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Los masones y la independencia del Perú



Partes: 1, 2, 3

  1. Los
    precursores de la independencia
  2. Juan
    Pablo Vizcardo y Guzmán
  3. José Gabriel
    Condorcanqui
  4. Pablo
    de Olavide
  5. Otros
    masones
  6. Situación del Ejército
    Español
  7. Las
    Logias Lautarinas
  8. Izquierda socialista Psoe Cadiz . La Logia
    Lautaro
  9. La
    independencia de Venezuela, Argentina, Colombia y otros
    pueblos de América del sur
  10. 15 de
    julio de 1821: los Masones peruanos redactan y firman el Acta
    de la Independencia del Cabildo de Lima
  11. Bibliografía

Monografias.com

Primera Edición Digital
2012.

Segunda Edición Digital revisada
2013

Herbert Oré Belsuzarri

Un Masón Para el Mundo.

051 1 968844344

051 1 965358733

herberthore1@hotmail.com

Publicado en:

Fénix News

Dialogo Entre Masones

Gran Biblioteca Herbert Oré
Belsuzarri

Autorizado la reproducción total o
parcial, solo debe citar la fuente.

Edición Digital en el Perú,
sin costo.

Resulta curioso que para la historiografía en
general, los masones y la Masonería sean
prácticamente ignorados en hechos trascendentes de los
últimos trescientos años. Así, por ejemplo,
cuando se traza la historia de la Revolución Francesa, la
Independencia de Estados Unidos o la liberación de las
naciones americanas de la dominación española, nada
se dice o solo se explica de manera fragmentaria la
filosofía masónica y/o la presencia de masones en
las filas que impulsaron esos cambios.
(MASONES EXCLUIDOS
DEL ESTUDIO DE LA HISTORIA, SUPLEMENTO Masonería
NET, Mayo de 2011, Pág. 2).

Lo que acontecía en Europa y América,
especialmente entre los ingleses y españoles, era que, en
1776 Inglaterra había perdido las 13 colonias de
Norteamérica, que se habían independizado (EE.UU) y
necesitaba nuevos mercados que supla los perdidos. Centro y Sur
América estaba en manos de los españoles y el
comercio se limitaba al contrabando, redituable, pero no era
suficiente. Entonces Inglaterra, planifico estrategias para ganar
estos mercados y dentro de ello, utilizó a la
masonería para inculcar ideas independentistas en los
jóvenes criollos que venían de las colonias
españolas, para estudiar en España y otros
países europeos. Estos, al retornar a los virreinatos
españoles fueron propagando las ideas de independencia y
también propiciaron la creación de logias, un
ejemplo de esto son las "Logias Lautaro".

Éstas Logias, tenían una meta
específica, en éste caso la independencia de las
colonias españolas, una vez logrado el objetivo las Logias
se disolvían.

Los principales patriotas americanos eran Masones, que,
imbuidos del ejemplo de los EE.UU y los ideales de la
Revolución Francesa que hicieron suyo la predica de
Libertad, Igualdad, Fraternidad, 1 hombre = 1 voto, la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
los escritos de Voltaire y Rousseau, llegaron a través de
ciudadanos europeos que vivían en las colonias
españolas y con los criollos que retornaban de Europa, la
mayoría de ellos vinieron a América para luchar por
su independencia: Francisco de Miranda, Simón
Bolívar, Sucre, Bernando O´Higgins Riquelme,
José de San Martín, Manuel Belgrano, Juan Pablo
Vizcardo y Guzman, Pablo de Olavide, Francisco de Zela,
José Gabriel Condorcanqui, Mateo Pumacahua, Alvear,
Monteagudo y otros, eran masones. Una vez lograda las distintas
independencias, Inglaterra fue el primer país en
reconocerlas, así enviaba un embajador y entablaba
relaciones comerciales y diplomáticas bilaterales. No es
casual que la mayoría de los países
latinoamericanos festejaran el mismo año el bicentenario
de sus respectivas independencias 1810-2010 (Venezuela,
Argentina, Colombia, Ecuador, Chile y México), así
como no fue casual, el abrazo masónico de Simón
Bolívar y San Martín en Guayaquil.

A principios del siglo XIX Europa se dividía
en dos facciones opuestas: el "legitimismo" que defendía
el derecho a gobernar de las monarquías hereditarias y el
republicanismo de la Revolución Francesa. Entre ambas
formas de gobierno existía la solución intermedia
de la monarquía constitucional, que sólo
existía en Inglaterra. La lucha entre estas dos
ideologías definió la política europea
durante décadas y también tuvo un impacto
fundamental en la independencia de la América
española. Aun hoy se debate el papel que jugó la
masonería en esa contienda ideológica
(Emilio
Ocampo, Inglaterra, la Masonería y la Independencia de
América, Pág. 3).

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La Revolución Francesa.

La masonería hizo su aparición
pública y oficial en 1717, con la fundación de la
Gran Logia de Londres. A partir de entonces se expandió
rápidamente por el resto de Europa y también en
Norte América, ganando adeptos en la aristocracia, la alta
burguesía y los intelectuales.

