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Mitología Griega 4: Los hijos de Helén




Enviado por Allan AAA



  1. Helén
  2. Ío
  3. Dánao y
    Egipto
  4. Sísifo
  5. Salmoneo
  6. Alcíone y
    Ceix
  7. Endimión
  8. Marpesa
  9. Meleagro
  10. Atalanta
  11. El jabalí
    de Calidón
  12. Atalanta e
    Hipómenes
  13. Faetón
  14. Preto y
    Acrisio
  15. Perseo
  16. Las
    Grayas
  17. Las
    Gorgonas
  18. Medusa
  19. Atlas
  20. Andrómeda
  21. Polidectes
  22. Perseo y
    Acrisio
  23. Epílogo de
    Perseo
  24. Belerofonte
  25. Belerofonte y
    Pegaso
  26. Epílogo de
    Belerofonte

CUESTIÓN 76.

Helén

Cuando Deucalión, hijo de Prometeo, fue avisado
por su padre para que construyese un arca en la que sobrevivieran
él y su mujer Pirra del diluvio enviado por Zeus, ellos
quedaron sobre el monte Parnaso una vez retirada las aguas. A
continuación repoblaron el mundo arrojando piedras, las
cuales se convirtieron en hombres y mujeres. Prometeo
acudió entonces para dar vida a esta nueva humanidad,
utilizando para ello una antorcha de fuego celestial.

El mayor de estos nuevos hombres fue Helén, el
antepasado de los helenos o griegos; éste tuvo a su vez
tres hijos: Doro, Juto y Eolo, los antepasados de los griegos
dóricos, jónicos y eólicos. Este Eolo, hijo
de Hélén, no el mismo Eolo, dios de los vientos; se
casó con Enáreta y tuvieron dos hijos:
Sísifo y Salmoneo; y dos hijas: Alcíone y
Cálice.

CUESTIÓN 77.

Ío

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Ínaco, rey de Argos, tenía una hermosa
hija llamada Ío, sacerdotisa de Hera, que fue amada por
Zeus. Estos amores provocaron los celos de Hera, y Zeus
convirtió a Ío en una novilla para que su mujer no
pudiera reconocerla. Sin embargo, la diosa sospechaba del animal
y pidió la novilla como obsequio, y Zeus no se la
podía negar sin traicionarse a sí mismo. Entonces
Hera envió a Argo Panoptes, un monstruo que tenía
cien ojos por todo el cuerpo, para que la vigilase. Él
ató a Ío a un olivo y montó guardia
día y noche; como nunca dormía con todos sus ojos
cerrados, a Ío le resultaba imposible escapar. Pero Zeus
envió a Hermes para que la rescatara. Éste se las
ingenió haciendo que el monstruo se durmiera con todos sus
ojos cerrados contándole una retahíla de aburridas
historias, y entonces lo mató; una vez muerto, Hera puso
los ojos de Argo en la cola del pavo real; luego envió un
tábano que enloqueció a Ío con sus picaduras
y la obligó a emprender viajes erráticos por toda
la tierra, hasta que al fin llegó nadando hasta Egipto.
Aquí recuperó su forma física original,
recobró la razón y dio a luz a su hijo Épafo
(epaphos, o "el del tacto", ya que Zeus dejó embarazada a
Ío tocándola solamente con la mano). Hera hizo que
los curetes robasen a Épafo, por lo cual Zeus los
mató e Ío emigró a través de Siria en
busca de su hijo, al que finalmente encontró en Biblos.
Aquí, Ío se unió con Zeus y de él
tuvo una hija, Ceróesa ("La cornuda", por ser nacida en el
Cuerno de Oro), madre del fundador de Bizancio,
Bizante.

CUESTIÓN 78.

