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Adulterio y codicia sexual



Partes: 1, 2

Monografía destacada

  1. Introducción
  2. Historia sobre el delito sexual y su diversidad
    de formas
  3. La
    actualidad del adulterio
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

Introducción

Resulta irónico que gran parte de nuestra
sociedad se "entretenga" con determinadas series, de
gran audiencia, programas de humor, chistes, novelas, etc…
y que venda y en cierto sentido, a "todos" guste o atraiga, el
tema del adulterio, de las relaciones múltiples, siempre
que no se vea implicado uno mismo, o un familiar, en un asunto
tan delicado como controvertido, como es el delito sexual y
moral, o la infidelidad, o la fornicación, mientras que la
mayoría de los implicados, no todos, ya que algunos
disfrutan con la infidelidad, pero pocos, entiendo, padezcan y
sufran de verdad, éstos sujetos, víctimas y
culpables, una pesadilla a la cual no saben, no pueden o no
quieren hacer frente.

Entiendo también, que puede ocurrir que, un
sujeto, hombre o mujer, desea realmente escapar de éste
tipo de relaciones y de aventuras, que no siempre resulta tan
fácil de conseguir, se precisa por tanto, entender
diferentes comportamientos que a la luz de los demás
pueden parecer ser de una manera pero que tras la apariencia se
esconden otras interpretaciones. Condenamos el adulterio, como no
podía ser de otra manera, la fornicación y la
codicia, pero al mismo tiempo trataremos de entenderlo, y no
sólo eso, sino aprenderemos a superarlo.
¿Cuándo se deja de adulterar? ¿Cómo
actuar con los que viven ésta apostasía?
¿Quién es el cónyuge infiel
realmente?

Intentaremos dar respuesta a un verdadero drama e ir
más allá de la mayoría de la literatura
encontrada sobre el tema, donde básicamente tratan de
analizar el dolor que produce la violación de éste
mandamiento divino desde su condena legal más que desde su
misericordia implícita y además tratan de
definirlo, apoyándose en la propia Biblia pero
quizá motivados por ese extraño deseo de ser la voz
de Dios para la sociedad y en aras de una manifiesta falta de
misericordia, en general, se ha olvidado el espíritu de la
Biblia, hacemos del hecho en sí, una carga insoportable,
más de lo que ya es.

Pasiones desordenadas, confusiones y sobre todo, la
infracción de la ley: "No cometerás
adulterio
o No codiciarás a la mujer de tu
prójimo
", Sin embargo, ¿En qué se
diferencian?, ¿Son mandatos iguales?, ¿Por
qué insistiría nuestro Señor en proteger
tanto a la familia?, ¿Se comete adulterio en un sistema en
el que está validada la poligamia?, ¿Hay diferentes
formas de adulterar?, ¿Puedo estar codiciando a la mujer
de mi prójimo y no cometer adulterio?… El mismo Rey
David vivía con varias esposas y concubinas, pero su
adulterio se relaciona sólo con Betsabé,
¿Acaso no sería un adulterio o una
fornicación su estado anterior? ¿No se casó
después y engendraron al gran Salomón? ¿Sara
no quiso el adulterio para Abraham con su esclava
Agar?

Sin duda que el estudio bíblico que ofrecemos, se
encuentra abierto al debate, y vamos a formular algunas
cuestiones que queremos aclarar, sobre todo porque no encontramos
más respuestas en nuestros feligreses, que no sean el
castigo y la condena rápida y sin meditación
obligada respecto a éstos mandamientos, incluso en nuestra
organización, con buena motivación y sin duda
espíritu de ayuda, pero insensible en ocasiones y que
define magistralmente el ordenamiento conyugal, pero que sin
embargo no describe qué hacer ante la conducta y la
comprensión en éstos sujetos, que caen en
éste grave pecado. ¿Cómo debemos
comportarnos con ellos?, y ¿cómo debe ser la
convivencia eclesiástica?, ¿y cómo es en la
realidad? Para que ésta, no se vea amenazada en sus
doctrinas y al mismo tiempo no pierda de vista la misericordia,
el perdón y el amor, siempre elementos básicos y
fundamentales, que no anulan la disciplina pero la
superan.

"Si se encontraran transgresores del séptimo
mandamiento

Únicamente entre los que no profesan ser
seguidores de

Cristo, el mal sólo sería grave en una
décima parte de lo

Que es hoy; pero el delito del adulterio es
cometido, en

Gran Medida, por los profesos cristianos. Tanto
pastores

Como Miembros de Iglesia cuyos nombres figuran en
los

Registros Como si estuvieran en regla, son
igualmente

Culpables."[1]

En nuestras directrices, aparece con rotundidad la
condena a éste, en concreto, legado levítico.
Quizá, porque ya en la antigüedad, suponía la
muerte para ambos[2]es por eso tal vez, que le
hemos dado una gravedad "heredada", siendo que, además,
Jesús mismo, amplió esa culpa al simple hecho de
"mirar a una mujer para codiciarla"[3],
con lo que se suscita un problema de difícil
solución. ¿Es lo mismo? ¿Cómo cumplir
la expectativa de Jesús?, ¿No es acaso más
fácil obedecer el antiguo testamento que lo que propone
Jesús?