Aunque se trataba de una organización
fraternal sin objetivos políticos pronto se la
responsabilizaría por el evento político más
trascendente de la edad moderna: la Revolución Francesa.
Quien articuló de manera más efectiva la
teoría del gran complot masónico fue el Abate
Augustin de Barruel (1741-1820) en sus Memorias para servir a la
Historia del Jacobinismo. Según Barruel, el jacobinismo
era una conspiración ente los masones franceses, los
iluministas de Baviera, los sofistas y enciclopedistas (de
Voltaire a Diderot). Lo interesante es que este autor, un devoto
defensor del "legitimismo", hacía una clara
distinción entre la masonería inglesa y la
masonería continental. En su opinión los masones
ingleses eran "hombres honrados, excelentes ciudadanos de todo
estado y condición, que tienen por honor ser masones y que
no se distinguen de los demás sino por unos
vínculos que parecen estrechan más los de la
beneficencia y de la caridad fraternal." La masonería
inglesa era "simbólica" y contemplaba sólo tres
grados –aprendiz, compañero y maestro–
mientras que en el continente, especialmente en Francia, se
había popularizado un sistema masónico diferente
conocido como el Rito Escocés, con treinta grados
adicionales y una mitología templaria. Barruel culpaba a
esta variante de la masonería, a la que llamaba
tras-masonería, de haber provocado y liderado la
Revolución Francesa. Según el Abate, los masones
ingleses no estaban "iniciados en los últimos misterios de
la secta" que consistían en los principios de igualdad,
fraternidad y libertad (lema de la Revolución Francesa) y
en un plan de guerra "a Cristo y a su culto; guerra a los reyes y
a todos los tronos." Estos secretos supuestamente sólo se
adquirían en los grados superiores del Rito
Escocés.

Algunas de las opiniones de Barruel quedaron
desvirtuadas, ya que en la misma Francia revolucionaria
había masones con agendas diametralmente opuestas. Lo que
si está claro, es que durante este período, los
masones franceses, especialmente los de alto grado, conspiraron
activamente en contra de la monarquía, mientras que los
masones ingleses se mantuvieron leales a la corona. Con el tiempo
la Revolución Francesa terminó en el Imperio
Bonapartista y fue aquí donde la masonería
adquirió su máximo poder político. En 1804,
Napoleón se coronó Emperador de Francia y su
hermano José se convirtió en el Gran Maestre del
Gran Oriente, máxima autoridad de la masonería
francesa. A pesar de que durante su exilio en Santa Elena,
Napoleón se refirió a los masones como un grupo de
imbéciles, reconoció el importante papel que
jugaron durante la revolución y bajo su propia
administración. Por otra parte, todos sus hermanos eran
masones y la mayoría de los ministros de su gabinete y
gran número de oficiales del ejército imperial
ocupaban importantes cargos en el Gran Oriente de Francia. Y
aunque nadie ha podido confirmar que Napoleón fuera
masón "ningún otro régimen de Europa
contribuyó tanto como el suyo al desarrollo e
implantación de la masonería." En esa época,
el único otro país donde la masonería
poseía una influencia política similar eran los
Estados Unidos.

A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX,
cuando estallan los primeros movimientos emancipadores en
América, la masonería verdaderamente
política no era la inglesa sino la francesa, primero
revolucionaria y luego bonapartista. Su influencia y sus
vínculos eran poderosos y se extendían fuera de
Francia. De hecho, los primeros movimientos revolucionarios en
las colonias españolas y portuguesas –la de
Nariño en Bogotá en 1794, la de Gual y
España en Caracas en 1797 y la de Pernambuco en
1801– fueron liderados por masones con fuertes
vínculos con sus hermanos franceses. Los masones
pernambucanos incluso llegaron a solicitar la protección
de Napoleón, quien ya era el Primer Cónsul de
Francia
(Emilio Ocampo, Inglaterra, la Masonería y la
Independencia de América, Pág. 3 al 5).

Existe abundante información sobre el papel de la
masonería en la lucha por la independencia, en este
trabajo proporcionaremos algunas de ellas, sobre la
participación de los masones en la Independencia del
Perú.

Los precursores de
la independencia

  • Juan Santos Atahualpa.

Uno de los primeros precursores de la independencia del
Perú con influencia masónica es Juan Santo
Atahualpa: Nadie a ciencia cierta sabe si Juan Santos
Atahualpa era indio o mestizo, lo que si está demostrado
es que era quechua hablante, pues cuando el virrey
Superunda[1]envió a dos jesuitas para
entrevistarlo con el engaño de que habían sido
enviados por el Papa, estos informaron que el líder
hablaba "quichua". Se dice que hablaba también el
castellano, el latín y varios dialectos selváticos.
Su vida es un misterio, parece ser que nació en 1712, no
se sabe si en el Cusco, Huamanga o Cajamarca, aunque Amich dice
que era cusqueño y sirviente de algún jesuita.
Él estudió o trabajó en el colegio San
Francisco de Borja del Cusco, colegio administrado por los
jesuitas para curacas y sus descendientes de Cusco, Huamanga y
Arequipa. Precisamente esta cercana relación con los
jesuitas le permitió viajar a España, África
(Angola), Inglaterra, Francia e Italia. Incluso sus más
osados investigadores como Francisco Loayza dicen que la
rebelión estaba relacionada con el apoyo de los ingleses,
pues en el año en que esta se inició, fueron vistas
en las costas del virreinato peruano cinco naves del
vicealmirante inglés Jorge Anson.

