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El realismo mágico y las imágenes en "El Túnel"




Enviado por Luis Ángel Rios



  1. Introducción
  2. Argumento
  3. El
    realismo mágico de la novela
  4. Imágenes literarias

Introducción

El presente texto me sirve de escenario literario para
representar el realismo mágico y las imágenes que
encontré en la famosa novela El Túnel, del escritor
argentino Ernesto Sábato. Empezaré con un breve
argumento, para seguir con la búsqueda y la reseña
de elementos que la vinculan con el universo del Realismo
Mágico, y terminaré identificando algunas
imágenes literarias. Para la lectura del libro me
serví de un ejemplar de Séix Barral, S. A., 1.984,
y Planeta Colombiana Editorial S. A., Bogotá, 1.985, e
impresa por Carvajal S. A.

Argumento

Juan Pablo Castel, un atribulado pintor, narra desde su
sitio de reclusión cómo conoció,
enamoró, llevó una tormentosa relación y
asesinó a María Iribarne Hunter.

El artista Castel, un personaje sartreano, camusiano,
dostoyevskiano, kafkiano, freudiano y shakesperiano (Otelo), era
un individuo tímido, celoso, posesivo, psicópata
("Mi cabeza no funciona bien…" p. 107),
maniático, paranoico, complejo, contradictorio y
caprichoso; criticaba la vanidad, la falsa sociedad, su
inautenticidad y sus prosaicas conversaciones; odiaba a los
críticos de arte, a quienes consideraba como charlatanes,
insoportables dialécticos, cretinos, una plaga que nunca
pudo entender; era pesimista, incomprendido, solitario y
borracho; detestaba la humanidad y se detestaba a sí
mismo. Vivía en una completa soledad y obsesionado por
María Iribarne Hunter. En su alma algunas veces albergaba
"la codicia, la petulancia, la avidez y la
grosería
". (p. 47)

En una exposición de su cuadro titulado "La
Maternidad",
María Iribarne Hunter fue la
única persona que se interesó por un detalle que le
llamó la atención de su obra. Juan Pablo Castel
quedó impresionado por la actitud de María. Fue
así como a partir de ese momento, a pesar de su timidez,
inició un complejo proceso de enamoramiento de la joven y
atractiva mujer, buscándola por todo Buenos Aires
(Argentina).

A partir del momento en que logró localizarla se
inició un tórrido romance en donde Juan Pablo se
perdió en María. La buscaba por todas partes, la
llamaba y le escribía; la celaba y le hacía
absurdos interrogatorios. María, a pesar de toda esta
situación tan molesta, también se había
enamorado de Juan Pablo. Ella era una mujer casada con Allende,
un hombre ciego; tenía un amigo de apellido Hunter, una
persona despreocupada y amante de los placeres, a quien Castel
consideraba un sinvergüenza y detestaba como consecuencia de
sus enfermizos celos, pues tenía la equívoca
concepción de que él era el amante de
María.

Sus desenfrenados celos y obsesión por
María lo iban enloqueciendo paulatinamente, hasta que un
día, cansado de su soledad, del temor de perderla y de sus
incontrolables celos de Hunter asesinó con un cuchillo a
María, una mujer "tan buena como puede llegar a serlo
un ser humano
" (p.14), la única persona que lo
había comprendido; luego fue y le gritó a Allende
que su esposa lo engañaba con él, lo mismo que con
Hunter, situación que posteriormente ocasionó el
suicidio de Allende.

El realismo
mágico de la novela

Aunque esta novela no es una de las obras cumbres del
Realismo Mágico, como las de García Márquez,
Carpentier y Cortázar, en ella se encuentran muchos
elementos que la enmarcan dentro de esa novedosa corriente
literaria.

Como esta novela es una especie de camino por donde se
llega al alma de los personajes a través del sendero
existencial, se puede apreciar, por ejemplo, como el personaje se
adentra en las profundidades del yo: "-Mi cabeza es un
laberinto oscuro. A veces hay como relámpagos que iluminan
algunos corredores. Nunca termino de saber por qué hago
ciertas cosas. No, es eso
…" (p. 40). Continúa
adentrándose en su yo cuando reflexiona en forma pesimista
sobre la existencia, afirmando que a veces cree que nade tiene
sentido. "En un planeta minúsculo, que corre hacia la
nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores,
crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir,
gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para
volver a empezar la comedia inútil". (p. 42 y 43
).
Haciendo una introspección sobre su vida y su
vínculo afectivo con María, concluyó que
todo "había sido un túnel, oscuro y solitario:
el mío, el túnel en que había transcurrido
mi infancia, mi juventud, toda mi vida". (p. 131)