Dánao y
Egipto

Épafo fue padre de Libia (o sea, áfrica
septentrional) y ésta fue madre de Belo, que, por medio de
Anquíone, tuvo dos hijos: Dánao y Egipto. De estos
dos, el segundo tuvo cincuenta hijos y el primero cincuenta
hijas. Al pelearse los hermanos, Dánao, que era el
más débil, viose obligado a abandonar el
país y refugiarse en Argos, huyendo de sus sobrinos, los
cuales le persiguieron, deseosos de casarse con sus primas,
colectivamente denominadas danaídes. Solamente
había el obstáculo del odio de Dánao, pero
los cincuenta jóvenes asediaron la ciudad hasta que lo
obligaron a acceder a su demanda. La múltiple boda fue
patrocinada por la misma Hera, en persona. No obstante,
Dánao dio a cada una de sus hijas un cuchillo y las
instruyó para que matasen a sus respectivos maridos en la
noche de bodas. Todas obedecieron las instrucciones de su padre,
excepto una de ellas, Hipermestra o Hipermnestra; su esposo
Linceo pudo salvarse por ser comprensivo y respetarla durante esa
noche, con lo que se ganó el corazón de la joven.
Al día siguiente escaparon de Argos mientras Dánao
presentaba a sus restantes hijas sobre una tarima y las
ofrecía como premios en una carrera pedestre, logrando
así encontrar para ellas nuevos maridos. Una vez casadas
las doncellas, Dánao, enfurecido, persiguió a su
hija Hipermestra, hasta atraparla y encarcelarla, pero fue
salvada por Linceo, con la intervención de Afrodita.
Así, los esposos pudieron reunirse y tuvieron una hija,
Amimone, y dos hijos gemelos, Preto y Acrisio.

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Hera quedó enormemente ofendida por el
derramamiento de sangre ocurrido en la noche de bodas que ella
misma presidió y por la burla que se había hecho de
la institución del matrimonio. Enojada, envió a
Tánato para que esparza la muerte sobre las
Danaídes, las cuales pagaron en el Hades por el crimen
contra sus maridos. Fueron obligadas eternamente a llenar con
agua una gran tinaja; pero ésta no tenía fondo,
además de que sus cántaros estaban rotos, de suerte
que todos sus esfuerzos resultaban vanos, porque el agua vuelve a
salir a medida que ellas la hacen entrar.

CUESTIÓN 79.

Sísifo

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Sísifo fue rey de Corinto y se hizo famoso por su
inteligencia. En una ocasión tuvo una disputa de ingenio
con Autólico, hijo de Hermes y padre de Anticlea (la madre
de Odiseo). Hermes le había dado a Autólico la
astucia y la capacidad de engañar, además del poder
de evitar ser atrapado cada vez que robaba algo, convirtiendo en
blanco un animal negro, o cambiando las formas de los objetos
robados. Pero Sísifo, advirtiendo que sus rebaños
disminuían y los de Autólico aumentaban,
marcó sus reses en el lado inferior de sus pezuñas,
y de este modo le fue posible seguir su pista.

Otra ocasión, Sísifo observó
cómo Zeus se llevaba a la ninfa Egina y le contó a
su padre lo que había visto. Enfurecido con Sísifo,
por haber revelado su aventura amorosa, Zeus envió a
Tánato, la Muerte, para que se apoderase de él. Sin
embargo, Sísifo logró engañar a
Tánato y atarlo; puesto en libertad por Ares,
Tánato intentó de nuevo la empresa, con mayor
éxito, pero Sísifo vivió el tiempo
suficiente para instruir a su esposa Mérope para que
arrojase su cuerpo insepulto. Hades, al enterarse de tal
impiedad, le permitió regresar a la tierra hasta que
hubiera castigado a Mérope. Una vez vivo de nuevo,
procuró no hacer tal cosa y con ello la muerte no
sobrevino sobre él. Así vivió varios
años, hasta que Hermes lo llevó por la fuerza
nuevamente al reino de Hades. Entonces Sísifo fue
condenado en el Tártaro a llevar eternamente una gran
piedra a lo alto de una colina; cada vez que llegaba a la cima
con la piedra, ésta se le escabullía de las manos y
volvía a rodar pendiente abajo, y, por tanto, su esfuerzo
debía recomenzar.

CUESTIÓN 80.

Salmoneo

El hermano de Sísifo, Salmoneo, también
fue condenado a sufrir grandes suplicios en el reino de Hades.
Después de conquistar Élide, Salmoneo exigió
a sus súbditos que le rindieran honores divinos. Asumiendo
la figura de Zeus y presentándose como rival de este dios,
conducía un carro de bronce, que producía un gran
ruido para imitar el del trueno, y arrojaba maderos encendidos
para imitar los rayos. En medio de tan impía
ocupación, fue alcanzado por un rayo de verdad y destruido
junto con todo su pueblo.

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CUESTIÓN 81.

