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Todo sobre Inmanuel Kant




Enviado por andreina nuñez



Partes: 1, 2

  1. Biografía
  2. Obras
  3. El
    problema crítico
  4. El
    análisis del conocimiento en la
    C.R.P.
  5. La
    crítica de la metafísica
  6. La
    Ética formal kantiana

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Biografía

Immanuel Kant (1724-1804)

1.

Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en
Königsberg, en Prusia, ciudad que contaba en la época
con unos 50.000 habitantes y un floreciente comercio e industria,
siendo la capital del ducado prusiano. Su padre, Johann-Georg,
que era sillero de profesión, se había casado en
1715 con Anna Regina Reuter con la que tuvo nueve hijos, siendo
el cuarto Immanuel. A pesar de la afirmación de Kant de
que su familia era de origen escocés ha podido comprobarse
la inexactitud de esa creencia; su bisabuelo, por parte paterna,
era originario de Prölkus, perteneciente actualmente a
Lituania, y la familia de su madre era originaria de
Nüremberg, aunque es cierto que dos de sus tías
abuelas se casaron con escoceses, lo que puede estar en el origen
de esa creencia.

2.

A finales del siglo XVII y principios del XVIII, como
protesta contra la ortodoxia religiosa, en la que predominaban
las formas dogmáticas frente a la vivencia de la fe, se
extendió por Alemania el pietismo, tendencia religiosa que
fue seguida por los padres de Kant, y que sin duda ejerció
una honda influencia en Kant, quien se refiere a sus padres
siempre con veneración, recordando a su madre como una
persona bondadosa, austera y profundamente religiosa.

3.

A los ocho años de edad, en 1732, ingresa en el
Collegium Fridericianum, considerada entonces la mejor escuela de
Königsberg, que sería dirigida desde 1733 por F. A.
Schultz, quien había estudiado Teología en Halle
con los pietistas y filosofía con C. Wolff, y que era
amigo y consejero de la familia de Kant. El pietismo dominaba
también toda la organización del colegio, lo que
suponía una profunda religiosidad y un tipo de vida
dominado por la austeridad. Allí adquirió Kant
sólidos conocimientos de las lenguas clásicas,
así como de matemáticas y lógica.

4.

En 1740 ingresó en la Universidad de
Königsberg, que contaba entonces con tres Facultades
"superiores" (Teología, Derecho, Medicina) y una
"inferior" (Filosofía). Kant se matriculó en la
Facultad de Filosofía, según era costumbre, sin
inscribirse en ninguna de las Facultades "superiores".
Allí asistió a las lecciones de Teología de
Schultz, pero centró su interés en la
Filosofía, las Matemáticas y las Ciencias
naturales.

5.

La filosofía entonces predominante
en Alemania era el racionalismo de Christian Wolff, quién
publicó sus obras en alemán, y no en latín,
como era todavía la costumbre mayoritaria, penetrando su
pensamiento profundamente en todos los círculos culturales
de mediados del siglo XVIII. También en la Universidad de
Königsberg dominaba la filosofía de Wolff.
Allí entabló Kant amistad con uno de sus
profesores, M. Knutzen, wolfiano, quien le inició en el
estudio de las obras de Newton y Wolff, y puso a su
disposición su biblioteca personal. Pero también se
puso al corriente de las tendencias empiristas que
procedían de Inglaterra y de los ideales de la
Ilustración, de Francia.6.

En 1747 termina sus estudios en la Universidad y
ejercerá, hasta 1754, como profesor privado en Judschen,
Osteroden y Königsberg, siendo muy apreciado por los
familiares de sus discípulos. En 1755 obtendrá en
la Universidad de Königsberg el título de Doctor en
Filosofía, con una disertación "Sobre el fuego".
Posteriormente defendió una tesis en latín sobre
los primeros principios de la Filosofía, con la que obtuvo
la habilitación para ejercer como profesor auxiliar
(Privatdozent) en la Universidad de Königsberg, en la que
permanecería ya a lo largo de toda su carrera docente.
Como Privatdozent, puesto que ocupó durante 15
años, le correspondía enseñar las más
variadas disciplinas, como matemáticas, física,
lógica, metafísica, antropología y
geografía, etc., contándose estas dos
últimas entre sus lecturas preferidas, y alcanzando sus
conferencias sobre estos temas gran difusión entre sus
discípulos y el público en general. En 1769 las
Universidades de Erlangen y Jena le ofrecieron sendas
cátedras que Kant rechazó, siendo propuesto al
año siguiente para la de Lógica y Metafísica
de la Universidad de Königsberg, tomando posesión de
ella el año 1770 con la famosa Disertación "Sobre
la forma y principios del mundo sensible e inteligible", que se
considera como el punto de partida del llamado "período
crítico", a lo largo del cual Kant desarrollará su
propia filosofía.

7.

