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De la Menopausia Humana: Revisitada y de sus Eficaces Funciones Homeostáticas




Enviado por Felix Larocca



  1. La
    menopausia y el uso de medicinas
  2. Pros y
    contras de las otras terapias más
    utilizadas
  3. En
    resumen
  4. La
    andropausia: Se oculta pero existe y puede
    enfrentarse
  5. ¿Puede prevenirse?
  6. En
    resumen
  7. Bibliografía

En otras ponencias hemos hablado de la
menopausia, de la que siempre se pude decir algo
más.

En esta última enfocamos en el
proceso normal que constituye, hablamos de algunas mujeres a
quienes las visita precozmente, el uso de medicinas para su
remedio y examinamos el asunto de la andropausia.

La menopausia es definida: como el tiempo
en la vida de la mujer cuando la función cíclica
del ovario, manifestada por los períodos menstruales cesa.
Esta parte normal de la vida reproductiva generalmente
comienza alrededor de los 50 años de edad, pudiendo
también aparecer, sin riesgos, diez años antes o
después. Los "síntomas" y los signos de este
período evolutivo están relacionados estrechamente
a la reducción fisiológica de las concentraciones
de los estrógenos circulantes en la sangre.

Las manifestaciones más comunes de
su comienzo son los ataques rápidos de calor (los llamados
"sofocones"), el insomnio, las palpitaciones, la frialdad de las
manos y de los pies, los dolores de cabeza, la ansiedad, la
irritabilidad, el vértigo, el nerviosismo, la
depresión, la fatiga, la falta de concentración con
pequeñas pérdidas de la memoria, y la
acumulación de peso.

El síntoma subjetivo más
molestoso es el flujo rápido y repentino de calor (el
sofocón), durante el cual la mujer se siente sobrecogida
por una sensación súbita y fastidiosa de calor
intenso seguida comúnmente por sudores profusos. Es
ésta una sensación cuya duración
fluctúa de entre unos escasos segundos, hasta unos cinco
minutos. Mientras esta experiencia tiene lugar, la piel,
especialmente la de las regiones del cuello y la cabeza se
ruborizan y se calientan. La producción de sudor es
profusa, cuando el fogonazo llega.

Otros cambios que frecuentemente se
manifiestan durante este período normal de la vida son la
disminución de la lubricación del epitelio vaginal
y la reducción del volumen ovárico. Con la
cesación de los períodos menstruales por seis meses
consecutivos, cualquier hemorragia de origen vaginal que ocurra
debe de investigarse minuciosa y exhaustivamente, ya que es causa
para la mayor alarma.

La menopausia sabemos que existe casi
exclusivamente en la mujer de la raza humana, habiéndose
reportado únicamente en otra especie, la de un marsupial
pequeñísimo, aborigen del continente
Australiano.

El climaterio (como también se
conoce la menopausia) es una función evolutiva y
adaptadora que fue diseñada por la Naturaleza para
prolongar la vida de la hembra de nuestro género
más allá del fin de su edad generatriz,
preservándole sus deseos (y el placer derivado) por el
acto sexual.

En la mayoría de las especies, el
fenómeno de la muerte está programado para que
coincida muy pronto con la terminación de la
función reproductiva. En el ser humano, sin embargo, la
vida continúa décadas más allá del
fin de la capacidad para procrear hijos.

Nuestro climaterio posiblemente
resultó de dos características las cuales son casi
exclusivas nuestras: una es el peligro excepcional que alumbrar
un niño puede representar para cualquier mujer,
especialmente para las madres mayores, y la segunda, la que
consiste en el peligro para los hijos que representa la muerte
prematura de su madre.

Cuando se piensa, que una mamá
gorila pesando más de doscientas libras, pare bebés
que pesan solamente cuatro libras, y cuando se reflexiona en el
hecho de que una mujer, pesando cerca de ciento diez libras,
generalmente da a luz a bebés quienes fácilmente
pesan el doble de lo que pesa un gorila, se puede entender de
modo muy simple los riesgos inherentes que la maternidad puede
significarle a la mujer de nuestro grupo. Años antes de
los progresos logrados por la obstetricia y la
neonatología modernas, las mujeres morían
frecuentemente durante el parto.

