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La Vida Compartida: Crisol Solemne del Auge Ético del Ser Humano




Enviado por Felix Larocca



  1. Vida
    en pareja: Un lazo que debe renovarse día tras
    día
  2. Una
    rutina de comunicación abierta
  3. Practiquemos el conocimiento
    mutuo
  4. Lo que
    conviene evitar
  5. En
    resumen
  6. Vida
    en matrimonio: Preguntas de mujeres
    casadas
  7. Parejas con diferencia de
    edad
  8. Los
    cuentos que nos relatan los expertos
  9. Problemas de pareja: la
    monotonía
  10. Bibliografía

En esta lección recopilamos varias
lecturas que publicáramos a medida que fueran requeridas
de nosotros para agotar temas de importancia. Temas que nuestros
lectores, siempre ansiosos por alcanzar más conocimientos,
y de leer artículos prácticos e inspiradores,
solicitaran.

Como son trabajos circunscritos, ya
delineados en formas de lecciones. No hemos seguido un plan que
les da orden, sino que se presentan como partes individuales de
una breve antología de este tema.

Esperamos que les sean de
interés.

Vida en pareja: Un
lazo que debe renovarse día tras día

Cada uno de nosotros somos distintos y
trasladamos nuestras peculiaridades al ámbito de la
relación de pareja: a unos les gusta mandar pero otros
tienen un perfil más sumiso o conformista, unos prefieren
decidir y otros que decidan por ellos, a unos les encanta dar y
darse al otro, mientras que otros parecen haber nacido
sólo para recibir de los demás, unos necesitan
más cariño y a otros les abruman las emociones a
flor de piel… Entendamos, que la pareja es un ente peculiar,
una institución no por tradicional menos imprevisible, y
formada por dos miembros a su vez distintos.

Es fácil convenir en que no hay una
fórmula que garantiza el éxito de la vida en
pareja. Cada unión se rige por unas reglas, normalmente no
explicitadas por sus miembros pero que sirven para mantener viva
(en el mejor de los casos, armónica) la relación
mientras dura. Lo que sigue son sencillas propuestas generales
para fomentar la armonía en la vida de pareja, partiendo
siempre de dos puntos: la igualdad de derechos de sus miembros y
la promoción de una dinámica activa, equilibrada,
participativa y sincera en el desarrollo de la relación a
lo largo del tiempo.

Sentir la presencia de la otra persona en
ese camino que ambos han decidido compartir, percibir su
compañía, su apoyo y su incondicionalidad, lo que
no exime a cada uno de la responsabilidad de andar la parte del
camino que le corresponde. Comunicarse desde el gesto y la
palabra, con una verbalidad abierta y positiva, de quien cree y
confía en su interlocutor y con un cuerpo que se expresa
desde la receptividad, la amistad y la caricia. Compartirse no
significa sólo intercambiar cosas, favores o deberes.
Compartirse es darse, mostrarse involucrado, ofrecer abiertamente
la vulnerabilidad de cada uno en la seguridad de ser entendido,
aceptado y querido.

Una rutina de
comunicación abierta

La búsqueda de la armonía de
la pareja nos mueve a muchos a intentar identificar todo aquello
que conviene evitar y también lo que debemos hacer cuando
surgen los desencuentros. Comencemos por crear una rutina en la
que queden desterrados los silencios con significados negativos,
los enfados soterrados y los rencores acumulados. En su lugar,
hablemos. Pongamos un diálogo constante y la
negociación: el consenso y los acuerdos. Ante la
discrepancia de opiniones, la alternancia en las decisiones es
una buena opción: hoy eliges tú la película
a ver en el cine, mañana decido yo a qué
restaurante vamos. O cada uno va por su lado, por qué
no.

Lo importante es mantener el buen ambiente
y evitar los agravios o las desconsideraciones. No temamos los
desencuentros ni las crisis, intentemos utilizarlos para
fortalecer la relación. Unas buenas habilidades de
comunicación nos sacarán de muchos atolladeros.
Puestos a desterrar hábitos perniciosos, empecemos con la
culpabilización. Abandonemos esa caza de brujas de
quién ha sido el culpable, y pasemos a considerar global y
lúcidamente qué parte de responsabilidad nos
corresponde a cada uno en los hechos — a la más
mínima duda, preguntemos.