Propongo estudiar más a fondo éstos
mandamientos y la conexión entre ellos. No
cometerás adulterio y no codiciarás se colocan en
diferente orden, tanto en el Éxodo como en Deuteronomio y
obedecen a naturalezas distintas. No se corresponden en la
raíz morfológica, y si fueran similares, es muy
poco probable que en el idioma hebreo no tuvieran diferente
sintaxis.

Encuentro una problemática evidente en el trato
en concreto de éste tipo de delitos contra la Ley divina,
muy estigmatizado y gráfico, pero a los que Jesús
señala en una dimensión, la cual, resulta
enormemente complicada cumplir como mandamiento pero no como
desafío y estilo de vida. ¿Supone la misma
violación de la ley divina, el pensar un adulterio que el
cometerlo? Jesús es claro.

Antes de comenzar, debemos dejar claro que no debemos ir
sólo con la rotundidad de la Escritura dando
puñetazos, a pesar de decir verdades como puños,
puesto que como veremos, las personas caídas bajo
ésta condena, se encuentran desamparadas, con el
perdón de Dios, de difícil aceptación, y con
facturas que deben pagar en sus Iglesias, que éstas, a
pesar de enseñar lo mismo que la misma palabra del
Señor, la propia gravedad que tiene el mandato, y la que
además, le hemos añadido subjetiva y
tradicionalmente, hacen que la persona caída, experimente
un vacío que le resulta muy difícil de superar. No
encuentra alivio en los comentaristas, teólogos, pastores,
profesores, doctrinas que atacan el asunto desde la misma
perspectiva, pero a quienes les resulta incómodo empatizar
con el sujeto caído, al que comprenderían mejor, si
les pasara a ellos mismos, y Dios no lo quiera, porque no es
necesario, hay recursos para prevenir y poder ser fieles, y
éste es mi objetivo, introducirme en uno de los
principales pecados de nuestra sociedad actual, que está
dañando nuestra identidad y a nuestras familias, poder
entonces, desnudarlo y comprenderlo para acudir a la fidelidad,
bálsamo necesario hoy, como antaño.

El adulterio es un problema serio. Existe una diferencia
notable entre lo que creemos es éste pecado y en
cómo se produce y la realidad de muchos, que viven un
verdadero drama en sus vidas. No todos, obviamente, pero, es un
mandamiento manipulado, seguramente por intereses malignos, que
buscan la destrucción del ser humano. Se origina en la
mente, no en el cuerpo, y requiere de nosotros un tipo de ayuda
que está reñida con otros principios que incomodan,
tales como la confidencialidad, la intimidad, y sobre todo, la
posibilidad de redención.

¿Cómo escapar del adulterio?
¿Cómo solucionarlo y cuándo? Hay ocasiones,
en los que el adulterio esconde una verdadera adicción a
las relaciones sociales, que no sexuales, y que no debe juzgarse
de igual manera que un acto voluntario de adulterar.

¿Qué debemos hacer con éste tipo de
idolatría? ¿Cómo debemos guardar silencio?
¿Es el cónyuge infiel, el que comete al acto de
adulterio, a pesar de intervenir muchos factores externos?
¿Qué hacer con las consecuencias de un adulterio?
¿Qué hace la Iglesia con los que han caído
en éste pecado?

Dios quiera en su misericordia bendecir éste
trabajo y sobre todo hacernos más sensibles y más
humanos, Dios quiera podamos vivir una pureza tal, que impida el
dolor ajeno, que facilite la convivencia con uno mismo y con los
demás, Dios quiera que seamos conscientes de lo que hay en
juego y del significado de un decreto ante la vida.

Historia sobre el
delito sexual y su diversidad de formas

  • DEFINICIONES HEBREAS

Nos parece relevante acercarnos al texto original en su
lengua semítica, ya que una cultura oriental y un espacio
en el tiempo tan extenso, el existente entre el entonces de ellos
y el ahora de nosotros, puede ser la comprensión del
mismo, de suma importancia para entender la evolución que
ha seguido el término, especialmente a la hora de aplicar
el castigo, y la manera de vivirlo en la sociedad. Aprovecho
también para tratar de esclarecer que no provienen de la
misma raíz los conceptos que por el contrario, hoy,
definimos de forma sinónima pero que se diferencian
sustancialmente. Fornicación, adulterio, codicia,
concupiscencia, lascivia, pornografía, obedecen a
términos distintos en su raíz. Por ejemplo codiciar
es equivalente a amar, a desear, incluso de forma
legítima, algo que al traducir tanto en la LXX como en
nuestras versiones no apreciamos diferencia.[4]
Empecemos con la raíz hebrea para "adulterar"

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El hebreo emplea dos raíces diferentes para el
vocablo "Adulterio, adulterar y fornicación" ??? en forma
QAL: Cometer adulterio, prostituirse, como
verbo.

