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"A orar se aprende orando" Escuela de Oración – Nivel I (página 3)



Partes: 1, 2, 3

No permita que concluya este día sin que haya
definido su lugar secreto para encontrarse con Dios. Es
un principio del Reino de Dios que enriquecerá grandemente
su vida espiritual.

Defina un horario para la búsqueda de
Dios

Como siervos de Dios, deseosos de ser eficaces en el
servicio al Reino, es esencial que definamos un horario cada
día para esos encuentros con el Creador.
¿Por qué resulta importante? Porque generalmente
nos ocupamos en tantos rudimentos del servicio eclesial, que
descuidamos lo más importante. Puede que sea inconsciente,
pero siempre encontraremos algo qué hacer, y nos
apartará de la intimidad que debemos desarrollar con Dios
en oración.

El rey David, uno de los hombres grandes de la historia
bíblica, había definido la madrugada como el tiempo
de búsqueda del Señor. Era una disciplina que
difícilmente modificaba. Fue ese convencimiento el que le
llevó a escribir: "Dios, Dios mío eres
tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de
ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no
hay aguas…"(Salmo 63:1: Reina Valera
1960)

Tal vez en el día nos resulte imposible sacar
tiempo para orar y en la noche llegamos rendidos. Si es
así, no se levante hasta tanto haya orado a
Dios.

El Señor Jesús oraba al comenzar y al
terminar la jornada diaria. El evangelio señala que
"A la mañana siguiente, antes del amanecer,
Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para
orar"(Marcos 1:35 NTV)
Pero algo es significativo
también: A pesar del cansancio, el Señor
Jesús no perdía tiempo y al terminar sus
ocupaciones, iba a un lugar secreto a orar, como relata el
evangelista Mateo: "Después de esto, Jesús
hizo que sus discípulos subieran a la barca, para que
cruzaran el lago antes que él y llegaran al otro lado
mientras él despedía a la gente. Cuando la hubo
despedido, Jesús subió a un cerro, para orar a
solas. Al llegar la noche, estaba allí él solo,
mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme."(Mateo
14:22-24. Reina Valera 1960)

Si la oración se convierte para nosotros en una
disciplina diaria, tenga la certeza que creceremos en ella
diariamente y nos preocupará lo cansados que nos
encontremos sin antes ir al Señor en Su
búsqueda.

Encontrar a Dios sólo es posible si lo
buscamos

Quizá uno de sus mayores anhelos como hombre o
mujer que sirve a Dios, es desarrollar intimidad con Él.
Desea conocerlo y en esa dirección a enfocado sus
esfuerzos para buscarlo. Si es así, el mejor camino para
encontrarnos con Él es la oración.

Hablando al pueblo de Israel por medio de Moisés,
y a nosotros hoy, el Señor instruyó: "Sin
embargo, desde allí, buscarán nuevamente al
Señor su Dios. Y si lo buscan con todo el corazón y
con toda el alma, lo encontrarán."(Deuteronomio 4:29.
NTV)

No desmaye en ese propósito de encontrarse con el
Señor, de conocerle. Hoy es el día para que reavive
ese deseo. Buscarlo implica perseverar, estar comprometidos a
tiempo completo porque nuestro Dios no es un Dios de medio tiempo
como enseña el autor y conferencista internacional, Bill
Mac Cartney: "Dios no es un Dios a tiempo parcial. Él
está allí para cualquiera que le busque de todo
corazón, mente y alma. Nada nos hará profundizar
más en nuestra relación con Dios que la
oración ferviente… La oración es el regalo de
Dios para nosotros. Es el espacio donde Él nos revela una
porción de su corazón. Pero sorprendentemente, la
oración es la disciplina más descuidada en la
Iglesia hoy."(Bill Mac Cartney. "Siga hasta la meta". Editorial
Unilit. EE.UU. 1996. Pg. 23)

Volvernos a Dios y encontrarle es posible. Basta que
dispongamos nuestro corazón para esa búsqueda que
comienza y siempre proseguirá en oración. Aparte
tiempo y un lugar secreto para orar. Es la mejor decisión
que jamás podrá tomar, y que sin duda, le
resultará altamente satisfactoria y enriquecedora para su
vida personal y espiritual.

