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Hermenéutica Bíblica para Principiantes



Partes: 1, 2, 3

  1. ¿Por qué estudiar la
    Biblia?
  2. Acercarnos al texto bíblico: Una
    maravillosa aventura (Lección 1)
  3. Adentrándonos en aguas profundas: De la
    Interpretación al Análisis (Lección
    2)
  4. Disponernos para investigar la Biblia
    (Lección 3)
  5. La
    importancia del contexto del pasaje bíblico que
    estudiaremos (Lección 4)
  6. Una
    visión panorámica: Los bosquejos de libros y
    porciones de la Biblia (Lección 5)
  7. ¿Qué importancia tienen la
    gramática, la sintaxis y las palabras en el estudio de
    la Biblia? (Lección 6)
  8. El
    papel de las figuras literarias en el Estudio de la Biblia
    (Lección 7)
  9. Fuentes de Información que nos ayudan en
    el Estudio Bíblico (Lección
    8)
  10. Los
    libros de la Ley (Lección 9)
  11. Los
    libros Históricos (Lección
    10)
  12. Los
    libros Poéticos (Lección 11)
  13. Los
    Libros Proféticos (Lección
    12)
  14. Los
    Cuatro Evangelios (Lección 13)
  15. Hechos de los Apóstoles: el Libro
    Histórico del Nuevo Testamento (Lección
    14)
  16. El
    Apocalipsis, libro Profético del Nuevo Testamento
    (Lección 16)

Monografias.com

"Dios desea que usted le diga NO al mundo,
basándose en su fe en Él. Cuando usted les habla de
Cristo a los demás, siente una extraordinaria
sensación de poder. Ya usted no depende por completo de
las circunstancias para que Dios le dé lecciones. En su
lugar, usted depende directamente de Él mediante Su
palabra. Usted tiene un renovado entusiasmo en su relación
con Dios, porque ha aprendido a escuchar cuando Él le
habla por Su Palabra."(Charles Stanley. "Trátelo con
oración". Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pg.
17)

¿Por
qué estudiar la Biblia?

Cuando vemos un ejemplar de la Biblia, nos asaltan dos
inquietudes: La primera, el deseo de profundizar en su mensaje y
de qué manera puede arrojarnos luces para nosotros hoy, y
la segunda: ¿Es en verdad un libro complejo, lleno de
misterios y difícil de entender como nos dijeron los
abuelos?

Esa idea me da vueltas una y otra vez, porque interpreta
la perspectiva que pueden tener infinidad de personas hoy
día. Pero sumo algo más: La preocupación
respecto a cuánto tiempo pasamos frente a las Escrituras
quienes ejercemos algún grado de liderazgo.

Recuerde un dirigente juvenil a quien visité en
su apartamento, y me mostro lo enriquecida que tenía su
Biblioteca: Había textos de economía,
política, historia, geografía,
biología… y solamente dos libros que asocié
con temas bíblicos. Su respuesta fue sincera: "Leo la
Biblia cada vez que debo repasar una lección para dictar
en la clase
".

Probablemente sea su caso. En el mío lo fue
durante los tres primeros semestres de la Licenciatura en
Teología. Cuando hicieron una encuesta en el Seminario y
se revelaron los resultados quedamos sorprendidos: Sólo el
47% de los estudiantes de pre-grado leían la Biblia y
únicamente el 32% pasaban tiempo en
oración.

Por aquél entonces presidía el consejo
estudiantil de la institución y me pregunté:
¿Qué líderes cristianos nos estamos formando
aquí? No concebía que pasado un tiempo
estuviéramos frente a una buena cantidad de personas,
ávidas de formación espiritual, sin que nosotros
mismos nos hubiésemos dejado permear y transformar por los
autores bíblicos.

Hace pocos días me golpeó
duramente—lo digo para bien—un libro que leí
del doctor Charles Stanley, en el que indica: "Primeramente
lee tu Biblia a menudo. Aparta un tiempo cada día para
leerla. A medida que lees tu Biblia, pídele al
Señor que use lo que lees para aumentar tu fe. Cada vez
que la abras haz esta confesión: "Creo que lo que
está escrito aquí, es cierto, porque Dios dice que
es cierto y eso es suficiente."(Charles Stanley. "Trátelo
con oración". Editorial Vida. EE.UU. 1994.Pg.
39)

Es esencial que pasemos tiempo en oración, pero
también delante de la Presencia de Aquél que
produce en nuestras vidas transformación y crecimiento
personal y espiritual.

Otro elemento que no me llamó la atención
sino que me preocupó cuando recibí el listado de
asignaturas académicas del Seminario Bíblico, se
refiere a la Hermenéutica. No tengo claro si en ese
momento asocié el nombre con un jarabe expectorante o una
nueva mermelada que hubiera entrado en el mercado. Pero la
palabra aquella me asustó, y si algo me provocaba
revoltijo en el estómago, eran los martes cuando
debía ver fundamentos de Hermenéutica. Por
tres semestres fue mi dolor de cabeza.

Fue entonces que hice un alto en el camino. Ya estaba
bien con Hebreo y el Griego—que me despertaban
inquietud—para sumarle otra materia. "No puedo dejarme
vencer
", repetía con resolución una y otra
vez, hasta que me decidí a entender la Hermenéutica
y hacia el futuro, procurar explicarla con mucha
sencillez.

