Monografias.com > Etica
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los componentes ético-políticos en la ideología de la Revolución Cubana (Pte 2)



Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Inicio
    de las luchas por la independencia
  4. La
    tregua fecunda
  5. José Martí como gestor de la
    Guerra Necesaria
  6. Referencias
    bibliográficas

Monografias.com.

"La política científica no está
en aplicar a un pueblo, siquiera sea con buena voluntad,
instituciones nacidas de otros antecedentes y naturaleza, y
desacreditadas por ineficaces donde parecían más
salvadoras; sino en dirigir hacia lo posible el país con
sus elementos reales".

José Martí

"De España jamás esperé nada,
siempre nos ha despreciado y sería indigno que se pensase
en otra cosa. La libertad se conquista al filo del machete, no se
pide; mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de
ejercitarlos. Tampoco espero nada de los (norte)
americanos".

Antonio Maceo (1896)

"Debéis ser atinados en la elección de
los ministros, administradores de los intereses del país,
que no alfombren sus casas ni sean arrastrados por carrozas antes
que las espigas maduren con abundancia en los campos de la Patria
que habéis regado con vuestra sangre para hacerla
libre".

Máximo Gómez. Proclama de Yaguajay
(1899)

Resumen

En esta segunda parte de su trabajo, el autor aborda, en
la propia etapa colonial, los períodos que abarcan, en la
segunda mitad del siglo XIX, las luchas independentistas del
pueblo cubano, haciendo solo referencia a lo factológico,
en la misma medida que sirva de contexto esclarecedor a la
producción espiritual que lo caracteriza y que revela y
aporta al proceso de formación de los componentes
ético-políticos de la ideología de la
Revolución Cubana así como sus fortalezas y
debilidades.

Palabras claves: ideología, ideología de
la Revolución cubana.

Introducción

Adentrarse en el complejo pero siempre fascinante mundo
de las ideas, particularmente en aquellas elaboradas por
personalidades significativas en la historia de nuestra patria,
nos revela, cual enciclopedia viva, el contexto en que estas se
generan, los rasgos culturales imperantes en una época
dada y en última instancia a los elementos aportadores a
la ideología ético-político que a ella le
corresponden.

El carácter abierto a la universalidad del
conocimiento, a la vez que la sabia práctica del electismo
escudriñador que históricamente le es propio,
permiten valorar al pensamiento progresista cubano, en desarrollo
permanente, la mejor escuela para las nuevas generaciones,
incluso respetando las peculiaridades que el decursar
socio-histórico impone.

La importancia del relevo generacional en el presente
conflictivo que discurre en nuestra patria, en enfrentamiento
antinómico, entre logros y yerros, creatividad y
dogmatismo, debe valorarse no meramente a partir de la edad de
los nuevos protagonistas, sino particularmente en la
autoctonía ideológica de la juventud que la
.representa, liberada de formas nocivas de pensar, concebir,
interpretar, aplicar y especialmente actuar, ya caducas e
inoperantes en las nuevas realidades. Lo que implica rebasar los
esquemas empleados en su formación, conservar los
positivos y crear los que deben primar en el futuro inmediato o
mediato. Ello implica la perentoriedad de enseñarles a
pensar con cabeza propia, así como la capacidad de
adaptarse a las nuevas realidades con creatividad y no
ceñirse al calco de métodos y estilos de trabajo,
hartamente probados por su inoperancia.

La juventud, llamada a ser la fuerza dirigente en
nuestra sociedad, única forma posible de salvaguardar una
tradición revolucionaria que abarca varias centurias, debe
desterrar de una vez y para siempre la aberrante tendencia en los
representantes del poder constituido a marcar una notable
distancia entre el discurso y la actuación, la pervivencia
de la doble moral y la vacua retórica, solo creadoras de
zombies mentales. Concienticen el justo derecho a su personal
espacio para desplegar el ejercicio soberano de las ideas, de tan
urgente aplicación en las nuevas circunstancias, que le
permitan el ser capaz de aprehender y aprender, en el
extraordinario legado axiológico del precedente
pensamiento progresista cubano, que abonado con la generosa
sangre de sus mejores hijos, reclama la necesaria ejemplaridad
que exige el oficio de servidor público, como autoridad
representativa investida de poder, dado para servir e
históricamente plagado de carencias; solo factible de
construir, y por ende de objetivarse, en el hacer
virtuoso.

Es perentorio rescatar el ideario de nuestros
próceres y mártires de las formales
efemérides, celebraciones onomásticas, fríos
mármoles y retóricos discursos, en aras de lograr
su permanencia en lo conductual para la fructífera
construcción de una ideología, en permanente
enriquecimiento, siempre en tránsito a lo
trascendente.