Cuestionario para la profundización de la
Lección 13:

Por favor, lea cada una de las preguntas. Busque la cita
bíblica. Si considera complicado el interrogante, puede
releer la enseñanza de hoy. Sin duda encontrará
todas las respuestas…

1. ¿Podría definir cuál es
el paso más importante de un hombre o una mujer
comprometidos con el Reino de Dios?

2. ¿Cuál es el distintivo del
hombre o mujer que sirve en el Reino de Dios (Juan 15:4,
7)?

3. ¿Por qué reviste importancia
definir un lugar secreto para encontrarnos con Dios
(Mateo 6:6)?

4. ¿Cuáles podrían ser los
mejores tiempos para encontrarnos con Dios en oración
(Salmo 63:1; Marcos 1:35; Mateo 14:22-24)?

5. ¿Qué podemos aprender de la vida
devocional del Señor Jesús?

6. ¿Cuál es el mejor camino para
encontrar a Dios (Deuteronomio 4:29)?

7. ¿Por qué asegura el autor, Bill
MacCartney que Dios no es un Dios de medio tiempo y
cómo aplica a nosotros hoy?

© Fernando Alexis Jiménez

Acepte las Cargas
de Oración para transformar vidas y
circunstancias

(Lección 14)

¿Sintió alguna vez inquietud por un
familiar, próximo o muy cercano, y dijo tal vez:
"Tengo en mi mente a esta persona; mejor me voy a orar"?
Sin duda que sí. A todos aquellos que procuramos caminar
en la dimensión sobrenatural de Dios alguna vez nos ha
pasado.

O tal vez fue alguien que vio y sabe que necesita de
Dios. Usted comienza a orar por esa persona, y lo hace por
días, meses o años hasta que por fin-en
circunstancias que las personas no comprenden pero nosotros
sí-aquél recibió a Cristo como Señor
de su vida.

Son las Cargas de Oración. Todos las hemos tenido
alguna vez. El asunto es que quizá cuando llegaron a su
vida, no las asumió por desconocimiento o tal vez,
pensó eran muy pesadas para llevarlas sobre sus
hombros.

Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en el
apasionante relato que hace Nehemías de su llamado a
servir a Dios: "Yo soy Nehemías hijo de
Hacalías y ésta es mi historia. En el mes de
Quislev, cuando Artajerjes llevaba veinte años de reinar,
yo estaba en el palacio del rey en Susa.  En ese momento
llegó allí mi hermano Hananí con unos
hombres que venían de Judá. Cuando les
pregunté cómo estaba la ciudad de Jerusalén,
y cómo estaban los judíos que no fueron llevados
prisioneros a Babilonia,  ellos me respondieron: «Los
que se quedaron en Jerusalén tienen graves problemas y
sienten una terrible vergüenza ante los demás
pueblos. Los muros de protección de la ciudad están
en ruinas, y sus portones fueron destruidos por el fuego».
 Cuando oí esto, me senté a llorar, y durante
varios días estuve muy triste y no comí nada.
Entonces le dije a Dios en oración:  «Dios
grande y poderoso; ante ti todo el mundo tiembla de miedo.
Tú cumples tus promesas a los que te aman y te obedecen.
 Escúchame y atiende mi oración, pues soy tu
servidor. Día y noche te he rogado por los israelitas, que
también son tus servidores. Reconozco que todos hemos
pecado contra ti. He pecado yo, y también mis antepasados.
 Hemos actuado muy mal y no hemos obedecido los mandamientos
que nos diste por medio de Moisés.  Acuérdate
de lo que le dijiste a Moisés: Le advertiste que si no te
obedecíamos en todo, tú nos enviarías a
países muy lejanos.  Pero también dijiste que
si nos arrepentíamos y obedecíamos tus mandamientos
nos volverías a reunir. También dijiste que
tú nos traerías de vuelta al sitio que has elegido
para que te adoremos, aun cuando estuviéramos en los
lugares más lejanos. »Nosotros somos tus
servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de
Egipto con gran poder. Dios, escucha mi oración y las
oraciones de tus servidores que desean adorarte. Haz que el rey
me reciba bien y que yo tenga éxito». En ese tiempo
yo era copero del rey Artajerjes."(Nehemías 1:1-11.
Traducción en Lenguaje Actual)