Este libro—publicado inicialmente en
www.escuelabiblicaministerial.blogspot.com— es el fruto
de ese compromiso que hice conmigo en aquella ocasión, de
procurar transmitir los fundamentos básicos de algunas
asignaturas académicas, en un lenguaje sencillo y lo
más práctico que pudiera. ¡Doy gracias al
Señor Jesús porque me permitió perseverar en
ese propósito!

¿Desea ser un buen expositor de la
Biblia?¿Anhela transmitir principios, valores y
fundamentos para la realización personal y espiritual a
partir del libro de los triunfadores, que es la
Biblia?¿Tiene el propósito de alcanzar muchas almas
para el Reino de Dios? Si es así, estos tres interrogantes
tienen respuesta en una sola meta: Ore y lea diariamente las
Escrituras.

Cito nuevamente al reverendo Charles Stanley cuando
señala: "Casi cualquier predicador puede preparar un
sermón. Puede escribir un bosquejo, reunir algunos relatos
y allá va eso. Pero un predicador no puede recibir el
mensaje de Dios para un pueblo hasta que espere en su consejo,
hasta que busque el rosto de Dios, y hasta que Dios le dé
una palabra desde el cielo."(Charles Stanley. "Trátelo con
oración". Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pg.
17)

Mi sincero deseo es que le saque el mejor provecho al
material, pero también, que lo comparta con sus
líderes en su congregación. Puedo asegurarle que no
solo contribuirá a dar solidez a los conocimientos que
ellos adquieren sobre la Biblia sino que además,
permitirá que tomen amor por el estudio de la Palabra de
Dios. ¡Estamos formando líderes, y deben ser los
mejores!

Doy gracias al Señor Jesús por tenerme por
digno de servirle en la extensión del Reino de Dios, aun
cuando reconozco que no tengo los méritos para hacerlo;
agradezco la comprensión de mi amada esposa Lucero y a mis
hijos, por entender la razón de mi ausencia muchas veces,
mientras me dedicaba a escribir; y por último, mi
testimonio de gratitud al Centro de Restauración Familiar,
de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera en Cali (Colombia),
en donde he servido por muchos años como
co-pastor.

Y a todos ustedes también: Gracias, no solo por
leer el material sino por compartirlo con otras personas a las
que pudiera resultarles útil.

Siempre encontrarán en mí a un amigo si
les asalta alguna inquietud. Basta que me escriban a
webestudiosbiblicos@gmail.com o me llamen al teléfono
móvil (0057)317-4913705, en la certeza de que siempre
atenderé –en la medida de las posibilidades–, sus
inquietudes.

© Fernando Alexis Jiménez

Acercarnos al texto
bíblico: Una maravillosa aventura (Lección
1)

Si hay una idea equivocada que ha tenido el ser humano
por muchos años, es que leer la Biblia resulta aburridor y
es propio de los intelectuales, los religiosos o de aquellos que
desean ampliar su horizonte de conocimiento. ¡Tremendo
error! Acercarnos a las Escrituras es algo apasionante, una
aventura sin parangón a través de loa cual entramos
en contacto directo con el mensaje de Dios para nosotros
hoy.

¿Cómo podemos disfrutar, entonces, el
abrir las páginas de su ejemplar de la Biblia y sacarle el
mejor provecho? La respuesta es sencilla: quitando de en medio de
nosotros todo paradigma y todo prejuicio.

Jamás pensé que estudiar la Biblia
era tan maravilloso
–, me dijo en Venezuela una joven
universitaria que recién había comenzado a leer
algunos capítulos–. Hay momentos en que quiero leer
más y más, y siempre, en cada página,
encuentro algo nuevo
–.

A esta opinión se suma la de un ingeniero civil
con el que cursé la formación
teológica:

Por años creí que las Escrituras
eran aburridoras, y que las enseñanzas eran
difíciles de entender. Hoy mi opinión ha cambiado
hasta tal punto que no creo—como otrora—que leer la
Biblia era para fanáticos sin ninguna formación;
por el contrario, es también para los profesionales y para
todo aquél que desee experimentar crecimiento personal y
espiritual
–, explicaba.

Debo confesar que en la secundaría tenía
literalmente pavor cuando llegaba la profesora de álgebra.
Dos horas que asociaba con una película de terror. Tiempo
después descubrí que el problema en sí no
era la materia, sino quien dictaba las clases. No sabía
transmitir de una manera apropiada el mensaje, de ahí que
considerara el álgebra como una asignatura para
sabios
.

Es lo que nos pasa con la Biblia, quizá no ha
habido un buen maestro a nuestro lado que nos explique los
pasajes, o tal vez la versión que estamos consultando
está en un lenguaje confuso. En tal caso es aconsejable
buscar un ejemplar con lenguaje popular, como el que hablamos
diariamente.

