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Temas de neurociencia en el tratamiento psiquiátrico moderno




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

  1. En el
    principio, era Freud…
  2. La
    nueva Psicología Científica y el renacimiento
    del ego (self)
  3. Un
    caso fortuito
  4. La
    psicoterapia de la neurociencia
  5. En
    resumen
  6. Una
    introducción al mundo de nuestras emociones y de
    nuestra manera de ser conocedores de ellas
  7. El
    amor y el enamoramiento: ¿Emoción o
    sentimiento?
  8. El
    ciclo del amor y del enamoramiento humano
  9. El
    sistema tripartito
  10. El
    entendimiento desde la perspectiva de la neurociencia de los
    trastornos del comer
  11. El
    Grupo de Apoyo Mutuo (self-help) como método
    establecido para el tratamiento de las disorexias y de otros
    trastornos emocionales
  12. Entra
    la neurociencia y el cosmos se desplaza
  13. El
    Microcosmo Craneal: El Universo Cerebral
  14. El
    Grupo de Apoyo Mutuo en el tratamiento de las dolencias
    humanas
  15. La
    civilización y los resultados de sus descontentos o
    pesadumbres
  16. Las
    recaídas y sus prevenciones: ¿Contingencias
    evitables?
  17. Tratar la enfermedad en lugar de entender y
    tratar al paciente
  18. El
    tormento de Sísifo
  19. La
    terapia basada en la neurociencia
  20. La
    psicofarmacología, la psicoterapia y el riesgo de la
    terminación prematura del
    tratamiento
  21. El
    rol de los instintos o pujanzas
  22. La
    comida como agente del equilibrio emocional del ser
    humano
  23. Lo
    que lo cambia todo: la psicoterapia intensiva y
    estructural
  24. En
    conclusión
  25. Referencias

En los círculos del conocimiento
científico, las etapas finales, específicamente,
las últimas dos décadas del siglo XX, desde el
punto de vista de la psiquiatría, pueden ser recordadas
como "La Era del Neuropsicoanálisis" en reconocimiento a
una amalgama de nuevos hallazgos que, confirmando las
hipótesis freudianas, conmemorarían la deuda
recíproca que existe entre las neurociencias y el
psicoanálisis.

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Apropiadamente, y como resultado de este
auge en la percepción de las aplicaciones al entendimiento
y cura de los trastornos psiquiátricos, una avalancha de
libros, artículos y de revistas científicas han
aparecido, bajo la autoría de los intelectuales más
destacados procedentes de entre un número de las
disciplinas más variadas; pero que, en común, todas
profesan un cometido al estudio y la aplicación de las
neurociencias.

Notando que poco se ha escrito para
informar al gran público de estos avances de
interés particular para el mismo, este y los
artículos que seguirán se proponen como una
introducción a las ciencias del cerebro en sus
aplicaciones al desarrollo emocional del ser humano y de como
estos conocimientos se adaptan a las técnicas de la
psicoterapia psicoanalítica modernas.

En el principio,
era
Freud

Todo lo que hoy consideramos de
interés para nuestras lucubraciones, tuvo su nacimiento en
el famoso "Proyecto" que el Padre del Psicoanálisis
concibiera, en medio de una tormenta emocional, para
introducirnos a la noción de que el campo de la
psicopatología necesitaba afianzarse en las ciencias
neurológicas de entonces (porque, antes de ser psiquiatra,
Freud se entrenó como el neurólogo que por la
duración de sui vida sería). El Proyecto, como
contribución, por muchos años languideció
careciendo de valor, debido a que las técnicas para el
estudio del cerebro durante el período en que se publicara
eran totalmente rudimentarias y poco sofisticadas. Mucho tiempo
transcurrió antes de que los avances confirmatorios de las
ideas de Freud nos alcanzaran durante las últimas etapas
del siglo pasado con el advenimiento de las técnicas de
resonancias magnéticas, los descubrimientos de las
localizaciones cerebrales y las técnicas de emisión
de positrones.

La nueva
Psicología Científica y el renacimiento del ego
(self)

Cuando éramos neófitos en las
ciencias de la mente nosotros, como tantos lo hicieran, nos
formamos y nos nutriríamos profesionalmente dentro de los
parámetros que nos suministraron el rigor
científico de la Escuela de Washington University
en Saint Louis y del Institute for the Psychoanalysis en
Chicago. Crecimos montando el corcel del conocimiento, como si
fuéramos a horcajadas, cabalgando como jinetes en
tándem entre la psiquiatría "orgánica" y la
puramente "psicodinámica", porque entre ambas tendencias
no existía entonces área de proximidad o aun de
diálogo que no fuera hostil. Situación que en
sí negaría por mucho tiempo, como todavía,
para tantos lo hace, el hecho indisputable que el cerebro
es el órgano de la mente.

El cerebro como órgano, es
desde donde se originan la mente y sus estados complementarios.
Este es el axioma que define la neurociencia.