Alcíone y
Ceix

Alcíone se casó con Ceix, hijo de la
Estrella Matutina. Pero ambos incurrieron en la impiedad, pues
acostumbraban llamarse el uno al otro con los nombres de Zeus y
Hera; y decían ser tan felices como ellos. Esto
ofendió a los dioses, y Zeus, aprovechando que Ceix se
hallaba constantemente ausente de su casa, en uno de sus viajes,
destruyó el barco en donde él navegaba y lo
ahogó en el mar. El fantasma de su esposo se
apareció en sueños a Alcíone para contarle
que había muerto; temiendo lo peor, Alcíone
corrió al otro día hacia la playa donde
encontró el cadáver de Ceix y lo lloró en
forma tan lastimera que atrajo la atención de los dioses.
Ambos, fueron transformados en aves, ella en un martín
pescador (alkyón), y él en somormujo (keyx), pues
al final los dioses se compadecieron de su suerte.

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CUESTIÓN 82.

Endimión

Cálice y su esposo Etlio tuvieron un hijo,
Endimión, el más hermoso de los hombres, que
abandonó su trono como rey de Élide, porque amaba
el bosque, y prefirió llevar su vida siendo un pastor y
cazador en el monte Lamos, en Caria. La belleza excepcional de
Endimión enamoró a Selene, la Luna, y ésta
lo visitaba cada noche cuando él yacía dormido en
una cueva en Latmos. Así ella concibió de él
cincuenta hijas, pero lo mantuvo siempre dormido con el fin de
retenerlo para sí misma. Posteriormente, Selene se
cansó de Endimión, y lo liberó de su
sueño eterno. Él entonces acudió a Zeus, y
éste le ofreció lo que deseara, y Endimión
eligió un sueño sempiterno, en el que él
permaneciera joven para siempre. Antes de Zeus concederle esta
gracia, Endimión se enamoró de Hera, y se
atrevió a intentar seducirla. Enojado, Zeus castigó
a Endimión con el sueño perpetuo, pero, ya que se
lo había prometido antes, Endimión siguió
conservando su belleza, y en ese estado Selene volvió a
estar junto a él.

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CUESTIÓN 83.

Marpesa

Endimión tuvo, por medio de Selene, un hijo,
Etolo, el cual a su vez tuvo una hija, Etolia, que fue amada por
Eveno, hijo de Ares. Etolia y Eveno tuvieron una hija llamada
Marpesa. Ésta fue raptada por Idas, el hombre más
poderoso de aquel entonces. No obstante, Eveno persiguió
encarnizadamente a Idas hasta que llegó al río
Licormas; allí no pudo alcanzarlo, pues el río
había crecido por las lluvias. Desesperado, dio muerte a
sus caballos y se arrojó al torrente, donde se
ahogó; el río se llamó entonces Eveno, en
memoria de él. Idas fue con su amada hasta Mesene, y
Apolo, que todo ese tiempo había pretendido la mano de
Marpesa, ahora fue él quien la raptó. Ahora Idas
dobló su arco contra Apolo; el dios y el mortal lucharon
por la novia, pero Zeus intervino e incitó a la joven a
que eligiese entre los dos pretendientes. Marpesa prefirió
a Idas, porque siendo Apolo inmortal, quizá la
abandonaría cuando ella envejeciese.

CUESTIÓN 84.

Meleagro

El hijo de Idas y Marpesa fue Eneo, rey de
Calidón, quien se casó con Altea, hija de Testio, y
tuvieron un hijo llamado Meleagro. El día de su
nacimiento, las Moiras se aparecieron en la habitación del
parto y declararon que Meleagro viviría hasta que el
madero que entonces estaba en el fuego quedase reducido a
cenizas. Altea lo retiró rápidamente y lo
guardó con extraordinario celo. Pasados muchos
años, cierta ocasión Eneo se olvidó de
ofrecer un sacrificio a Artemisa; esto suscitó la
cólera de la diosa, y envió un gran jabalí
para que devastase la región de Calidón. Entonces
Meleagro hizo un llamamiento a todos los héroes de Grecia
para dar cacería al animal, ofreciendo la piel como trofeo
y símbolo de gloria; de todos los que acudieron,
reunió un grupo de héroes escogidos. Cuando se
aprestaban para salir en la expedición, se presentó
la virgen cazadora Atalanta, hija de Yaso y Clímene, y
muchos de los hombres, sobre todo los tíos maternos de
Meleagro, los hijos de Testio, protestaron porque una mujer
estaba participando en la montería. Pero Meleagro se
enamoró de Atalanta y la dejó entrar en la
caza.

CUESTIÓN 85.