En la novela hay elementos fantásticos dentro del
contexto realista: "Intuí que había
caído en una trampa y quise huir. Hice un enorme esfuerzo,
pero era tarde: mi cuerpo ya no me obedecía. Me
resigné a presenciar lo que iba a pasar, como si fuera un
acontecimiento ajeno a mi persona. El hombre aquel comenzó
a transformarme en pájaro, en un pájaro de
tamaño humano. Empezó por los pies: vi cómo
se convertían poco a poco en unas patas de gallo o algo
así. Después siguió la transformación
de todo el cuerpo, hacia arriba, como sube el agua en un
estanque… Entonces observé dos hechos asombrosos: la
frase que quería pronunciar salió convertida en un
áspero chillido de pájaro, un chillido desesperado
y extraño, quizá por lo que encerraba de
humano
…" (p. 82).

En "El Túnel" se trata la
problemática de los celos como materia prima de la
realidad y como elemento fundamental: "Creo haber dicho que
soy muy tímido; por eso había pensado y repensado
un probable encuentro y la forma de aprovecharlo
… (p.18)
Encandilado con la desagradable luz de la timidez, me
eché gozosamente en brazos de esa posibilidad"
(p.
23).

Uno de sus problemas era la timidez que no le
permitía acercarse a las mujeres y entablar una
conversación con desconocidas, razón por la que
confesaba su admiración por los hombres mujeriegos, y por
ello "en un tiempo les tuve mucha envidia, pues, aunque nunca
fui mujeriego, o precisamente por no haberlo sido, en dos o tres
oportunidades lamenté no poder comunicarme con una mujer,
en esos pocos casos en que parece imposible resignarse a la idea
de que será para siempre ajena a nuestra vida". (p.
18)

El autor pone a vivir a sus personajes y respeta su
dialéctica, como se aprecia en el siguiente diálogo
entre Juan Pablo y María:

"-No podía hablar -me
explicó.

-¿Por qué?

-Acá entra y sale mucha
gente.

-¿Y ahora cómo puede
hablar?

-Porque cerré la puerta. Cuando cierro la
puerta saben que no deben molestarme.

-Necesito verla, María -repetí con
violencia-. No he hecho otra cosa que pensar en usted el
mediodía.

Ella no respondió.

-¿Por qué no responde?

-Castel… -comenzó con
indecisión.

-¡No me diga Castel! -grité
indignado.

-Juan Pablo… -dijo entonces, con
timidez.

Sentí que una interminable felicidad
comenzaba con esas dos palabras.

Pero María se había detenido
nuevamente.

-¿Qué pasa? -pregunté-.
¿Por qué no habla?

-Yo también -musitó.

¿Yo también qué?
-pregunté con ansiedad.

-Que yo también no he hecho más que
pensar.

-¿Pero pensar en qué? -seguí
preguntando, insaciable.

-En todo.

-¿Cómo en todo? ¿En
qué?

-En lo extraño que es todo esto… lo de su
cuadro… el encuentro de la tarde… lo de hoy… qué
sé yo…"
(p. 45 y 46).

El autor, a través del personaje hace una
crítica social a un problema patente de la realidad como
lo es la vanidad. Por ello afirma que de la vanidad no dice nada
porque cree "que nadie está desprovisto de este
notable motor del Progreso Humano" (13).
Más adelante
sostiene Juan Pablo que "La vanidad se encuentra en los
lugares más inesperados: al lado de la bondad, de la
abnegación, de la generosidad". (p. 13).

Dentro del contexto del Realismo Mágico, como
movimiento de reflexión, en "El Túnel"
también hay elementos reflexivos sobre la conciencia de
Juan Pablo Castel: "¡Cuántas veces esta maldita
división de mi conciencia ha sido la culpable de hechos
atroces! Mientras una parte me lleva a tomar una hermosa actitud,
la otra denuncia el fraude, la hipocresía y la falsa
generosidad; mientras una me lleva a insultar a un ser humano, la
otra se conduele de él y me acusa a mí mismo de lo
que denuncio en los otros; mientras una me hace ver la belleza
del mundo, la otra me señala su fealdad y la ridiculez de
todo sentimiento de felicidad".
(p. 78).

Imágenes
literarias

Primera imagen

"Estoy tan quemado que ahora vacilo mil veces antes
de ponerme a justificar o a explicar una actitud mía y,
casi siempre, termino por encerrarme en mí mismo y no
abrir la boca". (p. 19)

Juan Pablo Castel quiere mostrarnos que está muy
encendido o "gastado" de dar explicaciones de su conducta,
actitudes, procederes o comportamiento, que éstos dicen lo
contrario de lo que él trata de explicar o de justificar.
Es por esta razón que, para evitar esa falta de coherencia
en el pensar, el sentir y el actuar, decide ensimismarse, ser una
persona cazurra y circunspecta.

