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Mariátegui, Trotsky y Stalin




Enviado por Rafael Herrera Robles



Partes: 1, 2

  1. Síntesis
  2. Trotsky
    intérprete de la revolución en filosofía
    y arte
  3. Escritos de
    Mariátegui sobre la controversia de Trotsky con
    Stalin
  4. Primer
    artículo
  5. Segundo
    artículo
  6. César
    Vallejo
  7. Tercer
    artículo
  8. Max
    Eastman
  9. Andrés
    Nin
  10. Sorel
  11. Pierre
    Naville
  12. Henri
    Barbusse
  13. Colectivización del
    campo
  14. Las realizaciones
    nacionales
  15. Pinait
    Istrati
  16. Richard
    Bloch
  17. Esteban Pavletich,
    "el Trotsky del Apra"
  18. Notas

Síntesis

La burocracia stalinista difamó y calumnió
a Trotsky como enemigo de la revolución para finalmente
perseguirlo y asesinarlo. ¿Cuál fue la
opinión de Mariátegui sobre Trotsky?

Mariátegui consideraba que Trotsky, conjuntamente
a Lenin y Rosa Luxemburgo, con el ejemplo práctico de la
revolución, han demostrado el carácter creador del
marxismo que se desenvuelve y actúa de acuerdo a las
condiciones concretas. Cuando se produce la disputa entre Trotsky
y Stalin, en un inicio Mariátegui condena a Trotsky y al
trotskysmo, pero cuanto más radical es la controversia,
Mariátegui encuentra cada vez mayores atributos a Trotsky
y al trotskysmo. Además de textos dispersos, existen tres
artículos de Mariátegui que abordan de modo directo
la controversia.

Palabras clave: Mariátegui, Trotsky, Stalin, Max
Eastman, Andrés Nin, Pierre Naville, César Vallejo,
Stephan Hart

Trotsky
intérprete de la revolución en
filosofía y
arte

La burocracia stalinista difamó y calumnió
a Trotsky como enemigo de la revolución para finalmente
perseguirlo y asesinarlo. ¿Cuál fue la
opinión de Mariátegui sobre Trotsky?

Mariátegui consideraba a Trotsky, conjuntamente a
Lenin y Rosa Luxemburgo, como la encarnación del marxismo
del pensamiento y la acción: "Marx inició este
tipo de hombre de acción y de pensamiento. Pero en los
líderes de la revolución rusa aparece, con rasgos
más definidos, el ideólogo realizador. Lenin,
Trotsky, Bukharin, Lunatcharsky, filosofan en la teoría y
la praxis. Lenin deja al lado sus trabajos de estratega de la
lucha de clases, su "Materialismo y Empiriocriticismo". Trotsky,
en medio del trajín de la guerra civil y de la
discusión de partido, se da tiempo para sus meditaciones
sobre "Literatura y Revolución". ¿Y en Rosa
Luxemburgo acaso no se unimisman, a toda hora, la combatiente y
la artista?… Vendrá un tiempo en que, a despecho de los
engreídos catedráticos, que acaparan hoy la
representación oficial de la cultura, la asombrosa mujer
que escribió desde la prisión esas maravillosas
cartas a Luisa Kautsky, despertará la misma
devoción y encontrará el mismo reconocimiento que
una Teresa de Avila. Espíritu más filosófico
y moderno que toda la caterva pedante que la ignora -activo y
contemplativo, al mismo tiempo- puso en el poema trágico
de su existencia el heroísmo, la belleza, la agonía
y el gozo, que no enseña ninguna escuela de la
sabiduría1
".

En un primer escrito dedicado a Trotsky,
Mariátegui elogia al protagonista de la revolución,
creador del ejército rojo que llegó a comandar
cinco millones de combatientes; y al pensador y filósofo:
"…los penetrantes estudios de Lenin no abarcan sino las
cuestiones políticas y económicas. Trotsky, en
cambio, se ha interesado por las cuestiones de la
revolución en la filosofía y el
arte".

Así mismo critica Mariátegui a la prensa
burguesa que presenta a Trotsky del uniforme y del tren blindado,
que amenaza con una invasión napoleónica a Europa.
"Y este Trotsky -razona Mariátegui-, en
verdad no existe. Es una invención de la prensa. El
Trotsky real, el Trotsky verdadero es aquel que nos rebela sus
escritos. Un libro da siempre de un hombre una imagen más
exacta y más verídica que un uniforme. Un
generalísimo, sobre todo, no puede filosofar tan humana,
tan humanitariamente
".

Concluye Mariátegui en que el ejército
rojo, como su ex generalísimo, es un caso nuevo en la
historia. "Acaso mientras el generalísimo
escribía un artículo sobre Romaín Rolland,
los soldados evocaban a Tolstoy o leían a
Kropotkin"
2

Para Mariátegui Lenin era el máximo
dirigente de la revolución rusa, reconociendo
además sus aptitudes filosóficas. Un
capítulo de "Materialismo y Empiriocriticismo" (1908):
"La crítica del kantismo desde la izquierda y desde la
derecha"
se publicó en la revista Amauta3. Lo que no
conoció Mariátegui fueron los apuntes de Lenin
comentando su lectura de Hegel publicados póstumamente
como "Cuadernos filosóficos".

