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La Sociedad Patriótica y el primer gran debate político del Perú independiente (página 2)




Enviado por Jorge



Partes: 1, 2

"Esta opción de gobierno indudablemente
resultó atractiva a la élite criolla, conformada
por aristócratas y nobles titulados, en la medida en que
no implicaba un cambio radical, como lo suponía la
república, y además les permitía mantener
vigentes ciertos códigos de relación afines a su
calidad y clase".
(27)

Francisco Javier Mariátegui, con su lenguaje
incisivo, señala que habiendo sido establecida la Sociedad
Patriótica como una institución literaria encargada
de analizar las cuestiones que se les sometiera a sus
"miembros cuya mayoría nada entendían de
literatura. No eran literatos los primeros nombrados, los Condes,
Marqueses, Generales, Comerciantes y algún clérigo
español que apenas sabía del Latín y la
Moral de Lárraga. Había, era verdad hombres a
quienes se reputaban y eran verdaderos literatos, pero estaban en
minoría, así como estaban en minoría los
republicanos".
(28)

Tiene toda la razón Víctor Samuel Rivera
al señalar que:

"No hay que hacerse la imagen de la Sociedad
Patriótica como una comunidad revolucionaria. Se trataba
más bien de un grupo selecto de sabios y nobles titulados,
burócratas o vecinos notables, muchos de los cuales
venían de trabajar apenas meses atrás con el
último virrey absolutista. En este contexto, Monteagudo
aparecía como el pensador, el profeta de la
revolución, y su destino consistía en crear estados
independientes y liberales entre los restos de la antigua
Monarquía religiosa española. Para Monteagudo el
tema era muy simple: dentro del lenguaje propio de las ideas
liberales en el Perú de 1822, defender una
monarquía independiente con argumentos tomados de
algún autor que los circunstantes, estos nobles y
burócratas coloniales, no consideraran demasiado
extremista: Montesquieu".
(29)

La Sociedad Patriótica se reunió por vez
primera el 20 de enero de 1822, en el local de la Universidad de
San Marcos (de conformidad con el artículo 6 del decreto
de 10 de enero de 1822) el cual se encontraba ubicado donde
actualmente se encuentra el Congreso de la República, que
lo venía ocupando desde 1576 y que con anterioridad
había sido sede el antiguo hospicio de San Juan de la
Penitencia. (30) El encargado del discurso de apertura fue
Bernardo Monteagudo, quien expresó las esperanzas que el
gobierno albergaba de que los trabajos de la Sociedad produjesen
los mismos efectos que otras similares habían producido en
otras ciudades capitales. Asimismo, manifestó la amplia
protección de la cual gozaría la Sociedad.
Después de ello se procedió a elegir los cargos
directivos, que quedaron conformados de la siguiente
manera:

Vicepresidente: Hipólito Unanue

Censores: José Cavero y Salazar, Francisco
Valdivieso y Manuel Pérez de

Tudela.

Contador: Antonio Álvarez del Villar.

Tesorero: Diego Aliaga.

Secretario: Francisco Javier
Mariátegui.

Personajes todos estos de gran figuración social,
política e intelectual, como es el caso del muy conocido y
bien estudiado Hipólito Unanue. Algunos de ellos
verdaderos personajes puentes entre la colonia y la etapa
independiente, habiendo militado bajo ambas banderas, para
decirlo de alguna manera. El caso mejor estudiado es el de
Hipólito Unanue. Pero lo es también José
Cavero y Salazar, por solo mencionar un caso más, quien en
su condición de Rector de la Universidad de San Marcos
tuvo a su cargo, el 20 de noviembre de 1816, el elogio del virrey
Pezuela. Lo característico de este tipo de discursos queda
patentizado en lo que en esa ocasión dijo Cavero y Salazar
y que pone claramente de manifiesto su pensamiento para aquella
época: "Se diría de V.E. con la misma verdad
que dijo Cicerón de Pompeyo, que solo en el transcurso de
esa época ha militado en más campañas que
las que otros muchos han podido leer en ella". "El cielo no
pudiera desatender nuestros ruegos; ni Fernando este soberano
digno de mandar al mundo….Pezuela es el destinado a
mandarnos… ¡Oh que halagüeños anuncios!
Pezuela es nuestro virrey. ¡Que verdad tan lisonjera!

