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La relación comunicación cultura en el ámbito de las organizaciones – Cuba




    Resumen. – Monografias.com

    Resumen.

    En el mundo contemporáneo son importantes los
    valores intangibles de las empresas y organizaciones y en este
    proceso la gestión de la comunicación y la cultura
    organizacional han adquirido relevancia por la incidencia que
    tienen sobre el desempeño organizacional.

    Existe una relación indisoluble entre la
    comunicación y la cultura organizacional, ambas se
    complementan mutuamente. La cultura se construye y se expresa
    mediante la comunicación y las expresiones comunicativas
    dependen de la cultura. En este sentido cabe plantarse la
    interrogante siguiente ¿Es la cultura la que condiciona la
    comunicación o es la comunicación la que condiciona
    la cultura?

    El presente trabajo se acerca al tema razonando las
    influencias mutuas entre ambas categorías mediante el
    análisis del papel de la comunicación como vector
    que conduce la formación cultural, y en consecuencia a la
    identidad y a la conformación de la imagen. En tanto en un
    sentido inverso la cultura determina el contenido y la forma de
    lo que la organización comunica, ya que al decir de Joan
    Costa no es tan importante lo que hace y dice, sino cómo
    lo hace y cómo lo dice, este es el elemento diferenciador
    por excelencia.

    LA RELACIÓN COMUNICACIÓN CULTURA
    EN EL ÁMBITO DE LAS ORGANIZACIONES.

    Las teorías existentes sobre la
    Comunicación Organizacional concuerdan en que para lograr
    el éxito en la relación comunicación-cultura
    corporativa es necesario establecer claramente políticas,
    objetivos, estrategias y planes de comunicación adaptados
    a cada organización, que definan dónde se dirige,
    porqué, cómo y en qué momento.

    Existe una indisoluble unión entre
    comunicación y cultura. La eficiencia, eficacia y
    efectividad que alcanzará una organización
    está en estrecha relación con la cultura de la
    misma.

    Los procesos comunicativos realizados en el interior del
    sistema están dirigidos a conseguir una estabilidad en la
    organización con vista a que se alcancen sus fines. Por
    medio de ellos se logra crear y mantener la cultura de la
    organización y la socialización de los
    miembros.

    El hecho de que los mensajes fluyan libremente, que la
    comunicación formal tenga un alto grado de credibilidad o
    que más bien sean los rumores los que acaparen la
    atención del personal, que se busque o no la
    retroalimentación; va a derivarse de los valores
    y creencias organizacionales. Más aún,
    éstos van a definir lo que pudiéramos llamar el
    estilo comunicativo de la institución.

    Se puede afirmar que cuando una organización
    cuenta con una cultura fuerte, tendrá además una
    comunicación de contexto alto. En virtud de que sus
    valores y creencias fundamentales son compartidos y asumidos por
    sus miembros, estos cuentan con una especie de brújula que
    orienta sus acciones y su comportamiento diario.

    Según Villafañe (1999:56), la
    Comunicación Interna de toda organización
    está inmersa en la Cultura Organizacional que es uno de
    los factores que determina la identidad y por ende la autoimagen
    de las organizaciones -"es la imagen interna de una empresa y se
    construye a partir de la percepción que esta tiene de si
    misma"

    La comunicación permite a la organización
    emitir señales sobre su cultura y elementos identitarios,
    que contribuirán a la conformación de la imagen en
    sus públicos. Gagliardi (2008) plantea que una buena
    imagen, debidamente aprovechada, permitirá que nuestra
    organización genere un efecto halo de prestigio en todos
    sus productos y servicios.

    Manuel Martín Serrano (1981) en su modelo
    dialéctico de la comunicación refiere la influencia
    del sistema de comunicación en la producción de
    bienes y servicios.

    Expone que el sistema de relaciones de producción
    impone una mediación estructural consistente en asociar
    normas (roles y estatus del trabajo comunicativo
    desempeñado por los trabajadores y profesionales) y
    valores de producción (lo permitido /lo no permitido, lo
    bueno / lo malo, etc.), a la elaboración y
    presentación de la oferta a los consumidores.

    De tal modo, aduce, la producción, la
    distribución, el consumo, y la comunicación son
    elementos relacionados, como subsistemas de un sistema de
    reproducción social que a todos engloba.

