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El aspecto social del juicio a las juntas militares



  1. Objetivos
  2. Introducción
  3. Marco
    teórico
  4. Raúl Ricardo
    Alfonsín
  5. Carlos
    Saúl Menem
  6. Fernando de la Rúa
  7. Néstor Kirchner y Cristina F. de
    Kirchner
  8. Entrevista
  9. Conclusión
  10. Bibliografía

Objetivos

En el siguiente trabajo monográfico se
tomará como eje central de análisis la sociedad
argentina analizando cómo recibió y
reaccionó frente a cada circunstancia y decisión
tomada por las diferentes autoridades luego del fenómeno
dictatorial que tuvo lugar en 1976, con un gobierno de facto que
a través de sus hechos atrajo miles de consecuencias
penosas para nuestro país.

Esta investigación tiene como objetivo acreditar
que los juicios a las juntas militares tuvieron en la sociedad
una trascendencia e importancia distinta disminuyendo con el paso
del tiempo.

A partir de dichos hechos, que iremos detallando en cada
capítulo, surgen una serie de interrogantes que buscaremos
responder para desentrañar las consecuencias de un suceso
histórico que hoy sigue vigente. Algunas de las
incógnitas mencionadas, son:

¿Cuáles fueron las medidas tomadas para
brindar "tranquilidad" a la sociedad luego del fenómeno
dictatorial ocurrido en 1976?

¿Cómo recibió la sociedad los
resultados de las ideas de castigo en cada gobierno
democrático que sucedió al de facto?

¿Por qué se produjo un desencanto
político que provocó una desmovilización
social?

Nos detendremos también en cada gobierno
democrático que sucedió al período dominante
anteriormente nombrado, analizando en cada uno de ellos el punto
de vista de la sociedad desde el primer mandato (Alfonsín
– 1983) hasta el año que presenciamos (Cristina Kirchner
2009-hoy).

Introducción

Entre los años 60 y 70 se produjo el surgimiento
de numerosas asociaciones guerrilleras que actuaron tanto en el
interior del país como en ciudades, provocando atentados y
asesinatos de políticos y militares. Asimismo las fuerzas
armadas de varios países de América del Sur
derrocaron los gobiernos constitucionales e instalaron dictaduras
militares; esto sucedió en Brasil (1964), en Uruguay y
Chile (1973) y en nuestro propio país, año 1966 y
1976.

Estos regímenes instalados en América
Latina, tenían características comunes y las
políticas implementadas apuntaban al logro de objetivos
comunes. Pero si bien compartían ciertos rasgos, cada una
presentaba particularidades profundamente relacionadas con los
procesos históricos específicos de la historia
nacional de cada uno de los países en los que se
habían instalado.

El proyecto de la dictadura militar de la década
del 70 era la constitución de un sistema político
de participación restringida y la imposición de un
orden autoritario y conservador.

En Argentina a partir del 24 de marzo de 1976 las
fuerzas armadas instauraron una nueva dictadura
militar.

Desde la muerte de Perón, en 1974, los
empresarios y también cada vez más amplios de la
población se sentían amenazados por las acciones de
los grupos guerrilleros, las fracciones combativas del
sindicalismo y el clima de violencia generalizado provocados por
los enfrentamientos entre grupos de la derecha peronista y
agrupaciones de la tendencia revolucionaria peronista y de
izquierda en general.

En este contexto el golpe militar fue recibido por
muchos sectores de la sociedad argentina como una solución
eficaz para restablecer el orden.

"En la etapa que se abrió en 1976 no solo se
trató de recuperar la obediencia de aquellos que
desconocían la autoridad política o
económica de los gobernantes, se trató
además de eliminar cualquier oposición al proyecto
refundacional que tenían los funcionarios militares y
civiles del gobierno de facto, basados en tendencias
ideológicas, económicas y políticas. Para
llevar adelante esta eliminación de la oposición
llevaron adelante un plan que significaba eliminar
físicamente a todo aquel que tenía ideas
contrarias"
(http://alerod.blog.com.es/2012/07/23/que-es-una-efemeride-es-un-dia-especifico-de-cada-14188426/)

Este proceso provocó víctimas de diversos
tipos: decenas de miles de adultos y cientos de niños
desaparecidos, muchos muertos, torturados, exiliados.
También miles de argentinos fueron expulsados del Mercado
de trabajo urbano y rural sin recursos suficientes para
satisfacer las necesidades básicas de sus
familias.