(31)

El 12 de febrero, aniversario de la batalla de
Chacabuco, se llevó a cabo la solemne instalación
esta Sociedad. Monteagudo, en su discurso de aquella oportunidad,
expresó:

"Mientras nosotros hacemos esta guerra, que tanto y
con tanta razón temen los tiranos, dejemos que los
libertadores del Perú acaben de serlo, asegurando la obra,
que han preparado las luces del siglo y que ellas solas
podrán consolidar. Pero no nos separemos de aquí,
señores, sin rendir gracias a los vencedores de Chacabuco,
que en este memorable día restituyeron la libertad a Chile
y divisaron con orgullo las orillas del Rímac, desde la
cumbre de aquella famosa montaña. ¡Honor eterno al
jefe de los valientes y a cuantos tuvieron parte en la jornada
del 12 de febrero de 1817!

En fin, quiera el que habita en la inmensidad y el
que ha visto nuestra opresión, aun antes que nosotros
existiésemos, conceder al pueblo peruano la absoluta
posesión de sus derechos y que la sociedad
patriótica de Lima celebre por más de cien siglos
el aniversario de su instalación, junto con el de esa gran
batalla, en cuyo campo quedó trazada la unión que
existirá siempre entre los estados independientes del
Perú, Chile y Provincias del Río de la Plata".

(32)

En la sesión del 22 del mismo mes, su presidente,
Bernardo Monteagudo, en cumplimiento del artículo 27 del
reglamento de la Sociedad, (33) propuso tres asuntos para
debatir:

1° ¿Cuál es la forma de gobierno
más adaptable al Estado Peruano, según su
extensión, población, costumbres y grado que ocupa
en la escala de la civilización?

Ensayo sobre las causas que han retardado en Lima
la revolución, comprobada por los sucesos
particulares.

3° Ensayo sobre la necesidad de mantener el orden
público para terminar la guerra y perpetuar la
paz.

En la sesión del 1 de marzo de 1822 se
trató, por vez primera, el tema de la forma de gobierno.
Se iniciaron allí las primeras expresiones de
discrepancias con la finalidad misma de la institución. Se
manifestaron desconfianzas en tratar sobre tan delicado asunto
sin las necesarias seguridades para los participantes en ella,
para lo cual se necesitaba de absoluta y asegurada libertad de
opinión. Asimismo, se hizo notar las nefastas
consecuencias que podrían desprenderse del
debate.

Luna Pizarro manifestó su opinión en el
sentido que era inconveniente tratar, en la Sociedad, sobre la
forma de gobierno porque dicho tema únicamente
podía ser discutido con plena y absoluta legalidad y
libertad por un congreso en el cual los diputados gozan de
inmunidad. Que para llevar a cabo el debate en la Sociedad se
requería que previamente el gobierno asegurase el
máximo de libertad de opinión. Bernardo Monteagudo,
Presidente de la Sociedad, repuso, a nombre del Gobierno, que
este concedía, a los miembros de la institución, el
máximo de libertad de opinión. El martes 5 de
marzo, Torre Tagle, encargado del gobierno, expidió un
decreto, publicado al día siguiente en La Gaceta del
Gobierno, que establecía que "Los miembros de la
sociedad patriótica de Lima, no son responsables por sus
opiniones que en ella sostuvieren en materias especulativas, con
el celo y candor propio del que busca la verdad".

Por su parte, Pérez de Tudela insistió
sobre lo inconveniente que podía resultar el discutir
sobre dicho tema, lo cual podía generar un grave caos toda
vez que las conclusiones a que llegase la Sociedad solo
representaría la expresión de la capital y de
ninguna manera la de todo el Perú, pudiendo producirse una
anarquía semejante a la acontecida en las Provincias
Unidas del Río de la Plata.

Hay un punto muy interesante de enfatizarse y es que las
posibles conclusiones o recomendaciones de la Sociedad
Patriótica no tenían, no lo podían tener,
carácter vinculante, toda vez que unos pocos días
antes de la creación de la Sociedad se había
convocado a un Congreso General Constituyente de los
departamentos libres de Perú para establecer la forma
definitiva de gobierno así como la dación de una
constitución (el decreto es del 27 de diciembre de 1821 y
apareció publicado dos días después en la
Gaceta del Gobierno). Probablemente, San Martín,
Monteagudo y los monarquistas, nativos y extranjeros, del
régimen protectoral no pensaron en ello o no lo
establecieron porque no podían estar seguros lo que
podía allí ocurrir. Considerar que la Sociedad
Patriótica fuera creada solo con la solo idea "de
apaciguar la exaltación de los liberales peruanos, los que
exigían la reunión de un congreso que tradujera la
voluntad popular y resolviera la forma de gobierno más
conveniente a la nación"
(34) no nos parece
consistente con los anteriores pasos que siguió el
régimen para tratar de establecer la monarquía. Su
objetivo era mucho más decisivo: crear conciencia
favorable para que el sistema monárquico fuera establecido
por el Congreso que había sido convocado y que era quien
tenía que decidir sobre dicho punto. El régimen
jugaba una difícil carta y como lo sabemos, la
perdió. Por ello es que el fin de la Sociedad
Patriótica en julio de 1822 coincide con el
extrañamiento de Bernardo Monteagudo, su principal gestor.
Tiene plena razón el historiador Cosamalón (35)
cuando señala que derrotada la propuesta monárquico
constitucional de San Martín su salida era cuestión
de tiempo. Constituye, innegablemente, uno de los factores que
precipitó la decisión de San Martín de
ausentarse del Perú, entregando el mando al primer
congreso peruano el cual tendría como principal tarea el
establecer la forma de gobierno que debía tener el estado
peruano.