    El enfoque de la teoría del liderazgo establece
    que las presunciones de los líderes o fundadores, las
    relaciones de autoridad y la manera en que éstos y los
    miembros se conducen a nivel emocional, determinarán, las
    etapas evolutivas del grupo así como su estilo cultural.
    Hay quienes afirman que la función fundamental del
    liderazgo consiste en crear y manejar la cultura.

    Al mismo tiempo todos los líderes se ven
    determinados por su aprendizaje cultural previo, e incluso una
    vez que han influido en la creación de la cultura, se ven
    limitados por esa misma cultura creada y no pueden conducir al
    grupo por nuevos y creativos senderos.

    Su estilo influye en el tipo de cultura que se crea en
    la organización y viceversa. Los directivos que tienen un
    estilo orientado a lo laboral o a la tarea, supervisan de cerca a
    los empleados para asegurarse que el trabajo se realiza de manera
    satisfactoria. Conseguir que se efectúe el trabajo es
    más importante para ellos que el crecimiento de los
    empleados o la satisfacción personal.

    Los directivos, con un estilo orientado hacia las
    personas, tratan de motivar más que controlar a sus
    subordinados. Buscan una relación amistosa, de confianza y
    respeto con los empleados, a quienes con frecuencia se les
    permite participar en las decisiones que les afectan.

    El ejemplo personal es un valioso instrumento que
    comunica a los subordinados la actitud del líder respecto
    a lo que se considera válido y adecuado para la
    organización.

    Mediante el proceso de socialización se adquiere
    la cultura. A través de ella los seres humanos se apropian
    de las normas, valores y conductas que le permiten asumir su
    papel dentro de la organización.

    El proceso de construcción social de la realidad
    es también la creación de su cultura. En las
    organizaciones tiene lugar la construcción social de la
    organización por el hombre a la vez que esta produce al
    hombre.

    A decir de Barbero la socialización la
    constituyen "…los procesos a través de los cuales
    una sociedad se reproduce, esto es, sus sistemas de conocimiento,
    (…) de valoración y de percepción
    simbólica de la realidad" (Martín Barbero,
    1991:21). En este proceso juega un papel esencial la
    comunicación. Es mediante la misma que los individuos se
    apropian de una cultura que la guía y pre-determina sus
    modos de percibir, sentir y actuar, en correspondencia con el
    mundo que ha sido construido en un largo proceso de
    aprendizaje.

    Shein (2009:224) define los mecanismos mediante los
    cuales los líderes implantan y refuerzan la cultura y
    ellos están asentados en los mensajes que consciente o
    inconscientemente trasmiten los líderes. Los mecanismos
    primarios comprenden aspectos como:

    a) Aquello que es atendido y controlado
    sistemáticamente por los jefes, método que se
    utiliza para expresar lo que piensan o les preocupa, su nivel de
    prioridad sobre cuestiones o personas.

    b) Las reacciones de los jefes ante incidentes
    críticos y crisis empresariales, pues la forma en que los
    líderes enfrentan las situaciones difíciles y crean
    normas, valores y métodos de trabajo nuevos ante la
    crisis, revelan importantes presunciones subyacentes, la gente
    comparte intensas experiencias emocionales y puede convertirse en
    un elemento potenciador de la cohesión y la
    integración internas.

    c) La planificación de las funciones, la
    enseñanza y la preparación. Los líderes
    deben conocer que la forma en que actúan, la conducta
    manifiesta posee un enorme valor para la transmisión de
    valores y presunciones a los demás miembros, en especial a
    los recién llegados. La expresión de lealtad para
    con un integrante del colectivo, trasmite presunciones y valores
    sobre el valor de la lealtad para el líder.

    d) Reparto de recompensas y jerarquías. Los
    integrantes de cualquier empresa, a partir de su propia
    experiencia, llegan a conocer qué es lo que la empresa
    valora y lo que rechaza, los líderes pueden expresar sus
    preferencias, valores y presunciones asociando de forma reiterada
    recompensas y castigos a la conducta que les corresponde juzgar.
    Y aquí se alude a lo que sucede en la realidad, no a lo
    que se proclama o expone públicamente.

    e) Criterios para el reclutamiento, selección,
    promoción, jubilación o
    segregación.

