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Optimización del manejo de las infecciones nosocomiales en UCI y reducción de los costes




Enviado por ISABEL OSTABAL



  1. Lavado de las manos
    y reducción de costes directos por infecciones
    nosocomiales
  2. Manejo
    catéteres y reducción costes
    directos
  3. Manejo de
    vías centrales
  4. Neumonía
    nosocomial y coste directo
  5. Política de
    antibióticos y coste directo.
  6. Bibliografía

Lavado de las
manos y reducción de costes directos por infecciones
nosocomiales

Las manos de los sanitarios son sin lugar a duda, el
principal fómite para transmitir infecciones nosocomiales
de un enfermo a otro. Por ello el profesional que trabaja en un
hospital debe concienciarse de la importancia que tiene el lavado
de sus manos antes de tocar a un paciente y después de
hacerlo, debe también tener presente que el uso de guantes
no elude la obligatoriedad del lavado de las manos y, que
éstas deben lavarse durante el tiempo necesario, en
función del producto que se utilice.

Partiendo del conocimiento de que el lavado de las manos
es la piedra angular en la prevención de las infecciones
nosocomiales, estudiaremos los productos disponibles para
llevarlo a cabo.

Los antisépticos son sustancia con capacidad
bactericida o bacteriostática, que añadidos a
sustancias con propiedades detergentes como jabones o geles,
potencian la eliminación de la carga bacteriana resistente
o transitoria de la piel de las manos del personal
sanitario:

CLORHEXIDINA Es una biguanida cuyas propiedades
antisépticas se explican por la adhesión de la
sustancia a la membrana citoplasmática, lo que genera la
liberación de sus componentes y la muerte de la bacteria.
Su actividad es más lenta que la del alcohol, pero al
contrario de éste tiene actividad bacteriana residual. La
clorhexidina es activa frente a bacterias GRAM+, GRAM-, hongos y
virus con envoltura lipídica. Pero no presenta actividad
frente a esporas, micobacterias y virus sin envoltura
lipídica. Se recomiendan las fórmulas al 2-4%. Para
el lavado de las manos con este producto, si las manos
están sucias se lavarán primero con agua y
jabón y luego durante 60 segundos, frotándose por
palmas, dorso, zonas interdigitales y dedos. Su actividad puede
verse reducida por los jabones naturales, aniones
inorgánicos, surfactantes no iónicos y cremas de
manos, por lo cual no deberán utilizarse cuando se usa
este producto como antiséptico de manos.

Se han descrito casos de contaminación por uso de
una preparación que contiene PCMX; por lo cual, y, aunque
las soluciones que se usan normalmente tienen escaso riesgo de
contaminación no se deben rellenar los dispensadores medio
vacios.

JABÓN DE ARRASTRE: Se conoce como tal, el
jabón de mano o los geles que se utilizan habitualmente.
Tienen actividad limpiadora por sus características
detergentes y de retirada de la suciedad de las manos. Pero debe
tenerse en cuenta que tienen poca o nula actividad
antimicrobiana; por lo cual no deben utilizarse en las UCIS,
cuando se va a intervenir sobre un paciente. Si se
utilizará previamente al uso de otros productos, cuando
las manos estén visiblemente sucias, por su acción
de arrastre. Hay que tener cuidado, porque en muchas ocasiones
los jabones de arrastre se han contaminado con gérmenes
GRAM- y pueden colonizar las manos del personal
sanitario.

YODO Y YODÓDOROS: Los yodos son eficaces
antisépticos pero son muy irritantes, por lo cual se han
sustituido por yodóforos. Éstos se componen de yodo
elemental y povidona. La povidona-iodada al 10% contiene un 1% de
yodo disponible. El yodo actúa penetrando en el
microorganismo e inactivándolo. Según la FDA es un
antiséptico seguro y eficaz para el lavado de la mano,
pero lo cierto es que provoca más dermatitis que otros
productos, por lo cual existe riesgo de escasa adherencia del
personal sanitario a esta medida.