Ese afán de servicio, patriotismo y solidaridad,
presente en tal legado ideológico, nunca negado a su
fecunda apertura al universo de las ideas, nos permite rememorar
lo expresado con enjundia visionaria, por uno de nuestros Padres
Fundadores, José Agustín Caballero, que
consustancial a su época y coyuntura histórica,
resulta aplicable con racional mesura, a nuestro presente,
siempre amoldada a sus peculiaridades, intereses y necesidades,
cuando expresa como…"…"ni es razón, ni es
posible, que a la distancia en que está el Nuevo Mundo del
antiguo, pueda Gobierno ninguno, situado en Europa, gobernar a
los pueblos con conocimiento de sus necesidades locales y con
arreglo a ellas. […] Pronto reconocerán las Cortes
generales en esta interesante discusión que, remotas y
separadas, situadas en opuestos climas del Globo y gobernadas por
diferentes usos y costumbres, fundados en su diversa localidad,
población, industria y recursos naturales, debe
respetarse, en estas remotas Provincias, el privilegio inherente
que las asiste en primer lugar: para prestar el sello de
su consentimiento y sumisión a las leyes universales que
han de ligar todos los miembros con la cabeza; y en segundo
lugar
: para consultar sus propias leyes provinciales y
reglamentos domésticos, que sólo ellas pueden
conocer y dictar para su propia conservación y
conveniencia, siempre a reserva de la ulterior sanción del
Monarca, o sea Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo de la
Nación". (1)

En la urdimbre de la producción espiritual en que
decursa la medianía del siglo XIX cubano, matriz de
nuestra ideología, siempre inconclusa, en su permanente
empeño de reflejar una realidad en infinito cambio y
transformación, conviven, en sus peculiares y cambiantes
fisonomías, las aspiraciones reformistas, anexionistas y
autonomistas, hasta converger en el independentismo, con su
invalorable contenido ético político. A este
proceso le es relativamente afín la cosmovisión
sociológica que Don Fernando Ortiz aplicara al nacimiento
de la cubanidad cuando expresa como…"… hay
cubanos que no quieren ser cubanos y hasta se avergüenzan y
reniegan de serlo. En ellos la cubanidad carece de plenitud,
está castrada […]. No basta para la cubanidad tener
en Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte; aún
falta tener la conciencia. La cubanidad no consiste meramente en
ser cubano por cualquiera de las contingencias ambientales que
han rodeado la personalidad individual y le han forjado sus
condiciones; son precisas también la conciencia de ser
cubano y la voluntad de quererlo ser […]. La cubanidad
para el individuo no está en la sangre, ni en el papel ni
en la habitación. La cubanidad es principalmente la
peculiar calidad de una cultura, la de Cuba. Dicho en
términos corrientes, la cubanidad es condición del
alma, es complejo de sentimientos, ideas y actitudes

[…]. Pienso que para nosotros los cubanos nos
habría de convenir la distinción de
la cubanidad, condición genérica de
cubano, y la cubanía, cubanidad plena,
sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad
con las tres virtudes, dichas teologales, de fe, esperanza y amor
[…]. Acaso se piense que la cubanidad haya que buscarla en
esa salsa de nueva y sintética suculencia formada por la
fusión de los linajes humanos desleídos en Cuba;
pero no, la cubanidad no está solamente en el resultado
sino también en el mismo proceso complejo de su
formación, desintegrativo e integrativo, en los elementos
sustanciales entrados en su acción, en el ambiente en que
se opera y en las vicisitudes de su transcurso.
Lo
característico de Cuba es que, siendo ajiaco, su pueblo no
es un guiso hecho, sino una constante cocedura. Desde
que amanece su historia hasta las horas que van corriendo,
siempre en la olla de Cuba es un renovado entrar de
raíces, frutos y carnes exógenas, un incesante
borbor de heterogéneas sustancias. De ahí que su
composición cambie y la cubanidad tenga sabor y
consistencia distintos según sea catado en lo profundo o
en la panza de la olla o en su boca, donde las viandas aun
están crudas y burbujea el caldo claro".
(2)

Traspolando tal visión conceptualizadora a la
formación de nuestra ideología, afloran muchos
rasgos comunes en la etapa procesal de su mutua formación,
por ser ambas, en última instancia, fenómenos de
marcada complementariedad. En este caso su raigambre cultural,
como factor definitorio y la multiplicidad de aportes a su
conformación; que confluye a un común resultado
identitario y de decursar ambas en una constante
cocedura.