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Sin restar importancia al elemento morfológico y
léxico en la significación de las palabras, y
recordando que el hebreo no acostumbra a traducir sino a
interpretar, ¿podríamos inducir del idioma que
puede existir pecado de adulterio sin realización de acto
sexual? o por el contrario, ¿Es requisito obligado que
exista consentimiento carnal y sexual para éste
pecado?[5] Debemos definir los términos
desde otras perspectivas:

El adulterio en el A.T. era la relación sexual
entre un hombre de cualquier estado y la mujer de otro hombre
(Lev 18:20; 20:10; Dt 22:22), aunque el matrimonio todavía
estuviera en el "noviazgo" (Dt 22:23–27). El hogar en el
antiguo Israel era considerado de gran valor para el desarrollo
de los que vivían en él, especialmente los
niños.[6]

¿Cuál es la diferencia entre
fornicación y adulterio? Por ejemplo, cuando Cristo
señala la fornicación como una de las causas para
el divorcio (Mt 5.32; 19.9). En sentido figurado, la
fornicación se refiere a toda forma de apostasía y
a la relación inmoral de un creyente con otros dioses,
ídolos, etc. Pero esto es algo que aparece en el Antiguo
Testamento y el galileo lo confirma.
[7]

En la Escritura "adulterio" denota cualquier
cohabitación voluntaria que una persona casada
efectúa con cualquier otra persona que no sea su esposa o
esposo legítimos. Sin embargo, otras veces la Biblia
señala a este pecado con el término,
"fornicación" (1 Co. 5:1), aunque propiamente hablando
esta palabra designa la ofensa de la cohabitación
voluntaria entre una persona que no está casada y otra del
sexo opuesto. Cuando se quiere hacer una distinción entre
estos dos tipos de perversidad, la Escritura los denomina con
términos diferentes: «fornicarios» y
«adúlteros» (1 Co.
6:9).[8]

En el Antiguo Testamento la adoración a los
ídolos se considera adulterio espiritual (Jeremías
3:1–5). En este sentido, los hebreos quebrantaron varias
veces el pacto que el Señor hiciera con los patriarcas.
Sin embargo, el llamamiento de Jehová sigue siendo tierno
y siempre conmovedor: "Tú, pues, has fornicado con muchos
amigos; mas ¡vuélvete a mí!" (Jeremías
3:1).[9]Me resulta importante diferenciar el
aspecto sexual de los tiempos bíblicos y la actualidad. La
evolución que la sociedad ha experimentado al respecto, y
como a pesar de las divinidades sexuales y promiscuas, el
mandamiento ha permanecido en el tiempo.[10]
Aún en las sociedades más inmorales, más
permisivas, incluso en los incestos permitidos en el Egipto
antiguo, es curiosos que en cambio se legislara en contra del
Adulterio y se castigara.[11]

Se legislaba para el caso de "mancillar" con la propia
nuera, suegra o animales.[12] Hoy, que nos
consideramos más avanzados cultural y
tecnológicamente, miramos de reojo al A.T con aires de
superioridad occidental, sin embargo, seguimos burlando el
mandamiento, porque el adulterio ha formado parte de nuestra
cultura de ocio, de éxito incluso, donde ya no está
tan mal visto como entonces, por lo menos la pena que se
imponía, la cual nos parece una violación de los
derechos humanos y que atenta universalmente. Continuemos con
nuestra gramática.

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Las diferencias en el campo semántico cobran
importancia a la hora de comprender al abanico de posibilidades
al interpretar en nuestro lenguaje el significado de ambos
términos. Mientras que hoy, el concepto adulterio y
fornicación tiene componentes sexuales y se asocia
limitado al campo sexual de pareja o falta de ella, vemos en
cambio que para la mentalidad hebrea, hay una clara
implicación religiosa, donde la idolatría adquiere
una importancia capital en su comprensión, es decir, que
sin el aspecto sexual implícito, puede el sujeto cometer
adulterio.

  • DEFINICIONES GRIEGAS:

Veamos ahora la definición desde el punto de
visto griego y en donde el campo semántico evoluciona y se
producen variantes que aparecen en la LXX y en la Vulgata
especialmente, distanciadas del hebreo.

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La ley griega prohíbe estrictamente el
adulterio[14]por parte de la mujer, y le otorga al
esposo o a la familia el derecho a la venganza (si bien esta
queda limitada por la ley pública, y se puede renunciar a
ella en favor de una queja pública). A la esposa culpable
hay que repudiarla.

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Posteriormente el adulterio llega a ser una
infracción penal cuyo castigo es el destierro, pero en la
degeneración moral del período imperial se hace
común la infidelidad tanto de los maridos como de las
mujeres. Literalmente podemos encontrar que el NT coloca
tanto al esposo como a la esposa bajo la obligación de la
fidelidad. El matrimonio es un consorcio de por vida; el divorcio
es contrario al designio original de Dios (Mt. 19:6ss), y el
volverse a casar después de divorciarse es cometer
adulterio (Mt. 5:32; 19:9; Mr. 10:11–12; Lc. 16:18). El
adulterio está presente inclusive en el deseo (Mt. 5:28),
tan absoluta es la exigencia divina. Pero Jesús rechaza la
auto justificación hipócrita y proclama el
perdón inclusive para quien adultera (cf. Jn. 8:1ss),
aunque sobre la clara presuposición del arrepentimiento, y
por lo tanto sin ablandar la validez del mandato divino (Jn.
8:11).[15]

