La rivalidad fraternal: sus efectos y consecuencias en la vida y el trabajo

El problema de la competencia entre
hermanos o "rivalidad fraternal", como antes hemos estudiado, es
uno de los más antiguos de la humanidad.  Basta notar
que una de las primeras historias en la Biblia (el libro
más leído de la cultura occidental) trata de la
rivalidad entre dos hermanos.  Caín, el mayor, le
protestaba a sus padres, Adán y Eva, de que por qué
tenía que ayudar a cuidar a su hermano menor, Abel.
Preguntándoles, "¿Qué acaso soy yo el
guardián de mi hermano?"  Esta historia tiene un
final trágico; la rivalidad entre estos dos hermanos llega
al punto en que Caín asesina a Abel y, según la
Biblia, éste fue el primer homicidio en la historia de la
humanidad.  En otras palabras que establece el hecho, ahora
comprobado, que el crimen y la violencia tienen mayor incidencia
entre seres allegados — los israelitas odian los árabes,
los dominicanos, los haitianos — sus parientes más
cercanos.

Aunque lo último, a los dominicanos,
les repugne admitir.

La realidad determinante de este
fenómeno de la rivalidad fraternal es simple. Hermanos
tienen que competir por los mismos recursos: el amor de los
padres, la posesión de cosas materiales, la accesibilidad
a comida y a dinero, algo que engendra tensión de
índole justificada — en otras palabras, es una ley
Natural y no una opción maliciosa o un vicio por parte de
nadie.

Orígenes de la rivalidad entre
hermanos

Al hablar de la rivalidad fraternal o
fraterna nos referimos a casos, desde las peleas caseras que
comienzan con un jalón de trenzas, o con el no querer
compartir un preciado juguete (y que sacan de quicio a los padres
en todo el mundo), hasta situaciones mucho más serias,
como la enemistad o el antagonismo permanente entre hermanos
adultos, o el antedicho caso ilustrativo del asesinato de Abel
por parte de Caín.

No es difícil encontrar
cuáles son los orígenes de la rivalidad fraternal.
Podemos fácilmente hallar muchos ejemplos similares en la
Naturaleza.  El problema es simplemente uno de
competición por recursos determinados. En la
Naturaleza, la lucha es casi siempre por alimentos, materias
primas y territorio.  Así pues, siempre que existen
en un mismo lugar (o hábitat) dos animales o dos especies
que consumen el mismo tipo de alimentos, van a luchar entre ellos
hasta que uno logra expulsar o eliminar al otro, quedando el
ganador con el uso exclusivo de los recursos disponibles en ese
lugar.

Pero, en su sabiduría infinita, como
comprobáramos en las Islas Galápagos, otra manera
que nos ayuda para sobrevivir, es la adaptación.
"Supervivencia para el más apto…" Como dividen los
pinzones y los picadores sus dietas.

Hay en la Naturaleza casos extremos de
rivalidad fraternal.  Por ejemplo, al irse desarrollando los
tiburones dentro del vientre de la madre, el mayor devora a todos
sus hermanos, apoderándose así de los recursos
alimenticios de ellos.  Como otro ejemplo, las
águilas hacen sus nidos a grandes alturas, en
árboles o montañas.  El primer aguilucho en
romper el huevo va empujando fuera del nido a cada uno de sus
hermanos aguiluchos que van naciendo.  Así se asegura
de que los alimentos que lleguen al nido serán sólo
para él.

Es común entre hermanos robar los
bienes heredados por los otros — hecho muy conocido a muchos
humanos, herederos de fortunas.

Pero, a medida que durante el desarrollo
individual comenzamos a apreciar los beneficios y las ventajas
que la familia eficiente nos proporciona, aprendemos a
fingir… Fingimos que nuestros hermanos y emparentados
sanguíneos son seres especiales porque nos conviene gozar
de su protección y auxilios — pero no porque
necesariamente deseamos ser subordinados a ellos.

¿Qué pasa al nacer un nuevo
hermanito?  El primogénito ahora sufre una
pérdida narcisista traumática. Los padres ya no lo
tratan de modo especial y tiene que sufrir las demostraciones y
mimos de visitas que ahora le prestan más atención
al recién nacido. A cualquier oportunidad posible, el hijo
desplazado trata de readquirir su posición perdida
comportándose mal hacia el bebé, fingiendo
enfermedades, queriendo tomar el seno o el biberón o
tratando de poseerlo como si fuera su propiedad exclusiva para
sentirse más en control.

A veces los padres censuran los celos del
mayor y lo castigan o reprenden, haciendo que se sienta
avergonzado por hacer lo que viene naturalmente.

La familia: fragua de todas las
relaciones humanas

Nuestros afectos y sus vicisitudes se
originan y evolucionan en el universo microscópico del
hogar. Ahí se aprenden y se incorporan los valores y los
sentimientos que trazarán nuestras direcciones futuras.
Ahí asimismo se aprende a respetar a los mayores, a amar
al prójimo (aun nuestros hermanos), a ser generosos
(aunque, a veces nos duela), a no "mentir", a no "robar", a no
"chismear" y a pretender y fingir, ya que para un ser inmaduro es
imposible realizar la abstracción que estos
comportamientos demandan.