Las tendencias del ideario político, portadoras
de su peculiar eticidad, presentes en el relativamente largo
camino del transitar formativo del pensamiento cubano, se revelan
en diferentes contextos, tanto en lo espacial como temporal, en
posteriores construcciones sociales, históricas,
económicas y culturales, así como en las diversas
formas de expresarse, aunque alternando en sus primacías.
Indagar las razones de tal comportamiento obliga a una
reflexión de índole multifactorial. Solo en el
estudio de los correspondientes hechos históricos, como
contexto propicio que se revela en el ideario individual de sus
personalidades más significativas, con sus aportes, logros
y manquedades, resulta posible la comprensión de las
fuentes nutricias de nuestra ideología. Y para ello es
indispensable la oposición a las creencias, ya
secularmente tradicionales, que permea a las capas dirigentes, en
las diferentes épocas históricas, el de sentirse
monopolizadoras de la verdad y de la actuación
inteligente, el negar al pueblo, aún en sus representantes
más modestos y menos ilustrados, el derecho inalienable de
ejercer, con plena libertad, el oficio de
pensar.

Inicio de las luchas
por la independencia

Coincidentemente con la corriente de pensamiento
conocido como Reformismo Ilustrado, en el decursar de la primera
mitad del siglo XIX cubano, se manifiestan los primeros
movimientos independentistas, tempranamente fracasados, dado que
no estaban dadas aún, como vaticinara Félix Varela,
las condiciones objetivas y subjetivas que favorecieran su
desarrollo exitoso, tal como se valora en la primera parte de
este trabajo (Ver bibliografía).

No obstante los mismos nos revelan la existencia ya en
embrión, de un pensamiento independentista, que, en su
gradual maduración, propiciará la
concientización en los sectores más
revolucionarios, que les permita percibir en la lucha armada, la
única vía posible para la consecución de la
real soberanía de la patria.

1,1.- Primeros movimientos
independentistas.

Solo a partir de lo que el hombre piensa, se
conocerá mejor el mundo en que transita su vida y por ende
su propia existencia real. La historia de nuestra sociedad
decursa por caminos pletóricos de detalles y hechos
irrepetibles, pero en cierta forma conducente a regularidades,
que en ciertos límites, permiten descubrir leyes que se
abren al conocimiento humano y predecir comportamientos, que en
su obrar y pensar, hacen posible el trueque de oníricos
sueños en presentes realidades.

Ese sueño inextinguible de amor a la libertad, en
un pueblo de caràcter levantisco y rebelde como el
nuestro, lo impele a buscar, por caminos disímiles, la
concientizada verdad, en no escasas ocasiones, obstruida por
intolerancias, voluntarismo o meramente nublada por la irracional
satisfacción de disgregadores intereses individuales o de
clase.

El independentismo como la corriente política
más avanzada en el pensamiento cubano, en el contexto del
siglo XIX, es el resultado de un proceso de maduración del
sentido de pertenencia a una nación, con profundas
raíces en el ideario precedente de destacadas
personalidades, que propiciaron con sus ejemplares modelos de
conducta, en las diversas esferas del actuar, del ser y el
conocer, un paradigma signado por la capacidad y la
virtud.

Sus antecedentes hay que avizorarlos en múltiples
hechos, que denotan el nacimiento del criollo, con intereses
contrapuestos al peninsular, con disímil pertenencia
ideológica a diversas clases, etnias y estamentos
sociales, pero que por primera vez se reconocen como cubanos. Los
primeros síntomas de ese despertar, aún indefinido
y vago, apenas disfrazado de reclamos económicos, lo
constituye la conocida como sublevación de los vegueros,
en la región occidental, particularmente en la periferia
de La Habana, en las primeras dos décadas del siglo XVIII.
(3)

Ya adentrado el siglo XIX tienen lugar los primeros
movimientos, que inspirados en programas con aún difusos
objetivos libertarios, encuentran inspiración, en ese
primer momento, en la Revolución Haitiana y que tienen en
su mayoría, como protagonistas, a negros y mulatos
libertos.

Una de las primeras conspiraciones fraguadas
en Cuba, es liderada por los habaneros Román de
la Luz Sánchez Silveira, Luis Francisco Bassave
Cárdenas y Manuel Ramírez, miembros todos
de la logia masónica El Templo de las Virtudes
Teologales la que es prontamente descubierta y abortada
en 1810. Está vinculada a la misma el abogado
bayamés Joaquín de Infante simpatizante del ideario
de Simón Bolívar con quien mantuvo contacto durante
la estancia de este en Jamaica en su periplo libertario.
Posteriormente durante su exilio en Venezuela, Infante redacta
una singular constitución, ilustrativa de las ideas de la
época, que proclama en su parte introductoria el derecho
inalienable de Cuba a la independencia, sostenido en dos
supuestos: la interrupción de los vínculos
coloniales al asumir el trono español una dinastía
extranjera y el derecho de la Isla, como de toda América,
al gobierno propio. La misma establecía cuatro poderes del
Estado: legislativo, ejecutivo, judicial y militar. Sólo
los blancos nativos de América o vecinos de la isla,
mayores de 30 años, podían ser electos diputados y
para los demás poderes, mientras que a los electores se
sumaban también los no americanos de todas clases,
establecidos o naturalizados, para quienes se limitaba el acceso
solo a la diputación. Bajo el orden militar quedaban
obligadas todas las razas y clases sociales, excepto los
esclavos. Aceptaba la libertad religiosa, aunque reconocía
a la católica como la dominante, y establecía la
desamortización de los bienes eclesiásticos. Por
otra parte se aceptaba la permanencia de la esclavitud, mientras
la precisase la producción agrícola.
(4).