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Ceder el paso a los sobreentendidos, los
silencios acusatorios y las suposiciones genera posos de
desconfianza y distanciamiento que envenenan la relación y
resultan difíciles de disipar. Una pregunta, un comentario
a tiempo, frena ansiedades y malestares y permite que fluya la
comunicación.

Otra cosa es cuando surgen problemas de
gran calado (discrepancias profundas en temas esenciales,
relaciones sentimentales con personas fuera de la pareja,
incompatibilidad de caracteres o costumbres, aburrimiento o
cansancio en la pareja…), que requieren medidas a veces
drásticas que no son objeto de esta reflexión. De
todos modos, estas propuestas son también útiles
para encarar situaciones excepcionales o graves que deterioran
gravemente la relación.

Vivir en pareja no debería
significar una actitud de dar sin límites y no esperar
nada a cambio. Eso es una falacia y genera desequilibrios que,
antes o después, terminan pasando factura. En la pareja,
al igual que en toda relación, hay que dar y recibir. Hoy
yo, mañana tú. Vasos comunicantes que se ladean en
un sentido u otro y cuyo fin es mantener la estabilidad. Las
desigualdades pueden dar lugar a situaciones de dominio que a
largo plazo generan insatisfacción al menos en una de las
dos partes.

Practiquemos el
conocimiento mutuo

Conviene que nuestra pareja sepa qué
nos gusta, qué y cómo lo queremos. Hemos de
mantener informada a nuestra pareja del momento que vivimos,
porque no siempre sentimos, ni queremos, ni vivimos lo mismo:
nuestra vida es una sucesión de etapas, y cada una de
ellas tiene sus peculiaridades propias. Somos, afortunadamente
muy distintos, pero también compartimos cosas. A todos nos
gusta que nos respeten, que nos quieran, que cuenten con nuestra
opinión, que nos valoren como personas en toda nuestra
dimensión: como trabajadores, como hijos, como padres,
como amantes, como amigos, como interlocutores.

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El cuerpo es un gran comunicador y hemos de
dejarle expresarse. Si queremos mantener un diálogo fluido
con nuestra pareja, las relaciones corporales (no exclusivamente
las sexuales, sino también las caricias, los besos, los
abrazos) han de ser cotidianas y satisfactorias para ambos.
Adaptémoslas a cada momento, circunstancia y etapa de
nuestra vida. Que formen parte de ésta porque ayudan a
garantizar que la calidez, la ilusión y la búsqueda
del disfrute forman parte de nuestro código.

"Se hace camino al andar" decía la
canción. La pareja se hace cuando cada día sentimos
que vamos juntos en el mismo camino, comunicándonos desde
el cuerpo y la palabra y compartiéndonos de forma
incondicional. Establezcamos nuestro código propio, basado
en la comunicación, la confianza, el respeto, la ternura y
el placer.

Lo que conviene
evitar

Esperar a que mi pareja adivine lo
que quiero y necesito, a que se adelante a mis deseos antes
de formulárselos, a que renuncie a su vida personal
y me coloque en el centro de su existencia, a que sea la
procuradora de mi felicidad.

  • Responsabilizarle de mis
    frustraciones, de que lo que obtengo de mi vida de
    pareja no se corresponde con mis expectativas, de los
    cambios que he tenido que introducir en mi
    vida.

  • Competir por quién es
    más o menos, mejor o peor, quién le debe
    más o menos al otro, quién es esto,
    aquello o lo otro, quién es el que más
    pone para mantener viva la pareja.

  • Ser infiel al proyecto en
    común, pero no entendido exclusivamente como las
    relaciones sentimentales y/o sexuales con otra persona
    sino en su totalidad. Para no perjudicar a nuestra vida
    en pareja hemos de mantenernos leales al compromiso
    adquirido, trabajar día a día para
    reavivar ese proyecto común, intentar que esa
    ilusión inicial, ese amor, crezca; o, al menos,
    se mantenga y la vida resulte gratificante para
    ambos.

  • Acumular, sin sacarlos a la luz y
    sin comentarlos de forma relajada, desaires,
    desacuerdos, enfados, reproches, faltas de respeto y
    desilusiones,

  • Dudar de la otra persona. Las
    fisuras por falta de confianza suponen el inicio del
    resquebrajamiento de la pareja. Es difícil, y
    muy duro, amar a alguien de quien se duda.