La importancia del
cumpleaños

Aparte de nuestros nombres, la fecha de
nuestro cumpleaños es la única que la
mayoría de los seres humanos no comparten con otros — a
menos que no sean gemelos. Ese es, entonces, nuestra
ocasión para sentirnos especiales. Día que los que
nos acompañan durante la celebración resienten, por
no ser la de ellos. Ahí se siente el amargor de
la envidia y el dolor de no ser el centro de la atracción
que todos anhelamos ser.

Dos cosas que son penosas: que alguien, a
quien consideramos importante, olvide nuestro nombre o nuestro
cumpleaños — o, peor aún, que olvide ambas
cosas.

La importancia de las fiestas
tradicionales

Las religiones Judea-cristianas hacen de
las fiestas religiosas oportunidades para regalar a los
niños — quienes siempre ansían los presentes
más improbables — aunque hay un poco de
corrupción escondida en esta maniobra. Escuchen: se te
dará algo, (solamente) si te portas bien con tus
padres y eres bueno con tus hermanos — una forma de trueque
chantajista.

A medida que crecemos, la biología
hace que nuestro destino como seres exógamos, nos obligue
a procurar hacer nuestros hogares y formar nuestras propias
familias con miembros de otras tribus o clanes distantes. En una
isla, como la nuestra, esta tarea posee problemas únicos y
peculiares, ya que la familia permanece muy envuelta con los
hijos, a veces demasiado envuelta para el bien de
todos.

Las ciencias del psicoanálisis y de
la antropología cultural definen y estudian la importancia
universal de la situación y de la competencia entre
hermanos, mientras que nosotros la aplicamos asimismo a la salud
de empresas.

Influenciados, como siempre lo estaremos,
por la calidad de las relaciones y conflictos que
tuviéramos con hermanos, fantaseados o reales, en el
futuro, donde formemos bases afectivas, como son las empresas
donde laboramos, el drama de nuestras vidas será revivido
con mayor o menor intensidad de acuerdo a la profundidad de
nuestros conflictos aun irresueltos.

Por ejemplo, una niña que siente
odio y furia con la llegada de su nuevo hermanito, es probable
que sienta esta misma aversión, ya de adulta, al nacer sus
propios hijos, a quienes le es difícil amar.  Un
niño que se siente odiado o rechazado por su madre, es
probable que a su vez desarrolle odio para con todas las
mujeres, y al llegar a la vida adulta trate de vengarse
subconscientemente de su madre, convirtiéndose en
violador, en perseguidor de mujeres, o en abusador de las
mismas.  Un hombre que mentía para reducir al
hermanito que lo destronara, puede como profesional, mentir
acerca de un colega para sentirse vindicado.

Muchos gobernantes sintieron el celo y la
envidia de sus familiares que los criticaban en sus
éxitos. A Trujillo, sus familiares más
íntimos, lo llamaban en privado, "Chapita", apodo de
niño que él detestara. Cuando el primer presidente
Bush fue electo, en la fiesta de su celebración en St.
Louis, su hermano "Bucky" lamentó en público:
"…pero le pasó al más torpe de los hermanos",
exhibiendo envidia y celos irreprimibles cuando así lo
hiciera.

En toda industria existen jefes, figuras
paternas, y colaboradores, competidores y/o "hermanos"
subrogados, a quienes transferimos inconscientemente nuestros
sentimientos básicos. Cuando los sentimientos son
calibrados por haber evolucionado por medio de la madurez, los
resultados son benéficos. Cuando no es así,
resentimientos patológicos y actitudes destructivas
coloran las relaciones que algunos pueden desarrollar.

El concepto del schadenfreude
explicado

Este concepto de etimología
germánica, el cual hemos descrito en otras lecciones,
traduce el sentimiento malicioso y perverso que algunos derivan
de los infortunios de otros. Muchas veces, cuando oímos
que un empleado recibió encomios que, como hermanos
(léase "competidores") creyéramos ser nuestros, lo
resentimos, aunque les ofrezcamos las congratulaciones más
efusivas y entusiastas. Pero, más a menudo que no, si nos
enteramos de que tuvo problemas con la administración, lo
que se percibe es el schadenfreude al cual
aludiéramos.

En resumen

En Chicago, miembros del Instituto para el
Psicoanálisis llevaron a cabo una investigación de
los pensamientos de personas que iban a un funeral. Los
resultados inesperados se resumen en otros de mis
artículos.

Para entender más los efectos en el
desarrollo de economías y empresas, del comportamiento
humano, referimos al lector interesado a mi artículo
Un Estudio de las Psicopatologías de las Riquezas y el
Poder o a mi taller ofrecido como, The Wealth and
Poverty of Peoples.

Bibliografía

Se suministra por solicitud.

Autor:

Dr. Félix E. F.
Larocca