A fines de 1811 y principios de 1812 se origina la
llamada Conspiración de Aponte, igualmente fracasada por
diversas circunstancias, con objetivos abolicionistas e
independentistas con ramificaciones en  la capital,
  Puerto Príncipe,
Remedios, Bayamo y Holguín. De todas las
conspiraciones realizadas hasta ese momento, en esta estaban
implicadas el mayor número de personas, abarcaba la mayor
parte del territorio nacional y son ajusticiados la mayor
proporción de participantes.

Es de destacar la llamada Conspiración de Soles y
Rayos de Bolívar, liderada por José Francisco
Lemus y financiada por independentistas latinoamericanos,
con el objetivo de separar a
Cuba de España, con el apoyo de tropas
bolivarianas. Durante la segunda mitad de 1822 y los primeros
meses de 1823, el movimiento se extendió desde La
Habana a Matanzas, las
Villas y Camagüey, vinculándose con otras
logias y organizaciones secretas, como los Caballeros Racionales
de Matanzas y la Cadena Triangular de Puerto Príncipe. Su
plataforma política logró atraer a sus filas a
numerosos criollos ilustres, como Miguel Teurbe
Tolón; José María Heredia; el abogado
Martín de Nueces; José M. Oro, propietario de
la imprenta Filantrópica o Tormentaria; Mariano
Seguí y otros, entre los cuales figuraban jueces,
sacerdotes, oficiales de la milicia y pequeños
propietarios. (6)

Asimismo la denominada Conspiración de la gran
legión del Águila Negra, inspirada en fines
independentista es fomentada por México, bajo la forma de
logias masónicas, orientadas a culminar la
liberación de América y preservar la independencia
de las jóvenes repúblicas. (7)

Son conocidos, o al menos deben serlo, los criterios de
Félix Varela respecto a las posibles invasiones al
país promovidas desde Colombia y México y sus
perjuicios más que beneficios que estas acarrearían
al país y a su pueblo.. Los descabellados planes fraguados
por España, con la ayuda de la Santa Alianza, con el
objetivo de recuperar sus antiguas colonias, crea la alarma en
dos polos geopolíticos, por objetivos bien distintos: En
los países recién liberados, temerosos de que la
entonces colonia de Cuba sea usada como cabeza de puente en el
empeño; para los Estados Unidos guiados por su permanente
objetivo de consumar la anexión de la isla antillana y que
prefieren a esta en manos de una España
débil.

Para Varela…"… aun los más
obstinados en la adhesión a España, creo que si no
han perdido el sentido común, confesarán que una
gran parte de la población de la Isla (para mí es
casi toda) está por su independencia, y otra solo
está por su interés particular y se agregará
a los que puedan garantizarlo; que es más que probable la
invasión de la Isla, y que con tales elementos es casi
evidente su toma. ¿Y cuál será en este caso
probabilisimo, cual será, digo, su desgraciada suerte?
¿Se habrá economizado la sangre?
¿Sentirá mucho verterla un ejército
extranjero (porque a mi nadie me alucina con parentescos de
pueblos) pisando un país donde sólo encuentra
objetos de venganza? ¿Quedarán en aquellos campos
los frutos que forman su riqueza? ¿Qué propiedad o
qué vida estará garantizada? ¡Ah! Es preciso
confesar que hay apatías más crueles que las mismas
furias. Una revolución inevitable, prevista y no
preparada, es a la vez la ruina y la ignominia de un pueblo
[…], Si por desgracia, se diere lugar a la invasión
de tropas colombianas o mexicanas, es menester unirse a ellas; no
tomar la defensa de un gobierno que sólo pide sacrificios
inútiles; cambiar el orden de cosas, y despedir
prontamente los huéspedes con las indemnizaciones que
fueren justas y con las pruebas de la más sincera amistad
y gratitud. Cualquier otro partido que se tome, es inútil,
es absurdo, y es destructor del país. ¿Por
qué se pelearía entonces? ¿Por la
tranquilidad? Sería el medio de perderla para siempre.
¿Por la riqueza? Sería el medio de aniquilarla.
¿Por el comercio? ¡Ah! Este desaparecería en
el momento. ¿Por un amo? NO puedo hacer a mi país
la injuria de suponerlo" (8)

