Mitología Griega 11: Odisea de los regresos

CUESTIÓN 243.

Ayax el
Menor

Una vez caída Troya, habiendo Casandra buscado
refugio en el templo de Atenea, en Ilión, fue arrancada de
junto a la imagen de la diosa y violada por Ayax el Menor (el
locrio, hijo de Oileo, como se conoce al menor de los dos Ayax) y
llevada luego al campamento griego. Allí Casandra fue
asignada a Agamenón como parte de su botín, y luego
asesinada por Clitemestra. Para vengar el sacrilegio a su templo,
Atenea acudió a Poseidón. Cuando los griegos
zarparon de vuelta a casa, Poseidón les envió una
gran tempestad. Áyax y su contingente de Lócride
naufragaron, sólo él sobrevivió y
consiguió llegar a tierra nadando, en las Gyrai Petrai,
una serie de acantilados cerca de Naxos. Aferrándose a una
roca escarpada, se jactó de ser un hombre que no
podía ahogarse en el mar; irritado por sus palabras,
Poseidón aplastó la roca con su tridente y Ayax fue
arrastrado por las olas.

CUESTIÓN 244.

Venganza de
Nauplio

La flota griega halló a su regreso grandes
desastres, debidos a la cólera de atenea y a la traidora
venganza de Nauplio, padre de Palamedes. Atenea levantó
una violenta tempestad que dispersó la flota e hizo
naufragar muchas de las naves; pero un desastre mayor les
aguardaba junto al cabo Cafareo, en Eubea, donde Nauplio los
atrajo hacia los peñascos haciendo aparecer falsas
antorchas. Varios de los héroes escaparon a esta
catástrofe con diversos resultados. Néstor
llegó sano y salvo a Pilos al cabo de algunos días;
tiempo después recibiría al joven Telémaco
cuando éste fue a pedirle información sobre el
destino de su padre, Odiseo, por consejo de Atenea.
Neoptólemo, avisado por Tetis, regresó por tierra a
su país, Epiro; se casó con Hermíone, hija
de Menelao y Helena, y fue el antepasado de los reyes molosos de
esa región; asesinado en Delfos a manos de Orestes,
Neoptólemo fue enterrado dentro del recinto del templo y
se celebraron festivales en su honor. Idomeneo, rey de Creta, fue
uno de los pretendientes de Helena y uno de los griegos
más valientes en batalla; sorprendido por una violenta
tempestad cuando regresaba a su patria, prometió a
Poseidón que, si llegaba sano y salvo a su casa, le
ofrecería el sacrificio del primer ser viviente con que se
encontrara; pero la primera persona que encontró al
desembarcar fue su propio hijo, pero él, de todos modos,
cumplió su voto; cuando una peste cayó sobre Creta,
sus súbditos lo desterraron; huyó a Calabria, en
Italia, y después a Colofón, en Asia
Menor.

CUESTIÓN 245.

Andrómaca

Andrómaca, hija de Eetión, rey de Tebas de
Troáde, fue la afectuosa esposa de Héctor. Cuando
los griegos se apoderaron de la ciudad, Andrómaca era
madre de un pequeño hijo, Astianacte o Escamandrio, el
cual había nacido durante la guerra. Ante la mirada
horrorizada de Andrómaca, su pequeño hijo fue
arrojado desde las almenas de la ciudad por los victoriosos
griegos, que tenían miedo de dejar con vida a un
vástago de Héctor. Andrómaca, entregada como
botín de guerra, fue esclava y concubina de
Neoptólemo, a quien dio un hijo llamado Moloso; de este
modo Andrómaca llegó a ser la antepasada de los
reyes molosos de tiempos posteriores. A la muerte de
Neoptólemo, se casó con un superviviente de Troya,
Héleno, hermano de Héctor, que se había
refugiado en el Epiro. En su vejez volvió a Asia, siempre
con el recuerdo de su primer marido, tras una vida larga, azarosa
y taciturna.

CUESTIÓN 246.