Atalanta

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Atalanta era hija de Yaso, hijo de Licurgo de Tegea,
Arcadia, y Clímene, hija de Minia de Orcómeno.
Disgustado porque era una niña, y no un varón, Yaso
la abandonó en la falda de una montaña poco
después de su nacimiento para que muriese a merced de las
fieras. Pero fue rescatada y amamantada por una osa, a la cual le
habían robado sus oseznos, y después criada por
pastores. Durante la etapa de su crecimiento, aprendió de
la propia Artemisa a ser una diestra cazadora, y muy valiente. La
hazaña por la que se hizo especialmente famosa fue su
participación en la cacería del jabalí en
Calidón.

CUESTIÓN 86.

El jabalí
de Calidón

Después de muchas peripecias y de perder la vida
algunos de los hombres, consiguieron dar muerte al jabalí,
gracias a la habilidad de Atalanta. Ella fue la primera en herir
al animal con una flecha y debilitarlo, y gracias a ello,
Meleagro y sus compañeros pudieron matarlo. Por tanto, el
honor de la "primera lanza" no era para ninguno de los hombres,
sino para Atalanta, a la cual Meleagro insistió en darle
la cabeza y la piel del jabalí. Pero los tíos de
Meleagro se opusieron y trataron de arrebatarle aquel trofeo de
cacería a Atalanta; entonces Meleagro los mató.
Entonces Altea, dolida por la muerte de sus hermanos, se
vengó de su hijo sacando el leño fatal, que
arrojó al fuego para que Meleagro muriera; luego ella se
suicidó. En su funeral, las mujeres que lloraban por
él fueron convertidas en las aves denominadas
pintadas.

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CUESTIÓN 87.

Atalanta e
Hipómenes

Algún tiempo después, Yaso se
enteró de las hazañas de su hija Atalanta y
decidió finalmente aceptarla a su lado, y darle una dote
para que se casara. Pero Atalanta rehusó hacerlo con un
hombre que no compitiera con ella en una carrera a pie;
sólo se casaría con quien pudiera vencerla, pero si
el retador perdía, debía morir. Como nadie era
más veloz que Atalanta, muchos pretendientes murieron en
el intento porque ella, que corría con todas sus armas,
siempre les daba alcance y les cortaba la cabeza. Finalmente,
Afrodita decidió intervenir, ayudando a un pretendiente,
Hipómenes, hijo de Megareo y Mérope. Siguiendo el
consejo de la diosa, llevó consigo tres manzanas de las
Hespérides, que Afrodita le había dado previamente,
y, durante la carrera, las arrojó a uno y otro lado del
camino de Atalanta a intervalos prudentes. Debido a que Atalanta
se detuvo a recogerlas, Hi´pómenes ganó la
carrera y se casó con ella.

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Inicialmente, Atalanta no quiso ceder a sus
requerimientos amorosos, por lo cual Hipómenes se
unió a las cacerías de ella, hasta qué, con
la intervención de Afrodita, el corazón de Atalanta
se ablandó y consumaron el matrimonio. Juntos fueron muy
felices, y tuvieron un hijo, Partenopeneo, que participó
en la expedición de los Siete contra Tebas. Sin embargo,
como no le agradecieron a la diosa que los había unido,
recibieron un castigo; Afrodita los extravió en un bosque
llevándolos hasta el templo de la irascible diosa Cibeles,
y allí les infundió el deseo apasionado de unirse;
así lo hicieron, y al ver Cibeles que los jóvenes
estaban mancillando su lugar sagrado, los convirtió en
leones y los unció a su carro.

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CUESTIÓN 88.

Faetón

Cuando Atalanta fue abandonada en su infancia por Yaso,
Clímene se separó de él y se casó con
Helio, el Sol, al cual dio un hijo, Faetón. Cuando el
niño fue creciendo, sus amigos lo vituperaron a causa de
no tener padre, y entonces pidió a su madre que le
informara acerca de este hecho. Ella le aseguró que era
hijo nada más ni nada menos que del Sol, y Faetón
salió entonces en busca de su padre. Después de
mucho caminar, llegó al Extremo Oriente, donde se
encontraba el palacio del Sol. Aquí fue recibido y
reconocido por Helio, quien le invitó a escoger un don.
Faetón le pidió que le permitiese conducir por un
solo día el carro del sol. En vano protestó Helio,
y su hijo al día siguiente montó en el carro y
trató de conducir los caballos inmortales. Pero no estaba
a la altura de semejante tarea; perdió el control de los
caballos, que se desbocaron y pasaron muy cerca de la tierra por
su zona meridional; tras formar los desiertos y las diferentes
latitudes climáticas, toda la tierra estuvo a punto de ser
calcinada por un gran incendio. Finalmente, Zeus, oyendo el ruego
de Gea, lanzó un rayo contra Faetón y lo
mató, y Helio volvió a encargarse de la
conducción del carro. Faetón fue a parar al
río Erídano (el actual Po), y sus hermanas le
lloraron hasta quedar convertidas en los árboles que
todavía hoy destilan la gomorresina que se conoce como
ámbar.

