo IV. Sus monedas (pues es a él a quien mejor deben atribuirse) se encontraron junto a las de Shapur II (309-379), Ardashir II (379-383) y Shapur III (383-388) en el tesoro de Tepe Maranjan, cerca de Kabul. Sin duda su reinado coincidió con el de estos tres gobernantes sasínidas y quizá continuó después de ellos. Priscus, el escritor griego que hizo la historia de los hunos, habla a veces de los "hunos kidaritas", lo cual parece una razón suficiente para aceptar que los seguidores de Kidara eran verdaderamente hunos y no, como algunos historiadores sostienen, kusanas, a pesar del hecho de que Kidara continuó poniendo en sus monedas el antiguo título territorial de kushanshah, "rey de los kusanas", que también había sido usado por sus predecesores sasánidas. Es cierto que el uso de la expresión "hunos kidaritas" por Priscus refiriéndose al siglo v d. C. puede, por el contrario, introducir un elemento anacrónico, pues en ese tiempo había aparecido en escena una nueva horda. Parece que al final de la vida de Kidara y durante el reinado de su hijo (que debió, según indican las monedas, tener el mismo nombre y sería por tanto Kidara II), una nueva oleada de invasores hunos, los hephthalitas, penetró en la Bactriana y obligó a los kidaritas a desplazarse hacia el Punjab. En esta región el nombre de Kidara se ha encontrado en muchas monedas de oro de las que no se conocen con seguridad ni la ceca ni la atribución.

Según Ghirshrnan, los chionitas (término en el que él incluye a los kidaritas) no eran un pueble distinto de los hephthalitas que de manera importante intervinieron en la historia de la quinta centuria d. C. Pero en el anterior párrafo se ha seguido la opinión de los sinólogos McGovern y Enolki. Estos autores sostienen que los hephthalitas eran recién llegados, que bajaron a la Bactriana al principio del siglo V y desplazaron a los kidaritas hacia el sur. De manera que cualquiera de los dos grupos pudo ser el invasor oriental que Bahram IV tuvo que rechazar del Irán el año 427. Pero de cualquier manera esta invasión fue probablemente el resultado de las tensiones surgidas por la aparición de los hephthalitas. A éstos específicamente fue a los que el príncipe sasánida Firuz I recurrió en el año 457 para que le ayudaran a obtener el trono de Irán, entonces ocupado por su hermano Hormizd III. Más tarde Firuz atacó a sus aliados hephthalitas, pero fue derrotado y capturado por el rey de éstos, llamado Akhsunwar según al-Tabari o Khushnavaz según Firdausi. En esta ocasión Firuz obtuvo la libertad dejando a su hijo Qubad como rehén; después logró rescatarle y volvió a atacar, pero dirigió la carga de su caballería hacia un dique oculto y pereció con todos sus hombres. Teniendo en cuenta la anterior alusión a las costumbres funerales de los chionitas, es interesante el hecho de que, según al-Tabari, – Khushnavaz enterró los cuerpos de los persas en túmulos.

En lo que se refiere a sus prácticas funerarias y a la derrota que los hephthalitas infringieron a Firuz, la descripción clásica es la de Procopio, el cual dice que, aunque eran hunos de nombre y de raza, no vivían como nómadas, que eran de complexión normal y de rasgos regulares y que practicaban la inhumación, enterrando con cada uno de sus jefes a un buen número (que a veces llegaba hasta veinte) de sus compañeros. Por tanto, en este aspecto encontramos las prácticas de los hepthalitas en contraste con la cremación practicada por los chionitas.