COMPUESTOS DE AMONIO CUATERNARIO: Son el cloruro
de benzaconio, la cetrimida y el cloruro de cetilpiridio. Se
componen de un átomo de nitrógeno ligado a 4 grupos
alquil. Son bacteriostáticos y fungostáticos. Hay
que tener en cuenta que el cloruro de benzalconio es propenso a
la contaminación con bacterias GRAM –.

TRICLOSAN: Es una sustancia iónica,
incolora que se ha ido incorporando a los jabones usados en
sanidad. Tiene actividad contra los GRAM +, incluyendo el SARM. Y
tiene actividad persistente en la piel.

SOLUCIONES HIDROALCOHÓLICAS: Contienen
etanol y otros derivados como el isopropanol o el n-n-propanol.
Su actividad antimicrobiana se debe a su capacidad de
desnaturalizar las proteínas. Las soluciones del 60-90%
son las más eficaces. Estas soluciones, como agentes de
frotación son las más eficaces y mejor toleradas.
Si bien su uso continuo producen sequedad de la piel, con estas
soluciones a diferencia que con la clorhexidina si que pueden
utilizarse cremas de manos. Otra de las ventajas de estas
soluciones es que es más accesible, puesto que no necesita
agua y permite su uso en cualquier sitio, así como que
reduce el tiempo de consumo en el lavado de las manos. Mientras
que con la clorhexidina se debe realizar un lavado de manos de al
menos 60 segundos, con las soluciones alcohólicas es
suficiente con 30 segundos.

Existen una serie de normas a tener en cuenta en el
lavado de las manos:

  • Si no existe dispositivo de cierre del grifo con el
    pie o la rodilla, se usará papel de secado para cerrar
    los grifos.

  • Se evitará el uso de agua caliente ya que
    favorece la dermatitis.

  • En cuanto a las soluciones hidroalcohólicas,
    se revisará que el dispensador funcione correctamente,
    es decir que no se atasca y que suministra el volumen
    adecuado de solución.

  • Para la correcta antisepsia de las manos se
    usarán con las soluciones hidroalcohólicas 2
    dispensaciones en la palma de la mano, se frotará bien
    por toda la superficie de la misma, durante 30 segundos y, se
    esperará a que se seque sola, cosa que ocurre en este
    lapso de tiempo.

  • No se añadirán jabones o productos de
    higiene en los dispensadores parcialmente vacios, ya que
    existe riesgo de contaminación.

RESUMIENDO: El simple lavado de las manos, supone
un ahorro muy importante en cuanto al uso de antibióticos
de amplio espectro y en cuanto a la estancia media, así
como una reducción de la morbi-mortalidad del
enfermo.

Para evitar equivocaciones en el lavado de manos,
deberían existir jabones para arrastrar la suciedad de las
mismas y soluciones hidroalcohólicas que pudieran
utilizarse en cualquier punto de la UCI para no tener que ir
buscando un lavabo. Una buena medida para que el personal
sanitario se adhiera a esta maniobra es disponer crema de manos
en la unidad, para el cuidado de las mismas.

Manejo
catéteres y reducción costes
directos

Existe la idea preconcebida, que a todo paciente que
ingresa en UCI se le debe canalizar una vía central, ya
sea de acceso periférico o de acceso central. Por otra
parte, en los servicios de Urgencias cada vez se tiende
más a canalizar catéteres periféricos de 18
y 20 Gauge, en vez de utilizar catéteres de 14 y 16 Gauge;
con los cuales se podría conseguir un importante flujo de
infusión de líquidos y no obligaría a la
posterior canalización de vías centrales en la UCI.
También llama la atención que cada vez son
más los anestesistas que canalizan directamente
vías centrales, para postoperatorios de fácil
resolución de 4 ó 5 días y que probablemente
no necesiten nutriciones parenterales y la administración
de antibióticos sea profiláctica salvo
complicaciones.

Si se valoraran estos puntos, el número de
vías centrales canalizadas sería ligeramente
inferior y, la incidencia de infecciones nosocomiales secundarias
a las mismas con el consiguiente costo disminuiría. Esto
no quiere decir que deban evitarse las vías centrales en
la UCI, ya que lo cierto es que la mayoría de los enfermos
las necesitan ya sea por monitorización de constantes o
por tratamientos administrados. Se podrían evitar en
cardiopatías isquémicas sin insuficiencia
cardíaca ni bajo gasto cardíaco y de fácil
resolución en los días siguientes y, en algunos
tipos de intentos autolíticos medicamentosos, que ingresan
en UCI para control de posibles complicaciones.