"Un día llegó al Gran Pajonal, un
quechua del Cusco que decía ser el Inca Atahualpa.
Venía vestido de rojo y acompañado de un
apóstol llamado Bisabequi" (historiador: Pablo
Macera).

Prédica y accionar

Es muy probable que la predica del rebelde se haya
iniciado entre 1729 y 1730, declarando su voluntad de restaurar
el reino de los Incas. "El año de 1729 y 1730 vino
Juan Santos Atahuallpa corriendo toda la sierra, desde el Cuzco
hasta Cajamarca, reuniendo a todos los caciques, que venía
a restaurar su reino del poder de los españoles.
Posteriormente llegó hasta la montaña y la ceja de
la sierra con los indios infieles".(Francisco Loayza A. "Juan
Santos, el invencible",1942).Por aquellos tiempos fue capturado y
enviado a "la Piedra", por el virrey Castelfuerte, pero poco
después, se fugó y se internó en la selva,
llegando a territorios de los campas o asháninkas guiado
por Bisabequi un curaca piro, radicándose en
Simaqui-Quisopango (Pangoa), un territorio fuera del control
político-militar español y de los misioneros
franciscanos. Gracias a su alianza con curacas o caciques como
Mateo de Asia, la prédica anticolonial de Juan
alcanzó la zona conocida como "el Gran Pajonal", en la
selva central, en los valles de Chanchamayo, Perene, Ene, Pangoa
y el Alto Ucayali, hábitat geográfico de grupos
selváticos o "chunchos" como: piros, conibos, amueshas,
yaneshas, asháninkas y grupos no selváticos como
misioneros, terratenientes blancos, sirvientes, trabajadores
mestizos,  y negros esclavos, cuya presencia se debía
a que la selva central era una zona de constante intercambio de
productos y de personas, principalmente coca, madera, sal,
algodón y otros productos valiosos. Además de estos
grupos, hubo otro contingente de disidentes, provenientes
principalmente de la sierra, aunque no exclusivamente indios, que
encontraron en la selva central una zona de refugio ideal para
esconderse de las autoridades. En esta zona llamada "el Gran
Pajonal", perteneciente a la jurisdicción de Tarma y que
comprendía en términos modernos la selva de los
actuales departamentos de Huánuco, Junín, Pasco y
Ayacucho, los franciscanos dedicados a evangelizar a las etnias
selváticas habían logrado establecer unas 32
misiones de trescientos habitantes cada una: en total unas nueve
mil personas.

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Sobre el programa político del rebelde, quien
decía ser descendiente de los últimos Incas, mucho
se ha escrito,  algunas fuentes sostienen que Juan Santos
proponía el retorno al Imperio de los Incas, pero sin
dejar por completo algunos rasgos ya interiorizados por la
población, como el cristianismo. Planteaba se dice, un
mundo de selváticos libres y cristianos, pero sin blancos
y negros. Esto último es difícil de sostener pues
uno de los líderes rebeldes, llamado Antonio Gática
era africano y estaba casado con una mujer asháninka.
Además el sacerdote franciscano que al igual que los
jesuitas logró también parlamentar con Juan, dice
haber visto grupos de blancos acompañando a los rebeldes.
Las nuevas investigaciones precisan el carácter
marcadamente multiétnico de la rebelión, aunque con
preponderancia de los grupos selváticos.

En el año de 1742, los rebeldes dan inicio a
su rebelión destruyendo más de 25 misiones o
reducciones establecidos por los misioneros franciscanos del
Convento de Ocopa, pues para ellos las misiones no sólo
significaban maltratos y reglas rígidas sino
también el sometimiento a trabajos forzados en haciendas,
obrajes, panaderías y la mita de la sal (ya que en esta
región se había descubierto grandes
depósitos de sal, el historiador Orrego Penagos sostiene
que uno de los móviles de esta rebelión fue la
disputa por el control de la sal entre los grupos
selváticos y los franciscanos); explotación de la
cual se querían liberar. Otro factor de descontento fueron
las enfermedades llevadas inconscientemente por los misioneros y
que diezmaban a los selváticos. Los franciscanos en su
intento de borrar el evidente carácter antifranciscano de
la rebelión argumentaban que los selváticos estaban
contentos con ellos, y que el alzamiento "chuncho" había
sido provocado por el rebelde, sus allegados y chunchos, quienes
querían verlo coronado en Lima.

Es interesante observar que le grupo
selvático que más apoyó a Juan Santos, fue
el grupo amuesha, cuyo centro ceremonial se encontraba en al
localidad de Metraro, y quienes ejercían de modo exclusivo
el control sobre la sal que los demás grupos de la zona
necesitaban.