El calificativo a Trotsky de "intérprete de
la revolución en filosofía y arte"
por parte
de Mariátegui se debe entender porque el estratega de la
revolución permanente abordó, entre otras cosas,
además de la dialéctica marxista, la
problemática de la ciencia y las comunicaciones en el
nuevo estado, los problemas de la vida cotidiana4 en la
construcción socialista y sobre el arte y la cultura en la
transición del capitalismo al socialismo. Lo
último, particularmente en su obra, "Literatura y
revolución
", que tuvo difusión mundial.
Mariátegui comenta este texto donde Trotsky expone que la
nueva cultura socialista no tendrá carácter de
clase y que no existirá una cultura "proletaria" en el
mismo sentido que cultura burguesa o cultura feudal, porque el
dominio de la clase obrera es diferente en tanto su finalidad no
es perennizarse en el poder, sino extinguirse en el proceso de
tránsito al socialismo, donde la cultura dejará de
tener carácter de clase. Cuanto más avance el
proceso de construcción socialista, más se
irán extinguiendo las clases sociales, creando a la par
una nueva cultura, superior a todas las culturas que lo
antecedieron, pero tomando el legado progresivo de estas. En este
proceso la clase obrera y clases populares dejarán su
huella imperecedera. Mariátegui se adhiere a esta
posición: "(Trotsky ha planteado ya, en sus justos
términos, la cuestión del arte proletario5
)".
En algunos escritos Mariátegui utiliza el término
"realismo proletario" para resaltar la complejidad de la vida,
con sus grandezas y miserias, diferente al "realismo
burgués" que idealiza a los personajes, cuyos
héroes son presentados como intachables, portadores del
bien y la virtud, consustancial con la política de la
burguesía que esconde sus intereses privados -que han
devenido contrarios al progreso- con una ideología
justificatoria6. El "realismo proletario" que presenta
Mariátegui es contrario al "realismo socialista" de la
época de Stalin donde abundaban, además de
personajes intachables, idealizados con todas las virtudes
"revolucionarias", una desfiguración de los
acontecimientos históricos para legitimar el dominio de
una casta burocrática.

Escritos de
Mariátegui sobre la controversia de Trotsky con
Stalin

Se ha difundido la idea que los elogios de
Mariátegui a Trotsky son anteriores a la pugna con Stalin.
Un historiador honesto como Jorge Basadre no pudo sustraerse a
esa versión (stalinista), señalando que en escritos
anteriores a su muerte "… Mariátegui reiteró
su adhesión a la revolución rusa y a la
línea de la Unión Soviética, inclusive la
que orientó Stalin. Acerca de esto no sería
únicamente falsa sino también mezquina cualquier
discusión7
".

Es indudable la adhesión de Mariátegui a
la revolución rusa, pero también lo son sus
divergencias radicales con el estalinismo conforme ya hemos
expuesto en capítulos anteriores. Incluso en el
artículo de Mariátegui que acabamos de mencionar da
cuenta de la discusión de partido (en vida de Lenin), y no
obstante, sindica a Trotsky como el intérprete de la
revolución en filosofía y arte.

Aníbal Quijano8, prestándose tesis del
escritor chileno Moretyc9, dice que al principio, al enterarse de
la pugna, Mariátegui defiende cautamente a Trotsky, para
luego se pone de lado de Stalin.

El error de Aníbal Quijano es prestarse tesis
ajenas. Como demostraremos a continuación, es todo lo
contrario. Al inicio, Mariátegui condena a Trotsky y al
trotskysmo, pero conforme la pugna era más cruenta,
Mariátegui encuentra cada vez mayores atributos a Trotsky,
desmereciendo por tanto a Stalin.

Primer
artículo

En el primero de ellos, de enero del año 1925,
"Trotsky y el Partido Bolchevique"6, es una condena a
Trotsky y al trotskysmo. Mariátegui se hace eco de las
acusaciones estalinistas presentando a Trotsky como menchevique,
(de lo cual se rectifica en los artículos posteriores
donde Trotsky es presentado equidistante de mencheviques y
bolcheviques hasta 1917, año que se adhiere a los
últimos), así mismo menciona que Lenin se opuso al
ingreso de Trotsky a la redacción de "Pravda",
desconociendo que Trotsky lo dirigió desde 1908 muchas
veces con dinero bolchevique. Una de las demandas de la
oposición trotskista es la democratización del
partido y las instituciones, que a criterio de Mariátegui
ha sido acogido por Stalin, por lo que no ve una ruptura
definitiva. Mariátegui ve distanciamiento de Trotsky con
la "vieja guardia" bolchevique y además dice que no conoce
los secretos de una organización revolucionaria, lo cual
lo hace cometer errores como la publicación inoportuna de
su libro "1917", donde presenta a líderes, entre
ellos Kamanev y Zinoviev, discrepando en temas fundamentales a la
hora de la revolución. La conclusión de
Mariátegui es de desaprobación a Trotsky:
"Trotsky representa una fracción o una tendencia
derrotada dentro del bolchevismo
", terminando su escrito
así: "No es la primera vez que el destino de una
revolución quiera que esta cumpla su trayectoria sin o
contra de sus caudillos. Lo que prueba a su vez, que en la
historia los grandes hombres juegan un papel más modesto
que las grandes ideas".

