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Hermenéutica Bíblica para Principiantes (página 2)



Partes: 1, 2, 3

¿Sabía qué los textos
bíblicos más antiguos en las lenguas originales no
estaban divididos en capítulos ni  en
versículos? En los "originales" no había
separación entre las palabras, ni vocales, ni signos de
puntuación, ni títulos de cabecera que ayudasen a
localizar los pasajes bíblicos. Estas divisiones se
incorporaron durante el Renacimiento cuando se comenzaron a
editar los primeros libros con páginas, títulos,
capítulos e índices, para facilitar la
lectura.

Las modificaciones en firme se produjeron durante la
Edad Media cuando los masoretas (especialistas judíos
encargados de fijar, conservar el texto exacto de la Biblia),
concibieron una división  en frases cortas, pero con
sentido completo, lo cual permitía dar un cierto ritmo a
la voz del lector.

La actual división en capítulos parece
haber sido esbozada en el siglo XI por Lanfranc, consejero
de Guillermo el conquistador. En  los albores del siglo
XIII, en París, Stephen Langton, profesor en la
Sorbona, que llegó a ser arzobispo de Canterbury,
desarrolló la estructura al establecer una división
en capítulos, más o menos iguales o muy similares a
la que tenemos en nuestras Biblias impresas.

Hacia el 1226, los libreros de París, introducen
estas divisiones en capítulos en el texto bíblico,
dando lugar a la que se conoce como la Biblia Parisina. Desde
entonces esta división se hizo universal. En 1565, Teodoro
de Beza inscribe los números de los versículos en
el interior del texto mismo.

La división en los capítulos y
versículos tienen sus ventajas y desventajas: Una de las
ventajas, por la fácil ubicación de un texto, pero
a la par, una desventaja en el hecho de que las divisiones no
corresponden a la terminación de una idea para abordar la
otra.

II. Los libros con y sin estructura

En este punto es importante hacer notar que hay libros
que tienen capítulos o pasajes que son totalmente
independientes y por tanto, no puede definirse fácilmente
su estructura. Me refiero a textos como Salmos, Proverbios,
Eclesiastés, Cantar de los Cantares y las tres cartas
universales de Juan.

Los libros que fácilmente se pueden bosquejar son
Génesis, Job, Jonás, Evangelios, Hechos de los
Apóstoles, Romanos, Efesios, Filemón, y el
Apocalipsis.

III. Identificando la estructura o
bosquejo

La recomendación siempre será la misma:
Tomar papel y lápiz y comenzar a hacer anotaciones
conforme se avanza en la lectura del texto. Los aspectos que
llaman la atención, apuntarlos.

Tenga presente que todo autor bíblico
tenía un propósito en mente. Generalmente
ordenó sus ideas. Las plasmó por escrito con ayuda
del Espíritu de Dios le hablaba. No escribieron por llenar
espacio únicamente. Si esa idea nos asiste, nos
será más fácil a la tarea de descubrir las
ideas relevantes.

Cuando vamos definiendo una posible estructura para el
libro o pasaje, vamos teniendo una mayor comprensión de lo
que quería expresar el autor, de la forma como
pretendía llegar a los destinatarios finales y,
también, qué buscaba como reacción una vez
se leyera el escrito.

Si bien es cierto hay libros que nos ayudan con los
bosquejos, lo ideal es que usted y yo elaboremos nuestros propios
bosquejos del libro, y por supuesto, de los
capítulos.

IV. Definiendo ideas principales y
secundarias

Las ideas principales que encontramos en el libro, nos
ayudarán a definir cuál es el mensaje central. Es
necesario valorarlas para mirar cuál está en primer
orden. En algunos casos, varias ideas principales tendrán
elementos coincidentes, con lo que resultará mucho
más fácil encontrar la idea central.

Usted una vez define las ideas principales, las separa.
Son los puntos centrales. Ahora, preste atención a un
aspecto interesante: En la mayoría de los casos
encontraremos capítulos que están ligados a esas
ideas principales. Si lo que está es estudiando un
capítulo, encontrará versículos que giran
alrededor de las ideas principales, les sirven de
soporte.

Hay dos preguntas que resultan una valiosa ayuda cuando
estamos definiendo la estructura o bosquejo de un libro o un
pasaje. Quizá las recuerde. Si no es así, las cito
nuevamente: La primera, ¿cuál es el mensaje
principal que encuentro en este libro o pasaje?, y la segunda:
¿Qué capítulos o versículos giran
alrededor del tema principal?

El trabajo se facilita cuando tenemos en cuenta tres
aspectos:

a. Esquema cronológico – Los tiempos
transcurridos entre uno y otro hecho

b. Esquema de acontecimientos

c. Esquema de temas – Unir los que son
afines o complemento uno de otro

Hay que tener en cuenta la repetición de frases o
palabras clave; los relatos o historias o los temas puntuales que
se abordan.

A continuación le compartimos dos ejemplos de
bosquejos de libros, tomados del autor cristiano, Daniel
Alejandro Flores:

Bosquejo del Evangelio de
Mateo

I. Preparación para el
ministerio, 
otoño, 27 d. C., 1:1-13.

II. Ministerio en Galilea, de pascua
a pascua, 29-30 d. C., 1:14 a 7:23.A. Primer ministerio en
Galilea, 1:14-34.B. La primera gira misionera, 1:35-45.C.
Ministerio en y alrededor de Capernaúm, 2:1 a 3:19.D. La
segunda gira misionera, 3:20 a 5:43.E. La tercera gira misionera,
6:1 a 7:23.III. Retiro del ministerio
público, 
primavera a otoño, 30 d. C., 7:24
a 9:50.A. Ministerio en las regiones limítrofes a Galilea,
7:24 a 8:10.B. Vislumbres de la cruz, 8:11 a 9:50.

IV. Ministerio en
Perea, 
otoño 30 d. C. a primavera 31 d. C.,
10:1-52.

V. Conclusión del ministerio en
Jerusalén
, pascua, 31 d. C., 11:1 a 15:47.A.
Conflictos con los escribas y los fariseos, 11:1 a 12:44.B.
Profecía de Jesús en cuanto a la caída de
Jerusalén y su segunda venida, 13:1-37.C. Arresto y juicio
de Jesús, 14:1 a 15:20.D. Crucifixión y entierro de
Jesús, 15:21-47.

VI. Resurrección y apariciones de
Jesús
, 16:1-20.

I. Nacimiento, infancia y niñez,
1:1 a 2:23.
A. Antes del nacimiento de Jesús, 1:1-25.B.
La niñez de Jesús, 2:1-23.

II. Preparación para el
ministerio, 
otoño (septiembre-noviembre) de 27 d.
C., 3:1 a 4:11.A. Ministerio de Juan el Bautista, 3: 1-12.B. El
bautismo, 3:13-17.C. La tentación, 4:1-11.

III. Ministerio en Galilea, de
pascua a pascua, 29-30 d. C., 4:12 a 15:20.A. Comienzos del
ministerio en Galilea, 4: 12-25.B. El Sermón del Monte,
5:1 a 8:1.C. El poder de Jesús sobre la enfermedad, la
naturaleza y los demonios, 8: 2 a 9:34.D. Instrucción
sobre métodos de evangelización, 9:35 a 11:1.E. La
delegación enviada por Juan el Bautista, 11:2-30.F.
Conflicto con los fariseos, 12:1-50.G. El sermón junto al
mar: parábolas del reino, 13:1-52.H. Fin del ministerio
público en Galilea, 13:53 a 15:20.

IV. Terminación del ministerio
público
, primavera a otoño (marzo-noviembre),
30 d. C., 15:21 a 18:35.A. Ministerio en las regiones vecinas a
Galilea, 15:21-39.B. Nuevos conflictos con los fariseos, 16:1-12.
269C. Preparación para la cruz, 16:13 a 17:27.D. La
importancia de la humildad en las relaciones humanas,
18:1-35.

V. Ministerio en Perea, otoño
a primavera (septiembre-mayo), 30-31 d. C., 19:1a 20:34.A.
Enseñanzas en Perea, 19:1 a 20:16.B. El último
viaje a Jerusalén, 20:17-34.

VI. Ministerio final en
Jerusalén
pascua, 31 d. C., 21:1 a
27:66.A. Conflicto con los escribas y fariseos, 21:1 a 23:39.B.
Instrucciones en cuanto a la segunda venida de Cristo, 24:1 a
25:46.C. El arresto y el juicio, 26:1 a 27:31.D. La
crucifixión y la sepultura, 27:32-66.