En 1844 es igualmente abortada la denominada
Conspiración de la Escalera, movimiento de objetivos
antiesclavistas y separatistas liderada por el ex cabo primero
del Batallón de Morenos, ebanista y presidente de un
cabildo negro, José Antonio Aponte y Ulabarra. En esa
década sucesivas sublevaciones esclavas estremecen La
Habana y Matanzas, por lo que España envía como
capitán general a Cuba, a uno de sus más altos
oficiales, el general Leopoldo O Donnell, quien desata una
terrible represión contra los esclavos y las capas medias
de color, negros y mulatos libres. Esta conspiración se
conoció con el nombre de Conspiración de la
Escalera y es víctima de la feroz represión
desatada contra los supuestamente implicados en la misma, como el
poeta Gabriel de la Concepción Valdés
(Plácido). (9)

El 23 de agosto de 1852, es sorprendido por las
autoridades coloniales el joven Eduardo Facciolo Alba, quien
mantenía estrechas relaciones con elementos partidarios
del anexionismo, cuando componía en su imprenta, ubicada
en la calle Obispo, el cuarto número del
periódico La Voz del Pueblo Cubano, que se
editaba de forma clandestina y había sido declarado
subversivo por el gobierno colonial. Sometido a juicio
sumarísimo y ajusticiado, éste es reconocido por
algunos investigadores como el primer mártir del
periodismo cubano. (10)

Tales intentos separatistas, entre otros tantos
acaecidos en la época, eran expresión de una
amalgama de idearios, de difusas fronteras ideológicas,
inspiradas en intereses contrapuestos, según respondiesen
a los requerimientos de hacendados blancos liberales, negros y
mulatos libertos o esclavos. No obstante, estos anuncian una
nueva forma de enfrentar al vasallaje colonial y crean las
premisas necesarias al nacimiento de una doctrina independentista
más madura y consciente.

1,2.-Personalidades más
representativas.

El levantamiento armado en la Demajagua, el 10 de
octubre de 1868, liderado por Carlos Manuel de Céspedes y
un grupo de relevantes patriotas, pertenecientes en su gran
mayoría a la clase de los hacendados criollos del oriente
del país, da inicio a la primera contienda independentista
conocida como Guerra de los Diez Años (1868-1878).
Diversos factores socio-políticos y económicos son
determinantes en ese hecho histórico dado
que…"…durante décadas de sordos
enfrentamientos y amargas frustraciones en las relaciones con
España, contribuyeron a la maduración de una
conciencia nacional patriótica entre los cubanos. Esto
posibilitó que las contradicciones entre la colonia y su
metrópoli se desplegasen hasta llegar a un desenlace que
superan los principales obstáculos que dificultaban el
desarrollo de la sociedad insular. Resultó entonces
evidente que los opresivos mecanismos del poder colonial
impedían solventar los graves problemas económicos
y sociales que Cuba experimentaba en su compleja
transición al capitalismo, a la vez que excluían
toda posibilidad de una plena realización nacional. La
salida radical, mediante la lucha armada, venía
gestándose desde mucho antes entre las clases, estamentos
y capas sociales no representados en el pacto de poder colonial".
(11)

1,2,1.- Carlos Manuel de
Céspedes

Disímiles condicionamientos
socio-políticos, económicos e incluso culturales,
propician la radicalización del pensamiento en ciertos
sectores de los hacendados criollos, en el oriente del
país, que hacen suyo un ideario independentista portador
de una fundamentación teórica más definida,
acorde a la mayor ilustración de sus personalidades
más representativas, destinadas a liderarla en su primer
momento, pero al que gradualmente se van insertando sectores
más populares que le otorgan peculiar dinamismo y
masividad.

Singular protagonismo desempeña en esa etapa,
Carlos Manuel de Céspedes, abogado bayamés, hombre
de vasta cultura e ideas liberales, evidentemente influenciado
por los aires renovadores de la ilustración, que
traspolado a nuestras peculiaridades nacionales, es
necesariamente portador, a la vez que de la inspiración
independentista, de un fuerte sentimiento partidario de la
abolición de la nefasta esclavitud, lo que le otorga su
carácter humanista.