Pablo reafirma la enseñanza de Jesús en el
laxo mundo helenístico (1 Co. 5:1ss; 6:9). El adulterio no
es simplemente un asunto de derecho civil, sino que entra en
conflicto con la voluntad santa de Dios (1 Ts. 4:3). Las mujeres
son coherederas de la vida y por eso gozan de igual honor que los
varones (1 P. 3:7). El adulterio es causa de exclusión del
reino (1 Co. 6:9), y la fidelidad marital debe mantenerse intacta
(Heb. 13:4). Hasta la mirada de lujuria es pecado (2 P. 2:14). El
amor de los cónyuges es la relación positiva que
queda protegida por la prohibición del adulterio (Ro.
13:9). Uso figurado. Alegóricamente, pero de
igual importancia, también el NT usa este grupo de
palabras en sentido figurado para referirse a la infidelidad
respecto a Dios. Los que se oponen a Jesús son la
generación adúltera (Mt. 12:39). El amor al mundo
es adulterio contra Dios (Stg. 4:4). El adulterio es una figura
para designar la aceptación de la falsa enseñanza
de la profetisa en Apocalipsis 2:20; los hijos son sus
seguidores. Veamos la cantidad de veces que aparece el
término griego para traducirlo como adulterio y las que
aparece como fornicación[16]sin olvidar
que, sin ser sinónimos, se traducen como tales.

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Todo término evoluciona con el tiempo, y en el
lenguaje igualmente. Encontramos sinónimos como
"Corromper". Se usa en 2 Co 4.2, «adulterando (la Palabra
de Dios)», en el sentido de «manejar
engañosamente, o con "engaño" como vemos, no
aparece el elemento sexual.

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No nos olvidamos del término para codicia,
merecedor de un estudio aparte, pero que se precisa considerar,
ya que Jesús mismo estableció una estrecha
unión entre ambos conceptos.[17]Son
mandamientos diferentes pero que se encuentran estrechamente
vinculados.[18]

Es evidente que la Torá, como práctica
hermenéutica concreta, es enormemente dinámica y
flexible en Israel, poseyendo la capacidad de incidir en todos
los aspectos de su imaginativa vida. Los cristianos que tratan de
comprender lo que se pretendía en la Torá
tendrán que trascender las caricaturas convencionales y
las polémicas de legalismo a fin de meditar sobre una
práctica hermenéutica que es intransigentemente
normativa y no obstante abierta a la adaptación, y que
alberga en su núcleo a un Soberano que no hace
concesiones, pero que es capaz de atender con delicadeza los
detalles de la vida cotidiana. Además, esta elasticidad
invita a y exige una labor interpretativa permanente e incesante,
que nunca llega a su fin, sino que siempre responde impidiendo
cualquier resolución
definitiva.[19]

Esta elasticidad, en la tradición judía,
se formula en la afirmación de que al lado de la
Torá escrita se encuentra la Torá oral, una
práctica hermenéutica viva y aún en
desarrollo. Moisés recibió la Torá oral en
el Sinaí, pero no fue conocida o no estuvo a su
disposición hasta que posteriormente fue formulada por un
heraldo autorizado de la Torá, eventualmente en la
tradición rabínica. Para comprender el Antiguo
Testamento, un intérprete cristiano no necesita ahondar
enormemente en la Torá oral, pero como mínimo debe
reconocer que la interpretación judía en su
evolución no es prisionera de la letra. Las oportunidades
y los recursos hermenéuticos permiten que la Torá
escrita sea releída de una manera incesantemente
creativa.

Para los cristianos helenizados o griegos, que han sido
educados en las usuales acusaciones de legalismo hacia el
judaísmo, esta noción resulta ciertamente
extraña. Puede ser útil reconocer los distintos
dispositivos presentes en la tradición cristiana que
ofrecen esas mismas posibilidades hermenéuticas. En la
discusión del concilio de Trento se concluyó que la
Escritura y la tradición son «dos fuentes» de
la revelación. En esa polémica situación del
siglo XVI, los cristianos reformados sintieron la profunda
necesidad de oponerse a esta «enmienda» de la sola
escritura. Sin embargo, cualquier reflexión
práctica juiciosa muestra que toda comunidad
interpretativa seria, incluyendo las Iglesias reformadas,
disponen de una tradición hermenéutica que permite
e impide determinadas lecturas; es decir, una tradición de
comprensiones y presupuestos encubiertos y explícitos que
no están a disposición de los de fuera.

De forma diferente, la tradición católica
afirmó más allá de una «lectura
evidente» un «sentido más pleno» (sensus
plenior) del texto, de modo que éste poseía
sentidos más allá de los pretendidos por el
«autor» humano, sentidos más plenos que
seguían siendo autorizados y eran reveladores bajo la
guía del Espíritu. Más recientemente, sin
las categorías escolásticas del sensus plenior, lo
que terminó por conocerse como «la nueva
hermenéutica» comprendió y justificó
muchas relecturas imaginativas del texto de un modo enormemente
teórico.[20] La noción de
clásico de Tracy ha sido duramente criticada porque es
fundacional. Resulta claro, en cualquier caso, que la relectura
de los clásicos en cualquier comunidad hermenéutica
tiende a seguir las «reglas gramaticales» operativas
en dicha comunidad. Si estas distintas nociones de «las dos
fuentes», el sensus plenior y la «nueva
hermenéutica» son excesivamente desconcertantes,
podemos indicar la praxis fundamental del protestantismo, en la
que los textos adquieren una nueva vitalidad en el momento del
sermón, que es un acto hermenéutico que posee
significado teológico.[21] De hecho, la
noción de la predicación no está muy alejada
del paso libre y liberador del Deuteronomio para trasladar la
Torá desde el Sinaí a «las llanuras de
Moab» y posteriormente la reubicación de la
Torá en Sión. Todas estas posibilidades en el
proceso hermenéutico sirven para transformar el
«allí» en «aquí» y el
«entonces» en «ahora». El Antiguo
Testamento mismo comprendió la Torá de esta forma
procesual.