Segunda imagen

"Encandilado con la desagradable luz de la timidez,
me eché gozosamente en brazos de esa posibilidad". (p.
23)

La timidez, ese agobiante peso que muchos cargan a
cuestas, tiende su oscuro manto, impidiendo ver ese horizonte de
posibilidades con que se nos presentan en la conquista del ser
amado; y ante la incapacidad de orientar nuestros esfuerzos y
creatividad para acercarnos con estrategias efectivas para lograr
entablar la conversación y amistad con la persona que nos
gusta, torpemente iniciamos un recorrido que, inexorablemente,
nos aleja más de la persona que queremos conquistar. Ese
era el caso de Juan Pablo Castel, que incapaz de establecer
comunicación y acercamiento con María,
ensayó actitudes que a la postre tuvieron éxito, no
obstante ser las más ortodoxas.

Tercera imagen

"Al verla caminar por la vereda de enfrente, todas
las variantes se amontonaron y revolvieron en mi cabeza". (p.
28
)

Juan Pablo ideaba una forma efectiva que le permitiera
establecer conversación con María; cuando la vio
caminar, todo ese acervo de ideas que bullían en su febril
cerebro se le mezclaron y confundieron en tal forma que se
acabó de nublar su entendimiento, dificultándosele
un tanto su acercamiento a ella.

Cuarta imagen

"Mi cabeza es un laberinto oscuro". (p.
40)

Esta imagen nos muestra que un cerebro atribulado por un
conflicto existencial no produce ideas coherentes, claras y
lógicas. Un laberinto oscuro no nos permite encontrar la
salida; el solo laberinto, a pesar de estar iluminado, nos
dificulta encontrar una salida, cómo será de
difícil intentar de hallar ésta si no hay una luz
que nos guíe y nos oriente. La calenturienta cabeza de
Juan Pablo Castel no era más que eso: un laberinto oscuro,
ya que ella no producía ideas para salir de las tinieblas
que ennegrecían su entendimiento y le impedían
salir del túnel en que se perdía su
existencia.

Quinta imagen

"Mi cabeza era un pandemonio: una
cantidad de ideas, sentimientos de amor y de odio, preguntas,
resentimientos y recuerdos se mezclaban y aparecían
sucesivamente". (p. 53)

Cuando tenemos demasiados pensamientos desordenados y
estamos poseídos de sentimientos oscuros, confusos,
antagónicos e indefinibles nuestra cabeza no es más
que un infierno de confusión. Cuando estamos confundidos y
atribulados en nuestra mente aparecen y desaparecen sin
ningún orden ni coherencia pensamientos y sentimientos que
nos nublan el entendimiento.

Quinta imagen

"Pero este sol era un sol negro, un sol nocturno".
(p. 59)

Cuando estamos confundidos y agobiados por los
conflictos existenciales la luz de nuestro entendimiento se
nubla, languidecen las chispas de intuición que a veces
alumbran momentáneamente nuestro entendimiento
mostrándonos el horizonte hacia donde debemos enfocar los
problemas para resolverlos. Si estamos atribulados por los
inconvenientes que nos ocasiona nuestra inmadurez, baja
autoestima y pobre personalidad, la luz que brilla, en lugar de
orientarnos, nos opaca el camino que facilita encontrar la salida
que todos buscamos ante nuestras dificultades.

Sexta imagen

"Mis dudas y mis interrogatorios fueron
envolviéndolo todo, como una liana que fuera enredando y
ahogando los árboles de un parque en una monstruosa
trama". (p. 69)

Así como los bejucos, la hiedra y las plantas
parásitas se enredan en los troncos, paredes o ramas,
invadiéndolo todo y a veces sujetándose o
comiéndose el alimento de su "víctima", en forma
análoga las incertidumbres, las preguntas sin respuestas,
las inquietudes, las dudas, los problemas, los conflictos y la
confusión nos invaden, nos avasallan, nos aprisionan, nos
sujetan, nos oscurecen el entendimiento y nos impiden hallar
solución a nuestros problemas y dificultades.

Séptima imagen

"Sentí que una caverna negra se iba
agrandando dentro de mi cuerpo".
(p. 136)

De por si las cavernas son algo tenebroso y oscuro, y si
estamos atribulados y confundidos este antro se oscurece mucho
más, nublándose nuestro entendimiento, nuestra
razón y nuestra capacidad de tomar las decisiones precisas
y acertadas. Cuando no tenemos lucidez mental los problemas y
conflictos nos agobian con mayor facilidad, nos impiden pensar
coherentemente y nos sumergen en un profundo y oscuro abismo de
preocupaciones y angustia existencial.

 

 

Autor:

Luis Angel Rios Perea

 

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