Como aquellos días malos que todos hemos tenido, el día había comenzado mal para Alfonso Ruiz Gamboa, ya en la mañana , la ducha funcionó mal y como si eso fuese poco, un llamado de sus jefes precisamente cuando se había escapado del trabajo para matricular a su hija en la escuela. ¿Qué podía ser peor?, ¿Qué más podía esperar un hombre que no compraba la lotería porque consideraba que aquellas esperanzas eran vanas en su caso?
Sin embargo algo había de acontecer aquel día, pues Gaudencio Hidalgo, el magante, el inalcanzable, a quien solo conocía por revistas, había enviado a la empresa una recomendación y pedía que lo trasladasen a su sede en el Puerto.
Naturalmente mil ideas se cruzaban por su cabeza hasta llegar a tan extraña cita y …ver más…

Amelia Torreblanca, la viuda, ya no vivía con su esposo desde hace tiempo, se decía que se había marchado con su amante, sin embargo apareció en escena, hermosa a pesar de sus años. Tal belleza no le fue indiferente a Alfonso Ruiz y fácilmente se convirtió en un títere de aquella mujer, quien hábilmente , luego de convivir con él unos pocos meses, logró que Ruiz le cediese la mitad de sus acciones a más de apoderarse de casi todo el millón de dólares antes de marcharse con su amante hacia Miami, dejando al ingenuo sumido en la depresión y en la cárcel, al ser detenido por ocasionar disturbios en la entrada de la casa, en la que habitaba con Amelia, luego de darse cuenta del engaño del que fue objeto.
El dinero se encontraba en una cuenta bancaria a nombre de la fundación que hábilmente la viuda de Hidalgo creó para justificar la exigencia dl testamento, la fundación tenía como objetivo aparente, la búsqueda de Dios, y en aquella cuenta habían quedado ahora, nada más que tres mil dólares, que la viuda no alcanzó a retirar.
Alfonso se sintió gravemente degradado y traicionado, lo habían despojado de la herencia como a un tonto y nuevamente Máximo Habbab apareció para señalarle un camino. Vaya a su fundación – le dijo- es dueño de