Un caso
fortuito

Desde que Hanna Damasio describiera en
detalle el caso de Phineas P. Gage (véanse mis
artículos al respecto) un cambio paradigmático
ocurriría que transformaría en su esencia y alcance
todo el campo científicos de la neurociencia en su
totalidad y del neuropsicoanálisis en sus principios y
metodologías.

El caso de Phineas P. Gage se transcribe en
este espacio como fuese publicada en una revista que en tiempos
pasados dirigiera

Historia clínica: el caso de P. P.
Gage

Dr. Félix E. F. Larocca

El 13 de septiembre del año 1848,
Phineas P. Gage, un capataz de construcción en Vermont
sufrió un accidente cuando una explosión prematura
de una carga de dinamita le disparó a través de las
partes anteriores de la cara, del cráneo y del cerebro una
varilla de metal cuyas dimensiones eran: 3 cm. de ancho X 109 cm.
de longitud.

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A pesar de sus heridas, Gage vivió
hasta el año 1861.

Habiendo sobrevivido esas lesiones tan
dramáticas, los médicos de ese entonces pensaron
que Gage se había recuperado totalmente. Sin embargo
algunas cosas comenzaron a surgir que parecían muy
extrañas después del accidente. El comportamiento
social de un hombre que, de otrora siempre fuera persona proba y
moderada, había cambiado totalmente. Antes del trauma Gage
era un personaje muy respetado por todos quienes a él le
conocían. Era considerado inteligente, formal, honesto y
bien adaptado. Una situación que cambiaría a medida
que su convalecencia progresaba. Todos reparaban en el hecho
sorprendente de que a pesar de que su intelecto estaba intacto y
de que no demostraba limitaciones mentales ningunas;
paulatinamente Gage se había vuelto un ser irreverente,
caprichoso, inconsciente de las convenciones sociales y con una
tendencia pasmosa al uso excesivo de las palabras profanas.
Así también cesó de cumplir sus
obligaciones, tanto económicas cuanto sociales. Ello,
últimamente terminó costándole su
empleo.

En las palabras de sus amigos más
cercanos "Gage ya no es Gage".

Cuando este hombre murió, lo hizo ya
desahuciado y como una carga a amigos y a parientes
quiénes terminaron siendo forzados a ocuparse de
él.

Como no se hizo una autopsia para
establecer las localizaciones anatómicas de la
áreas destruidas por el proyectil, en su trayectoria, este
caso continuó siendo por muchos años otra
más de esas historias clínicas que serían
reto a las facultades discernientes y especulativas de los
neurólogos dedicados a la investigación
científica.

Recientemente, un grupo de investigadores
de la distinguida Iowa State University en Iowa City;
utilizando métodos de calibraciones modernísimos y
sometiendo a pruebas de laboratorios el cráneo de Gage,
concluyeron que las lesiones que les cambiaran el perfil emotivo
a este infortunado hombre fueron localizadas en ambas de las dos
cortezas prefrontales (derecha e izquierda) que
confirmarían la producción de un defecto
post-traumático que involucraban regiones del
encéfalo en zonas donde los procesos de decisiones
racionales y la distribución de las respuestas sociales y
emotivas, normalmente, residen.

Epílogo

Este estudio representa un caso cuyo
análisis nos ayuda a entender mejor algunos aspectos de
las respuestas emocionales y cognitivas del ser humano. A la
sazón, sabemos que, a menudo, cuando una persona sufre un
accidente cerebro vascular y su "personalidad cambia" la causa de
ese fenómeno puede que sea una lesión cerebral, de
localización prefrontal similar a la que P. P. Gage
sufriera.

Casa de Campo

9 de junio, 1994

Referencia

Hanna Damasio, Thomas Grabowski, Randall
Frank, Albert M. Galaburda, Antonio R. Damasio:

The Return of Phineas Gage: Clues About
the Brain from the Skull of a Famous Patient

Science Vol. 264. 20 May 1994. pp.
1102-05.

Por supuesto que mucho más se ha
escrito acerca de este caso en tiempos recientes. Caso, que, con
otros similares reportados en otros países, han
transformado el rol de las neurociencias y sus contribuciones a
las funciones y entendimientos del encéfalo.

La psicoterapia
de la neurociencia

En estudios detallados de ambas
disciplinas, la de las funciones y localizaciones cerebrales,
también conocida como la neurociencia y las del desarrollo
normal del ser humano, se destaca una tercera disciplina como
posibilidad insospechada e inédita , esta siendo la
modificación directa y epigenética del cerebro
mediada por la acción continua y sostenida de la terapia
racional y emotiva del psicoanálisis.

Los artículos que seguirán
como secuela de esta introducción llenarán la
función de completar nuestros objetivos para esta
serie.

En
resumen

El autor de este artículo reconoce
la parvedad de información fidedigna disponible al
público en una era de progresos y de avances
meteóricos ocurriendo a todos los niveles de la
exploración del cerebro y de sus funciones.