  • Permitir o propiciar los
    silencios ante situaciones que pueden provocar un
    desencuentro o bronca. Positivicemos: una circunstancia
    crítica puede ayudar a aclararnos, a adoptar
    compromisos y acuerdos. El silencio es el vacío
    y en éste (aunque en principio pueda resultar
    apacible y llevadero) no hay nada.

  • Renunciar a formular nuestras
    quejas, necesidades y querencias de una forma clara,
    concisa y directa. Hemos de mostrar una clara
    intención de negociar cambios concretos y de
    acordar en firme con plazos determinados, todas las
    cosas que planteamos.

  • La ironía, el sarcasmo, la
    crítica destructiva, el grito, el insulto, la
    ridiculización, la descalificación o el
    desdén al dirigirnos a la otra persona. Las
    formas cuentan, y mucho. La familiaridad no debe
    convertirse en ordinariez, falta de respeto o
    grosería. Hemos de procurar que las discusiones
    tengan un cierto protocolo, unos límites que no
    conviene sobrepasar. Todo puede decirse con un
    mínimo de corrección y respeto al otro.
    Lo cortés no quita lo valiente. Culpabilizar al
    otro de todo cuanto no ha salido como
    esperábamos.

  • Relegar las relaciones sexuales a
    un plano secundario. Son imprescindibles para el
    mantenimiento del compartir, de la confidencialidad y
    la ilusión en la relación de pareja. La
    carencia de estas relaciones corporales abonan el
    desánimo y la apatía en la
    comunicación de la pareja. La rutina y la
    inercia que la acompaña nos puede llevar a un
    callejón sin salida.

  • Gestionar mal las cosas
    prácticas. Una vida en común tiene muchos
    aspectos tangibles, prácticos y cotidianos sobre
    los que hay que llegar a acuerdos. Hemos de hacer
    frente a tareas domésticas, gastos y otros
    cometidos familiares. Habrá que hablarlo y ver
    cómo vamos a organizar los gastos, la
    distribución de las tareas domésticas, la
    crianza de los hijos o, incluso, las vacaciones. Lo
    mejor es una negociación continua que se adapta
    a cada etapa de la relación.

  • Creer que sólo existo en
    cuanto que miembro de la pareja. La relación es
    cosa de dos, pero de dos que suman. Por tanto, empieza
    por uno mismo y es por ello que me cuido física
    y anímicamente, me mimo y hago de mi vida una
    vida rica en situaciones, experiencias nuevas y
    sensaciones; en esa medida, aporto riqueza a esa
    relación. Cada uno tiene su propia vida y la
    pareja es la expresión de dos vidas que se unen
    para sumar, para aportar la una a la otra.

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En
resumen

La vida en pareja garantiza la salud y es
causa aparente de la longevidad. Pero, vivir en pareja requiere
un nivel abundante de madurez, de devoción, de
anticipación a las necesidades y las ansiedades de otro, a
quien profesamos amor y apego incondicionales.

Para vivir en pareja se requiere una dosis
elevada de paciencia y de deseos de ponderar, sin críticas
negativas, los pensamientos del otro para resolver y, mejor
aún, para evitar los conflictos.

A medida que envejecemos, se fomenta una
unión que solamente y de veras, la muerte es la
única que puede disolverla.

Continuamos…

Vida en matrimonio:
Preguntas de mujeres casadas

Dr. Félix E. F.
LaroccaDespués de varios años de matrimonio, es
usual que se generen preguntas sobre el desarrollo actual de la
relación en comparación a sus inicios. En esta
lección les presentamos las más comunes entre las
mujeres.

  • ¿Por qué ya no nos
    besamos cómo antes?

Las mujeres siempre recuerdan esos besos
eternos de adolescencia en la puerta de la casa, donde el
romanticismo y la fantasía eran el ingrediente principal
de la noche; ahora se percatan de que escasean cada vez
más y basta que se vaya a películas de amor, donde
esas escenas de pasión interminable se ven, para que se
anhelen, con nostalgia eso que algún día, ya en el
pasado, también se vivió.