Enterado el virrey Antonio de Mendoza Caamaño
y Sotomayor, "Marqués de Villagarcía" (1736-1745)
de la rebelión, ordenó operaciones para apresar al
rebelde:

Primera campaña
(1742
): El gobernador Benito de Troncoso
comandando un grupo de realistas se dirigió de Jauja hasta
Quisopango (set. 1742-oct. 1742), mientras que Pedro Milla se
dirigía desde Tarma hasta Nijandaris (set.
1742-nov.1742).Troncoso estableció su cuartel general en
Sonomoro, mientras Juan Santos iniciaba una ofensiva sobre Eneno.
El 17 de setiembre de 1742 las tropas de Milla son cercadas
sorpresivamente y liquidados por los rebeldes a inmediaciones del
río la Sal, mientras que Troncoso que contó con el
apoyo del curaca de Sonomoro (Bartolomé Quintimari)
derrotó el 9 de octubre de 1742 a las tropas del curaca
Santabangori en Quisopango (cuartel general de los rebeldes).
Ante la falta de información del ejército de Milla
y temeroso de que Juan Santos retorne de Eneno a Quisopango,
Troncoso se regresó a Sonomoro y luego retrocedió a
Jauja.

Segunda campaña
(1743-1744): 
A fines de 1743, el rebelde
decidió atacar "Quimiri", lugar donde los españoles
habían levantado un fuerte dejando en el mando al
capitán Fabricio Bartolí. Juan Santos le propuso a
Bartolí la rendición, pero al negarse, atacó
el fuerte matando a sus defensores (1° de enero de 1744). Las
tropas de Troncoso (300 españoles) salieron de Tarma, pero
no pudieron reforzar a los sitiados pues los rebeldes
habían cortado todos los puentes que permitían el
acceso al fuerte, retornando desde Chanchamayo a Tarma. El
fracaso de la ofensiva realista obligó al rey
español al reemplazo del virrey Marqués de
Villagarcía por el  virrey Antonio Manso de
Velasco(1745-1761), llamado después Conde de Superunda
("Conde sobre las olas") por el terremoto y tsunami que
afectó Callao y Lima en 1746.

Tercera campaña (marzo
de1746): 
En una campaña proselitista
Juan Santos abandona Quimiri y se dirige a Monobamba, dejando a
sus tropas en el camino para a través de emboscadas,
golpes de mano y un mejor conocimiento del terreno, pudieran
diezmar a los realistas. Las tropas realistas enviadas por el
virrey Manso de Velasco (veterano de la guerra de indios en
Chile), al mando de José de Llamas, cuyo objetivo era
retomar Quimiri, se enfrentaron con los rebeldes en el combate de
Cerro la Sal, mientras que las tropas de Benito Troncoso se
enfrentaban a otro grupo rebelde en Nijandaris.

Cuarta campaña (verano de
1750): 
Debido al fracaso de las expediciones
militares, el gobierno virreinal envió al franciscano fray
Otanza para negociar con el rebelde y al cual hasta se le dio
permiso para evangelizar, pero luego lo expulsaron por su
proselitismo antirebelde. Entonces los españoles deciden
organizar una nueva campaña militar al mando del general
José de Llamas teniendo como base de operaciones Jauja y
Tarma. En el verano de 1750 los españoles logran recuperar
Quimiri, mientras que el capitán realista Espinal ocupa la
región de Eneno. Ya por entonces Juan Santos se
había replegado atacando a los españoles en su eje
de avanzada. Agobiados por las enfermedades, la falta de
abastecimientos y el hostigamiento de los naturales, los
expedicionarios luego de sufrir muchas bajas se regresaron a
Jauja.

Contraofensiva de Juan Santos Atahualpa
(1751-1752): 
El rebelde ocupa Quisopango y
ordena una ofensiva militar para capturar Sonomoro o Pangor
(reducto realista), que luego de capturarla la convierte en su
cuartel general. En 1752 (¿agosto?), el caudillo inicia
una incursión sobre Andamarca, pero al enterarse de la
cercanía de tropas virreinales salidas de Jauja se
replegó hasta Sonomoro. Con esta acción ofensiva de
Andamarca dicen los historiadores concluyó la
contraofensiva del caudillo. En 1756 un destacamento realista al
mando de Pablo Sáenz de Bustamante penetró en
Quimiri, pero ya entonces  no se tenían noticias del
rebelde, optando los españoles por una nueva estrategia
defensiva consistente en convertir a Jauja y a Tarma en bastiones
militares para evitar que el movimiento influyera en una zona
articulada con la capital y comprometiese el abastecimiento de
alimentos a Lima.

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¿Qué pasó con Juan Santos
Atahualpa?

La misteriosa desaparición de Juan Santos
después de 1752 provocó una serie de rumores
populares acerca de una inminente liberación o de una
invasión  suya al corazón del poder colonial.
En Cajamarca en 1753 y en la sierra central en 1756 se
difundieron informaciones de la llegada del rebelde y de
comunicaciones secretas entre las comunidades y la
rebelión. Sin embargo, nunca se volvió a ver a Juan
Santos. Aunque algunos dicen que fue envenenado o que
murió de vejez, lo concreto parece ser que después
de la toma de Andamarca, el movimiento se diluyó muriendo
el jefe rebelde en un enfrentamiento contra un curaca local en
Metraro, alrededor de 1756. 