Además de la represión, las
políticas de las dictaduras generaron condiciones
favorables para la especulación financiera, un gigantesco
endeudamiento externo y la comisión de delitos
económicos por parte de funcionarios públicos y
empresarios del sector privado.

La represión y el autoritarismo no solo se
limitaron a la esfera pública sino que tuvieron una
constante en la vida privada y en la cotidianeidad de los
argentinos.

Durante 1980 y 1982 los planes políticos del
gobierno militar empezaron a enfrentar dificultades que
provocaron un aumento de la tensión socio-política,
limitando su capacidad para imponer condiciones al resto de los
actores políticos y sociales.

Luego de varios recambios presidenciales, toma el poder
el Gral. Galtieri. En este contexto la invasión a las
Islas Malvinas fue la solución que encontró la
conducción miliar para congelar la creciente
oposición.

La derrota en la Guerra afectó la capacidad del
gobierno militar frente a la sociedad y agudizó los
conflictos intramilitares profundizándose la
liberación política como consecuencia de la
debilidad del gobierno.

El desprestigio político llevó a los jefes
militares a negociar con los partidos políticos una
transición ordenada que asegurara algunas garantías
a cambio de la entrega del gobierno a los civiles.

La cuestión central que preocupaba a las fuerzas
armadas era lo actuado durante la Guerra
anti-subversiva.

Los partidos políticos agrupados en la
multipartidaria ganaron protagonismo hacia mediados de 1982,
algunos de sus dirigentes eligieron como estrategia no presionar
a la dictadura.

En febrero de 1983 el Gral. Bignone, que había
sucedido al general Galtieri, se vio obligado por las
movilizaciones de una gran parte de la sociedad a establecer un
cronograma electoral y fijó el 30 de octubre de 1983 como
fecha para los comicios.

"Estas elecciones abrieron paso a una nueva etapa en la
vida democrática, entre rumores de
desestabilización, las amenazas de los sectores golpistas
y las disidencias en el frente militar.

El resultado de los comicios
confirmó la continuidad del sistema bipartidista
radical-justicialista que había regido la vida
política argentina desde la segunda mitad del sigo XX con
la presencia de dos fuerzas menores: el partido intransigente y
la unión del centro democrático."
(http://www.fcp.uncu.edu.ar/upload/Quiroga,_Hugo_la_reconstruccin_de_la_democracia_Argentina.pdf)

El radicalismo con la formula Raúl
Alfonsín – Víctor Martínez obtuvo el triunfo
con el 52% de los votos. El nuevo presidente asumió el 10
de diciembre de 1983 clausurando el régimen autoritario de
1976 y quebrando la hegemonía electoral de cuatro
décadas del peronismo.

La participación mayoritaria de la
ciudadanía junto a las decisiones del primer gobierno
democrático fueron factores determinantes del acontecer
político de la sociedad.

Los primeros pasos fueron:

  • 1. Juicio a las juntas militares

  • 2. La labor de la CONADEP

  • 3. El tratado de paz con Chile

  • 4. Un nuevo plan económico

  • 5. Congreso pedagógico
    nacional

Entre abril y diciembre de 1985 se desarrollaron en las
audiencias públicas del juicio a los comandantes de la
dictadura en los que finalmente el tribunal llegó a una
sentencia condenatoria.

Lejos de clausurar el tema de las violaciones de los
derechos humanos, la condena aplicada a los ex comandantes
reavivó la polémica.

En el año 1983 y a poco de asumir la presidencia,
el presidente electo Raúl Alfonsín promulgó
los decretos 157-58 mediante los cuales se juzgaría a las
organizaciones subversivas montoneros, ERP y a las juntas
militares por lo actuado en años anteriores. Esto fue
realizado en respuesta al clamor popular y asociaciones de los
derechos humanos.