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Primer beso por M.
Chagall

Conforme pasan los años, los
espacios para el romance son muy cortos e irregulares o en
algunos de los casos, no existen del todo. Aunque no se puede
generalizar, la falta de besos en un matrimonio, puede significar
un síntoma de que las cosas no caminan bien.
Pregúntele si él también extraña los
besos y cómo podrían hacer para recuperar esos
días y noches románticas que tanto disfrutaron al
inicio. ¿Podrían explorar un nuevo estilo de
besarse? ¿Cómo pueden destinar tiempo para los dos
solitos? Recuerden que la falta de romanticismo, surge por la
falta de tiempo, pero sobre todo por la falta de
comunicación; si ella es de las que calla todo lo que le
molesta y él a su vez la evita para no discutir, puede
estar contribuyendo a que ambos se distancien emocionalmente,
porque el hecho de dormir en una misma habitación con su
pareja, no implica intimidad como tal, y eso hay que detectarlo a
tiempo si se quiere combatir.

  • ¿Seguirá pensando que aun
    soy una mujer sexy?

Envejecer tiende a ser un proceso mucho
más duro, aunque más gratificador, para las mujeres
que para los hombres; quienes ignoran los cambios con mayor
naturalidad. Algunas mujeres pueden considerar que sus maridos
con la edad adquieren un atractivo distinto y particular, —
cuando por ejemplo aparecen canas en el pelo o aumentan las
arrugas alrededor de los ojos — mientras que los medios de
comunicación y la sociedad en general, se encargan de
hacerle creer a los hombres que entre más jóvenes
sean las mujeres, más bellas serán, entonces ante
esa "potencial competencia" las mujeres hacen hasta lo imposible
por tratar de lucir mejor, y cuando eso no sucede; se frustran y
se lamentan de la falta de tiempo, de la edad, de las
preocupaciones de los hijos, la falta de motivación, y de
la amenaza de ponerse viejas.

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Danza al Bougival por P.
Renoir

Pero no se trata de hacer un gran esfuerzo
para parecer diez años más joven. Lo importante es
sentirse bien con una misma, al margen de si se asemeja o no al
prototipo de mujer perfecta que constantemente se vende. Si se
siente bien consigo misma, téngalo por seguro, que su
marido la seguirá viendo sexy e interesante como siempre.
Lo que más importa en estos casos, es la actitud que se
tenga ante la vida, porque bien sabemos que por más
hermosa que sea una mujer, al final de cuentas la belleza
más importante es la que por dentro se lleva.

  • ¿Todos los maridos serán
    tan poco sociales como el propio?

Es más frecuente de lo que usted
cree que los maridos aleguen "dolores de espalda", "problemas
estomacales" o "migraña" con tal de no asistir a reuniones
o actividades sociales, sobre todo si éstas son
organizadas por los amigos de su mujer. Aunque muchas parejas
prefieren complacer al otro y ceder ante los compromisos
sociales, pueden darse casos de parálisis por fobias
sociales, tan comunes. Socializar es muy importante para una vida
sana en pareja, el compartir otras experiencias y conocer a otras
personas, ayuda a practicar la tolerancia y valorar lo que se
tiene en casa. Pero muchas personas pagan un precio muy elevado
de ansiedad y tensión cuando tratan de participar en
grupos. (Véanse mis artículos acerca de las
fobias).

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Ahora bien, ningún extremo es bueno.
Si su marido siempre quiere estar en presencia de otras personas
o grupos, puede estarse obviando la presencia de un problema de
intimidad con la pareja, ya que la idea de un matrimonio, al
final de cuentas es sentirse a gusto y totalmente pleno al lado
de la otra persona sin necesidad de ningún complemento
adicional.

  • ¿Es una extraña porque a
    veces disfrute de la ausencia del marido?

De ninguna manera, ni eso tampoco
signifique que no lo ame. Su ausencia lo que permite es tener el
control absoluto de su casa, sus hijos si los tiene y de su
espacio libre para disfrutarlo. Tiempo para pensar, dormir, leer,
hacer ejercicio, tomar café con una amiga que hace mucho
no ve, apreciar la comunicación interna.

El matrimonio es una combinación
entre dependencia e independencia, al cual se le debe dar el
mismo valor y respeto en ambas situaciones para que
prospere.

  • ¿Será que estoy a punto
    de serle infiel?

Esta pregunta es muy común, y puede
aun decirse, que todos, hombres y mujeres la preguntan a
algún punto en la vida matrimonial.