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Gorila

Otro factor es la dependencia, a veces
prolongada del ser humano en los cuidados maternos (y por ende,
también en los paternos).

Un infante gorila o chimpancé, muy
pronto se emancipa de sus padres, asistiendo en procurar sus
alimentos y defendiéndose hábilmente contra
posibles peligros. Pero, porque el niño humano se
desarrolla de un modo tan paulatino, este permanece incapaz de
sobrevivir por sí mismo hasta una edad relativamente
avanzada. La muerte de una madre en nuestro estado original de
cazador/recogedor, resultaría en mortandad segura para su
progenie.

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Niñas bañándose
Edvard Munch

La fórmula reproductiva para la
mujer humana es la siguiente:

  • Sólo un embarazo anual, el cual
    no debe de ocurrir antes de los 12 años.

  • La función sexual conducida en
    la intimidad de una atmósfera privada (y no en
    público como ocurre generalmente con otros
    primates).

  • La terminación de la
    función reproductiva (la menopausia) a una edad cuando
    las funciones de la mujer pueden ser adaptadas a las demandas
    colectivas y para el beneficio de la tribu.

La menopausia es otra de las funciones
adaptadoras y naturales la cual ha caído en manos de
quienes desean transformarla en un achaque, o aún peor en
algo que temer.

La menopausia, para mí es otro
"homenaje" que la Naturaleza confirió a su sexo
"favorecido."

Para continuar, exploraremos en
algún detalle el asunto controvertido del uso de las
medicinas para aliviar los síntomas molestos que, a
menudo, acompañan este proceso normal.

Dr. Félix E. F. Larocca

Pocas patologías y sus
tratamientos han provocado tanta polémica como la
menopausia y la Terapia Hormonal Sustitutoria (THS) para
paliar los síntomas más comunes del cierre de
la ovulación que suelen experimentar la
mayoría de las mujeres entre los 40 y los 58
años.

Los primeros trabajos
epidemiológicos, en la década de los 80 y los
90, sugerían que el uso de estrógenos
artificiales podía, además de aliviar las
molestias, protegerlas de la enfermedad coronaria y de
otros trastornos graves. Pero pronto llegaría un
famosos estudio, 'The Women"s Health Initiative',
que constataría que el uso de estas hormonas, en
combinación con otras hormonas sexuales, aumentaba
la incidencia de cáncer de la mama, así como
de trombo-embolismo venoso, accidentes cardiovasculares y
cerebrales. Muchas mujeres suspendieron entonces su
tratamiento, otras recurrieron a terapias alternativas y un
número significante, se encontraron ante la
encrucijada de no saber qué hacer.

Noticias de la ciencia

Ahora, y por primera vez, un panel de
expertos independientes, de los Institutos Nacionales de la
Salud (NIH) de EEUU, acaba de hacer público un
documento de consenso sobre el manejo de los
síntomas de la menopausia.

Publicado en el último
número de la revista 'Annals of Internal
Medicine'
, la primera reflexión sobre la que
llaman la atención sus autores es que la
«mujer menopáusica está hecha una
enferma, que, como parte de un proceso normal no lo es. Es
necesario que se desarrolle y se difunda información
que ponga un especial énfasis en que este proceso es
fisiológico, una etapa de la vida femenina sana en
la que se debe promover la 'des medicalización'. El
cuidado médico y el futuro de los ensayos
clínicos deben enfocarse exclusivamente hacia
aquellas mujeres con los peores síntomas y los
más prolongados. Las barreras de acceso a los
tratamientos que tienen precisamente este grupo deben ser
derribadas.

La mayoría de los
especialistas se muestran de acuerdo con el documento,
aunque hay que tener en cuenta que en los EE.UU. se trata
con hormonas a entre el 30% y el 35% de las mujeres.
Aquí no tenemos ni idea.