En cuanto a la garantía exigida para llevar a
cabo el debate, ya hemos señalado que se expidió el
decreto del 5 de marzo de 1822 en el cual se creaba una especie
de inmunidad para los societarios sin otra restricción que
lo establecido por el artículo 8 del decreto protectoral
del 10 de enero de 1822, es decir el no atacar ni las leyes del
país ni el honor de ciudadano alguno. (36)

También se produjo polémica en lo que se
refería a la mecánica a seguirse. Hipólito
Unanue consideró conveniente el señalar
impugnadores y defensores del asunto a debatir. Moreno
rebatió esta sugerencia arguyendo que tal sistema era
inconveniente pues podía llevar a que algunos tuvieran que
sostener una proposición contraria a sus
convicciones.

Vencidas todas las dudas sobre la inconveniencia del
debate y, por otra parte, fijado el sistema del mismo, este se
dio inicio con la tesis de José Ignacio Moreno. Quien
había señalado los ponentes encargados de
desarrollar respectivas propuestas monarquistas y republicanas
fue don Hipólito Unanue, Vicepresidente de la
Sociedad.

Como hemos señalado, el encargado de iniciar el
debate acerca de la forma de gobierno que convenía al
Perú fue José Ignacio Moreno. López Soria
hace una concisa pero precisa referencia a este presbítero
guayaquileño que había seguido la carrera
sacerdotal y jurídica en Lima, participando activamente en
la vida política y académica en Perú.
Desempeñó la cátedra de leyes y
cánones en la Universidad de San Marcos y
contribuyó a la reforma de los estudios en el Convictorio
de San Carlos. Moreno sigue los pasos de la "ilustración
católica" (Feijoo y Jovellanos) y el providencialismo de
Bossuet, se adhiere inicialmente a la política de
"sumisión y concordia" promovida por el virrey Abascal,
pero luego se incorpora a la propuesta independentista y,
declarada la independencia, forma parte de la Sociedad
Patriótica de Lima. (37).

Por su parte, Fernán Altuve-Febres precisa el
contexto ideológico que permite comprender el pensamiento
de Moreno. Señala al respecto:

"A diferencia del trujillano Blas de Ostolaza que
encarnó el pensamiento contrailustrado de cuño
español, o del chuquisaqueño Bernardo de Monteagudo
que trajo al Perú el ideario conservador de perfil
inglés; José Ignacio Moreno acogió la
crítica de los contrarrevolucionarios franceses contra el
liberalismo adaptándola a la realidad hispanoamericana,
pues creía que el derrumbe de la monarquía en este
continente había abierto una crisis de legitimidad tan
grande que no podría ser solucionada si no se
reconocía a la tradición política cristiana
como única fuente para recomponer a una
civilización fracturada por la rebelión laicista".
(38)

El 1 de marzo de 1822, Moreno, "muy conocido por su
godismo, servilismo y por su oposición a todo lo que es
digno y capaz de engrandecer al hombre
", según el
injusto juicio de Mariátegui, (39) desarrolló la
defensa del sistema monárquico como el más
conveniente para el Perú. Si bien es cierto que el
original de la ponencia se ha extraviado, sin embargo se cuenta
con un buen resumen de ella y que fue publicado en El Sol del
Perú, órgano oficial de la Sociedad, el 28 de
marzo. Basado fundamentalmente en Montesquieu, Moreno
sostenía que al Perú le convenía la
monarquía en atención al siguiente argumento:
"La difusión del poder político está en
razón directa de la ilustración y
civilización del pueblo, y en razón inversa de la
grandeza del territorio que ocupa".
Según esta
concepción, la democracia solo se aplicaría a
estados pequeños, en tanto que los grandes siempre han
sido, son y deberán ser monárquicos. Para ello
recurre al testimonio de la historia. Aplicado este principio al
Perú, resultaba que en virtud de su gran extensión,
debería ser, necesariamente, una
monarquía.