VII. La
resurrección
apariciones posteriores,
28:1-15.A. La gran comisión, 28:16-20.

(Texto de Daniel Alejandro
Flóres)

Bosquejo del Evangelio de
Marcos

I. Preparación para el
ministerio, 
otoño, 27 d. C., 1:1-13.

II. Ministerio en Galilea, de pascua
a pascua, 29-30 d. C., 1:14 a 7:23.A. Primer ministerio en
Galilea, 1:14-34.B. La primera gira misionera, 1:35-45.C.
Ministerio en y alrededor de Capernaúm, 2:1 a 3:19.D. La
segunda gira misionera, 3:20 a 5:43.E. La tercera gira misionera,
6:1 a 7:23.

III. Retiro del ministerio
público, 
primavera a otoño, 30 d. C., 7:24
a 9:50.A. Ministerio en las regiones limítrofes a Galilea,
7:24 a 8:10.B. Vislumbres de la cruz, 8:11 a 9:50.

IV. Ministerio en
Perea, 
otoño 30 d. C. a primavera 31 d. C.,
10:1-52.

V. Conclusión del ministerio en
Jerusalén
, pascua, 31 d. C., 11:1 a 15:47.A.
Conflictos con los escribas y los fariseos, 11:1 a 12:44.B.
Profecía de Jesús en cuanto a la caída de
Jerusalén y su segunda venida, 13:1-37.C. Arresto y juicio
de Jesús, 14:1 a 15:20.D. Crucifixión y entierro de
Jesús, 15:21-47.

VI. Resurrección y apariciones de
Jesús
, 16:1-20.

(Texto de Daniel Alejandro
Flóres)

Una recomendación oportuna es que, en adelante,
cada vez que lea un pasaje bíblico, trate de tener un
panorama completo para que sepa de qué trata en su
conjunto y pueda encontrar más fácilmente las
particularidades.

© Fernando Alexis Jiménez

¿Qué
importancia tienen la
gramática, la sintaxis y las
palabras en el estudio de la Biblia? (Lección
6)

Comparto con usted una infidencia: Aun cuando paso mucho
tiempo escribiendo, por años creí aburridor
estudiar la estructura de los textos, desde los capítulos
de un libro hasta segmentos específicos del material que
estaba leyendo. Lo que aprendí mientras cursaba la carrera
me parecía que no tenía sentido profundizar en
reglas ortográficas, de construcción de las
oraciones etc.

¿Cuál es mi perspectiva ahora? Que estaba
en un error. Y lo comparto con usted: tremendo error desconocer
la gramática, la sintaxis y el análisis de las
palabras, muchísimo más cuando nos adentramos a
escudriñar las Escrituras. Y aplicando un refrán
latinoamericano, le invito para que "Al mal paso le demos prisa".
Aprendamos por tanto acerca de estos tres elementos fundamentales
para todo estudiante serio de la Biblia…

La gramática en el estudio de la
Biblia

En primera instancia definamos la gramática y
miremos su importancia: "La gramática es el
estudio de las reglas y principios que gobiernan el uso
de las lenguas y la organización de
las palabras dentro de unas oraciones y otro
tipo de constituyentes sintácticos. También se
denomina gramática al conjunto de reglas y principios que
gobiernan el uso de una lengua concreta determinada; de esta
manera entendemos que cada lengua tiene su propia
gramática."

¿Cómo encaja en el estudio Escritural?
Cuando nos acercamos a un pasaje bíblico es importante
identificar dónde comienza una idea, dónde termina
y en dónde inicia una nueva idea. Recuerde que los
escritores de la Palabra escribieron con fundamento en ideas
específicas que, concatenadas, daban lugar a un mensaje
completo. Nuestra pericia debe enfocarse en identificar ideas
completas.

Ahora, hay pasajes que no permiten identificar
fácilmente dónde termina y comienza una nueva idea.
Le pongo dos ejemplos: Juan 1:1-5 y también Hebreos
10:1-25. Le invito para que lea estas porciones de la Palabra.
Descubrirá que en apariencia hay ideas que se
podrían señalar como muy definidas, pero si mira la
estructura, encontrará que el asunto no es tan
fácil. Las ideas están tan íntimamente
ligadas, en los dos pasajes, que ameritan un estudio cuidadoso,
libreta de apuntes en mano.

Piense que algunas de las ideas de los pasajes
están concatenadas y deben ser descubiertas paso a paso,
para no incurrir en errores teológicos y doctrinales
cuando las exponemos a la comunidad de creyentes. Ninguna
oración o idea de un texto puede ser extraída, sin
tener en cuenta el contexto. Como lo hemos visto
en Lecciones anteriores, deben mirarse como parte de un conjunto
de textos bíblicos, evaluando cuidadosamente lo que hay
antes y lo que hay
después.

Ahora, ¿qué ocurre cuando estamos
estudiando una oración, párrafo o versículo
específico? Debemos procurar cómo se
estructuró. En el Español utilizamos una
lógica sencilla:

SUJETO ( VERBO ( COMPLEMENTO ó
PREDICADO

Es a lo que estamos acostumbrados. En el
griego—idioma en el que se escribió gran parte del
Nuevo Testamento–, que sentó buena parte de las bases
para el español, el esquema es muy similar:

SUJETO ( VERBO ( OBJETO

La variación más significativa la
encontramos en el hebreo, idioma del Antiguo Testamento. En este
caso la estructura de las oraciones vendría a ser la
siguiente:

VERBO ( SUJETO ( OBJETO.

Ahora, si hilamos un poco más fino, encontramos
que en el hebreo, original de muchos textos, las oraciones son
nominales y la estructura es:

SUJETO ( PREDICADO

¿Comprende ahora la importancia de tomar una
oración, párrafo o versículo para estudiarlo
cuidadosamente? Es importante no sacar conclusiones
fáciles o superficiales, sino estudiar a fondo el texto,
observando la estructura que presenta.

La sintaxis en el estudio de la Biblia

Vamos a un segundo aspecto, definir lo que
es sintaxis: "La sintaxis es la
parte de la gramática que estudia las reglas y principios
que gobiernan la combinatoria de constituyentes
sintácticos y la formación de unidades superiores a
estos, como
los sintagmas y oraciones gramaticales. La
sintaxis, por tanto, estudia las formas en que se combinan las
palabras, así como las relaciones
sintagmáticas y paradigmáticas existentes
entre ellas."

Si la gramática estudia las reglas
que gobiernan una oración, la sintaxis se orienta a
definir las reglas que gobiernan la unión de varias
oraciones, párrafos o versículos.

¿Qué es entonces lo que debemos hacer?
Primero, estudiamos una oración específica, y luego
la miramos dentro de su contexto. La idea es que no saquemos
ninguna oración o párrafo de su contexto. Es un
principio que debe animar a todo estudiante de la
Biblia.

Una de las formas aconsejables de estudiar textos e
identificar ideas específicas en oraciones,
párrafos o versículos, es la utilización de
varias versiones de la Biblia. A la tradicional Reina Valera
1960, que dicho sea de paso tiene algunas inconsistencias,
sería aconsejable sumarle Versiones Populares o en
traducción contemporánea.

Importancia a de las palabras en un texto
bíblico

Cuando estamos estudiando un texto bíblico (que
hemos aprendido a dividir en oraciones, párrafos o
versículos con el fin de identificar las ideas completas)
es importante que nos enfoquemos en palabras específicas
que pueden constituir el eje central de una oración o
bien, llaman nuestra atención. ¿Cuál es la
razón? Es importante que investiguemos su raíz
original de acuerdo al idioma al que pertenezcan: hebreo, arameo
o griego.

Aquí es importante recabar que muchas de las
formas como se vierten estas palabras al español, no
interpretan todo su sentido o, al menos, parte de su sentido
original.

Para hacer este estudio y sin que usted sea un erudito
en lenguas, podría consultar el Diccionario Hebreo –
Griego, de Vine, o bien la Concordancia Exhaustiva Hebreo –
Griego, de Strong. Incluso puede resultar valioso un Diccionario
de Español, en términos sobre los que tengamos
dudas.

En todo este proceso, reitero, es importante tener a
mano una libreta anotar las palabras que vamos a investigar.
Junto al término se anota su ubicación: libro,
capítulo y versículo específicos.

Comparto finalmente cinco claves que le ayudarán
en el estudio de los textos:

a. ¿En qué contexto se
escribió esta palabra—tener en cuenta el antes y el
después–?

b. ¿Cómo se usa esa misma palabra
en otro pasaje bíblico?

c. ¿Cómo se usa esa misma palabra
en otros libros de la Biblia?

d. Tener en cuenta que la palabra puede tener
varios significados en su idioma origina

e. No pretender buscar "significados ocultos" en
esas palabras

No olvide que el estudio de un texto o palabra, tiene en
cuenta el contexto, la gramática, la sintaxis y los
idiomas originales como acabamos de ver.