Hécuba

La esposa de Príamo, Hécuba, fue una de
las mujeres troyanas más desdichadas. Vio a sus hijos ser
asesinados uno tras otro, y a su marido despedazado por
Neoptólemo en el patio de su propio palacio.
Después fue asignada como esclava a Odiseo. En el viaje de
regreso, la flota ancló en un punto de la costa de Tracia.
Allí escapó Hécuba y se enteró de que
su último hijo, Polidoro, que durante el sitio de Troya
había sido encomendado al cuidado de Polimestor, rey de
aquellos lugares, había sido asesinado por éste a
causa del tesoro que había traído consigo. Por lo
tanto, Hécuba atrajo con engaño a Polimestor a su
tienda, pretendiendo tener escondido la otra parte del tesoro, y
fingiendo no saber nada de la muerte del muchacho. Las mujeres
que acompañaban a Hécuba halagaron a los hijos de
Polimestor para que fuesen con ellas, y entonces los asesinaron
ante los ojos de su padre, y luego Hécuba dejó
ciego al propio Polimestor pinchándole los ojos con
agujas. Cumplida su venganza, Hécuba fue recapturada y
llevada de nuevo a la nave de Odiseo. Desesperada, insultó
a sus captores y se arrojó al Helesponto (Dardanelos),
pero no se ahógó, sino que fue metamorfoseada en
una perra. En figura de este animal vivió mucho tiempo en
Tracia, y llegó incluso, durante un tiempo, a ser uno de
los perros infernales de Hécate. Cuando murió, fue
enterrada en el lugar llamado Cynos Sema (Monumento del Perro),
entre Abdera y Dárdano.

CUESTIÓN 247.

Diomedes

Diomedes sobrevivió a la guerra y regresó
sano y salvo a su casa, en Argos. Allí, sin embargo, le
aguardaban nuevas preocupaciones. Afrodita estaba enojada con
él por la herida que le había infligido, y Diomedes
descubrió que su esposa le era infiel. Evidentemente, su
vida misma estaba amenazada, puesto que buscó refugio en
el altar de Hera. Abandonando Grecia, anduvo errante a
través de Libia e Iberia, hasta que llegó a Apulia,
donde sus compañeros fueron convertidos en una especie de
aves marinas, los enormes picotijeras, que hicieron de su morada
las islas de Diomedes; estas aves eran amigas de los griegos pero
hostiles a cualquier otra persona. Diomedes fue enterrado
allí, y las aves iban cada día a rociar con agua su
tumba. Sin embargo, Atenea lo rescató del Hades y lo hizo
inmortal, y en adelante vivió con los
dioscuros.

CUESTIÓN 248.

Calcante

Después de la guerra de Troya, el adivino
Calcante regresó se dirigió a Claros, antigua
ciudad de Jonia, célebre por su oráculo de Apolo.
Allí encontróse un día con Mopso, y
procedió a competir con él en cuanto al poder de
videncia, asunto algo arriesgado, por cuanto se le había
predicho que moriría si encontraba un vidente mejor que
él. Preguntóle a Mopso cuántos higos verdes
había en una higuera que crecía cerca de
allí; Mopso le respondió que había diez mil
y que llenarían exactamente una determinada medida para
áridos y todavía sobraría un higo. El
resultado fue correcto y Calcante murió.

CUESTIÓN 249.

Odiseo

Odiseo (Ulises, en su nombre latino), rey de
Ítaca, dejó Troya con los demás griegos,
pero pronto disputa con los otros jefes decidió ir por su
cuenta, ansiando el retorno a su hogar donde lo esperaban su
esposa Penélope y su hijo Telémaco. La esposa de
Odiseo era una mujer muy casta, hija de Icario, hermano de
Tindáreo, rey de Esparta, el padre de Helena y
Clitemestra. Éstas son, pues, primas de Penélope,
pero ciertamente muy distintas en su carácter. Odiseo
había ganado la mano de Penélope en una carrera que
se organizó a instancias de Tindáreo.

Por inspiración de Atenea (disfrazada con la
figura del viejo Mentor), protectora de su padre, el joven
Telémaco decidió viajar en su busca, mientras los
pretendientes de su madre Penélope se daban
espléndidos banquetes a costa de los bienes del palacio,
donde vivía regaladamente.

CUESTIÓN 251.