Luego de muchos años de matrimonio,
algunas mujeres pueden sentirse atraídas por otro hombre,
muchas veces porque generan una amistad con alguna persona en la
que encuentran interesantes temas de conversación que
luego desencadenan otros sentimientos. Generalmente, esto es
síntoma de que la relación matrimonial no
está en buen estado o se encuentra estancada. Antes que
esta incómoda situación pase a otro nivel, es
necesario que se reflexione en cuáles aspectos no caminan
bien en el hogar y cómo se pueden solucionar. Buscar
terapia especial para parejas, resulta muy conveniente en estos
casos, ya que normalmente una persona entrenada puede visualizar
con mayor claridad los problemas que atraviesan y de manera
objetiva buscarle soluciones y cambios de rumbo a la
relación deteriorada.

La comunicación es la base de toda
relación sana, siempre y cuando sea franca.
Comunicación franca requiere haberla practicado por mucho
tiempo y no una improvisación extemporánea, como
muchos entienden.

Proseguimos…

Parejas con
diferencia de edad

Dr. Félix E. F. Larocca

El entendimiento de las relaciones matrimoniales o
interpersonales es disciplina de reciente arraigo. En tiempos
pasados, el hombre adquiría esposa cuando estaba
económicamente seguro, eligiendo, a menudo, una consorte
más joven.

El advenimiento de la prolongación de la juventud
subordinada a la dependencia de los padres, con la necesidad de
completar una carrera universitaria y, con la relativa igualdad
de los sexos, cambios básicos resultaron en la estructura
marital y de la diferencia de edad entre esposos.

Generalmente se acepta que la diferencia en años
favorece al hombre por unos cinco años, siendo éste
mayor que la mujer. Pero, existen todos tipos, incluyendo la
distancia de edad pasmosa que separaba al padre de Julio Iglesias
y a su esposa dominicana.

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Cenizas. Edvard Munch

Los cuentos que nos
relatan los expertos

Los especialistas señalan que esta
atracción tiene que ver con necesidades
psicológicas no resueltas y que lo fundamental no va
ligado a lo físico, sino a la personalidad, la
sabiduría y al poder que simboliza una persona con
experiencia y, a menudo, con dinero. En los tiempos actuales,
cada vez es más común encontrar parejas que cuentan
al menos más de diez años de diferencia entre
ambos. Si bien la tendencia, histórica por lo
demás, sigue siendo mayoritaria en cuanto a hombres
mayores que se unen con mujeres menores, los especialistas
aseguran que existe un claro aumento de relaciones inversas, es
decir, en que la mujer tiene más edad que su
pareja.

De este último tipo de relaciones se sabe menos,
ya que sigue siendo mal mirado a pesar del cambio en la
percepción social. Lo contrario ocurre con los hombres
maduros, quienes hasta son valorados públicamente por
estar envueltos con una mujer mucho menor.

Cuando la mujer es la mayor

La relación en que la mujer tiene más edad
se da con mayor frecuencia que antes, pero sigue siendo
clandestina. Casi siempre, ella no se atreve a hacerla
pública porque siente vergüenza y culpa frente a sus
hijos, su familia y la sociedad en general. Además, tiende
a darse más en la clase alta, donde una situación
así es difícil de tolerar. Camilla Parker y Edward
Windsor, encontraron este rompecabezas, ya que sus edades son muy
cercanas, y ella luce mayor que nuestro primogénito, cuyas
incertidumbres de labor y profesión parecen proceso
interminable, gracias a la longevidad de una madre
pertinaz.

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En cifras, sólo se puede constatar lo que
registran las uniones legales y que son un ínfimo
porcentaje —– se estima extraoficialmente que una cuarta
parte –— respecto de las que se establecen de hecho. De
los 178.077 matrimonios civiles que se celebraron en 2004, en
Chicago, el 5,1 % fue de parejas con una diferencia de más
de diez años. El 4,3 % (13.421) correspondió al
caso donde el hombre es mayor y sólo el 0,8 % (1.560) a la
instancia en que la mujer contaba mayor edad.

Razones

En general, los pronósticos de los especialistas
no son muy auspiciosos para este tipo de uniones, ya que
señalan que se trata de relaciones transitorias, siendo
pocas las que llegan a envejecer juntas. No duran más de
cinco años, período tras el cual cualquier
relación tiende a quebrarse o a consolidarse, comentan los
expertos.