Para los autores del estudio es
necesario, ante todo, reconocer qué consecuencias
son propias de la menopausia y cuáles son fruto del
envejecimiento o de los cambios experimentados en la
mediana edad. Así, establecen como propios del
climaterio, los síntomas vasomotores (sofocos y
sudoración nocturna), la sequedad vaginal y las
molestias durante las relaciones sexuales, los problemas
del sueño y los cambios en el estado de ánimo
— todos, cuya existencia no son universales, ya que no
aparecen en todas las mujeres con la misma intensidad.
Existen dudas acerca de los trastornos cognitivos, en los
«que los estudios no han sido capaces de separar de
forma adecuada los efectos de la menopausia en problemas
como el olvido o la dificultad para pensar, de los causados
por el propio envejecimiento», señalan. La
mayoría de trabajos no ha encontrado tampoco una
asociación entre el dolor de espalda y muscular, el
cansancio y la pérdida de la
menstruación.

Monografias.comLas hormonas

¿Cómo actúa la
THS? Los estrógenos solos, o en combinación
con progestágenos, son el tratamiento que ha
demostrado ser más efectivo contra los
síntomas vasomotores. No obstante, las dosis
equivalentes a 0.625 miligramos de estrógenos
equinos conjugados incrementan el riesgo de
trombo-embolismo venoso, y de accidente cerebro vascular,
embolia pulmonar y, en el caso de combinarse con las otras
hormonas ya citadas, aumentan las probabilidades de
cáncer de mama y eventos coronarios. Más
controvertido es su papel en la incontinencia urinaria, la
sequedad vaginal y el dolor en el coito. Los trabajos con
estrógenos orales, solos o en combinación con
progestágenos, han confirmado un aumento del riesgo
de desarrollar incontinencia o el empeoramiento de la misma
en las que ya la padecen. Ayudan a mejorar la calidad de
vida de las afectadas y los problemas con el sueño,
pero no hay pruebas de sus efectos en los trastornos del
ánimo.

Ante estos datos, los autores
insisten en que la decisión de optar por la THS debe
ser evaluada de forma conjunta por el médico y su
paciente, sopesando todos los riesgos. Recuerdan que son
necesarias más investigaciones a largo plazo que
evalúen la eficacia y la seguridad de las terapias
alternativas.

  • Testosterona. Los trabajos han
    demostrado su eficacia contra los síntomas sexuales y
    los problemas del sueño. Tiene efectos secundarios:
    acné, aumento de peso, abundancia de vello, sobretodo
    facial y se desconocen sus consecuencias a largo
    plazo.

  • Dehidroepiandrosterona (DHEA). Pocos
    estudios apoyan su utilidad en los sofocos y en el aumento de
    la libido. No hay datos a largo plazo y la falta de
    estandarización de las dosis de los envases dificulta
    su investigación en la población.

  • Tibolona. Se trata de un esteroide
    sintético que se usa en Europa desde hace 20
    años como terapia contra los sofocos, la
    disfunción sexual y la osteoporosis. Hay pocos
    trabajos y sus datos no son definitivos. No obstante, al
    parecer, es efectiva en los sofocos y en los problemas del
    insomnio. Cuando se la compara con los estrógenos, se
    obtienen los mismos resultados positivos en cuanto a la
    sudoración y la disfunción sexual. Pero se
    desconocen sus efectos a largo plazo en el cáncer de
    mama, la enfermedad cardiovascular o la reducción de
    las fracturas osteoporóticas.

  • Isoflavonas y otros
    fitoestrógenos. Dado que la mayoría de estos
    productos se manufacturan de formas distintas, los datos de
    los trabajos realizados hasta ahora varían de uno a
    otro. No obstante, algunos han apuntado su capacidad para
    mitigar los sofocos. Los estudios con dietas de alto
    contenido en estas sustancias no han indicado beneficios y la
    información sobre sus consecuencias adversas es muy
    limitada. Tampoco se saben sus efectos en un futuro. Para los
    expertos, «es muy importante que las mujeres no
    consuman estos productos sin consultar con su
    ginecólogo. Existen muchas composiciones y, dado que
    actúan a nivel de los receptores de estrógenos,
    sabemos que pueden ser eficaces para paliar los
    síntomas, pero desconocemos qué otros problemas
    secundarios pueden tener. Precisamente ahora estamos haciendo
    dos trabajos, uno de ellos internacional, en los que vamos a
    evaluar su efectividad y seguridad».