Este judío sincero no fue ajeno a la realidad de
las circunstancias adversas por las que estaba atravesando su
pueblo, Israel; la nación a la que pertenecía; la
tierra de sus padres. Es así como dice el versículo
4 señala que Nehemías la Carga de Oración
vino sobre Nehemías: "Cuando oí esto, me
senté a llorar, y durante varios días estuve muy
triste y no comí nada
."

Lo más probable es que al igual que
él, usted y yo en muchas ocasiones hemos sentido que la
situación de una persona o algo en especial demanda que
oremos. Esas son las Cargas de Oración. Es esencial que
las aprendamos a identificar y respondamos a ellas, doblando
rodilla, lo que Dios espera de nosotros.

¿Cómo se manifiestan las Cargas de
Oración?

Una de las preguntas más frecuentes cuando dicto
conferencias sobre Oración es: "¿Cómo se
manifiestan las Cargas de Oración?".
Y es muy
importante ese cuestionamiento porque nos lleva a tomar las
decisiones apropiadas en el momento oportuno.

Hay varias formas ya que las Cargas de Oración
producen en cada uno de nosotros profundo deseo de orar por algo
o alguien y no descansamos hasta que lo hacemos, como
ocurrió con Nehemías. Eso demanda, por supuesto,
sensibilidad de nuestra parte.

Hay pasaje revelador del Evangelio que nos
muestra la sensibilidad del amado Salvador, al ver la necesidad
de millares de personas. Dice el texto que: "Y al ver la
gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús
sintió mucha compasión, porque vio que era gente
confundida, que no tenía quien la defendiera.
¡Parecían un rebaño de ovejas sin
pastor!"(Mateo 9:36. Traducción en Lenguaje
Actual)

La desorientación, desesperanza y
angustias de estas personas tocó las fibras más
sensibles del Señor Jesús y se vio motivado a
actuar. ¿Es eso lo que está llevándole a
obrar o tal vez orar?

Cuando hay una Carga de Oración en
nuestra vida, se produce una necesidad y sentido de urgencia para
clamar al Padre celestial y, además, siendo sensibles a
ese llamado, nos convertimos en instrumentos útiles en
manos de Dios.

Las Escrituras aluden claramente a tres
tipos de cargas que podemos experimentar:

a. Carga de culpabilidad por el pecado
cometido

b. Carga de preocupaciones

c. Carga que Dios pone en nuestro corazón
para orar por alguien o una situación en
particular

Las Cargas de Oración constituyen una experiencia
maravillosa, como relata el autor y conferencista internacional,
Charles Stanley: "A menudo, cuando Dios satisface nuestras
necesidades, tenemos la impresión de que fue resultado de
nuestras oraciones solamente. Pero nunca sabemos a quién
Dios le ha dado carga por nosotros. Cuando lleguemos al cielo y
veamos quiénes estuvieron orando por nosotros, y
cuándo oraron ellos, nos sorprenderemos y quizá,
sentiremos humillados. Nadie es autosuficiente. Todos necesitamos
de las oraciones de los demás." (Charles Stanley.
"Trátelo con oración". Editorial Vida. EE.UU. 1994.
Pgs. 57, 58)

Recuerde que las cargas de oración contribuyen a
transformar personas y circunstancias, de ahí que no es
prudente eludirlas.

¿Cómo funcionan las Cargas de
Oración?

Esta constituye otra pregunta muy importante. La
respuesta también es sencilla porque la dinámica de
las Cargas de Oración no resulta tan compleja como muchos
imaginan.