En el manejo de las vías centrales también
podemos reducir el coste directo mejorando, al mismo tiempo, la
incidencia de infecciones nosocomiales:

  • Con un adecuado manejo y ubicación de las
    mismas para evitar trombosis y bacteriemias.

  • No retirando las vías centrales de forma
    rutinaria, salvo que no se detecte otro foco de fiebre o
    persista tras comenzar tratamiento del foco de fiebre
    localizado. También se deben retirar si aparecen
    signos de trombosis.

  • Valorar día a día cuando dejan de ser
    necesarias y retirarlas; ya que el riesgo de bacteriemia es
    más frecuente con una vía central que con una
    periférica.

  • Existe la costumbre en algunas unidades de enviar a
    cultivar todas las puntas de catéteres, cosa que
    incrementa el gasto y la carga de trabajo del servicio de
    microbiología. Sólo se deben cultivar aquellas
    vías que se sospeche son causa de foco
    febril.

  • Poner la vía central con los lumen que se
    suponen serán necesarios: Si va a necesitar
    nutrición parenteral total es mejor optar inicialmente
    ya por una vía de 3 lumen, si se piensa que
    ésta no va a ser necesaria se utilizará una
    vía de 2 lumen.

Manejo de
vías centrales

Según un estudio publicado en 2006 por Pronovost
es posible disminuir la incidencia de infección de las
vías centrales y el riesgo consecuente de bacteriemia con
un buen manejo. Esto redunda de forma notoria en una
disminución de las infecciones nosocomiales, en una
reducción de la estancia media del enfermo en UCI y, en un
menor costo de antibióticos de amplio espectro. Así
como reduce el riesgo de endocarditis con sus consecuentes
repercusiones. Pronovost demostró que con las medidas que
a continuación referiremos se puede disminuir la
incidencia de bacteriemias a cifras cercanas a cero:

  • Educación al profesional implicado en el
    procedimiento. En el programa de acogida de personal nuevo en
    cada Unidad se debe hacer un especial hincapié en
    estas medidas

  • Siempre que sea posible se canalizará la vena
    subclavia ya que es más cómoda para el
    paciente, tiene menor riesgo de trombosis y de
    contaminación e infección. Se evitará
    siempre que sea posible en los adultos la vía
    femoral.

  • El rasurado de la piel se hará lo más
    cercano posible en el tiempo a la canalización de la
    vía. Siendo preferible la depilación al
    rasurado, ya que éste aumenta el riesgo de
    infección.

  • La desinfección de la piel se
    realizará con clorhexidina, por lo menos a una
    concentración mínima del 0,5%.

  • El médico que vaya a proceder a la
    colocación de la vía llevará bata,
    gorro, guantes y mascarilla. La enfermera y la auxiliar
    mascarilla y gorro si van a estar cerca pero no van a
    intervenir en el campo.

  • Los apósitos a utilizar dependerán del
    tipo de enfermo: Si el paciente no suda mucho, se
    utilizarán apósitos transparentes, que reducen
    la carga de enfermería al no necesitar cambios hasta
    los 5-7 días y permite observar el punto de
    punción (estos apósitos deben evitarse en
    pieles que trasudan mucho o en enfermos con
    coagulopatías que sangran, ya que se despegan,
    aumentan el gasto y el riesgo de infección puesto que
    están levantados parte del tiempo y deben ser
    cambiados). Si la piel transpira mucho se utilizarán
    gasas, éstas se cambiarán cada 48 horas, salvo
    que estén manchadas.

  • El cambio de apósitos no se hará
    diariamente salvo que estén manchados ya que hacerlo
    aumenta el costo, la carga de enfermería y el riesgo
    de infección.

  • El mantenimiento de la vía es igual o
    más importante que su colocación: Se
    manipulará con técnicas de esterilidad, se
    desinfectarán las desconexiones antes de utilizarse
    con alcohol al 70%.

