Monografias.com > Psicología
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El todo y sus partes: coordenadas para un enfoque integral de la categoría individualidad



Partes: 1, 2

  1. Escuelas de
    orientación no marxista
  2. Escuela de
    orientación marxista

La Psicología como todo sistema
científico, asentó su producción
cognoscitiva en el espectro de posiciones filosóficas
coexistentes a lo largo de la historia. Así, la
comprensión del ser humano fluctuó desde el
idealismo hasta el materialismo para explicar la esencia, origen
y naturaleza de esta especie. La afiliación a una u otra
posición determinó una concepción plural del
hombre, mensurable en la escisión del pensamiento
psicológico en dos subsistemas: las escuelas de
orientación no marxista y la escuela de orientación
marxista.

En las escuelas de orientación no marxista se
vislumbra diversidad en cuanto a los principios, métodos y
sistemas categoriales que se emplean para explicar la esencia
humana. Su evolución se tipifica por constituirse en
organizaciones teóricas cerradas al interno de la
concepción filosófica que defienden, y abordar al
individuo a punto de partida de mapas conceptuales rígidos
que limitan el desarrollo del pensamiento científico en
tal sentido.

Por su parte, la escuela de orientación marxista
ha fundamentado su noción del individuo en el materialismo
dialéctico, el cual se convirtió en principio
teórico-metodológico aportando la concepción
materialista de la dialéctica; la teoría
materialista del reflejo; la teoría materialista de la
actividad y la naturaleza social del hombre, desde un enfoque
histórico-lógico. Estos postulados representan un
nivel cualitativamente superior en la ciencia psicológica,
en tanto desde un cuerpo teórico único explican la
complejidad del psiquismo humano.

"[…] las distintas escuelas, corrientes han aportado
conocimientos fragmentarios de una única y misma
totalidad, y que cuando cada una ha creído ver el todo en
su segmento, han dado lugar a teorías erróneas,
distorsionadas o exageradas. A pesar de este proceso, cada
escuela o corriente refleja parte de la realidad, que es
necesario reencontrar y reubicar en la totalidad y unidad
original […]. Hay que volver a recuperar lo que las escuelas,
los métodos y los campos de la psicología
desmenuzaron y dispersaron, desarticularon y formalizaron […]
la tarea que incumbe realizar consiste en disolver falsas
antítesis, transformando las antinomias irreductibles en
lo que en realidad son: momentos de un solo proceso único
[…]".[1]La postura blegeriana define la
línea de este estudio, afanado en la consecución de
una teoría unificadora para comprender la individualidad a
punto de partida de la formación, desarrollo y
expresión de la personalidad.

Escuelas de
orientación no marxista

  • Psicología Diferencial.

La Psicología Diferencial es un tipo de
psicología experimental, cuyo objeto de estudio lo
conforman las diferencias individuales con el propósito de
establecer leyes válidas para toda la especie humana; la
genética mendeliana resulta la plataforma teórica
más adecuada para su práctica.

La génesis de sus estudios tiene como fundamentos
la teoría evolucionista de Darwin de 1859, que postulaba
las diferencias individuales en rasgos biológicos y
conductuales cual factores determinantes en la selección
natural; asimismo los trabajos de Francis Galton, quien introdujo
el procesamiento estadístico de las diferencias
individuales y la herencia.

Esta corriente advierte que la diversidad de rasgos
entre los individuos es producto de causas constitucionales,
asociadas a la herencia y a las influencias del medio externo.
Cada uno de los rasgos que distinguen a un individuo de otro
tienen un contenido genético y se trasmiten mediante los
mecanismos de la herencia. La composición genética
individual es estable y relativamente autónoma con
respecto al ambiente, sin embargo la influencia de este adquiere
notoriedad en el sentido de que individuos que comparten el mismo
patrimonio genético no serán exactamente
idénticos. Lo heredado se expresa en términos de
posibilidad, y son las condiciones de existencia de las personas
las que propician su materialización, ello se manifiesta
en la expresión y desarrollo de las aptitudes.

Uno de los más connotados representantes de este
movimiento es James Mckeen Cattell, quien estudió
sistemáticamente las diferencias individuales mediante el
empleo de test; no obstante su limitado alcance le impidió
abordar el contenido real de la individualidad.

Los méritos fundamentales de la Psicología
Diferencial son:

  • concebir conscientemente las diferencias
    individuales como núcleo teórico; si bien esto
    representa un aspecto de importancia en los estudios
    relacionados con la individualidad, dicho principio pierde
    relevancia al pretender legislar patrones para la especie
    como un todo, mediante la extrapolación de esquemas
    positivistas.

  • explicar acertadamente el automovimiento de lo
    biológico en la determinación de la
    individualidad.

