PRIMERA PARTE:

. Don Quijote de la Mancha o (Alonso Quijano) era un hombre apasionado por la lectura sobre todo de los libros de caballería. Esa afición por los libros le llevó a enloquecer de tal modo que incluso llegó a creerse un caballero. Don Quijote como buen caballero debía tener una dama enamorada, un escudero y un buen caballo. Como dama escogió a una labradora que se llamaba Aldonza Lorenzo y buscándole nombre que no desdijese del suyo vino a llamarla Dulcinea del Toboso. El escudero fue un labrador que se llamaba Sancho Panza, un hombre casado y con una hija. A su caballo le llamó Rocinante porque ningún caballero podía ir sin un buen caballo.

A Don Quijote solo le faltaba ser nombrado caballero para poder ir salvando a …ver más…

El Quijote le dijo que era imposible de que había derrotado al Quijote porque era su mejor amigo y nunca se lo había dicho y a lo mejor había sido un sueño, el caballero del Bosque se enfado por aquello y los dos se ensalzaron a una batalla junto con sus escuderos. Pero la batalla la ganó el Quijote.

Era de noche cuando oyeron sonidos de diferentes instrumentos, como flauta, tamborines y panderos. Todo ese ruido era porque se iban a celebrar las bodas entre Camacho y Quiteria. Despertó Sancho por el olor a comida y se acordó que tenia mucha hambre. En la boda habían mas de cincuenta cocineros, y Sancho los miraba con afición de glotón. Cuando faltaba poco para iniciar la ceremonia se oyeron gritos, era el amante de Quiteria, Basilio, que venía para dar el último adiós a su amada. Todos creyeron que Basilio se había matado con su espada pero todo era un engaño para casarse con Quiteria, el plan le resulto y el pobre Camacho se quedó sin esposa, pero siguieron con el banquete.

Don quijote después de aquella aventura en la boda pidió que le enseñaran el camino para ir a la cueva de Montesinos, y le indicaron el camino más corto.

Cuando salió de la cueva de Montesinos Don Quijote explicó cosas maravillosas que le habían sucedido adentro de la cueva. Don Quijote dijo que había visto al mismísimo Montesinos y que le había enseñado infinidad de