  • Las líneas de infusión sólo
    deben cambiarse cada 72-96 horas, poner una nueva
    línea cada vez que se ponga una perfusión o un
    nuevo medicamento es un costo innecesario, salvo
    circunstancias especiales que dejará reflejadas el
    facultativo. Se cambiarán, no obstante cada 24 horas,
    en caso de que se utilicen para soluciones lipídicas
    (nutrición parenteral o propofol) o infusión de
    sangre y derivados.

  • Cuando una vía no se vaya a utilizar se
    sellará y se heparinizará para que no se
    obstruya.

  • Es fundamental que diariamente se valore la
    necesidad o no de seguir manteniendo la
    vía.

  • Si en un hemocultivo se aisla Estafilococo coagulasa
    negativo, no se tratará salvo que salgan positivos dos
    hemocultivos tomados de diferentes puntos o exista
    inestabilidad hemodinámica. Sobra con la retirada de
    la vía, en la mayor parte de los casos.

RESUMIENDO: Si el personal que cuida al
enfermo se conciencia en estos puntos se disminuye de forma
considerable el coste en fungible, el coste en antibioterapia de
amplio espectro, se reduce la carga del personal de
enfermería, la estancia del enfermo en UCI y el riesgo de
iatrogenia.

Neumonía
nosocomial y coste directo

Varios estudios realizados en distintas unidades de
cuidados intensivos, cifran el impacto económico de la
neumonía, entre los 9 y 12 millones de euros. Se calcula
que la disminución de una unidad porcentual de la
incidencia de esta infección, supondría un ahorro
en torno a los 2 millones de euros anuales, cifrándose el
gasto sobreañadido de cada episodio de infección
nosocomial en unos 2000 euros.

Pero su repercusión no es sólo
económica sino también sanitaria, ya que aumenta la
morbi-mortalidad, prolongando la estancia media de 7 a 10
días más de los previstos por la patología y
se le atribuye una mortalidad que oscila entre el 14 y el 25%,
según estudios.

Existen una serie de medidas que reducen la incidencia
de neumonía nosocomial y que deben ser implementadas como
son:

1.-ANTES DE LA INTUBACIÓN:

Educar a los trabajadores hospitalarios acerca de la
neumonía nosocomial y los procedimientos de control de
dichas complicaciones (CATEGORIA IA).

  • Creación de un grupo de trabajo en la Unidad
    compuesto por médicos, enfermeras y auxiliares,
    encargado del control de las neumonías y la
    implementación de las medidas (CATEGORIA
    IA).

  • Puesta en marcha y actualización de un
    protocolo para la prevención de la neumonía
    asociada a ventilación mecánica.

  • Revisar periódicamente la incidencia de
    neumonía asociada a ventilación
    mecánica, los organismos causantes y patrones de
    resistencia de tales microorganismos.

  • Transmitir y explicar al personal que se incorpore a
    la Unidad, de las medidas encaminadas a la prevención
    de la neumonía asociada a ventilación
    mecánica.

2.-DURANTE EL PERIODO DE VENTILACIÓN
MECÁNICA

– Usar ventilación no invasiva cuando sea posible
(CATEGORIA III B).

– Reducir al máximo la duración de la
ventilación mecánica (CATEGORIA IB), haciendo
retiradas de sedación diarias y utilizando escalas de
sedación-analgesia en el paciente intubado, manteniendo
grados de sedación bajos.

– Mantener al paciente en posición semisentada de
30 a 45º, salvo que exista contraindicación
(CATEGORIA IB).

-Evitar sobredistensiones gástricas, revisando el
débito de la sonda nasogástrica por turno y
adaptando el ritmo de la nutrición enteral a ello
(CATEGORIA IB).

– Evitar extubaciones no planeadas y
reintubaciones.

– Retirar a los pacientes lo antes posible tubos
endotraqueales, traqueostomías y sondas
nasogástricas (CATEGORIA IB).

– El neumotapón debe tener una presión
superior a 20 cm de H20

– Durante la extubación o antes de recambiar un
tubo endotraqueal debemos asegurarnos que no existen secreciones
(CATEGORIA IB)

3.- EN EL EQUIPO Y MATERIAL

– No se debe esterilizar o desinfectar de forma
rutinaria el interior de los ventiladores (CATEGORIA
IA).