Pero cuanto más la controversia se acentuaba,
Mariátegui con mejor información, cambia de
postura, encontrando cada vez mayores atributos a Trotsky y sus
seguidores.

En enero de 1927, para el tercer aniversario de la
muerte de Lenin, en una traducción especial para la
revista Amauta, Mariátegui le rinde homenaje publicando el
retrato de Lenin escrito por Trotsky con el siguiente
encabezamiento: "En el tercer aniversario de la muerte de
Lenin, nos parece oportuno ofrecer a los lectores de Amauta uno
de los más sugestivos y vigorosos estudios escritos por
León Trotsky sobre el gran jefe de la
revoluyción11
".

Segundo
artículo

El segundo artículo es de febrero de 1928, cuando
Trotsky había sido expulsado del partido bolchevique.
Mariátegui reseña que muerto Lenin, Trotsky se
destacaba por encima de los demás dirigentes, pero le
faltaba conexión con el aparato del partido, ya que antes
de 1917, el líder ruso se había mantenido
equidistante del menchevismo y bolchevismo. Prosigue
Mariátegui: "Lenin apreciaba inteligente y
generosamente el valor de la colaboración de Trotsky,
quien a su vez, -como lo atestigua el volumen en que están
reunidos sus escritos sobre el jefe de la revolución-,
acató sin celos ni reservas una autoridad consagrada por
la obra más avasalladora para la conciencia de un
revolucionario. Pero si entre Lenin y Trotsky pudo borrarse casi
toda distancia, entre Trotsky y el partido mismo la
identificación no pudo ser igualmente completa. Trotsky no
contaba con la confianza total del partido, por mucho que su
actuación como comisario del pueblo mereciese
unánime admiración…"

Termina diciendo que Trotsky es cosmopolita y que
"Zinoviev lo acusaba en otro tiempo en un congreso comunista,
ignorar y negligir demasiado al campesino. Tiene, en todo caso,
un sentido internacional de la revolución socialista, Sus
notables escritos sobre la estabilización del capitalismo
lo colocan entre los más sagaces críticos de la
época. Pero este mismo sentido internacional de la
revolución, que le otorga tanto prestigio en la escena
mundial le quita fuerza momentáneamente en la
práctica de la política rusa. La revolución
rusa está en un periodo de organización nacional…
Es lógico que en esta etapa, la revolución rusa
esté representada por los hombres que más
hondamente sienten su carácter y sus problemas
nacionales
". Stalin, dice Mariátegui es de esos
hombres12.

César
Vallejo

Es necesario mencionar que antes del tercer escrito de
Mariátegui, el poeta César Vallejo, desde
París, escribió un incandescente artículo
contra Stalin, del cual dijo: "Que lastimosa orgía de
eunucos repetidores del marxismo… Su primera desgracia es
amputarse de raíz sus propias posibilidades creadoras
relegándose a la condición de simples panegiristas
y papagayos de
"El Capital". Sobre el trotskysmo,
Vallejo dijo: ". la insurrección trotskista constituye
un movimiento de gran significación histórica.
Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu
revolucionario dentro de un estado revolucionario. El nacimiento
de una nueva izquierda dentro de la izquierda, que por natural
evolución política, resulta a la postre de derecha.
El trotskysmo desde este punto de vista, es lo más rojo de
la bandera roja de la revolución y, consecuentemente lo
más nuevo y ortodoxo de la nueva fe"
13.

Posteriormente Vallejo se afilia al Partido Comunista
Español (de orientación estalinista). Si bien es
cierto que dejó de criticar de modo lapidario a la persona
de Stalin, no se rebajó en cantarle loas como lo hicieron
otros artistas, recibiendo a cambio algunos títulos y
medallas. Luego de un pequeño periodo de pleitesía
a Stalin, mantuvo su autonomía política respecto al
estalinismo, y siguió considerando a Trotsky como
dirigente bolchevique y una de las mejores inteligencias del
marxismo. Durante la guerra civil española, cantó
la gesta heroica de los combatientes, cantó al soldado
ignoto de la revolución, pero también
criticó la falta de consecuencia de los frentes populares
–de España y Francia– entre otras cosas, porque se
confabulan con el imperialismo para legitimar el
colonialismo.

Tercer
artículo

Un mes después del artículo de Vallejo,
aparece el tercer artículo de Mariátegui, cuando
Trotsky ya había sido desterrado de Rusia. "Nunca
admitió el espíritu revolucionario,

-escribió Mariátegui-, la posibilidad de que
esta revolución concluyera como la francesa, condenando a
sus héroes"

Repite Mariátegui en parte su artículo
anterior, diciendo que entes de 1917 Trotsky estaba equidistante
del menchevismo y bolchevismo, que entre Lenin y Trotsky se
habían borrado casi todas las controversias, que a la
muerte de Lenin Trotsky sobresalía por encima de los
demás dirigentes pero no contaba con la confianza del
partido.