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CUESTIÓN 89.

Preto y
Acrisio

Preto y Acrisio, los hijos gemelos de Linceo e
Hipermestra, peleaban constantemente debido al amor incestuoso
que ambos sentían por su hermana Amimone, pero ésta
prefirió suicidarse antes que relacionarse con uno de sus
hermanos. A la muerte de sus padres, Acrisio tomó para
sí el trono de Argos y desterró a su hermano Preto,
el cual se refugió en Tirinto, y desde allí,
recurrió a su suegro Yóbates, rey de Licia.
Éste acudió con un ejército y
consiguió para su yerno el trono de Tirinto y
después le ayudó a desterrar a Acrisio. Pero
finalmente, los hermanos terminaron reconciliándose y
Acrisio volvió a ocupar el reinado de Argos.

CUESTIÓN 90.

Perseo

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Acrisio tenía una hermosa hija, Dánae, de
la cual se profetizó que daría a luz a un hijo que
le daría muerte a su abuelo. Por lo tanto, Acrisio la
encerró en una torre, en cuyo interior había una
cámara de bronce, para que nadie pudiera acercarse a ella.
Pero Zeus se enamoró de Dánae y la visitó en
forma de una fina lluvia de oro que pudo entrar por las
hendiduras del escondrijo diseñado por Acrisio. A su
debido tiempo Dánae tuvo de Zeus un hijo, Perseo. Al
principio, el nacimiento fue ocultado por la madre, pero pronto
se descubrió. Acrisio no esperó que el niño
creciera y encerró a Perseo y a su madre en una gran caja
de madera y la arrojó al mar; las olas llevaron la caja a
la isla de Serifo, donde un pescador llamado Dictis, los
halló y les dio cobijo y alimento, y después los
llevó ante Polidectes, el rey de la isla que
descendía del dios de los vientos, Eolo.

Perseo fue creciendo y llegó a la edad varonil,
destacando por su valentía y destreza; entretanto
Polidectes se había enamorado de Dánae, la cual no
correspondía a su afecto. Temiendo que Perseo pudiera
interferir en sus planes, Polidectes, ofreció un banquete
a los nobles de Sérifos y preguntó qué
regalo le podrían ofrecer los comensales. Mientras que
todos respondieron a una "un raudo corcel", Perseo dijo
imprudentemente que la cabeza de la gorgona Medusa era una mejor
ofrenda. Así, al día siguiente, todos los
demás le habían regalado un caballo al rey, menos
Perseo, por lo que Polidectes lo instó a marchar en busca
de la cabeza de Medusa, diciendo que de no hacerlo tomaría
por la fuerza a su madre Dánae como esposa. Esperaba que
de este modo pudiera librarse del joven de una vez para siempre,
pues la mirada de Medusa convertía a los hombres en
piedra.

CUESTIÓN 91.

Las
Grayas

Aconsejado por Atenea y Hermes, Perseo emprendió
su camino hacia lo más lejano del océano occidental
para ir en busca de las Greas o Grayas, hijas de Forcis y Ceto
(que descendían de Ponto y Gea). Eran tres viejas llamadas
Pefredo, Enio y Dino, que nacieron con canas en sus cabellos,
ciegas y desdentadas; compartían alternativamente entre
ellas un único ojo y un diente. Perseo se apoderó
del ojo y del diente y se negó a devolverlo mientras no le
diesen instrucciones para alcanzar a las ninfas del norte. De
estas ninfas obtuvo las sandalias aladas de la rapidez, un
zurrón mágico que guardaba todo lo que se pusiese
en él y un gorro que lo volvía invisible. Una vez
tenido estos objetos mágicos en su poder, Perseo
devolvió el diente a las Grayas, pero arrojó el ojo
al lago Tritonis y de este modo dejó sin protección
a sus hermanas, las Gorgonas, cuyas centinelas eran las
Grayas.

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CUESTIÓN 92.