  • reconocer la interinfluencia de lo heredado y lo
    ambiental como constituyentes de las diferencias
    individuales.

  • identificar la aptitud como indicador de la
    individualidad en su estructura y función.

  • Psicoanálisis.

Para Sigmund Freud, el autor principal de este
enfoque, la configuración psíquica del individuo
tiene un carácter esencialmente biologicista. El sujeto
freudiano es una resultante de su mundo interno. Al respecto
versa el análisis de Enrique Pichón
Riviere:

"[…] Freud alcanzó por momentos, una
visión integral del problema de la interrelación
hombre-sociedad, sin poder desprenderse, a pesar de ello, de una
concepción antropocéntrica, que le impidió
desarrollar un enfoque dialéctico.

A pesar de percibir la falacia de la oposición
dilemática entre psicología individual y
psicología colectiva, su apego a la "mitología" del
psicoanálisis, de la teoría instintiva, y su
desconocimiento de la dimensión ecológica,
le

impidieron la formulación de lo vislumbrado, esto
es, de que toda la psicología, en un sentido estricto, es
social."[2]

Su teoría de la personalidad define como
determinantes del desarrollo psíquico la
interacción entre las disposiciones heredadas-
"constitución", la totalidad de elementos innatos y
adquiridos en las fases del desarrollo biológico-; y las
experiencias accidentales-"constelación", conjunto de
situaciones exteriores a las que se expone el individuo. La
evolución personológica está sujeta a las
experiencias vitales que pueden estimular o limitar las
potencialidades innatas; es entonces el ambiente factor de
influencias prevalentes en la configuración de la
personalidad.

Desde el punto de vista estructural, la revisión
en 1921 de su teoría plantea la división de la
personalidad en tres instancias: el ello, el yo y el superyo. El
ello constituye el reservorio de lo heredado, especialmente de lo
instintivo, expresa "la verdadera intención de la vida del
organismo individual, a saber, la inmediata satisfacción
de sus necesidades innatas."[3]Es inconsciente y
constituye la fuente de energía psíquica. Da lugar
al surgimiento del yo y el superyo; determina el dinamismo de la
personalidad y representa el mundo interno de la experiencia
subjetiva.

El yo es el mediador entre los requerimientos
instintivos del ello y el superyo, busca el equilibrio de la
personalidad. Está orientado hacia el mundo exterior, y en
consecuencia facilita las percepciones del mismo propiciando el
surgimiento de la conciencia; es en esencia consciente, "[…] el
yo representa en la vida anímica la razón y la
reflexión mientras que el ello representa las pasiones
indómitas."[4]

El superyo se establece a escala individual como el
regulador moral de la personalidad, encarnando valores sociales
tradicionales y el ideal moral del yo. Es una instancia
antagónica al ello, inhibe sus impulsos al imponerle los
cánones morales de la sociedad en detrimento de los
objetivos realistas. Es consciente.

Freud sitúa la realización individual cual
fase superior de los procesos de regulación y
autorregulación de la personalidad, resultante de la
interacción entre el ello y el superyo. Este estadio en la
concepción freudiana acontece en la medida en que el yo se
fortifica en menos cabo del ello y el superyo. En esta etapa del
desarrollo individual el yo profundiza en el conocimiento del
superyo, sometiéndolo a una crítica racional que
decanta el contenido irrelevante de esta estructura.Así,
el yo se apropia de contenidos del superyo como unidades de
sentido; se torna "dueño" de su función en la
regulación conductual alcanzando la verdadera
armonía entre las estructuras antagónicas. Ello da
cuenta del lugar de la autodeterminación en el
comportamiento humano.

Las aportaciones del psicoanálisis ortodoxo,
específicamente de la obra freudiana, en la
comprensión de la individualidad pueden resumirse
en:

  • identificar los factores biológico,
    psicológico y social como constituyentes del psiquismo
    humano, y

  • entender la realización individual como un
    estadio superior en el proceso de desarrollo de la
    personalidad; en este sentido destaca la capacidad de
    autodeterminación como indicador de este
    proceso.

Alfred Adler, considerado como el fundador de la
psicología individual, presenta dentro del
psicoanálisis un enfoque sociocultural.

La comprensión del ser humano en Adler, es un
manifiesto en defensa de la individualidad. Concebía al
hombre como un ideofenómeno: "Tipos, semejanzas y
parecidos aproximados son a menudo o entidades que deben su
existencia meramente a la pobreza de nuestro lenguaje, incapaz de
dar una expresión simple a los matices que siempre
están presentes, o resultados de una probabilidad
estadística. No debiera permitirse que la evidencia de su
existencia degenerara en el establecimiento de una norma fija.
Tal evidencia no puede acercarnos a la comprensión del
caso individual. Sólo puede utilizarse para iluminar una
zona en la que debe hallarse el caso individual en su
unicidad."[5]

Plantea como determinantes de las particularidades
individuales la herencia y el ambiente, y un tercer factor
denominado "poder creativo" que surge tras los cuatro o cinco
años y combinando las potencialidades innatas y las
influencias ambientales; es en última instancia dicha
síntesis quien determina lo distintivo en el ámbito
individual. Es este factor el que marca fundamentalmente el
desarrollo de la personalidad, actualizando su contenido
motivacional y dinamizando la conducta.