Sobre el trotskysmo Mariátegui dijo: "La
opinión trotskista tiene una función útil en
la política soviética. Representa, si se quiere
definirla en dos palabras, la ortodoxia marxista, frente a la
fluencia desbordada e indócil de la realidad rusa. Traduce
el sentido obrero, industrial, de la revolución
socialista. La revolución rusa debe su valor
internacional, ecuménico, su carácter de
fenómeno precursor del surgimiento de una nueva
civilización, al pensamiento de Trotsky y sus
compañeros reivindican en todo su vigor y consecuencias.
Sin una crítica vigilante, que es la mejor prueba de la
vitalidad el partido bolchevique, el gobierno soviético
correría probablemente el riesgo de caer en un
burocratismo formulista mecánico".

Pero Mariátegui también pensaba que
"… ni Stalin ni Bukharin andan demasiado lejos de suscribir
la mayor parte de los conceptos fundamentales de Trotsky y sus
adeptos
".

Termina el artículo así: "Trotsky,
desconectado personalmente del equipo stalinista, es una figura
excesiva en el plano de las realizaciones nacionales. Se le
imagina predestinado para llevar en triunfo, con majestad
napoleónica, a la cabeza del ejército rojo, por
toda Europa, el evangelio socialista. No se le concibe, con la
misma facilidad, llenando el oficio de ministro de tiempos
normales"
14

Sobre Stalin, "el eslavo puro", (supuestamente)
entendido en problemas nacionales, es un eco de la propaganda
stalinista que Mariátegui no logró procesar, al
igual que la acusación a Trotsky, de que ignora al
campesinado.

Lenin, ya cercano a su muerte, se dio cuenta del peligro
de la burocratización y de la degeneración de la
revolución, por lo que en cartas a la dirección del
Partido Bolchevique pedía destituir a Stalin de los cargos
de Comisario de las nacionalidades y de secretario general del
partido, lo que no pudo concretarse porque Stalin se había
afianzado en el poder15. Según Lenin, Stalin trataba con
prepotencia (chauvinismo gran ruso) a las nacionalidades no
rusas, lo cual, sumado a los manejos en el seno del partido,
constituía un peligro para la
revolución.

La afirmación de que Stalin y Bujarin no andan
lejos de suscribir las demandas de Trotsky y sus seguidores, en
parte se debe al cambio de orientación de la burocracia
stalinista desde una posición derechista, que
permitió derrotas como la revolución china
(1925-1927), hacia una posición ultra izquierdista,
inmerso en el cual se destaca el inicio de la
planificación de la economía (1928-1929), la misma
que había sido una de las principales propuestas de
Trotsky y sus seguidores, que en 1924 fuero rechazada y
calificada como "la cumbre de la
utopía
".

Mariátegui al igual que Trotsky, no
compartía los métodos ultra izquierdistas y
burocráticos de la planificación, entre ellos en lo
referente a la colectivización forzosa del campo. No
obstante, cuando Mariátegui escribió el
artículo que comentamos, en amplios sectores de la
izquierda internacional se hacían conjeturas – a decir del
biógrafo de Trotsky, Isaac Deutscher-, sobre un eventual
regreso de Trotsky a Rusia, cuestión que no
sucedió, sino todo lo contrario, las divergencias se
acentuaron.

Max
Eastman

Los documentos que tenía Mariátegui sobre
la pugna debieron ser escasos si tenemos en cuenta que en su
mayor parte eran considerados "secreto de estado".
Conoció "Curso Nuevo" de Trotsky (en
edición francesa) y seguramente documentos públicos
de la Tercera Internacional, pero no los debates
internos.

Max Eastman, notable escritor norteamericano, -por aquel
tiempo cercano a Trotsky-, en su libro "Después de la
muerte de Lenin
", cuya primera versión fue en
inglés (1925) dio a conocer cartas de Lenin a la
dirección del Partido Bolchevique en las que pedía
destituir a Stalin del cargo de secretario general del Partido y
de encargado de las nacionalidades no rusas, lo que
posteriormente se conocería como "testamento
político" de Lenin, donde también calificaba a
Trotsky como el "bolchevique más capaz",
criticándolo por su tendencia a ver las cosas de manera
administrativa y no política. Además elogiaba la
inteligencia de Bujarin y lo criticaba por su falta de
visión dialéctica. El libro de Eastman atrajo la
ira del Stalin y los que lo rodearon, quienes conminaron a la
cúpula dirigente, en especial, a la "oposición", a
desmentir la existencia de un "testamento político" de
Lenin, porque desestabilizaría el gobierno. Todos
accedieron, forzando a Trotsky hacer lo mismo como principal
líder de la oposición, lo cual, dice el historiador
Isaac Deutscher15, fue dado a conocer en el ámbito del
movimiento revolucionario mundial.

Mariátegui16 probablemente conoció en
forma fragmentaria el libro de Eastman, por lo que no hace
mención al "testamento político" (cartas) de Lenin,
pero si hace alusión al autor (Eastman) como
"revisionista" y "hereje" dentro del campo revolucionario,
diferente al "revisionismo" de Henri de Man, surgido en el campo
reformista. Eastman, dice Mariátegui, intelectual
"supertrotskysta", lanza duras críticas contra algunos
líderes rusos, en especial contra Stalin.