Muchos nuevos estudios siguen apareciendo
que soportan nuevas vistas y entendimientos en procesos tan
enigmáticos como relevantes. El estudio
biopsicológico de la sociopatía, del narcisismo, de
las adicciones y del envejecimiento de las Monjas de Mankato,
entre otros. Estudios que ocupan lugares ocultos o
recónditos en los reportajes que nos llegan
cotidianamente.

Como siempre hemos deseado, queremos evitar
consignarnos a que la nuestra sea disciplina meramente
"contemplativa" (en las palabras de Elkhonon Goldberg) para
continuar siendo disciplina didáctica al servicio de la
educación del público en general.

Referencias:

Goldberg, E: Contemporary
Neuropsychology and the Legacy of Luria
(1990) Lawrence
Erlbaum 1990

Goldberg, E: The Executive Brain:
Frontal Lobes and the Civilized Mind
(2002) Oxford
University Press

Goldberg, E: The Wisdom Paradox: How
Your Mind Can Grow Stronger As Your Brain Grows Older
(2005)
Penguin NY

Kandel E. R: In Search of Memory: The
Emergence of a New Science of the Mind
(2006) W. W.
Norton

Larocca, F. E. F: El Caso de Gage, sito en
el texto.

Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (II)

Dr. Félix E. F. Larocca

Una
introducción al mundo de nuestras
emociones y de nuestra
manera de ser conocedores de ellas

Cuando nos sentimos enamorados, cuando
pensamos en elegir carrera o vocación, cuando hacemos
decisiones importantes, cuando (por no poder evitarlo) engordamos
o no podemos abandonar un hábito deletéreo. O
cuando permanecemos en relaciones que nos perjudican, que nos
disminuyen o que nos hacen daño. Asimismo, cuando
decidimos abdicar el control que, sobre nuestras mentes, ejercen
los principios que en suma llamamos "El Principio de la
Realidad", o igualmente cuando cedemos el derrotero de nuestros
destinos al impulso irreflexivo de lo que conocemos como el
"Principio del Placer". Cuando todo esto nos confronta,
confundiéndonos; falsamente, podríamos llegar a
concluir que estamos actuando de manera intencional/reflexiva y
que nuestros comportamientos (aunque nos causen angustia) son
consecuencia directa de nuestras decisiones maduras y
albedríos libres.

Así pensamos, porque "somos" seres
"inteligentes".

Es así, porque, aunque el orgullo
del valer desmedido que nos caracteriza, por creernos "seres
racionales e inteligentes", nos haga, a menudo dudarlo —
nuestra preferencia personal es la de fantasear, que somos los
verdaderos amos de nuestro propios destinos.

Pero la evidencia es muy distinta ya que
solamente es con el estudio de nuestro cerebro y por medio del
entendimiento de la mente; producto funcional del mismo, que sus
actividades complejas nos garantizan inteligencia de nuestras
pasiones, sentimientos, actitudes, aptitudes y trastornos
psíquicos, intelectuales y sociales lo que, a la vez, nos
confiere el poder relativo que nuestras percepciones a
algunos concede.

El estudio de la mente entonces es asunto
que para todos es del mayor interés. La misma inquietud
que aquí compartiremos con nuestros lectores en esta serie
de ponencias.

Y, entonces, era el
cerebro…

Para comenzar y, antes de emprender el
estudio parsimonioso de las funciones y de las topografías
correspondientes del pensamiento, hurgaremos brevemente en
aspectos mundanos y comunes de las funciones de ese
órgano; que por ser de calidades mundanas y
comunes a veces nos afectan mientras nos sentimos
indefensos y confusos por carecer de su
comprensión.

El amor y el
enamoramiento: ¿Emoción o
sentimiento?

Los neurocientíficos modernos desde
Kandel a Damasio han rechazado sistemáticamente el
aforismo cartesiano que reza: "cogito, ergo sum"
("pienso, luego existo"). Ya que en un sistema circular y
autopoiético, como es el cerebro, nada posee preeminencia
sobre el resto, porque sentir y pensar (como adelante veremos)
son resultados naturales de las mismas actividades, sinergias y
energías mentales.

Cuando la presencia del ser amado nos hace
que sintamos "mariposas en el estómago", cuando esa misma
presencia resulte en que las palmas de las manos nos suden, o que
nos sintamos paralizados por el esplendor de una noche de luna
plateada mientras recordamos el ser querido, estamos en el umbral
del sentido de dos fenómenos importantes de actividad
mental: La de evocación de sentimientos y la de
elaboración de emociones.

Los sentimientos y las emociones tienen sus
orígenes en áreas diferentes del encéfalo
pero su significado para el non cognoscente es el mismo, aunque
ambos sirvan propósitos disimilares para quienes las
estudian con fines meramente académicos y para quienes la
utilizan como expresión del sentimiento
romántico.

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Armados de las mejores intenciones y
convencidos que la neurociencia expresa en sí las
actividades básicas/cognitivas de nuestras vidas, creemos
estar en una posición relativamente envidiable para
entender y lograr encauzar nuestras existencias tanto emocionales
como intelectuales.