Objetivo y balance del
levantamiento

Aunque la historia tradicional presenta la
rebelión de Juan Santos como una
rebelión milenarista (en su propuesta de cambio del
cosmos) y mesiánica (el líder como salvador
mítico y reorganizador del mundo), los últimos
trabajos sobre el tema señalan un movimiento
político insurreccional que optó por una lucha
armada orientada fundamentalmente a la defensa de la selva como
espacio económico y político que a la
extensión del movimiento a otros espacios
geográficos como las partes altas de la sierra. Santa
María dice que el objetivo histórico de la
rebelión fue liberar a las masas selváticas del
yugo de las reducciones obligados por los franciscanos (entrega
de fuerza de trabajo), de los repartos de mercadería
inservible por parte de los corregidores y de la cobranza de
tributos. El mismo autor aceptando el carácter
multiétnico de la rebelión sostiene que la
adhesión de los grupos no selváticos(blancos,
mestizos y en menor medida negros), fue porque estos estaban
convencidos que la autonomía política regional de
dicha área crearía bases más seguras para
una integración económica con el sistema
mercantilista colonial, pues los rebeldes de una u otra clase
conocían bien el antiguo y extendido comercio con pueblos
andinos o españoles de la sierra, como era el caso del
comercio de las hojas de coca.

Entendemos que el movimiento no fracasó,
 pues militarmente aplicó una estrategia adecuada
para el terreno del monte: la guerra de guerrillas, y la toma
efímera de algunas ciudades. Las tropas realistas, vistas
hasta ese momento como invencibles, no pudieron derrotar a los
rebeldes. Esto causó alarma en la administración
virreinal como lo demuestra la militarización de Jauja y
Tarma, estrategia militar defensiva realista que lo único
que buscaba era evitar la expansión del movimiento. Lo
cierto es que las repercusiones del movimiento fueron muchas
más amplias que sus victorias militares.
Políticamente la rebelión también fue
exitosa, pues a pesar de que un grupo de historiadores sostiene
que fracasó porque no se extendió y articuló
a la sierra donde existían grupos sociales explotados por
el régimen colonial, el objetivo de la rebelión no
era ese, sino crear una zona geográfica, política y
económica libre del control estatal español,
objetivo que se logró, pues hasta muchas décadas
después dicho territorio no pudo ser controlado por los
gobiernos de turno, estableciéndose a lo mucho,
 pequeños grupos de colonos
foráneos
.(Blog del Historiador: Eduardo Ramos Laynes,
Rebelión de Juan santos Atahualpa Apu Inca Huayna
Capac)

Muchos precursores tuvieron influencia de la
masonería, así el cusqueño Juan Santos
Atahualpa, políglota muy instruido, cercano a los
jesuitas, fue enviado a Europa donde recibió la influencia
de la francmasonería inglesa. Algunos historiadores creen
que estuvo relacionado con los ingleses; sea como fuere, lo
cierto es que al desatar su lucha libertaria aparecieron en las
costas del virreinato las naves del marino inglés Jorge
Anson.

El Vice Almirante Jorge Anson, al mando de cinco buques
de guerra, fue comisionado por su Gobierno, para entrar al
Pacífico y perseguir todas las naves, y bloquear todos los
puertos subyugados a España… (Anson, a la sazón
era parte del equipo de marinos británicos que
sostenían la guerra con España en sus colonias,
desde 1740. Otro de sus principales líderes, además
de Anson, era el Almirante Vernon quien disponía de 50
naves, 130 de transporte y/o cerca de 13 mil hombres de
desembarco, asolando las aguas del Caribe). Anson pasando el
Estrecho de Magallanes, fue a fondear en la isla de Juan
Fernández el día 7 de junio de 1741. Desde
allí atalayaba los mares de Chile, Perú y Ecuador.
Y en el mes de septiembre del mismo año apresó al
navío español "Monte Carmelo" que iba del Callao a
Valparaíso, apoderándose de más de veinte
mil pesos y muchas mercancías". Luego anduvo de
correría en correría, de sur a norte, capturando y
hundiendo navíos, asolando y saqueando diferentes pueblos
de la costa. Y agrega "No es improbable que Anson, después
de estas correrías, por más de medio año, al
no tener noticia de levantamiento alguno en el Virreinato del
Perú, decidió alejarse, como lo hizo, rumbo al
Asia. Cinco meses después (en mayo de 1742) no
habiéndose levantado los pueblos peruanos de la costa y de
la sierra, dan los indios de la montaña, con Juan Santos
Atahualpa, el grito de rebelión. Si este movimiento de los
montañeses hubiera estallado en su debido tiempo, la
expedición del Vicealmirante inglés Jorge Anson
habría resultado eficiente y, quizá,
definitiva…"

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Jorge Anson

De las correrías de Anson se tiene abundante
información como por ejemplo el siguiente: Se
recibió en Quito la sensible noticia de haber sido
saqueado el Puerto de Paita y convertido en cenizas, una escuadra
inglesa del comando del Vicealmirante Jorge Anson, la cual
después se confirmo con todas sus circunstancias por las
cartas del corregidor y oficiales reales de Piura, que
referían que el 24 de noviembre había entrado en
aquel puerto el navío el Centurión, que montaba
aquel vive almirante, a las 2 de la mañana; que habiendo
enviado a tierra su lancha con 40 hombres
(Antonio de Ulloa,
Viaje a la América Meridional, Pág. 126)

Lo resaltable de esta gesta es que la rebelión se
hizo con los nativos de la selva quienes están ubicados
lejos de la costa del océano pacifico, y en ella esta la
explicación del porque los marinos ingleses tuvieron
dificultades para enterarse sobre la marcha de esta.