Dios ve la necesidad de una persona, digamos Carlos.
Él pone en el corazón de Luis que ore por la
necesidad de Carlos. Tal vez no sentirá paz hasta que haya
buscado el rostro del Señor a favor de la necesidad que
esa persona enfrenta.

¿Qué hace Dios? Nos convierte en
instrumentos útiles en Sus manos, al permitirnos ser
partícipes del proceso de transformar personas o
circunstancias. Y algo más: Recibimos bendición
cuando somos sensibles a la carga de oración.

¿Cómo pone Dios Cargas de
Oración en nuestro corazón?

Hoy ha sido una oportunidad maravillosa para despejar
muchos interrogantes que tal vez asaltan su corazón cuando
hablamos de un tema que poco se aborda en las iglesias como son
las Cargas de Oración.

Dios las coloca en nuestro corazón al menos en
tres circunstancias puntuales:

a. Cuando vemos alguien o algo que inquieta
nuestro corazón

b. Por sugerencia de alguien cercano

c. Cuando leemos un pasaje de las Escrituras que
toca nuestro corazón

En el caso específico de Nehemías, fueron
sus hermanos quienes le compartieron la difícil
situación por la que atravesaban los compatriotas, y
él inmediatamente tomó esa carga que le
llevó a orar durante varios días,
acompañando esa búsqueda del Señor con
ayuno.

¿Cuánto pueden durar esas Cargas de
Oración? Creo que una respuesta clara la ofrece el autor y
conferencista internacional, Charles Stanley cuando escribe:
"No todas las oraciones requieren días o siquiera
horas; algunas cargas pudieran ser porque Dios quiere que usted
haga en ese momento. Por ejemplo, Él pudiera poner en
usted la carga de llamar a un amigo o darle algo a quienes lo
necesitan. Ese tipo de cargas pudieran comprenderse de inmediato
sin un largo proceso de búsqueda del Señor. Pero
tenemos que estar dispuestos a pasar más tiempo con Dios
cuando sea necesario." (Charles Stanley. "Trátelo con
oración". Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pg.
60)

La carga puede ir en aumento, o puede pasar
rápidamente. Lo que sí se convierte en un
común denominador en todas las circunstancias es que la
carga sólo se quita cuando oramos. Es necesario perseverar
en esa disposición porque nuestro adversario espiritual,
satanás, procurará desestimar en nuestro
corazón el llamado de Dios o tal vez
desanimarnos.

La diferencia clara entre carga y
preocupación

Le invito finalmente para que consideremos la clara
diferencia que hay entre carga y
preocupación, porque podríamos
estar confundidos sobre este aspecto.

La carga de Oración viene de Dios y lleva a orar
por un motivo específico. No busca nuestra gloria
particular sino la de Aquél que nos llama a cumplir esa
misión.

La Preocupación, en cambio, tiene como origen no
confiar plenamente en Dios y procurar resolver los problemas en
nuestras fuerzas

Tenga presente que la existencia de una carga de
oración prueba que Dios ya está trabajando en el
asunto. Y dos elementos para concluir: Dios desea concedernos las
peticiones de nuestro corazón (Salmo 37:4), y desea que
dispongamos el corazón para recibir las cargas de
oración.

Tareas para avanzar en la Lección
14:

Por favor, lea cada una de las preguntas. Busque la cita
bíblica. Si considera complicado el interrogante, puede
releer la enseñanza de hoy. Sin duda encontrará
todas las respuestas…

1. ¿Qué nos enseña el relato
de Nehemías 1:1-11?

2. ¿Cuál fue la respuesta de
Nehemías ante las noticias que
recibió?¿Qué hizo?

3. ¿Podría definir en palabras
sencillas qué son las Cargas de Oración?

4. ¿Qué carga recibió el
Señor Jesús en su corazón y por qué
motivo (Mateo 9:36)?

5. ¿Podría describir qué
tipos de Cargas relaciona la Biblia?

6. ¿Cómo llegan las cargas de
oración a nuestro corazón?

7. ¿Qué nos enseña el Salmo
37:4 con respecto a la búsqueda de Dios?