El estilo de vida constituye "el movimiento persistente
hacia la superioridad"; expresa las principales ideas del autor
con respecto a la determinación de la individualidad. En
el contexto del estilo de vida se revela la fuerza del poder
creativo, quien cataliza el movimiento hacia la superioridad. Es
el escenario donde se manifiesta la individualidad, debido a que
el hombre en el tránsito a la superioridad despliega todo
su potencial personológico en función de conseguir
la meta, que aunque de carácter universal se individualiza
dado el sentido personal y la actitud asumida por cada
individuo.

No obstante privilegiar en el análisis el nivel
individual de la subjetividad, reconoce el nivel social al
suponer que las condiciones de vida en comunidad constituyen el
punto de partida para el desarrollo personal. "El hombre
únicamente podría bastarse a sí mismo una
vez situado en condiciones particularmente favorables. Sin
embargo, estas condiciones solo le son suministradas por la vida
en grupo."[6]

Un sumario de los aspectos más relevantes de la
teoría adleriana implica:

  • identificar los factores hereditario, ambiental, y
    el poder creativo como determinantes de la evolución
    personológica. En tal sentido vale destacar el impacto
    del poder creativo, entendido en términos de lo
    psicológico, en la dinámica de desarrollo de la
    personalidad al definir la direccionalidad de la conducta.
    Asimismo se reconoce el carácter interactivo que le
    concede a estos factores.

  • comprender la exclusividad del individuo, en tanto
    entidad personológica, única e
    irrepetible.

  • distinguir el principio de la individualidad como
    cualidad potencial de los sujetos; sin embargo, el mecanismo
    enunciado por el autor para la realización de dicha
    potencialidad, yerra al reducirlo a condiciones innatas de
    desarrollo en contraposición a su tesis de lo social
    como condición sine qua non para el
    desarrollo humano.

  • convergencia de lo social y lo individual superando
    el antagonismo precedente. Lo social figura como un posible
    punto de partida para el desarrollo individual.

Un elemento central en la obra de Carl Gustav
Jung
es la individuación, concepto que denota la plena
diferenciación e integración de la
personalidad.

Para Jung la individuación permite cumplir
cabalmente "los destinos colectivos" del hombre, debido a que ser
eficiente en la actividad social depende en cierto grado, de las
posibilidades que este sistema de influencias propicia para la
realización de las potencialidades individuales. Es un
proceso de desarrollo psicológico que realiza los
"destinos individuales" compulsando al ser humano a convertirse
en individuo. "Individuación significa hacerse individuo,
en tanto que por individuo entendemos nuestra más
íntima, última e incomparable
particularidad."[7]

Este autor plantea el desarrollo de la personalidad
sobre la base de "posibilidades" y "disposiciones" primarias que
se diferencian e integran progresivamente de lo general a lo
particular. El sustrato de este proceso es de origen
genético, y evoluciona en función de las
condiciones ambientales. En este sentido, si bien el ambiente
puede favorecer, Jung señala que tanto las exigencias
sociales como el inconsciente colectivo pueden operar en
detrimento del individuo: "La individuación significa
libertad con respecto a estas fuerzas
opresoras."[8]

La teoría junguiana de la individuación
describe tácitamente cómo ocurre la
evolución de la individualidad. La esencia de este proceso
es el "conocimiento de sí", que transcurre al decir de
Jung, del "anonimato inconsciente" al " anonimato consciente" en
cuatro etapas con lapso aproximado de diez años cada
una:

  • 1. Dominancia del inconsciente colectivo en los
    estadios iniciales del desarrollo debido a la ausencia de un
    perfil psicológico individual, lo que desaparece
    paulatinamente. Un hito lo constituye la conciencia del "yo"
    alrededor de los 3 años.

  • 2. Se enmarca en el comienzo de la pubertad, y
    está caracterizada por la progresiva ruptura
    psicológica con los padres.

  • 3. Se define por la coherencia del "yo" y
    culmina con la adquisición de la plena
    individualidad.

  • 4. Adaptación e integración en la
    conciencia individual del rol social. Entre los 40 y 45
    años irrumpe el sentido de la vida como
    problemática fundamental.