© Fernando Alexis
Jiménez

El papel de las
figuras literarias en el Estudio de la Biblia (Lección
7)

Cuando estudiamos cuidadosamente la Biblia, encontramos
dos hechos significativos: el primero, que Dios utilizó
hombres del común para escribir los textos, ajustados a su
realidad y el los términos de lenguaje que dominaban, y el
segundo, que la forma como se expresaron era fácil de
entender para todos los destinatarios.

Ahora, cuando se redactaron los textos en las
Escrituras, se utilizaron dos formas: las expresiones
literales—sin mayor complicación—y el lenguaje
simbólico o figurado. Hablamos de un lenguaje
figurado
cuando el mensaje es representado por un objeto
o persona.

Ahora, las palabras evolucionan así como su
significación en medio de una cultura o de una
región específica. Igual ocurre con las figuras.
Este hecho lleva a que, al escudriñar las Escrituras, no
pretendamos sacar una "revelación" especial u oculta en un
pasaje en el que se utilizan figuras; lo aconsejable es mirar de
qué figura se trata y evaluar—con sumo cuidado y de
ser posible comparando otros textos bíblicos.

¿Dónde son más comunes las figuras
literarias? En el Antiguo Testamento más que en el Nuevo
Testamento, salvo en el libro de Apocalipsis en donde
abundan.

Quizá usted se pregunta: ¿Qué es
una figura? Es una imagen o expresión que encierra
simbología. Permítame aquí ponerle un
ejemplo. Tomemos la palabra andar (del griego
peripateo) Usted y yo, en occidente, entendemos que es
caminar.

Cuando vamos a Marcos 2:9, Juan 5:8 y Hechos 3:6,
hallamos el término andar expresado
literalmente, que es caminar. Cuando vamos a
textos como Gálatas 5:16, 1 Tesalonicenses 2:12,
Colosenses 1:10 y Efesios 4:1, encontramos que
andar se está refiriendo a asumir un nuevo
estilo de vida y movernos en esa dimensión, lo que por
supuesto, está asociado a cambiar paradigmas de
pensamiento y comportamiento.

Comprende ahora el por qué resulta complicado
sacar deducciones de primera mano, al leer un texto
bíblico que contiene figuras literarias, sin antes hacer
un cuidadoso análisis. Insisto en que es esencial
distinguir lo literal de lo
figurado.

¿Cómo podemos hacer la diferencia entre
literal y figurado?

Con frecuencia la primera pregunta que surge en los
estudiantes de la Biblia es: ¿Cómo podemos
hacer la diferencia entre literal y figurado en un pasaje
bíblico
? En esencia hay tres formas de
saberlo:

a. Cuando la figura que se utiliza no tiene
relación con personas o eventos

b. Cuando humanamente resulta imposible concebir
que esa figura esté asociada con algo del común,
como podemos apreciar en Mateo 8:22; 18:8, 9 y Juan
15:5.

c. Cuando un pasaje bíblico entra en
conflicto con otro justo cuando se refiere a una persona o evento
en particular. Para ilustración, comparto dos ejemplos: 1
Corintios 15:22 frente a Juan 11:26 y Juan 2:19 frente a Juan
2:21.

Algunas figuras literarias

Para que tengamos un panorama mucho más claro
respecto a las figuras literarias, que no son nada del otro mundo
o que deba infundir temor—comprendo que lo académico
no siempre resulta atrayente—comparto algunas de las
más reconocidas:

1. Modismos. Son las formas muy particulares
utilizadas en regiones o ciudades actualmente, pero que
también en los tiempos bíblicos tenían
ocurrencia. Le invitamos a tomar como ejemplo Josué 2.11;
5:1; 7:5; 2 Samuel 17:10; Isaías 13:9-11; Ezequiel 32:7,
8; Joel 2:10.

2. Símil. Comparación de dos cosas,
objetos, eventos o personas utilizando el conectivo "semejante a"
y también "es como". Todo con el propósito de
compartir una enseñanza. Le invito a leer Jeremías
23:29; Mateo 13:33.

3. Metáfora. Cuando se alude a dos
objetos, cosas o personas que convergen para dar una
enseñanza específica. Le invito a leer
Génesis 49:9; Mateo 5:13-16; Juan 8:12.

4. Metonimia. Una figura utilizada cuando algo es
específico y se sustituye por otra persona, objeto o cosa.
Por favor lea Amós 7:9; Lucas 16:29; Mateo
26:27.

5. Sinécdoque. Cuando una parte de algo
puede referirse al todo de ese algo o un todo, puede referirse a
algo específico. La mejor ilustración la
encontrará en Lucas 2:1; hechos 24:5; Romanos 1:8;
19:27.

6. Hipérbole. Se trata de una
exageración, a veces ciertas, por parte del autor con el
fin de enfatizar una enseñanza (Génesis 15:1-6;
Números 13:33; Deuteronomio 1:28; Juan 21:25)

7. La personificación. Una figura mediante
la cual se atribuye a un objeto algo propio de quien tiene vida o
se le asocia con lo que haría una persona. Para mejor
ilustración lea Isaías 3:26, 14:7, 8; Salmo 114: 3,
4 y Habacuc 3:10, 11.

8. La ironía. Figura a través de la
cual se busca decir algo, despertando un aire jocoso, con el fin
de enfatizar una enseñanza. Generalmente se llama
ironía porque lo que se busca enseñar es
diametralmente opuesto de la persona, objeto o cosa que se
menciona. Le invito a leer Job 12:2, 1 Reyes 18:27; Mateo 27:29;
1 Corintios 4:8).

9. Eufemismo. Se trata de un lenguaje agradable y
en cierta medida diplomático que sustituye lo que
podría sonar ofensivo. Ejemplos específicos los
encontramos en 1 Samuel 24:3.

10. Alegoría. Se trata de un relato con
una enseñanza espiritual. Le invito a leer Proverbios
5:15-18; Efesios 6:11-17 y Gálatas 4:21-31.

11. Parábola. Es una figura que se
caracteriza por un símil prolongado. Es una historia con
una moraleja o enseñanza especial (2 Samuel 12:1-6 y las
enseñanzas del Señor Jesús en los
Evangelios)

Otras figuras sobre las que no abundaremos en detalles
porque se presentan pero muy escasamente en la Biblia, son la
Litole, la Aposiopesis, el
Proverbio y la
Hendiadis.

© Fernando Alexis
Jiménez

Fuentes de
Información que nos ayudan en el Estudio Bíblico
(Lección 8)

Cuando nos disponemos a seguir profundizando en el
estudio de la biblia es necesario que llevemos también con
nosotros una Caja de Herramientas. Nos serán muy
útiles en el trabajo que nos disponemos a
emprender.

Le describo a continuación algunos de sus
principales apoyos o fuentes de información, que le
serán muy útiles:

1. Una Concordancia Bíblica: Debido a que
relacionan en qué versículos de toda la Biblia se
encuentra una palabra específica, resulta muy oportuna y
necesaria cuando estamos estudiando un tema específico. De
ser posible, hagamos el ejercicio de ver cómo se aplica
esa palabra en otros pasajes Escriturales.

2. Una concordancia hebreo-griego: Como la Biblia
se escribió originalmente en hebreo, griego y algunos
fragmentos de arameo, es importante tener una Concordancia
Hebreo-Griego. Una que se recomienda es la Strong, que resulta
muy completa. También la Vine es muy completa.

3. Varias versiones de la Biblia: Además
de la tradicional Biblia Reina Valera 1960, muy difundida en
América Latina, conviene tener a mano versiones en
lenguaje actual, que ayudan a dilucidar interrogantes cuando
estamos leyendo un texto específico. Es bueno comparar lo
que dicen las versiones.

4. Una Biblia Temática: Generalmente
desarrollan temas específicos y asocian los
versículos que sirven de soporte. Si hablan de FE,
inmediatamente citan los pasajes que están
íntimamente ligados a esta temática.

5. Un Diccionario Bíblico: Resulta muy
necesario porque explica aspectos, temas, personajes, eventos y
muchos aspectos de las Escrituras que nos permiten despejar
inquietudes y, además, ampliar nuestro panorama de
información cuando estamos desarrollando el estudio
sistemático.

6. Una Enciclopedia de la Biblia: es mucho
más completa que un Diccionario Bíblico y hace
posible no solo despejar interrogantes sino, además,
profundizar en el análisis que hacemos de cualquier pasaje
de las Escrituras.

