La Pausa Ignaciana
La finalidad es buscar y hallar a Dios en todas las cosas, es decir, propia vida y a mi alrededor. Gradualmente, con práctica, llega a se querer, pensar, y actuar.
Por consiguiente, la pausa ignaciana no se reduce a hacer un balance enjuiciar lo bueno y lo malo. Tampoco que sólo sirve para frustrarse y desanimarse. La paus la intimidad con Dios y su vivencia práctica en doy cuenta de mis fallas pero sólo desde Él.
1.- Agradecer
• Tranquilizarse y ponerse en la presencia
• Revivir el día sin emitir juicio: con quién estuve, qué hice, qué dije, qué me dijeron.
• Hacer consciente mis sentimientos: cuál es mi estado de ánimo, qué me molestó, qué me dio alegría, etc.
• Doy gracias por todo.
2.- Pedir