Marco
teórico

En relación a lo sucedido durante el gobierno de
facto en la década del 70, un prestigioso escritor llamado
Jorge L. Borges, asintió:

"He asistido por primera y
última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre
que había sufrido unos cuatro años de
prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana
tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la
indignación de la carne humana interminablemente sometida
a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió
algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo
había entrado en la rutina de su infierno. Hablaba con
simplicidad, casi con indiferencia, de la picana
eléctrica, de la represión, de la logística,
de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos.
También la capucha. No había odio en su voz. Bajo
el suplicio, había delatado a sus camaradas, estos lo
acompañarían después y le dirían que
no se hiciera mala sangre porque al cabo de unas "sesiones"
cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante
nosotros, enumeraba con valentía y con precisión
los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada
día. Doscientas personas lo oíamos, pero
sentí que estaba en la cárcel. Lo más
terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no
pueden salir nunca. De este o del otro lado de los barrotes,
siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por
ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado
capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible
insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con
sus demonios, el mártir con el que ha encendido la pira.
La cárcel es, de hecho, infinita. De las muchas cosas que
oí esa tarde y que espero olvidar, referiré lo que
más me marco para librarme de ella. Ocurrió un 24
de diciembre, llevaron a todos los presos a una sala donde no
habían estado nunca. No sin algún asombro vieron
una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana,
cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los
manjares (repito las palabras del huésped), era la cena de
nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los
torturarían al día siguiente. Apareció el
señor de ese infierno y les deseó Feliz Navidad. No
era una burla, no era una manifestación de cinismo, no era
un remordimiento, era, como ya dije, una suerte de inocencia del
mal. ¿Qué pensar de todo esto? Yo, personalmente
descreo del libre albedrío. Descreo de castigos y de
premios. Descreo de castigos y de premios. Descreo del infierno y
del cielo. Almafuerte escribió: somos los anunciados, los
previstos, si hay un Dios, si hay un punto omnisapiente; y antes
de ser, en esa mente, los judas, los Pilatos y los
cristos."

(http://www.clarin.com/juicio-a-las-juntas/Borges-juicio-encontro-infierno_0_364763777.html)

Esta anécdota es solo una
ínfima muestra de las miles de atrocidades que se
cometieron en esta terrible etapa de nuestro
país.

Una sociedad dividida

La sociedad argentina puede fraccionarse en tres
sectores diferentes con respecto a la postura adoptada frente a
los juicios realizados a militares o civiles que produjeron actos
delictivos.

Dentro del primer grupo, encontramos a los que
están a favor del juicio y castigo a todo aquel que haya
cometido hechos de lesa humanidad, reconocer lo que pasó y
poseer la necesidad de juzgar a los culpables, y así
conseguir justicia. Por otro lado hay un grupo de militares,
autoridades del proceso, y gente común que por causas
personales, económicas o ideológicas rechazan que
se juzgue a los que actuaron en la represión. Y por
ultimo, el grupo que tomaremos como referencia para llevar a cabo
este trabajo, que es la masa de población que
seguía por la opinion pública y los medios de
difusion. Este grupo va cambiando de postura según el
gobierno de turno con el paso del tiempo o las condiciones
económicas.

Raúl Ricardo
Alfonsín

(1983 – 1989)

Como dije anteriormente, dicho presidente
sancionó los decretos 157 y 158 que proponían el
enjuiciamiento de dirigentes del ERP y Montoneros, además
de last res juntas militares. A tal efecto crea la CONADEP
(Comisión nacional de la desaparición de personas)
la cual era la encargada de recopilar pruebas y testimonies para
juzgar a los militares.

Al asumir su presidencia, Alfonsín
declaró:

"Iniciamos una etapa que sin duda
será difícil, porque tenemos todos la enorme
responsabilidad de asegurar hoy y para los tiempos la democracia
y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra
argentina"

El 4 de octubre de 1984 la cámara federal se hizo
cargo directamente del juicio, el cual se realizó entre el
22 de abril y el 14 de agosto de 1985. El proceso se dio de
manera oral y pública, pero este último aspecto fue
relativo ya que en la sala no podían entrar más de
100 personas y televisivamente se emitían 3 minutos
diarios y sin sonido.

Los fiscales fueron Julio César Strassera y Luis
Gabriel Moreno Ocampo.

Un pueblo con sed de justicia

El Dr. Alfonsín con las firmas de los decretos no
hizo más que interpretar cabalmente el imperativo de toda
una sociedad que a través de las organizaciones de los
derechos humanos, madres de plaza de Mayo, abuelas de plaza de
Mayo y gran parte del pueblo argentino reclamaban con una mezcla
de dolor, ira, impotencia y miedo la justicia para con todos los
argentinos víctimas del terrorismo de estado.