    Uno de los más sutiles medios de
    implantación y perpetuación de la cultura es el de
    la selección de los nuevos miembros, el criterio de
    selección indica o revela cuáles son las cualidades
    que se valoran en la cultura de la entidad. Y a su vez, el cambio
    cultural puede verse acelerado o retardado por el reclutamiento y
    selección de nuevos miembros con dependencia de la
    correspondencia con valores de cambio o viejos
    valores.

    Entre los mecanismos más importantes de
    articulación secundaria y reforzamiento se
    encuentran:

    • a) La organización y estructura de la
      empresa. La organización de la empresa revela el
      concepto de organización que se sustenta, y las
      concepciones o presunciones básicas en cuanto a las
      interrelaciones, comunicación, distancia o
      cercanía entre sus miembros, etc.

    • b) Los sistemas y procedimientos. Los sistemas
      y procedimientos son la parte más visible de la
      cultura empresarial, rutinas, procedimientos, informes, que
      reflejan lo que es conocido como el modo de hacer o know how
      de una empresa, cumplen una función similar a la de la
      estructura, permiten el establecimiento de un orden
      previsibles de las cosas

    • c) Diseño del espacio físico. El
      diseño del espacio físico forma parte de la
      identidad visual de la organización, si se conciben
      con el fin de transmisión de mensajes sobre la
      naturaleza y rasgos fundamentales de la empresa, si no han
      concebido con tales fines, igualmente será transmisor
      de mensajes en torno a la situación de los recursos
      que posee la empresa, y otras presunciones
      subculturales.

    • d) Las anécdotas, leyendas, mitos de la
      empresa. Las anécdotas, historias, mitos de la empresa
      van reflejando presunciones básicas a partir de
      actuaciones y conductas de los líderes, refuerzan
      presunciones básicas, sobre todo para os recién
      llegados.

    • e) Las declaraciones formales sobre la
      filosofía, credos, estatutos, misión. Las
      declaraciones formales sobre la filosofía, credo,
      misión de la empresa es el recurso a que acuden los
      fundadores o líderes para asentar
      explícitamente sus valores y presunciones. Estas
      declaraciones expresarán sólo una
      pequeña parte del conjunto de presunciones con que
      opera el grupo, y aquellos aspectos que mejor se avienen a
      declaraciones públicas.

    La cultura y la comunicación son inseparables,
    dado que la primera se forma y transmite a través de los
    procesos comunicativos, los que permiten la construcción
    de símbolos y significados compartidos. Por otra parte la
    cultura condiciona la comunicación, la forma
    característica que esta asume en cada organización.
    Las investigaciones sobre los procesos comunicativos internos y
    externos develan rasgos culturales importantes y a su vez las
    intervenciones culturales que se realizan en las organizaciones
    muestran significativos aspectos relativos a la
    comunicación: mecanismos, estructuras, estilos, contenido
    y forma de los mensajes, tipo de comunicación
    predominante, entre otras.

    La doctora Irene Trelles (2002), estudiosa cubana de
    esta temática, al analizar los diferentes enfoques o
    perspectivas de comunicación devela aspectos de la
    influencia que sobre el tipo de cultura ejercen los
    mismos.

    Al respecto plantea que el enfoque mecánico de
    comunicación niega las relaciones con el entorno por lo
    cual la cultura de la organización no es favorecida con la
    confrontación y el intercambio; por ello puede resultar
    una cultura cerrada, donde se desarrollan de forma especial
    subculturas como resultado del carácter desarticulado de
    la comunicación y la ausencia de un enfoque
    sinérgico. El flujo comunicativo vertical descendente
    favorece la existencia de la identidad cultural verticalista,
    propia de regímenes autoritarios. La
    despreocupación por la retroalimentación impide
    conocer el grado de aprendizaje de los contenidos
    culturales.

    A la organización concebida como una especie de
    maquinaria, a la luz de un enfoque mecánico de
    comunicación, corresponde la cultura de la máquina,
    intento de construir un ambiente de trabajo orientado en
    función de las capacidades productivas de la
    revolución industrial.