Con su nombramiento como Catedrático su labor
docente le ocupa menos tiempo, pudiendo dedicarse más
intensamente a ordenar sus pensamientos y a desarrollar su
filosofía. Pero el tiempo que creía suficiente para
ello se fue alargando considerablemente y, pese a haber anunciado
repetidamente la aparición de su obra, ésta no
será publicada hasta 11 años después, en
1781, con el título de "Kritik der reinen Vernunft"
(Crítica de la razón pura). A ella le siguieron,
con relativa continuidad, los "Prolegómenos para toda
metafísica futura", en 1783, en la que pretendía
exponer con mayor claridad que en la anterior los principios de
su filosofía, la "Fundamentación de la
metafísica de las costumbres", en 1785, y, entre otras,
sus dos restante obras "Críticas". (Ver obras).

8.

En 1783 compró una casa en Königsberg en la
que viviría hasta su muerte. Kant gustaba de las
relaciones sociales, (aunque no contrajo matrimonio), y matuvo
una tertulia con un grupo de amistades a lo largo de toda su
vida. Excepto en sus años de profesor particular, Kant no
salió de Königsberg, donde llevó una vida que
se caracterizó por su sencillez, regularidad, y ausencia
de perturbaciones, a no ser el conflicto que mantuvo con la
censura bajo el reinado de Federico Guillermo II, a raíz
de la publicación de su obra "La religión dentro de
los límites de la mera razón". Probablemente el
emperador se sintiera amenazado por la difusión de los
ideales de la Ilustración en Alemania y el triunfo de la
Revolución francesa, de los que Kant era ferviente
admirador. Kant se vio obligado a firmar un escrito
comprometiéndose a no volver a hablar ni a escribir
públicamente de religión, promesa de la que se
sintió desvinculado a la muerte del emperador, ocurrida en
1797.

9.

El 12 de febrero de 1804 moría en su ciudad
natal, siéndole rendidos los últimos honores en un
gran funeral. Para entonces la filosofía de Kant
había alcanzado ya gran difusión y
aceptación en los principales círculos culturales
de Alemania y un considerable eco en el resto de
Europa.

Obras

Se suele dividir la obra de Kant en dos períodos:
el precrítico y el crítico. El primero de ellos
abarcaría toda la actividad filosófica kantiana
hasta la "Disertación" de 1770, y el segundo su actividad
filosófica posterior, en el que desarrolla su pensamiento
en una dirección distinta, cuyas líneas
fundamentales expone en la "Crítica de la razón
pura". Algunos estudiosos de Kant, no obstante, distinguen dos
fases en el periodo precrítico: la primera, hasta 1755,
según unos, o 1760, según otros, en la que
predominaría en Kant el interés por la
física y las ciencias en general; la segunda, hasta 1770,
coincidiendo con su actividad como Privatdozent en la Universidad
de Königsberg, dominada por preocupaciones
metafísicas.

Período precrítico

1747 "Pensamientos sobre el verdadero valor de las
fuerzas vivas"

1755 "De igne" ("Sobre el fuego", presentada como tesis
doctoral)

1755 "Historia natural general y teoría del
cielo"

1755 "Nueva dilucidación de los primeros
principios del conocimiento metafísico"

1762 "La falsa sutileza de las cuatro figuras
silogísticas"

1762 "El único fundamento posible de una
demostración de la existencia de Dios"

1764 "Investigación acerca de la
distinción de los principios de la teología natural
y de la moral"

1764 "Observaciones acerca del sentimiento de lo hermoso
y lo sublime"

1766 "Sueños de un visionario, comentados por los
sueños de la metafísica"

1770 "De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et
principiis" ("De la forma y de los principios del mundo sensible
y del mundo inteligible") más conocida como la
Disertación de 1770.

Período crítico

1781 "Crítica de la razón pura"

1783 "Prolegómenos a toda metafísica
futura"

1784 "Ideas para una historia universal en clave
cosmopolita"

1784 "¿Qué es la
Ilustración?"

1785 "Fundamentación de la metafísica de
las costumbres"

1785 "Sobre los volcanes de la luna"

1786 "Primeros principios metafísicos de la
ciencia natural"

1786 "Fundamentos metafísicos iniciales de la
cosmología"

1787 Segunda edición de la "Crítica de la
razón pura"

1788 "Crítica de la razón
práctica"

1790 "Crítica de la facultad de
juzgar"

1791 "Sobre el fracaso de todos los intentos
filosóficos en teología"

1793 "La religión dentro de los límites de
la mera razón"

1793 "En torno al tópico: tal vez eso sea
correcto en teoría, pero no sirve para la
práctica"

1795 "Hacia la paz perpetua"

1797 "La metafísica las costumbres"

1797 "El conflicto de las facultades"

1798 "Antropología desde el punto de vista
pragmático"

Opus Postumum

Recoge los escritos no editados por Kant en los que
trabajaba antes de su muerte y que manifiestan una
evolución de su pensamiento hacia las posiciones que
defenderá posteriormente el idealismo
alemán.

La filosofía de Kant

El problema
crítico

1. – El problema general de la
metafísica.

1.

