Seguir la trayectoria de los desarrollos recientes de las
neurociencias. Entender el impacto que los descubrimientos que
tantos miembros de disciplinas, las más diversas, siguen
haciendo. Y, armados con los mismos conocimientos, uno puede
concebir que la exploración de esa masa que habita nuestro
cráneo, conocida como el cerebro, nos correrá la
cortina, permitiéndonos, algún día, acceso a
los secretos tan celosamente guardados, del origen y causas de
los problemas que los instintos desenfrenados nos proporcionan. –
Monografias.com
Seguir la trayectoria de los desarrollos
recientes de las neurociencias. Entender el impacto que los
descubrimientos que tantos miembros de disciplinas, las
más diversas, siguen haciendo. Y, armados con los mismos
conocimientos, uno puede concebir que la exploración de
esa masa que habita nuestro cráneo, conocida como el
cerebro, nos correrá la cortina, permitiéndonos,
algún día, acceso a los secretos tan celosamente
guardados, del origen y causas de los problemas que los instintos
desenfrenados nos proporcionan.
Me refiero aquí, al problema de la
obesidad y de su cura
Cuando fuera oficial
médico/psiquiatra de la Marina de Guerra Norteamericana
(US Navy) y después cuando sirviera en los
servicios neurológicos de la División de
Georgetown University en el DC General
Hospital, una entidad desconcertante nos humillaba a todos,
en todos los departamentos especializados, ya que hacía su
apariencia inoportuna en los momentos más
inesperados.
Nadie la entendía. Nadie
poseía una hipótesis que la pudiera explicar. Nadie
podía eliminar sus secuelas de dolor, a veces
intolerables, y nadie quería tratar a estos
pacientes.
No, no me refiero aquí ni a la
anorexia nervosa ni a la obesidad. Aquí me refiero al
"Órgano Fantasma". Cuya presencia, a menudo, se complica
con sufrimientos dolorosos tan intratables como
crónicos.
La neurología y su hermanastra la
psiquiatría, ramas de la medicina, han producido famosos
hombres (y mujeres) de ciencia cuyo mayores atributos han
consistido en su capacidad de observar y en la de describir sus
hallazgos.
Conozcamos a Silas Weir Mitchell — quien
fuera novelista amén de ser neurólogo — Este
famoso galeno proporcionó en sus tiempos, durante la
Guerra Civil Norteamericana, descripciones vívidas y
dramáticas de lo que para él fueran los
"órganos fantasmas" o los "espectros sensoriales". Muchos
otros que le siguieron continuarían explorando esos
fenómenos sin lograr solución, entendimiento cabal,
o proveer alivio al dolor residual que, cuando sobreviene, en
estos órganos virtuales — como tan a menudo lo hace, a
muchos ha obligado optar por suicidarse.
Éstas son las memorias de brazos,
piernas y senos, amputados. Idos por décadas — pero,
cuyas memorias y presencia el cerebro rehúsa
borrar.
¿Cómo entender?
Para la investigación
clínica. Especialmente, para la investigación de
enfermedades que carecen de un agente etiológico. De un
órgano específico al cual este agente ataca. De una
prueba de laboratorio que confirme el cuadro sintomático,
resultado de la interacción entre el órgano y el
agente infeccioso; sólo conocemos dos métodos de
exploración que nos legaron nuestros maestros ancestrales:
El aristotélico y el de Galileo.
El órgano fantasma
explicado
En sus pesquisas acerca de cómo la
plasticidad del cerebro permite que áreas de
relación indirecta a la representación cerebral del
órgano amputado, adquieran la función que fuera
vacada. Respondiendo como sí éstas fueran el
mismo órgano desaparecido. Las explicaciones de
hoy, se formulan, siguiendo las experiencias de Hebb
(neurólogo famoso por el desarrollo del concepto de la
auto/organización neural).
Aquí haremos un esfuerzo a traducir
esa misma noción que Donald Oldings Hebb introdujo en el
año 1949:
"Dos neuronas en el cerebro [que] pueden,
o no, estar conectadas entre sí. Son las mismas neuronas
que logran estar activas o asimismo inactivas al mismo tiempo. Si
ambas neuronas se activan al unísono, de esto sigue que la
energía de la comunicación entre las células
nerviosas debe de ser incrementada. Pero, si las dos neuronas no
están activas simultáneamente, entonces la
intensidad de la respuesta no cambia. Esta idea del incremento de
energía entre neuronas distantes se conoce como la
Potenciación a Largo Plazo (PLP)".