Los profesionales explican que en este tipo de uniones
el atractivo físico y la atracción sexual no es lo
fundamental. Influye más la personalidad, la
sabiduría y el poder que simboliza una persona mayor.
También pesa la seguridad económica que pueda
brindarse, la superioridad cultural y la experiencia.

Expertos agregan que la elección de parejas
mayores se relaciona con necesidades psicológicas
inconclusas, de las que en general, no se tiene conciencia: A
nivel inconsciente se busca en el otro, satisfacer necesidades no
resueltas. Por ejemplo, mujeres que han tenido una carencia
paterna importante durante su infancia tienden a buscar hombres
mayores que les den protección y seguridad, aunque no
siempre.

En la contraparte, el varón joven se siente
atraído por mujeres mayores porque busca en ella una
imagen materna. Son relaciones bastante edípicas, en la
que ellos sienten que es más cómodo que una mujer
les dirija la vida, dice el psicoanálisis.

Futuro, ¿bueno o malo?

En casos extremos, cuando hay una diferencia de
más de 20 años, uno de los dos trata de llevar al
otro a su ámbito. Si la mujer es menor, trata de
rejuvenecerlo o termina adoptando aspecto matronil para poder
relacionarse con el entorno de él. Contra la creencia
popular que supone un hombre mayor embobado con su joven pareja,
la gran parte de las veces, es la mujer quien se adapta al estilo
de vida que impone el varón, restringiendo su
autonomía. Estas uniones tienden a fracasar si el
principal vínculo es el paternalismo. Cuando los roles
dentro de la relación son muy rígidos, en el
sentido de que el hombre siempre actúa como el padre de su
pareja, es muy difícil que sigan adelante, señala
mi experiencia cínica.

Entre más extremas son las edades, más
difícil será que se prolongue la relación
porque en algún momento la parte menor querrá tener
a su lado a alguien más joven. En esta fase, la sexualidad
juega un rol importante. El éxito de este tipo de uniones
está determinado por la adaptación de ambos mundos
a las vivencias, necesidades y experiencias del otro, sin la
obligación de perder sus propias libertades.

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Separación. Edvard
Munch

Viñetas

Cuando tenía 20 años, Jacqueline
inició una relación con un hombre separado de 35
años de edad. Duró poco más de dos
años. "Me deslumbró a través de
conversaciones, literatura y música… A pesar de la
diferencia de edad, teníamos mucha afinidad e intereses en
común: nos unía el gusto por el arte, por los
mismos libros, él escuchaba música clásica y
yo era fanática de las flores. Él me
protegía. Sentir que me guiaba me daba mucha seguridad.
Además, fue muy astuto, ya que se integró
rápidamente a mi grupo de amigos, por lo que al poco
tiempo éramos considerados una pareja más. Fue una
relación muy intensa y marcó mi paso de adolescente
a mujer".

Rafa, de 25, mantiene una relación con una mujer
diez años mayor. "Lo que más me atrae es su
espíritu de libertad que rompe mis esquemas, junto al
hecho de que tiene más experiencia en todo sentido. El
sexo es un elemento más de la relación, pero para
mí, no es el vital. Con ella las cosas son claras, sin
rodeos, a diferencia de las mujeres de mi generación donde
todo requiere introducción y explicaciones. Eso sí,
tratamos de no ser vistos en público, porque nos hemos
encontrado con amigos comunes y no han sido buenas experiencias.
En una ocasión me preguntaron que si ella era hermana de
mi mamá".

El aspecto del sexo

La mujer alcanza su mayor energía sexual cuando
el hombre comienza a declinar. El hombre tiene su plenitud a los
38 años y se mantiene en forma intensa hasta los 80
ó más en algunos casos, edad en que comienza
gradualmente a decaer. La curva de la mujer es al revés.
Generalmente, comienza a tener una vida sexual satisfactoria
después de que nacen sus hijos, es decir, después
de los 30. Se produce una explosión intensa, y
después de los 40 tiene un renacer sexual que se prolonga
bien dentro de la sexta y la séptima década de su
vida. (Véanse mis artículos acerca de la menopausia
y el climaterio en ambos sexos).

Los hombres promiscuos, gordos y aquéllos que
abusan del tabaco y drogas, ven el ocaso de su vida sexual llegar
mucho más temprano.