En el prólogo a la primera edición de la
"Crítica de la razón pura", luego de explicar
brevemente los avatares sufridos a lo largo de la historia por la
metafísica, que la llevaron de ser considerada la reina de
las ciencias a ser objeto de desprecio, nos expone Kant el
objetivo fundamental de sus investigaciones: "Se trata, pues, de
decidir la posibilidad o imposibilidad de una metafísica
en general y de señalar tanto las fuentes como la
extensión y límites de la misma, todo ello partir
de principios".

2.

Es el llamado "problema crítico", que vuelve a
ser planteado en el prólogo de la segunda edición:
mientras la lógica, las matemáticas, la
física, y las ciencias naturales han ido encontrando el
camino seguro de la ciencia, la metafísica, la más
antigua de todas ellas, no lo ha conseguido: "No hay, pues, duda
de que su modo de proceder ha consistido, hasta la fecha, en un
mero andar a tientas y, lo que es peor, a base de simples
conceptos. ¿A qué se debe entonces que la
metafísica no haya encontrado todavía el camino
seguro de la ciencia?".

3.

La metafísica, sin embargo, parece inevitable
como disposición natural, en la medida en que el hombre se
siente inclinado a buscar las primeras causas y principios de la
realidad; a pesar de ello, dado que después de siglos de
investigaciones en ese terreno, la metafísica no ha
conseguido entrar en el camino seguro de la ciencia, quizá
sus esfuerzos hayan sido vanos porque pretenda lo imposible, por
lo que es necesario preguntarse acerca de su posibilidad,
pregunta en la que se resume el "problema crítico":
¿Es posible la metafísica como ciencia?

4.

A diferencia de las otras ciencias, la metafísica
ha pretendido trascender la experiencia y ofrecernos un
conocimiento de entidades como Dios, el alma y el mundo como
totalidad, a partir de conceptos "a priori" es decir,
independientes de la experiencia. Se tratará, por lo
tanto, de averiguar "qué y cuánto pueden conocer el
entendimiento y la razón aparte de toda experiencia", por
lo que será necesaria, en consecuencia, una
investigación crítica de la facultad de razonar (no
un estudio psicológico que remita a las condiciones
concretas, empíricas, de dicha facultad, sino un estudio
de las condiciones a priori, es decir, trascendentales). Una vez
determinadas cuáles son esas condiciones trascendentales
estaremos en situación de decidir si permiten o no las
pretensiones cognoscitivas de la metafísica.

2.-El problema del conocimiento a
priori.

1.

Dado que la metafísica pretende obtener un
conocimiento a priori, independiente de la experiencia, la
respuesta a la pregunta por su posibilidad exige responder
previamente a la pregunta de si es posible el conocimiento a
priori. Pero ¿Cuantas formas hay de conocimiento?
¿Es el conocimiento a priori una de ellas, o no pasa de
ser una ilusión?.

2.

"No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento
comienza con la experiencia", nos dice Kant en el primer
párrafo de la introducción de la "Crítica de
la razón pura", y añade inmediatamente a
continuación, en el segundo párrafo: "pero, aunque
todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso
procede todo él de la experiencia". A diferencia de lo que
habían afirmado los racionalistas y los empiristas, para
quienes había sólo una fuente del conocimiento, la
razón para unos, y la experiencia para los otros, para
Kant habrá dos fuentes del conocimiento: una, la
sensibilidad, que suministrará la materia del conocimiento
procedente de la experiencia, y otra, el entendimiento, que
suministrará la forma del conocimiento, y que será
independiente de la experiencia. Podremos hablar, por lo tanto,
de un conocimiento a priori y de un conocimiento a
posteriori:

"En lo que sigue entenderemos, pues, por conocimiento a
priori el que es absolutamente independiente de toda experiencia,
no el que es independiente de ésta o aquella experiencia.
A él se opone el conocimiento empírico, el que
sólo es posible a posteriori, es decir, mediante la
experiencia"

3.

El conocimiento empírico no encierra ninguna
necesidad, ya que lo contrario de un fenómeno es siempre
posible. La proposición "el sol saldrá
mañana", por ejemplo, no contiene ninguna necesidad, tal
como había dicho ya Hume en la "Investigación sobre
el entendimiento humano". Tampoco las proposiciones
empíricas implican universalidad: al ser el resultado de
una generalización inductiva están sometidas a los
datos de la observación, es decir, ésta
proposición será válida mientras lo que
hasta ahora hemos observado se mantenga estable de acuerdo con
esta regla. El conocimiento empírico, a posteriori, pues,
no encierra necesidad ni universalidad alguna.

4.

Sin embargo, estamos seguros de que ciertos
conocimientos implican necesidad y universalidad (las
matemáticas, por ejemplo); si esa necesidad y
universalidad no puede proceder de la experiencia ha de ser,
pues, a priori, independiente de la experiencia. "Es fácil
demostrar que existen realmente en el conocimiento humano
semejantes juicios necesarios y estrictamente universales, es
decir, juicios puros a priori". Como ejemplos apela Kant a las
ciencias en general; a las matemáticas, a la
física, etc; incluso podemos tener un ejemplo de ese
conocimiento a priori remitiéndonos "al uso más
ordinario del entendimiento", para lo cual Kant elige la
siguiente proposición: "todo cambio ha de tener una
causa". La elección de esta proposición no es
gratuita, ya que le permite a Kant atacar la
interpretación que había hecho Hume del principio
de causalidad.