Por otro lado y a través del premio nobel de la
paz, Pérez Esquivel, la comunidad internacional,
especialmente europea se anotician de lo sucedido en nuestro
país y reclaman justicia.

Las leyes que cambiaron el
panorama

Entre los años 1987 y 1990, hacen su
aparición en la escena nacional grupos de activistas
militares que estaban en desacuerdo con la continuación de
los juicios a los responsables de los crímenes de lesa
humanidad. Se los llamó carapintadas. Realizaron amenazas
y tres alzamientos contra el gobierno de turno.

En la semana santa de 1987 ante el levantamiento de este
grupo militar, hubo una masiva participación del pueblo
que colmó la Plaza de Mayo y rodeo los cuarteles de campo
de Mayo. La consigna era "Alfonsín, te quedan dos
caminos: unite con el pueblo o con los asesinos".

Ante esta situación, Alfonsín se vio
obligado a pactar con los sublevados de manera de llegar a un
acuerdo. Regresó a plaza de Mayo y desde el balcón
dijo una frase que quedó para la historia:

"Argentinos, felices pascuas, la casa está en
orden y no hay sangre"

Ya que a raíz de la negociación en Campo
de Mayo, promulgó dos leyes: la ley del punto final y la
ley de obediencia de vida. Justificándolas como una
razón de estado.

La primera ley fue sancionada en 1986 y postulaba que se
fijaría un plazo de 60 días para recibir las
acusaciones contra militares. La segunda, se promulgó en
el 87 y consistía en que los militares acusados de bajo
rango podían escudar su responsabilidad en las
órdenes dadas por los oficiales de alto rango. Frente a
estas medidas inesperadas la masa de ciudadanos que se propuso
para el análisis, reaccionó de manera dispar, ya
que dentro de ella había mucha gente que estaba en contra
de las leyes porque las creían injustas e incoherentes. Ya
que los juicios habían comenzado y era necesario hacer
justicia y castigar a los responsables. Veían en estas
medidas un retroceso en el proceso que había
comenzado.

Una mayoría no aceptaba que el congreso dicte las
leyes anteriormente nombradas.

En el juicio a las juntas militares, el fiscal federal
Julio Strassera, asistido por Moreno Ocampo llevó adelante
la acusación contra los ex comandantes.

El tribunal, precedido por el Dr. Andrés D"
Alesso condenó por unanimidad a Videla y Massera a
prisión perpetua. A Viola le aplicó diecisiete
años de condena, ocho años a Lambruschini y tres
años y nueve meses a Agosti. Los demás miembros de
las juntas no fueron condenados por considerar que las pruebas
presentadas no eran suficientes.

Si bien el juicio se celebró y produjo una
sentencia condenatoria, el gobierno de Alfonsín se
había comprometido con el jefe de Estado mayor Gral.
Ríos Ereñu a que los miembros de las juntas
militares condenados serían perdonados. Esto puso de
manifiesto una inversión de las prioridades iniciales del
gobierno, pasando de la necesidad de resolver un problema
ético a la necesidad de mantener una relación
armónica con el acto militar.

Esta inversión se produjo por la presión
ejercida por los propios militares.

Ante esto, el ejecutivo empezó a desarrollar una
serie de acciones a fin de restringir los alcances del fallo. En
abril de 1986 (cuatro meses después de darse por
finalizado el juicio) empiezan a implementarse las estrategias
gubernamentales destinadas a recortar los alcances de los fallos
judiciales.

Trascienden en los medios de comunicación las
instrucciones que daba el ministro de defensa al fiscal general
del consejo supremo de las fuerzas armadas. Estas apuntaban a
reducir el número de acusados por las violaciones a los
derechos humanos desligando responsabilidades a quienes
recibieron órdenes y solo podían ser juzgados
cuando su conducta configurara un exceso en el cumplimiento de
las órdenes recibidas.