En otro artículo, Mariátegui hace
mención al libro de Eastman "La Ciencia de la
Revolución"
(edición en inglés), en el
cual critica a los marxistas no haberse desembarazado de la
dialéctica, que identificaba con "hegelianismo".
El problema, dice Mariátegui, es que Eastman no ha podido
desembarazarse del utilitarismo y pragmatismo ingles,
particularmente el representado por William James, por lo que
para el intelectual norteamericano, la revolución se
reduciría a un tecnicismo17.

En la década del treinta, cuando Eastman se
apartó del marxismo, dijo que Stalin se hizo del poder por
su pragmatismo, por su "sentido común", rasgo que
carecía Trotsky porque no se había liberado de su
idealismo (dialéctica). Trotsky se burló del que
antes era su exaltado propagandista, diciendo sobre el sentido
común: "Esta forma inferior de la inteligencia,
necesaria en cualquier condición, es también
suficiente en ciertas circunstancias
…", en un medio social
estable para practicar el comercio, mantener una familia, formar
un sindicato, etc. Pero para cuestiones más complejas como
la crisis, la guerra, la revolución y
contrarrevolución, "se precisan facultades más
altas de la inteligencia, cuya expresión filosófica
ha sido dada, hasta ahora, por el materialismo

dialéctico18".

Andrés
Nin

Entre el 15 y 28 de marzo de 1928, se realizó en
Moscú el IV Congreso de la internacional Sindical Roja,
asistiendo, entre los delegados peruanos, Julio Portocarrero y
Armando Bazán. Alberto Flores Galindo señala:
"Comenzaba en 1927 la segregación del trotskysmo y se
pidió a un grupo de delegados, entre los que estaban
Portocarrero y Bazán, firmar un documento contra
Andrés Nin, un militante español vinculado a la
Oposición de Izquierda. Todos aceptaron firmar, menos
Portocarrero y Bazán, argumentando que sólo
conocían una versión del

problema19…" Esto, concluye Flores Galindo, fue motivo
para una discusión entre los representantes peruanos y el
argentino Vittorio Codovilla que defendía la
posición estalinista.

Andreu Nin (Terragona, 1892 – Madrid, 1937) desde
su juventud fue activo militante revolucionario. Se
adhirió a la Oposición de Izquierda Internacional
liderado por Trotsky. Funda el Partido Obrero Unificado Marxista
(POUM) participando activamente en la guerra civil contra el
fascismo. Intenta organizar el poder de los trabajadores para
construir el socialismo, por lo que fue detenido por el gobierno
del frente popular, muriendo a manos de un sicario estalinista en
1937. Paralelamente en Moscú, en juicios infames, el
estalinismo condena a muerte a la plana mayor bolchevique
consolidando su poder contrarrevolucionario.

Sorel

Alberto Flores Galindo señala que
"Mariátegui nunca negó los aportes de Trotsky y
hasta el final de su vida mantuvo una visión favorable a
Sorel; por el contrario, criticó las tempranas
desviaciones burocráticas de la Unión
Soviética y se mostró contrario al autoritarismo.
El Partido Socialista, así como se vinculaba con la
tercera internacional, mantenía también relaciones
con los primeros grupos trotskystas franceses, con Pierre Naville
y los redactores de
La Veritè20".

La influencia del anarcosindicalismo en
Mariátegui es incuestionable, por lo que, sobre todo en
sus primeros años, otorgaba más importancia a las
organizaciones gremiales que a las políticas. Por eso el
Partido Socialista recién se funda en 1928 luego del
fracaso de los procesos revolucionarios en China y Méjico
por ausencia de organizaciones políticas (partidos) de
clara orientación socialista. Acrecienta su
polémica con el estalinismo de la Tercera Internacional y
con Haya de la Torre originándose una ruptura en su
pensamiento político. En esas circunstancias
Mariátegui vuelve hacer un deslinde con el sindicalismo
revolucionario del cual Sorel fue su máximo exponente, en
el mismo sentido que lo había hecho en conferencias
pronunciadas luego de su regreso de Europa (1923),
señalando que el sindicalismo cumplió una
función revolucionaria antes de la primera guerra mundial
(1914-1919) contra el espíritu reformista de la
socialdemocracia, pero a la postre, luego del triunfo de la
revolución rusa, el sindicalismo entró en crisis
como movimiento. La parte revolucionaria se adhirió a las
filas marxistas y otra parte fue al reformismo21.

No obstante esa crítica, Mariátegui
siguió reivindicando a Sorel contra el espíritu
"racionalista", evolucionista y reformista en el movimiento
obrero, reivindicando la teoría del mito, que para Sorel
se concretizaba en la acción por medio de la huelga
general que supere todas las barreras de cambio, mientras en
Mariátegui el mito es la esperanza, la idea fuerza que
sirve de derrotero a la humanidad, que desemboca en la
revolución social, y a diferencia de los mitos religiosos
que ponen metas celestiales, el mito socialista tiene metas
terrenales.