Juan Pablo
Vizcardo y Guzmán

En el año 1767 a causa del decreto del rey Carlos
II de España, emitido el 27 de febrero, se expulsa
inmediatamente sin autorización para regresar so pena de
muerte, a todos los jesuitas que se encontraban en los dominios
españoles en hispano América, igualmente los que se
encontraban en Francia y Portugal, los cuales sumaban unos cinco
mil; de ellos cuatrocientos cuarenta y dos se encontraban en el
Perú.

Decreto de expulsión de los jesuitas de
España despachado por Carlos III el 27 de febrero de 1767
(transcripción original)

 Habiéndome conformado con el parecer de
los de mi Consejo Real en el Extraordinario, que se celebra con
motivo de las ocurrencias pasadas, en consulta de veinte y nueve
de Enero próximo; y de lo que sobre ella me han expuesto
personas del más elevado carácter: estimulado de
gravísimas causas, relativas a la obligación en que
me hallo constituido de mantener en subordinación,
tranquilidad, y justicia mis Pueblos, y otras urgentes, justas, y
necesarias, que reservo en mi Real ánimo: usando de la
suprema autoridad económica, que el Todo Poderoso ha
depositado en mis manos para la protección de mis
Vasallos, y respeto de mi Corona: he venido en mandar se
estrañen de todos mis Dominios de España, e Indias,
Islas Filipinas, y demás adyacentes, a los Religiosos de
la Compañía, así Sacerdotes, como
Coadjutores o legos, que hayan hecho la primera Profesión,
y a los Novicios, que quisieren seguirles; y que se ocupen todas
las temporalidades de la Compañía en mis
Dominios.

 Y para su ejecución uniforme en todos
ellos, os doy plena y privativa autoridad; y para que
forméis las instrucciones y órdenes necesarias,
según lo tenéis entendido, y estimareis para el
más efectivo, pronto, y tranquilo cumplimiento. Y quiero,
que no sólo las Justicias y Tribunales Superiores de estos
Reynos executen puntualmente vuestros mandatos; sino que lo mismo
se entienda con los que dirigiereis a los Virreyes, Presidentes,
Audiencias, Gobernadores, Corregidores, Alcaldes Mayores, y otras
qualesquiera Justicias de aquellos Reynos y Provincias; y que en
virtud de sus respectivos Requerimientos, qualesquiera tropas,
milicias, o paisanaje, den el auxilio necesario, sin retardo ni
tergiversación alguna, so pena de caer el que fuere omiso
en mi Real indignación. Y encargo a los Padres
Provinciales, Prepósitos, Rectores, y demás
superiores de la Compañía de Jesús se
conformen de su parte a lo que se les prevenga, puntualmente, y
se les tratará en la ejecución con la mayor
decencia, atención, humanidad y asistencia: de modo que en
todo se proceda conforme a mis soberanas
intenciones. 

Tendréislo entendido para su exacto
cumplimiento, como lo fío y espero de vuestro zelo,
actividad, y amor a mi Real servicio; y daréis para ello
las Órdenes, e Instrucciones necesarias,
acompañando exemplares de este mi Real Decreto, a los
quales, estando firmados de Vos, se les dará la misma fe,
y crédito que al original.

Rubricado de la Real Mano.

En el Pardo a veinte y siete de Febrero de mil
setecientos sesenta y siete.

Al Conde de Aranda, Presidente del
Consejo
.

Con la expulsión de los jesuitas, muchos novicios
criollos también fueron expulsados, entre ellos Juan Pablo
Vizcardo y Guzman y su hermano, quienes se trasladan a  la
población de Massa Carrara, cerca de Génova-Italia,
donde completa sus estudios religiosos; se hacía llamar
el abate Paolo Rossi y su
hermano Antonio Valossi. El seminarista jesuita
Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, apoyado por la
masonería italiana recorrió Europa solicitando
ayuda para la América sojuzgada. Desde el exilio apoya
pero sin éxito al movimiento independentista en el
Perú de Tupac Amarú (José Gabriel
Condorcanqui), en 1780 y 1781 envió cartas a los ingleses
solicitando ayuda para el cacique cusqueño. El año
1781 viajó a Londres para insistir el apoyo
inglés a la independencia americana. Sin medios
económicos  por no poder recibir su herencia por la
confiscación de sus bienes,  se ve obligado a
trasladarse en 1782  a Londres. En 1792 viaja a Francia que
estaba en plena revolución y allí redactó su
famosa "Carta a los Españoles Americanos", donde arengaba
a los criollos de Hispanoamérica a luchar contra la
opresión española y construir una patria soberana,
vuelve ese mismo año a Londres, donde se relaciona con
otros jesuitas expulsados de los dominios españoles y
portugueses, para residir protegido y pensionado por el Gobierno
inglés, al tiempo que toma contacto con los americanos
que, como él, solicitan en Londres la ayuda
británica para la emancipación de la América
española. Pero el Gobierno del primer ministro ingles
Pitt, en aparente buena relación con España desde
1793, por la enemistad común contra Francia, dura hasta
1796, y no quería comprometerse a una abierta
cooperación con los gestores de una posible independencia.
Ésta es la razón por la que la Carta a los
españoles americanos, escrita por Vizcardo, en
francés, no se publicara entonces, por impedirlo el primer
ministro Pitt.