Cuando estas instrucciones trascendieron, encontraron
una fuerte oposición en el partido peronista, en sectores
del partido radical, y en los organismos de los derechos humanos.
Además, la cámara federal de Capital,
amenazó con su renuncia en bloque. En este contexto, el
ejecutivo, en vez de considerar como inimputables a los
responsables de violaciones a los derechos humanos, opta por
establecer un "punto final" a la cuestión, poniendo una
fecha tope hasta la cual podían ser requeridos los
presuntos violadores a prestar declaración
indagatoria.

La ley fue sancionada el 31 de diciembre de 1986, la
misma fue denunciada por los organismos de derechos humanos como
una amnistía encubierta. Pero esta ley tuvo un efecto
inesperado, las cámaras federales de Bahía Blanca,
Córdoba, Tucumán, Rosario, Mendoza, Comodoro
Rivadavia y La Plata suspendieron la feria judicial
avocándose a recibir la mayor cantidad de denuncias.
Así, el 23 de febrero de 1987 cuando vencía el
plazo que establecía a ley, habían quedado
procesados más de 300 oficiales de alta
graduación.

"El dictado de la ley de Punto Final
traspuso un umbral, por primera vez adquirió forma legal y
explícita la limitación a los alcances del
tratamiento judicial por violaciones a los derechos humanos, y
por primera vez desde 1983 el trámite de su sanción
no alcanzó a generar una oposición capaz de
obstruir su pasaje"

Carlos Saúl
Menem

(1989 – 1999)

El indulto

Entre el 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre de
1990, el presidente Carlos Menem sancionó una serie de
once decretos indultando a los civiles y militares responsables
de los delitos durante el proceso de reorganización
nacional, esto quiere decir que quedaban perdonados los juzgados
anteriormente en los juicios realizados por Alfonsín.
Estos indultos y las leyes de punto final y obediencia de vida,
sancionadas en el gobierno anterior, se conocen como las leyes de
la impunidad.

En el año 1999, Carlos Menem decidió
dedicarle un capítulo de su libro a los decretos
sancionados:

"De frente a una política de
confrontación permanente con los militares encarcelados,
convertí en opacos ciudadanos perdonados por un indulto a
militares que -en la cárcel- se sentirían
mártires por siempre (…) yo los indulté. Y,
en virtud de la pacificación, me place haber perdonado a
mis torturadores. Cumplía con el deber de "consolidar la
paz interior", no dude ni un minute en hacerlo. No
consulté la decisión. No cavile, no hice largas ni
breves deliberaciones con colaboradores o amigos. Pedí el
decreto y lo firmé"

Menem, Carlos Saúl – Universos de
mi tiempo, pág 99 y 100

Frente a esta decisión tomada sin piedad y sin
consenso por parte del presidente, un sector de la
población argentina se encontraba en una situación
desesperante e impotente. Los militares responsables de los
crímenes de lesa humanidad, cometidos durante la
dictadura, quedarían nuevamente libres luego de haber
permanecido poco tiempo en la cárcel.

La sociedad se veía invadida por un sentimiento
de injusticia y rancor, se estaría tirando para
atrás lo que se había conseguido con tanto
esfuerzo, el castigo a los responsables de tanto sufrimiento. Se
debe aclarar que si bien la mayor parte de la sociedad se
manifestó en contra del indulto, la movilización
fue muy escaza, y el tema se disolvió meses
después. La memoria permaneció active solo en
algunos espacios de la sociedad: los organismos de derechos
humanos, que siguieron reclamando por verdad y justicia, los
juicios por la identidad de los hijos de desaparecidos, o en los
ciudadanos que al encontrarse con los represores los
insultaban.

La situación empeoró cuando un grupo de
los militares liberados comenzaron a hacer públicas sus
declaraciones de lo sucedido, contando todas las intimidades de
las torturas, secuestros, persecuciones y las metodologías
utilizadas. Esto generó una conmoción en toda la
sociedad por las agallas que poseían estos hombres al
confesar lo que habían hecho sin piedad.