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Por ello cerca de los 60 años, porque la
mayoría cae dentro de las categorías de riesgo
mencionadas anteriormente; son pocos los hombres que se mantienen
activos a un nivel satisfactorio para una mujer joven. En ese
sentido, no resultaría extraña la unión
entre un hombre de 25 años y una mujer de 40 ó 45,
ya que ambos están en su apogeo sexual. Mientras que un
hombre y una mujer, donde lo opuesto es verdad, podrán
tener dificultades en su compatibilidad sexual.

De todas maneras, es cierto que los hombres suplen su
decadencia sexual con la experiencia y con su dinero, si lo
tienen, lo que puede resultar muy cómodo para mujeres que
aún no logran su apogeo.

En resumen

El matrimonio y las relaciones entre parejas cuya edad
es discrepante, afecta no sólo a la pareja en su ajuste
entre ellos, sino que afecta el modo como ellos se relacionan con
sus hijos y amistades; y, más que nada, impacta en sus
configuraciones psicológicas de modo decisivo.

Esto hay que tenerlo en cuenta cuando se tratan
individuos o parejas.

Finalmente…

Problemas de pareja:
la monotonía

El aburrimiento se puede evitar, pero es
necesario modificar actitudes y cambiar algunas pautas
externas.Monografias.comEn las
parejas que llevan conviviendo un cierto tiempo cabe la
posibilidad de que la rutina de lo diariamente establecido
convierta la relación en una inercia carente de sorpresas.
Los días pasan sin que nada nuevo suceda. Existe la
sensación de que ya está todo dicho, el sexo ha
dejado de ser una novedad, los silencios terminan pesando y se
cree tener un conocimiento exhaustivo de las reacciones del otro.
Sin duda, el aburrimiento amenaza con convertirse en el tercer
compañero de viaje.

Pero el aburrimiento se puede evitar. Como
emoción negativa, nos lleva a percibir la vida
vacía y sin sentido. Como actitud personal, conduce al
bloqueo mental y paraliza la posibilidad de emprender iniciativas
para salir de una situación rutinaria. Aunque hay personas
con tendencias a convertir el aburrimiento en un estado de
ánimo permanente, por lo general estar aburrido es una
sensación esporádica, relacionada con la
apatía y la pobreza de vida afectiva y social en un
determinado momento. En cualquiera de los casos, el aburrimiento
nubla las perspectivas del futuro, disminuye las relaciones
personales y apaga el interés por el alrededor.

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Ya ni sé quién
eres…

La relación individual con el
aburrimiento

El aburrimiento es consecuencia de la
motivación, o más bien de su falta. Si la
motivación es interior, lo que mueve a la persona procede
de su propio ser. Pero, si es exterior, los estímulos que
nos movilizan proceden de las circunstancias que nos
rodean.

Cuando existe motivación interior y
exterior el resultado final es positivo y las emociones
gratificantes están aseguradas. Es poco probable que el
aburrimiento no pase de ser algo esporádico. Si hay
motivación interior pero el entorno no favorece, el
individuo se mueve a pesar de las circunstancias y con un cierto
grado de dificultad, pero su esfuerzo por modificar el
ámbito tiene muchas posibilidades de que con ello abandone
la apatía. Si hay motivación desde fuera pero falta
el dinamismo interno, el individuo se mueve muy a su pesar y el
movimiento suele ser de poca calidad y corta
duración.

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Ayúdame a
arreglarlo…

Cuando no existen ni la interior ni la
exterior, la persona cae en la abulia, la apatía y la
desmotivación. En definitiva, convive con el
aburrimiento.

La relación de la pareja con el
aburrimiento

Cuando ambas personas de la pareja gozan de
dinamismo personal, se puede decir que, aunque las circunstancias
repetitivas de la vida en pareja induzcan a la rutina, existe la
posibilidad de que a base de comunicación y diálogo
auténtico se traten de introducir variables que hagan la
convivencia experiencia placentera.

Si uno de los dos carece de dinamismo
interior, se convierte en un peso para la pareja que
intentará tirar de la otra persona proporcionando
iniciativas nuevas que tendrán poca probabilidad de ser
aceptadas. En esa situación pueden surgir la fatiga y el
desaliento para emprender la búsqueda de
novedades.