– No reutililizar un equipo o accesorio que es utilizado
para un solo uso (CATEGORIA IB).

– Usar agua estéril para llenar los
humidificadores (CATEGORIA II).

– Usar sólo líquidos estériles para
las nebulizaciones (CATEGORIA IA).

-Si se utilizan sistema de succión abierto, usar
catéter de un solo uso estéril (CATEGORIA
II).

– Si la sonda de aspiración se va a introducir en
el tracto respiratorio inferior, usar únicamente
solución estéril para remover las secreciones en la
sonda de succión (CATEGORIA IB).

– Verificar de forma rutinaria la correcta
colocación de la sonda nasogástrica (CATEGORIA
IIB).

– El uso de tubos de aspiración subglótica
pueden contribuir a reducir la incidencia de neumonías en
pacientes con intubaciones que se prolongan más de cuatro
días(CATEGORIA IA), pero no está justificado el
cambio de tubo por uno de aspiración subglótica. Su
uso debería limitarse sólo a aquellos pacientes que
son intubados dentro de la unidad (CATEGORIA II B).

4.- MEDIDAS DE HIGIENE Y
PROTECCIÓN.

-Usar guantes para manipular las secreciones
respiratorias u objetos contaminados (CATEGORIA IA).

-Cambiarse de guantes y lavarse las manos entre
pacientes y después de manipular a cada uno de ellos y,
antes de tocar ningún objeto o superficie (CATEGORIA
IA)

– Usar bata cuando se prevea que se va a manchar de
secreciones respiratorias y cambiarse cuando se haya terminado
con el paciente (CATEGORIA IB).

– Lavado por turno de la boca del enfermo con
clorhexidina.(CATEGORIA IA).

5.- MEDIDAS NO RECOMENDADAS RUTINARIAMENTE Y QUE
AUMENTAN EL GASTO.

Descontaminación digestiva selectiva
(Salvo en quemados).

Eliminación de protectores de
hemorragias digestivas altas.

Recambio rutinario de circuitos del respirador y
humidificadores. Los circuitos se cambiaran cada 15 días y
los humidificadores cada 48 horas salvo que estén
sucios.

Uso de antimicrobianos profilácticos
(CATEGORIA IA).

– Intubación nasotraqueal en vez de
orotraqueal.

– Uso de sondas nasoduodenales o nasoyeyunales, en vez
de nasogastricas.

Política
de antibióticos y coste directo.

El conjunto de estrategias y normas para
mejorar y optimizar el uso de los antimicrobianos recibe el
nombre de política de antibióticos. La influencia y
el impacto de los antibióticos se observa tanto en los
pacientes que lo reciben (respuesta clínica y
evolución), como en el ecosistema que rodea al enfermo
(flora hospitalaria). Es por ello, que una política
inadecuada provoca resistencias, elevada morbi-mortalidad y
elevación consecuente de los costes directos.

Se ha demostrado que la administración precoz de
antibióticos con espectro adecuado influye a corto plazo
en una evolución favorable del enfermo, mientras que a
largo plazo, favorecen la aparición de flora emergente y
condiciona cambios en las resistencias de algunos
gérmenes.

Para realizar en una UCI una adecuada política
antibiótica, se necesita la participación directa
de todo el personal sanitario, tanto en los dedicados al control
y vigilancia de las infecciones, como los dedicados a su
prevención y tratamiento. La existencia en UCI de al menos
un facultativo que controle la correcta utilización de los
antimicrobianos, en colaboración con un
microbiólogo, un farmacéutico y un preventivista),
optimiza su empleo, disminuyen los costes y la
morbilidad.

Existe un decálogo de normas para el uso de
antibióticos:

1º UTILIZAR ANTIBIÓTICOS SÓLO
CUANDO EXISTE SOSPECHA CLÍNICA O MICROBIOLÓGICA DE
UNA INFECCIÓN.