Esto se puede ver en la siguiente cita extraída
de un artículo periodístico del diario
Página 12 el día lunes 2 de mayo de 2011, escrito
por Horacio Verbitsky:

"En marzo de 1995, un oficial de la armada, el
capitán Adolfo Scilingo confesó que había
arrojado 30 personas vivas al mar desde aviones navales. Historia
que narré en el libro "El Vuelo". Esto provocó una
conmoción sin precedentes, no porque se ignorara que las
fuerzas armadas habían empleado ese método, que
según Scilingo la jerarquía eclesiástica
aprobó como una forma Cristiana de muerte, sino porque
esta vez no era un sobreviviente quien lo contaba sino uno de los
perpetradores"

Una relección
insólita

Sorpresivamente, en el año 1995, Carlos
Saúl Menem fue relecto por el 49,94% de los votos. Esto
quiere decir que la decisión tomada de indultar a los
responsables de la dictadura, perdonarlos y dejarlos libres, no
influyó en el pensamiento de la gente en cuanto volver a
elegirlo en las elecciones. Esta decisión, muestra de una
manera clara, como los juicios a las juntas y lo sucedido durante
el proceso de reorganización nacional, fueron quedando de
lado, dejando lugar a otros problemas o situaciones más
importantes de la época, como fue el aspecto
económico de dicho gobierno.

De esta manera, la sociedad argentina, menos los grupos
defensores de los derechos humanos y familiares de personas
desaparecidas que continuaron su lucha, fue dejando en su memoria
lo sucedido para volver a comenzar de nuevo, no olvidando lo que
pasó sino construyendo un nuevo país a partir de la
memoria.

La relección del presidente, ofrece
también una posibilidad de pensar que los argentinos votan
según factores económicos y políticos, ya
que durante la primera presidencia de Menem se consiguió
vivir una economía irreal por la cual se podía
viajar gracias a la ley de convertibilidad, comprar insumos
importados viviendo una irrealidad que con los años
costó muy cara a la economía del país. De
esta manera, la falsa burbuja económica restó el
apoyo a los juicios y hubo una aceptación a los
indultos.

Dijo el fiscal Julio César Strassera:

"Estoy en contra de los indultos, se
indulta a los arrepentidos y ninguno de los condenados muestra
arrepentimiento de los delitos cometidos. Por el contrario,
están orgullosos de lo que hicieron"

Fernando de la
Rúa

(1999 – 2001)

Un corto período que dejó
mucho que desear

El accionar de Fernando de la Rúa con respecto al
juicio a las juntas militares fue ínfimo, ya que su
período en el poder fue un corto lapso de tiempo en el
cual no pudo realizar mucho.

No obstante, dicho mandatario intentó
obstaculizar el avance de estos procesos e incluso
pretendió asignar a las Fuerzas Armadas misiones en
asuntos de seguridad interior, que las leyes básicas
sancionadas por acuerdos multipartidarios en las décadas
de 1980 y 1990 prohíben. En los últimos meses de
ese mandato (que por la renuncia presidencial fue completado por
el senador Eduardo Duhalde, quien estuvo en forma interina a
cargo del Poder Ejecutivo) recrudecieron los intentos por
frustrar la labor de la justicia.

Participaron en ellos el jefe del Ejército,
Ricardo Brinzoni, acusado por su participación en la
masacre de Margarita Belén, el presidente de la Corte,
Julio Nazareno, y el propio senador Duhalde. El obispo castrense
de entonces, Antonio Baseotto, se presentó ante la Corte y
en persona pidió que anulara los procedimientos y
ratificara la validez de las leyes de impunidad. Esta
operación canje incluía el desistimiento de
cualquier juicio político contra los ministros de la Corte
Suprema. Se sumó a esas maniobras quien se consideraba
sería el ministro de justicia de Néstor Kirchner,
Rafael Bielsa, autor de un trabajo titulado "Esa guerra
terminó", publicado en el diario La Nación en
agosto de 2001, en el que instaba a "cicatrizar las heridas",
desdeñaba con ironías sobre países africanos
la jurisdicción universal, y concluía que "el
tiempo pasa y que ya nada puede ser igual".

Néstor
Kirchner y Cristina F. de Kirchner

(2003 – 2012)

Inconstitucionalidad de los
indultos

En el año 2003 durante la presidencia de
Néstor Kirchner, el Congreso de la Nación declaro
la nulidad de las leyes de punto final y obediencia de vida,
postulando que eran inconstitucionales. De esta manera se
reabrieron los casos cerrados previamente. El 15 de junio de 2006
se considero que los indultos concedidos por el Pte. Carlos Menem
eran inconstitucionales también, volviendo a rever los
casos para que las condenas anuladas sean cumplidas.