Tres pilares para acercarnos a la
Biblia

Cuando emprendemos la maravillosa aventura de abrir la
Biblia y comenzar a leerla, sin duda atravesamos por tres pasos
que llamarían pilares para desarrollar un estudio
sistemático del texto. En su orden son:
aproximación, interpretación y aplicación.
Le invito para que consideremos cada uno de estos fundamentos o
la ruta que normalmente seguimos:

1. Aproximación. Es el paso más
elemental. Comenzamos a leer sin ninguna pretensión.
Quizá como alguien que abre las páginas de un
periódico y desea enterarse de las últimas
noticias. Hágalo usted: simplemente comience a leer. En
una primera exploración no tiene que sacar grandes
conclusiones, simplemente leer.

2. Interpretación. Una vez haya hecho la
Aproximación al texto, procedemos a un
segundo nivel, sencillo pero enriquecedor para nosotros: la
Interpretación. Procuramos descubrir
qué está diciendo Dios, a quién o
quiénes y qué enseñanza representa—no
solo para los destinatarios originales sino para los lectores de
todos los tiempos.

Si tiene a mano una libreta de notas, tome apuntes de
aquellos aspectos que le llaman poderosamente la atención.
Prepárese para anotar pero también para subrayar o
tachar. La Interpretación debe ser sencilla, pero a la
vez, una herramienta para tratar de sacar lo más
relevante, incluso, lo que llama su atención.

3. Aplicación. Es el tercer paso, el
más sencillo pero a la vez, el más apasionante.
¿La razón? Es el momento en el que usted descubre
qué significa ese mensaje para usted, y de
qué manera llevarlo a la práctica en su
cotidianidad.

La Aplicación de la enseñanza
bíblica nos lleva a remplazar los viejos patrones de vida
(cf. Romanos 12:2) para dar lugar a nuevos cimientos, rodeados de
principios y valores que nos permiten una vida plena, pero
además, mejorar la calidad en la relación con otras
personas. En esencia aplicar las pautas bíblicas tiene
implícita transformación individual y
colectiva.

¿Qué nos impide una buena
interpretación?

Aun cuando se trata de un proceso sencillo, el
acercarnos a las Escrituras presenta obstáculos ya que
todos nosotros tenemos un entorno cultural, religioso, social y
hasta político que se constituye en el "filtro"
que aplicamos a todo cuanto aprendemos diariamente.

En nuestras vidas al aproximarnos a la Biblia influyen
los prejuicios, lo que culturalmente hemos aprendido, la
concepción que nos inculcaron sobre religión, entre
otros aspectos.

Estas "cargas" que llevamos a cuestas nos
llevan a dos interpretaciones de la Biblia: una de
carácter subjetiva, es decir influenciada por los factores
que acabamos de citar, y otra objetiva, cuando nos despojamos de
creencias preconcebidos y buscamos lo que realmente Dios quiso
enseñar a su pueblo en la época en la que se
escribieron los textos, y lo que nos enseña
hoy.

Dios, el autor de las Escrituras

Aunque se transmitió el mensaje a través
de seres humanos, proclives a fallar como usted o como yo, quien
inspiró el mensaje fue Dios mismo (2 Timoteo 3:16, 17). No
es algo que una persona desocupada se inventó de buenas a
primeras, sino que constituye en esencia la revelación del
Padre a Su pueblo (Gálatas 1:11, 12)

Si tenemos una clara comprensión de este asunto,
entraremos a un análisis Escritural generalmente adoptando
un método sencillo de estudio sistemático, pero con
mucha expectación porque nos acercamos es a la voz
escrita de Dios
.

Tenga presente que no es lo que yo quiera que diga
la Biblia
sino lo que Dios nos dice a través de
la Biblia
.

Tres principios para una buena
interpretación

Si deseamos una buena interpretación
bíblica es importante que, una vez estamos leyendo un
pasaje, nos formulemos tres interrogantes:

1. ¿Qué dice Dios en el
pasaje?
No es lo que creemos, sino lo que dice Dios. Por
ese motivo es importante tener a mano una libreta de notas de tal
manera que podamos hacer los apuntes que consideremos
oportunos.

2. ¿Qué enseña Dios en este
pasaje
?
Toda Escritura tiene un mensaje. De hecho desde
el momento en que nuestro amado Padre celestial la
concibió en su corazón para transmitírsela a
uno de sus siervos, tenía definido el objetivo, lo que
quería alcanzar.

Recuerde que el Señor tenía unos
destinatarios iniciales del texto, pero usted y
yo somos hoy los destinatarios finales de la
enseñanza.

3. ¿Cómo se aplica esta
enseñanza del pasaje en mi vida
?
Recuerde que al
reconocer que la Biblia es la voz escrita de Dios, procuramos que
la enseñanza toque también nuestros corazones y se
constituya en valiosa herramienta para el crecimiento en todas
las áreas de nuestra vida.

Lo que hacemos no es otra cosa que Interpretar
el pasaje, es decir, tener una aplicación simple
procurando que –sin mayores complicaciones—podamos
incorporar los nuevos principios a nuestra forma de pensar y de
actuar.

Estoy seguro que si comienza desde hoy a aplicar esta
enseñanza–que le invito a leer de nuevo—,
podrá ir avanzando en la maravillosa experiencia de
recorrer la Biblia libro por libro, aprendiendo siempre cosas
nuevas.