Cícones y
Lotófagos

Durante su viaje, Odiseo tuvo que luchar contra los
Cícones, en Tracia, cuyo país procuró
conquistar por las armas. Sólo perdonó a uno de sus
habitantes, Marón, sacerdote de Apolo, junto con los
miembros de su familia. Marón le obsequió a cambio
un vino extraordinario, de proverbial dulzura y fuerza. En la
lucha perdió a varios hombres, y tuvo que hacerse a la
mar, rechazado en el combate. Después, fue sorprendido por
una violenta tempestad que lo arrojó hasta África,
al idílico país de los Lotófagos, donde fue
recibido hospitalariamente junto con su tripulación.
Odiseo envió algunos hombres a explorar, y los habitantes
les dieron el fruto del loto para que comieran; la virtud de este
fruto consistía en que el que lo probaba se olvidaba de su
patria y de sus amigos y se daba a su consumo despreocupadamente.
Así, los exploradores sucumbieron a este hechizo y no
quisieron marcharse del país del loto, por lo que Odiseo
tuvo que obligarles por la fuerza a embarcar.

CUESTIÓN 252.

Polifemo

Llegaron a la isla de Sicilia, donde habitaban los
cíclopes; la mayor parte de sus naves las dejó en
una isla situada a corta distancia, pero de su tripulación
escogió a doce hombres para explorar, llevando consigo
algunos odres del vino regalado por Marón. Entraron en la
desierta cueva de Polifemo, uno de los cíclopes, hijo de
Poseidón y de la ninfa Toosa, hija de Forcis (es distinto
a los cíclopes primigenios, Arges, Brontes y
Estéropes, que aparecieron en los primeros tiempos del
mundo). Allí encontraron abundantes provisiones: queso y
leche principalmente, que consumieron desmesuradamente. Odiseo,
precavido, no quiso probar nada y aguardó el regreso del
dueño de la caverna. Una vez que llegó Polifemo, se
apresuró a encerrarlos en la caverna, cerrando la entrada
con una enorme piedra, y procedió a matar y cocer a dos de
los hombres para cenar. Por la mañana se desayunó
de la misma manera, y Odiseo y los otros sobrevivientes meditaron
el modo de huir. Matar al gigante mientras se hallaba durmiendo
de nada les servía, porque no podían quitar la
piedra de su sitio; pero Odiseo preparó una estaca
afilada, y cuando Polifemo hubo cenado a base de otros dos de sus
hombres, le dio a beber del vino que habían
traído.

Después de haber bebido bastante, Polifemo se
embriagó alegremente, y le dijo a Odiseo que iba a tener
el privilegio de ser devorado en último lugar.
Siguió bebiendo y bromeando con Odiseo hasta que se
quedó bien dormido. Entonces Odiseo y sus hombres
calentaron la estaca y la hundieron en su único ojo,
dejándole ciego. El héroe le había dicho al
gigante que su nombre era Nadie (nadi); así, cuando, al
oír sus gritos, acudieron los otros cíclopes y le
preguntaron quién lo había herido, Polifemo
respondió: "Nadie". Entonces ellos se fueron, creyendo que
se había vuelto loco.

Por la mañana, Polifemo abrió la cueva y
dejó salir a sus ovejas y cabras; Odiseo y sus hombres
salieron junto con los animales, cada hombre atado entre dos
ovejas, y Odiseo agarrado al vientre de un enorme carnero, de tal
forma que cuando Polifemo, desde la salida de la caverna, palpaba
a los animales, no notó la fuga de ellos. Una vez que
estuvo a salvo en su nave, Odiseo le dijo gritando a Polifemo su
verdadero nombre, y se burló de él. Polifemo,
después de estar a punto de destruir la embarcación
con grandes peñascos, rogó a su padre
Poseidón que no permitiera a Odiseo llegar a su patria, o
si llegaba, que lo hiciera sólo, en mal estado,
después de muchos años y que allá le
aguardaran otras calamidades.

CUESTIÓN 253.

Eolo

Odiseo y su tripulación llegaron a la isla
flotante de Eolia. Aquí habitaba Eolo, dios de los vientos
e hijo de Poseidón, que vivía allí con sus
seis hijos casados con sus seis hijas. Zeus le había dado
a Eolo el poder de aplacar y provocar a los vientos, a los que
debía guardar en odres de piel; Poseidón nunca vio
con agrado que Eolo tuviera la facultad de crear tempestades en
sus dominios marinos. A su llegada, Eolo trató a Odiseo en
forma sumamente hospitalaria, y como presente de despedida le
dio, contenidos en un odre de cuero, todos los vientos menos el
que había de soplar directamente a su patria. Así
llegaron sanos y salvos hasta las proximidades de Ítaca,
pero Odiseo, que había estado todo el tiempo ante el
timón, se quedó dormido, y sus hombres creyendo que
el odre contenía un tesoro, lo abrieron; al liberarse los
vientos la nave fue llevada hasta la isla de Eolia. Allí
Eolo se negó a ayudarlos de nuevo.