7. Un Atlas de la Biblia: Debido a que las
Escrituras con frecuencia citan lugares geográficos
específicos, resulta necesario ubicarlos. Nos ayudan mucho
para conocer las condiciones de terreno—si es desierto o
costa–, y contribuyen a despejar inquietudes para tener un
contexto claro de lo que estamos leyendo en la
Palabra.

8. Comentarios Bíblicos: Recuerde que, al
estudiar la Biblia, somos usted y yo quienes sacamos nuestras
propias conclusiones a partir de las enseñanzas que
contiene el texto. No obstante, vale la pena consultar—una
vez hayamos hecho nuestro propio estudio—qué dicen
respecto de determinado pasaje otros autores
contemporáneos.

Lo más importante es que nos demos al estudio de
la Biblia de una manera concienzuda no solo para nuestra propia
edificación sino por la enorme responsabilidad que tenemos
al enseñar a otras personas.

Se avecina un nuevo nivel

Hemos terminado un primer Ciclo en el proceso de
Interpretación de la Biblia. Las próximas Lecciones
estarán encaminadas a profundizar en el estudio
Escritural. Si hay alguna Lección que no ha leído
aún, le sugerimos tomarse el tiempo para hacer el respecto
análisis.

© Fernando Alexis Jiménez

Los libros de la Ley
(Lección 9)

La hemos atravesado una de las etapas más
dispendiosas pero a la vez enriquecedoras: el análisis de
los textos bíblicos, observando con cuidado su contexto,
normas gramaticales, de sintaxis así como las diferentes
figuras y géneros literarios utilizados. Comprendo que
puede parecer engorroso, pero es esencial si queremos tener una
aproximación más profunda a la Palabra de
Dios.

Le invito para que nos acerquemos a una división
sencilla de los diferentes libros que contemplan el conjunto de
la Biblia, para luego adentrarnos en los libros de la
Ley.

Libros del Antiguo Testamento

Estos libros se dividen en cuatro grandes segmentos, de
la siguiente manera:

Libros de Poesía (5)

Libros de Profecía (17)

Libros de la Ley (5)

Libros de Historia (12)

Libros del Nuevo Testamento

Libros de Biografía (4)

Libros de Historia (1)

Epístolas (21)

Profecía (1)

Ahora, ¿Cómo identificamos a qué
categoría pertenecen? Es necesario un estudio detenido,
teniendo en primera instancia, una aproximación al tipo de
prosa que se utiliza. Ese paso será muy útil en el
proceso de saber si se trata de libros de poesía,
historia, profecía, la ley, biografías o
epístolas.

¿Cuáles son los Libros de la
Ley?

Los libros de la Ley son cinco: Génesis,
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Les
invito para que veamos una breve síntesis de cada uno de
ellos:

Génesis. Significa
"generación" u origen. El nombre nos indica que
este primer libro de la Revelación contiene los misterios
de la prehistoria y los comienzos del Reino de Dios sobre la
tierra. Describe, en particular, la creación del universo
y del hombre, la caída de los primeros padres, la
corrupción general, la historia de Noé y el
diluvio.

Luego el autor sagrado narra la confusión de las
lenguas en la torre de Babel, la separación de Abraham de
su pueblo y la historia de este patriarca y de sus descendientes:
Isaac, Jacob, José, para terminar con la bendición
de Jacob, su muerte y la de su hijo José. En esta
sucesión de acontecimientos históricos van
intercaladas las grandes promesas mesiánicas con que Dios
despertaba la esperanza de los patriarcas, depositarios de la
Revelación primitiva.

Exodo, es decir, "salida", se llama el segundo
libro, porque en él se narra la historia de la
liberación del pueblo israelita y su salida de Egipto.
Entre el Génesis y el Exodo median varios siglos, es
decir, el tiempo durante el cual los hijos de Jacob estuvieron en
el país de los Faraones. El autor sagrado describe en este
libro la opresión de los israelitas; luego pasa a narrar
la historia del nacimiento de Moisés, su salvamento de las
aguas del Nilo, su huida al desierto y la aparición de
Dios en la zarza.

Refiere después, en la segunda parte, la
liberación misma, las entrevistas de Moisés con el
Faraón, el castigo de las diez plagas, el paso del Mar
Rojo, la promulgación de la Ley de Dios en el
Sinaí, la construcción del Tabernáculo, la
institución del sacerdocio de la Ley Antigua y otros
preceptos relacionados con el culto y el sacerdocio.

Levítico es el nombre del tercer
libro del Pentateuco. Derívase la palabra Levítico
de Leví, padre de la tribu sacerdotal. Trata primeramente
de los sacrificios, luego relata las disposiciones acerca del
Sumo Sacerdote y los sacerdotes, el culto y los objetos
sagrados.

Con el capítulo 11 empiezan los preceptos
relativos a las purificaciones, a los cuales se agregan
instrucciones sobre el día de la Expiación, otras
acerca de los sacrificios, algunas prohibiciones, los
impedimentos matrimoniales, los castigos de ciertos pecados y las
disposiciones sobre las fiestas. En el último
capítulo habla el autor sagrado de los votos y
diezmos.

Números es el nombre del cuarto
libro, porque en su primer capítulo refiere el censo
llevado a cabo después de concluida la legislación
sinaítica y antes de la salida del monte de Dios. A
continuación se proclaman algunas leyes, especialmente
acerca de los nazareos, y disposiciones sobre la formación
del campamento y el orden de las marchas.

Casi todos los acontecimientos referidos en los
Números sucedieron en el último año del
viaje, mientras se pasan por alto casi todos los sucesos de los
treinta y ocho años precedentes. Descuellan algunos por su
carácter extraordinario; por ejemplo, los vaticinios de
Balaam. Al final se añade el catálogo de las
estaciones durante la marcha a través del desierto, y se
dan a conocer varios preceptos sobre la ocupación de la
tierra de promisión.

El Deuteronomio es, como expresa su
nombre, "la segunda Ley", una recapitulación,
explicación y ampliación de la Ley de
Moisés. El gran profeta, antes de reunirse con sus padres,
desarrolla en la campiña de Moab en varios discursos la
historia del pueblo escogido inculcándose los divinos
mandamientos.

En el primero (1-4, 43), echa una mirada retrospectiva
sobre los acontecimientos en el desierto, agregando algunas
exhortaciones prácticas y las más magníficas
enseñanzas. En el segundo discurso (4, 44-11, 32) y en la
parte legislativa (caps. 12-26), el legislador del pueblo de Dios
repasa las leyes anteriores, haciendo las exhortaciones
necesarias para su cumplimiento, y añadiendo numerosos
preceptos complementarios.

Los dos últimos discursos (cap. 27-30) tienen por
objeto renovar la Alianza con Dios, lo que, según las
disposiciones de Moisés, ha de realizarse luego de entrar
el pueblo en el país de Canaán. Los
capítulos 31-34 contienen el nombramiento de Josué
como sucesor de Moisés, el cántico profético
de éste, su bendición, y una breve noticia sobre su
muerte. El Deuteronomio es, según dice S. Jerónimo,
"la prefiguración de la Ley evangélica"
(Carta a Paulino). (Los textos fueron tomados de la
Sección Pentateuco de Aciprensa.com)

La Ley es conocida en la codificación de la
Biblia hebrea como La Torá.

Características de los libros de la
Ley

1. Los libros de la Ley contemplan las normas de
Dios para el pueblo de Israel, muchos de los cuales aplican a
nuestro actual.

2. Los libros de la Ley se fundamenta en el Pacto
de Dios con Israel (Éxodo 19)

3. Los libros de la Ley contemplan normas
específicas que tocaban la realidad del pueblo de Israel y
ponían orden en medio de sociedades paganas en las que se
desenvolvían.

4. Ninguno de los libros de la Ley es modificado,
refutado o puesto en tela de juicio en el Nuevo
Testamento.

5. Los libros de la Ley fueron reafirmados por
los autores del Nuevo Testamento. Hay concordancia y no
contradicción entre sí.

6. Los libros de la Ley si los aplicamos a
nuestro contexto, resultan edificantes especialmente en aspectos
de moral porque las prácticas paganas—caracterizadas
por la inmoralidad—son las mismas que prevalecen en nuestro
entorno (perversión sexual, incesto etc.)

7. Los libros de la Ley son paralelos a leyes que
se conocen desde 1600 a.C., entre los que podemos citar el
Código Hammurabi.