    El enfoque psicológico en la comunicación
    de la organización, si bien representó un paso de
    avance al considerar el rol del receptor e imprimir a la
    organización un carácter más humanista,
    tiende a subvalorar el del colectivo. Los mensajes son de
    contenido humano. Al igual que el enfoque mecánico, la
    organización se mantiene cerrada al entorno externo. Se
    desarrollan los vínculos dentro de la organización
    con lo que favorece una cultura general

    La organización abordada por la escuela de
    relaciones humanas sobre la base de posiciones paternalistas,
    como propone el enfoque psicológico de
    comunicación, presupone una cultura de
    satisfacción, que concibe al trabajador como una especie
    infante incapaz de pensar por sí mismo, necesitado de la
    guía de sus dirigentes, y con la solución de sus
    necesidades en manos de esa suerte de padres benevolentes; con lo
    que se les niega en realidad la posibilidad de
    participación directa en la toma de decisiones y la
    defensa de sus derechos.

    La perspectiva sistémica de comunicación
    en la organización favorece la formación de
    contenidos culturales de forma dinámica, al mantener la
    organización en interacción con el entorno externo
    y lograr flujos de comunicación tanto verticales
    ascendente como descendente, horizontal y transversal. El
    contenido de los mensajes, al no ser esencialmente de contenido
    humano, como en la perspectiva psicológica, sino
    también relacionados con la tarea, fomentan una
    difusión de los modos de hacer. Favorece la
    participación en la formación de los contenidos
    culturales aunque no constituye su esencia.

    La visión de la organización como
    organismo vivo, que aporta el enfoque sistémico, trae
    aparejada la cultura de la organización como la de un ser
    vivo, con pensamiento sistémico y enfoque contingencial,
    susceptible de dolencias, neurosis, crecimientos y
    depresiones.(Pepper, 1995)

    La perspectiva simbólico-interpretativa de la
    comunicación en la organización constituye una
    mirada desde la cultura y sus procesos comunicativos. La
    comunicación deviene en medio esencial para la
    construcción de la identidad cultural corporativa a tono
    con los nuevos tiempos, donde la constante transformación
    y cambio es la única característica del medio que
    no cambia. Frente a ello se impone una cultura sólidamente
    formada, capaz de evolucionar manteniendo sus nudos
    orgánicos de articulación. Utiliza recursos como la
    modelación y asunción de roles, y se fundamenta en
    la elevación de la autoestima de los participantes en el
    proceso comunicativo, el respeto, la responsabilidad y las
    relaciones humanas.

    En el nuevo modelo, a estos enfoques y escuelas, se
    antepone una visión de la comunicación que toma
    como punto de partida un universo no considerado hasta ese
    momento: el simbólico. Se propone como referente a la
    lógica simbólica compartida, ganada a través
    de la participación de los diferentes públicos y la
    conjunción de diferentes culturas. A diferencia de las
    anteriores, la cultura deja de ser impuesta u orientada desde
    "arriba", aquellos valores que el mando superior consideraba
    adecuados.

    La cultura se concibe no como algo que la
    organización tiene, sino como algo que la
    organización es. Explícitamente se reconoce la
    cultura como cualidad definitoria de la organización. El
    interés se centra por tanto en construcción y uso
    de símbolos, valores, significados y consenso, todo ello
    vinculado a la participación, al protagonismo de los
    sujetos integrantes de la organización, y es ésta
    una de las más interesantes facetas de esta
    escuela.

    La conformación de la cultura conduce
    directamente a la formación de su identidad y de ella se
    deriva la imagen, que es el recurso fundamental de la
    organización para su presentación ante la sociedad.
    La médula de la imagen externa lo constituye la identidad
    de la organización, que dentro de los niveles de la imagen
    constituye la autoimagen o imagen interna.

    Un análisis profundo sobre estas relaciones
    realiza el catedrático español Justo
    Villafañe (2000) el cual considera que la imagen,
    portadora de la identidad cultural de la organización, es
    formada por los públicos en virtud de la
    comunicación. Sólo a través de la
    comunicación llega la información acerca de las
    características de la organización que la hacen
    merecedora de la confianza y selección de sus
    públicos.

    Es incuestionable la necesaria observancia de la
    relación Identidad-cultura-comunicación-imagen,
    así como de resaltar el papel de la comunicación
    interna en la conformación de cultura e identidad,
    fundamento de la imagen de la organización.

    En opinión de Villafañe el núcleo
    del estudio de la organización lo constituye la imagen
    global de la empresa. Sostiene que el desarrollo de una
    personalidad corporativa se apoya en tres programas: identidad
    visual, desarrollo cultural y de comunicación externa e
    interna.