Las
Gorgonas

Equipado con una espada fabricada por Hermes, la cual no
podía doblarse ni romperse nunca, y un escudo que le dio
Atenea, Perseo llegó a la caverna donde moraban las
Gorgonas. Éstas eran criaturas terroríficas,
parecidas a dragones, cubiertas de escamas doradas y con
serpientes en lugar de cabellos. Tenían alas fuertes,
rostros redondos y horribles, dientes como colmillos; el
trío lo conformaban Esteno ("la Poderosa"), Euríale
("la Asaltadora") y Medusa ("Reina"), siendo ésta
última la única mortal de las hermanas. Cuando
Perseo llegó donde las Gorgonas, las encontró
durmiendo sobre restos humanos y piedras que anteriormente fueron
hombres. Volando con las sandalias mágicas hasta colocarse
junto a Medusa, pero con la espalda vuelta hacia ella,
miró la imagen de ella reflejada en el escudo de Atenea, y
de este modo pudo guiarse para cortarle la cabeza. Con
ésta dentro del zurrón, Perseo huyó de la
furia de sus hermanas, que sólo podían seguirlo
guiándose por el sonido, ya que el gorro lo hacía
invisible y volvió volando con las sandalias a
casa.

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CUESTIÓN 93.

Medusa

En un principio, Medusa era muy hermosa y tenía
una magnífica cabellera; estaba siendo cortejada por un
dios, Poseidón, y esto hizo despertar en ella un
carácter muy vanidoso. La belleza de Atenea
despertó los celos de Medusa, y ésta accedió
a unirse con Poseidón en el templo de Atenea, sólo
para irritar a la diosa. No contenta con ello, un día,
tuvo la audacia de haber puesto su propia belleza delante de la
de Atenea. Entonces la diosa, irritada, cambió sus
cabellos en serpientes y dio a sus ojos un fulgor que
tenía el poder de convertir en piedra cuanto mirasen.
Cuando murió a manos de Perseo, iba a tener un hijo de
Poseidón; del cuerpo decapitado de Medusa salió el
caballo alado Pegaso, símbolo de la inspiración
poética. Atenea, más tarde habría de fijar
la cabeza decapitada de Medusa a su escudo para terror de sus
enemigos. Poco después de su nacimiento, Pegaso
golpeó con una coz el suelo del monte Helicón y en
el acto comenzó a fluir un manantial, después
consagrado a las Musas y que era la fuente de la
inspiración poética.

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CUESTIÓN 94.

Atlas

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Victorioso, Perseo emprendió el regreso a
Sérifos volando hasta legar a los límites
occidentales de la tierra, a los dominios del gigantesco Atlas,
que era rico y poseía abundantes rebaños y unos
hermosos jardines con árboles que producían frutos
de oro. Una antigua profecía le había anunciado que
un día llegaría un hijo de Zeus y le robaría
sus manzanas doradas. Así, cuando se presentó ante
él Perseo para pedir su hospitalidad y dijo ser hijo de
Zeus, Atlas no quiso hospedarle. Perseo le dijo astutamente que
se marcharía, pero que antes deseaba ofrecerle un regalo.
Dándose la vuelta, sostuvo ante Atlas la cabeza de Medusa.
Atlas quedó petrificado y se transformó en una
enorme mole de piedra que se convirtió en el punto de
apoyo de la bóveda celeste.

CUESTIÓN 95.

Andrómeda

Siguiendo su viaje de regreso, al pasar la costa de
Jope, Etiopía, Perseo vio a una virgen de extraordinaria
belleza que estaba encadenada a una roca; era Andrómeda,
hija del rey Cefeo, cuya esposa, Casiopea, había ofendido
a las Nereidas, al decir que era más hermosa que ellas.
Las ninfas del mar apelaron a Poseidón, el cual, como
castigo, envió un horrible monstruo marino venido de las
profundidades del océano que se dedicó a devastar
la región. Los etíopes pudieron saber, a
través de un oráculo, que serían liberados
del monstruo si ofrecían como víctima de sacrificio
a la hija de la reina ofensora. Así, pues,
Andrómeda fue encadenada a una roca a orillas del mar,
pero Perseo, que en ese justo momento pasó volando por
allí, se enamoró de ella nada más verla, y
ofrecióse inmediatamente ante Cefeo y Casiopea a dar
muerte al monstruo, si a cambio le fuera concedida la mano de
Andrómeda. Los padres consintieron, y Perseo atacó
al monstruo con sus armas mágicas; primero saltó
con sus sandalias aladas sobre el lomo de la bestia y le
clavó su espada una y otra vez, y luego le dio muerte
convirtiéndolo en piedra al mostrarle la cabeza de
Medusa.