El sacerdote Juan Pablo Viscardo Guzmán pasa
a la posteridad al escribir en esa ciudad en 1792 su famoso
documento: "CARTA A LOS ESPAÑOLES AMERICANOS POR
UNO DE SUS COMPATRIOTAS", con su lema "El amor a la Patria
vencerá". 
Considerado uno de los primeros
documentos políticos, que plantea abiertamente la
independencia total, se inspira en los libros del ginebrino Juan
Jacobo Rousseau y de los franceses Carlos Montesquieu y Francisco
Voltaire; Viscardo becado con trescientos pesos en Londres desde
1796, explica el principio de autodeterminación de los
pueblos, resume en cuatro palabras los tres siglos del coloniaje
español: "Ingratitud, Injusticia, Servidumbre y
Desolación". Este valioso escrito que dejó honda
huella en el proceso emancipador, es denominado por muchos
historiadores como: "La Primera clarinada de la libertad
americana", como "La Primera Proclama de la Revolución
Americana" y como "La Partida de Nacimiento de la independencia
Hispanoamericana". La Carta de Viscardo  es una
larga acusación contra España durante los tres
siglos de colonización, se refiere igualmente al texto de
Montesquieu, a la verdadera lucha contra la monarquía y la
reivindicación del indio. Este digno pensador y luchador,
antes de fallecer en Londres el 10 de febrero de 1798,
entregó el material en custodia a Rufus King,
diplomático norteamericano, con quien mantenía
excelente amistad, para que se los entregara a Francisco Miranda,
que no lo conocía, pero sabía de su afán
emancipador. Los documentos llegan a manos de Miranda, quien a
los dieciséis meses de la muerte de Viscardo, emocionado
por el contenido  redentor, lo inmortaliza al escribir el
prólogo, le coloca un falso pie de imprenta de
elaboración en Filadelfia y lo reparte clandestinamente a
los emancipadores y conspiradores hispanoamericanos. Este valioso
e histórico documento se traduce en 1801 al español
y será el gran texto de influencia de las futuras actas de
independencias en Sudamérica. Miranda inspirado en este
documento, tomó nota para la elaboración de su
proclama leída y colocada en Coro en agosto de 1806,
igualmente le hizo llegar en Trinidad un ejemplar al
protomártir Manuel Gual, quien se hallaba desterrado luego
del fallido movimiento emancipador de 1797 conocido como de Gual
y España. Este documento sirvió de referencia en la
Carta visionaria sobre la América española, escrita
por el Libertador en Jamaica el 6 de septiembre de 1815. Don
Andrés Bello, en su "Alocución a la Poesía",
escrita en Londres y publicada en 1823, menciona ideas de
Viscardo.

Extracto de este valioso documento precursor CARTA A
LOS ESPAÑOLES AMERICANOS POR UNO DE SUS COMPATRIOTAS:
"Queridos Hermanos y compatriotas, puesto que España,
siempre nos ha tratado y considerado de manera tan diferente a
los españoles europeos, y que esta diferencia solo nos ha
aportado una ignominiosa y esclavitud, decidamos ahora por
nuestra parte, ser un pueblo diferente. Renunciemos al
ridículo sistema de unión y de igualdad con
nuestros amos y tiranos, renunciemos a un gobierno, que a una
distancia tan enorme, no pueda darnos ni siquiera en parte, los
grandes beneficios que todo hombre puede esperar de la sociedad a
la que se encuentra unido. Descubramos nuevamente América
para todos nuestros hermanos de toda la tierra, y nuestra
recompensa, no será inferior a la de todo el resto 
del mundo, de donde la ingratitud, la injusticia y la codicia mas
insensata nos han desterrado"
(Eumenes Fuguet Borregales
; Historia y Tradición, Q:.H:. Sacerdote
Juan Pablo Viscardo Guzmán, "Inspirador de la
Independencia Americana", Blog Ni vestido ni
desnudo…)

Al morir Vizcardo en Londres, en 1798, sus papeles y
documentos pasan a Rufus King, plenipotenciario norteamericano en
la capital británica, quien los entrega a Miranda, el cual
publica en Londres Carta a los españoles americanos
(1799), en su original francés, con falso pie de imprenta,
en el que figura como lugar de edición la ciudad de
Filadelfia. En 1801 se traduce la Carta al español y
comienza a circular entre los conspiradores
americanos.

José Gabriel
Condorcanqui

La insurrección más notable en esos
tiempos es la que encabezó un indio cusqueño:
José Gabriel Condorcanqui, quien se convirtió en el
adalid de la independencia americana. Era descendiente directo de
la nobleza cusqueña y de los incas de Vilcabamba.
José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II
nació el 19 de marzo de 1738 en Surimana, perteneciente a
la provincia cusqueña de Tinta. Sus padres fueron Miguel
Condorcanqui, gobernador de Surimana, y Rosa Noguera Valenzuela.
Era descendiente directo de doña Juana Pilcowaco, hija de
Túpac Amaru I, el último de los Incas de Vilcabamba
y que había sido ajusticiado por los españoles en
el año 1572.