    Al respecto propone tres dimensiones para el
    análisis de la imagen corporativa: autoimagen, imagen
    intencional e imagen pública. La autoimagen es la imagen
    que de si misma tiene la organización, como ella se
    identifica y asume conscientemente. La imagen intencional es la
    que se desea ofrecer a través de la acción y el
    discurso. La imagen pública es la apreciación de la
    organización por sus diferentes públicos. Destaca
    que entre ellas debe existir coherencia y armonía. De lo
    contrario, estamos en presencia de una disfunción
    organizacional.

    El doctor Heriberto Cardoso, de la universidad de
    Oriente, Cuba, realiza también valoraciones en cuanto a la
    relación de la comunicación y la identidad. Plantea
    que para comunicar la identidad existen tres soportes
    principales: el comportamiento organizacional o corporativo, el
    diseño corporativo o presentación visual, y la
    comunicación corporativa u organizacional (Relaciones
    Públicas y Publicidad).

    Una adecuada gestión de identidad supone
    establecer normas de conducta y actuación de todos y cada
    uno de los estamentos de la organización, en un mismo
    sentido, a una sola voz. Desde el gerente hasta la recepcionista,
    el cocinero y el ama de llaves del hotel; desde el departamento
    de ventas hasta el laboratorista y el simple empleado de la
    fábrica.

    Se expresa también en una ética
    común y un mismo sentimiento sobre la historia y
    tradiciones de la empresa o institución: un compromiso y
    un concepto único sobre la calidad del producto/ servicio
    y lo que cada quien aporta a ello en su sentido de totalidad
    así como un estilo distintivo para comunicarse con los
    clientes.

    Cuando todo ello se asimila de una manera consciente y
    hace cuerpo en cada miembro de la entidad es que podemos empezar
    a hablar de cultura organizacional, como "un conjunto de valores
    implícitos que ayudan a las personas en la
    organización a entender cuáles acciones son
    consideradas aceptables y cuáles son consideradas
    inaceptables" o lo que también explica ADECEC
    (Asociación de Empresas Consultoras de Relaciones
    Públicas y Comunicación) como cultura de empresa o
    filosofía de empresa: "un conjunto de valores que definen
    la actuación y el comportamiento de una empresa y que la
    dotan de una identidad propia". Kotler, por su parte, habla en
    términos de "cultura empresarial" cuando "los empleados
    compartan las mismas directrices de valor empresarial y de su
    misión".

    La concepción y el diseño de los
    símbolos, nombres, marcas y demás elementos
    visuales, por otra parte, codifican el mensaje de
    presentación formal de la empresa ante sus
    públicos, de manera cotidiana. Son su carta de
    presentación y quizás su mejor o peor patrimonio.
    La expresión más subjetiva de lo que ella
    significa.

    Con el tiempo bastará enunciar un vocablo,
    mostrar un logotipo o los colores de un uniforme para que toda su
    imagen quede evocada en la mente de muchas personas, para bien o
    para mal.

    Joan Costa, 2001, (citado en Trelles et al., 2005)
    define la imagen corporativa como: "La representación
    mental en el imaginario colectivo, de un conjunto de atributos y
    valores que funcionan como un estereotipo y determinan la
    conducta y opiniones de esta". Refiriéndose a la
    importancia de la imagen plantea:

    La bondad de los productos y los servicios se da por
    supuesta, pero no es lo más distintivo hoy, ya que los
    productos competidores son prácticamente iguales, y los
    servicios se copian fácilmente. Los valores son más
    decisivos que los mismos bienes. (2009:4)

    Y acota que en el siglo XXI los vectores
    estratégicos para diferenciar la empresa son: la
    identidad, la cultura, la acción, la comunicación y
    la imagen, y lo representa en un modelo de dos ejes con sus
    polos.

    El eje horizontal expresa el hacer y el comunicar a
    través del cómo. Verticalmente, el cómo
    trasforma y valoriza la identidad de partida en una imagen, y tal
    transformación incluye el cómo se configura y se
    instala en el imaginario colectivo. Enfatiza que el cómo
    es más importante que el qué, por ser subsidiario
    de la cultura organizacional, y ella trasforma el quién y
    los qué en personalidad y estilo corporativos: componentes
    cualitativos de la imagen.