La Ley ponía freno a Israel

Aunque las normas trazadas en los libros de la Ley
ponían orden al pueblo de Israel, con frecuencia—era
una de sus características–, la quebrantaban. Dios les
reconvenía por su actitud, pero ellos recaían en lo
mismo.

El Señor Jesús, durante su ministerio
terrenal, fue claro en enfatizar: "No penséis que
he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para
abolir, sino para cumplir"(Mateo 5:17. La Biblia de Las
Américas)

Cabe recordar que las Leyes tenían dos
categorías muy particulares: Unas eran de carácter
civil, y otras de carácter
ritual.

Pautas para la interpretación de los libros de
la Ley

Cuando nos encontramos ante libros de la Ley es
importante formularnos algunas preguntas: ¿Cómo
afectaron estas leyes al pueblo de Israel?¿Cómo se
aplican estas leyes a nuestro contexto?¿Cómo
debemos interpretarlas?

Recordemos, y permítame enfatizar en esto, que
muchas de las Leyes todavía tienen particular vigencia
para nosotros ahora.

Jamás deje de ver la totalidad de los libros de
la Ley como parte de la Palabra de Dios, inspirada, útil
para nuestra edificación. ¿La razón?
Contienen altos estándares que nos pueden resultar muy
útiles hoy, ahora.

Si tiene alguna inquietud, por favor no dude en
escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al
(0057)317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

Los libros
Históricos (Lección 10)

Generalmente los estudiantes de la Biblia muestran
reticencia a profundizar en los libros de la Ley o la
Torá. No obstante el panorama cambia cuando nos
aproximamos a los libros Históricos. Una de las primeras
razones es el lenguaje como se escribió, la figura
narrativa que se utiliza y porque, generalmente, refiere a
incidentes que muestran el cumplimiento del Plan de Dios en medio
de Israel, Su pueblo, al que pertenecemos nosotros hoy
espiritualmente.

Ahora, tenga en cuenta que la narrativa es la forma
prevaleciente en los libros del Antiguo Testamento.
Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que
constituye el 75% de la totalidad de los textos que contiene el
Canon veterotestamentario.

¿Recuerda cuáles son los libros
Históricos? Por si los ha olvidado o sencillamente no los
conoce, se los relaciono a continuación: Josué,
Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 t 2 de Crónicas,
Ester, Esdras y Nehemías. Cuando estamos leyendo la Biblia
católica, deberíamos incluir a Tobías,
Judit, y 1 y 2 de Macabeos.

Otro elemento sobre el que llamo su atención es
que originalmente los dos libros de Samuel eran uno solo
así como Reyes y Crónicas. Posteriormente y para
facilitar su estudio, se dividieron en dos.

Características de los libros
Históricos

A diferencia de otros libros de la Biblia, los libros
Históricos presentan algunas características que le
comparto, y de las que le ruego tomar nota:

Los autores seleccionaron los hechos. No espere
encontrar la totalidad de los acontecimientos que han rodeado la
evolución de la historia humana, porque no los
hallará. Los autores llamados por Dios fueron
selectivos.

Los temas de los libros son específicos.
Dado que los autores fueron selectivos, la temática que
abordan gravita alrededor de aspectos religiosos o
teológicos. Enseñan acerca de Dios, su
propósito, su plan y el cumplimiento de sus
designios.

Hay diferencias con los textos seculares. Muchos
historiadores seculares se empecinaron en minimizar o tratar de
desaparecer del devenir de la humanidad, lo que hizo Dios; esa es
la razón por la que muchos acontecimientos que halle en la
Biblia no tengan punto de comparación en la historia
tradicional.

Los textos coinciden en los dos Testamentos.
Tanto los textos del Antiguo Testamento como los que se citan en
el Nuevo, no se contradicen. Coinciden. Todo obedece a que
están en el marco de un plan de Dios para la
humanidad.

Los escritos son ricos en detalles. Cuando se trata del
obrar de Dios, los textos bíblicos abundan en detalles. No
escapan aspectos que hoy, a la luz de los descubrimientos
arqueológicos, han permitido la veracidad de lo que se
relataba.

¿Cómo acercarnos a los libros
Históricos?

Si se pregunta cómo acercarse a los libros
Históricos, en primera instancia le recomiendo que a
partir de un solo versículo no trate de sacar conclusiones
definitivas o sentar doctrina. Puede ser un tremendo
error.

Hay cinco preguntas que le sugiero, se formule mientras
estudia los textos:

a. ¿Qué dice el autor?

b. ¿Dónde y cuándo
ocurrieron los acontecimientos?

c. ¿De qué manera intervino Dios en
el evento?

d. ¿Cuáles fueron las
consecuencias?

e. ¿Qué puedo aprender del
incidente o relato?

Es importante que no saquemos conclusiones de primera
mano. Lo aconsejable es ir despacio, mirando cada línea y,
en caso de existir referencias de otros pasajes bíblicos,
consultarlos.

Otra recomendación es que mire el contexto en el
cual se produjeron los acontecimientos. El antes y el
después son dos líneas muy importantes que
debemos seguir como estudiantes de las Escrituras.

Trate de comprender de qué manera la cultura se
vio afectada, así como el marco político, social,
cultural y religioso que se estaba dando en ese
momento.

Cuando haya algún nombre, término, lugar o
mención de personaje especial que escape a su
comprensión, trate de ubicarlo en un Diccionario
Bíblico o en un Atlas, en el caso de tratarse de un lugar
geográfico.

Esto le ayudará a comprender cuál fue la
importancia que tuvo para aquella época los incidentes
relatados, y de paso nos permite tener claridad de qué
podemos aprender de lo ocurrido.

¿Cómo descubrimos un relato o escrito
narrativo?

Con frecuencia hallamos algunos escritos poéticos
o proféticos que pueden ser confundidos con los relatos o
narrativa propiamente dicha. Descubrirlo es fácil en la
medida en que nos preguntemos y respondamos apropiadamente
¿Quiénes son los personajes principales?¿De
qué manera están involucrados en el
texto?¿Obraron bajo la guía o al margen de lo
dispuesto por Dios?¿Cuál fue su grado de
influencia?.

Por supuesto, recuerde que una historia como las que
encontramos en los textos narrativos, generalmente tiene un
principio y un final. Es bueno tenerlo en cuenta. Ayuda
también el que prestemos atención a los detalles
que relaciona el pasaje que estamos estudiando.

Le felicito por ir avanzando de la mano de los autores
de este material, en el estudio sistemático de la Biblia.
Puedo asegurarle que adentrarse en su contenido es una
maravillosa experiencia que le resultará
enriquecedora.

© Fernando Alexis Jiménez

Los libros
Poéticos (Lección 11)

Los libros Poéticos son también conocidos
–al menos cuatro de ellos–como Literatura Sapiencial, y
son en su orden: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés,
Cantar de los Cantares. La forma como fueron escritos, aun cuando
encierran profundas enseñanzas del amor y obediencia a
Dios, contiene la línea poética de los hebreos. En
algunos casos relatan algo, en otras son letras concebidas para
adorar o alabar a Dios, y en casos específicos como los
Proverbios, son enseñanzas breves que formaban parte de la
tradición popular.

Para los estudiosos de la Biblia, entre los cuales se
encuentra usted, este género de literatura representa un
enorme reto ya que su interpretación no se ajusta a la que
se utiliza o se sigue en otro género de la literatura
bíblica, y en especial del Antiguo Testamento.

Una de las razones es que en los pueblos antiguos,
debido a que dependían de la transmisión oral de
información, muchas de sus composiciones eran en
poesía, propia de muchas culturas que al plasmar los
contenidos en el papiro, ponían especial cuidado en su
redacción. Además resultaba de fácil
memorización y recordación incluso para las nuevas
generaciones. Sobre esa base, permítame informarle que no
solo en los libros poéticos encontrará usted
poesía sino en muchos de los escritos históricos y
proféticos.

Características de los escritos
poéticos

Los libros o escritura poética del Antiguo
Testamento, reúne algunas características que
comparto con usted:

Los escritos poéticos encierran en algunos casos
simbolismo, pero en su gran mayoría, mucho
sentimiento. Describe cómo se siente el autor.
Posee una característica especial, y es el ritmo o
compás, incluso los llamados versos libres o
independientes.

El lenguaje que se utiliza es mucho más figurado
que el tradicional y condensa en pocas palabras lo que desea
expresar el escritor.

Las estrofas ocupan el lugar de los párrafos al
tiempo que se caracteriza cada una de ellas por la
utilización de sangrías o entradas. Ahora, otra
peculiaridad—al menos en la poética hebrea—es
que no necesariamente debe rimar. En cambio tiene algunas formas
especiales como por ejemplo que el primer renglón comienza
con una letra del alfabeto, utilizando en muchos casos las
veintidós que componen toda su estructura.