  • Sólo se utilizarán
    antibióticos cuando exista confirmación o
    sospecha fundada de infección, intentando distinguir
    de otros motivos (procesos inflamatorios de naturaleza no
    infecciosa ).

  • No está motivado el inicio del
    tratamiento antibiótico por aislamiento de
    microorganismos en algunas muestras (esputo, aspirado
    traqueal, heces y piel), en las que existe de forma habitual
    flora endógena.

  • Tampoco se utilizarán cuando se
    aíslan en sangre o en muestras pulmonares, incluso
    obtenidas por catéter telescopado, protegido o lavado
    broncoalveolar patógenos escasamente virulentos como:
    staphylococcus coagulasa negativos, Corynebacterium, debiendo
    individualizarse los casos.

  • En caso de enfermos con fiebre de foco
    desconocido, siempre que no haya una respuesta
    sistémica grave, el recambio o retirada de
    catéteres, puede ser suficiente. La
    administración de antibióticos, sin esperar la
    retirada de los catéteres, es uno de los motivos por
    los que aumenta el consumo de glucopéptidos,
    daptomicina, tigleciclina y linezolid en UCI.

  • En los casos en que los
    antibióticos se utilicen como profilaxis, se
    recomienda utilizarlos por cortos períodos de
    tiempo.

  • En pacientes con pancreatitis aguda
    grave no se utilizaran los antibióticos para prevenir
    la infección, por falta de efectividad.

2º OBTENER MUESTRAS DE LOS TEJIDOS INFECTADOS
ANTES DE INICIAR EL TRATAMIENTO CON
ANTIBIÓTICOS.

  • En los pacientes críticos, no está
    justificada nunca la administración de antimicrobianos
    sin obtener muestras de los tejidos infectados y al menos 2
    hemocultivos, siempre que no retrasen la obtención del
    segundo, la administración de
    antibióticos.

  • Si el paciente está ya con
    antibióticos, en el momento de detectar una nueva
    infección, deben tomarse las muestras con la
    máxima rapidez, sin esperar a que disminuya la
    acción de los antibióticos, puesto que el
    patógeno responsable, será resistente a los
    mismos. En estos casos se aconseja la obtención de la
    muestra en el momento previo a la administración de la
    siguiente dosis del antibiótico, que se corresponde
    con su mínima concentración
    plasmática.

3º ELEGIR LOS ANTIBIÓTICOS
EMPÍRICOS EN BASE A PROTOCOLOS TERAPÉUTICOS
CONSENSUADOS.

Debido a la gravedad de los enfermos que ingresan en
UCI, en caso de infección deberá establecerse un
tratamiento antibiótico empírico, es por eso, que
cada UCI debe tener protocolizado de forma detallada
(fármaco, dosis, intervalo, alternativas,
etcétera), de al menos los siguientes procesos:

1.- Neumonía comunitaria grave.

2.- Meningitis aguda.

3.- Encefalitis.

4.- Sepsis de origen urológico.

5.-Peritonitis secundaria.

6.-Neumonía nosocomial.

7.- Infección urinaria asociada a sonda
vesical.

8.- Meningitis posquirúrgica.

9.- Peritonitis posquirúrgica.

10.-Infección relacionada con catéter
vascular.

11.-Sepsis grave sin focalidad.

4.- LOGRAR UNA RESPUESTA RÁPIDA DEL
LABORATORIO DE MICROBIOLOGÍA.

Cualquier tipo de información relevante: GRAM,
crecimiento de gérmenes, muestra desechada,
etcétera, debe ser comunicado de forma rauda, al
intensivista por el microbiólogo. Es importante que exista
un contacto fluido y continuo, aconsejándose la
comunicación telefónica, cada vez que surja una
duda o un hallazgo relevante.

5.- SELECCIONAR EL TRATAMIENTO DIRIGIDO CUANDO SE
CONOZCA LA ETIOLOGIA DE LA INFECCIÓN.

El aislamiento de uno o varios gérmenes en una
muestra válida debe motivar la readaptación del
tratamiento antibiótico. En caso de que se aíslen
dos o más gérmenes se valorará la
posibilidad de que alguno de ellos sea contaminante o
colonizante, si se acepta que la infección es
multibacteriana, se elegirá una cobertura global y con el
menor número de antibióticos posibles.

