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La extensión universitaria como vínculo de la Universidad con la Comunidad



  1. Resumen
  2. Desarrollo
  3. Bibliografía

Resumen

La relación UniversidadSociedad, forma parte de
la misión social de la alta institución, encaminada
a preservar los valores contenidos en la sociedad en todos los
sentidos de la vida económica, social, política,
cultural y medioambiental. En el caso de Cuba, los documentos del
MES definen dicha relación como: "La formación de
los cuadros profesionales que requiere la sociedad al más
alto nivel de la docencia, la investigación
científica, la educación postgraduada, la
difusión de la cultura y la extensión de los
servicios a todo el pueblo".

Aquí aparecen resumidos elementos en los cuales
se expresa lo esencial de la universidad, al reafirmarse su papel
rector en el desarrollo de la comunidad. En este empeño,
en los documentos normativos y metodológicos de las
Universidades se plantean acciones para dar salida a cada uno de
los componentes: la formación, la investigativa, y la
extensión. En general, se han obtenido resultados
halagüeños en cuanto a formación e
investigación, pero en el último proceso sustantivo
se deben potenciar aquellas relacionadas con la comunidad inter y
extrauniversitaria para consolidar esta histórica
misión. El empleo consciente de los elementos de la
extensión universitaria, constituye una vía
efectiva para el logro de este propósito.

Palabras claves. Universidad,
extensión universitaria y comunidad.

Desarrollo

En cualquier nación del mundo la Universidad,
como institución cultural de la sociedad, tiene una
marcada responsabilidad con la sociedad, en aras del desarrollo y
se materializa en el mejoramiento de vida del pueblo.

El cumplimiento del encargo social de la Universidad no
corresponde a una de sus funciones específicas, ya que su
satisfacción se concreta en la preservación,
desarrollo y promoción de los valores, que en su
interrelación dialéctica son expresión de la
integración
formación-investigación-extensión. Es
precisamente este papel social de la universidad uno de los temas
más debatidos en el mundo universitario
contemporáneo, sobre ellos se han expresado en los
últimos años filósofos, educadores,
políticos, psicólogos, sociólogos y
académicos. Y ello no es casual, teniendo en cuenta la
importancia de la relación universidad-sociedad para el
desarrollo armónico e integral a que aspira cualquier
nación.

La Reforma de Córdoba (1918), después de
más de 70 años cumplió su función y
sus ideas institucionales continúan influyendo en la
Educación Superior del Continente. Sin embargo, la
rápida evolución y los cambios escenificados en el
campo de los conocimientos con el desarrollo acelerado de la
docencia y la tecnología, ponen ante cada
institución universitaria un nuevo reto.

Según Zabala (209), "La universidad
tiene un compromiso con la sociedad, pues ella está
colocada en una situación particularmente significativa en
cuanto a la posibilidad de transformar, a través de la
creación y recreación del conocimiento
científico y su derivación tecnológica, la
vida nacional en todos sus aspectos."

Lo anterior plantea a las universidades la necesidad de
ser agentes de cambio capaces de generar los conocimientos
teóricos y prácticos necesarios para la
solución de problemas y la toma de decisiones en el
sistema tecnológico y sociocultural del país, con
el empleo de proyectos que faciliten la dialéctica
universidad-comunidad y respondan a las necesidades de los
sujetos para potenciar el desarrollo comunitario a partir del
componente extensionista.

La extensión, como proceso de interacción
humana, redimensiona su consideración como resultado de la
actividad y la comunicación. Es actividad, en tanto tiene
como objetivo la transformación consciente del medio;
quiere esto decir que no solo pretende la participación en
la transformación de los procesos en que interviene la
universidad, y de la universidad en sí misma, sino
también contribuir a la transformación de la
sociedad.

Por otro lado, es comunicación en tanto se
desarrolla mediante la interacción social de
símbolos y sistemas de mensajes que se producen en el
binomio Universidad-Comunidad. Esto permite el intercambio de
información que hace consciente el proceso. Al asumir que
la extensión se produce mediante la actividad y la
comunicación se le ratifica como proceso de
interacción social.

En la proyección de la extensión hay que
tener presente que no se trata sólo de desarrollar a la
población extrauniversitaria, sino también a la
comunidad intra universitaria, que tiene como tal sus propias
necesidades. Tanto la extensión intra como
extrauniversitaria debe desarrollarse a la vez, aunque la primera
ha de consolidarse para potenciar el desarrollo pleno de la
segunda.

Estas características y valoraciones permitieron
a Aburto (1994), Ramón y otros definir la Extensión
Universitaria como: sistema de interacciones de la Universidad y
la Sociedad, mediante la actividad y la comunicación, que
se realizan dentro y fuera del centro de educación
superior, con el propósito de promover la cultura en la
comunidad universitaria y extrauniversitaria, para contribuir a
su desarrollo cultural.