Viene a mi memoria Carlos Alberto Gómez, un
escultor caleño, un artista que rompió los
esquemas. Es empírico, muy creativo y trabajador
incansable. Por años recorría las montañas
sin encontrar más que tierra y vegetación. Un
día creyó que en algunas formas irregulares del
terreno, se podían apreciar figuras. Y ese fue el comienzo
de su proceso artístico, esculpiendo en paredes naturales
de arcilla.

A su técnica se le denomina barranquismo
y para aplicarla se necesita un terreno especial, mejor
aún si es arcilloso y blando. La tintura natural de la
tierra ayuda a mejorar los relieves, y la humedad facilita
moldear la montaña. Si algún día viene a
Cali, no deje de preguntar por estas singulares
esculturas.

Ahora, decía que venía a mi memoria este
artista porque de lo intrascendente—en
apariencia—comenzó a descubrir verdaderos tesoros y
hoy son decenas de personas las que aprenden de su laboriosa
labor armado de espátula, agua y pintura. Él
aprendió pero enseña a otros. Está
multiplicando su talento.

Igual cuando vamos a la Biblia. Descubrimos el mensaje,
lo aplicamos a nuestra vida e impactamos a otras personas, a
quienes nos rodean.

Para terminar y en breves palabras, trataré de
explicar lo que significan algunos términos que
quizá haya escuchado cuando se habla de estudiar la
Biblia…

Hermenéutica: Es la interpretación
de las Escrituras. Una ciencia que nos ayuda a saber qué
procuraba el mensaje originalmente y cuál el impacto
esperado y ver de qué manera aplica a nuestro
tiempo.

Exégesis: Es el estudio sistemático
de las Escrituras para descubrir el mensaje original, acudiendo
incluso a los idiomas en los que se escribió cada
texto.

Homilética: Es el estudio de la
preparación de los sermones y mensajes, haciendo acopio de
la Hermenéutica y de la Exégesis cuando se hace
acercamiento a un texto, de manera tal que se logre una adecuada
interpretación.

Permítame insistirle en la importancia de revisar
lo que hasta ahora hemos aprendido, de manera tal que leer la
Biblia comience a ser desde hoy una maravillosa y enriquecedora
experiencia espiritual y personal

© Fernando Alexis Jiménez

Adentrándonos
en aguas profundas: De la Interpretación al
Análisis (Lección 2)

Imagino que está dando los primeros pasos
orientados a una aproximación objetiva al texto
bíblico. Recuerde, es la
Interpretación. Ahora, sumemos otros tres
elementos que son esenciales, y los cuales explicaremos con
detenimiento:

a. Información

b. Comprensión del texto

c. Aplicación

Léalos de nuevo. Son tres pilares que, en
adelante, debe aplicar cada vez que se acerque a un pasaje
bíblico, trátese de un capítulo, una
selección de versículos o, incluso, un solo
versículo. Cuando lo hacemos, abrimos nuestro ser para que
el texto de las Escrituras deje de ser letra muerta y se
convierta en algo vivo, real para nuestra vida
cristiana.

I. Información

Parto de la base que usted ha seleccionado un pasaje que
quiere estudiar. Si no lo ha hecho, búsquelo ahora. Escoja
uno de los que haya resultado edificante para su vida.
Ármese además de una libreta de notas. ¿Lo
hizo? Ahora acérquese al texto. Usted hace una primera
lectura de la totalidad de los versículos o
versículo que haya escogido. Formúlese a
continuación el siguiente interrogante:
¿Cuáles son las ideas principales de
éste pasaje?

Si no ha captado lo suficiente, mi sugerencia es que
vuelva a leer el texto. Le ayudará muchísimo porque
su grado de comprensión aumentará. Tome las notas
que considere oportunas. Las ideas que exprese por escrito deben
ser cortas; le facilitará más adelante, recordar y
tener un panorama claro de lo que está leyendo.

¿Lo hizo? Pues bien, ahora hágase otra
pregunta, igualmente relevante: ¿Cuáles son los
personajes que intervienen en el pasaje?

Identifíquelos. Anote sus nombres. A un lado de
cada personaje, trate de escribir cuatro aspectos que son muy
importantes:

a. Sus errores

b. Sus aciertos

c. Sus debilidades

d. Sus fortalezas

Recuerde que todo personaje en la historia
bíblica aportó o quizá fue
protagónico en los hechos que se relatan. Si están
allí relacionados, es porque contribuyeron en algo a la
historia –positiva o negativamente–.

Otras preguntas que le ayudarán en el proceso de
exploración bíblica son las siguientes:
¿Cuáles son los lugares geográficos
descritos en el pasaje bíblico
? Si le es posible,
ubique en un mapa del Antiguo o Nuevo
Testamento—dependiendo del caso—el lugar del que
están hablando.

También pregúntese:
¿Cuáles son los términos que le llaman
la atención
? Las palabras son muy importantes en la
Biblia. Si no le quedan claros, tómese el trabajo de
buscarlos en un diccionario. También ayuda que tenga a
mano otras versiones de la Biblia en las que pueda consultar el
pasaje que está estudiando.

II. Comprensión del texto

Comprender un texto bíblico a veces no resulta
fácil en una primera lectura. Recuerde que el contexto
religioso, cultural, político y económico de muchos
acontecimientos descritos en las Escrituras es distinto a lo que
tenemos hoy. Con ese propósito, me remito a recomendarle
varias lecturas del pasaje—dos o tres están bien–,
e igualmente tomar anotaciones.