5.

A diferencia de Humé, que hacía depender
este principio de causalidad de la experiencia, Kant, alegando
que es un principio universal y necesario, afirma que no puede
proceder de la experiencia y lo propone como un ejemplo de
conocimiento a priori. Considerando demostrada así la
existencia del conocimiento a priori Kant se preguntará
por su fundamento y su legitimidad. Y dado que todos los
conocimientos se expresan en juicios, en los que se piensa la
relación entre un sujeto y un predicado, se
preguntará por los distintos tipos de juicios que es
posible formular.

3.-El análisis de los juicios. Los
juicios sintéticos a priori.

1.

Siguiendo la distinción que habían hecho
Leibniz entre verdades de razón y verdades de hecho y Hume
entre conocimiento de relaciones de ideas y conocimiento de
hechos, Kant distinguirá dos tipos de juicios: los juicios
analíticos y los juicios sintéticos.

2.

En los juicios analíticos el predicado
está comprendido en la noción del sujeto y son, por
lo tanto, juicios explicativos, es decir, juicios que no aumentan
mi conocimiento, sino que explican una determinada
relación entre sujeto y el predicado. En este sentido, los
juicios analíticos son siempre verdaderos y, al no
depender de la experiencia, son a priori. Como ejemplo de juicio
analítico propone Kant el siguiente: "Todos los cuerpos
son extensos"; para hallar el predicado de este juicio dice Kant
no necesito sino descomponer el concepto del sujeto, analizarlo,
dado que no tengo que ir más allá del concepto de
cuerpo para hallar el de extensión.

3.

Los juicios sintéticos, por el contrario, son
aquellos en los que el predicado no está comprendido en la
noción del sujeto, como cuando digo "todos los cuerpos son
pesados". Como la relación entre sujeto y el predicado
añade algo al sujeto que no está comprendido en su
noción (el concepto de cuerpo no contiene la idea de peso)
ese tipo de juicios son extensivos, dado que amplían mi
conocimiento del sujeto. Tanto Leibniz como Hume estarían
de acuerdo en que este tipo de juicios son todos a posteriori, es
decir, que dependen de la experiencia.

4.

Sin embargo Kant distingue entre dos tipos de juicios
sintéticos: los juicios sintéticos a priori y los
juicios sintéticos a posteriori. Mientras que los segundos
serían contingentes y dependerían totalmente de la
experiencia, (y coincidirían con las verdades de hecho de
Leibniz y el conocimiento de hechos de Humé), los
primeros, los juicios sintéticos a priori,
contendrían, siendo a priori, un conocimiento universal y
necesario, y sin embargo, siendo sintéticos,
aumentarían mi conocimiento.

5.

Como ejemplo de juicios sintéticos a priori
propone el siguiente: "todo lo que ocurre tiene una causa", y se
refiere además a la existencia de otros juicios
sintéticos a priori en las diversas ciencias, como, por
ejemplo, la proposición 7 + 5= 12, en matemáticas,
(12 no estaría comprendido en la idea de sumar 7 + 5, por
lo que el juicio sería sintético, aumentaría
mi conocimiento; y, sin embargo, que "siete y cinco suman 12" no
deja de ser una proposición universal y necesaria, a
priori, por lo tanto). Kant dedicará el capítulo
quinto de la introducción a demostrar que "todas las
ciencias teóricas de la razón contienen juicios
sintéticos a priori como principios". Es decir, que no
sólo existen tales juicios sintéticos a priori en
las ciencias, sino que son su fundamento mismo.

6.

Hasta entonces se había aceptado que los juicios
analíticos, a priori, por lo tanto, eran el fundamento de
las matemáticas, y que los juicios sintéticos, a
posteriori, lo eran de las ciencias naturales, por lo que la
afirmación kantiana de que existía un tercer tipo
de juicios, los sintéticos a priori, y que eran el
fundamento de la ciencia no dejó de sorprender y dar lugar
a no pocas polémicas.

7.

Esta afirmación kantiana de que existen juicios
sintéticos a priori constituye, pues, una polémica
novedad. ¿Cómo es posible que existan juicios que
amplían mi conocimiento y que, sin embargo, no dependan de
la experiencia? Es decir, ¿Cómo podemos saber algo
a priori acerca de la realidad?. Es necesario justificar esta
afirmación, por lo que Kant se verá obligado a
responder a la pregunta: ¿Cómo son posibles los
juicios sintéticos a priori?

8.

Esta pregunta, nos dice Kant, debemos dividirla a su vez
en estas otras:

  • 1. ¿Cómo es posible la
    matemática pura?

  • 2. ¿Cómo es posible la ciencia natural
    pura?

9.

Una vez hayamos explicado cuáles son las
condiciones que hacen posibles (no si son posibles, lo cual es
evidente) las matemáticas y las ciencias naturales
estaremos en condiciones de determinar si la metafísica
cumple las mismas condiciones que hacen posible el conocimiento
científico. Pero, a diferencia de las matemáticas y
las ciencias naturales, que existen cómo ciencias de forma
innegable, por lo que respecta a la metafísica hemos de
preguntarnos por su posibilidad, dado que, si bien es innegable
su existencia como disposición natural, es discutible su
existencia como ciencia. La última pregunta que debemos
hacernos será, por lo tanto:

  • 3. ¿Es posible la metafísica como
    ciencia?

10.

A la primera pregunta, por las condiciones que hacen
posible las matemáticas, responderá Kant en la
Estética Trascendental. A la segunda, por las
condiciones que hacen posible las ciencias naturales, en la
Analítica Trascendental. A la tercera, sobre la
posibilidad de la metafísica como ciencia, en la
Dialéctica Trascendental, las tres partes en las
que divide la "Crítica de la razón
pura".

La filosofía de
Kant

El
análisis del conocimiento en la C.R.P.

La revolución copernicana de
Kant

1.

Si la necesidad y universalidad de nuestros
conocimientos no puede proceder de la experiencia, el
conocimiento no podrá explicarse como una
adecuación del espíritu, del sujeto, a los objetos,
tal como habían supuesto los filósofos hasta
entonces. Por el contrario, hemos de suponer que son los objetos
quienes tienen que adecuarse a nuestro conocimiento. En esta
inversión del papel que juegan el sujeto y el objeto en el
conocimiento radica la llamada "revolución copernicana" de
Kant . El entendimiento no es una facultad pasiva, que se limite
a recoger los datos procedentes de los objetos, sino que es pura
actividad, configuradora de la realidad.

"Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer
debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos
realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori,
mediante conceptos, algo sobre dichos objetos -algo que ampliara
nuestro conocimiento- desembocaban en el fracaso. Intentemos,
pues, por una vez, si no adelantaremos más en las tareas
de la metafísica suponiendo que los objetos deben
conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor
con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos
objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre
éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como
con los primeros pensamientos de Copérnico. Este, viendo
que no conseguía explicar los movimientos celestes si
aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba
alrededor del espectador, probó si no obtendría
mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las
estrellas en reposo".

2.

Si el entendimiento está sometido a ciertas
categorías que determinan a los objetos, entonces podemos
saber a priori que no ocurrirá nada en el campo de la
experiencia humana que no esté sometido a tales
categorías. En consecuencia, el sujeto adquiere un papel
configurador de la realidad, en lugar de ser el mero receptor
pasivo de una supuesta realidad objetiva a la que se debe
someter.

3.

¿Cuáles son las condiciones que
posibilitan la determinación de los objetos por el sujeto?
Kant las estudiará en la Estética Trascendental y
en la Analítica Trascendental.

1.- La sensibilidad y el
entendimiento.

1.

A diferencia de lo que habían afirmado los
racionalistas y los empiristas, quienes concebían una sola
fuente del conocimiento, la razón o la experiencia,
respectivamente, para Kant el conocimiento es el resultado de la
colaboración entre ambas: por la sensibilidad recibimos
los objetos, por el entendimiento los pensamos.

Cita de Kant

"Los objetos nos vienen, pues, dados mediante la
sensibilidad y ella es la única que nos suministra
intuiciones. Por medio del entendimiento, los objetos son, en
cambio, pensados y de él proceden los
conceptos."

2.

Ahora bien, como veremos a continuación, Kant a
afirmará que existen tanto en la sensibilidad como en el
entendimiento unas formas trascendentales, que no dependen de la
experiencia, y que son a priori, por lo tanto, que
actuarán como un "molde" al que se tienen que someter los
datos recibidos por la sensibilidad y los conceptos formados por
el entendimiento. En consecuencia, tanto la sensibilidad como el
entendimiento adquieren, aunque a distinto nivel, un papel
configurador de la realidad.

2.- La sensibilidad. (Estética
Trascendental).

1.

Por sensibilidad entiende Kant la capacidad de recibir
representaciones, al ser el sujeto afectado por los objetos. Esta
capacidad es meramente receptiva.

2.

El modo mediante el cual el conocimiento se refiere
inmediatamente a un objeto es llamado por Kant intuición;
y el efecto que produce un objeto sobre nuestra capacidad de
representación sensible es llamado por Kant
sensación; en el caso, pues, de la sensibilidad, esa
referencia inmediata a un objeto es llamada intuición
sensible o empírica. Y el objeto indeterminado de una
intuición empírica, lo que supuestamente la causa,
es llamado fenómeno.

3.

En el fenómeno podemos distinguir una materia y
una forma. La materia del fenómeno es lo que dentro del
mismo corresponde a la sensación. Y la forma "aquello que
hace que lo diverso del mismo pueda ser ordenado en ciertas
relaciones". Con esto Kant nos quiere decir que las sensaciones
no pueden ser ordenadas por algo que sea, a su vez una
sensación: y si la materia de la sensación procede
de la experiencia, es a posteriori , lo que ordena las
sensaciones, la forma, ha de ser algo distinto, por lo que no
puede proceder de la experiencia, y ha de ser, por lo tanto, a
priori.

4.

Ahora bien, si analizamos el contenido de cualquier
conocimiento, despojándolo de todo elemento procedente del
entendimiento, a fin de quedarnos sólo con el conocimiento
sensible; y una vez hecho esto analizamos ese conocimiento
sensible, despojándolo de todo elemento perteneciente a la
sensación, nos quedaremos sólo con la forma del
conocimiento sensible. Tendremos entonces la forma pura de la
sensibilidad.

5.

En el caso de los objetos que nos representamos como
exteriores a nosotros, como una mesa o una casa, por ejemplo,
podemos prescindir de cualquier representación sensible
(tamaño, forma, color) pero no podemos prescindir de
representárnoslo como algo en el espacio. De modo similar,
por lo que respecta a la intuición de los estados internos
del sujeto podemos prescindir de todas sus características
excepto de representárnoslos en relaciones de tiempo.
¿Qué son el espacio y el tiempo?

6.

El espacio no puede ser una cosa, ya que las cosas
existen en el espacio; si lo consideramos como una cosa
tendríamos que concebir otro espacio que lo contuviese, y
así indefinidamente, lo que resulta absurdo. El espacio
tampoco puede ser un concepto empírico, dado que para
representarme un objeto debo presuponer de antemano el espacio;
por lo tanto, el espacio no puede proceder de la experiencia,
sino que la precede. Si no procede de la experiencia ha de ser
una representación a priori, independiente de la
experiencia.

7.

Tampoco puede ser un concepto discursivo, ya que es
único: no hay una multiplicidad de espacios que puedan ser
representados mediante un concepto, del mismo modo que
representamos la multiplicidad de mesas bajo el concepto mesa. Si
no es una cosa, ni un concepto empírico ni discursivo, el
espacio sólo puede ser una intuición pura, una
forma a priori de la sensibilidad, una condición de
posibilidad de los fenómenos, la de todos los
fenómenos de los sentidos externos.

8.

Lo mismo ocurre con el tiempo: no puede ser un concepto
empírico ni discursivo, y precede a toda experiencia del
sentido interno, por lo que ha de ser necesariamente una
intuición pura y a priori, la condición de
posibilidad de todas las representaciones que se pueden dar en el
sentido interno.

9.

Espacio y tiempo son, pues, formas puras a priori de la
sensibilidad. Con la afirmación de que son formas puras,
intuiciones puras, Kant quiere decir que no son conceptos y que
no tienen ningún contenido empírico. Con la
afirmación de que son a priori quiere decir que son
independientes de la experiencia y que, en cierto sentido, la
preceden, la hacen posible. Son las condiciones trascendentales
de la sensibilidad.

10.

Estamos en condiciones, pues, de explicar cómo
son posibles los juicios sintéticos a priori en
matemáticas. Las matemáticas, nos dice Kant, tratan
de las determinaciones del espacio y del tiempo, en la
geometría y en la aritmética, respectivamente. Lo
que hace la geometría es analizar las propiedades del
espacio, que es lo que hace la aritmética con respecto al
tiempo. Ahora bien, dado que el espacio y el tiempo son las
condiciones en las que ha de darse todo fenómeno, las
propiedades del espacio y del tiempo han de transmitirse
necesariamente a todo fenómeno que pueda darse en ellos,
(del mismo modo que el molde de la magdalena imprime su forma a
la masa vertida en él, utilizando una burda
comparación).

11.

De este modo, todos los conocimientos de las
matemáticas han de ser universales y necesarios, puesto
que todos los fenómenos han de darse necesariamente en el
espacio y en el tiempo. De esta forma son posibles los juicios
sintéticos a priori en las matemáticas, es decir
juicios que aumentan mi conocimiento y que sin embargo son
independientes de la experiencia y, por ello, universales y
necesarios.

3.- El Entendimiento. (La analítica
trascendental).

1.

Como hemos visto anteriormente, la sensibilidad es la
fuente de todas nuestras intuiciones. Si prescindimos de la
sensibilidad, dice Kant, no podemos tener intuición
alguna. El entendimiento no es una facultad que nos permita
intuir, es decir, establecer una relación directa con un
objeto; y dado que no hay otra forma de conocer, fuera de la
intuición, que la conceptual, resulta que el entendimiento
es un conocimiento conceptual, discursivo. La sensibilidad
suministra las intuiciones del conocimiento; el entendimiento
suministrará los conceptos.

2.

Las intuiciones sensibles, si no son pensadas a
través de un concepto, (subsumidas en un concepto, dice
Kant), no nos ofrecerían conocimiento alguno:
equivaldrían a un torrente inconexo de sensaciones. Los
conceptos, por su parte, si no se remiten a una intuición
sensible, nos ofrecerían un conocimiento vacío de
contenidos. "Las intuiciones, sin conceptos, son ciegas; los
conceptos, sin intuiciones, son vacíos".

3.

El entendimiento es la facultad de pensar y, como tal,
pura actividad, frente a la receptividad de la sensibilidad. Esa
actividad se identifica con la formación de conceptos, es
decir, con la creación de formas bajo las cuales se pueden
ordenar diversas representaciones bajo una sola común a
todas ellas. Así, mientras que la sensibilidad suministra
las intuiciones sensibles, el entendimiento piensa bajo conceptos
esas intuiciones, unificando bajo el concepto la diversidad
ofrecida por la sensibilidad. Cuando decimos que esto es una
casa, o una mesa, lo que ocurre es que bajo el concepto "casa" o
"mesa" el entendimiento ha unificado una pluralidad de elementos
procedentes de la sensibilidad bajo dichos conceptos, y esa
conjunción de los elementos sensibles y los conceptuales
es lo que produce el conocimiento.

4.

Si realizamos con el entendimiento la misma
operación que hemos realizado con la sensibilidad, es
decir, separar la materia de la forma, podremos distinguir dos
tipos de conceptos: los conceptos empíricos y los
conceptos puros o categorías. Los primeros son el
resultado de generalizaciones tomadas de la experiencia, como los
ya citados de "casa" o "mesa". Los segundos no dependen en
absoluto de la experiencia: son a priori, y son puestos
directamente por el entendimiento, al modo del espacio y el
tiempo en la sensibilidad. Son las estructuras a partir de las
cuales se generan los conceptos empíricos y podemos, por
lo tanto, formular juicios.

5.

¿Cómo podremos determinar cuáles
son esas categorías o conceptos puros del entendimiento?.
Pensar equivale a formular juicios, por lo que todos los actos
del entendimiento pueden ser, pues, reducidos a juicios. Ahora
bien, si determinamos cuáles son las formas del juicio,
podremos identificar cuáles son las funciones de unidad
que operan en los mismos, que no serán otras que las
categorías. A esta operación la llamará Kant
deducción trascendental de las
categorías.

6.

Siguiendo la lógica
aristotélica Kant, haciendo abstracción del
contenido de un juicio y atendiendo tan sólo a su forma,
cree que todos los juicios pueden reducirse a los cuatro tipos
siguientes, cada uno con tres posibilidades:

Atendiendo a la cantidad: universales,
particulares y singulares. Atendiendo a la cualidad: afirmativos,
negativos e infinitos. Atendiendo a la relación:
categóricos, hipotéticos y disyuntivos. Atendiendo
a la modalidad: problemáticos, asertóricos y
apodícticos.

7.

Si las categorías representan funciones a priori
o trascendentales de unidad en los juicios, a cada forma de
juicio ha de corresponderle una categoría, estableciendo
Kant la siguiente correspondencia:

Monografias.com

8.

Hay, pues, doce categorías que corresponden a
otras tantas formas de juicio. Tales categorías, en la
medida en que son las formas a priori o trascendentales del
entendimiento, los "moldes" a través de los cuales se
forman los conceptos empíricos, sólo tienen validez
aplicadas a las intuiciones suministrados por la
sensibilidad.

9.

En sí mismas no proporcionan ningún
conocimiento, sino simplemente la forma trascendental, a priori,
de todo conocimiento. Si el entendimiento limitase su
acción a la producción de conceptos a partir de las
categorías, sin aplicar esos conceptos a los contenidos
que suministra la sensibilidad, tales conceptos estarían
vacíos y no nos proporcionarían ningún
conocimiento.

10.

Pero, además, eso supone que no hay posibilidad
de conocer ningún objeto si no se somete a la
acción de las categorías, por lo que, del mismo
modo que la sensibilidad impone al objeto las estructuras
trascendentales del espacio y el tiempo, el entendimiento impone
al objeto las formas trascendentales del entendimiento o
categorías. En consecuencia, no podremos conocer nunca los
objetos tal como son en sí mismos, es decir, como
noúmenos, sino solamente tal como se presentan a nosotros
a través de esas estructuras trascendentales de la
sensibilidad y del entendimiento es decir, como
fenómenos.

11.

Estamos ahora en condiciones, pues, de comprender
cómo son posibles los juicios sintéticos a priori
en las ciencias naturales. Recordemos el ejemplo que nos
ponía Kant: "todo cambio ha de tener una causa". Es un
juicio sintético, ya que la noción de cambio no
incluye la de causa; y es un juicio a priori, independiente de la
experiencia, y por lo tanto universal y necesario, porque se
funda en la categoría de causalidad y dependencia (causa y
efecto).

12.

Dado que las categorías unifican en última
instancia toda la diversidad de la realidad "fenoménica",
no hay nada en ella que no dependa directamente de las
categorías. Cuando descubrimos en la realidad una ley o
una regla universal buscamos en esa realidad su causa, sin darnos
cuenta de que esa regularidad se encuentra en la realidad porque
la hemos puesto nosotros, al configurar la realidad a
través de las categorías.

La crítica de la
metafísica

La posibilidad de la metafísica. (La
dialéctica trascendental).

1.

Hemos visto que las matemáticas y la
física pueda formular juicios sintéticos a priori
y, por ello, alcanzar un conocimiento universal y necesario, un
conocimiento científico. ¿Puede la
metafísica formular tales tipos de juicios
sintéticos a priori, y llegar a ser, por ello, una
ciencia? En la dialéctica trascendental Kant, a la luz de
los resultados obtenidos, analizará esta cuestión,
estudiando las características de la razón que, en
su actividad pura, es la que pretende alcanzar tal
conocimiento.

"Todo nuestro conocimiento comienza por los sentidos,
pasa de éstos al entendimiento y termina en la
razón. No hay en nosotros nada superior a ésta para
elaborar la materia de la intuición y someterla a la
suprema unidad de pensar".

2.

El entendimiento es la capacidad de juzgar, es decir, de
atribuir un predicado a un sujeto mediante la formulación
de un juicio. Tomando como referencia las formas del juicio Kant
dedujo las doce categorías o formas trascendentales a
priori del entendimiento. La razón es la capacidad suprema
de pensar y como tal elabora razonamientos, es decir, inferencias
o silogismos relacionando juicios. Si analizamos las formas del
silogismo podremos deducir los conceptos a priori de la
razón:

"La forma de los juicios (convertida en un concepto de
la síntesis de las intuiciones) originó
categorías que dirigen todo uso de entendimiento en la
experiencia. Igualmente, podemos esperar que, si aplicamos la
forma de los silogismos a la unidad sintética de las
intuiciones, bajo la guía de las categorías, tal
forma contendrá el origen de especiales conceptos a priori
que podemos denominar conceptos puros de la razón o ideas
trascendentales, las cuales determinarán, de acuerdo con
principios, el uso de entendimiento en la experiencia tomado en
su conjunto."

3.

El razonamiento consiste, pues, en enlazar juicios
mediante la formulación de silogismos. Con estos
silogismos la razón busca la construcción de
juicios cada vez más generales, en busca de principios o
leyes que abarquen el mayor número posible de
fenómenos. Esta búsqueda de los principios
últimos bajo los cuales se pueda comprender toda la
realidad es llamada por Kant la búsqueda de lo
incondicionado, ya que se supone que ese principio último
es la condición de todos los fenómenos y, a su vez,
no depende de ninguna otra causa, es decir, de ninguna otra
condición. A estos conceptos puros a priori de la
razón, les llamará Kant ideas
trascendentales.

4.

Analizando, pues, las formas de los silogismos, concluye
que hay tres ideas trascendentales: alma, mundo y Dios. Mediante
la idea de alma, dice Kant, unificamos todos los fenómenos
del psiquismo; es la condición incondicionada de todos los
fenómenos psíquicos (es decir , todos los
fenómenos que tienen lugar en mi psiquismo han de ser
remitidos a un yo). Mediante la idea de mundo unificamos todos
los fenómenos de la experiencia; la idea de mundo es la
condición incondicionada de todos los fenómenos de
la experiencia (es decir, todos los fenómenos de
experiencia tienen lugar en el mundo). Mediante la idea de Dios
unificamos la totalidad de los fenómenos psíquicos
y de la experiencia en una única causa de la que dependen
y por la que son explicados (Dios es la condición
incondicionada de la existencia del alma y el mundo, su causa
última).

5.

Pero si bien las ideas trascendentales nos ayudan a
unificar en el pensamiento la totalidad de los fenómenos,
sean psíquicos o de la experiencia externa, sin embargo,
al no poseer intuición ninguna de las realidades a las que
refiere la unidad de los fenómenos (Dios, alma, mundo)
esas ideas trascendentales no nos ofrecerán ningún
conocimiento. Son conceptos puros, sin ningún contenido,
que sólo sirven para unificar los conocimientos del
entendimiento, pero que nos proporcionan ellos mismos
conocimiento alguno.

6.

La razón, sin embargo, entusiasmada por el avance
del razonamiento, se cree capaz de alcanzar el conocimiento de
esos principios últimos, incondicionados, de todo lo real;
y cae en todo tipo de contradicciones: son las antinomias y
paralogismos de la razón pura, que Kant analizará
posteriormente desmontando todas las ilusiones metafísicas
concebidas por la razón acerca de la posibilidad de su
conocimiento.

7.

La metafísica, pues, aunque posible como
disposición natural es imposible como ciencia: para que
haya conocimiento un contenido empírico tiene que ser
subsumido bajo una categoría; pero de los objetos de la
metafísica (Dios, mundo, y alma) no poseemos ningún
contenido empírico. Son conceptos puros de la
razón, ideas trascendentales.

Partes: 1, 2

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