Otro argumento, y tal vez el de mayor impacto y peso
porque no pudo ser rebatido por los republicanistas tan
contundentemente como hicieron con otras argumentaciones
esgrimidas por Moreno, fue el recurso que hizo a la larga
tradición monárquica entre los indígenas
peruanos los cuales, según Moreno, eran particularmente
ardorosos defensores de dicho sistema por haber vivido desde los
tiempos prehispánicos bajo dicho sistema político,
siendo la conquista solo una breve etapa intermedia entre el
régimen monárquico inca y el monárquico
español.

Si bien es cierto que el discurso de Moreno,
según Paz Soldán, agradó mucho a San
Martín y Monteagudo, sin embargo "produjo profunda y
muy desagradable impresión en gran número de los
otros socios y entre los patriotas: se atacaron sus doctrinas en
lo público y privado y por la prensa, al extremo que tuvo
que dar una explicación diciendo que esa era una simple
teoría".
(40) Moreno, según señala
Rivera, entrelíneas defendió unas ideas
teológico-políticas que espantaron a la Sociedad
Patriótica entera, al extremo de que es posible que el
Perú del auditorio de condes y marqueses de 1822 haya
devenido no mucho después en una República a causa
de la polémica que las ideas de Moreno desencadenaron. Tal
el impacto paradojal del mejor defensor del sistema
monárquico y de allí que Walker señale que a
San Martín y a Monteagudo, al establecer la Sociedad
Patriótica, "el tiro les salió por la culata" ("His
plans, however, backfired").

Un aspecto muy importante puesto de manifiesto por
Charles Walker es que en la propuesta de los monarquistas que se
manifiesta notablemente en la sociedad Patriótica, se
incorpora al indígena dentro de su retórica lo que
obligó, pero con vacilaciones y contradicciones, a hacer
lo propio a los republicanos. Walker precisa que los
intelectuales patriotas, a pesar que muchos de ellos
procedían o estaban en contacto con las zonas andinas, el
interactuar con esas poblaciones no les llevó a una mayor
comprensión de sus habitantes nativos, algo más,
coadyuvó a fortalecer los estereotipos que sobre ellos se
tenía en cuanto a su racionalidad y potencial como
ciudadanos. (41)

Otro ideólogo monarquista fue José Cavero
y Salazar, el cual, en la sesión del 15 de marzo, sostuvo
que al Perú le convenía la monarquía de tipo
constitucional. Los argumentos de Cavero y Salazar seguían
la línea argumentativa de Moreno. Según Cavero y
Salazar, lo que tipificaba a un estado libre era el hecho de que
sus ciudadanos son sus propios legisladores. Pero que esto era
materialmente imposible en los estados de gran extensión y
población, razón por la cual se había
adoptado el régimen representativo. Para su punto de vista
el sistema monárquico constitucional era el más
perfecto, toda vez que el pueblo, a través de sus
representantes, ejerce el poder legislativo aunque cede el
ejecutivo al rey.

En el seno de la Sociedad Patriótica, Manuel
Pérez de Tudela y Mariano José de Arce fueron los
más destacados impugnadores del sistema monárquico
y, por lo tanto, los más connotados defensores del
régimen republicano. Pérez de Tudela, en la
sesión del 8 de marzo de 1822, dedicóse a refutar
al monarquista J. I. Moreno. Para Pérez de Tudela la forma
de gobierno no está determinada ni por la extensión
del territorio ni por la ilustración o educación
del pueblo. Para él, la forma de gobierno es el resultado
de las necesidades y facultades del hombre combinadas con las
circunstancias. La masa indígena, sector mayoritario e
incivilizado, y, según la tesis de Moreno, uno de los
factores para no adoptarse el régimen republicano, no era
realmente, según Pérez Tudela, un obstáculo
para la elección de un gobierno sabio, pues el indio
"es patriota por naturaleza, ha procurado siempre recobrar la
libertad en sus desgracias; ha conservado su idioma, un odio a
sus superiores, y un vestido lúgubre por la pérdida
de su libertad".