Hacerlo es posible cuando procuramos tres fundamentos:
El primero, una lectura cuidadosa, el segundo, un
análisis del significado del mensaje
, y en tercer
lugar, identificar el contexto.

Jamás olvide que no estamos en una maratón
de lectura, de ahí que se debe leer despacio, con
entendimiento; procurar descubrir qué significaba en su
momento ese mensaje y, además, qué estaba
ocurriendo. Es allí donde entra el contexto. Por ese
motivo, leemos un capítulo antes—o dos, si es
necesario—y uno o dos capítulos posteriores al texto
que está estudiando.

Hágase, en esta parte del análisis, dos
preguntas adicionales que revisten importancia: ¿El
mensaje es claro o quizá confuso (en cuyo caso
deberá procurar saber más de lo que se estaba
viviendo en ese momento entre los destinatarios del mensaje)? Y
el segundo interrogante: ¿El mensaje implicaba cambios
profundos en la vida, pensamiento y acciones de los destinatarios
finales?

Por favor, tenga en cuenta que estamos procurando llegar
más al fondo. No quedarnos en la lectura primaria, sino
profundizar. En caso que sea necesaria una tercera lectura del
pasaje, por favor hágala. Trate de ser
objetivo en la lectura, y no
subjetivo. En otras palabras, tratar de encontrar
el mensaje tal como se envió y no aplicar el mensaje a su
conveniencia.

III. Aplicación

Hemos dado dos pasos muy importantes, y llegamos al
tercero, al menos en esta ocasión. Se trata de la
aplicación. Ningún mensaje se escribió por
improvisación, y más cuando se trata de la Palabra
de Dios.

Ese texto bíblico significó algo para los
destinatarios finales—en su época–, pero
también tiene una significación especial para
nosotros hoy, y más en su caso particular.

Sobre esta base, le invito a que se formule los
siguientes interrogantes conforme avanza en la lectura del
pasaje:

a. ¿Cómo se aplica este pasaje
bíblico en mi tiempo, y en mi vida?

b. ¿Es importante este pasaje
bíblico sólo a nivel histórico?

c. ¿Qué ilustración nos
ofrece para nuestra vida cotidiana?

d. ¿Tiene alguna enseñanza en
particular?

e. ¿Aplica a nosotros alguna verdad
Escritural que hemos venido pasando por alto?

f. ¿Contiene un mandamiento divino que es
vinculante, es decir que también me obliga hoy a
mí?

Estas preguntas no son triviales. Revisten una
importancia singular. Recuerde que la Biblia no se
escribió únicamente para otros, sino para
nosotros.

Tenga presente que leer la Biblia debe producir en
nosotros una reacción. No es leerla por
leerla, por mero conocimiento. El fundamento es que la Escritura
ayude en nuestro proceso de transformación personal y
espiritual.

Terminamos la lección de hoy con dos preguntas
que deben quedar rondándole en su cabeza:
¿Qué me enseña este pasaje
Bíblico?¿Qué cambios debo aplicar en mi vida
con base en la enseñanza Escritural?

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a
webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al (0057)
317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

Disponernos para
investigar la Biblia (Lección 3)

Hace algún tiempo escuché la historia de
una mujer de avanza edad que, en un pueblo perdido de
Centroamérica, no perdía servicio en la Iglesia.
¡No sabía leer pero prestaba mucha atención
cuando leían la Biblia! Literalmente, a sus 74
años, memorizaba cada pasaje.

Hacia el atardecer del domingo, aprovechando que muchas
personas iban al parque, llevaba su vieja Biblia. Se acercaba a
cualquier parroquiano y le pedía el favor de buscar
determinado texto. Nadie se negaba, por supuesto. Luego le
pedía que leyera el texto en alta voz. Y cuando terminaban
de hacerlo, ¡les predicaba el Evangelio de
Jesucristo!

Esta humilde señora no tenía
limitación alguna, a pesar de que no sabía siquiera
deletrear. A su manera, interpretaba las Escrituras, las aplicaba
a la cotidianidad… ¡Y predicaba las Buenas Nuevas de
Salvación!

No podemos, entonces, entender los impedimentos y
barreras que muchas personas levantan cuando de estudiar la
Biblia se trata. Es muy sencillo. Es esencial que desde hoy
desmitifiquemos la idea de que sólo es para eruditos,
personas con alto nivel académico, intelectual,
líderes de iglesia o personas sumamente espirituales.
¡Usted y yo estamos llamados a desarrollar la capacidad de
hacer un estudio sistemático de lo que nos enseña
el libro Sagrado para poder enseñarlo a otras
personas.

Depender de Dios al acercarnos al texto
bíblico

Hemos visto hasta el monumento tres grandes fundamentos:
la lectura inicial del pasaje bíblico
(Información), el descubrir lo que enseña
(Interpretación o también Observación) y la
manera como podemos asimilar cada principio en nuestra
cotidianidad (Aplicación)

Cuando lo hacemos, es decir, estudiamos la Biblia, lo
hacemos con reverencia, de ahí que es esencial que pidamos
a Dios que nos conceda sabiduría (Santiago 1:5). Recuerde
que aproximarnos a Su Palabra no nos traerá
confusión, porque Dios nos guiará en los pasos
apropiados. Él es un Dios de orden, no de confusión
(Cf. 1 Corintios 14:33)

En ese orden de ideas, la disciplina que debemos asumir
diariamente si deseamos ser buenos estudiantes de la Biblia,
tiene dos pilares: el primero, oración, y el
segundo: estudio sistemático de las
Escrituras
.