Otro elemento que comparto usted como algo relevante es
la utilización del paralelismo que, en su forma más
primaria, utiliza dos renglones de poesía en los cuales el
segundo tiene directa relación con el primero. Hay
coherencia en su utilización.

Figuras especiales dentro de la literatura
poética

Para ejemplarizar las figuras utilizadas en la
literatura poética, permítame hace una breve
relación:

1. Sinónimo. En ella el segundo
renglón expresa lo mismo que se indica en el primer
renglón (Salmo 24:1)

2. Antitético. Cuando el segundo
renglón contrasta con el primer (Salmo 1:6)

3. Sintético. Ocurre cuando el primer
renglón encuentra complemento o suplemente en el segundo
renglón (Salmo 14:1)

4. Culminante o en Escala. Cuando el segundo
renglón y quizá el tercero, repiten algunas
palabras expresadas en el primer renglón. Los siguientes
renglones añaden información (Salmo
29:1)

5. Emblemático. En este caso el primer
renglón comienza con la palabra como y encuentra
complemento a la idea, en el segundo renglón (Salomo
42:1)

6. Invertido. Se produce cuando la primera parte
del primer renglón es paralela con la segunda parte del
segundo renglón (Salmo 51:1)

¿Cómo podemos interpretar los escritos
poéticos?

Haga una lectura cuidadosa del pasaje procurando
identificar si el texto describe un hecho histórico,
encierra una enseñanza o procura exaltar a Dios. Cada uno
de los capítulos y versículos es muy
particular.

Tenga en cuenta el contexto del pasaje. Si se trata de
Salmos, tenga en cuenta lo que está antes y
después. Si hay forma, determine los aspectos
históricos que pueda encerrar.

Cuando se trata de Salmos, trate de identificar si son
himnos, proclamación o exaltación a Dios,
acción de gracias, lamentaciones—de carácter
nacional o individual-, entre otros aspectos.

A continuación revise la estructura del libro. Es
esencial. La forma más simple es mirando sus estrofas, las
que nos arrojan enseñanzas particulares aun cuando
están conectadas con todo el escrito de manera
coherente—al menos en la mayoría de los
casos–.

Por último, identifique lo que enseña el
texto poético para nuestro tiempo. ¿De qué
manera lo podemos llevar a nuestra cotidianidad?

Cuando se da a la tarea de explotar los libros
Poéticos, encontrará ricas enseñanzas que
alimentarán su vida personal y espiritual. ¡Le
animamos a hacerlo ahora mismo!

© Fernando Alexis Jiménez

Los Libros
Proféticos (Lección 12)

Hasta el momento hemos aprendido respecto a los Libros
de la Ley, los que son de carácter histórico, y los
Poéticos. Hoy estudiaremos los que son Proféticos.
Son en conjunto diecisiete libros. Algo que debemos tener en
cuenta es que Dios, en su momento, dio el mensaje a través
de un profeta, que en esencia, es Su mensajero.

Ahora, debemos distinguir dos categorías: Los
profetas Mayores (Isaías, Jeremías, Lamentaciones,
Ezequiel y Daniel) y los profetas Menores (Oseas, Joel,
Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm,
Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y
Malaquías)

Ahora, ¿cuál era el papel de los profetas?
Es fundamental que lo tengamos muy claro. En esencia, insisto,
eran mensajeros de Dios. Se les conocía
como "profetas" (1 Samuel 3:20); "vidente" (1 Samuel 2:27);
"varón de Dios" (1 Samuel 2:27) y "atalaya" (Ezequiel
3:17).

¿Cuál era el papel del profeta? Él
recibía un mensaje de Dios y luego lo transmitía al
pueblo Eran en esencia los labios del Señor (Cf.
Éxodo 4:16; 7:1, 2) Esto nos debe llevar a reflexionar que
es un error pensar que siempre los profetas tenían un
mensaje para el futuro; es un equívoco porque
primordialmente tenían un mensaje para su propio
tiempo.

Lo que no podemos desconocer es que, en los libros
Proféticos, encontramos el anuncio sobre la venida de
Jesús, el Mesías. Sus mensajes giraban
especialmente alrededor de exhortaciones y anuncios al pueblo de
Israel, aunque en algunas excepcionales ocasiones, se refirieron
también a otras naciones.

Como se recordará, el distintivo del verdadero
profeta tenía tres fundamentos: El primero, sus mensajes
tenía asidero en Dios y si anunciaban algo se
cumplía, lo que no ocurría con los falsos profetas
(Cf. Deuteronomio 18:18-22; Éxodo 4:8); lo que anunciaban
no siempre era lo que el pueblo deseaba oír, a diferencia
de los falsos profetas (Cf. 1 Reyes 22:6-28); y en tercer lugar,
hablaban en Nombre de Dios, mientras que los falsos profetas lo
hacían incluso en nombre de dioses paganos (Deuteronomio
13:1-3)

Aspectos relevantes de los mensajes de los
profetas

Los profetas de Dios orientaban sus mensajes en tres
direcciones: En primer lugar, poniendo de relieve que Dios es el
soberano de toda la historia; en segundo lugar, la necesidad que
tenían los israelitas de ser fieles al Señor; en
tercer lugar, la importancia de vivir conforme a sanos principios
morales que se debían aplicar a la religión y a la
sociedad en general; en cuarto lugar, reconocer que Dios es un
Dios santo y que Su Palabra contiene a la vez juicio y esperanza,
y por último, la venida del reino
mesiánico.

¿Cuándo profetizaron? En el siglo VIII
antes de Cristo, desarrollaron su ministerio Joel, Jonás,
Oseas, Amós, Isaías y Miqueas; en el siglo VII
a.C., lo hicieron Nahúm, Sofonías, Jeremías
y Habacuc; durante el período del exilio a Babilonia
profetizaron Daniel, Ezequiel y Abdías, mientras que
después del exilio lo hicieron Hageo, Zacarías y
Malaquías.

Redondeamos la idea diciendo que los profetas no eran
alguien más que un hombre llamado a hablar en Nombre de
Dios.

Interpretación de los Libros
Proféticos

Los profetas y sus escritos deben entenderse en su
contexto. No podemos caer en el error de procurar
"revelaciones" a la fuerza, sacando un mensaje de su
contexto histórico, para pretender utilizarlo en nuestro
tiempo. Eso sería tanto como llevar a nuestros oyentes a
cometer un error igual o peor que el nuestro si actuamos
así.

Cuando esté estudiando a los Profetas—sea
Mayores o Menores—procure ir a las referencias
bíblicas que hay al margen del texto–. Esto
ayudará a ampliar su comprensión del tema al que se
están refiriendo. Recuerde que la Biblia no se contradice
(Cf. Hebreos 1:1, 2; 2 Pedro 1:20, 21).

Siempre es bueno, de un lado tener en cuenta el contexto
que rodea el libro Profético así como el mensaje
que trae. De ahí que debemos conocer las condiciones y
cuándo vivió el profeta, cómo eran las
circunstancias en las que se desenvolvía, qué
momento atravesaba la Nación y como era la relación
del pueblo con Dios. A partir de allí comprenderemos por
qué dijo el profeta lo que dijo. Será mucho
más fácil la comprensión.

Ahora, tenga en cuenta que en cuanto a la
profecía como tal, hay aquella que tenía un mensaje
de exhortación por el pecado o el distanciamiento de Dios,
y otra de carácter predictiva. Sin embargo, uno de los
principales mensajes fue la venida del Señor Jesús,
el Mesías.

Cuando eran de la línea predictiva, las
profecías tuvieron un cumplimiento próximo
y otras en la línea de tiempo futura, es decir,
muchos siglos después.

No podríamos terminar este tema sin insistir en
la necesidad de ser muy cuidadosos cuando abordamos el estudio de
los Profetas y el mensaje que trajeron a su tiempo y lo que nos
enseñan a nosotros hoy.

© Fernando Alexis Jiménez

Los Cuatro Evangelios
(Lección 13)

Cuando comenzamos a estudiar los Evangelios de Mateo,
Marcos, Lucas y Juan nos encontramos con relatos que encajan
perfectamente en el género literario de las
Biografías.

Su importancia es relevante porque si bien el Antiguo
Testamento nos anunció la venida del Hijo de Dios, en los
relatos evangélicos vemos el cumplimiento de las
profecías y el ministerio que terrenalmente
desarrolló nuestro amado Salvador.