Lo notable en la teorización de Carl G. Jung, se
centra en:

  • comprender la individuación como proceso de
    evolución de la individualidad. Debe señalarse
    la elucidación de las etapas de dicho proceso como
    rasgo importante en la teoría junguiana, por cuanto se
    erige como referente para el análisis prospectivo de
    la categoría individualidad.

  • revelar el autoconocimiento como indicador del
    desarrollo de la individualidad.

  • dilucidar lo social en su doble condición
    como determinante de la individualidad, tanto en su aspecto
    positivo como negativo.

Erich Fromm sistematizó en sus trabajos la
significación de la "libertad" en el proceso de
gestación de lo individual, entendida como la "emergencia
de la primitiva unidad indistinta con los demás y la
naturaleza"[9]del hombre; y la plena
expresión de sus potencialidades.

En las fases iniciales de la ontogénesis, el
hombre aparece en simbiosis con las instancias socializadoras que
le proporcionan seguridad y limitan al mismo tiempo la
expresión afectiva, cognitiva y volitiva de su ser
individual. A través del proceso de individuación,
el sujeto progresivamente alcanza mayor "conciencia de sí
mismo", que lo conduce al conflicto libertad versus
evasión de la responsabilidad que ella entraña. La
individuación hace referencia al "proceso por el cual el
individuo se desprende de sus lazos
originales".[10]

Las vías de solución al conflicto
planteado implican por una parte la plena conciencia del yo
individual, materializada en la autorregulación como nivel
personológico superior estructurado sobre la base de la
congruencia de lo cognitivo y afectivo; que manifiesta
reconocimiento del sí mismo, capacidad de crítica,
autonomía en el entorno social, capacidad creativa y de
autodeterminación, como indicadores de la libre
expresión de la individualidad. Por otra parte, supone la
evasión de la conciencia del yo individual,
sustituyéndola por lo instituido que compulsa a la
estandarización de los individuos, anulando la
expresión de su individualidad.

En este sentido Fromm describe tres mecanismos de
evasión de la responsabilidad que significa la libertad:
el autoritarismo, la destructividad y la conformidad
automática. El autoritarismo implica la fusión del
individuo con formas supraindividuales de existencia
suministradoras de la energía que necesita; este mecanismo
se evidencia en la tendencia a la sumisión y la
dominación. La destructividad obedece a una
predisposición a desechar los objetos que son percibidos
por el organismo como una amenaza externa, con el objetivo de
contrarrestar vivencias de impotencia ante el aislamiento. La
conformidad automática es el más utilizado de
todos; se trata de la solución del conflicto yo-mundo
mediante la subversión de la individualidad a partir de
que el sujeto adopte las regulaciones socialmente establecidas,
que conllevan a la alienación, y en consecuencia a la
superación del miedo al aislamiento. Estos mecanismos
reflejan la impronta negativa de lo social en el desarrollo de la
personalidad.

La individuación desde la perspectiva
ontogenética es un resultado a posteriori de su
análisis filogenético, así el autor descubre
el carácter histórico de la evolución
individual. "La historia social del hombre se inició al
emerger este de un estado de unicidad indiferenciada del mundo
natural, para adquirir conciencia de sí mismo como de una
entidad separada y distinta de la naturaleza y de los hombres que
lo rodeaban"; y continúa diciendo Fromm con respecto al
proceso de individuación: "[…] parece haber alcanzado su
mayor intensidad durante los siglos comprendidos entre la Reforma
y nuestros tiempos".[11]

La determinación individual en Fromm tiene como
corolario lo social, aunque no rechaza lo
biológico-instintivo característico de las
posiciones psicoanalíticas. El lugar de lo
biológico en su concepción está en el
temperamento que es el modo de reaccionar, siendo "constitucional
e inmodificable"; en él se correlacionan los procesos
somáticos y es heredado.(Wolman, B. B., 1967).

La convergencia de lo heredado y lo socialmente
adquirido se observa en la comprensión del
carácter, determinado por el temperamento y las
influencias socioculturales. En el carácter se distinguen
dos dimensiones: la individual, que aduce a las
características que resultantes de la combinación
original del conjunto de rasgos personales, diferencian a uno u
otro individuo en el ámbito grupal; y la social, que alude
a la totalidad de rasgos socialmente compartidos por los miembros
de un grupo. Sin embargo, señala como determinante
fundamental de esta estructura de la personalidad las condiciones
socioeconómicas, que en cada formación y momento
histórico-concreto acotan el desarrollo
personal.

En su obra se aborda lo social y lo individual con una
perspectiva dialéctica. Lo social se comprende a la luz de
la configuración dinámica de la subjetividad
individual, a su vez esta como reflejo de la realidad social se
construye en su escenario.

Un inventario de los aspectos positivos en la
elaboración teórica de Erich Fromm, apunta
a:

  • reconocer el papel de lo histórico en el
    proceso de desarrollo de la

personalidad.