  • Terapias alternativas. En general, las
    investigaciones sobre uso de plantas en la menopausia
    están en su 'infancia'. «Los trabajos con estas
    terapias, como con otros tratamientos: acupuntura, masajes…
    tienen importantes limitaciones y sus datos no están
    claros», añade el documento de consenso
    estadounidense.

La menopausia desde el punto de vista
lógico/funcional, y del la Medicina Darvinista o
Evolucionista, es una etapa normal en el desarrollo progresivo de
la mujer.

Muchas mujeres la disfrutan sin medicinas,
sin hormonas y sin riesgos — ¿por qué no
tú?

Digo, yo…

Finalmente, concluimos esta ponencia con la
inclusión del hombre.

Dr. Félix E. F. Larocca Tan
sólo recientemente se ha comenzado a otorgar la
importancia que merecen a los cambios fisiológicos que
suceden en el hombre a partir de los 55 años y se han
iniciado estudios profundos sobre la andropausia.

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Durante muchos años se ha hablado
casi exclusivamente de la menopausia y de sus conflictos, como si
el declinar hormonal con los años fuese sólo un
asunto de mujeres y los hombres se mantuviesen ajenos a dicho
acontecimiento. La terapia sustitutiva se aplica con creciente
frecuencia a las mujeres y no sin ciertas reservas, pero
todavía se está muy lejos de que los hombres asuman
su natural declive y la conveniencia de una terapia similar
adaptada a ellos.

De hecho, a las consultas médicas
acuden muchos hombres a los que se diagnostica depresiones y
disfunciones varias, que esconden el inicio de la andropausia y
podrían mitigarse, al menos en parte, con un tratamiento
sustitutivo adecuado.

Síntomas de la
andropausia

La andropausia consiste en el declive
gradual de todas las funciones fisiológicas del hombre,
desde las cognitivas hasta las físicas. A partir de cierta
edad, los hombres comienzan a sentir que su capacidad de
concentración y su memoria disminuyen, que pierden fuerza
muscular, y que, como ocurre en las mujeres, se produce un
incremento de la grasa y cambia la distribución de la
misma en el cuerpo. La masa ósea se reduce y puede
aparecer la osteoporosis, descienden tanto el interés
sexual (o libido) como la potencia sexual, se altera el ritmo de
sueño, se registran cambios de carácter, surgen
depresiones de mayor o menor severidad, se pierde el
interés por las cosas y se descubren la aparición
de cambios emotivos y del estado de ánimo de forma
imprevista.

Las hormonas masculinas también
acusan el paso del tiempo

Si en las mujeres se habla de un
estrógeno-deficiencia, en los hombres nos podemos referir
a un andrógeno-deficiencia, ya que la disminución
de las hormonas androgénicas es el fundamento de la
andropausia. Disminuye la producción de testosterona,
hormona masculina, que puede determinarse en la sangre. A partir
de los 60 años se detectan significativos descensos del
nivel de testosterona en la sangre a primera hora de la
mañana.

También se ha anotado la
disminución de otras hormonas androgénicas, pero el
mejor indicador parece ser la testosterona. La andropausia se
conoce también como Síndrome de Adam, que no es
ninguna referencia bíblica sino las siglas de Androgen
Deficiency Aging Male
y que se podría traducir como
Andrógeno Deficiencia de la Ancianidad
Masculina.

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Si se diagnostica precozmente, lo
lógico es instaurar un tratamiento para revertir la
situación o retardar su evolución. Pero
todavía no hay resultados fiables sobre la terapia
hormonal sustitutiva a largo plazo.

El tratamiento de la andropausia persigue
eliminar o amortiguar los síntomas, pero fundamentalmente
va dirigida a restaurar las funciones sexuales, ya que hay una
clara asociación entre los niveles de testosterona
plasmática y la calidad y frecuencia de la erección
del pene.

No hay que olvidar, además, que en
muchos casos al déficit de testosterona se une, por la
edad, una arteriosclerosis que reduce el flujo sanguíneo
en los cuerpos cavernosos del pene, lo que hace más
problemática la vida sexual. Pero el tratamiento
también persigue incrementar las ganas de vivir, mantener
el vigor físico y la capacidad intelectual.

La terapia hormonal sustitutiva masculina,
no está muy extendida, al contrario de lo que ocurre entre
las mujeres, que cada vez recurren más a esta clase de
procedimiento.

Tratamiento con testosterona

Hoy, el tratamiento masculino se realiza
mediante testosterona. En los EE. UU. que sólo se
comercializa como inyectable intramuscular que se absorbe
lentamente, por lo que se administra cada 2-3 semanas.
También se usan parches transdérmicos que aportan
unos 5 miligramos diarios, una cantidad parecida a la dosis
fisiológica diaria necesaria y se asimilan por el cuerpo
de manera progresiva. También se investiga sobre los
implantes subcutáneos o pelletas, cuyo efecto puede durar
tres o cuatro meses. La testosterona es una hormona sexual, con
efecto andrógeno y anabolizante que debe ser utilizada
sólo cuando lo indica el médico
especialista.

Quienes padecen afecciones como epilepsia,
diabetes, crecimiento prostático benigno (adenoma de
próstata), hipertensión, insuficiencia
hepática o renal, e insuficiencia cardiaca, deben tener
mucha precaución ante esta terapia hormonal, que
está absolutamente contraindicada en pacientes con
cáncer de próstata o cáncer
hepático.

Durante el tratamiento con testosterona
conviene someterse a exámenes periódicos de
próstata, y dado que los problemas urológicos
cobran especial relevancia durante la andropausia, el paciente
deberá ponerse en manos de un urólogo que le
oriente sobre el tratamiento más adecuado y los controles
a efectuar.

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No merece la pena ocultarla

La andropausia es tan fisiológica en
el hombre como en la mujer lo son la menopausia y el climaterio.
La aparición de síntomas como decaimiento,
disfunción eréctil, pérdida de
interés por el sexo, tristeza, y apatía en un
hombre adulto de más de 55-60 años, hace pensar en
la andropausia. Pero no hay motivos para ocultarla; al contrario,
se debe acudir al médico para que ayude a superar esa
situación, que no es ninguna enfermedad ni estigma, se
trata simplemente de un proceso fisiológico que en muchas
ocasiones requiere tratamiento e incluso ayuda
emocional.

Cuestionario de Saint Louis
UniversityComo en cualquier otra alteración de la salud,
es importante el diagnóstico precoz y que el afectado
preste mucha atención a los primeros
síntomas.

Aunque hay numerosas propuestas de
cuestionarios y protocolos para investigar su presencia, el
más sencillo y fiable es el de la Universidad de San Luis.
El quid está en la primera y la séptima pregunta,
que se refieren a la calidad de la vida sexual y al declinar de
la misma — síntomas clave. Si la respuesta a las dos
preguntas es afirmativa, o lo son las contestaciones de tres de
las otras cuestiones, no cabe duda: el síndrome de Adam se
está instaurando. Hay también determinaciones de
testosterona, pero resultan caras y la mayoría de las
veces no son necesarias ya que con la sintomatología es
suficiente para detectar la andropausia.

  • ¿Ha disminuido su apetencia
    sexual?

  • ¿Se siente falto de
    energía?

  • ¿Ha disminuido su fortaleza y
    fuerza físicas?

  • ¿Ha perdido estatura?

  • ¿Ha notado una
    disminución de las ganas de vivir?

  • ¿Se siente triste e
    irritable?

  • ¿Son sus erecciones poco
    potentes?

  • ¿Ha notado una
    disminución en su habilidad por los
    deportes?

  • ¿Se queda dormido después
    de la cena?

  • ¿Ha notado una
    disminución de su capacidad para el
    trabajo?

Como docente de las facultades de
psiquiatría y de medicina comunal de la Universidad de San
Luis, me complace revisar las contribuciones que ellos han hecho
al entendimiento del climaterio del hombre.

Es importante y, tal vez sea necesario
recalcar, que los "problemas" del envejecimiento — son
más problemas, de no saber cómo vivir, que
de envejecer.

También, es preciso reconocer, que
el cuestionario de San Luis, si es positivo, puede asimismo ser
diagnóstico de una depresión del climaterio —
algo que es potencialmente causa del suicidio en la persona de
edad evolutiva.

Todo siendo lo mismo, vivir una vida
saludable cancela la senectud precoz.

Suministrada por solicitud.

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F.
Larocca

 

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