Pierre
Naville

Maville (1904-1993), conforme lo nombra
Mariátegui, pero su nombre es Pierre Naville,
perteneció al primigenio grupo surrealista con sede en
Francia, junto a André Breton, Louis Aragón y Paul
Eluard, entre otros, que reclamando autonomía del arte
apoyaban la revolución. Naville ingresa al Partido
Comunista francés en 1926 dirigiendo la revista "Clarte".
En 1927 es expulsado y se adhiere a la Oposición de
Izquierda. Dirige la revista "La Veritè". En el
Segundo Manifiesto del Surrealismo es injuriado por André
Breton. Mariátegui, que seguía con atención
la trayectoria de las vanguardias en arte, particularmente del
surrealismo, defiende a Naville: "Breton extrema la
agresión personal contra Maville"… que es presentado
como "el hijo arribista de un banquero millonario a quien el
demonio de la ambición ha guiado en su viaje, desde la
dirección de la revista del suprarrealismo hasta

La Lutte des Classes, La Veritè
y la oposición trotskista"

"Me parece -prosigue Mariátegui- que
en Maville hay mucho más serio. Y no excluyo la
posibilidad de que Breton se rectifique mas tarde acerca de
él -Si Maville corresponde a mi entera confianza- con la
misma nobleza con que, después de una larga querella, ha
reconocido a Tristán Tzara la persistencia en el
empeño atrevido y en el trabajo severo"
22.

Este escrito fue publicado en marzo de 1930, un mes
antes de fallecer Mariátegui y es notoria la defensa que
hace a Naville, que en 1938 estuvo entre los fundadores de la IV
Internacional. A la postre, también Breton se unió
a Trotsky, que estaba desterrado en Méjico, en la defensa
de la creación artística contra la tutelaje
burocrático stalinista y capitalista.

Henri
Barbusse

En un escrito anterior Mariátegui había
demostrado su confianza en Naville, al criticar el libro
"Jesús" de Henri Barbusse, que con mentalidad
positivista, "ochcentista", deja de lado veinte siglos de
historia del cristianismo, supuestamente para quedarse con el
"auténtico" cristianismo. En esta ocasión
Mariátegui comparte la ironía de Naville que
preguntaba: "Porque Pablo eligió a Jesús como
ejemplo y porque Jesús tuvo necesidad de Barbusse veinte
siglos después de su muerte, mas bien que de Pablo, su
contemporáneo, para predicar su verdadera doctrina y
restablecer el sentido de su acción, es algo que no se
sabrá
jamas23".

Mariátegui estimaba a Barbusse como proselitista
del socialismo, pero a su entender, el notable intelectual
francés –del que recordemos escribió una
apología a Stalin- no comprendía en su real
dimensión lo que es el marxismo24.

Mahatma Gandhi, legendario líder de la India,
pretendía liberar a su pueblo por medios pacíficos.
Cuando Barbusse dijo que si Lenin hubiese estado en lugar de
Gandhi, hubiera hecho lo mismo, Mariátegui -que
también admiraba a Gandhi-, critica a Barbusse diciendo
que ninguna revolución se ha hecho sólo con ayunos
y oraciones25.

Colectivización del
campo

En el mes de julio de 1929 Mariátegui escribe un
comentario al libro "Rusia a los doce años26",
del escritor español Alvarez del Vayo, centrando su
atención en la "socialización" del campo,
presentándolo como una de las demandas trotskistas, que
"Stalin parece haber hecho suyas en parte". El autor
(Alvarez del Vayo), hombre sin partido y sin "doctrinarismo",
razona Mariátegui, no oculta su admiración por
Trotsky y al mismo tiempo evidencia la sencillez en la vida
cotidiana de Stalin y demás líderes rusos, estando
lejos del boato como lo pintan los ideólogos
burgueses.

Alvarez del Vayo critica la "ofensiva contra el
kulak
", categoría en la que se englobaba a la mayor
parte de estratos campesinos, proponiendo como alternativa
"el fomento de la explotación colectiva de la tierra,
con máquinas y métodos que aumenten su
rendimiento
". Mariátegui comparte esta
opinión, que era la crítica del trotskysmo a la
política stalinista en el campo.

Las realizaciones
nacionales

Emilio Choy comentando el artículo de
Mariátegui sobre "El Exilio de Trotsky"27 se
equivoca al repetir (en 1970) el argumento estalinista de que
Trotsky estaba contra las realizaciones nacionales, sin reparar
que según Mariátegui, Stalin y Bujarin, hacen suyas
en parte las demandas trotskystas para Rusia. Por otra parte,
para 1970, ya era demasiado conocido la polémica en el
mundo entero. Recordemos que Trotsky en el Prólogo a su
obra "La Revolución Permanente", criticaba al
estalinismo por impartir consignas iguales para todos los
países, sin tener en cuenta las peculiaridades nacionales.
Sucede que el Perú se había convertido en uno de
los más poderosos bastiones del estalinismo en
América y gran parte de la intelectualidad se había
hecho algo así como una profesión de fe criticar al
trotskysmo, la mayor parte de veces sin ninguna
coherencia.

