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Por que los accidentes no existen en teoria- III




Enviado por Felix Larocca



  1. La
    religión y sus fundamentos
  2. El
    nacimiento de la astronomía
  3. Bibliografía

La religión es asunto muy serio para
ser ignorado. Sin embargo, aunque así sea, y aunque
parezca difícil de creerlo, todos la
ignoramos.

Muy pocas de entre mis personas conocidas
estudian la religión como fenómeno universal con
aplicaciones infinitas en el desarrollo y en la evolución
de nuestras vidas. Quizás conviene ser de esta manera, ya
todos tenemos una tendencia singular a ajustar las cosas que, en
serio nos afectan, a nuestras propias comodidades y
caprichos.

No tenemos que ir muy lejos. Nosotros no
pensamos ni en, ni cómo comemos — si lo que comemos nos
sabe "bueno", aunque nos perjudique y nos engorde.

La
religión y sus fundamentos

¿Cuál es el origen de la
religión del hombre? ¿Por qué cada cultura
del mundo adora, invoca y, aun se inmola sin pensarlo a
algún ser divino? Los antropólogos e historiadores
han estudiado esta cuestión y, al día de hoy, hay
tres teorías primarias: la teoría subjetiva, la
teoría evolucionista y la teoría del
monoteísmo original.

La teoría subjetiva enseña
que la religión se origina con el hombre. Los humanos
tienen una necesidad inherente de creer en la existencia de un
ser omnipotente que brinde significado y esperanza a nuestra
jornada en este vasto e impersonal universo. Quienes adhieren a
este punto de vista creen que este carácter religioso
existe fuera de nuestra conciencia directa. Las culturas tienen
distintas visiones de la realidad de acuerdo con su experiencia,
pero la conciencia y el deseo de la religión es un
fenómeno universal. Por lo tanto, se determina, que esta
disposición resta en nuestro subconsciente colectivo y
personal. En otras palabras, nuestras creencias acerca de un ser
trascendente no son el resultado de realidades o interacciones
externas con dicho ser. Más bien, estas creencias derivan
de nuestras disposiciones básicas.

Estos sentimientos se expresan mediante
símbolos y actitudes, y no a través de un conjunto
de sistemas de creencia definidos. A medida que progresa una
cultura, estos símbolos y actitudes se desarrollan y se
organizan transformándose en un conjunto de creencias y
prácticas. A este fenómeno llamamos
"religión organizada".

Hubo varios proponentes importantes que
promovieron esta teoría. Friedrich Schleiermacher
creía que la religión comenzaba con una
sensación de dependencia. Esto llevaba a una necesidad de
un objeto del cual depender, que resultaba en la idea de Dios.
Ludwig Feuerbach enseñaba que el concepto de Dios es, en
realidad, la imagen de una persona idealizada. Sigmund Freud
creía que Dios derivaba de la necesidad humana
básica de una imagen paterna. La imagen paterna idealizada
se convierte en nuestra imagen de Dios.

La teoría subjetiva podrá
enseñarnos acerca de la naturaleza humana, pero no explica
adecuadamente el origen de la religión, o de dónde
viene este deseo universal de conocer y entender a Dios. Winfried
Corduan escribe: "Puedo llevar en mi mente subconsciente una
representación abstracta de Dios, pero no puedo, en base a
esto, concluir que no hay ningún ser objetivo que existe
independientemente y que es Dios. Dios puede haberme creado con
esa idea para que pueda relacionarme con Él". Todo efecto
tiene una causa. ¿Cuál es la causa de este poderoso
deseo de tener una relación con Dios? Si somos los
productos de un creador divino, eso explicaría este
impulso universal en toda la humanidad por conocerlo a Él,
porque Él puso este deseo dentro de nosotros.

La Biblia propone respuestas a las
preguntas que la teoría subjetiva no puede contestar.
Génesis 1 dice que somos creados a la imagen de Dios. Por
lo tanto, fuimos creados a la imagen de Dios con la
intención de que tuviésemos una relación con
Él. Romanos 1:20 dice que todos los hombres tienen grabado
en su corazón un conocimiento de Dios. El capítulo
2 dice que nuestra conciencia testifica que existe un dador de la
ley moral. El deseo de Dios es una parte básica de la
naturaleza humana.

