Guiliana la bolita "El caso de Pepe Toledo"

2140 palabras 9 páginas
Resumen

Libro: Giuliana la bolita “El caso de Pepe Toledo”
Autor: Slavko Zupcic

Gallo pintado ¿Pepe Toledo? La inspectora Giuliana Labolita nunca había escuchado sus canciones e ignoraba que en el buzón de la oficina la esperaba un sobre con la publicidad del libro de cuentos.

Metió el sobre en un bolsillo de la chaqueta, empujo la puerta principal y camino hacia la escalera: la inspectora labolita nunca, ni siquiera en las misiones más elevadas, usaba el ascensor.
Mientras subía, recordó que la noche anterior había soñado con su sobrina Rebeca: Estaba en una gran galería llena de cuadros y a la inspectora de había gustado uno en particular. Era un Gallo rojo pintado en acuarela, un gallo especial puesto que escondía una
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Claro, primero fue necesario que disminuyera de tamaño. Así, volaron durante por lo menos 15 minutos entre los edificios de la ciudad y solo emprendieron el camino de regreso hacia el cuadro cuando rebeca vio amenazas de lluvia en las nubes.
Sobre el aruco, la inspectora veía el terreo arenoso Pindado en el acuarela que habían caído por primera vez. Se iba acercando rápidamente pero- sorpresa – el aruno no disminuya de velocidad. No señor, el aruco no quería aterrizar en el cuadro y todos- el gallo, Rebeca y la inspectora-, recuperaron ya el tamaño natural, cayeron sobre los muebles de la sala. Hubiera querido detenerse a recordar la cara del dueño de la galería al verlas salir del cuadro en compañía del aruco, y sin comprar nada, pero en la vida real, específicamente sobre el escritorio en el centro de su oficina, sonó el timbre del teléfono y del otro lado se oyó la voz de Rebeca:
Tía, ¿por qué me llamaste?
Simplemente quería saludarte y decirte que anoche soñé contigo. ¿Cómo estás?
Cansadísima. Ayer fui al concierto de Pepe
¿Pepe Toledo?
Si, es mi amigo. ¿No lo sabías?
No. ¿Y qué tal?
Es estupendo, tupendisimo. Oneub, atnac y aliab como los dioses. Con los pasos invertidos. Igual a la letra de sus canciones. Fíjate que hubo un momento en que no hablo al revés y ninguno pudo entenderlo. Apenas había dicho “escuchen” y, como todos estamos acostumbrados a decir “nehcucse”, que locura,

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