José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II,
fue educado en las costumbres de sus ancestros por sus
tíos, quienes desempeñaron las labores de
tutoría al morir su madre y al formar su padre una familia
aparte.

Como hijo de nobles incas, estudió en el Colegio
de Caciques de San Francisco de Borja, una de las pocas
instituciones educacionales que daba acceso a los indios de
abolengo. Los comunes no tenían ese derecho y los indios
de abolengo no podían entrar en los colegios mayores y
universidades dedicados únicamente a los españoles
e hijos de ellos o criollos. José Gabriel era alumno
distinguido, muy inteligente y perspicaz y llegó a dominar
todas las materias que se enseñaban en aquel entonces,
inclusive el latín. Se dice que en uno de sus viajes a
Lima por asuntos judiciales no tuvo reparo en asistir a algunas
clases de Artes en la Universidad de San Marcos. Se
convirtió, pues, en indio leído y culto para el
gusto de los conquistadores.

En el año 1766 reclamó ante las
autoridades coloniales el reconocimiento oficial como
descendiente de Túpac Amaru y, por consiguiente, su
título de cacique o indio noble.

Ante las evidencias exigidas, los colonialistas tuvieron
que acceder a su petición y como recompensa recibió
70 mulas. A partir de ese momento fue llamado Túpac Amaru
II, pero despectivamente por los españoles como
"arriero".

Viaja a Lima entre los años 1776 y 1778. Se
entrevistó con las autoridades coloniales, entre ellas con
los oidores de la Real Audiencia y con los "protectores de los
naturales".

Como en esa fecha, el corregimiento de Potosí,
perteneciente a la Intendencia de Charcas, del Alto Perú,
había pasado al Virreinato de Río de la Plata,
pretendió convencer a los funcionarios del Virreinato del
Perú que ya no tenían obligación de enviar a
los mitayos a dichas minas. Vano intento, porque para ellos
aquello era un pingüe negocio.

Desengañado de los chapetones, Túpac Amaru
II decide preparar la insurrección armada en 1778. Hace
los contactos necesarios con otros caciques libertarios, entre
ellos con el de Chayanta, Tomás Katari, Julían
Apaza (el futuro Túpac Katari), etc. Compra unas cuantas
armas y difunde la idea de liberar el Perú para
convertirla en reino, tal como fue en el pasado.

Túpac Amaru II, fue otro masón, que se
sublevó contra la encomienda y el abuso. A su muerte, le
sucedieron en su obra masónica y revolucionaria en el
altiplano los tres hermanos Catari.

En la obra del historiador masón
Martín F. Lescano llamado "Las Sociedades Secretas y
Politicas en Buenos Aires" se anota que en 1776 el Cacique
José Gabriel Condorcanqui y Noguera "Tupac Amaru"
tenía relación con los grupos masónicos
aún cuando no está determinado su fecha de
iniciación para señalar que este lo fuera, pero su
esposa doña Micaela Bastidas afirma que su esposo se
había iniciado y ya conocía "
La Verdadera Luz
" y porque además en la sentencia de muerte de Tupac
Amaru se le imputa el cargo de sacrílego – nombre que le
daban a los masones en su calidad de propagador de ideas
contrarias a la Religión y el Estado – y como mayor
prueba, se le encuentra un collar de hierro con dos platinas
pesadas y rodeados de puntas que manifiestan "La Orden del
Paititi" y del que se dice fuera su Gran Maestro
(La
Masonería en América y en el Perú, Blog
Logia Simbólica Manco Capac 35).

Podemos decir que en relación de José
Gabriel Condorcanqui y Noguera o "Tupac Amaru II" habría
mayores manifestaciones de relación masónica y que
incluso en su casa del Cuzco ubicado en el sector de Mutachacca
(Hoy Avenida del Sol) se han encontrado ornamentos
masónicos de segundo y tercer grado, los cuales hoy se
encuentran en poder de la R:. L:. S:. "Koricancha" No. 40 del
Vall:. del Cuzco; y, respecto a Tomás Tupac Catari
sí estaría mas definido sobre su formación
masónica
(La Masonería en América y en
el Perú, Blog Logia Simbólica Manco Capac
35).

Sobre la obra y actuación masónica de
Tupac Amaru existe innumerables narraciones y pasajes
históricos que no han sido divulgados y entre ellos
encontramos algunos aspectos sobre su correspondencia. Una de
estas correspondencias estuvo, dirigido a Tomás
Túpac Catari quien en ese momento dirigía la
Revolución de Challanta, hoy región de Oruro –
Bolivia. Esta correspondencia jamás llego a manos de
Tomás Tupac Catari quien había muerto semanas
antes. La carta llega a las manos de Julián Apaza
indígena de la Paz – Bolivia y quien suplanta la persona
de Tomás Tupac Catari auto titulándose "Virrey de
las Provincias del Sur" y quien inmediatamente se comunica con
Tupac Amaru, al cual, incluso, envía a un indio de
emisario, llamado Tomás Calizaya con el cargo de Rey
Fiscal, para la sublevación de Copacabana y quien se
presenta con las alegorías de un iniciado
masón.

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José Gabriel Condorcanqui y
Noguera

Partes: 1, 2, 3

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