  • sistematizar las dimensiones de lo social en la
    formación y desarrollo de la personalidad, superando
    concepciones precedentes que reducían este factor a
    las influencias ambientales.

  • mostrar la dialéctica de lo social y lo
    individual en la conformación de lo
    psicológico; no obstante debe señalarse que
    este principio se desconoce al ponderar lo social como ente
    estructurador del contenido psicológico,
    otorgándole a lo individual un carácter
    reactivo al respecto.

  • identificar lo afectivo, cognitivo y volitivo como
    instancias de expresión de la
    individualidad.

  • enunciar como indicadores del desarrollo de la
    individualidad el autoconocimiento, la autonomía, la
    capacidad de crítica, la autodeterminación y la
    creatividad.

  • señalar patrones de conducta que tipifican la
    pérdida de la individualidad.

La teoría de Eric Erickson con respecto a
la personalidad tiene como leiv motiv la
maduración del ego, devenida de la solución de los
conflictos que enfrenta el individuo durante su existencia. La
naturaleza de estos conflictos se despoja del influjo
psicoanalítico anterior, su origen no esta en necesidades
sexuales sino en las limitantes de la cultura para la
satisfacción de necesidades de otro orden. El desarrollo
en la dinámica ericksoniana se asocia a la
superación de problemas universales como la identidad,
autonomía y confianza que poseen un carácter
cíclico en la ontogenia humana.

La resolución de los conflictos favorece la
cualificación en un nivel superior de las fuerzas del ego,
que determinan la continuidad evolutiva de los sujetos. El
desarrollo del ego está pautado por la relación de
lo sociocultural y lo individual: en la medida en que los sujetos
son capaces de operar efectivamente con los elementos de la
cultura para solucionar sus conflictos, se alcanzan logros del
ego, y en consecuencia este se fortalece.

Los principales logros del ego alcanzados durante el
ciclo vital son en su esencia testimonios del desarrollo de la
individualidad. Entre ellos el autor cita: el sentido de
confianza(prepara para tomar decisiones, favorece la confianza y
respeto hacia los otros); la autonomía (capacidad de
elegir, tomar decisiones, autocontrol, autoafirmación,
voluntariedad del comportamiento); la iniciativa(dimensión
de la perspectiva individual a largo o corto plazo);
laboriosidad(adquisición de habilidades para el
desempeño competente ante las circunstancias de la vida);
el sentido de identidad ( continuidad en los diversos roles que
se asumen, proporciona estabilidad, dignidad y unidad; se
enriquece por la valoración social recibida); el sentido
de intimidad (su nutriente por excelencia es la capacidad de
amar, se relaciona con la compasión, simpatía, y
afiliación); la generatividad o productividad (capacidad
para trabaja productivamente con remuneración); la
integridad (se logra hacia la última etapa de la vida
durante la cual se fortalece la personalidad en sabiduría
y se unifica). Estos logros permiten la eficacia de la conducta
individual y son signo de la madurez alcanzada por la
personalidad.

El principal aporte de Erickson radica en:

  • enunciar posibles indicadores del desarrollo de la
    individualidad, que abordan desde un enfoque holístico
    la personalidad en las condiciones de interacción
    social.

  • Psicología Humanista.

La Psicología Humanista es una concepción
opuesta al psicoanálisis y al conductismo. Parte del
principio del ser humano como entidad irrepetible y con una
compulsión hacia la autorrealización. La
autodeterminación constituye por consensus
ómnium
el mecanismo directriz en la
autorrealización, al sustituir las causas del
comportamiento por intenciones y propósitos individuales.
Este énfasis en el determinismo interno no niega la
influencia de lo social en la formación de la
personalidad; en esta escuela un criterio de salud es la
integración social del individuo.

Andras Angyal desde un esquema biologicista
explica la tendencia del individuo a la autorrealización.
Supone que la vida de los "organismos" transcurre en
función de la autoexpansión, proceso que tiene
lugar a escala individual a través de la
asimilación de factores externos al organismo, y la
producción que trasciende sus límites. Ambos
mecanismos son la piedra angular de esta tendencia, en tanto
reflejan el automovimiento del organismo para la
realización de sus potencialidades
(autoexpansión).

Este proceso tiene como escenario la "biosfera", espacio
que incluye al individuo y su medio como unidad indisoluble. Sin
embargo, las fuerzas autónomas que direccionan la vida del
organismo se oponen al influjo de los factores externos, lo que
expresa su facultad de autodeterminación. En dependencia
de la tendencia que predomine en la biosfera, sea
autodeterminación ("autonomía organísmica")
o determinación externa ("heteronomía ambiental"),
esta se divide en dos polos: el sujeto y el objeto.