La teoría darviniana de la
religión

La segunda teoría con
relación al origen de la religión es el enfoque
evolucionista. Este es el punto de vista más arraigado en
el pensamiento científico en el entendimiento y estudio de
la religión. Los proponentes de esta teoría creen,
como en la teoría subjetiva, que la religión se
origina con el hombre. La religión es el resultado de un
proceso adaptador en la cultura humana.

En el período embrionario de una
cultura, la forma natural de la religión comienza como una
sensación esencial de que existe una fuerza inmaterial que
todo penetra. Esta fuerza es impersonal y abarca toda la
creación. Se la llamaba mana, que deriva del
nombre que le dieron los habitantes de la Melanesia. El
mana puede estar concentrado con mayor intensidad en
algunas áreas y objetos que en otros. Un árbol
majestuoso, una roca única, como Ayers Rock en Australia,
o cierto animal pueden contener una mayor concentración de
mana.

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Uluru o Ayers Rock

El propósito de esta creencia es la
de manipular esta fuerza de forma que uno pueda obtener alguna
medida de control sobre los secretos del vivir. Los objetos,
inanimados y simbólicos, como son palos o muñecos,
llamados fetiches, pueden contener esta fuerza y ser venerados o
adorados.

La etapa siguiente es el animismo. En esta
etapa, la fuerza es visualizada en forma de espíritus
personales. El animismo enseña que hay un espíritu
o fuerza mística detrás de cada evento, y que
muchos objetos del mundo físico tienen algún
significado espiritual.

Hay dos categorías de
espíritus: espíritus de la naturaleza y
espíritus ancestrales. Los espíritus de la
naturaleza tienen forma humana y habitan en objetos naturales
como plantas, rocas o lagos. Los espíritus ancestrales son
los espíritus de los antepasados. Ambas categorías
de espíritus están limitadas en conocimiento, poder
y presencia. Uno debe mantener una relación favorable con
los espíritus para no incurrir en su furia.

La etapa siguiente es el politeísmo.
Las culturas progresan de la creencia en espíritus finitos
a la adoración de dioses. Del politeísmo, una
cultura evoluciona hacia el henoteísmo, que es la creencia
en muchos dioses pero con la adoración dirigida a uno solo
de ellos. La etapa final es el monoteísmo, la
adoración de un solo Dios.

Esta teoría tiene varios problemas.
El primero es que estas etapas de desarrollo nunca se han
comprobado en la realidad. No hay ningún registro de una
cultura que haya avanzado en secuencia de la etapa mana
a la etapa monoteísta, como lo describe el modelo
evolucionista. Respecto al mana y el animismo, los
proponentes evolucionistas esperan que las culturas en estas
etapas estarían libres del concepto de dios por completo.
Sin embargo, este no es el caso. Las culturas animistas tienen
dioses, y la mayoría cree en un ser supremo. Finalmente,
hay evidencia que indica que las religiones en realidad se
desarrollan en la dirección opuesta al modelo
evolucionista.

Por estas razones, la teoría
evolucionista y la subjetiva no brindan una explicación
adecuada del origen de la religión. ¿Da una
respuesta mejor la historia, o aun la Biblia?

El monoteísmo original

El tercer modelo para el origen de la
religión es el monoteísmo original. Esta
teoría enseña que la religión se origina
cuando Dios se revela a sí mismo al hombre. La primera
forma que asume la religión es el monoteísmo, y a
partir de ahí se desvía. El Dr. Winfried Corduan
identifica nueve características de la primera forma de
religión del hombre:

  • Dios es un Dios personal.

  • Se hace referencia a Él con
    gramática y cualidades masculinas.

  • Se cree que Dios vive en el
    cielo.

  • Tiene gran conocimiento y
    poder.

  • Él creó el
    mundo.

  • Dios es el autor de las normas del bien
    y del mal.

  • Los seres humanos son criaturas de Dios
    y se espera que vivan de acuerdo con sus normas.

  • Los seres humanos han quedado alienados
    de Dios al desobedecer sus reglas.

  • Finalmente, Dios ha provisto un
    método para superar esta alienación.
    Originalmente, esto involucraba el sacrificio de animales en
    un altar de piedra sin labrar.

Los estudios de las culturas del mundo han
revelado que cada una tiene un vestigio de creencias
monoteístas que se describen según las nueve
calificaciones del Dr. Corduan. Las culturas que son muy
primitivas manifiestan algunas de las evidencias más
fuertes del monoteísmo original.