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Cuando Cefeo y Casiopea se disponían a cumplir su
promesa, el tío de Andrómeda, Fineo, que a la
sazón estaba prometido a ella, se presentó para
reclamar de forma violenta a la princesa, tratando de herir a
Perseo con una lanza. Esto provocó una lucha entre los
partidarios de Fineo y los de Perseo que acabó cuando
éste sacó la cabeza de Medusa y petrificó al
pretendiente de Andrómeda. Durante la lucha Casiopea
murió de una herida de flecha y fue elevada al firmamento
en forma de constelación; pero las ninfas no perdonaron
nunca la ofensa, y por esta razón Casiopea está
situada cerca del polo, a causa de lo cual cada noche se
encuentra colgada cabeza abajo sobre el mar, como castigo a su
orgullo. Perseo decidió vivir en Jope durante un
año con su esposa su suegro, y finalmente decidió
partir a su hogar.

CUESTIÓN 96.

Polidectes

Perseo se hizo de nuevo a la mar navegando con
Andrómeda hacia Sérifos. Allí, durante su
ausencia, Polidectes había intentado forzar a su madre
Dánae a ceder a sus requerimientos amorosos, así
que ésta se había refugiado en lugar sagrado, junto
a un altar inviolable. Inmediatamente Perseo salvó a su
madre, usando la cabeza de Medusa para convertir a Polidectes y a
sus acólitos en piedra. Fue entonces cuando
devolvió a los dioses las armas mágicas, gracias a
las que ganó fama y gloria, y dio a Atenea la cabeza
decapitada de Medusa, que ella le había pedido; Atenea
enterró la cabeza bajo la plaza del mercado (ágora)
de Atenas, para que le sirviera de protección.

CUESTIÓN 97.

Perseo y
Acrisio

Después de dejar el reino en manos del pescador
que lo había acogido, Dictis, a quien casó con su
madre Dánae, Perseo prosiguió con Andrómeda
hacia su verdadera patria, Argos. Aquí encontróse
con que Acrisio se había ido a la Pelasgiótide
huyendo de él; persiguiéndole, Perseo
accidentalmente cumplió la profecía al presentarse
como atleta participante y arrojar un disco en los juegos
deportivos de Larisa, y con este disco golpeó
accidentalmente a Acrisio en la cabeza y lo mató, sin
llegar a conocerlo. Luego se llenó de remordimiento por el
asesinato involuntario de su abuelo, y llevó el
cadáver de Acrisio a Atenas y lo sepultó en el
templo de Atenea.

CUESTIÓN 98.

Epílogo de
Perseo

Convertido en protector de Argos, Perseo se opuso a la
llegada de Dionisio con su culto a aquel lugar; ambos se
enfrentaron en singular combate, Perseo con sus armas y Dionisio
con su vegetación y sus poderes asociados al vino; pero
Zeus intervino como mediador y reconcilió a sus dos hijos.
Después de esto, Perseo, aún transido por la pena
de haber matado a su abuelo, no quiso seguir viviendo en Argos y
se retiró a Tirinto donde reinaba Megapentes, hijo de
Preto y Estebenea, a quien propuso que intercambiaran sus reinos.
Aceptó Megapentes la propuesta y Perseo reinó en
Tirinto; pero allí tampoco logró encontrar la paz
que buscaba y se marchó a fundar una nueva ciudad que
llamó Micenas, cuyas grandes murallas se hicieron muy
famosas porque las construyeron los cíclopes.

Perseo y Andrómeda reinaron varios años en
Micenas y tuvieron un hijo varón llamado Perses, y una
mujer, Gorgófene, en memoria de la Gorgona que
había matado Perseo, por esto se hizo protegido de Atenea.
Perses retiróse a Asia donde llegó a ser gobernante
de los persas, que de él recibieron su nombre, pero Perseo
fue asesinado por Megapentes, porque éste lo acusó
de haber matado a su padre, Preto. Andrómeda, al enterarse
de lo ocurrido, también murió de la pena por la
pérdida de su marido. Atenea se compadeció de ellos
y decretó que no fuesen al mundo de los muertos, sino que
fueron colocados en el cielo, donde las constelaciones que llevan
sus nombres permanecien siempre unidas.

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CUESTIÓN 99.