Recordemos que en 1924 Trotsky y sus seguidores,
destacando Preobrajensky, habían propuesto iniciar la
planificación de la economía, siendo desechado por
el estalinismo como la "cumbre de la utopía". Era la
burocracia stalinista quien estaba contra las realizaciones
nacionales con proyección al socialismo, sin plantear (en
1924) ninguna alternativa. En 1929 Stalin se vio forzado
planificar la economía inmersa en una gran crisis que se
pudo evitar si la planificación comenzaba en 1924 como era
la propuesta de Trotsky.

Una cosa es iniciar la construcción socialista en
un país, conforme a la propuesta del marxismo, para que
concluya en el ámbito internacional, y otra es la tesis
estalinista del socialismo en un sólo país, al
margen del devenir mundial. Hablar de capitalismo en un solo
país es una aberración y lo es en mayor grado el
socialismo en un sólo país.

Pinait
Istrati

En un artículo de marzo de 1930,
Mariátegui hace alusión a la actitud crítica
del escritor Pinait Istrati, -al que halaga como artista y como
hombre- que a raíz de un "proceso festinado y una
condena injusta"
por parte de la burocracia rusa contra el
suegro de Víctor Serge (prominente líder
trotskista), por vivir con más holgura que sus vecino de
edificio, ha criticado (con ayuda de alguien anónimo
según Mariátegui) en tres gruesos volúmenes
al conjunto del régimen soviético, en una actitud
propia de un revoltoso que por un "lío de casa de
vecindad" juzga al conjunto de un régimen
político28.

En este artículo, Mariátegui entiende que
el estado soviético lucha contra el burocratismo ya que
Stalin ha hecho suyas parte de las demandas
trotskystas.

Richard
Bloch

Frente a los pensaban que la asunción de Stalin
al poder significa restauración capitalista,
Mariátegui no cree, por lo que critica a Richard Bloch
como "abstractista y romántico", por pensar que
Rusia con Stalin además de retroceder al capitalismo,
marcharía hacia posiciones dictatoriales como la de Primo
de Rivera en España y de Mussolini en Italia29.

Esteban
Pavletich, "el Trotsky del Apra"

Esteban Pavletich (Huánuco, 1906 – Lima,
1981) fue por algún tiempo (1928-1930) secretario personal
del legendario patriota nicaragüence Augusto César
Sandino que dirigía la resistencia armada contra los
invasores yanquis. Según su testimonio, cuando se da la
ruptura entre Haya de la Torre y Mariátegui, el
último lo escribió una carta: "me
escribió y me dijo personalmente que no rompiera
todavía con el Apra que yo podía ser el Trotsky del
Apra en el Perú. Me decía"regresa y ya veremos a
dónde va a parar Haya de la Torre y el caudillismo
hayista30
".

Notas

1.- Mariátegui: "Defensa del Marxismo",
p. 44.

2.- Mariátegui: "Trotsky", incluido en
"La Escena Contemporánea".

3.- Lenin: "El kantismo criticado desde la derecha y
desde la izquierda
". Amauta N° 22, Lima, abril de
1929.

4.- Trotsky: "Prólogo: Dos concepciones"
al libro "La revolución permanente"

5.- Mariátegui: "Signos y Obras", p.
92.

6.- Mariátegui: "Elogio de "El Cemento" y del
Realismo Proletario
". Incluido en "El Alma
Matinal
".

7.- Basadre, Jorge: "La Vida y la Historia",
Lima, 1975, p. 233-234.

Alberto Flores Galindo, en su obra conjunta con Manuel
Burga: "Apogeo y Crisis de la República
Aristocrática
", hacen suya esta idea de Basadre. Sin
embargo Flores Galindo en su obra "La Agonía de
Mariátegui
", no lo menciona, reconociendo las
divergencias de Mariátegui con el estalinismo y al mismo
tiempo los elogios de Mariátegui a Trotsky.

8.- Quijano, Aníbal: "Reencuentro y Debate:
Una Introducción a Mariátegui
". Mosca Azul
Editores, Lima, 1981.

9.- Moretyc: "José Carlos Mariátegui:
Su Vida e Ideario. Su Concepción del Realismo
".
Santiago de Chile, 1970.

10.- Mariátegui: "Trotsky y el partido
bolchevique
", incluido en "Figuras y Aspectos de la Vida
Mundial
", volumen I.

11.- Trotsky: "Lenin", revista
"Amauta" N° 5, enero de 1927.

12.- Mariátegui: "Trotsky y la
Oposición Comunista
", incluido en "Figuras y
Aspectos de la Vida Mundial
", tomo II.

13.- Vallejo, César: "Ejecutoria del arte
socialista
". Revista "Variedades", Lima, 6 de
octubre de 1928

"Las lecciones del marxismo". Revista
"Variedades", Lima, 12 de enero de 1929.