Recuerde que el primer beneficiado será usted,
porque la enseñanza traerá transformación a
su vida. La Palabra de Dios permanece para siempre (1 Pedro
1:25)

¿Por qué razón? Porque cuando
comprendemos lo que nos dice el Padre celestial
en el texto, y lo aplicamos a nuestra existencia,
estamos preparados para transmitir esos
principios a otras personas.

Sugerencias útiles para
comenzar

Recuerde tener siempre a mano:

1. Una o varias versiones de la Biblia

2. Leer cuidadosamente los títulos o
encabezados de los pasajes bíblicos (Le orientarán
sobre lo que trata el texto)

3. Lea las notas de referencia que le conducen a
otro texto bíblico, porque le permitirá ampliar el
conocimiento sobre algún tema, especialmente si se trata
de pasajes paralelos

4. Lea con detenimiento las notas marginales, que
generalmente son comentarios que hacen algunos eruditos sobre el
pasaje que está leyendo

5. Si tiene la forma de hacerlo, consulte mapas y
cuando haya referencia a algún sitio geográfico en
esperial, búsquelo. Generalmente los hallará al
final de la Biblia.

Características de un estudiante de la
Biblia

Además de la oración y desarrollar un
estudio sistemático de las Escrituras, todo estudiante de
la Biblia debe observar al menos siete características que
comparto con usted:

1. Disposición para aprender. Si en
nosotros hay auto suficiencia o quizá prejuicios, tenemos
de entrada una enorme dificultad para ser un buen estudiante
bíblico. Recuerde: la Biblia es la Palabra de Dios y es
necesario que estemos dispuestos a ser enseñados por
Él (Esdras 7:10; Cf. Mateo 5:6)

2. Disposición de encontrar lo que Dios desea
decirnos.
No se trata de un libro cualquiera. La Biblia es un
texto maravilloso en el que siempre aprenderemos algo nuevo de
parte del Señor, quien nos habla a través de ella
(Cf. Efesios 3:4)

3. Disposición para ser transformados por la
Palabra.
Cuando nos acercamos a la Biblia, aprendemos
principios que—si los llevamos a nuestra vida–, nos
traerán cambio y crecimiento personal y espiritual–. (2
Timoteo 3:16)

4. Aprender para poder enseñar a otros. A
menos que nos dispongamos para Dios, para ser enseñados
por Su Palabra, no podríamos enseñar a otros.
Humildad para aprender, disposición para transferir a
otros esos conocimientos, ese trato del Señor (2 Timoteo
2:15; Cf. 1 Pedro 3:15; Lucas 8:15)

5. Disposición para investigar. Si bien es
cierto, la Biblia se interpreta así misma, es necesario
que dispongamos nuestro corazón para inquirir y seguir
buscando, tal como hicieron los cristianos de Berea, en el primer
siglo (Hechos 17:11)

6. Disposición para librarnos de
prejuicios.
Quizá creemos que la Biblia es para
fanáticos, religiosos, personas que se conforman con un
versículo y se dejan lavar el cerebro. ¡Tremendo
error! Siempre debemos observar humildad al leerla, dispuestos a
encontrar algo nuevo, aprender y respetar las Escrituras porque
provienen de Dios mismo (1 Tesalonicenses 2:13)

7. Depender de Dios para cambiar. No conozco a la
primera persona que haya abierto su corazón al obrar de
Dios a través de las enseñanzas de la Palabra, que
no haya cambiado. Simplemente dispusieron su corazón al
inquirir sobre las Escrituras, y dejaron que Dios tratara sus
vidas. Los resultados, sin duda, son maravillosos–. (Santiago
1:22)

Tres recomendaciones finales

Para terminar la Lección de hoy, me permito
formularle tres recomendaciones de suma importancia:

1. Lea despacio y con suno cuidado. Leer
superficialmente no nos lleva a otra cosa que a los
equívocos, a conclusiones erradas. Por eso, además
de armarse de paciencia y perseverancia, tome una libre de
anotaciones y apunte los aspectos relevantes de los estudios que
vaya haciendo.

2. Use el entendimiento. No podemos desechar la
lógica, porque con frecuencia leemos y leemos y no
encontramos sentido a la lectura. Por ese motivo, si dispuso su
corazón para estudiar la Biblia, es para adentrarse en ese
proceso, y no leer por leer, para llenar un
vacío.

3. Comprenda las diferencias inter-culturaes. Las
personas a las que se dirigió inicialmente el mensaje
tenían un marco cultural, religioso, económico y
social distinto al nuestro. Ese simple hecho debe llevarnos a
tratar de entender qué quería decir el autor,
cómo recibieron los destinatarios el mensaje y—ahora
sí—de qué manera aplica a nuestro
tiempo.

Le invitamos a estar atento a la próxima
Lección que, puedo asegurarle, será
apasionante.

© Fernando Alexis Jiménez

La importancia del
contexto del pasaje bíblico que estudiaremos
(Lección 4)

Entrar a disfrutar el mensaje de las Escrituras para
nuestro tiempo, toma forma cuando al estudiar un pasaje o un
versículo, trabajamos a partir del
contexto en el que se encuentra ubicado.
Quizá se preguntará: ¿Qué relevancia
tiene? Mucha, porque dependiendo del contexto
amplio
o del contexto específico
en el que se encuentre la porción Escritural, podemos
aprender muchísimo más de lo que salta a primera
vista.

Recuerde que en general contexto es lo que se encuentra
antes y después del pasaje
que estamos estudiando. El texto que hayamos escogido tiene un
contexto específico, es decir, es como si
fuera un bloque o ladrillo de una pared. No podríamos
sacarlo de buenas a primeras, es necesario ver lo que hay
alrededor.

Ahora, el pasaje que estudiaremos—que
podría ser un versículo únicamente—se
encuentra inmerso en un contexto amplio, es
decir, rodeado por capítulos que hallamos antes y
también después.

Pero algo más, el pasaje que nos proponemos
estudiar, se encuentra rodeado por un contexto
panorámico
, que podemos descubrir cuando tenemos
en cuenta el libro en el que está el texto objeto del
análisis.

¿Comprende ahora, de manera sencilla, que no es
asunto de escoger un conjunto de versículos y comenzar a
sacar conclusiones? Es necesario mirar los tres contextos en los
cuales está ubicado: el contexto panorámico, el
contexto amplio y el contexto específico.

Una vez hemos realizado el trabajo de aplicar los tres
principios, es decir los tres tipos de contextos, podemos
comenzar a marcar los detalles del pasaje que hayamos escogido
para estudiar.

1. Tenga en cuenta la variedad
literaria

Dado que la Biblia en su conjunto fue escrita en un
período de por lo menos 1.500 años por 40
escritores—ubicados geográficamente en espacios
distintos y en la mayoría de los casos en épocas
diferentes—, es apenas natural que hay diversidad en la
forma de escribir, en algunos facilidad y en otros dificultad
para expresarse.

Recuerde también que algunos tuvieron
formación académica mientras que otros fueron
empíricos.

Unos autores acudieron a la expresión
poética, otros a la forma singular de la profecía,
otros se centraban en la prosa sencilla, otros fueron muy parcos
al escribir o hubo quienes conocían sobre a
legislación de su época, y por tanto, enfatizaron
en ese punto específico.

2. Diferentes enfoques de los autores

Como periodista profesional, y cuando laboraba
secularmente cubriendo noticias, informaba muchas veces con un
enfoque muy distinto del que lo hacía el colega de otro
periódico. Los elementos esenciales no variaban en la
noticia, pero sí la forma de suministrar la
información. Dependía de muchos factores, entre
ellos, del estado anímico, de la premura que se
tenía de llevar los textos a impresión, del
tamaño de página que tenía a
disposición, entre otros.

Ahora piense en los autores de los libros
bíblicos. Su perspectiva frente a un hecho era muy
particular y así lo redactaron en su momento. El eje
central que es Dios siempre estuvo presente, pero cada uno se
expresó de acuerdo con su contexto.

3. Diferentes circunstancias

Lo que vivió Moisés es bien distinto que
lo experimentado por Samuel, y a su vez lo que ellos vivieron, es
diametralmente opuesto a las circunstancias en medio de las
cuales se desenvolvieron Isaías o
Jeremías.

Cada uno de ellos escribió influido por
condiciones políticas, sociales, culturales, religiosas y
hasta económicas muy particulares que se reflejan en cada
línea que plasmaron sobre los pergaminos, papiros o
material utilizado. Ese hecho nos debe llevar a ser muy
cuidadosos al escudriñar un pasaje para estudiarlo, porque
se deben tener en cuenta las diferencias
circunstanciales.

4. Destinatarios finales

El libro del Apocalipsis tenía unos destinatarios
muy distintos a la carta de los Hebreos y a su vez, estos dos
escritos, tenían lectores finales diferentes que quienes
leyeron el Pentateuco, o primeros cinco libros de la Biblia
escritos—según la tradición—por
Moisés.

5. Tenga en cuenta las referencias
cruzadas

Generalmente sobre las márgenes de la Biblia
encontramos referencias a otros textos, que coinciden o dicen lo
mismo. Al estudiar un pasaje en medio de su contexto, debemos
tener estas referencias muy en cuenta, y en lo posible, ir a
buscarlas.

Otra herramienta de ayuda son los pasajes paralelos. Nos
ayudarán a ver relatos que en esencia tienen el mismo
objetivo, pero muchas veces, enfoques distintos. Es esencial que
nos tomemos el trabajo de hacer la investigación de un
pasaje de manera cuidadosa.

Puntos clave para estudiar el contexto

Cuando ya estamos, libreta de apuntes en mano,
dispuestos a sacar la mayor información de un pasaje,
debemos tener en cuenta los siguientes puntos clave:

1. El Autor. Tome tiempo para investigar en un
Comentario o Diccionario Bíblico, quién fue el
autor del libro que usted está leyendo. Procure adentrarse
en las condiciones que vivió, así es que lea todo
lo que tengan que decirle del escritor.