CUESTIÓN 254.

Circe

Luego los viajeros llegaron al país de los
Lestrigones, gigantes antropófagos, que hundieron todas
las naves menos la de Odiseo, y apresaron y devoraron a los
hombres. Sin embargo, Odiseo y su propia tripulación se
las arreglaron para huir a la isla de Eea, donde moraba Circe,
hija de Helio y Perse, en el claro de un bosque frondoso y
allí trabajaba en un extraño telar. La mitad de los
hombres, habiendo salido para explorar el terreno, fueron
atraídos por la hechicera y transformados en cerdos con un
mágico brebaje que ella les dio. Sólo uno de ellos
escapó para contarlo, y se lo dijo a Odiseo y a los
demás, que se habían quedado en los barcos. Odiseo
fue al rescate de sus hombres, y por el camino se encontró
con Hermes, el cual le dio una hierba mágica (moly) que
era un poderoso remedio contra el hechizo. Provisto de esta
hierba, a Odiseo no le hicieron efecto los sortilegios de Circe,
y la amenazó con su espada de suerte que ella vióse
obligada a devolver la figura humana a su compañeros, y a
jurar que no volvería a hacerle ningún
daño.

Circe se enamoró de Odiseo y vivieron juntos por
espacio de un año, concibiendo tres hijos: Agrio, Latino y
Telégono. Pero al fin él le pidió que le
indicase el camino para volver a su hogar. Lleno de horror, supo
Odiseo que tenía que ir al mundo de los muertos, para que
el espíritu del adivino tebano Tiresias le indicase la
ruta que había de seguir. Con las instrucciones de Circe,
Odiseo viajó hasta el borde del océano y pudo
llegar sano y salvo a la mansión de Hades; en ella
encontró a Tiresias y a otros espíritus amigos,
como sus amigos Agamenón y Aquiles, e incluso a su propia
madre Anticlea, que había fallecido durante su ausencia y
por ella se enteró de la situación actual en su
hogar. Su esposa Penélope estaba siendo asediada por
pretendientes llegados de las tierras vecinas, todos ellos
ansiosos de desposarla y usurpar el reino que se suponía
vacante, ya que Telémaco era todavía un
niño.

CUESTIÓN 255.

Las
Sirenas

Después de haber regresado del mundo
subterráneo y llegado a la isla de Circe, Odiseo
emprendió el viaje sabiendo los peligros que le
aguardaban, los cuales le había advertido la hechicera.
Pasaron delante de la isla de las sirenas, ninfas del mar, con
cuerpo de ave y cabeza de mujer, hijas de Forcis; tenían
una voz de tal dulzura que hechizaban a los marinos,
invitándoles a desembarcar en su isla; los que intentaban
hacerlo, se estrellaban contra las rocas y se ahogaban. Odiseo
tapó los oídos de sus hombres con cera, y él
mismo se hizo atar al mástil, dando rigurosas
órdenes para que lo amarren más fuerte si intentaba
desatarse; de este modo oyó el seductor canto de las
sirenas, que le llenó del vivo deseo de ir a reunirse con
ellas, pero al propio tiempo, ni él ni ninguno de sus
hombres sufrieron daño alguno. Las sirenas se ahogaron a
sí mismas a causa de la humillación que para ellas
representó el que Odiseo se les escapara; Leucosia y Ligia
fueron a parar muertas a la costa, pero su hermana,
Parténope, llegó hasta el lugar donde
posteriormente estaría la ciudad de Nápoles. La
tradición posterior europea en la literatura cambió
la forma de las sirenas por la de un híbrido entre pez y
mujer, más amable y atractivo, la ondina, que nada tiene
que ver con la peligrosa sirena.

CUESTIÓN 256.

