La filosofía no es un conjunto de conocimientos que puedan trasmitirse objetivamente, sino una actitud frente a todo conocimiento posible. El hombre, no sé conforma con la simple presencia sino que tiende a interrogarse, lo que constituye lo propio de la actitud filosófica. Es interrogarse constantemente, ante la angustia y el asombro de nuestra propia existencia.
En la vida humana, existe un mundo, en el cual existen cosas y en el medio de esas cosas existimos nosotros, aunque no siempre eso llama nuestra atención.
Preguntas como ¿Por qué existen las cosas? ¿Por qué existe el mundo? ¿Por qué existimos nosotros? Son preguntas extremadamente profundas, en la cual nos comprometemos nosotros mismos, ya que como la pregunta nos incumbe a …ver más…

Y así, en los primeros tiempos en Grecia (donde nació la filosofía) a los primeros filósofos se los llamo sabios. Pero sin embargo, algunos de ellos, como Pitágoras o Platón, estaban convencidos de que este nombre era demasiado para la actividad que desempeñaban. Por eso, creían que amante de la sabiduría, era un término más acertado y correcto.
La filosofía, en su mismo origen reconoce límites, reconocer que aunque nosotros busquemos la sabiduría, no la poseemos. Y la buscamos por eso. La palabra filosofía, en su etimología, hace referencia a esto; esta compuesta por dos palabras griegas, philia (amor) y sophia (sabiduría) Es decir, que es un desear, amar, buscar la sabiduría, porque, no la tenemos.
Hay entonces, una modestia en la actitud filosófica, y que se va a hacer presente, siempre que el hombre haya pensado. Este es un ser finito y por lo tanto no puede poseer la sabiduría, sino amarla.
Además, la actitud filosófica hay un desinterés; el filosofo no quiere fama, ni gloria ni lucro sino que quiere ser un espectador del mundo y de la vida. Así puede interrogarse y formularse la pregunta fundamental, acercándose a las cosas para escucharlas acerca de su origen, existencia y de su posible sentido.
La pregunta fundamente no surge arbitrariamente del hombre, sino del movernos entre cosas limitadas, en fragmentos. Buscamos lo incondicionado y esto ausente, y no