Suena confuso, y lo es. Pero, para quienes
saben de las leyes de la física, lo que Hebb propone es
asunto de ocurrencia universal, especialmente cuando se habla de
partículas en las Teorías de la Incertidumbre y del
Entrelace, como explicamos en el artículo La
Teología de la Relatividad, entre otros
más.
Antes de proseguir, es esencial que
discutamos otro de los descubrimientos recientes que enriquecen
las neurociencias. Me refiero al hallazgo de las neuronas de
espejo.
Veamos
En los años 1980s y 1990s, Giacomo
Rizzolatti, colaborando en su laboratorio con Leonardo Fogassi y
Vittorio Gallese, de la Universidad de Parma. Habiendo colocado
electrodos en la corteza frontal inferior de un mono macaca, para
estudiar neuronas especializadas y responsables por el control de
las acciones de las manos de este simio. Accidentalmente
descubrieron que otros monos, presentes, mientras observaban la
actividad de comer, respondían con aceleración
refleja y propia de las neuronas envueltas en el simio cuyas
células nerviosas eran estimuladas, sin que las suyas lo
fueran.
El rol importante de los comportamientos
imitativos y reflejos, han sido sujeto de muchas investigaciones
y reportes en la literatura médica tanto como lo ha sido
en la veterinaria. A propósito de lo cual, aquí
recomendamos el excelente tratado editado por Clive D. Wynne,
Do Animals Think? (Princenton University Press, 2006) en
el cual los Psicólogos Tom Zentall y Chana Akins ofrecen
un capítulo, acerca de este fenómeno, de
erudición ejemplar acompañado de una
bibliografía espléndida.
Otros géneros sabemos que comparten
la reflexión de las neuronas de espejo o de la
imitación
Para Hilde Bruch, reconociendo el
"contagio" por emulación, durante la famosa "epidemia de
los sesentas" en los EE UU. Cuando diariamente aparecían
nuevos casos de anorexia y bulimia (no de la obesidad, pero
sí del dietar en todas sus formas) se podía resumir
en la opinión que ella firmemente mantuviera de que:
"Many of these so-called new "victims" are just me too,
anorexics…" (Citada en la primera edición de,
Garner, D. M. and Garfinkel, P. E: (eds.) Handbook of
Treatment for Eating Disorders (Guilford Press).
Ahora, prosigamos con esta
ponencia
¿Contagio en el ser humano? Algo que
a menudo ocurre cuando alguien famoso se suicida. Imitamos a
otros cuando deseamos ser aceptados en un grupo. Cuando pensamos
que, en nuestros comportamientos y vestido, el prestigio que
todos deseamos dependen. Cuando creemos que nuestras debilidades
morales son fortalezas y, cuando encontramos justificaciones para
todas nuestras flaquezas — basados en lo que de otros
imitamos.
Aquí nos conviene recordar el Efecto
Dunning-Kruger que explica científicamente por qué
nuestras incompetencias eluden nuestra
percepción.
Sabemos empíricamente que
imitaciones, coincidencias, simetrías y la serendipia,
amén de ser comunes en nuestras existencias, ocupan un
lugar preeminente en nuestras vidas. Somos productos de un azar
que, porque nunca lo entendiéramos, nunca fue tal
azar… ¡Nunca!
El caso de Melania
Melania, donde quiera que acostumbrara
adquiriría una reputación negativa. Para ella la
promiscuidad sexual y la indulgencia en lo que comía eran
asuntos insubstanciales. Sin resquemores y, a los diecisiete
años, cuando vino a nuestra atención, ya
había cohabitado, sin protección alguna y sin
conflictos morales o juicio, con una treintena de hombres y
mujeres, en circunstancias extrañas.
De niña era impulsiva, malcriada,
obesa, irrespetuosa, mentirosa, maliciosa y manipuladora.