En el año 488 o en el 489 el rey sasánida Qubad, que había vivido durante su juventud como rehén entre los hephthalitas, consiguió su restauración en el trono persa con la ayuda de este mismo pueblo. A pesar de ello, la tribu continuó siendo una amenaza para la seguridad de Irán. El siguiente emperador sasánida, Khosrau Anoshirvan (531:579), construyó fortificaciones para defenderse de sus ataques en la llanura de Gurgan y cuando aparecieron los turcos llegó a aliarse con el khan turco, llamado en las fuentes occidentales Sinjibu o Silzibul, para derrotarlos. Finalmente los hephthalitas fueron derrotados en una cruenta batalla un poco después del año 557, se dispersaron y sus tierras fueron divididas en dos partes a las que separaba el Oxus; los sasánidas se quedaron con la parte meridional y los turcos con todas las tierras al norte del Oxus.

Durante la última parte del predominio hephthalita en la Bactriana, en el siglo v y principios del VI, las fuentes indias recogen una serie de incursiones en el Punjab y en la India occidental realizadas por un pueblo denominado Huna, el cual, evidentemente, era huno, pero no está claro a qué rama de este pueblo pertenecían los hunos. El grupo más destacado en estas incursiones parece que fue el de los zabulitas. Ya en el año 458 el príncipe gupta Skandagupta tuvo que resistir los ataques de invasores que al parecer eran hunas. Durante su vida fueron mantenidos a raya, pero al final del siglo el imperio gupta estaba en descomposición y hacia el año 510 el jefe huna Toramana había establecido su dominio sobre tina gran parte de la India. Su hijo y sucesor fue el notable Mihirakula, el cual, después de tener bajo su dominio una gran parte del Punjab hacia el año 525, fue rechazado de las llanuras indias, pero continuó en Cachemira. Se cuenta de Mihirakula que se divertía haciendo rodar elefantes por los precipicios de Cachemira porque le gustaba oír los chillidos que proferían al chocar contra las rocas. Toramana y Mihirakula fueron sucedidos por otros reyes hunos, entre los que se encuentran Lakhana y Khigila, cuyos reinados tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo VI, pero de los cuales no se conocen las fechas exactas. Debieron reinar en Kabul o en Gardiz, y el reinado de Khingila debió durar al menos ocho años, según se ha podido comprobar en una inscripción descubierta recientemente.

El lenguaje de los hunos asiáticos, igual que el de
sus parientes europeos, es enteramente desconocido, a no ser que sobreviva en
el dialecto turco khalji, del que Minorsky hizo un estudio. Para explicar las
afinidades lingúísticas y étnicas de este pueblo ha habido
dos principales hipótesis. Sin embargo, una de ellas, la "iraní",
que era defendida por Ghirhsman y por Enoki y que estaba principalmente basada
en las leyendas griegas de las monedas, ha quedado muy desacreditada al descubrirse
que en realidad las leyendas estaban escritas en el, dialecto iraní oriental
local de la Bactriana. Esta conclusión ha sido confirmada por el descubrimiento
de la inscripción bactriana de Surkh Kotal. No hay ninguna duda de que
este lenguaje iraní oriental fue utilizado ocasionalmente por grupos
hunos con fines adrninistrativos; pero, por ahora, queda en pie la hipótesis
"turca" de Minorsky acerca del verdadero lenguaje de los hunos. No
obstante, causa perplejidad la afirmación del Cbou shu de que
los hephthalitas practicaban la poliandría, lo cual sin duda irla en
contra de la teoría de que su origen era indoeuropeo, ya que ello indica
que en este sentido tenían más afinidad con los tibetanos que
con los turcos. El equipo militar de los hunos orientales (en este caso, aparentemente,
r de los kidaritas), representado en un disco de plata que se encuentra en el
British Museum, tiene también cierta importancia respecto a la cuestión
de su origen racial. El equipo incluye una espada recta que se manejaba con
las dos manos y un arco compuesto, pero no usaban estribos.