Los antropólogos Wilhelm Schmidt,
autor del tratado de 4000 páginas The Origin and
Growth of Religion
, y, más recientemente, Don
Richardson, autor de Eternity in Their Hearts,
documentaron este hecho en los cientos de culturas que
estudiaron. Ambos descubrieron que las religiones de algunas de
las culturas más antiguas eran monoteístas y que no
practicaban ninguna forma -o una forma reducida- de animismo o
magia. En prácticamente cada cultura por todo el mundo, la
religión de una civilización específica
comenzó con un concepto de un Dios creador masculino que
vive en los cielos. Él brindaba una ley moral mediante la
cual las personas entraban en una relación con Él.
Esta relación era quebrantada cuando las personas eran
desobedientes y, al deteriorarse la relación, las personas
se distanciaban del creador, y su conocimiento de Él se
oscurecía. Al alejarse más la civilización,
comenzaba a adorar a otros dioses menores. En su búsqueda
por sobrevivir en un mundo lleno de fuerzas espirituales, los
habitantes deseaban el entendimiento para manipular las fuerzas,
por lo que había un aumento del uso de la
magia.

Esta teoría encaja muy bien con lo
que revela la Biblia. Génesis nos enseña que Dios
creó al hombre, y que el hombre vivió de acuerdo
con su conocimiento de Dios y sus leyes. Sin embargo, desde el
primer acto de desobediencia de Adán, la humanidad
continuó su senda pecaminosa alejándose de Dios.
Pablo resume esta historia en Romanos 1. La teoría del
monoteísmo original es la más consistente con la
Biblia, y parece tener un fuerte apoyo
histórico.

Ejemplos de monoteísmo
original

He aquí unos pocos ejemplos. En
Encyclopedia of Religion and Ethics se dice que la
cultura china, antes del confucionismo, el budismo y el
taoísmo, 2600 años antes de Cristo, adoraba a Shang
Ti. Lo consideraban como el creador y el dador de la ley.
Creían que Él nunca debía ser representado
por un ídolo. Cuando la dinastía Zhou
controló China entre los años 1066 y 770 A.C., el
culto a Shang Ti fue reemplazado por el culto al cielo mismo y,
con el tiempo, se originaron tres religiones más en
China.

En una región al norte de Calcuta,
en la India, vivía el pueblo de los santal. Se
encontró que los habitantes adoraban elementos de la
naturaleza. Sin embargo, antes de que se desarrollaran estas
prácticas, adoraban a Thakur Jiu, el auténtico Dios
que creó todas las cosas. Si bien sabían que Thakur
Jiu era el Dios verdadero, la tribu dejó de adorarlo y
comenzó a involucrarse en el espiritismo y el culto a los
dioses menores que gobernaban algún aspecto de la
creación.

En Etiopía, el pueblo gedeo se
cuenta en millones y vive en diferentes tribus. Este pueblo hace
sacrificios a los espíritus malignos por temor. Sin
embargo, detrás de esta práctica está la
creencia más antigua en Magano, el creador único y
omnipotente.

Los incas, en Sudamérica,
también compartían esta misma creencia. Alfred
Metraux, autor de History of the Incas, descubrió
que los incas adoraban originalmente a Viracocha, el
Señor, el omnipotente creador de todas las cosas. La
adoración de Inti, el Dios Sol, y otros dioses son
meramente desvíos recientes de esta creencia
monoteísta.

Estos ejemplos siguen la descripción
de Pablo en Romanos 1, donde dice que los hombres se apartaron de
la adoración al creador para adorar a la
creación.

El monoteísmo original y la
revolución misionera

Si el monoteísmo original es cierto,
debería afectar nuestra estrategia para las misiones. De
hecho, esta teoría ha tenido un impacto tremendo en las
estrategias evangelizadoras en todo el mundo.

El libro de Don Richardson, Eternity in
Their Hearts
, ilustra cómo esta teoría dio
forma al esfuerzo misionero en China y Corea. En la antigua
China, el Señor de los Cielos era conocido como Shang Ti.
En Corea, como Hanamim.

A lo largo de los siglos, los chinos se
apartaron del culto a Shang Ti y adoptaron las creencias del
confucionismo, taoísmo y budismo, que enseñaban el
culto a los ancestros y a Buda. Sin embargo, aun luego de dos mil
años, los chinos seguían mencionando el nombre de
Shang Ti.