Helio

Odiseo prosiguió el viaje con los suyos y le
tocó pasar por entre Escila y Caribdis; puso proa hacia el
primero de estos lugares, y de este modo pudo escapar, con la
pérdida de seis hombres, que el monstruo arrebató
de la nave. De este modo evitó el riesgo peor de las
planctas, enormes rocas que chocaban entre sí.
Después de pasar por delante de Caribdis, Odiseo y su
tripulación llegaron a Trinacria, la isla de Helio, el
Sol, vagamente situada en algún lugar del Oeste. Helio era
el dueño de ciertos rebaños de bueyes, siete en
total, y de otros tantos rebaños de ovejas, de cincuenta
cabezas cada uno. Tras un largo confinamiento en la isla debido
al mal tiempo, los hombres de Odiseo, impulsados por el hambre,
mataron y comieron algunas de las reses sagradas. Como resultado
de su impiedad, cuando partieron, Zeus hundió la
embarcación con un rayo y todos perecieron ahogados, con
excepción de Odiseo, que no había tomado parte en
la matanza.

CUESTIÓN 257.

Calipso

Odiseo, tras escapar a duras penas a la muerte,
llegó flotando en una tabla hasta la isla de Ogigia, en el
mar Jónico. Aquí moraba Calipso, hija de Atlas y
Pléyone, que le retuvo por espacio de siete años;
aunque le prometió inmortalidad y eterna juventud si se
quedaba con ella, no pudo hacerle desistir a Odiseo de su deseo
de volver a su hogar. Finalmente, por mandato de Zeus
traído por el mensajero Hermes, ella le dejó partir
y le procuró los materiales y las herramientas con que
construir una gran embarcación. Calipso murió de
tristeza después de su partida.

CUESTIÓN 258.

Nausica

Tras dejar Ogigia, Odiseo navegó hasta divisar
Esqueria, el país de los feacios. Aquí
Poseidón, al regresar de un banquete celebrado entre los
etíopes, vio la nave de Odiseo, y tuvo la intención
de ahogarlo en el mar. Zeus y Atenea intervinieron para favorecer
al héroe, no obstante, Poseidón lo hizo naufragar
de nuevo promoviendo una violenta tempestad. Ino Leucótea
se compadeció de Odiseo y le prestó su toca, la
cual le salvó de morir ahogado. Al cabo de dos días
y dos noches, pudo llegar a tierra desnudo, y corrió a
esconderse en una maleza, donde se durmió, agotado. Por la
mañana, Nausica, hija de Alcínoo, rey de los
feacios, bajó a la orilla del mar junto con un grupo de
muchachas para lavar la ropa de la casa. Odiseo, cubriendo su
desnudez con arbustos, la llamó y ella le
proporcionó ropajes y le llevó al palacio de su
padre, donde fue amablemente recibido. Durante la fiesta
celebrada en honor, Odiseo reveló su identidad y
contó a sus anfitriones las peripecias por las que ha
tenido que pasar durante la guerra de Troya y las desventuras que
le han impedido volver a Ítaca. Conmovidos, los reyes le
ofrecieron recibir ricos presentes, y lo enviaron a su hogar en
una de las naves mágicas de los feacios, que podía
ir a cualquier punto en pocas horas. Poseidón tuvo que
contentarse con transformar en piedra esta nave a su regreso,
dando a entender con ello que quería poner fin a su
persecución contra Odiseo.

CUESTIÓN 259.

Telémaco

Una vez llegado a Ítaca, Odiseo encontró a
Atenea, quien había adoptado la figura de Mentor, su viejo
amigo y consejero, e instructor de su hijo Telémaco; la
diosa le dio la apariencia de un anciano mendigo. De esta forma
pronto dióse a conocer a sus dos sirvientes, Eumeo el
porquero y Filecio el vaquero, que todavía le eran fieles,
y por medio de ellos se encontró con su hijo
Telémaco. El joven, observando con desagrado cómo
los pretendientes a la mano de su madre llevaban una vida
desenfrenada en la propiedad de su padre, e incapaz de soportar
más tiempo estas burlas, partió hacia Pilos para
conocer, por boca de Néstor, el destino de Odiseo. Aunque
el anciano no pudo ayudarlo, envió a Telémaco ante
Menelao, por quien el muchacho supo que Calipso mantenía a
su padre prisionero. Aun inseguro sobre si su padre estaba vivo o
muerto, Telémaco volvió a Ítaca en el
momento justo para reencontrarse con su padre.