6.- MONITORIZAR LA EFICACIA DEL
TRATAMIENTO.

A las 72 horas de iniciado el tratamiento
antibiótico empírico se hará una
evaluación de la situación clínica. La
aparición de nuevos signos o empeoramiento,
obligará a obtener nuevas muestras de sangre y tejidos
infectados y, se procederá a la administración de
antibióticos de rescate más potente, de mayor
espectro y cobertura.

Si el antibiótico es efectivo según el
antibiograma, se estudiará su penetrancia en el tejido
infectado, la dosis de administración (valorando el
volumen de distribución del enfermo) y el intervalo de la
misma.

7.- VIGILAR LA APARICIÓN DE EFECTOS ADVERSOS O
FLORA EMERGENTE RECOGIENDO MUESTRAS DE AXILA, FROTIS NASALES,
TRAQUEOSTOMA Y RECTO DE LOS ENFERMOS.

8.- LIMITAR LA DURACIÓN DEL TRATAMIENTO EN
FUNCIÓN DE LA RESPUESTA CLÍNICA O
MICROBIOLÓGICA.

Por norma general a las 48-72 horas de
desaparición de la fiebre y otros signos infecciosos puede
retirarse el tratamiento antibiótico. En los enfermos no
inmunodeprimidos la sepsis por gramnegativos se tratará de
8 a 14 días.Cuando la infección sea por bacterias
multirresistentes, que protagonicen recidivas frecuentes
(Pseudomona, Acinetobacter, Estafilococo aureus resistente a
meticilina o enterobacterias productoras de betalactamasas), el
tratamiento se prolongará dos semanas. Sin embargo, la
persistencia de estos patógenos en vía aérea
de enfermos con traqueotomía o ventilación
mecánica prolongada en ausencia de signos infecciosos no
debe ser motivo de prolongación del tratamiento. Las
infecciones urinarias relacionadas con sondas vesicales
producidas por bacilos gramnegativos o cocos grampositivos suelen
responder a una semana de tratamiento.Si la evolución
clínica y los estudios microbiológicos, descartan
infección se retirarán los
antibióticos.

9.- RESPONSABILIZAR A UN INTENSIVISTA EN EL CONTROL,
VIGILANCIA Y EL TRATAMIENTO DE LAS INFECCIONES.

10.-CORRESPONSABILIZAR A TODO EL PERSONAL SANITARIO
DEL ADECUADO CUMPLIMIENTO.

11.- IMPLEMENTAR EL DESESCALAMIENTO DE
ANTIBIÓTICOS UNA VEZ DISPONGAMOS DE
ANTIBIOGRAMA.

RESUMIENDO:

Para racionalizar y mejorar el coste-eficiencia del
tratamiento de las infecciones se deben tener unos buenos
protocolos de las infecciones más frecuentes, coger las
muestras previamente al inicio del tratamiento, cogiendo buenas
muestras y teniendo en cuenta por ejemplo, que un enfermo que
lleva ingresado más de 72 horas y comienza con diarreas,
los coprocultivos son caros e ineficaces, salvo en niños y
sospecha de clostridium que requerirá la solicitud de
enterotoxinas. Se reevaluará el tratamiento a las 72
horas, se readaptará una vez conocido el patógeno,
se evitará prolongaciones en el tiempo del tratamiento,
etcétera.

Bibliografía

1.- Esteban A, Frutos-Vivar F, Ferguson ND et al. Sepsis
incidence and outcome:contrasting the intensive care unit with
the hospital Ward. Crit Care Med.2007;35: 1284-9

2.- Sociedad Española de Medicina Intensiva y
Unidades Coronarias. Grupo de trabajo de enfermedades
infecciosas. Estudio Nacional de Vigilancia de Infección
Nosocomial en Servicios de Medicina Intensiva. ENVIC
HELICS.

3.- Safdar N, Maki DG. The pathogenesis of catheter
related bloodstreams infection with noncuffed short-term central
venous catheters. Intensive Care Med (2004)30:62-67

 

 

Autor:

Maria Isabel Ostabal Artigas

 

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