Como certeramente valora Fidel Castro en su discurso en
La Demajagua, antigua provincia de Oriente, el 10 de octubre de
1968:.."…es conocido históricamente que
Céspedes conoció en este lugar de un telegrama
cursado el 8 de ese mismo mes por el Gobernador General de Cuba
dando instrucciones a las autoridades de la provincia de arrestar
a Carlos Manuel de Céspedes. Y Carlos Manuel de
Céspedes no les dio tiempo a las autoridades, no les
permitió a aquellas tomar la iniciativa, e inmediatamente,
adelantando la fecha, cursó las instrucciones
correspondientes y el 10 de Octubre, en este mismo sitio,
proclamó la  independencia de Cuba. Es que
la historia de muchos movimientos revolucionarios terminó,
en su inmensa mayoría, en la prisión o en el
cadalso. Es incuestionable que Céspedes tuvo la clara
idea de que aquel alzamiento no podía esperar demasiado ni
podía arriesgarse a recorrer el largo trámite de
una organización perfecta, de un ejército armado,
de grandes cantidades de armas, para iniciar la lucha, porque en
las condiciones de nuestro país en aquellos instantes
resultaba sumamente difícil.  Y Céspedes
tuvo la decisión. De ahí que Martí
dijera que de Céspedes el ímpetu y de Agramonte
la virtud
, aunque hubo también mucho de ímpetu
en Agramonte y mucho de virtud en Céspedes.  Y
el propio Martí expresó en una ocasión,
explicando la actitud de Céspedes, sus discrepancias sobre
el aplazamiento del movimiento con otros revolucionarios,
diciendo que aplazar era darles tal vez la oportunidad a las
autoridades coloniales vigilantes para echárseles
encima
. Y los hechos históricos demostraron que
aquella decisión era necesaria, que aquella
resolución iba a prender precisamente la chispa de una
heroica guerra que duró diez años; una guerra que
se inició sin recursos de ninguna clase por un pueblo
prácticamente desarmado, que desde entonces adoptó
la clásica estrategia y el clásico método
para abastecerse de armas, que era arrebatándoselas al
enemigo". (12)

Ese lúcido ideario se expresa con toda nitidez en
el conocido como Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla
de Cuba, redactado por éste y que dirigido a sus
compatriotas y a todas las naciones, valora
como…"…al levantarnos armados contra la
opresión del tiránico gobierno español,
siguiendo la costumbre establecida en todos los países
civilizados, manifestamos al mundo las causas que nos han
obligado a dar este paso, que en demanda de mayores bienes,
siempre produce trastornos inevitables, y los principios que
queremos cimentar sobre las ruinas de lo presente para felicidad
del porvenir. Nadie ignora que España gobierna la isla de
Cuba con un brazo de hierro ensangrentado; no solo no la deja
seguridad en sus propiedades, arrogándose la facultad de
imponerla tributos y contribuciones a su antojo, sino que
teniéndola privada de toda libertad política, civil
y religiosa, sus desgraciados hijos se ven expulsados de su suelo
a remotos climas o ejecutados sin forma de proceso, por
comisiones militares establecidas en plena paz, con mengua del
poder civil. La tiene privada del derecho de reunión como
no sea bajo la presidencia de un jefe militar; no puede pedir el
remedio a sus males, sin que se la trate como rebelde, y no se le
concede otro recurso que callar y obedecer […] La plaga
infinita de empleados hambrientos que de España nos
inunda, nos devora el producto de nuestros bienes y de nuestro
trabajo; al amparo de la despótica autoridad que el
gobierno español pone en sus manos y priva a nuestros
mejores compatriotas de los empleos públicos, que requiere
un buen gobierno, el arte de conocer cómo se dirigen los
destinos de una nación; porque auxiliada del sistema
restrictivo de enseñanza que adopta, desea España
que seamos tan ignorantes que no conozcamos nuestros sagrados
derechos, y que si los conocemos no podamos reclamar su
observancia en ningún terreno. Amada y considerada esta
isla por todas las naciones que la rodean, que ninguna es enemiga
suya, no necesita de un ejército ni de una marina, que
agotan con sus enormes gastos hasta las fuentes de la riqueza,
pública y privada; y que sin embargo España nos
impone en nuestro territorio una fuerza armada que no lleva otro
objeto que hacernos doblar el cuello al yugo férreo que
nos degrada"

Para agregar como…"…nuestros valiosos
productos, mirados con ojeriza por las repúblicas de los
pueblos mercantiles extranjeros que provoca el sistema aduanero
de España para coartarles su comercio, si bien se venden a
grandes precios con los puertos de otras naciones, aquí,
para el infeliz productor, no alcanzan siquiera para cubrir sus
gastos: de modo que sin la feracidad de nuestros terrenos,
pereceríamos en la miseria".

En su criterio…"…la isla de Cuba no
puede prosperar, porque la inmigración blanca,
única que en la actualidad nos conviene, se ve alejada de
nuestras playas por las innumerables trabas con que se la enreda
y la prevención y la ojeriza con que se la mira.
Así pues, los cubanos no pueden hablar, no pueden
escribir, no pueden siquiera pensar y recibir con agasajo a los
huéspedes que sus hermanos de otros puntos les
envía. Innumerables han sido las veces que España
ha ofrecido respetarle sus derechos; pero hasta ahora no ha visto
el cumplimiento de su palabra, a menos que por tal no se tenga la
mofa de asomarle un vestigio de representación, para
disimular el impuesto único en el nombre y tan crecido que
arruina nuestras propiedades al abrigo de todas las demás
cargas que le acompañan".