Resumamos entonces en ésta parte de nuestro
trabajo la parte gramatical de los conceptos que estamos
analizando para que nos permita comprender mejor cómo
poder acercarnos al mandato divino y sobre todo como aplicar su
inmensa sabiduría y enseñanza para la actualidad
del hombre de hoy. Por razones de espacio no haremos coincidir
los términos codicia y adulterio, pero sería
interesante para comprobar que no tienen en todos los textos
connotaciones negativas el vocablo codiciar mientras que siempre
es negativo el término
adulterar.[22]

En su sentido más restringido, la
fornicación denota una comunión sexual voluntaria
entre una persona no casada y otra del sexo opuesto. En este
sentido, los fornicarios (pornoi) se distinguen de los
adúlteros (moichoi) como en 1 Co. 6:9. En un sentido
más amplio, porneia significa la cohabitación
ilícita de una persona de cualquier sexo con una persona
casada. En este sentido se usa en forma intercambiable con
moicheia, como en Mt. 5:32, donde Cristo dice que cualquiera que
se divorcia de su esposa a no ser por causa de porneia hace que
ella sea objeto de adulterio (moicheuzenai) puesto que quien se
case con ella comete adulterio (moichatai). El uso mismo de
porneia en el sentido de adulterio (moichatai) se encuentra en
Mt. 19:9. En su sentido más amplio, porneia denota la
inmoralidad en general, o todo tipo de transgresión
sexual. Algunos ejemplos como 1 Co. 5:1, porneia se traduce
correctamente como «fornicación» (RV60),
«indecencia», «lujuria»,
«deshonestidades».[23]

Puesto que la estrecha relación de Dios con su
pueblo se considera similar al vínculo matrimonial (Ef.
5:23–27), en las Escrituras todas las formas de
idolatría se designan como adulterio, y esto en forma muy
adecuada puesto que los cultos paganos normalmente estaban
conectados con la inmoralidad (Os. 6:10; Jer. 3:2, 9; Ap. 2:21;
19:2). El uso del verbo porneuein y del sustantivo pornos (y
porne) es similar al del abstracto porneia. Demuestra la grandeza
de la gracia divina en Cristo Jesús que nuestro
Señor permitiera que Rahab (Heb. 11:31; Mt. 1:5) y otros
fornicarios fuesen contados en su genealogía.

En el Nuevo Testamento el Señor señala que
al adulterio no se comete únicamente por el acto en
sí, sino también por mirar a una mujer para
codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo
pecado, está en él. Como vemos, la importancia que
Jesús le da al mandamiento es
sublime.[24]

Culturalmente no debemos olvidar el significado
que tenía, en donde, se incluía tanto el acto
específico como una situación
general.[25] Las prostitutas son desconocidas en
la edad homérica, pero los hombres frecuentemente tienen
concubinas, p. ej. Esclavas. La prostitución surge al
aumentar la prosperidad. Las esclavas constituyen una fuente de
prostitución, como también el privar a las mujeres
extranjeras de sus derechos civiles. La «amiga»
profesional se convierte en figura común en la sociedad
griega, y puesto que la relación sexual se considera algo
tan natural como el comer y el beber, los amoríos
extramatrimoniales son permitidos para los maridos. Pero se
censura el exceso, y Platón defiende la relación
con las rameras solamente mientras sea secreta y no ocasione
ofensa. Esparta mantiene una disciplina sexual más
estricta, pero es también nido de la homosexualidad. Esta
se difunde mucho; no tanto así el lesbianismo. Entre las
rameras, las que viven en burdeles constituyen la
categoría inferior, las que tienen algunas destrezas
artísticas son un grupo superior, y las rameras
independientes que pueden cobrar altos precios son otra clase
más alta. Buscando[26]ser
liberados de la pasión, los estoicos condenan las
relaciones extramatrimoniales y se resisten a ellas, incluso con
las esclavas. Mediante sus actos impuros, la persona contamina la
divinidad que lleva dentro. Se enaltece la castidad, y el
adulterio se considera ilícito e
infame.[27] El NT presupone la existencia de
rameras en Palestina, y la pecaminosidad de su oficio (Mt.
21:31–32; Lc. 15:30). También describe la prontitud
con que responden al mensaje del Bautista y a la
invitación de Jesús (Lc. 7:50; Mt. 21:31–32).
Jesús proclama la gracia y el perdón para todos los
que se arrepienten; la verdadera contaminación está
adentro (Mt. 15:18–19), y es una señal de
incredulidad. Por lo que respecta al divorcio, se plantea un
debate acerca de Mateo 5:32 y 19:9. En Marcos 10:9; 16:18; 1
Corintios 7:10 Jesús enseña la indisolubilidad del
matrimonio como la voluntad incondicional de Dios. Así
hace a un lado la práctica basada en Deuteronomio 24:1,
que las escuelas más estrictas entienden como aplicable a
contravenciones morales, y las más laxas a cualquier cosa
objetable. El problema en Mateo 5:32 y 19:9 tal vez sea que a los
cristianos judíos que observan la ley se les exige
divorciarse de esposas adúlteras, y por eso no pueden
responsabilizarse si ellas contraen una nueva relación
que, desde el punto de vista cristiano, es en sí misma
adúltera. No se da cabida al divorcio como tal. En Juan
8:41 los judíos aseguran que ellos no son hijos de
fornicación (p???e?a), pero sus obras muestran que son
hijos del diablo y no de Abraham ni de Dios (v.
44).[28]