    La traducción de estos conceptos en lenguaje
    corriente es la siguiente: ¿Quién es? (la empresa),
    equivale a su identidad; ¿Qué hace? Se expresa en
    actos, decisiones y actuaciones; ¿Qué dice?
    Significa "¿qué comunica?"; ¿Qué es
    para mí? (la empresa), es la "imagen". El paso central
    obligado: es el cómo a través de la
    acción.

    Villafañe (1993, citado en Trelles et al.,
    2005:75) aporta una concepción
    gestálica[1]y holística de la imagen
    corporativa, que define como" la representación
    isomórfica[2]de la identidad de la
    empresa", que es la síntesis de: el comportamiento
    corporativo o modos de hacer de la empresa; la cultura
    corporativa, es decir la ideología de la
    organización representada por sus presunciones y valores,
    la cual induce a la imagen de la organización; y la
    personalidad corporativa o imagen intencional que pretende
    proyectar de sí misma a través de la identidad
    visual y su comunicación corporativa.

    Añade que para que esa síntesis
    gestálica genere una imagen positiva, debe estar basada,
    al menos en tres hechos: 1) la propia realidad de la empresa. 2)
    Prevalencia de los puntos fuertes de la compañía,
    lo que implica una rigurosa gestión de la
    comunicación y de las relaciones exteriores para lograr la
    imagen intencional. 3) Existencia de una coordinación de
    las políticas formales con las funcionales en la
    gestión de la imagen.

    La reputación corporativa (Villafañe,
    2000:167) es: "la cristalización de la imagen corporativa
    de una entidad cuando ésta es el resultado de un
    comportamiento corporativo excelente, mantenido a lo largo del
    tiempo, que le confiere un carácter estructural ante sus
    públicos prioritarios".

    La diferencia entre la imagen y la reputación
    corporativa no estriba solo en el mantenimiento a lo largo del
    tiempo de una imagen positiva, esta es una condición
    necesaria, pero no suficiente. La clave está en la esencia
    estructural de la reputación, asociada al comportamiento
    corporativo, lo que no siempre es la consecuencia de una buena
    imagen, muchas veces fruto de una tarea exclusivamente
    comunicativa.

    Más allá del hecho concreto de fomentar y
    crear una personalidad corporativa, la gestión de los
    intangibles fomenta una buena reputación a largo plazo, y
    absorbe planteamientos más en la línea de la
    identidad de la organización y su comportamiento
    corporativo (Villafañe, 2000).

    [1] La teoría psicológica de la
    percepción (Gestaltheorie) plantea como axioma que
    “el todo es más que la suma de las
    partes”.

    [2] Isomorfismo: Propiedad de dos estructuras
    diferentes cuando presentan el mismo tipo de relaciones
    combinatorias. BIBLIOGRAFÍA. Cardoso Milanés
    Heriberto. Cultura y comunicación organizacional: el
    problema de la identidad corporativa en las auditorías de
    comunicación. Disponible en:
    http://www.uo.edu.cu/ojs/index.php/stgo/article/viewPDFInterstitial/14500205/480
    Martín Barbero Jesús. De los medios a las
    mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía.
    Ciudad México, editorial Gustavo Gili, S.A. de C.V.1987
    Martín Serrano, Manuel. Producción Social de
    Comunicación. Segunda Edición. Madrid, Alianza
    Universidad Textos. 1993 Schein Edgar H. La cultura empresarial y
    el liderazgo. Una visión dinámica. Editorial
    Félix Varela. La Habana 2009. Trelles Rodríguez
    Irene (2001) “Comunicación y cultura organizacional:
    Entramados e interrelaciones” en Revista Espacio No.5, La
    Habana, Año 2001. Trelles, I, (comp.). Comunicación
    Organizacional. Selección de Lecturas. La Habana,
    editorial Félix Varela.2004 Villafañe, Justo. La
    gestión profesional de la imagen corporativa. Madrid
    Editorial Pirámide.1999. Autor: MSc Alejandro del Cristo
    Rodríguez Morell. Jefe del departamento de
    Comunicación SocialPsicología de la Universidad de
    Las Tunas. Cuba. Dirección postal: Avenida 1ro de Enero,
    edificio 33, apto F-6. Reparto Santos. Las Tunas. Cuba Correo
    electrónico: alejandrorm@ult.edu.cu

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