En esta idea se manifiesta la relación
dialéctica entre la Universidad y la Comunidad en la
elevación del nivel de la sociedad en general mediante la
función extensionista.

Sin embargo, existe la tendencia a analizar la actividad
extensionista sólo en una dirección: la universidad
como depositaria del saber y la cultura, y la comunidad como
simple destinatario y no como un proceso de interacción y
creación de la universidad con la sociedad para contribuir
a su transformación y perfeccionamiento.

No obstante, en algunos países se llevaron a cabo
experiencias valiosas que marcaron pautas en la historia del
desarrollo de la extensión, pero muchas de estas ideas
fueron frustradas por las intervenciones y las dictaduras
militares, que limitaron o anularon la acción de la
universidad en su vínculo con la sociedad.

En 1972 la II Conferencia Latinoamericana de
Difusión Cultural y Extensión Universitaria
convocada por la UDUAL analizó la situación de la
sociedad y la actitud de la universidad respecto a ella,
ofreciéndose alternativas a esa relación y a la
extensión universitaria como función rectora entre
ambas; aquí se reflejaron posiciones diversas, desde las
más tradicionales hasta las más
integracionistas.

Estas ideas determinaron un profundo cambio en la
concepción, contenido y propósito de los programas
extensionistas en la mayoría de las universidades
latinoamericanas, con acciones proyectadas a lograr un concepto
más amplio de la cultura, un mayor esclarecimiento de su
función social y de la extensión como parte de
ella.

Lo que ha originado en los últimos años
una línea directa de desarrollo en las universidades del
área, con las particularidades propias que caracterizan a
cada país o región con mayores resultados en
más lugares que otros, determinado por la situación
política, económica y social de cada nación,
aunque en general esas acciones no han ido mucho más
allá de lo artístico y especulativo.

Tomando como referencia algunos paradigmas, se puede
ejemplificar con el caso de México, en el cual la mayor
parte de las universidades de carácter público han
sido constituidas a partir de una ley orgánica aprobada
por gobiernos locales, estableciendo entre sus funciones
prioritarias y de extender los servicios a todo el pueblo. Sin
embargo, la manera en que se cumple con esta función
difiere en su organización interna a la
sistematización de sus procedimientos y, principalmente,
la claridad en las políticas culturales que establecen las
autoridades universitarias.

Esto se traduce en que la efectividad del papel de las
universidades mexicanas en la difusión y la
extensión de los servicios depende circunstancialmente de
la estructura organizativa, sus líneas de acciones, sus
metas, las regularidades y madurez en sus programas, los
objetivos y presupuestos, los recursos humanos
involucrados.

Por medio de la extensión, las universidades
latinoamericanas abren puertas y ventanas al exterior, se abren a
la realidad, de las que han de ser expresión, y en cuya
transformación han de colaborar mediante la
promoción y la difusión.

Desde este punto de vista, se analiza las palabras de
Leopoldo de Zea, citado por Aburto (1994) "….. la
extensión universitaria, más que una tarea de
difusión de los valores deberá ser también
de infusión, esto es, de asimilación de los valores
propios de la realidad de que es parte. Canal de ida y vuelta. De
asimilación o infusión dentro de la conciencia como
actitud crítica y de difusión de las expresiones de
esa asimilación hacia su origen." En estas ideas quedan
implícitas las acciones extensionista.

En los paradigmas actuales de la universidad, la
extensión ocupa un lugar diferente; se considera como una
función totalizadora, presente en cada uno de los procesos
y eslabones estructurales de la educación en la
proyección social de la universidad, por lo que debe
enriquecer y perfeccionar los mecanismos de interacción y
transformación de las comunidades.

Esto se atiene al cumplimiento de las leyes que rigen
los procesos universitarios, docencia e investigación,
asociados ambos a la función social de la universidad y
respectivamente con la preservación y el desarrollo de la
comunidad, en la unidad dialéctica
profesión-creación, producción y
creación; con ello se determinan las dimensiones de la
extensión, intra y extrauniversitaria.

Por lo anterior, se hace necesario reconocer que cuando
la universidad mediante el proceso docente de pregrado o
postgrado promueve y difunde la cultura medioambiental,
técnica, científica, artística, deportiva,
etc.; cuando el proceso investigativo posibilita la acción
con la comunidad, eso es extensión
universitaria.