En el documento se enfatiza como…"…
nosotros creemos que todos los hombres somos iguales, amamos
la tolerancia, el orden y la justicia en todas las materias;
respetamos las vidas y las propiedades de todos los ciudadanos
pacíficos, aunque sean los mismos españoles,
residentes en este territorio; admiramos el sufragio universal
que asegura la soberanía del pueblo; deseamos la
emancipación, gradual y bajo indemnización, de la
esclavitud, el libre cambio con las naciones amigas que usen la
reciprocidad, la representación nacional para decretar las
leyes e impuestos, y en general, demandamos la religiosa
observancia de los derechos imprescriptibles del hombre,
constituyéndonos en nación independiente, porque
así cumple a la grandeza de nuestros futuros destinos, y
porque estamos seguros de que bajo el cetro de España
nunca gozaremos del franco ejercicio de nuestros derechos".
(13)

En ningún otro documento se revelan con
más diafanidad los principios éticos y
políticos que llevaron a los cubanos a la manigua, con
derroche de valor, enfrentados a una desigual batalla contra un
ejército numeroso, bien apertrechado militarmente y
poseedor de una poderosa logística. Solo avalados en sus
más profundas convicciones, un raigal patriotismo y
desprendimiento personal, ofrecieron al mundo un incontrastable
ejemplo de las potenciales virtudes de un pueblo, siempre rebelde
ante la tiranía.

Las ideas abolicionistas en Céspedes, expresan su
plena convicción personal acerca de la infamia que esta
representaba, que muestra al decretar unilateralmente la
liberación de sus esclavos, desde el primer día del
inicio de la insurrección armada, y que no obstante, por
circunstancias coyunturales, le obligan a expresar
como…"…deseamos la emancipación gradual y
bajo indemnización de la esclavitud".
(14)

Evidentemente este mantiene la esperanza, no
descabellada en aquel momento, de intentar ganarse el apoyo de
los influyentes hacendados criollos del occidente del
país, de mentalidad más conservadora y con muy
fuertes vínculos con los comerciantes y autoridades
peninsulares. Es por ello que el 27 de diciembre de 1868
éste firma el llamado Decreto sobre la Esclavitud donde se
expresa…"…la Revolución de Cuba al
proclamar la independencia de la patria, ha proclamado con ella
todas las libertades y mal podría aceptar la grande
inconsecuencia de limitar aquellos a una sola parte de la
población del país. Cuba libre es incompatible con
Cuba esclavista; y la abolición de las instituciones
españolas debe comprender y comprende por necesidad y por
razón de la más alta justicia la de la esclavitud
como la más inicua de todas…"
Para a
continuación ofrecer conciliadoramente las siguientes
alternativas:

"a) Los dueños de esclavos que presentan a los
mismos ante los jefes militares podrán recibir una futura
indemnización. b) Se respetará la propiedad sobre
sus esclavos a los cubanos leales y a los extranjeros neutrales.
c) Serán declarados libres los esclavos de los enemigos de
la revolución sin derecho a indemnización. d) Los
propietarios que faciliten a sus esclavos para la
revolución sin darles la libertad, conservarán su
propiedad. e) Serán declarados libres los agrupados en los
palenques que se presenten a las autoridades con derecho a
permanecer en los mimos o en territorio mambí en
condición de hombres libres. f) Los prófugos
aislados (cimarrones) que se capturen o lo hagan voluntariamente
sin autorización de sus propietarios no se
aceptarán sin consentimiento de estos
".
(15)

Coincidentemente, el 26 de febrero de 1869, la Asamblea
de Representantes del Centro (Camagüey), presidida por
Salvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte, decreta la
total abolición. Debemos considerar que en ese territorio,
eminentemente ganadero, el número de esclavos es
significativamente menor que en el Departamento Occidental e
incluso el Oriental. (16)

Ya en la Constitución de Guáimaro,
promulgada el 10 de abril de 1969, aunque no se formula
explícitamente la abolición, declara en su
artículo 24 como…"… todos los habitantes
de la República son enteramente libres".
(17).

En definitiva el 25 de diciembre de 1870, bajo la
presidencia de Céspedes se promulga su antológico
decreto abolicionista que enfatiza como …"…el
timbre más glorioso de nuestra Revolución a los
ojos del mundo entero ha sido la emancipación de los
esclavos, que no encontrándose en plena capacidad durante
los primeros tiempos de su libertad para ejercer ciertas
funciones, a causa de la ignorancia en que el despotismo
español los mantenía, habían sido dedicados
casi exclusivamente al servicio doméstico y al de la
agricultura por medio de consignaciones forzosas; el transcurso
de dos años ante el espectáculo de nuestras
libertades es suficiente para considerarlos ya regenerados y
franquearles toda la independencia, a que con sujeción a
las leyes, tienen indisputable derecho…".
(18)

Prontamente Céspedes se percata de la constante
hostilidad del gobierno estadounidense hacia los revolucionarios
cubanos como se evidencia en el acoso por las autoridades de esa
nación a las expediciones que se organizan por la
emigración, con la ocupación de los alijos de armas
y la detención de los expedicionarios.