El presbítero Mariano José de Arce
refiriéndose a las ideas de Moreno señalaba que le
parecían dignas "de Bossuet y del siglo de Luis XIV y
además más a propósito para afianzar el
trono y el altar".
Por supuesto que esto molestó a
Moreno quien solicitó el retiro de las expresiones
consideradas por él como ofensivas a su persona. El
incidente se solucionó con la actitud conciliadora de
Fernando López Aldana. Mariano Arce, afirmando su
posición republicana, señaló que la
existencia de un Congreso Constituyente en el Perú era el
mejor desmentido a los principios monarquistas de Moreno. Este
argumento de Arce se fundamentaba en el hecho, que ya hemos
mencionado, de que el Congreso había sido convocado por el
Decreto N° 146 de 27 de diciembre de 1821, habiéndose
señalado para el 1 de mayo de 1822 su instalación
(lo que sufriría postergaciones hasta su definitiva
instalación el 20 de setiembre de 1822).

José Faustino Sánchez Carrión,
intelectual de gran valía, partidario y defensor del
sistema republicano, por méritos propios debió
haber sido nombrado miembro de la Sociedad Patriótica.
Él, sin embargo, intervendría en el debate
ideológico sobre la forma de gobierno recurriendo al
género epistolar. Se encontraba en el pueblito de
Sayán cuando decide participar en el debate mediante
misivas que firma con el seudónimo de "El Solitario de
Sayán". Ya hemos señalado que Sánchez
Carrión envió una carta a la Sociedad
Patriótica para que fuese leída en dicha
reunión pero que habiéndose informado Monteagudo de
su contenido contrario al monarquismo y en defensa del sistema
republicano impidió su lectura en la reunión del 8
de marzo. Sin embargo, los liberales se dieron maña para
que fuese leída en la sesión del 12 de abril,
según lo señala Pacheco Vélez
(42)

En la primera de ellas, de 1 de marzo de 1822,
después de señalar la trascendencia de los temas a
tratarse y en particular el referente al régimen que
más le convenía al Perú, pasa a
señalar que en el fondo gobierno y sociedad son una misma
cosa y que el gobierno está dado por el conjunto de
principios que tienen a resguardar los derechos de los hombres.
Para el Perú, considera firmemente, es inconcebible el
sistema monárquico en atención tanto "a la
blandura del carácter peruano, y su predisposición
a recibir las formas que se le quiere dar, y mucho más, si
se adoptan maneras agradables e insinuantes"
como a
consecuencia de la larga opresión en la que ha vivido.
Sostiene Sánchez Carrión que todo esto
llevaría al Perú a convertirse en un reino
más despótico que los de Asia. Sin embargo,
considera Sánchez Carrión, tratando de salir de esa
imagen pesimista sobre el carácter del poblador peruano,
que nada de ello implica desconocer "nuestra actitud reactiva
contra el despotismo".
Dos son los factores, según
Sánchez Carrión, a que debe atenerse para la
determinación de la forma del gobierno peruano:

"1° a la conservación de los derechos
imprescriptibles e irrenunciables, cuales son libertad, seguridad
y propiedad, en término que nunca jamás puedan ser
defraudados, y sí, disfrutados en toda la plenitud de su
ejercicio conforme al espíritu de la convención
civil.

2° a la conveniencia de esta inomitible base con
las medidas posteriores, que demandan los respectos apuntados en
la enunciación del problema".
(43)

La monarquía, absolutista o constitucional, en
función a lo anteriormente señalado, no era el
sistema ideal para resguardar dichos derechos naturales del
hombre, pues "ser rey e imaginarse dueño de vidas y
haciendas, todo es uno; que los pueblos son considerados como
vasallos de estas divinidades, y que su industria y su trabajo
deben convertirse en su grandeza. Pero, lo que es más
doloroso, los mismos vasallos llegan a persuadirse de esto, por
la práctica de hincar las rodillas,…"
(44).
Aún señala Sánchez Carrión algo
más, cual es el que se debe tener presente que la
independencia del Perú es la independencia de una de las
secciones de Hispanoamérica y que ya los otros estados,
que antes habían dependido de España,
habíanse constituido bajo el sistema republicano y que
constituirse en una monarquía sería despertar la
desconfianza entre dichos gobiernos. Sánchez
Carrión expresa: "No infundamos desconfianza, y vaya a
creerse, que procuramos atentar con el tiempo su independencia;
antes sí, manifestemos, que en todo somos perfectamente
iguales, y que habiendo levantado el grito contra un rey,
aún la memoria de este nombre nos autoriza.
Verdaderamente, que con sólo pensarlo, ya oyen de nuevo
los peruanos el ronco son de las cadenas que acaban de
romper".
(45) (46).

Conclusión

La Sociedad Patriótica de Lima fue una de las
varias estrategias que empleó el régimen
sanmartiniano en su idea de implantar la monarquía
constitucional como un sistema de transición en
atención a la realidad social, política y cultural
del pueblo peruano. Si es excesivo decir que este proyecto
nació huérfano de todo apoyo, sin embargo, es justo
reconocer, él no contó con la simpatía de
gran parte del pueblo peruano, muy especialmente del mayoritario
sector de su intelectualidad que se había formado bajo
planteamientos liberales como los impartidos en Real Convictorio
de San Carlos. Esto parece ser que no fue evaluado adecuadamente
por San Martín ni por Monteagudo y si lo hicieron pensaron
que se podía revertir la situación ganándose
a un sector de la aristocracia criolla. Como nos recuerda
O"Phelan, San Martín venía con la
recomendación de Bernardo O"Higgins de hacer contacto con
el titulado José Bernardo de Torre Tagle, "su
condiscípulo, tocayo y amigo",
(47) quien pasó
de funcionario de la monarquía española a autoridad
del naciente estado, casi de un día para otro. Pero este
acercamiento y este coqueteo con la aristocracia criolla peruana
tuvo un gravísimo defecto: la política
antiespañola llevada a cabo por Monteagudo y es justo
decirlo realmente por el gobierno de San Martín. El haber
encargado a Monteagudo, personaje pésimamente mal visto
por los criollos peruanos, llevar a cabo la Sociedad
Patriótica hacía que esta naciese con pocas, por no
decir nulas, posibilidades de éxito en su objetivo de
lograr consenso para establecer una monarquía peruana. Sin
un decidido y franco apoyo de la élite peruana ello era
imposible. Como dice Carmen Villanueva: "el monarquismo
propiciado por un personaje odiado, tenía que sostenerse
en una nobleza sólida que, en el caso del Perú
«no ofrecía un apoyo compacto y prestigioso a tales
ideas, pues inclusive el más relevante e sus miembros,
Riva Agüero, fomentaba una propaganda díscola»
y por último, los posibles futuros reyes no mostraron
ningún interés por los proyectados reinos
americanos"
(48)

Lo más resaltante de este ensayo de debate
democrático propiciado por monarquistas,
reconozcámoslo, liberales, fue la apabullante y decidida
participación de los liberales peruanos partidarios del
régimen republicano y entre ellos fundamentalmente la de
José Faustino Sánchez Carrión y entre
bastidores, como siempre, la de Francisco Javier de Luna Pizarro.
Debido a todos ellos hoy el Perú es una
República.

Siglas y
notas

DASM. Documentos del Archivo de San Martín.
Buenos Aires: Imprenta De Coni Hnos., 1910.

CDIP. Comisión Nacional del Sesquicentenario de
la Independencia del Perú. "Colección Documental de
la Independencia del Perú",

CLDO. Quirós, Mariano Santos de "Colección
de Leyes, decretos y órdenes publicados en el Perú
desde su independencia", Lima, 1831-1854,

(1) Sobrevilla Perea, Natalia. Entre
proclamas, actas y una capitulación la independencia
peruana vista en sus actos de fundación, [en
línea]. Skidmore College.

http://www.skidmore.edu/~jdym/IndependenciasProgram/Sobrevilla-Declarando_Independencias_Peru.pdf

(2) Gamio Palacio, Fernando (1971). "El proceso de la
emancipación nacional y los actos de la
Declaración, proclamación y jura de la
independencia del Perú".

Versión electrónica en:

http://biblioteca.munlima.gob.pe/biblioteca/biblioteca_municipal_archivo_historico/biblioteca_municipal_virtual/biblioteca_virtual/Descarga/emancipacion.pdf

——————————- "Jura de la
independencia del Perú". El Comercio, Lima,
miércoles 28 de julio de 1971, pág. VII.

(3) Texto completo de las Instrucciones del Senado
chileno del 23 de junio de 1820, en:

Herrera, José Hipólito (1862). El
Álbum de Ayacucho. Colección de los principales
documentos de la guerra de la independencia del Perú y de
los cantos de victoria y poesías relativas a ella". Lima,
Tipografía de Aurelio Alfaro, pp. 5-7.

(4) CDIP, La expedición libertadora, t. VIII, v.
3°, pp. 360-364

Quirós, Mariano Santos de "Colección de
Leyes, decretos y órdenes publicados en

el Perú desde su independencia", Lima, 1831-1854,
t. I, pp. 1-4

(5) CDIP, "La expedición libertadora", t. VIII,
v. 3°, p. 365

DASM, t. VII, p. 293

(6) Irrazabal Larraín, José M. (1949).
"San Martín y sus enigmas". Santiago de Chile, t. I, p.
400.

(7) Herrera, José Hipólito (1862). Op.
Cit., pp. 44-45.