Belerofonte

Sísifo tuvo un hijo, Glauco, quien le
sucedió en el trono de Corinto, y tuvo un hijo,
Bélero. Unos días después, Glauco
encontróse con Poseidón, y éste le
encargó que cuidase a su recién nacido, fruto de
sus amores con Eurínome, hija de Oceáno. Glauco
entonces se convirtió en el padre adoptivo del
pequeño, a quien crió como si fuera suyo.
Éste en su juventud mató a su hermano por
accidente, lo que le dio el nombre de Belerofonte ("matador de
Bélero"). Por ello tuvo que abandonar su ciudad y
dirigirse a Tirinto para purificarse del crimen. Belerofonte se
refugió durante algún tiempo en la corte del rey
Preto, pero la mujer de éste, Estebenea, se enamoró
de Belerofonte, e intentó seducirlo. Al ver que
Belerofonte no le correspondía, ella, despechada, lo acuso
ante su marido de haber intentado violarla. Preto, en un acceso
de celos, pero no queriendo faltar las leyes de la hospitalidad,
fingió que no había pasado nada y envió a
Belerofonte a su suegro Yóbates, rey de Licia, con unas
tablillas en donde estaba grabada en signos ininteligibles
(excepto para el propio Yóbates) la orden de darle muerte
en la forma que él quisiera. Yóbates, por lo tanto
envió a Belerofonte a luchar contra la Quimera, hija de
Tifón y Equidna, un monstruo que exhalaba fuego por la
boca, y cuya forma era de cabeza de león, cuerpo de cabra
y cola de dragón, que desolaba por aquel entonces
Licia.

CUESTIÓN 100.

Belerofonte y
Pegaso

Antes de enfrentarse con la Quimera, Belerofonte
recurrió a la ayuda del caballo Pegaso, inmortal y alado,
que había encontrado junto a la fuente de Pirene cuando
él aún vivía en Corinto, y que había
nacido del cuello cercenado de Medusa, después de ser
vencida y muerta por Perseo. Los esfuerzos de Belerofonte por
apoderarse de Pegaso, resultaron infructuosos, porque no
había brida terrestre que pudiera dominarlo. Siguiendo el
consejo de un adivino, Belerofonte pasó una noche en el
templo de Atenea; mientras dormía, se le apareció
la diosa con una brida de oro y le dijo que ésta le
permitiría capturar a Pegaso; cuando despertó,
encontró la brida de oro junto a él, y con ella
pudo capturar y amansar fácilmente al caballo.

Con la ayuda de Pegaso, Belerofonte pudo vencer a la
Quimera. Esto lo hizo volando sobre ella y poniendo en la punta
de su lanza un pedazo de plomo que acercó a la bestia;
entonces el plomo se derritió por el calor de las
llamaradas que despedía la Quimera y la mató.
Sorprendido del éxito de Belerofonte, Yóbates le
envió entonces a batallar, primero contra los
sólimos, formidable tribu guerrera que vivía en
aquellas regiones, y después contra la amazonas. Al
sobrevivir a ambas campañas, hizo un último intento
contra él, enviando a un grupo de guerreros escogidos para
que le tendieran una emboscada. Sin embargo, al ver
Yóbates que Belerofonte daba muerte a todos ellos,
comprendió que era un hombre protegido por las
divinidades, y entonces le dio a su hija Antea en matrimonio y la
mitad del reino de Licia.

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CUESTIÓN 101.

Epílogo de
Belerofonte

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Después de un tiempo de prosperidad,
la desgracia se abatió sobre Belerofonte. Su padre Glauco
murió, y además su hijo Isandro pereció en
una lucha contra los sólimos, y su hija Laodamía
fue muerta por las flechas de Artemisa cuando se jactó de
ser mejor cazadora que la diosa. Abatido, Belerofonte
decidió marcharse de Licia, pero antes se vengó de
Estebenea, a la cual convenció para que montase con
él sobre Pegaso y luego la arrojó desde una gran
altura. Finalmente, Belerofonte fue víctima de su propio
orgullo, cuando quiso volar hasta la cima del monte Olimpo para
reunirse con los dioses; Zeus, en castigo a su osadía, le
lanzó un rayo, el cual, al esquivarlo Pegaso, lo
derribó y, aunque Belerofonte escapó con vida,
quedó cojo. A partir de entonces anduvo sin rumbo,
desconsolado, por el Llano de Aleya (o sea, el Llano del
Caminar), hasta que murió en la indigencia. Pegaso
encontró refugio en los establos olímpicos y Zeus
le encargó que le llevara el trueno y el rayo.

 

 

Autor:

AllanAAA

 

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