De igual forma, en el Reglamento de Extensión
Universitaria de la Universidad Pedagógica Experimental
Liberadora de Venezuela se plantea: "La naturaleza y
propósitos de la extensión, como función
esencial de la universidad, que tienen como objetivo lograr la
interacción creadora y crítica de la
institución con la comunidad. Por medio de la
extensión la universidad hace partícipe a la
comunidad de su acervo humano y científico. Y se
desarrolla mediante dos programas: el académico y el
sociocultural". Este propósito se fundamenta en el
artículo 5 de dicho documento en el cual se expresa
textualmente: "Es propósito de la Extensión en el
programa sociocultural, promover y difundir manifestaciones
culturales y fomentar la participación de la comunidad en
actividades deportivas, recreativas y de desarrollo
comunal."

Aunque la mayoría de los autores coinciden en la
necesidad de proyectar la Extensión Universitaria hacia la
comunidad, los que han abordado este tema lo hacen en
término de política o programa o de conjunto de
acciones aisladas sin una visión del futuro.

Un resumen de la actualidad latinoamericana muestra que
mediante la extensión las instituciones universitarias
muestran su rostro a la Comunidad y toman contacto con el mundo
social, pero generalmente su instrumentación se disuelve
en declaraciones retóricas.

En la II Conferencia Latinoamericana de Extensión
Universitaria y Difusión Cultural, celebrada en
México en 1972, se replantearon algunos aspectos entre
ellos: el carácter asistencialista de la extensión
y la falta de participación de la sociedad en las
decisiones que le concierne y se propone.

El Rector de la Universidad Nacional de Colombia, en su
intervención especial en el II Encuentro Nacional de
Extensión Universitaria celebrado en ese país en
1994 refiere: "… Es mi impresión que la
extensión, sigue siendo todavía un fenómeno
más o menos extraordinario que se sabe que debe atenderse,
que se sabe que es importante, pero al que todavía no se
le han diseñado estructuras y mecanismos para
estructurarlo y dirigirlo."

En Cuba, con el triunfo de la Revolución, la
misión social de la universidad ha estado verdaderamente
comprometida con sus principios y destino. La
universalización de la enseñanza en Cuba
permitió el acceso a la cultura a todo el pueblo y
creó nuevas exigencias. Se configura desde ese momento la
llamada misión social de la universidad que en esencia
pretende vincularla con la población y con la vida del
país en general.

En 1961 en "Palabras a los intelectuales" Fidel Castro
expresó: "Uno de los propósitos fundamentales de la
revolución, es desarrollar el arte y la cultura,
precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un real
patrimonio del pueblo. Al igual que nosotros hemos querido para
el pueblo una vida mejor en el orden material, queremos para el
pueblo también una vida mejor en todos los ordenes
espirituales; una vida mejor en la vida espiritual".

Pero no es posible realizar esta tarea, ni mucho menos
alcanzar las altas aspiraciones trazadas en los Congresos del
Partido, si no se implica a todo el sistema de organizaciones,
instituciones y organismos en este proceso en las comunidades. En
particular, las universidades constituyen un elemento importante
en este proceso por el potencial técnico y
metodológico con que cuentan. Es conocido que las
universidades están compuestas por una masa de estudiantes
y profesores con alto nivel cultural, por lo que pueden aplicar
técnicas y emplear métodos formativos, educativos y
políticos en el trabajo con las comunidades.

Por otra parte, para Alegret (1993), "Las universidades
cubanas tienen una responsabilidad política,
académica, científica, cultural y productiva no
impuesta, sino ganada, no ajena a la vida del país, sino
en su centro."

Por lo expuesto, no cabe duda de que la universidad
cubana tiene el deber ineludible de participar de manera
concreta, científica y con un espíritu
eminentemente revolucionario en la solución de los
problemas a que se enfrenta la nación, a fin de contribuir
a que este pueblo realice su sueño de construir la
sociedad.

A partir de la segunda mitad de la década de los
60, las universidades cubanas intensificaron y ampliaron sus
vínculos con entidades de la producción y de
carácter científico, lo cual determinó un
cambio sustantivo en la vida universitaria y en sus relaciones
con la sociedad en su conjunto. Todo ello posibilitó que
la universidad le garantizara a la sociedad el rescate de valores
y principios necesarios para fortalecer la identidad cultural del
país.

La misión de la universidad en Cuba trasciende la
preparación del profesional para penetrar en la
formación del hombre como sujeto social, como actor de los
cambios, socioculturales, medioambientales, económicos y
de todo tipo.

Según Torres (1995), "Una educación
superior actuante y con capacidad en la cultura, el mundo
productivo, en la política y en la formación de
indicadores conlleva a la elevación de los niveles de
excelencia y calidad en las funciones fundamentales de la
Universidad (Docencia, investigación y extensión).
Esto exige en consecuencia una mayor vinculación de la
interacción universidad-sociedad y viceversa." Esto
significa que se está necesitando de nuevos paradigmas o
modelos que logren integrar, por un lado, el desarrollo y, por
otro, armonizar a la docencia, la investigación y la
extensión, de tal manera que aseguren la
incorporación de la función social de la
universidad de una manera más articulada.