En consecuencia éste valora en su manifiesto
«Al pueblo de Cuba» fechado el 7 de
febrero de 1870 como…"…al lanzarse Cuba a
la arena de la lucha, al romper con brazo denodado la
túnica de la monarquía que aprisionaba sus
miembros, pensó únicamente en Dios, en los hombres
libres de todos los pueblos y en sus propias fuerzas.
Jamás pensó que el extranjero le enviase soldados
ni buques de guerra para conquistar su nacionalidad…".
(19)

Criterio que reitera en carta escrita a fines de julio
de 1970, dirigida a José Manuel Mestre, representante
diplomático de la República en Armas en los Estados
Unidos en la cual le expresa que…" …por lo que
respecta a los Estados Unidos tal vez esté equivocado,
pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse
de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación y
entretanto que no salga del dominio de España, siquiera
sea para constituirse en poder independiente; éste es el
secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o
proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de
otros amigos más eficaces o desinteresados".
(20)

El presidente Céspedes opta en definitiva, ante
tales hechos, por ordenar la retirada de la representación
diplomática de la República en Armas en Estados
Unidos, a cargo entonces del licenciado Ramón
Céspedes Barreiro. En carta dirigida al mismo el 30
de noviembre de 1872, éste le comunica el
fundamento de dicha decisión dado que…"…
no es posible que por más tiempo soportásemos el
desprecio con que nos trata el gobierno de los Estados Unidos,
desprecio que iba en aumento mientras más sufrido nos
mostrábamos nosotros. Bastante tiempo hemos hecho el papel
del pordiosero a quien se niega repetidamente la limosna y en
cuyos hocicos por último se cierra con insolencia la
puerta". (21)

Resulta ilustrativo el contenido de la carta enviada por
Céspedes al senador norteamericano C. Summer el 10 de
agosto de 1871, donde se muestran otras facetas interesantes de
su ideario ético-político donde éste valora
como…"…la Revolución de Cuba, este
levantamiento de una pequeña colonia europea en
América contra su despótica, y relativamente
poderosa metrópoli, no ha sido juzgada con
exactitud y precisión por
todos los que a ella han dedicado su atención en
esa Republica. Algunos publicistas y hombres de Estado no han
apreciado su verdadero carácter y genuina
significación, a causa sin duda de falta de datos
auténticos y de origen puro en que basar un
análisis concienzudo, que les pusiera de manifiesto la
índole, condiciones y tendencias de esta
prolongada lucha…".

Respecto al estado de guerra existente en Cuba reitera
como…"…este existe entre la colonia y su
metrópoli desde e1 día 10 de  octubre
de 1868 en que estalló la actual
revolución, después de cerca de 4 siglos
de despotismo colonial español, summum de la
opresión humana y de numerosas y desgraciadas
tentativas y conspiraciones en sentido
separatista. Habíanse colmado la medida del sufrimiento do
los cubanos, que consideraron ya agotados los recursos legales y
pacíficos para reclamar sus derechos, de que los despojaba
el despotismo mas fecundo en idear y establecer arbitrios de
opresión que se conoce en la historia moderna […].
Hay 4 puntos en que interesa al honor de nuestra Republica
desvanecer hasta el más mínimo asomo de duda que
pudiera abrigarse sobre ellos. Y son: la existencia del estado de
guerra entre Cuba y España, el sistema
bárbaro de llevarla a cabo por el Ejército
español, la constitución política de Cuba y
su organización en los diversos ramos de la
administración pública y la abolición de
la esclavitud por el gobierno republicano…."
(22)

Las contradicciones conceptuales referidas a las formas
más idóneas en la conducción de la guerra,
surgidas entre Céspedes, partidario de una
dirección más centralizada e Ignacio Agramonte,
inclinado a la prevalencia de las instituciones civilistas, no
significa en ningún momento, ni el menosprecio del primero
a la institucionalidad, ni del segundo, a la comprensión
de la necesaria unidad en el seno del gobierno de la Republica en
Armas. Algo similar ocurriría en la última
contienda entre Martí y Maceo. Y en ambos casos, ambas
personalidades tendrían sólidos argumentos que
sirvieran de apoyo a sus posiciones. Desafortunadamente, tras la
caída en combate del prócer camagüeyano, los
excesos de falso civilismo de la mayoría de los
asambleístas y de condenables ambiciones de mando de no
pocos jefes militares, conllevaron a la injusta
destitución del Padre de la Patria, como Presidente de la
República en Armas, de funestas consecuencias en los
años posteriores. (23)

Partes: 1, 2, 3

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter