El amor yunjae

4016 palabras 17 páginas
Veo tú cuerpo moverse sin apuros por todo tú apartamento, a veces pienso que eres un exhibicionista, ya que aunque vives solo alguien podría estar husmeando por algún edificio aledaño, mirando tú blanca piel que luce tan suave y tentadora para el tacto. Tu níveo torso decorado con aquel tatuaje - que reza aquella promesa eterna que por siempre nos mantendrá atados - que se vislumbra sobre aquel pezón rozado que muero por atrapar entre mis dientes.

¿Aún no te has dado cuenta de mi presencia, verdad?

Porque concentrado y riendo sigues hablando por el móvil, despojándote de toda tú ropa seguramente con la idea de tomar un baño. Tus pantalones abandonan la protección que le daban a tus delgadas pero excitantes piernas, que innumerables
…ver más…

Estiras tú mano cogiendo tú móvil y tus ojos oscuros observan por varios segundos la pantalla táctil, pero por primera vez no puedo descifrar la expresión de tú rostro.

Diría que veo tristeza, pero esta se encuentra cubierta por aquella capa de orgullo y esbozando una mueca lanzas tú móvil que aún suena hacia el lavadero, dejando que siga sonando, ignorándome, haciendo que me sienta totalmente mal, porque ese orgullo que ha crecido en ti es el que ahora no me permite acercarme a tú corazón.

A ese corazón que se que me ama, pero que está tratando de liberarse de mi amor, que estoy seguro que te daña. Pero soy egoísta, porque te amo y te necesito a mi lado.

Vuelves a la ducha cerrando aquella puerta de vidrio y sin darte cuenta, yo ingreso a ese cuarto de baño cerrando la puerta con seguro, mientras vuelvo a marcar tú número y tomo tú móvil del lavadero.

Y sé que querrás tomarlo para apagarlo, para que no te siga molestando hasta que tú decidas llamarme, pero esta vez no cierras la llave de la ducha y con una expresión de molestia en tú rostro, con aquellas burbujas de champú en tú cabello, abres nuevamente la puerta de vidrio, dejando caer el jabón que tenías en la mano, al verme sentado sobre el lavado con tú móvil y el mío entre mis manos, mientras observo con descaro todo tú cuerpo y te digo:

—Es de muy mala educación no contestarle la llamada a los amigos hyung – mirando fijamente sus piernas - ¿Acaso ya perdiste los modales que

Documentos relacionados