En los últimos años la universidad cubana
se ha caracterizado por una búsqueda constante del
perfeccionamiento del trabajo universitario hacia la comunidad,
lo cual se ha manifestado en el desarrollo de programas de
estudios académicos, científicos, investigativos,
técnicos, culturales, artísticos,
turísticos, medioambientales que han posibilitado obtener
una visión más amplia para ejecutar acciones que
contribuyan a la elevación de la cultura general de la
sociedad.

Como premisa necesaria, la Universidad tiene en cuenta a
la hora de proyectar estas acciones la búsqueda de la
unidad científica, la creatividad y preservación de
los valores estéticos en el hombre, no solo satisfacer
demandas sociales, sino promoverlas e incidir activamente sobre
el desarrollo de los procesos que se realizan en la sociedad en
su conjunto.

La elevada organización de la sociedad cubana y
su expresión en el ámbito comunitario, así
como la responsabilidad del estado en el mejoramiento de las
condiciones de vida de la población, brindan un contexto
peculiar para la proyección universitaria en la comunidad.
De esta forma se encamina a la actualización del
funcionamiento integral de la sociedad mediante la
introducción de conocimientos, tecnologías,
instrumentos, proyectos y programas.

La extensión universitaria se ha convertido en
una de las direcciones principales de la labor que se realiza en
los Centros de Enseñanza Superior. Unido a lo anterior se
ha comenzado a considerar, por un número cada vez mayor de
especialistas, su contenido a partir de una acepción
amplia para el desarrollo local.

Sin embargo, los cambios que se han experimentado en el
contenido y las formas de realización de la
extensión universitaria no siempre han estado
acompañados de una delimitación precisa del
conjunto de acciones y estructuras orgánicas para orientar
esta compleja y multilateral labor extensionista.

La universidad cubana, por medio de la extensión,
debe garantizarle a nuestra sociedad el rescate de valores y
principios necesarios para fortalecer su entorno; debe aportar el
conocimiento de cómo insertarse con un sector o grupo
social para que, respetuosamente interactuando, se construya un
conocimiento de una realidad y se traten de encontrar soluciones
o alternativas de solución o de cambio, a un problema, a
un grupo, a la sociedad como un todo.

En 1986, como resultado de la I Jornada
Científica del trabajo Cultural de la Educación
Superior, se reafirmó el papel de primer orden de las
universidades en la promoción y extensión y como
consecuencia de ello los antiguos Departamentos de Actividades
Culturales se convierten en Departamentos de Extensión
Universitaria; con estas acciones no se modificaron los esquemas
anteriores. De los análisis posteriores de ambas
problemáticas fueron aprobados por el Consejo de
Dirección del MES en 1988 el "Programa de Desarrollo de la
Extensión Universitaria y, en 1990 el "Programa para el
Desarrollo Cultural Integral de los estudiantes Universitarios".
Ambos programas tienen como fin lograr la integración de
los diferentes componentes por las vías curricular y
extracurricular; en esta última se enfatiza en el papel de
la promoción en el desarrollo cultural, que se sustentan
en las vías del componente extensionista.

En el curso1992-1993 comienza a ampliarse la
concepción de la extensión universitaria,
según Vecino (1993), "La Extensión Universitaria
debe pasar a ocupar el rango de vertiente principal de trabajo de
nuestro organismo, por la potencialidad existente en nuestro
centro para llevarla a cabo y por la influencia que puede tener
en la vida de un territorio y en toda la
nación".

Es evidente que el componente extensionista al
redimensionarse asume la necesidad de instrumentar acciones que
potencien el desarrollo sociocultural y medioambiental de las
comunidades y permita que cualquier método de
intervención empleado tenga como eje fundamental la
dialéctica reflexión-acción de la propia
comunidad.

Teniendo en cuenta estos análisis, la
extensión universitaria tienen en nuestro país la
misión de promover y difundir el desarrollo en la
sociedad, mediante la influencia e interacción creadora de
la universidad con la vida social del país: aquí se
explícita que la misión de la extensión
desempeña un papel decisivo en la proyección social
de la universidad, en general, y en particular en el proceso de
desarrollo de la comunidad.

Bibliografía

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  • White, Jeslie. (2002): La ciencia de la
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    9.

 

 

Autor:

Yunier Bauta
Olamendi[1]

Abelardo Álvarez
Ávila.

[1] Profesor asistente Filial Universitaria
Municipal Gibara. Holguín. Cuba.

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