Como recordaremos, el Nuevo Testamento contiene relatos
biográficos (los Evangelios), de carácter
histórico (los Hechos de los Apóstoles), de
doctrina y enseñanza (las cartas de Pablo, Pedro, Judas y
Juan) y del género apocalíptico (el
Apocalipsis)

La palabra Evangelio traduce, en el español,
"Buenas Nuevas". Cada autor tiene su propia perspectiva,
pero los cuatro relatos –en su conjunto—exaltan la
obra liberadora y redentora del Mesías.

Una característica que les identifica es que no
abundan en detalles sobre la infancia y adolescencia del
Señor Jesús y los escritores son selectivos
poniendo por escrito escenas que tuvieron ocurrencia en por lo
menos 51 días de los doce mil que vivió el
Salvador.

Las descripciones que se realizan sobre el Redentor, en
su mayoría, tienen soporte histórico, incluso por
autores seculares. Aun cuando los Evangelios transfieren una
enseñanza de carácter espiritual, hay fundamento
que permite corroborar su ocurrencia en el tiempo y lugar
geográficos que se indican. Esa es la forma como
comprobamos que Dios ha intervenido en la historia del hombre y,
sin duda, seguirá haciéndolo.

¿Existen discrepancias entre los
Evangelios?

Los críticos de las Buenas Nuevas de
Salvación toman un primer argumento para desestimar el
ministerio del Señor Jesús. Señalan que hay
discrepancias en los textos.

Ahora, tengamos en cuenta que los autores escribieron en
circunstancias y lugares geográficos distintos, y que a su
vez, el mensaje iba dirigido a públicos distintos. De
ahí que haya detalles que parecieran no concordar al pie
de la letra cuando se refieren a:

a. El ministerio de Juan el bautista –que
preparó el ministerio del Señor
Jesús–.

b. Los relatos sobre los milagros del
Señor Jesús

c. La última semana que pasó el
Señor Jesús en Jerusalén

d. Detalles sobre su pasión y
muerte

e. Los relatos sobre la
Resurrección

Insisto en que los autores tenían
propósitos diferentes y estaban encaminados a
públicos distintos, lo que lleva a pensar que las
aparentes contradicciones obedecen a la diversidad de objetivos
que se habían trazado al escribir.

Los escritores de los Evangelios utilizaron distintos
métodos para organizar sus ideas y sus textos. Mientras
que un relato puede ser cronológico, por rigurosidad
histórica, otro puede enfatizar más en los temas
que se abordan. Insisto: Todo depende del objetivo que
tenía el evangelista.

Las enseñanzas del Señor Jesús
estaban dirigidas a públicos variados y quizá los
autores consideraron—desde su perspectiva—unas
más relevantes que otras. No obstante la enseñanza
final estuvo dirigida al mismo punto, si se toma el trabajo de
hacer el paralelo entre un relato y otro.

Recordemos que tres de los Evangelios: Mateo, Marcos y
Lucas, son muy parecidos y se les conoce como "sinópticos"
mientras que el escrito por Juan, pareciera tener un enfoque
distinto. No obstante, los cuatro tienen un común
denominador: Exaltan al Señor Jesucristo.

Aspectos particulares y coincidencias de los
Evangelios

Le invito a considerar el siguiente cuadro entre las
singularidades y las coincidencias de los cuatro Evangelios,
según uno de los teólogos contemporáneos de
mayor influencia: Everett F. Harrison, en su libro
"Introducción al Nuevo Testamento:

EVANGELIO

PECULIARIDADES

COINCIDENCIAS

Marcos

7

93

Mateo

42

58

Lucas

59

41

Juan

92

86

Ahora, sin duda se estará preguntando:
¿Cómo cuatro relatos escritos en distintos lugares,
en circunstancias disímiles y autores diferentes, tienen
tantos elementos en común siendo que ellos no
podían comunicarse entre sí? La respuesta puede
obedecer a varios factores:

1. El primero y más grande: La
inspiración de Dios. Todos ellos estaban cumpliendo un
propósito: Exaltar a Jesucristo.

2. La transmisión oral que se hizo sobre
los acontecimientos que rodearon al Señor Jesús
fueron muy fieles a pesar del paso de los años.

3. La fuente de inspiración para los
cuatro evangelios fue el Señor Jesús. Ninguno de
los cuatro autores tenía el propósito de
controvertir su ministerio terrenal.

4. En algunos casos, pudo darse que un autor
evangélico tomó como fundamento, el relato de su
consiervo evangelista.

5. El primero de los cuatro evangelios fue el de
Marcos, que se considera—a pesar de ser el más
corto—el que recoge hechos muy fidedignos.

¿Por qué se escribieron los
Evangelios?

El argumento más sólido es que Dios ha
dejado a través de sus siervos, testimonio de su
intervención en la historia de la humanidad, y más
tratándose del ministerio terrenal que desarrolló
su Amado Hijo.

Los creyentes del primer siglo, comenzando por quienes
fueron los discípulos de Jesús, querían
dejar por escrito los acontecimientos de la obra Redentora y
preservar para la posteridad lo que Él había
enseñado.

Otro de los objetivos era dejar, sistemáticamente
organizadas, las enseñanzas del Maestro que necesitaba la
naciente comunidad de creyentes. Les transmitían
qué creer, cómo comportarse y qué
podían esperar: la vida eterna.

Otro elemento que debemos tener en cuenta es que al
surgir la iglesia cristiana, se enfrentaba oposición y se
debía refutar las enseñanzas contrarias.

¿Cómo aproximarnos a los
Evangelios?

Si vamos a estudiar los Evangelios es esencial que
tengamos en cuenta el autor, fecha en que se redactaron los
textos, tema general, énfasis del autor y qué
propósito le asistía.

Como en todo estudio sistemático de las
Escrituras, es importante que tenga en cuenta el contexto: el
antes y el después que se escribieron
los libros—estudiando capítulo y
versículos-.

Estudie, además del pasaje en el que se
encuentra, los relatos paralelos. Tenga en cuenta esta
recomendación, mucho más cuando se trata de
fundamento para predicar un mensaje con base en esa
selección de versículos.

Procure identificar el propósito que tiene el
autor del Evangelio, cuál fue el énfasis que puso
en el contenido y los objetivos que, se aprecia, podría
tener. Recuerde que los autores registraron escenas de la vida
del Señor Jesús que encierran una
enseñanza.

Otra recomendación es tener en cuenta el contexto
histórico. Evalúe en qué circunstancia se
dio el relato. ¿Qué estaba ocurriendo?¿En
qué lugar geográfico se encontraba en ese momento
el Señor Jesús? ¿A qué público
específico se dirige el autor?¿Cuál pudo ser
la razón por la cual el autor registró el
incidente?

Encuentre la enseñanza que encierra, para nuestro
tiempo, el pasaje de los Evangelios que está usted
estudiando.

Tenga en cuenta las
parábolas

Las parábolas ocupan un lugar de
significación en los Evangelios, no solo sirven para
ilustrar un aspecto en particular, sino también para poner
de presente alguna verdad del Reino de Dios (Cf. Mateo
13:10-16).

Su interpretación debe hacerse teniendo en cuenta
las costumbres de la época, los valores que procuraban
transmitir y de qué manera, se facilitaba su
comprensión. Por lo general, las parábolas
encerraban una única idea y es ese objetivo que se
perseguía, el que debemos identificar
claramente.

Es importante, si nos encontramos con una
parábola, compararla con el texto paralelo que hay en los
Evangelios.

© Fernando Alexis Jiméne

Hechos de los
Apóstoles: el Libro Histórico del Nuevo Testamento
(Lección 14)

Los Evangelios que relatan el cumplimiento de las
profecías mesiánicas, van acompañados del
único Libro Histórico que tiene el Nuevo
Testamento. Nos referimos a los Hechos de los Apóstoles,
donde se sientan las bases de lo que fue el surgimiento de la
iglesia cristiana del primer siglo tras la partida al cielo de
nuestro amado Salvador Jesucristo.

Contiene además uno de los hechos de mayor
significación, y es el mover poderoso del Espíritu
Santo, que ya el amado Señor Jesús había
anunciado (Cf. Juan 14:15-18) Presenta además las primeras
conversiones a Cristo y de qué manera los creyentes
asumieron y desarrollaron el compromiso con la Gran
Comisión.

El libro de los Hechos es la continuación del
Evangelio de Lucas, que el autor dirigió a un
público muy amplio y que tenía, entre otros
destinatarios, a Teófilo. Algunos teólogos
reconocidos señalan que posiblemente se trataba de un alto
funcionario público, quizá vinculado a la esfera
gubernamental de Roma. Eso explica los detalles—por un
lado—pero por otro, la forma como se escribe, con un
lenguaje de cierta altura.