El amor aquí se selecciona como
elemento de análisis porque es una emoción ubicua,
enigmática y muy poco comprendida. Para lograr el mismo
propósito otros utilizan el análisis del miedo,
algo que haremos más adelante.

El flechazo

Todo comienza en la forma de una
emoción repentina que, como asimismo recalca la vieja
lírica, que dulcemente nos enseña que:

"Tú llegaste con una
mirada,

a cambiar por completo mi
vida…"

El ciclo del amor
y del enamoramiento humano

De repente nos vemos, nos encontramos
sorprendidos, porque pensamos obsesivamente en el otro o en la
otra. Revestimos su apariencia de virtudes inéditas y nos
sentimos cautivados por sus gestos, su sonrisa, y su figura. Nos
sentimos emocionados, nuestro sistema nervioso responde a su
presencia con sensaciones extrañas. Nos volvemos
conscientes de nosotros mismos, evaluando nuestras apariencias
críticamente: "debo rebajar, lucir más elegante,
teñirme el pelo, usar ropas mas favorecedoras…" En
fin, lo que todos ya sabemos.

Epigenéticamente hablando, este
fenómeno se origina a la vez, fuera y dentro del cuerpo.
Fuera de nuestro cuerpo, ya que no es resultado de actividad
homeostática refleja; y dentro, porque es en respuesta a
estímulos procedentes del entorno.

Todo está programado

Todo está programado en nuestros
cerebros, y aunque lo percibimos como actividad mental o
simplemente emocional, la realidad es que lo que llamamos "amor",
emoción, o consciencia son actividades eléctricas,
químicas, hormonales y físicas que
comportándose como sistemas auto-replicantes nos hacen
"sentir" aquello, lo que sea que sintamos, en un momento
dado.

Debido a la intensidad y a la pujanza con
que estos sistemas nos inciden y por virtud del impacto
físico de los mismos, ahora podemos entender, por
qué el amor y la memoria de quienes nos son amados son tan
difíciles de borrar.

"Mil veces me dije,
decididamente,

tengo que olvidar tu amor".

"Pero eso no ha sido, porque no he
podido,

tú eres más fuerte que yo.
Sinceramente…"

Pero, aquí cabe preguntarnos:
¿qué pasa con quienes amar no pueden, o con quienes
aman, pero lo hacen en exceso?

He aquí donde la neurociencia nos
asiste. Por ejemplo, en el Síndrome de Klüver Bucy
existen formas de sexualidad (o enamoramientos) exagerados
resultado de lesiones a los lóbulos temporales; como fuera
el comportamiento de Phineas Gage debido a destrucción de
las áreas prefontales.

Pero, qué sucede cuando encontramos
el individuo de tendencia fría, calculadora e insensible
que se dedica al hacer daño y que carece de conciencia o
de juicio moral. Al individuo que corrompe a sus propios hijos
para lograr sus fines perversos. Lo que conocemos como el
Narcisismo Patológico. Entonces es cuando la neurociencia
nos ilumina el sendero, ya que es inadmisible aceptar que, por
falta de entendimiento, estas personas existan sin que podamos
entenderlas.

El sistema
tripartito

Cuando en estas lecciones discutimos la
neurología aplicada al comportamiento, no queremos
pretender que todo es neuroquímico. No. Sino que deseamos
enfatizar su importancia crucial.

Esencialmente, conocemos otros factores ya
discutidos en otros artículos, los que aquí
deseamos mencionar de nuevo.

La herencia, el cuidado que el entorno
suministra al niño y las propensiones emocionales
(¿químicas/biológicas?) de la persona,
asimismo juegan un rol que siempre tomaremos en
consideración cuando tratemos de entendernos a nosotros
mismos. Sin embargo, lo que para tantos es desconocido es que los
cambios efectuados en todo tratamiento
psiquiátrico son resultado de los efectos de
transformaciones estructurales a un nivel celular del cerebro del
paciente, que afectando la mente del enfermo, asimismo afecta el
del terapeuta — noción esta que para muchos es
desconcertante.

En resumen

Lo que aquí avanzamos es resultado
de muchas investigaciones y de las posiciones que convalidan la
importancia de la interfaz de la neurociencia aplicada con el
psicoanálisis como teoría y como método de
terapia.

Es por medio de esa confluencia
teórica y práctica que expondremos nuestras tesis
basadas en casos experimentales y actuales.

Empezaremos entonces con el estudio
detallado de la neurociencia aplicada a la terapia de
síndromes específicos.

Referencias:

Damasio, A: The Feeling of what Happens:
Body and Emotion in the Making of Consciousness (200) Harcourt
NY

Solms, M and Turnbull, O: The Brain and the
Inner World: An Introduction to the Neuroscience of Subjective
Experience (2002) Other Press

Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (III)

Dr. Félix E. F. Larocca

El entendimiento
desde la perspectiva de la neurociencia de los trastornos del
comer

Para comprender en detalle los cuatro
trastornos del comer, el esquema del continuo de las disorexias
disponderósicas (Dysorexia/Dysponderosis
Continuum
) que Meermann y Vandereycken conceptualizaran como
una línea progresiva que se extiende desde el consumo
restringido de alimentos, la ingestión normal de la
comida, seguida por el exceso en consumo de la misma con la
resultante acumulación en demasía de tejido
adiposo; y finalmente con el cuadro clínico de la bulimia
como "remedio" contra la gordura.