© Fernando Alexis Jiménez

Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en
escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al
(0057)317-4913705

Conclusión: ¡Es tiempo de
orar!

Resulta curioso pero cuando conocí a Cristo como
el Señor de mi vida, tenía el firme convencimiento
de que el Evangelismo sería mi área fuerte. Por
años lo creí. De hecho dicté clases en el
Seminario Bíblico en la asignatura de Evangelismo y
Misiones, escribí abundante material y muchos de los
mensajes que compartí, tenían ese
enfoque.

Con el tiempo enfrenté la realidad del mundo de
las tinieblas, y me di a la tarea de profundizar en lo que
decían las Escrituras respecto a la Guerra Espiritual.
Igual: Impartí conferencias-de hecho aún lo hago–,
escribí abundante material, respondí infinidad de
cartas, pero conforme avanzaba, descubrí que muchos
cristianos no eran efectivos en el proceso de permanecer en
libertad espiritual. ¿La razón? Y ahí vino
el gran descubrimiento: Pasaban poco tiempo en
oración.

El material que tiene en sus manos y los otros que
encontrará a disposición en la Internet y en
formato impreso, son el fruto de la experiencia personal en el
proceso de aprender a orar, que -valga la redundancia-se aprende
pero de rodillas.

Acompañado por ese deseo de pasar tiempo en la
Presencia del Padre Dios, desarrollé una labor de
investigación bíblica. Esa es la razón por
la cual no hay afirmación que no esté respaldada
por lo que dicen las Escrituras.

Fue entonces cuando la Guerra Espiritual fue más
eficaz, y así pude comprobar que ocurría con los
creyentes que entraban en la batalla.

El autor y conferencista internacional, Charles Stanley,
escribió: "Los cristianos estamos en una lucha
espiritual. La única vez que Satanás se preocupa
por nosotros es cuando entramos en esa lucha. Ninguna cosa que
hagamos es una gran amenaza para él. Satanás sabe
que la verdadera lucha espiritual se libra de rodillas. La
oración es el arma que más teme, por lo tanto es
contra la oración que él lanza su mayor ataque. Es
de rodillas como se hace el mayor bien, y es de rodillas como
enfrentamos los mayores ataques."(Charles Stanley.
"Trátelo con oración". Editorial Vida. EE.UU. 1996.
Pg. 26)

Estoy seguro que usted también se identifica con
el reverendo Stanley: Si hay algo que inquieta el enemigo
espiritual es que oremos. El asunto es sencillo: él sabe
que cuando oramos, entramos en la dimensión de Dios, el
nivel donde hay poder espiritual para vencer cualquier
obstáculo.

Dios responde a nuestras oraciones, nos concede lo que
pedimos y hace posible lo imposible. Cito aquí nuevamente
al autor y conferencista, Charles Stanley: "…debemos
recordar que la respuesta de Dios siempre es lo mejor de lo mejor
para nosotros. Él que reclamemos un texto bíblico
no hará que Dios cambie de planes, porque Su Palabra no
puede contradecir su voluntad eterna. Si Él dice que no,
entonces la respuesta es no, y debemos aceptarla con
obediencia."(Charles Stanley. "Trátelo con
oración". Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pg.
12)

Estoy seguro que usted desea moverse en la
dimensión del poder. Todos los que profesamos la fe
cristiana lo ansiamos. La llave está en nuestras manos. Es
posible cruzar el umbral hacia ese nivel de intimidad con Dos que
deseamos: es la oración. A orar se aprende orando y hoy es
el día para comenzar esa maravillosa y enriquecedora
experiencia espiritual. Puedo asegurarle que no se
arrepentirá. Y su vida jamás volverá a ser
la misma.

Lo animamos a seguir aprendiendo con el material que
ponemos a su disposición en nuestro Blog
www.escueladeoracion.blogspot.com así como en
formato impreso. ¡No se arrepentirá!

Si tuviera alguna inquietud, no dude en escribirnos a
webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al
(0057)317-4913705

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Autor:

Fernando Alexis Jiménez

 

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