(8) Herrera, José Hipólito (1862). Op.
Cit., pp. 45-46

(9) Documentos del Archivo de San Martín, tomo
XI, pp. 419-422

Herrera, J. H. El álbum de Ayacucho, pp.
43-44

Valega, J. M. La gesta emancipadora del Perú,
tomo III, pp. 3-6

(10) Documentos del Archivo de San Martín, tomo
XI, pp. 331-335

Valega, J. M. Op. cit., tomo III, pp. 8-13

Pareja Paz Soldán, J. Las Constituciones del
Perú, pp. 407-411

(11) Torre de Albertis, Agustín. El Consejo de
Estado del Protectorado. (El Comercio,

Lima, de 07-3-1792.

(12) Walker, Charles (2009). La Sociedad
Patriótica: Discusiones y omisiones en torno a los
indígenas durante la guerra de independencia en el
Perú". En: Charles Walker. Diálogos con el
Perú, Ensayos de Historia. Lima: Fondo Editorial del
Pedagógico San marcos, pp.234-259.

Versión original:

Walker, Charles (1998). The Patriotic Society:
Discussions and omissions about Indians en the Peruvian war of
independence. The Americas, LV, 2, pp. 275-298. Versión
electrónica en:

http://www.rci.rutgers.edu/~triner/global/Walker.pdf
.

(13) Pasquali, Patricia (2004). San Martín. La
fuerza de la misión y la soledad de la gloria. Buenos
Aires, Emecé Editores S.A., p. 227

(14) Gandía, Enrique de. "San Martín, su
pensamiento político", p. 77.

(15) Hampe Martínez. Teodoro (2010). Bernardo
Monteagudo y su intervención el proyecto monárquico
para el Perú, [en línea]. UNMSM. Revista
electrónica del Vicerrectorado de Investigación,
año 1, número 1, dic. 2010, p. 61

(16) Lynch, John (2009). San Martín. Soldado
argentino, héroe americano. Barcelona, Crítica
S.L., p. 221

(17) Altuna, Elena (2002). Un letrado de la
Emancipación: Bernardo de Monteagudo, [en línea].
Andes. Universidad Nacional de Salta

http://redalyc.uaemex.mx/pdf/127/12701302.pdf

(18) Mariátegui, Francisco Javier (1869).
Anotaciones a la Historia del Perú Independiente por
Mariano Felipe Paz Soldán. Lima. Imp. De "El Nacional", p.
119

(19) Guerrero Lira, Cristián (2006). La
propaganda monarquista en el gobierno de San Martín en el
Perú. La Sociedad Patriótica de Lima, [en
línea]. Universidad de Chile. Facultad de Filosofía
y Humanidades. Departamento de Ciencias Históricas.
Revista de Estudios Históricos, Volumen 3, Nº 1.
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 http://www.estudioshistoricos.uchile.cl/CDA/est_hist_impresion/0,1476,SCID%253D18817%2526ISID%253D650,00.html

(20) Demélas, Marie – Danielle (2003). "La
invención política. Bolivia, Ecuador, Perú
en el siglo XIX", Lima, Instituto Francés de Estudios
Andinos / Instituto de Estudios Peruanos.

(21) Ministerio de Relaciones Exteriores (1924). . "La
Orden El Sol del Perú". Lima, Ministerio de Relaciones
Exteriores, p. 16.

(22) Op. cit., p. 21.

(23) Op. cit., p. 42

(24) El texto completo de los acuerdos tomados el 24 de
diciembre de 1822 por el Protector y su Consejo de Estado sobre
la misión de García del Río y Diego
Paroissien, en la obra de M. F. Paz Soldán "Historia del
Perú Independiente". También lo transcribe en forma
íntegra Ernesto de la Cruz, en su "Entrevista de
Guayaquil" (1914), pp. 32-34. Pedro Ugarteche lo publicó,
asimismo, en El Comercio, el 14 de diciembre de 1971.

(25) Vargas Ugarte, Rubén (1966). Historia de
General del Perú. Emancipación (1816-1825), tomo
VI. Lima: Editor Carlos Milla Batres.

(26) Ministerio de Educación. Universidad
Nacional de la Plata (1950). Gaceta del Gobierno de Lima
Independiente. Gaceta del Gobierno del sábado 12 de enero
de 1822. Buenos Aires, tomo II, N° 4, pp. 2-3.

(27) O"Phelan Godoy, Scarlett (2010). El general don
José de San Martín y su paso por el Perú.
Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, p.
52.