La línea como nosotros la hemos
modificado, incluye en su estructura la dieta restrictiva que
todos usan para tratar en vano esfuerzo de controlar el
sobrepeso.

Por medio de la aplicación de este
esquema Meermann y Vandereycken nos proporcionan en una
línea progresiva (un continuo o secuencia) un esbozo del
desarrollo lineal en las divisiones del peso en el ser humano,
que se extiende desde la delgadez desproporcionada de la anorexia
(magersucht), pausando dentro de los niveles "normales"
del peso y continuando hasta el trastorno de la obesidad morbosa,
finalizando en el caos dietario y comportamientos impulsivos que
caracterizan la bulimia y algunas formas de la
obesidad.

En otras palabras, los trastornos del comer
y sus efectos en el peso son parte del mismo proceso, difiriendo
sólo en el lugar que ocupan en un momento dado.

Luego que entendemos lo que son en el
espectro, es útil recordarnos que las enfermedades del
comer, o las disorexias, representan, como todos bien sabemos,
problemas serios de salud y que su tratamiento es tan complicado
como refractario.

Por ello, para evitar caer en la trampa de
la sobre simplificaciones con que nos venden las dietas y los
spas, desde el comienzo, debe ser establecido que todos
quienes dedican sus tareas profesionales al manejo de estas
condiciones las consideran a todas como entidades
recalcitrantes, y muy difíciles de tratar
exitosamente.

Prosigamos

Para entenderlas mejor, hagamos una pausa
recurriendo a una sinopsis en forma de anamnesia de la
evolución natural de nuestra especie.

Nuestro entorno primordial

Esencialmente, el récord
antropológico sitúa nuestra estirpe como una que ya
existía en su forma actual en el paleolítico
superior subsistiendo en su presente configuración,
adaptaciones, y fisiología exactamente como hoy
somos. Lo que significa que, como orden, no hemos experimentado
ninguna mutación adaptante que nos haga diferentes de
nuestros antepasados por los últimos 120,000 años.
Lo que hace que nuestros ajustes y estrategias para la
supervivencia son las mismas hoy que fueran en ese pasado tan
remoto, como asimismo tan fugaz, en el sentido del tiempo
cósmico.

Por razón tan simple es que
reconocemos que nuestra estrategia del comer, como tanto antes
hemos recalcado, y aun, a menudo, seguimos insistiendo, es
esencialmente la que fuera cuando vivíamos nuestra vida
selvática.

Éramos entonces
cazadores/recogedores, fabricábamos herramientas de
características rudimentarias, aplicábamos la
agricultura, no existía la gordura (por ser mal
adaptante), domesticábamos algunos animales y
dependíamos de los efectos del establecimiento de un
instinto socio-jerárquico suficientemente elaborado y bien
instituido para poder medrar. En efecto, las bases de los avances
prácticos y descubrimientos científicos que en el
futuro nos aguardaban, yacían escondidas, desde siempre,
en el cerebro poderoso que nos define como la más avanzada
e inteligente de todas las especies. Es posible, por
consiguiente, aseverar que todas nuestras innovaciones y
desarrollos presentes, estuvieran contenidos y representados en
nuestro ADN y, por ende, integrados en nuestra mente, producto de
la actividad del encéfalo, esperando su expresión
en el instante preciso.

Y no sólo que esos avances
estuvieran grabados en nuestros cerebros sino que su
aparición a veces simultánea y no por serendipia
fueran regulados por la misma Naturaleza, para que la presencia
de redundancia asegurara el proceso de la
evolución.

De ello deducimos que no somos tan libres
en nuestro albedrío como nos gustaría
pretenderlo.

Veamos…

Pensemos. No nos parece extraño que
otros animales como son las abejas, puedan recordar las rutas que
deben de seguir para aventurarse fuera de la colmena, viajar
distancias considerables sin la ayuda de instrumentos para
navegar y retornar sin dificultades a su punto de origen sin
previa experiencia.

No nos sorprende que un gato encuentre la
dirección de la casa nueva de su amo sin haber tenido
mundo de su nueva dirección y sin contar con la asistencia
de pistas que lo orienten.

No nos preguntamos cómo es que
algunas castas de avispas instintivamente depositan sus huevos
dentro del cuerpo de ciertos gusanos, a quienes paralizan con su
veneno para que les sirvan de huésped a sus larvas,
quienes consumirán sus víctimas vivas de adentro
para fuera.

Aquí sería oportuno repetir
las palabras de Alfred Lord Tennyson quien en uno de sus poemas
llamó a la Naturaleza "Roja (sangrienta) en colmillo y
garra", refiriéndose al modo, singularmente despiadado con
que nos rige.