CUESTIÓN 260.

Euriclea

Oculto por su disfraz, Odiseo se introdujo en su propio
palacio donde nadie lo reconoce, excepto su viejo perro Argos,
que murió inmediatamente. Tuvo una entrevista con la
propia Penélope, quien tampoco le reconoció porque
estaba muy afligida, pero solicitó a su anciana sirvienta
Euriclea que atendiera a aquel vagabundo. Ella procedió a
lavarle los pies y en el acto lo reconoció, pues Odiseo en
su infancia fue herido por un jabalí en una
cacería; de ello le quedó una cicatriz que Euriclea
identificó inmediatamente.

CUESTIÓN 261.

Penélope

Durante algún tiempo Penélope pudo
mantener a raya a sus numerosos pretendientes, diciéndoles
que antes de volver a casarse, debía terminar una gran
mortaja que estaba tejiendo para cuando muriese Laertes, el padre
de Odiseo. Cada noche deshacía la labor que había
realizado durante el día, hasta que fue traicionada por
una de sus doncellas y vióse obligada a terminar la
mortaja. El supuesto mendigo ganó la confianza de
Penélope describiendo con exactitud cómo era
Odiseo, y aprobó el plan que ella había preparado y
que consistía en decirles a los pretendientes que estaba
dispuesta a casarse con cualquiera de ellos que fuese capaz de
tender el arco de su esposo y realizar un tiro de flecha a
través de doce hachas entrecruzadas.

Al día siguiente tuvo efecto la prueba en medio
de un gran banquete. Odiseo, todavía en ropas de mendigo,
estuvo presente soportando las burlas de los nobles. Cuando todos
hubieron fracasado, Odiseo, pidió, como una broma, que le
dejasen probar a él también. Pese a las protestas,
Penélope le permitió participar y tras esto
abandonó la sala; él tuvo éxito realizando
la hazaña prescrita, e inmediatamente dio muerte a
Antínoo, jefe de los pretendientes. Produjóse a
continuación una furiosa lucha en la que Odiseo (despojado
ya de sus harapos), sus dos fieles esclavos y Telémaco
consiguieron dar muerte a todos sus adversarios; las sirvientas
del palacio que se habían mostrado complacientes con ellos
fueron colgadas.

Después Odiseo se reunió con su amada y
fiel Penélope; Atenea retrasó el amanecer para
prolongar su reunión, y él le contó sus
aventuras. Al otro día se da a conocer a su anciano padre.
Finalmente Atenea intervino una vez más a favor de Odiseo
contra los parientes de los pretendientes que querían
venganza. La paz vuelve a establecerse en el reino. Una
versión minoritaria afirma que Penélope
cedió un pretendiente, y Odiseo se divorció de ella
al enterarse de lo acaecido. Penélope volvió a
Esparta, pero de camino Hermes la sedujo y engendró de
ella a Pan

CUESTIÓN 262.

Telégono

Un tiempo después, Odiseo aplacó a
Poseidón yendo tierra adentro hasta que encontró a
un hombre que confundió el remo con un aventador, y
fundó allí un santuario en honor del dios. De
regreso a casa, y pese a la inmortalidad que le ofreció
Calipso, fue advertido por un oráculo que iba a morir a
manos de su hijo. Odiseo entonces desterró a
Telémaco a una isla cercana.

Entretanto Circe envió a Telégono en busca
de su padre Odiseo. A su llegada a Ítaca, Telégono
empezó a saquear la isla, creyendo que era Córcira.
Telémaco regresó de su destierro para defender la
ciudad, y se aclaró el malentendido. Entonces
Telégono se dispuso a buscar a su padre para disculparse y
reunirse con él, pero los guardias no se lo permitieron.
Produjóse entonces una escaramuza y Telégono,
mató accidentalmente a Odiseo, con el aguijón de
una raya. Al enterarse que se trataba de su padre, llevó
su cuerpo de vuelta a Eea, así como a Penélope y a
su hermano Telémaco. Circe los volvió inmortales y
se casó con Telémaco (aunque después la
abandonó para unirse con la hija de Circe,
Casífone), mientras Telégono desposó a
Penélope, con quien fue padre de Ítalo, un
antepasado de los pueblos itálicos.

Autor:

AllanAAA