Los juicios actuales

Desde que se tomó la decisión de tomar
como inconstitucional dichas leyes e indultos, los juicios
comenzaron a efectivizarse por causas distintas a las que
habían sido juzgadas en los años 80. De esta manera
se volvió a juzgar a los responsables de los
crímenes ocurridos durante la dictadura para poder dar el
castigo correspondiente. El contexto en que se dieron y se
continúan dando estos juicios es muy diferente al de la
época de Alfonsín, principalmente porque ha pasado
mucho tiempo desde el proceso de reorganización nacional.
Actualmente tienen lugar en diferentes puntos del país,
como lo es Tucumán, La Plata y Córdoba. La
trascendencia que poseen y lo que generan estos juicios en la
actualidad no se puede comparar con la dimensión que
tenían en sus inicios allá por el año
1985.

Como hay numerosos temas, problemas, y cuestiones
más importantes o preocupantes hoy en día, gran
parte de la sociedad argentina desconoce o no se informa acerca
de los juicios actuales, a quienes se le hacen y con qué
pena se los condena. De esta manera se ve que la importancia que
se les dio a los juicios en su momento, ha disminuido en forma
ostensible, sea por la escaza difusión o por el tiempo que
pasó.

Un pueblo distraído

La sociedad argentina, el poder político, la
economía, los medios de comunicación, cambiaron de
manera radical en estos años y junto con todo esto
cambió la relevancia e importancia de los juicios a los
militares. Tal vez no sea el olvido por parte del pueblo, o que
le reste importancia, pero prevalecen cuestiones mas urgentes e
importantes. En los últimos seis años, la
disminución en la opinión publica sobre estos
acontecimientos fue creciendo.

Pese a todo, los grupos defensores de los derechos
humanos, madres y abuelas de Plaza de Mayo continúan con
su postura apoyando cada juicio para por fin conseguir justicia y
castigo a los responsables.

Declaración ex dictador Videla
(2011)

Las siguientes citas son afirmaciones hechas por Jorge
Rafael Videla, quien se declaró culpable de haber matado a
unas "siete mil u ocho mil personas" en su primera dictadura en
las sentencias llevadas a cabo entre octubre de 2011 y marzo de
este año.

El opresor no mostró arrepentimiento alguno de
los hechos llevados a cabo, lo consideraba, de alguna manera u
otra, algo "necesario para la sociedad". Los alegatos tomados a
continuación fueron publicados en un libro llamado
Disposición final del autor Ceferino Reato, el cual
hace una síntesis de lo que sucedió
basándose en testimonios de jefes militares, guerrilleros
y políticos que permiten reconstruir el contexto
histórico.

Las declaraciones de Videla fueron las
siguientes:

"No había otra
solución; (en la cúpula militar) estábamos
de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra
contra la subversión y necesitábamos que no fuera
evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había
que eliminar a un conjunto grande de personas que no
podían ser llevadas a la justicia ni tampoco
fusiladas"

Con respecto a la cantidad de
desaparecidos, alegó:

"Pongamos que eran siete mil u ocho
mil las personas que debían morir para ganar la guerra
contra la subversión"

"No hay listas con el destino final
de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero
desprolijas. Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad
anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una
visión populista, demagógica; con relación a
la economía, ir a una economía de mercado, liberal.
Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al
capitalismo prebendarlo"

"Dios sabe lo que hace, por
qué lo hace y para qué lo hace. Yo acepto la
voluntad de Dios. Creo que Dios nunca me soltó la
mano"

Entrevista

La siguiente entrevista fue realizada a Guillermo
Cetkovich Bakmas, quien vivió todos los sucesos
recientemente investigados.

– ¿Cuántos años tenías
cuando el gobierno de facto irrumpió con la democracia en
nuestro país?

– Tenía 22 años, estudiaba medicina en la
UBA y recuerdo que ese día no cursé.

– ¿Te acordas de como empezó el golpe
de estado?

– Sí, no fue inesperado, todo el mundo
sabía que se acercaba un golpe de estado y la
mañana del 24 de marzo de escuché el primer
comunicado en la radio en el que nos decían que ahora
estábamos bajo el dominio de las Fuerzas
Armadas.

– ¿Cómo se tomó el país
dicho comunicado? ¿Se alborotó la
sociedad?