Man… Who trusted God was love
indeed And love Creation's final law — Tho' Nature,
red in tooth and claw With ravine, shrieked
against his creed. (Alfred, Lord Tennyson)

Richard Dawkins utiliza estas
palabras, en su libro The Selfish Gene, como una
advertencia correctiva, recordándonos que nosotros,
los seres humanos, nacimos en un mundo con imperativos
genéticos pre-existentes que nos obligan a ser
competidores a pesar de los esfuerzos denodados
provenientes de la educación y de la religión
para suprimirlos.

Porque tendemos al olvido de estas cosas,
en el transcurso de estas lecciones tendremos que recordarnos de
nuestro origen y naturaleza de animal continuamente.

Así lo haremos porque es en esa
misma facultad de ser (y a la vez, de no ser) animales
que nuestros mayores y nobles atributos nos distinguen, nos
caracterizan y (a veces) nos apartan de miembros de nuestro
género que, por razones propias no son beneficiarios
genéticos de haber nacido con los atributos éticos,
a algunos, conferido por la posesión de un cerebro
humano.

De esa manera delimitaremos nuestros
esfuerzos al entendimiento y cura de los trastornos que son
producto de nuestras dificultades en la reducción de
nuestras ansiedades y no con los problemas propios y
extraños que el Narcisismo Patológico
engendra.

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La psicoterapia en los trastornos del
comer

Ajenos, como tantos son, de las
técnicas que se enseñan durante el entrenamiento
riguroso de la ciencia y arte de la psicoterapia y del
psicoanálisis, muchos profesionales caen víctimas
del vicio de amonestar sus pacientes, víctimas de las
disorexias, por ser incapaces del cambio voluntario, recurriendo
al soborno, a la extorsión y al hábito de
instilarles sentimientos de culpa porque:

  • 1. Rehúsan ganar el peso
    que han perdido

  • 2. Objetan al abandono de sus
    actividades purgativas y dietéticas

  • 3. Ignoran la realidad de que se
    están haciendo daño

  • 4. Se empecinan en permanecer como
    están

Quienes así proceden lo hacen
ignorando las sabias palabras del pionero Ernest Charles
Làsegue quien en el año 1873 nos señala que
ruegos o amenazas no bastan para persuadir la paciente a que
renuncie sus comportamientos.

Obviamente, las anoréxicas o las
bulímicas no son personas carentes de inteligencia o de
buen juicio. Lo importante es reconocer que algunas (sino muchas)
de sus funciones y actividades cognitivas y emocionales, han
cesado de operar normalmente. Tan obvio es que las actividades
del cerebro han dejado de servir sus procesos adaptantes que en
ciertas de sus características nos recuerdan el cuadro
clínico de algunas de las entidades psiquiátricas
conocidas.

Por ejemplo, la negación de la
realidad que caracteriza al histérico clásico es
común en la anorexia. Las distorsiones de la imagen del
cuerpo y del sistema propioceptivo que caracteriza algunas
enfermedades de origen neurológico son propias a todas las
disorexias y asimismo las alteraciones del afecto que son
típicas de muchas condiciones que tratamos, son hoy
reconocidas como resultado de trastornos neurológicos en
áreas específicas del cerebro.

En resumen podemos establecer con
parsimonia que las enfermedades del comer son emocionales, pero
que así lo son en la medida en que son respuestas y
manifestaciones de trastornos de la anatomía, de la
fisiología del cerebro, o de ambas. Lo que significa que a
la vez son trastornos físicos y orgánicos,
definiendo en sí el significado de lo que llamamos
"psicosomático".

Entonces nos resta decir que si, admitimos
que las pruebas nos sobran para pensar en que su terapia es
asimismo terapia dirigida a cambios en la fisiología y,
aun en la anatomía del encéfalo en medidas
discretas, pero de relevancia extrema, entonces estaremos en una
posición más cierta para entender el proceso tanto
de la enfermedad como de la cura, como en futuras lecciones
veremos.

Para concluir queremos enfatizar antes de
dar fin a esta lección que nuestra perspectiva deriva del
conocimiento meticuloso de las neurociencias como hoy se aplican
y en una forma de terapia que se basa en esos
conocimientos.

Referencias

Dawkins, R; The Selfish Gene
(1976) Oxford University Press NY

Barondes, S: Mood Genes (1998) W.
H. Freeman NY

Dennet, D. C: Kinds of Minds: Toward an
Understanding of Consciousness
(1996) Basic Books
NY

Larocca, F.E.F. (ed): EATING DISORDERS: THE
FACTS: New Directions for Mental Health Services, No. 31, (1986)
Jossey-Bass

Temas de neurociencia en el tratamiento
psiquiátrico moderno (IV)

Dr. Félix E. F. Larocca

El Grupo de Apoyo
Mutuo (self-help) como método establecido para el
tratamiento de las disorexias y de otros trastornos
emocionales

Hace varios años que yo iniciara el
comienzo de un encaprichamiento intelectual con el Santa Fe
Institute
y con los Álamos National
Laboratory
en Nuevo México, que duraría unos
diez años y que, de modo más maduro, aun persiste.
Mi infatuación con ambas y una tercera institución,
el St. John"s College, se debió a que los tres centros,
para mí servirían como introducción en el
campo abierto de la astrofísica y a la ciencia de alcances
incalculables de la cosmología.