(28) Mariátegui, Francisco Javier (1869).
Anotaciones a la Historia del Perú Independiente por
Mariano Felipe Paz Soldán. Lima. Imp. De "El Nacional", p.
117

(29) Rivera, Víctor Samuel (2013). José
Ignacio Moreno. Un teólogo peruano. Entre Montesquieu y
Joseph de Maistre, [en línea]. Araucaria. Revista
Iberoamericana de Filosofía, Política y
Humanidades, año 15, nº 29. Primer semestre de 2013,
pp. 225-226.

http://institucional.us.es/araucaria/nro29/perfiles29.pdf

(30) Augustin Burneo, Reinhard (2013). Orígenes y
evolución del conjunto arquitectónico de la Casona
de San Marcos. Lima, Programa de Cooperación Hispano
Peruano, p. 16.

(31) Cavero y Salazar, José (1816). Elogio del
Excmo Sr. Don Joaquín de la Pezuela y Sánchez,
Virrey del Perú, el 20de noviembre de 1816, [en
línea] Harvard University Library. Page Delivery Service
.

http://pds.lib.harvard.edu/pds/view/4780097?n=1&s=4&printThumbnails=no

(32) Monteagudo, Bernardo. Oración inaugural de
la Sociedad Patriótica de Lima, [en línea].
Proyecto Biblioteca Digital Argentina.

http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/ensayo/monteagudo/b-612085.htm

(33) Artículo 27 del reglamento de la Sociedad
Patriótica: "El presidente propondrá en la junta
general de enero, dos asuntos para que sobre ellos se escriba, y
se señalarán por la sociedad cuatro premios, dos
para los que obtuviesen la preferencia y otros dos para los que
consiguiesen el accésit.

(34) Porras Barrenechea, Raúl (1974).
Ideólogos de la Emancipación. Lima, Editorial Milla
Batres, p. 92

(35) Cosamalón Aguilar, Jesús A. (2011).
Identidades políticas locales y cambios en los primeros
años de la República del Perú. En: Mazzeo De
Vivó, Cristina, editora (2011). Las relaciones de poder en
el Perú. Estado, regiones e identidades locales. Siglos
XVII-XIX. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, pp. 215-235.

(36) Gaceta del Gobierno del miércoles 6 de marzo
de 1822.

(37) López Soria, José Ignacio (2013). Las
independencias y la Filosofía, [en línea]. Nueva
Corónica, 1, enero.

http://sociales.unmsm.edu.pe/ftp/nuevacoronica/VCNH.%20Lopez%20Soria%202.pdf

(38) Altuve-Febres, Fernán (2008). José
Ignacio Moreno y la ilustración católica, [en
línea]. Anales de la Fundación Francisco
Elías de Tejada, Nº. 14, 2008, págs.
143-152

http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2860805.pdf

(39) Mariátegui, Francisco Javier (1869).
Anotaciones a la Historia del Perú Independiente por
Mariano Felipe Paz Soldán. Lima. Imp. De "El Nacional", p.
117

(40) Paz Soldán, Mariano Felipe (1868). Historia
del Perú Independiente. Primer periodo, 1819-1822. Lima,
pp. 269-270.

(41) Walker, Charles (2009). Op. Cit.

(42) Paniagua Corazao, Valentín (2003). Los
orígenes del gobierno representativo en el Perú.
Las elecciones (1809-1826). Lima, Fondo de Cultura
Económica y Fondo Editorial de la Pontifica Universidad
Católica del Perú, p. 285.

(43) Comisión Nacional del Sesquicentenario de la
Independencia del Perú (1972). "Antología de la
Independencia del Perú". Lima: Imprenta del Colegio
Militar del Perú, p. 447.

(44) Op. Cit., p. 448

(45) Op,. Cit., p. 451

(46) Esta carta y otros documentos importantes de J. F.
Sánchez Carrión, en versión
electrónica, en:

Alva Castro, Luis y Fernando Ayllón Dulanto,
Selección y Prólogo. (2012). En defensa de la
Patria. José Faustino Sánchez Carrión, [en
línea]. Congreso del Perú.

http://www.congreso.gob.pe/museo/congreso/sanchez_carrion.pdf

(47) O"Phelan Godoy, Scarlett (2010). El general don
José de San Martín y su paso por el Perú.
Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, p.
17.

(48) Villanueva, Carmen (1995). Francisco Javier de Luna
Pizarro. Lima, Editorial Brasa S.A., p. 34

 

 

Autor:

Jorge G. Paredes M.

*El trabajo ha sido originalmente
publicado en la Revista electrónica "Nueva
Corónica" de la Escuela de Historia de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos de Lima-Perú, Número
2, julio 2013, pp. 253-274.

Partes: 1, 2
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