1. El tiempo, muerte e inmortalidad.

El hombre es, constitutivamente, un ser temporal: habita en el tiempo y se mueve en el marco y en el horizonte de la temporalidad.
En el punto de ver de la filosofía lo primero ha consistido en pensar al hombre como un ser fundamentalmente estático, como algo que existe pero cuya importancia es accidental, como si fuera un muñeco mecánico se mueve pero su estructura no cambia esencialmente. El segundo error es limitar la influencia del tiempo a la corporalidad, es decir, entender la temporalidad como un proceso fundamentalmente biológico y corporal.
Pero evidentemente, el tiempo o más bien la temporalidad del ser humano es mucho más que eso, es un modo de ser, su modo especifico de estar en el