En aquellos años, la química
carbónica sostenía la noción que desde el
Big Bang hasta tiempos presentes, nuestro universo ha,
en su evolución, ido de sustancia inerte a sustancia viva,
dotando a todo lo vivo, que en éste existe, con una
composición compartida y que, desde que somos parte de los
mismos orígenes, todo lo viviente y todo lo que no lo es,
que en el cosmos existe, coincide en un origen común,
siendo intrínsecamente interrelacionados.

Puede decirse, que somos parte sustancia
viva y parte polvo estelar. De ahí proviene la
expresión de que algunos de nosotros (los que somos "seres
vivos") recibimos de Dios, el "Soplo de la Vida".

Durante esos años entre Taos y Santa
Fe, mi vida se orientaba en sus aspectos intelectuales por los
logros teóricos de los numerosos hombres (ya que la
mayoría lo eran) cuyos esfuerzos resultaran en recibir el
galardón codiciado del premio Nóbel en sus
áreas de investigaciones, porque ser ganador del Premio
Nóbel es normal en el SFI. De entre estos nombres existen
tantos merecedores de ser recordados aquí por sus
contribuciones al conocimiento humano. Pero, sería una
injusticia tan solo nombrar a aquellos con quienes (mi esposa y
yo) tuviéramos la fortuna de hacer amigos. Todos en la
medida justa fueron dignos de su gloria. A todos recordamos con
añoranzas, singularmente al economista Kenneth Arrow quien
estudió la Economía de la Discriminación
Racial.

Entra la
neurociencia y el cosmos se desplaza

Como científicos, médicos,
terapeutas, nuestras labores son más mundanas y nuestros
esfuerzos son más ordinarios que los de los genios del
SFI. Nada puede compararse con la inmensidad enorme del universo.
Nadie puede colegir en sus alcances vastos (por qué la
palabra "infinito" es la más apropiada en su uso para
referirnos a la particularidad de los cielos que nos rodean) los
límites de lo que hemos hasta ahora aprehendido y lo que
nos queda por elucidar. Nada lo podía hacer, hasta que en
las etapas finales del siglo pasado la neurociencia, sus
disciplinas asociadas y sus aplicaciones, hicieran que se
consagraran los últimos años del Siglo XX al
reconocimiento de esas ramas emergentes y poderosas del saber y
del conocimiento.

Una vez que se incorporara el estudio del
cerebro en nuestras miras, todo nuestro universo interno
cambiaría en la medida en que su estudio nos resulta
más vasto en su alcance y más complejo en sus
ramificaciones que la ciencia de los astros.

Veamos aquí la razón y el
porqué

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Cerebro humano visto desde su
base

Nuestro cerebro es un órgano
sorprendente en sus complejidades:

  • Por medio de nuestros sentidos, el
    cerebro nos informa de lo que a nuestro rededor sucede y nos
    suministra respuestas adecuadas e inteligentes producto de
    computaciones enormes en fracciones de
    milisegundos.

  • Por medio de sus conexiones motoras nos
    permite interactuar, desplazarnos y movernos con eficiencia y
    propósito dentro de nuestro ecosistema.

  • Por medio de nuestras facultades
    afectivas nos permite responder con emoción y afecto a
    todo lo que nos incide en la vida. Hecho debido a que
    nuestras emociones básicas residen, se modifican y/o
    proceden de este órgano.

  • Nuestra inteligencia, facultad de
    desarrollo enorme en nuestra especie, es la fuente de nuestra
    creatividad, de nuestras lealtades, de nuestros sentimientos
    amorosos, de nuestros avances científicos, de nuestras
    exploraciones y de nuestros principios morales. Lo que el
    cerebro efectúa por medio de sus conexiones con todas
    las glándulas, los humores y con todos los
    órganos del cuerpo, incluyendo el sistema
    inmune.

  • El cerebro efectúa todas sus
    funciones vitales simultánea y espontáneamente
    — así razonamos.

Para entenderlo mejor sería
necesario que estudiáramos la anatomía y la
fisiología de este órgano, algo que, claramente,
estaría por encima del alcance de la audiencia a quien
este artículo, específicamente, estará
dirigido.

Lo que sí es cierto y a la vez de
nuestro mayor interés, es que un número creciente
de nuevos síndromes se elucidan cada día asignando
su representación cerebral a la entidad descrita.
Así hablamos con autoridad del autismo, del
síndrome de Asperger, de las enfermedades de Alzheimer y
de Parkinson entre tantas otras condiciones
médico/neurológicas/psiquiátricas.

El Microcosmo
Craneal:
El Universo Cerebral

Un órgano que apenas pesa unas tres
libras en el adulto humano, posee más células
funcionales y conexiones entre ellas que las que pueden existir
entre los cuerpos celestiales del universo que nos
circunda.