Lo primero y lo último les diferencia claramente de
sus sucesores, los ávaros, que tenían como equipe característico
la espada curva y el estribo y a los que se considera de origen mongol. Minorsky
creía que tanto los khalaj de Irán, que hablaban turco, como los
ghilzai de Afganistán, que hablaban pashtu (que parecen ser los mismos
pueblos que en las fuentes medievales son llamados khaljis) eran descendientes
de los hephthalitas. Opinión que parece paradójica a simple vista,
pero que está basada en varios testimonios que indican que en la zona
de Afganistán actualmente ocupada por los ghilzais debió estar
establecido desde tiempos muy antiguos un pueblo que hablara turco. Y muy bien
pudo haber ocurrido que un grupo turco, emparentado con el lthalaj de Irán
y que se llamara del mismo modo, predominara en algun momento entre los hephthalitas
de esta zona. Posteriormente debió ser absorbido por las más numerosas
tribus de habla pashtu originarias del este de Irán, pero legaron el
nombre de khalij a la amalgama tribal resultante. Por otra parte, no hay ningún
ejemplo en Afganistán de una tribu invasora que haya perdido su propia
lengua y adoptado la del pueblo que formaba el sustrato previo. Los hazaras
mongoles de Afganistán central actualmente son casi por completo de habla
persa, aunque conocen su propio origen mongol. La teoría de Minorsky
es, por tanto, muy sugestiva, aunque hay que admitir, sin embargo, que las pruebas
acerca de las afinidades raciales y lingüísticas de los hephthalitas
son extremadamente fragmentarias y, en consecuencia, de ninguna manera se las
puede considerar concluyentes.

b) La guerra en el exterior: Hsiung-nu, Asia central

Los hunos de Asia oriental (Hsiung-nu) seguían siendo el enemigo exterior más peligroso del imperio Han. Aún hoy se sigue discutiendo si serían aquellos los hunos que aparecieron en Europa capitaneados por Atila, en el siglo IV d. C., o si, por el contrario, los Hsiung-nu nada tienen que ver con éstos, y al parecer tampoco se sabe con certeza el tronco lingüístico al que pertenecen. Los investigaciones más recientes no parecen demostrar, corno se creía, un posible parentesco entre palabras de los Hsiung-nu mencionadas en las fuentes chinas y las lenguas turcas, sino que sugieren más bien relaciones con las lenguas siberianas (keto, samoyedo). No puede aducirse, en cuanto a la cuestión de su identificación, el hecho de que los Hsiung-nu fueran pastores y jinetes nómadas. El tipo de economía de los nómadas esteparios no ha estado en relación con grupos de pueblos determinados. Tampoco puede recurrirse a los títulos de Hsiung-nu qué la tradición nos ha transmitido. Los títulos de soberanos pertenecen al repertorio de elementos culturales y lingüísticos que pasan de un pueblo a otro. Finalmente, la mezcla de pueblos fue común a todos los reinos esteparios que aparecen en la historia eurasiática. Las federaciones que se formaron en la estepa comprendían diversos pueblos, del mismo modo que se encontraban germanos y godos entre los seguidores de los hunos de Atila y bajo la soberanía de éstos. Y de los de Gengis Khan, seguramente sólo una parte eran auténticamente de lengua y origen mongol. En los reinos esteparios todo se asimila a la lengua y nacionalidad del clan dirigente; éste es el que da a la federación su nombre, y muchas veces también su lengua común.