La literatura patrística menciona el
término y lo que entienden ellos, algo interesante para
nuestro estudio, puede verde en la epístola de Hermas.
Hermas, advierte contra la p???e?a, la cual difiere del adulterio
pero también lo incluye (No encontramos el uso transferido
en los Padres apostólicos, quienes abandonan la
terminología de los profetas del AT.[29]
Por lo tanto, ¿cómo ha evolucionado el
vocablo?

1.3 EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO EN LA
INTERPRETACIÓN CRISTIANA

Jesús da una dimensión especial a la
interpretación mosaica de la ideología de Israel.
Su enseñanza es tan impactante, que se necesitará
tiempo para asimilarla y aún hoy, se sigue avanzando en su
palabra. Jesús conserva, pero profundiza;
«consuma» la ley, la lleva a su
plenitud.[30]

Veamos un pequeño acercamiento a los siglos
posteriores a la enseñanza del Maestro, cómo
interpretaban los cristianismos diferidos, por lo menos algunos
de ellos, y tratemos de extraer su enseñanza
básica.

Por ejemplo los montanistas (de acuerdo con su tendencia
rigorista) sostuvieron en sus predicaciones, de acuerdo por otra
parte con cierta tradición antigua de la Iglesia (por
ejemplo, Epístola a los Hebreos y el Pastor de
Hermas) que, tras la conversión al cristianismo con el
bautismo correspondiente, no eran ya perdonables caída
ulteriores en el pecado, de modo que ciertas faltas graves como
el asesinato o el adulterio no pedían ser redimidas por la
penitencia y el perdón de la Iglesia.[31]
Como un segundo bautismo quedaba excluido, el pecador se
condenaba irremisiblemente. Pero la gran mayoría no
podía admitir que el que se comportara así tras el
bautismo estuviera irremisiblemente destinado al infierno,
según decían estos rigoristas.[32]
Veamos lo que dice un maestro Judío:

"¿Qué has hecho con este pueblo? Lo
has dejado suelto, como a mujer a quien se le sueltan los
cabellos en razón del adulterio. La idolatría es un
adulterio dada la relación nupcial entre Dios e Israel.
"Soltar los cabellos pertenece al Vito de la ley le los celos
para comprobar la fidelidad de la mujer: Núm.
5,18.[33]"

Crisóstomo, partidario él también
de la sospecha de adulterio, no ha retenido en su
explicación ese fantasma de justicia legal. Según
él, la bondad no solamente compensa la justicia, sino que
la absorbe; ella es esa misma justicia. Basta con ver en la
partícula y un valor no de oposición (como
anteriormente), sino de explicación:

José es justo siendo bueno.[34]
Ante todo ha de revisarse el planteamiento mismo del problema.
¿Con qué derecho ponemos a José ante el
dilema: María es adúltera, María es
inocente? Ya Eusebio no se vio obligado a recurrir al subterfugio
de la inocencia. Para él, como para san Efrén y
algunos intérpretes posteriores, la alternativa era la
siguiente: José sospecha un adulterio – José conoce
el misterio. Tales son, en efecto, las dos únicas
hipótesis que permite el texto evangélico.
Eusebio[35]rechaza la primera y declara que
José tuvo conocimiento de la obra del Espíritu
Santo. Todo resulta entonces coherente.

Era especialmente trágica la situación de
las mujeres repudiadas y las viudas, que se quedaban sin honor,
sin bienes y sin protección, al menos hasta que
encontraran un varón que se hiciera cargo de ellas.
Más tarde, Jesús defenderá a las mujeres de
la discriminación, las acogerá entre sus
discípulos y adoptará una postura rotunda frente al
repudio decidido por los varones: "El que repudia a su mujer y se
casa con otra comete adulterio contra la primera" (Marcos 10,11).
Jesús pone el acento en la responsabilidad de los hombres.
No han de justificarse culpabilizando a las mujeres de su mal
comportamiento. El adulterio equivale a un robo. El pecado no
consiste en ofender a la propia esposa, sino en poseer a una
mujer que pertenece a otro hombre. El verdadero culpable es el
varón adúltero; la mujer no es sino víctima
o, todo lo más,
cómplice.[36]

Plinio el joven, procónsul de Asia Menor, escribe
a su amigo el emperador Trajano para exponerle su conducta con
los cristianos que se multiplican hasta el punto de que los
templos paganos quedan desiertos: él no los busca; cuando
los denuncian, los castiga con la muerte si persisten en su
fe:

«Algunos aseguraban que habían dejado
de ser cristianos… Afirmaban que todo su delito o todo su error
se había limitado a reunirse habitualmente un día
fijo, antes del amanecer, para cantar entre ellos,
alternativamente, un himno a Cristo como a un dios, y a
comprometerse por juramento, no ya a cometer algún crimen,
sino a no meterse en robos, ni bandidajes, ni adulterios, a no
faltar a la palabra dada, a no negar un depósito cuando se
lo reclamaban. Después de ello, acostumbraban separarse
para reunirse de nuevo a tomar un alimento, pero un alimento
totalmente ordinario e inocente… Yo no he encontrado en ello
más que una superstición
absurda».
[37]

Lo que a Dios interesa en primer lugar, no es el
qué, de la acción, la materia, lo constatable sino,
en primer lugar, el cómo, la voluntad del hombre. Y las
praxis eclesiásticas posteriores, hasta el edicto de
Calixto[38]muestran que había
círculos en los que se pensaba que estos pecados eran
imperdonables.[39]

Bíblicamente, pocas veces encontramos una
acción o una forma de idolatría, que es en el
fondo, el adulterio, tantas y tan claras afirmaciones en contra
de éste comportamiento, tal vez sea por eso, nuestra
enorme dificultad para construir puentes entre la misericordia y
la justicia, o el perdón y la condena en eventos
relacionados con ésta apostasía. Veamos un
recorrido bíblico y acudamos a la actualización del
concepto.[40]

  • DEFINICIONES EN LA
    ACTUALIDAD

¿Cómo definiríamos en la actualidad
éstos conceptos?[41] ¿Han cambiado
respecto a un original al que nos hemos aproximado?
¿Cuál es el principio inalterable en el tiempo que
ha transcendido a nosotros?[42] Resulta
interesante ya en su definición, la diferencia a la hora
de comprender el significado de "Adulterio" traduciéndolo
como verbo o como sustantivo: Como Verbo, adulterar significa,
según la Real Academia de la Lengua: "Viciar,
falsificar algo" "Acción de cometer
adulterio"
[43] Como Sustantivo, adulterio,
significa según la misma fuente: "Ayuntamiento carnal
voluntario entre persona casada y otra de distinto sexo que no
sea su cónyuge. Falsificación,
fraude."

Podemos acudir a otros diccionarios que coinciden en la
definición del término proveniente del
latín, y para familiarizarnos con la actualidad del
significado del vocablo, me parece oportuno que veamos
sinónimos y antónimos de algunos de ellos: Por
Ejemplo: Adulterar es equivalente a falsificar, falsear,
sofisticar, viciar, contrahacer, mistificar, corromper,
desnaturalizar, y contrario a purificar, sanear. Desnaturalizar
designa la alteración de una sustancia, como el aceite o
el alcohol, de manera que deje de ser apta para el consumo: el
aceite ha sido desnaturalizado y no se puede usar para cocinar.
Adulterio es equivalente a infidelidad, deslealtad, ilegitimidad,
y contrario a fidelidad.

Desde nuestro idioma y con las ventajas e inconvenientes
que tiene, abordemos ahora un concepto muy ligado al adulterio,
aunque no equivale en su raíz original hebrea como veremos
a continuación, pero que inevitablemente debemos acudir a
ella, porque la propia definición de "Adulterio" nos lleva
a ello irremisiblemente: En el Diccionario Práctico
Español Moderno Larousse, la
«fornicación» es definida simplemente como su
acción: «Fornicar» significa «tener
ayuntamiento o cópula carnal generalmente fuera del
matrimonio»

Asimismo, acudiendo a otra fuente autorizada en el
manejo de la gramática, el Diccionario Manual de la Lengua
Española de Cervantes, Tomo I, dice:
«Fornicar» es «tener ayuntamiento carnal
fuera del matrimonio.»
¿Qué ha pasado en
la vida real de sociedades y religiones que "maltrataron" el
principio bíblico? Por ejemplo:

Si una mujer salía a la calle sin cubrirse la
cabeza, ofendía hasta tal punto las buenas costumbres que
su marido tenía el derecho y hasta el deber, desde el
punto de vista religioso, de echarla de la casa y divorciarse de
ella sin estar obligado a pagarle la suma acordada en el contrato
matrimonial.

La mujer judía que perdía su tiempo en la
calle hablando con unos y otros, o la que se ponía a hilar
en la puerta de su casa, podía ser repudiada por su marido
sin compensación económica alguna. Incluso cuando a
la esposa se le quemara la comida, podía ser repudiada por
el esposo, según manifestaba el rabino y maestro
judío Hillel el Viejo o el Sabio (70 a.C. al 10 d.C.).
Otro motivo podía ser que el marido descubriera algo torpe
en su esposa, lo cual le daba la libertad para buscar otra
más joven y adquirirla.

Si la novia tenía relaciones con otro hombre era
considerada una adúltera y su castigo era la
lapidación. Si la adúltera era una mujer casada, el
castigo que se le reservaba era el de la estrangulación.
Pero para el hombre no había castigo alguno. En la mujer
sólo veían superficialidad, sexo y peligro, por lo
que siempre trataban de guardarse de ella. Jesús denuncia
éste abuso, que nunca fue exigido por Dios en el
AT.