En el caso de que ninguno de los dos posea
el entusiasmo suficiente, la vida en pareja se convierte, por
consenso tácito, en una coexistencia tolerada que se
caracteriza por compartir la satisfacción de las
necesidades básicas para seguir viviendo de una manera
aparentemente digna, pero evidentemente tediosa.

Muchas veces, cuando no se soporta
más el tedio y sin haberse producido situaciones extremas,
la pareja se disuelve.

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No el mejor remedio…

¿Cómo combatir el
aburrimiento en la pareja?

En primer lugar, tiene que haber
interés en combatirlo, en que se suavice la rutina y se
restablezca el entusiasmo por la convivencia. Los
escépticos suelen ser poco proclives a los intentos por
cambiar, bien porque cuando lo han intentado no ha funcionado,
bien porque no quieren hacer cambios en su persona con la excusa
de que la otra tampoco va a cambiar.

Para evitar el aburrimiento y asegurarse
una mejor calidad de la convivencia es preciso:

Modificar las actitudes propias

  • Es necesario que cada uno de los dos
    crea firmemente que "a su edad" es posible
    cambiar.

  • Es imperativo que cada cual crea en su
    propia potencialidad, que muchas veces se desconoce o no se
    aprecia.

  • Es imprescindible que cada cual crea
    que la otra persona también es capaz de muchas cosas,
    aunque hasta el momento no lo haya demostrado.

  • Es vital que cada cual redescubra en su
    interior cualidades escondidas que seguramente tiene y
    aún no se han manifestado.

  • Puede ser incluso interesante acudir a
    ayudas externas profesionales para apoyarse en ese proceso de
    redescubrir la valía personal.

Alterar algunas circunstancias
externas

  • Hay que arriesgarse a que pasen cosas
    nuevas, probablemente no sujetas a un control
    total.

  • Dejar que las sorpresas tengan un papel
    en la vida diaria, por muy pequeñas que sean,
    satisfacen a quien es objeto y a quien las
    procura.

  • Establecer nuevos escenarios. Visitar
    lugares diferentes juntos, aunque sea una vez al
    año.

  • Compartir nuevas relaciones en actos
    culturales.

  • Cultivar aficiones y distracciones no
    conocidas.

  • Para todo ello es necesario un cierto
    grado de valentía, de perder el miedo al
    ridículo, al control social y aceptar la posibilidad
    de que algunos de los nuevos intentos sean un fracaso, porque
    será un fracaso común.

Cuando una pareja se involucra en este tipo
de cambios, tanto en la actitud personal como en la
modificación de las circunstancias y los hábitos,
es imprescindible hablar sobre lo que se está intentando
lograr con el fin de valorar el proceso, conocer cómo lo
vive cada cual y estimar si es necesario rectificar o introducir
otra serie de variables. Mientras se nutre el proceso conjunto,
ha de alentar el viraje individual. Para ello, debe existir el
consenso de que cada cual tenga una cierta vida propia que
procure una convivencia serena. Que dos personas se quieran
supone, entre otras muchas cosas, la habilidad para crear
espacios que faciliten que la otra persona sea ella misma, que
tenga su propio espacio no compartido.

En resumen

La monogamia debe ser una solución
preferida para una especie que viven una vejez prolongada, a
veces holgada y a menudo, rodeada de descendientes — sean
éstos legítimos o no…

Para llegar al paraíso de envejecer
con el cónyuge de toda la vida, es necesario ganar su
confianza, su fe y su respeto — lo que no puede lograrse si no
existen avenidas de comunicaciones abiertas entre
ellos.

Hay que aprender a dar, a recibir y a hacer
compromisos para llegar muy lejos como parejas — así la
vida es siempre una aventura conjunta sin posibilidades de tedio
o de aburrimientos.

Monografias.com

Juntos para toda la
vida…

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

(Nota: Para la compleción de esta
tarea, he consultado innumerables fuentes de conocimientos, los
que he adaptado a mi estilo, añadiendo mis propias
consideraciones y opiniones — lo que he logrado sin encender la
llama del conflicto o de la polémica.

Por consiguiente, a todas mis fuentes,
aquí expreso mi firme gratitud mientras ofrezco una
solemne promesa de honrar sus labores en forma de
reconocimientos; para quienes soliciten mis datos
bibliográficos).

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F.
Larocca

 

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