Fumó a los nueve años. Experimentó con
marihuana y cocaína a los once. Tuvo su primera
experiencia sexual a la misma edad con un hombre que pasara
frente a su casa vendiendo chucherías — "Estaba sola, lo
invité. Él se sorprendió, pero subió
a mi habitación y lo hicimos. Volvió por más
otra vez, pero como ya yo lo estaba haciendo con mis primos y
primas, le dije que "no"".
Para ella, acostumbrada a vivir en una
familia donde las gratificaciones orales eran centrales, y donde
se contaban miembros cuyos Índices de Masa Corporal entre
los 50 y los 60 eran comunes. Su mayor logro sería perder
60 libras ó más ya que midiendo cinco pies, seis
pulgadas pesaba unas 190 libras (IMC, 31).
Esto lo logró tras abuso de laxantes
(70 tabletas al día), ejercicios vigorosos, el uso de
dietas restrictivas y empaches enormes seguidos de vómito
— los que acostumbrara hacer varias veces al día por
casi un año.
Pesaba 98 libras cuando la
aceptáramos como paciente.
Cuando el tratamiento comenzara siguiendo
las pautas del Inpatient Model por mí descritas
en la Psychiatric Clinics of North America. De modo
espontáneo y, casi reflejo, los familiares cercanos que
participaran en el cuidado de la paciente, hicieron un esfuerzo
colectivo en tratar de perder de peso y controlar sus colaciones
opíparas. Este fenómeno de imitación
duraría hasta el instante en que la paciente empezara a
demostrar que estaba logrando un peso normal con un índice
de masa corporal de 20.
Subrepticiamente los familiares comenzaron
a dispensar con los menús estructurados preparados
profesionalmente para la paciente, organizando bacanales
epicúreas en las que todos, de modo reflejo participaban
con la excepción de la paciente.
Eventualmente, habiendo satisfecho que el
peso de la paciente seguía aumentando progresiva e
inexorablemente — ya que reflejamente ella claudicó a
los excesos. Los familiares decidieron llevarla de vuelta a su
país de origen. No sin antes expresar la
satisfacción más sincera por el
éxito obtenido.
En resumen
En su libro Phantoms in the Brain,
V. S. Ramachandran describe su desafección hacia Freud y
por sus teorías, hasta que sus propios pacientes confirman
neurológicamente la exactitud de los mecanismos de
defensa, como Freud los postula, en la Teoría
Psicoanalítica (Pp.: 153-58). "Entonces realicé
que, aunque no perfecto, Freud era un genio muy delante de sus
tiempos". Nos dice "Rama" (como así desean que lo
conozcan).
En el caso que hemos ofrecido ocultando su
identidad, podemos bien apreciar la relevancia del entendimiento
de todos los mecanismos de defensa, y la acción de
fenómenos de aplicación reciente que podrían
adaptarse al esclarecimiento de todas las disorexias,
especialmente de la obesidad.
Hay mucho de imitación (neuronas de
espejo), negación, proyección y distorsiones de la
imagen corporal que nos hacen pausar. Por ejemplo soluciones
experimentales por medio de maniobras en el laboratorio a
través de las cuales Ramachandran y sus colegas
lograrían revertir la indiferencia distorsionadas en
pacientes con anosognosia.
Él se pregunta: ¿Sería
posible que irrigando el oído de las anoréxicas con
una solución fría, la distorsión de la
imagen del cuerpo cesaría?
Para quienes logramos hacerlo con muchas
horas de terapia profunda, ese logro sería tan importante
como sería para las personas súper-obesas que viven
sus vidas invalidadas por el volumen de sus cuerpos.
Bibliografía
Ramachandran, V. S. and Blaskeslee, S:
Phantoms in the Brain: Probing the Mysteries of the Human
Mind (1998) Quill NY
Larocca, F. E. F: (Ed.) THE PSYCHIATRIC CLINICS OF NORTH
AMERICA, June 1984 issue on Eating Disorders, W.B. Saunders
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Larocca, F.E.F: AN INPATIENT MODEL FOR
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Daniels, J: Laxative Colon,
Ibid.
Larocca, F. E. F: La Teología
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Larocca, F. E. F: El Abuso de
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Autor:
Dr. Félix E. F.
Larocca