La datación del texto se encuentra alrededor del
año 62 d.C., probablemente dos años después
de que Pablo pasara dos años en una cárcel romana
(Cf. Hechos 28:30, 31).

Algunos presupuestos sobre Hechos de los
Apóstoles

El libro de Hechos de los Apóstoles ha generado
muchas apreciaciones. Algunas de ellas giran alrededor de que se
trata de un relato sistemático del ministerio de los
primeros creyentes; que buscaba explicar quizá ante alguna
autoridad de la época, las verdaderas motivaciones de los
cristianos; que procuraba resaltar la obra misionera de los
primeros creyentes; que buscaba explicar el porqué de la
persecución que se desató en el primer siglo contra
los cristianos, e incluso, que trataba de poner de relieve el
mover del Espíritu Santo entre los creyentes en el
Señor Jesús.

También presenta, con particular énfasis,
la salvación por fe en Cristo, la forma como se
comportaban los cristianos primitivos, y por último,
muchos aseguran que se buscaba edificar a los creyentes que se
encontraban dispersos.

¿Cómo estudiar el libro de Hechos de
los Apóstoles?

Si hay un texto apasionante, de aquellos que no podemos
soltar hasta que no terminamos la última página,
ese sin duda en Hechos de los Apóstoles.

Es importante que al acercarnos a sus diversos pasajes,
tengamos en cuenta que hay dos formas de entenderlo: la primera,
que tenía un mensaje muy particular para los primeros
creyentes, y la segunda, que tiene enseñanzas para
nosotros hoy. El error que podríamos cometer es que nos
basemos en un solo versículo de los que hay allí
para desarrollar una doctrina. Si hemos de tomar una
enseñanza, es importante que comparemos con otros textos
de las Escrituras.

Debemos tener en cuenta que se trata de historia, y como
tal, las narraciones sirven para sacar enseñanzas respecto
a cómo debe comportarse un cristiano ante las
circunstancias disímiles que debe enfrentar diariamente y
que—por lo general—retan sus convicciones y
fe.

Es aconsejable leer relatos específicos, para
evaluar su contexto: ¿Quién es el
protagonista?¿Dónde ocurrieron los
hechos?¿Qué contexto social, económico,
religioso y hasta cultural podemos deducir del
relato?¿Qué enseñanza—no
doctrina—nos puede brindar para el presente?

Tome en cuenta el antes y el
después, es decir, todo el contexto. Esto
nos llevará a mejorar la comprensión de los
relatos.

Comprenda que el libro relata acontecimientos del primer
siglo, que involucra dos grandes culturas: la romana y la griega.
Sólo cuando tomamos tiempo para investigar en qué
medio se movieron los apóstoles, comprendemos sus
reacciones, estrategias de evangelización e incluso, el
contenido posterior de las Cartas universales y
apostólicas.

Procure meterse en los zapatos de los primeros
cristianos que leyeron los diferentes pasajes de Hechos de los
Apóstoles: ¿Qué pudo
enseñarles?¿Cómo les animó?¿De
qué manera los fortaleció para seguir profesando su
fe en el Señor Jesús?

Hay dos grandes protagonistas, al menos que sobresalen
en muchos de los pasajes. Sin duda sabe de quiénes se
tratan. Está en lo cierto: Pedro y Pablo. También
cuál fue su misión: Uno de ellos (Pedro) se
dirigió a los judíos, mientras que el otro (Pablo)
se enfocó en los gentiles, es decir, entre quienes no
habían conocido al Señor Jesús como su
Salvador personal.

Estudie los textos bíblicos de
referencia

En varios capítulos del libro de los Hechos de
los Apóstoles hay referencias bíblicas al Antiguo
Testamento. Es importante que saque tiempo para estudiarlas. Le
ayudará a comprender por qué cada uno de los
apóstoles comprendía el papel histórico que
estaban protagonizando en la extensión del Reino de
Dios.

Ellos estaban convencidos de que su misión era
muy grande, y en ese orden de ideas, no cesaron de proclamar a
Cristo aun cuando arreciaba la persecución.

¿Estamos obligados a seguir los ejemplos de
Hechos de los Apóstoles?

Resulta interesante que los tiempos cambian. Antes era
más fácil ir casa por casa predicando, entregando
un tratado; quizá también el hacer una buena
presentación en un parque. No obstante, los hechos han
cambiado y hoy—sin renunciar a la Gran Comisión y al
propósito indeclinable de proclamar a
Cristo—estudiamos otros métodos para alcanzar a
quienes no tienen a Jesús en sus corazones.

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos
arroja luces sobre sistemas de evangelización que, en su
momento, rindieron resultados altamente eficaces y que, aplicados
en nuestro contexto moderno, podrían ser muy
útiles.

Pero también el compromiso que tenían los
apóstoles de predicar utilizando todos los medios
disponibles, debe llevarnos a comprender que podemos hoy trazar
estrategias que ayuden a millares a ir tras el Señor
Jesús.

Entonces, ¿Estamos obligados a seguir los
ejemplos de Hechos de los Apóstoles?. Es evidente que no,
porque debemos aplicar los métodos a nuestro tiempo. En lo
que sí coincidimos es en el aspecto primordial: Nuestro
compromiso indeclinable es predicar a Jesús el
Señor y Salvador.

© Fernando Alexis Jiménez

Los Cartas del Nuevo Testamento
(Lección 15)

Cuando hemos leído con detenimiento buena parte
del Nuevo Testamento: Los Evangelios y le libro de los Hechos de
los Apóstoles, nos hallamos ante un nuevo reto,
enriquecedor y apasionante: Las 21 Cartas.

Recordemos un poco lo que hemos estudiado hasta el
momento. Los Evangelios nos hablan de Jesús y su
ministerio terrenal; el libro de los Hechos nos relata el
surgimiento y a la vez, el afianzamiento de los primeros
creyentes a quienes se llamó cristianos, y en las Cartas
se nos brindan pautas sobre la manera práctica de vivir
como cristianos.

El apóstol Pablo fue el que más
escribió epístolas: 13 en total; le sigue Juan con
3 cartas, Pedro 2, Judas 1 y Santiago 1. ¿Qué decir
de Hebreos? Aun cuando personalmente creo que la autoría
del apóstol Pablo, muchos teólogos difieren de esta
perspectiva y la atribuyen a un erudito creyente del primer
siglo, aun cuando no lo identifican plenamente.

Las epístolas se escribieron entre los
años 48 y 70 de nuestra era cristiana.

¿Cuál es el propósito de las
Cartas?

Como hemos anotado, las Cartas ofrecen principios
valiosísimos sobre cómo vivir a Cristo Jesús
en medio de una sociedad sin principios y
valores—ocurría en el primer siglo y sigue latente
hoy–.

Los autores tenían la meta de que, una vez
leída por un grupo de creyentes, los materiales fueron
compartidos en otros espacios. Es decir, aun cuando tenían
un destinatario o quizá destinatarios específicos,
bien podían ser leídas por otras personas porque
Cristo era el centro del mensaje y todos podían
edificarse.

Generalmente abordan temas específicos y
contienen ideas cuidadosamente organizadas, casi que en bloques,
en los que se despejan interrogantes de los primeros creyentes y
se arrojan luces sobre la forma de vivenciar su fe.

¿Cómo se escribieron? Una buena parte de
ellas se redactó con la ayuda de amanuenses, que eran
secretarios o escribientes de la época (cf. Romanos 16:22;
Gálatas 6:11; 2 Tesalonicenses 3:17)

¿Cómo era su estructura? Se
componía de tres puntos básicos: el Saludo, la
Enseñanza o cuerpo de la carta, y finalmente, la
despedida.

¿Cómo podemos interpretar las
Cartas?

Las Cartas del Nuevo Testamento –recuerde, son 21
en total–, tenían dos enseñanzas: Una para los
creyentes del primer siglo, y otro para nosotros, que aplica a
las circunstancias en las que nos desenvolvemos. Son
enseñanzas que debemos ser cuidadosos al
analizarlas.

Comparto con usted algunas recomendaciones que en esa
tarea de encontrar valiosas enseñanzas de las Cartas, le
resultarán valiosas:

1. Reconozca que los primeros cristianos necesitaban
orientación.
Sobre esa base, muchas de las
enseñanzas abordaban situaciones muy particulares de los
primeros creyentes. No obstante, y ahí viene lo
maravilloso, hay elementos que nos arrojan luces para vivir la fe
hoy día.

Partes: 1, 2, 3
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