Hay un perfecto paralelismo entre el ascenso de los Hsiung-nu, hasta convertirse en un adversario peligroso para China, y la creación de imperio unificado chino, y este paralelismo no sólo se da en el desarrollo, sino también en el tiempo (finales del siglo III a. C.). Apenas pueden abrigarse dudas respecto a que la fundación de un imperio por parte de los sedentarios chinos haya estimulado e influido a sus vecinos nómadas. Contribuyó no poco a ello el hecho de que huyeran con los hunos los renegados chinos -al igual que se encontraban también romanos y griegos en la corte de Atila-, a menudo fugitivos políticos, pero igualmente osados aventureros y chinos que prefirieron la vida libre de la estepa. De este modo, las influencias chinas se hicieron sentir desde época temprana entre los Hsiung-nu. Las primeras informaciones realmente detalladas que se tienen sobre enfrentamientos entre China y nómadas de la estepa son precisamente aquellas que hacen alusión a las luchas de los Hsiung-nu y los chinos, y de ellas se desprende que el Estado chino tuvo que defenderse de sus vecinos noroccidentales hasta entrado el siglo XVII d. C. Es ésta una de las constantes de la historia de China. Se ha querido ver, no sin razón, la relación entre sedentarios y nómadas como inserta en un contexto condicionado por factores económicos. Los nómadas dependían del trigo corno complemento de su precaria base alimenticia, y por esta razón realizaban también precarios cultivos. Permaneció la vecindad pacífica mientras duró en la frontera china el intercambio de los cereales necesarios por pieles, cueros y caballos. Pero en tiempos de malas cosechas y epidemias de ganado y en ciertos casos, cuando la propia China no estaba en condiciones de exportar cereales por motivos climatológicos o como consecuencia de disturbios internos, la situación de los nómadas se tornaba grave y éstos emprendían ataques a fin de salir de semejante situación; se trataba de apoderarse por medios violentos de lo que les brindaba, en otras circunstancias, el intercambio comercial. Así se puso en marcha una reacción en cadena que fue motivo de preocupación, con bastante frecuencia, para los gobiernos chinos.

Bajo el Khan Mao-tun, la federación de los Hsiung-nu alcanzó uno de los momentos de mayor esplendor. El emperador Wen, de la dinastía Han, intentó comprar la paz de las fronteras entregando cereales y seda a los Hsiung-nu y siguiendo una política defensiva. Se celebraron toda una serie de acuerdos que en algunos casos incluyeron también matrimonios entre princesas chinas y soberanos Hsiung-nu. Estas mujeres chinas, trasladadas a la fuerza a las tiendas de los Hsiung-nu, se convirtieron en portadoras de influencias culturales chinas. Parece haber sido tal la cantidad de seda entregada que los Hsiung-nu pudieron enviar el remanente, en venta gananciosa, a la parte occidental de Asia. Así, el comercio llevado a cabo por la "ruta de la seda" no surgió tanto por la iniciativa de comerciantes privados chinos cuanto por los "tributos" rendidos por China en el marco de los acuerdos. Bajo el gobierno del emperador Wu se pasó de una política defensiva a una ofensiva. Este soberano envió diversas expediciones a la estepa a partir del año 133 a. C. para librar una batalla decisiva contra los Hsiung-nu en sus campos de pastoreo. Sólo una de estas expediciones pudo alcanzar el objetivo estratégico. Alrededor del año 127 a. C. se encontraba en manos chinas el territorio Ordos, es decir, la comarca cuadrangular situada en el curso superior del Huangho. Los repetidos avances que tuvieron lugar desde este punto sobre la estepa sirvieron rnás que nada para intranquilizar a los Hsiung-nu, pues Wu y sus generales no tenían intención de establecerse definitivamente en las extensiones de Mongolia. La cuenca del Tarim representaba un objetivo más importante para atacar. Los estados situados en los oasis, cuya población era de habla indoeuropea, habían caído bajo el dominio de los Hsiung-nu; se trataba de un país de importancia debido a las rutas de caravanas hacia Occidente que por allí pasaban y el control comercial que esta situación les confería, pero asimismo por la explotación de jade que brindaba. En el año 121 el general Ho Ch'ü-ping avanzó hacia el Noroeste y conquistó el "corredor" de Kansu, dentro del cual Chü-yen se convirtió en un importante asentamiento comercial y militar chino. Las excavaciones que se efectuaron allí descubrieron gran cantidad de documentos chinos escritos en madera y bambú, que permiten reconstruir la vida cotidiana de una guarnición china fronteriza, y no sólo esto, sino que también brindaron una imagen del "limes" chino, una cadena de minuciosas fortificaciones, construida para hacer frente a los ataques de los nómadas.

Partes: 1, 2

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