2. Fecha. Investigue cuándo se
escribió el libro, y de ser posible, averigüe
qué circunstancias políticas, sociales, culturales
y económicas prevalecía en el momento.

3. Historia. Al leer el libro, en medio del cual
se encuentra inmerso el pasaje que usted estudia, por favor
pregúntese: ¿Cuándo y cómo ocurrieron
los hechos?¿Qué circunstancias históricas
reinaban en el momento?¿Por qué motivo se
escribió el libro?

4. Forma literaria. Trate de determinar si se
trata de profecía, prosa sencilla, poesía, si hay
figuras o símbolos y todo cuanto más pueda sobre el
pasaje que está leyendo.

5. Lugar. Determine a qué ubicación
específica se está refiriendo o cuáles
sitios menciona. Si le queda fácil, utilice mapas para
encontrar los lugares mencionados. Puede acudir a su propia
Biblia. En la última parte, generalmente hay buenos
mapas.

6. Propósito del libro. Trate de ubicarse
en los zapatos del autor. ¿Qué buscaba al escribir
el pasaje, el capítulo o el libro en su conjunto?
Adentrarse en esta dimensión, le ayudará a tener
una mayor comprensión del texto.

7. Destinatarios. Una lectura detenida del texto,
le permitirá identificar a quiénes estaba dirigido.
Es muy útil hacerlo.

8. Mensaje o tema central. Todo libro,
capítulo o pasaje en particular, tiene un mensaje o tema
central. Como se está ayudando con una libreta de notas,
trate de identificar cuál es el eje principal.
Comprobará cómo le ayuda este ejercicio.

9. Bosquejo. Cuando elaboramos nosotros mismos un
bosquejo, separando los textos por bloques temáticos,
logramos tener un panorama mucho más claro de lo que
aborda el autor. Una forma sencilla de hacerlo, es decir, de
articular un bosquejo, es mirando la estructura de los diferentes
textos. Tenga en cuenta si un capítulo tiene varios temas.
Sepárelos. Eso le ayudará a tener una perspectiva
amplia y más clara. Y así sucesivamente con el
resto del libro. Puede que al comienzo considere que no es
fácil, pero con el paso del tiempo le resultará muy
práctico y sencillo hacerlo.

Recuerde que usted se está formando para ser un
excelente estudiante de la Biblia. No hacer las cosas a prisa,
sino a conciencia, y dejarse utilizar por Dios como instrumento
útil para llevar el mensaje a Su Pueblo hoy. Sobre esa
base, no importa cuánto tiempo deba invertir en la
investigación de un pasaje. Hágalo con
responsabilidad, como debe hacerlo todo ministro de Jesucristo en
nuestro tiempo.

© Fernando Alexis Jiménez

Una visión
panorámica: Los bosquejos de libros y porciones de la
Biblia (Lección 5)

Una pregunta que se formulan muchas personas cuando
comienzan a caminar en la maravillosa experiencia de estudiar la
Biblia, es: ¿Por qué debemos elaborar bosquejos
de libros y porciones de la Escritura
?

Permítame responderle con una gráfica
mental. ¿Qué hace usted cuando desea ver toda la
ciudad en su extensión? Subir hasta el último piso
de un edificio puede ayudar; sin embargo, la visión que
tendrá será muy limitada. El horizonte no
será amplio.

¿Qué hacemos en tales casos? Subimos a un
montículo o montaña cercanos. Entonces tenemos una
visión panorámica que nos ayuda a
determinar dónde quedan los lugares emblemáticos
como alcaldía o ayuntamiento, parque principal,
biblioteca, escenarios deportivos e incluso, la extensión
de los sectores o barrios.

Es lo mismo que ocurre cuando leemos al menos dos veces
un libro de la Biblia con el propósito de identificar su
contenido. Lo que obtenemos es una visión
panorámica
. Logramos determinar varios aspectos
como:

a. Tema principal del libro

b. Sub temas

c. Temas puntuales o particulares

Esta visión panorámica
aplica para todo un libro o conjunto de capítulos, pero
también, aplica a un capítulo o conjunto de
versículos en particular. En este caso le llamamos
panorama del pasaje o del
capítulo.

Cuando elaboramos un estudio del libro y comenzamos a
particularizar segmentos de texto, es decir, irnos hacia los
capítulos, estamos moviéndonos de lo
macro a lo micro. Nos vamos
acercando al conjunto de versículos que deseamos
estudiar.

Como verá, tanto la visión
panorámica
del libro como la visión
específica nos ayudan enormemente porque nos hacemos a una
idea clara del contexto.

1. Los capítulos y versículos: Problema
o ayuda

Un estudiante de la Biblia que esté en el proceso
de bosquejar la estructura de un libro, puede encontrar
dificultades y— al mismo tiempo—, gran ayuda con la
división que presentan las Escrituras en capítulos
y versículos. ¿La razón? Muchas veces un
capitulo no concluye apropiadamente un tema, lo deja inconcluso y
es necesario acudir al siguiente capítulo para encontrar
el desenlace. Igual ocurre con los versículos.

Partes: 1, 2, 3

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