El sujeto de Angyal es en esencia de tipo
biológico y está configurado simbólicamente
en el organismo; en él se sintetizan la percepción
del cuerpo, la actividad psicológica y factores externos.
Su expresión se concretiza en la conciencia de sí
mismo del individuo, la que se alcanza en el umbral de la
autonomía dando cuenta de la funcionalidad del "yo" en los
sujetos. La veracidad de esta representación subjetiva
indica la tendencia de desarrollo del organismo: la
autonomía organísmica se asocia con la
estructuración y funcionalidad del sujeto; mientras la
heteronomía reduce al sujeto a la condición de
objeto.

En el ámbito grupal el desarrollo de los
individuos esta pautado por la homonomía, "tendencia a
estar en armonía con unidades supraindividuales, el grupo
social, la naturaleza, Dios, el orden ético del mundo o
cualquier otra cosa que la persona pueda
formular".[12]A primera vista esta tesis
podría resultar una paradoja con respecto a la
autonomía, pero en este caso la tendencia a la
integración social apunta a un desarrollo que trasciende
desde la "individualidad" los límites individuales. Su
objeto está en la búsqueda de identidad en el
conjunto de atributos de la vida social.

El autor concibe el sistema de influencias sociales
estructurado en dos niveles: el simbiótico y el cultural.
En el primero las relaciones humanas no son profundas, aparecen
en la esfera productiva y contribuyen al enriquecimiento del
sistema axiológico de los sujetos. El cultural regula el
comportamiento, comprende contenidos instituidos en el contexto
social, así le otorga valencia positiva o negativa; su
función más importante es catalizar la tendencia a
la homonomía.

En la obra de Andras Angyal cabe significar los
siguientes elementos:

  • otorgar carácter activo al sujeto en su
    proceso de autoexpansión, visto a través de los
    mecanismos de asimilación y
    producción.

  • señalar la percepción del cuerpo, la
    actividad psicológica y los factores externos al
    organismo como componentes estructurales del sujeto,
    revelándolo como constructo en el que se sintetizan lo
    individual y lo social.

  • reconocer la relación armónica entre
    lo individual y lo grupal en el desarrollo humano, donde lo
    segundo funciona como contexto de extensión de lo
    primero.

Gordon William Allport concibe el desarrollo de
la ciencia psicológica a partir de la aceptación de
la individualidad como premisa de la naturaleza humana; este
hecho se fundamenta en la singularidad que aporta al individuo la
combinación de factores constitucionales (lo
congénito y lo hereditario), ambientales (lo adquirido), y
psicológicos (la vivencia).

Como uno de los núcleos de la personalidad cita a
la individualidad. La personalidad en Allport tiene una
connotación interna y se refiere a "la organización
dinámica en el interior del individuo de los sistemas
psicofísicos (hábitos, disposiciones y
actitudes)[13] que determinan su conducta y su
pensamiento característicos"[14]. La
individualidad le confiere distinción a la personalidad,
evidenciándose en patrones exclusivos de adaptación
a los acontecimientos del medio, denominados por Allport ajustes;
estos ilustran el rol activo y transformador del individuo. La
conducta es eficiente en la medida que permite el ajuste del
sujeto al medio, así las necesidades encuentran su objeto
de satisfacción en motivos, vistos por el autor como
"rasgos" o " disposición personal". Estos se componen por
un sistema de hábitos que responden a un mismo sentido
psicológico, lo que explica las diferencias
interindividuales del comportamiento humano en el proceso de
adaptación. "Una disposición personal es una
estructura neuropsíquica generalizada (peculiar del
individuo), que posee la capacidad de convertir a muchos
estímulos en funcionalmente equivalentes y de iniciar y
guiar formas consistentes (equivalentes) de conducta adaptativa y
estilística".[15] De esta forma se explica
en su complejidad el contenido dinámico de la personalidad
como sistema motivacional que tiene por principio la
autorrealización.

El estudio de la personalidad en Allport define desde el
punto de vista estructural categorías como el "yo", el
"propium" y la "personalidad madura" para explicar su
funcionamiento; dichas estructuras son estadios cualitativamente
superiores del continuum que significa la
personalidad.

El yo definido en este sistema teórico no difiere
sustancialmente de la propuesta psicoanalítica, en tal
sentido se subraya su interactividad con el medio dada la
ubicación externa en la organización
personológica. El autor asocia la productividad del
individuo al comprometimiento de su yo con las diversas
áreas de la personalidad. Esta formación tiene un
carácter activo que permite integrar el contenido
psicológico y direccionar el comportamiento en
función de la motivación. Un nivel de profundidad
mayor en el análisis de esta estructura condujo a la
definición del sí mismo. Este tiene como elementos
constitutivos: el sentido de sí mismo corporal; el sentido
de una continua identidad de sí mismo; la
estimación de sí mismo, amor propio; la
extensión del sí mismo; el sí mismo como
solucionador racional; y el esfuerzo orientado.