Pero, siendo inerme e inerte, el universo
no es sexista empero, el cerebro, como órgano del
raciocinio y la emoción, ¡si que lo es! Como
más adelante explicaremos.

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Vista lateral del cerebro

Ejemplo de las diferencias entre los
sexos

En promedio, el cerebro humano es de mayor
tamaño en el hombre que en la mujer. Sin embargo
(¡sorpresa!) la proporción: cerebro/peso del
individuo, que constituye un índice más adecuado
del verdadero desarrollo del encéfalo en la persona, que
el de su peso absoluto, nos indica que la hembra de nuestra
especie está dotada con un cerebro de mayor magnitud que
el del hombre.

No lo olviden, mientras que,
¡adiós! Decimos, al machismo arrollador y
petulante

Pero no todo termina en el mero estudio de
sus estructuras anatómicas, ni tampoco todo concluye con
la observación de que existen trillones y trillones de
células especializadas en nuestros cerebros, sino que todo
se confunde cuando pensamos en el hecho de que el cerebro es el
único mecanismo conocido (con inteligencia
espontánea), auto-replicante (autopoyético), y,
como si poco fuera, que tiene la capacidad de cavilar sobre
sí mismo (fracesita elegante ésta, la de la
autorreflexión).

Pero hay más, mucho más, lo
que nos hace especular acerca del porqué en su estudio y
entendimiento, nuestro cerebro nos llena con más
entusiasmo que el estudio del universo una vez lo
hiciera.

Veamos

El cerebro no se limita a esa masa arrugada
y corrugada de células y tejidos circundantes que ocupa el
cráneo. El cerebro también consiste de los ganglios
basales, el cerebelo, el tálamo, el hipotálamo, el
bulbo raquídeo y aun de la médula espinal,
amén de los nervios periféricos con los que hace
conexiones esenciales para nuestra homeostasis.

Para lo que aquí pensamos cubrir en
esta lección con lo ya dicho sería lo
suficiente… pero, no…

Conozcamos a alguien. Conozcamos a la
persona ficticia llamada Lucila

Lucila es una mujer de 40 años de
edad que se queja del desarrollo súbito de sensaciones de
hormigueo en la parte dorso-lateral del pie izquierdo.
Sensaciones que son molestas, porque, a veces, la despiertan del
sueño acompañadas de calambres severos en medio de
la noche. Sensaciones que, ha notado, aparecen cuando consume
alcohol en cualquier cantidad.

Lucila asimismo ha descubierto que, cuando
escribe o firma su nombre la mano le tiembla, habiendo en una
ocasión dejado caer una bandeja llena de tazas de
café cuando el temblor, en ambas manos, se volviera
pronunciado e incontrolable.

Otros asunto que la aqueja es que, de
acuerdo a su marido de muchos años, Lucila ha perdido su
compostura característica acusando a personas cercanas y
queridas, de intenciones injustamente sombrías cuando en
la realidad así no lo fuera.

Lucila nos vio cuando visitara un
consultorio donde ofrecemos servicios gratuitos a una
población indigente médicamente. Había
venido con una hermana que funge de voluntaria en el lugar, y
accedimos a verla, ya que exámenes neurológicos
habían fallado en establecer la causa de las molestias que
a esta señora plagaran.

La única conclusión
diagnóstica posible que se pudo haber hecho, como
prontamente lo hiciéramos, se basó en la
neurociencia, lo que marcaría la pauta señalada
para el tratamiento exitoso.

Interludio

Habiendo cubierto esta parte de esta
ponencia con la descripción abreviada de un
síndrome común, quisiéramos utilizar otro
ejemplo adicional para enfatizar la importancia de la
neurociencia en el reconocimiento y en el tratamiento de las
enfermedades que generalmente nos asedian.

Muchos niños dominicanos padecen de
trastornos de contacto afectivo que son ignorados por falta de
reconocimiento. Entre los más comunes se encuentra el
síndrome de Asperger, los trastornos con los problemas de
atención y concentración, el de Rett y aun el del
autismo.

Otros pacientes sufren en el silencio de
las tinieblas, de los síntomas debilitadores del
síndrome de Tourette; mientras otros reducen sus
estómagos quirúrgicamente, ya que nunca logran
perder el peso en exceso que los agobia, o se someten a
psicoterapias de orden "basadas en la realidad" (como si algunas
se basaran en la ficción), llegando a resultados poco
satisfactorios.

Para concluir esta sección de
nuestra lección de hoy, tan solo deseamos afirmar a
nuestros lectores que buscan conocimientos a todos los niveles,
que solamente viajando dentro del infinito de nuestros cerebros
lograremos la Nirvana de entendernos a nosotros mismos y, por
ende llegar a ese universo magnífico, plétora de
planetas y asteroides que imitan en su forma nuestros propios
"asteroides" celulares; las células cerebrales, que
llamamos los "astrocitos".

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Neuroglía

Partes: 1, 2

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