Los primeros misioneros cristianos en China
llegaron en el siglo ocho D.C. En los años que siguieron,
en vez de capitalizar el testimonio monoteísta residual
que ya existía en el país, los misioneros
impusieron un nombre completamente extraño al Dios de los
cielos. Hicieron énfasis en que el Dios de la Biblia es
ajeno y completamente distinto de todo Dios que los chinos
hubieran conocido antes. Según escribe Don Richardson:
"Quienes tomaron esta posición malentendieron por completo
la verdadera situación". Los misioneros católicos
romanos adoptaron nuevos términos como Tien Ju, Amo del
Cielo, o Tien Laoye para Dios en el idioma chino.

Cuando llegaron los misioneros
protestantes, debatieron en cuanto a si debían usar Shang
Ti u otro término para el Todopoderoso. Algunos
sostenían que debería haber un nombre nuevo para
algo nuevo. Los que escogieron usar Shang Ti no aprovecharon el
significado completo detrás del término. Como
resultado, los misioneros protestantes no tuvieron un impacto tan
grande en China como habrían de tener en Corea.

En 1884, entraron misioneros protestantes
en Corea. Luego de estudiar la cultura, creyeron que Hanamim era
el testimonio residual de Dios. Al comenzar a predicar estos
misioneros usando este testimonio remanente, su mensaje fue
recibido entusiastamente. En vez de introducir un Dios ajeno de
Occidente, estaban volviendo a presentar a los nativos el
Señor de sus ancestros, que ellos tenían
interés en conocer. Los misioneros católicos que
habían estado en Corea por décadas todavía
estaban usando denominaciones para Dios tomadas de frases chinas,
como Tien Ju. Como resultado, el pueblo coreano respondió
al mensaje de los misioneros protestantes y el cristianismo se
extendió por todo el país a una velocidad
explosiva.

Pablo escribe en Hechos 14: "En
épocas pasadas él permitió que todas las
naciones siguieran su propio camino. Sin embargo, no ha dejado de
dar testimonio de sí mismo". El hecho de que todas las
culturas tengan este testimonio remanente ha tenido -o
debería seguir teniendo- un impacto en el movimiento
misionero en todo el mundo.

Mientras que la religión nos daba
evidencia contundente de las grandezas de Dios, la
exploración del Cosmos nos convencería de nuestras
insignificancias.

El nacimiento de
la astronomía

La curiosidad de nuestros antepasados
acerca del día y la noche; y del sol, la luna, y las
estrellas eventualmente condujo a las observaciones que los
cuerpos celestiales aparentan moverse en ciclos predecibles y
regulares. Dichos movimientos fueron aplicados exitosamente para
poder definir el tiempo, la localización y las direcciones
en la tierra. Las primeras civilizaciones, necesitaban el
conocimiento de los tiempos propicios para sus siembras, sus
cosechas y para la celebración de sus ritos religiosos.
Más adelante, el movimiento de algunos cuerpos celestiales
les asistiría en sus viajes por mar y tierra.

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El cielo exhibía algo que a
nosotros, siempre nos ha inspirado confianza, y ello es que sus
comportamientos eran regulares y predecibles. El sol brillante
dividía la mañana del día, siempre
ascendía al cielo desde la misma dirección, se
movía a un ritmo constante a través del firmamento
durante el día y se ocultaba en la dirección
opuesta. Por las noches más de 1000 estrellas visibles
seguían un curso similar.

Los astros prometían remedio para
nuestras incertidumbres. Del estudio de los cielos se originaron
las ciencias físicas, la astronomía y las creencias
en la astrología y las religiones.

Muy pronto, como es nuestra
propensión, el zodiaco nos proveyó con un sistema
de explicaciones basadas en los fenómenos siderales para
predecir nuestros destinos.

Las religiones y los astrólogos
observaban sus rituales y seguían sus preceptos. Por medio
de sus aplicaciones la humanidad se ha guiado por eones en
búsqueda de sus destinos y en persecución de sus
metas — a menudo con éxitos
inverosímiles…

La interrogación que nos hacemos:
¿Es el cielo conocido el equivalente cósmico del
hipotálamo cerebral?

Ya veremos en lecciones
venideras.

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Bibliografía

Suministrada al final de esta serie de
ponencias

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F.
Larocca

 

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