– No, para nada… se tomó con mucha
tranquilidad y, aunque no lo creas, con una sensación de
alivio. El país en ese entonces era un caos en todos los
aspectos, social, económico y político; mucha gente
no quería saber nada con Ma. Estela Martínez de
Perón. Además, las muertes asolaban el
país.

– Y entonces, ¿cuándo fue que la
situación comenzó a ponerse brusca?

– Ya había un estado de violencia y
muertes… pero ante la toma del poder, las FFAA tuvieron
carta blanca en el asunto para hacer, a lo criollo, lo que se les
dé la gana.

– ¿Conoces a alguien que haya sufrido en carne
propia las torturas de los militares?

– No torturas, pero si… a mi hermano Gabriel, que
militaba en el peronismo, lo exiliaron. También conozco un
caso de una señora amiga de mi mamá… su
marido trabajaba en la marina y ellos adoptaron un bebe que
resultó ser hijo de desaparecidos, lo encontraron las
abuelas de Plaza de Mayo cuando él tenía 20. Hoy
sigue viviendo con sus padres "adoptivos"… tiene
más de 30 años.

– ¿Crees que se le dio la importancia
necesaria a la solución y a la justicia que necesitaba
este caso?

– No, claro que no. A la gente no le importó
nada, llegó la democracia con el gobierno de
Alfonsín y eso fue lo que duró la necesidad de
justicia. Luego, fue un pequeño sector de la sociedad el
que se ocupó de seguir buscándola. El resto se
preocupaba más por la economía… sobre todo
cuando Menem ganó las elecciones. Generalmente acá
se elige según lo económico, hoy día ya
nadie se preocupa por el juicio a las juntas. El proceso siempre
fue muy lento y desalentador.

– ¿Cómo viviste vos la
dictadura?

– En un principio, con tranquilidad. Después me
di cuenta de que las cosas no eran lo que
esperábamos… yo en ese entonces todavía
formaba mi ideología política, fue un cambio muy
fuerte. Creo que la viví al igual que todos, con miedo y
tristeza. Ver cómo tu país se cae a pedazos, como
gente es torturada y asesinada, como te privan de tu
libertad… fueron hechos muy dolorosos para todo el
país. Definitivamente son cosas que no deberían
repetirse, "nunca más".

– ¿Pensas que algo así puede volver a
suceder?

– Sí, creo que la sociedad no aprendió
nada de lo que pasó. La educación con respecto a
este tema debería ser una de las cosas más
importantes para los chicos y en algunos colegios ni siquiera se
le da importancia… lo estudian de memoria, al pasar. Es
muy necesario aprender del pasado para no volver a cometer los
mismos errores en el futuro, y si las nuevas generaciones no se
informan como debería ser… tranquilamente
podría repetirse.

Conclusión

Se puede decir que la sociedad argentina ha
pasado por diferentes situaciones durante los últimos 30
años los cuales comenzaron con el fin de la dictadura y
continúan con los juicios a los militares en la
actualidad. Pero en el medio de todo ese tiempo hubo diferentes
circunstancias, hechos, decisiones y contextos que hicieron que
el pueblo reaccione de diferente manera frente a cada juicio en
las diferentes presidencias.

Actualmente la importancia y relevancia que
se les da a los juicios de la verdad es casi nula a
comparación de cómo se tomaban los primeros juicios
iniciados por Alfonsín. Sin embargo, lo que pasó
durante el proceso de reorganización nacional nunca se va
a olvidar y por más que haya temas y preocupaciones
más importantes o relevantes para la vida cotidiana de los
argentinos en estos días, lo sucedido provocó sin
duda un quiebre en la historia del país y de cada
ciudadano.

Aunque no todos los argentinos tengan
presente en el día a día lo que sucedió
durante el Proceso de Reorganización Nacional, en el
inconsciente colectivo del pueblo quedó la marca que
dejó esta época en la sociedad.

Bibliografía

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[En línea] Available at:
www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/nuncamas.html

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Suriano, J., 2005. Nueva historia
argentina.
Buenos Aires: Aique.

Verbitsky, H., 2011. Entre olvido y
memoria. Página 12, 2 Mayo.

 

 

Autor:

Guillermina Cetkovich
Bakmas

Profesora: Marcela Gallardo, Alicia
Pesqueira

15/10/2012

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