POR LA PLATA BAILA EL CANINO, PEDRO JORGE VERA, LITERATURA ECUATORIANA

8756 palabras 36 páginas
Por la Plata Baila el Perro…
Capítulo I
Este primer capítulo de la novela tiene lugar en Portoviejo, ya que el autor no menciona su nombre, en donde Mario y Carolina tienen un hijo enfermo de difteria y para salvar su vida necesitan de un suero que se traía de Guayaquil que pondría a salvo al niño de la muerte, o llevando a esa gran ciudad, pero sus padres carecían de recursos económicos por lo que se veían impotentes ante su pronta muerte.
Habían vendido casi todo lo que poseían, endeudándose con los compadres, pidiendo fiado a la tienda y a la farmacia hasta que dejaron de hacerlo. Ante tal situación, Carolina se dirigió hacia la oficina del Gordo Gavilanes, quien tenía muchos recursos económicos, pidiéndole 200 sucres que era el
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Así acrecentó su patrimonio y también su obsesión por el suero, decidió que nunca faltara ese medicamento en los hospitales, hacia donativos cuantiosos hasta que le otorgaron el apodo de “Señor del Suero”.
La Ciudad 1940
En este capítulo, el autor le da a Guayaquil vida del cual nos habla de todos los sujetos culturales de la época. Esta nos relata los sucesos que suceden en 1940. Cuenta que al igual que las grandes Metrópolis reúne a toda clase de gente entre nativos, montubios, inmigrantes de la Sierra, mulatos, árabes, chinos, gringos sajones o germanos, burócratas, marineros, artesanos, banqueros, putas, mendigos, en fin todo el personal que necesita una ciudad. La viviendas son de madera, caña guadua de dos pisos, covacha. Unos pocos edificios de hormigón con tres o cuatro pisos, y unas cuantas villas.
Existen escasos templos que dan fe a la tibia devoción católica. Se han inventado ídolos propios como Narcisa de Jesús, el Cristo del Consuelo.
En todos los niveles hay personajes hay personajes que atraen la atención nacional. Políticos de alto renombre. Un poeta que tuvo la ciudad hace más de veinte años, era Medardo angel Silva quien se mató en la veintena. El Pueblo Humilde se entusiasma con el grito “Viva Velasco Ibarra”. Pero el hombre de la hora se llama Arroyo del Rio.
Capítulo III
Este capítulo habla de Aurelio Pesantes,

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