Lo estudiaremos, no obstante y trataremos de ver las
diferencias y las similitudes en el original bíblico para
comprender qué quiere estar diciéndonos la
Escritura Santa desde hace tantos siglos. ¿Codiciar a la
mujer de tu prójimo, es lo mismo que adulterar con ella?
¿Se puede estar adulterando sin codiciar? ¿El
adulterio es siempre un pecado sexual?

La definición actual ha reducido el campo
semántico notablemente y dista mucho de lo que
podía abarcar en la antigüedad el término,
donde la prostitución religiosa y especialmente la
idolatría espiritual incluían el vocablo. Si
acudimos a esa cultura y a ese tiempo comprenderemos otra manera
más de entender el significado de adulterio. "Israel
no ha vivido en un oasis aislado, sino en medio de los pueblos,
de tal manera que su historia, también la de su
espíritu, sólo se puede entender a partir de la
historia más amplia del Oriente"
[44]
¿Y cuál es esa historia? ¿Qué tipo de
influencias recibía el pueblo escogido por Dios? Ya hemos
visto un acercamiento al semítico que nos permite
responder ¿Cómo entendían ellos el
adulterio, o la acción de adulterar?[45]
Ahora podemos ver la posible evolución del lenguaje y
aplicar el principio divino

Así que, podemos admitir varias formas de
adulterar o de corromper, además de la
explícitamente sexual, pero podemos preguntarnos,
¿Son igualmente graves todas las formas de adulterio?
¿Es lo mismo un ayuntamiento carnal voluntario con la
mujer de mi prójimo casada, que una apostasía
espiritual personal? ¿Es lo mismo mirar a una mujer
para desearla que cometer adulterio? Jesús mismo
estableció un nivel moral casi inalcanzable al hombre
moderno, impulsando un nuevo enfoque en la aplicación de
la Ley, y en la finalidad de la misma. Respecto a la idoneidad
para el cielo, es decir, para acceder a la presencia de la
santidad del Señor, un reo en un punto es equivalente al
fallo en todos, y aún un 99,9% de fidelidad, si se fallara
en ese margen, tampoco seríamos aptos para la
salvación. Desde ese punto de vista, es indiferente, la
violación de un aspecto del mandamiento como la de todos
ellos, pero desde luego, respecto a las consecuencias y al valor
que Dios ha dado a determinados aspectos que legislan nuestra
sociedad y nuestra vida, sin duda NO. No es lo mismo adulterar,
consumando el adulterio, que hacerlo con el pensamiento. Por lo
menos en sus consecuencias sociales. Respecto a la idoneidad para
el acceso a la salvación, nos condena igualmente a todos,
el pensamiento o la acción, pero respecto a la
sensibilidad social no puede ser lo mismo.

Han cambiado situaciones en la actualidad sin duda
alguna. No negaremos la importancia de la ordenanza, es evidente.
¿Por qué? La aplicación de entonces bajo la
Ley de Moisés en éste pecado se castigaba con la
muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego (lev 20.10; 21.9; Dt
22.22–24; Jn 8.5, 6), no es la misma hoy, además de
resultar aparentemente en situación de desigualdad la
mujer en los delitos sexuales, donde parte en desventaja y queda
mal parada.[46]Debido a que la pena de muerte solo
se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la
persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado,
tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados
para establecer su culpabilidad o inocencia (Núm.
5.11–31). No obstante en la Ley Mosaica, cuando el rey
David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo
perdonó (2 S 11.2–5; Sal 51.1, 2). Cristo
también perdonó a la mujer sorprendida en
adulterio, pero sin obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). Por
lo tanto hay grandes lecciones dentro de un sistema punitivo, sin
embargo hoy, sería un escándalo internacional el
hecho de un apedreamiento ante un caso de adulterio. El
séptimo mandamiento dice: "No cometerás adulterio".
Sin embargo, este pecado ha sido cometido a lo largo de toda la
historia. Hoy, sin embargo, el adulterio parece más
descontrolado que nunca. Entretanto, historias en los
periódicos sensacionalistas informan sobre los
amoríos de políticos, millonarios y estrellas de
cine, y películas como "El paciente inglés", "El
príncipe de las mareas" o "Los puentes de Madison"
incluyen y aun promueven el
adulterio.[47]

La actualidad del
adulterio

José vivió un episodio singular en la
educación, cuidado y matrimonio con María, ya que
quiso dejarla secretamente para evitar difamarla, precisamente
por un supuesto caso de adulterio, ya que estaban desposados.
¿Nace Jesús ya desde una infidelidad o a pesar de
una infidelidad, la de la humanidad con su Dios? Es evidentemente
un caso diferente, pero la figura del adulterio ha sido utilizada
en la Biblia de muy diversas formas para ilustrar la infidelidad
del pueblo de Dios.[48]

¿Cómo vemos hoy el adulterio con piedra y
leño?[49]¿Hay grados de intensidad
en éste pecado? ¿Qué luz nueva tenemos al
leer Lv 19.1?[50]

Partes: 1, 2

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