Cuando la autoconciencia (imagen de sí mismo), y
la conciencia alcanzan autonomía en la regulación
del comportamiento emerge el propium como nivel de mayor
jerarquía en el desarrollo de la personalidad,
síntesis cognitiva-afectiva del yo y del sí mismo.
Esta estructura de fuerte contenido motivacional no siempre se
hace consciente en la actuación del sujeto, dado el
estatus de integración que representa. El propium
constituye una característica de la personalidad
madura.

La personalidad madura es un nivel funcional superior
determinado por un sistema de indicadores que no estandarizan al
sujeto, sino que se abren a la expresión auténtica
de su individualidad. "Hay tantos modos de desarrollo como
individuos en crecimiento y en cada caso el producto final es
único".[16]

Los indicadores utilizados para definir este nivel de
funcionamiento son: variedad de intereses autónomos
socialmente orientados (riqueza de la esfera motivacional del
sujeto orientada hacia la integración social sobre la base
de su sentido psicológico); autoobjetivación
(capacidad de ejercer adecuadamente juicios en torno a los
recursos personales y las posibilidades del medio, acerca de
sí mismo y en relación con los otros); y
filosofía unificadora de la vida (concepción del
mundo abarcadora que expresa el dominio de un amplio espectro de
conocimientos, traducido en una variada esfera de intereses que
movilice la proyección del sujeto de manera
estable).

En la personalidad madura se integran las tendencias a
la autorrealización y autorregulación a
través de la autonomía funcional de los motivos.
Este proceso tiene como vórtice la esfera de
realización personal del sujeto, donde los contenidos
psicológicos se tornan síntesis de mayor amplitud y
calidad, alcanzando un nivel de desarrollo tal que le permite
materializar autónomamente su tendencia
autorrealizadora.

Las características que Allport distingue en la
madurez dan cuenta de una personalidad autoconsciente, con un
elevado potencial regulador y una autovaloración adecuada.
Estos contenidos personológicos se erigen sobre una
concepción del mundo tipificada por un alto nivel de
elaboración, estabilidad emocional y una
integración social armónica.

Los análisis de la personalidad en Allport
merecen destaque por:

  • identificar la individualidad como uno de los entes
    estructuradores de la personalidad, que la hace
    singular.

  • señalar los aspectos biológico,
    psicológico y social como componentes de la
    individualidad.

  • reconocer la autorregulación como principio
    rector en el desarrollo de la personalidad.

  • definir la personalidad madura como nivel superior
    de funcionamiento en el que se integran las tendencias a la
    autorrealización y autorregulación.

  • enunciar los indicadores que definen la personalidad
    madura: variedad de intereses autónomos socialmente
    orientados, autoobjetivación y filosofía
    unificadora de la vida. Estos indicadores constituyen un
    referente para la evaluación del desarrollo de la
    individualidad, así como las características
    propias de este nivel funcional.

La cumbre en los estudios sobre la personalidad de
Abraham Harold Maslow, es sin dudas su teoría de la
motivación, la cual tiene un enfoque biologista y asume el
principio psicoanalítico del placer. Postula una
jerarquía de necesidades que se ubican desde el nivel que
corresponde a las inferiores (necesidades fisiológicas),
hasta las superiores (necesidades de autorrealización).
Una vez satisfechas las necesidades de rango inferior emergen en
el individuo motivos relacionados con la autorrealización.
Dicha tendencia se define como "[…] realización
creciente de las potencialidades, capacidades y talentos; como
cumplimiento de la misión – o llamado, destino,
vocación -; como conocimiento y aceptación
más plenos de la naturaleza intrínseca propia y
como tendencia constante hacia la unidad, integración o
sinergia, dentro de los límites de la misma
persona".[17]

Esta teoría expone la comprensión
masloviana acerca de la individualidad. Según el autor, la
autorrealización es "idiosincrática", en cada
individuo adquiere un sentido diferente. La especie manifiesta
comunidad en la satisfacción de las necesidades
básicas, mientras que es en la respuesta a las demandas de
orden superior donde se patentizan las diferencias, en tanto su
contenido está en la naturaleza interna de los individuos.
Los mecanismos satisfactores propuestos obvian la
determinación social del hombre, apareciendo individuo y
medio como entes aislados. En relación con este aspecto,
la concepción de Maslow es ambigua al asignar en otras
circunstancias carácter activo/ pasivo al individuo y al
medio indistintamente.