Stephan Hart en su libro "Religión,
política y ciencia en la obra de César
Vallejo
", dice que inicialmente el marxismo del poeta tuvo
como emblema a Marx, Lenin y Trotsky, para luego cambiarlo por la
fórmula Marx, Lenin, Stalin, -supuestamente sustentado en
el libro de Vallejo "Rusia en 1931: Reflexiones al pie del
Kremlin"-
fórmulas que Vallejo hubiese sido el
primero en rechazar porque, como veremos luego, para el poeta, no
interesaba "quién vale más que el otro", ni
"quien tiene más talento o más
energía
", sino su obra en bien de la
revolución. Aclaremos además que para Vallejo -en
el periodo que Hart lo sindica de estalinista-, Trotsky (en el
destierro) seguía siendo uno de los "jefes" bolcheviques.
(Expondremos en otra ocasión, con más amplitud, la
visión de Hart sobre Vallejo y el marxismo). Lo que es
evidente en la obra citada de Vallejo, es de que Stalin no es
criticado como en los artículos anteriores, sino
presentado como jefe de un estado revolucionario. Tampoco aparece
la palabra trotskysmo.

Stephan Hart resalta cuando una obrera antes de salir de
un auditorio toma el libro "El leninismo teórico y
práctico"
de Stalin, presentando el hecho como una de
las pruebas de que Vallejo se habría convertido en el
"más fiero" defensor de Stalin. Por esa época,
Stalin presentaba a Trotsky como enemigo de la Unión
Soviética que se alineaba junto a los
contrarrevolucionarios en el mundo. En ninguna parte Vallejo
avala tamaña falsificación. Tampoco en ninguna
parte del escrito de Vallejo aparece la fórmula Marx,
Lenin, Stalin como afirma Stephan Hart, sino al contrario, se
evidencia que Vallejo prosigue presentando a Trotsky entre las
máximas referencias doctrinarias en el seno del marxismo y
del "bolchevismo".

De la edición de 1965 del mencionado libro (Lima,
Editorial Gráfica Labor), en la página 146 Vallejo
alude a la violencia: "Una revolución sin terrorismo
-ha dicho Trotsky- no es una revolución
". Y en
líneas siguientes Vallejo afirma que para Marx y Lenin el
fracaso de la Comuna de París (1871) se debió a la
falta de energía de sus líderes para retener el
poder, reafirmando así la posición de Trotsky. En
las páginas 177 y 188 Vallejo cita textualmente la
opinión de Lenin y Trotsky sobre el papel del capitalismo
de estado en la economía soviética. Aparece
así claramente la fórmula Marx, Lenin, Trotsky que
Hart oculta, para hacer apología a la persona de
Stalin.

La alusión más resaltante a la figura de
Stalin es en la página 128 (nota a pie de página):
"Políticamente, los grandes hombres (Lenin, Stalin,
Trotsky, etc.) no son objeto de esa idolatría
individualista y endiosadora de que gozan los buenazos
gobernantes burgueses
". En el mismo párrafo Vallejo
refiere que ha sondeado la opinión de la gente acerca de
lo que piensan de los "jefes bolcheviques" Stalin y Trotsky,
señalando que en cuanto a individuos, no interesa a nadie,
tampoco se preguntan "quién vale más que
otro
". "Lo que existe e interesa a todos es la
teoría y la acción de cada uno en función
del interés revolucionario
". Este también,
dice Vallejo, es el caso de Lenin.

Hart oculta que no obstante Trotsky había sido
desterrado de Rusia, Vallejo lo presenta como uno de los "jefes"
bolcheviques.

En el mismo libro (página 216), Vallejo expone su
concepción sobre la "base" y la "superestructura"
según el marxismo: "Cuando Marx afirma que la base de
la sociedad humana es la economía, no pretende que esta
sea superior a la política, al derecho o al arte. Lo que
hace es simplemente constatar un hecho, una realidad. Es como
cuando se constata que la base del cuerpo se halla en los pies,
con esto no se pretende afirmar que los pies son superiores o
inferiores a la cabeza, al tronco o a los
brazos
".

Esta afirmación es contraria a la visión
estalinista (presentada como "leninista") en la que la
"superestructura" es "reflejo" de la economía, marginando
a la voluntad humana, olvidando que el proceso económico
es una relación social con la intervención del
conjunto del saber humano. Por lo demás, Vallejo en la
cita anterior reivindica la visión de totalidad en la
interpretación de los acontecimientos, en la que todas las
parte, si bien cumplen diversa función, son
imprescindibles.

Para el marxismo, cuanto más se desarrollen sus
potencialidades creadoras expresadas en la ciencia, en la
técnica, en la organización social, más se
independiza el ser humano de las condiciones naturales y
más control tiene sobre sus condiciones de vida o, en
otras palabras, más control tiene de su
devenir.

En lo que Vallejo hace concesiones a Stalin y al
estalinismo (p.149), es cuando atribuye el burocratismo a
funcionarios subalternos sobrevivientes del antiguo
régimen zarista, a los que "Stalin y sus
compañeros deberían extirpar cuanto antes"
(p.
149) Pero al mismo tiempo pide estar vigilantes porque el
burocratismo puede ir "fortificándose y
polarizándose en núcleos capaces de adquirir luego
tendencias clasistas, con intereses y mentalidad particulares,
diversos y hasta contrarios a los de la colectividad de
base"
(p. 154)

Partes: 1, 2

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