La tendencia a la autorrealización tiene un
condicionamiento interno de tipo biológico que combina los
instintos con el potencial psicológico,
configurándose inclinaciones y disposiciones que dirigen
la conducta en función del autodesarrollo. Es una
tendencia que siempre existe, aún de modo inconsciente. La
autorrealización debe ser entendida como proceso que no
evoluciona per se, sino está determinada por
agentes externos como la cultura y las instancias de
socialización. Existe en el individuo en términos
de potencialidad, y su concreción depende de la capacidad
del sujeto para ser consciente de las necesidades que
están en su origen, a pesar del influjo nocivo que pudiera
ejercer el medio. Esta capacidad de hacer consciente la
potencialidad y en consecuencia regularse por su tendencia,
manifiesta la individualidad. Maslow señala las
"experiencias cumbres" y las de "trascendencia" como estadios
superiores de la tendencia hacia la autorrealización,
donde existe un alto nivel de integración de los
contenidos de la personalidad expresados como sentidos
psicológicos.

Cuando la tendencia a la autorrealización se
encuentra obstaculizada sobreviene la enfermedad, así en
este modelo teórico la salud psíquica se asocia con
una personalidad autorrealizada que se caracteriza por una
regulación pautada por las necesidades de orden superior.
El sujeto sano es flexible, rico emocionalmente, capaz de
reconceptualizar su campo de acción; tiene capacidad de
juicio propio y un amplio conocimiento del medio, que le permiten
actuar en este estableciendo vínculos interpersonales
efectivos, de forma creativa y autónoma, teniendo como
soporte una autoestima positiva.

El balance de la labor masloviana arroja como lo
sobresaliente:

  • reconocer el papel de la individualidad en la
    autorrealización, aunque sin advertir el verdadero
    potencial que significa en la misma.

  • comprender el carácter procesal de la
    autorrealización, vista como potencialidad en todos
    los individuos y fuente primaria de sus
    diferencias.

  • señalar las características de la
    personalidad autorrealizada como posibles indicadores de la
    individualidad.

Carl Rogers admite el desarrollo individual a
partir de una propensión innata a la realización
("autoactualización"), proceso que conduce a la
diferenciación, mantenimiento y expresión del
organismo. Esta tendencia se ordena alrededor del "yo" o
"sí mismo".

El sí mismo resulta de la simbolización
por parte del sujeto de su mundo experiencial; emerge como
instancia organizadora de la totalidad de "experiencias" que
configuran el psiquismo humano. Para el autor, esta entidad es
una "Gestalt" conformada por las percepciones del yo en
interacción con el ambiente y las valoraciones de los
otros. "Está integrada por percepciones de las propias
características y capacidades, los preceptos del sí
mismo en relación con los demás y el ambiente, las
cualidades valiosas que se perciben asociadas con experiencias y
objetos; y las metas e ideales que se perciben como valencias
positivas o negativas".[18]

La tendencia actualizante regula el comportamiento del
sujeto en aras de la comprensión del sí mismo;
tiene como ejes a la autoconciencia y a la autovaloración
que propician su funcionamiento autónomo. Es el sustrato
dinámico del comportamiento, mientras el sí mismo
es quien lo direcciona. Al nivel subjetivo, esta
propensión actualizante genera necesidades y motivos que
movilizan a la personalidad, su objeto satisfactor emana del
campo fenoménico interno del individuo que de conformidad
con la experiencia pasada y presente, debe hacer soluble en el
plano conductual estos requerimientos, revelándose la
función reguladora del yo. Siendo el yo totalidad del
campo de experiencias individuales, permite la
autorrealización sin las limitantes que impone lo externo
para la expresión auténtica de la
personalidad.

Este proceso está mediatizado por un elevado
nivel de autoconocimiento, adecuada autovaloración,
autoestima positiva y capacidad de autodeterminación; lo
que implica ser "genuinos" en consonancia con los afectos y
cogniciones propios, independientemente de las restricciones
sociales, las cuales ejercen presión psicológica y
conducen a la alienación del sujeto en el entorno social
dado su impacto en la gratificación afectiva. Lo social se
convierte en contribuyente favorable de la
autoactualización en la medida en que condiciona
vínculos personales desarrolladores de la subjetividad
individual, nucleados por la aceptación de la diversidad,
la comprensión y la autenticidad; todo lo cual prescribe
un clima interactivo saludable que se especifica por la
integración, la expresividad, la iniciativa, la seguridad
y la creatividad en el afrontamiento de los eventos vitales.
"Cuando logro sentir con libertad la capacidad de ser una persona
independiente, descubro que puedo comprender y aceptar al otro
con mayor profundidad porque no temo perderme a mí
mismo"[19]. Así, el principio rogeriano de
la plenitud postula que las personas son plenas según
referentes individuales, de ahí su condición
única e irrepetible.

Lo más trascendente en C. Rogers a los fines del
estudio, resulta:

  • identificar el nivel individual como centro en el
    abordaje del hombre, a través de la comprensión
    del sí mismo.

  • Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter