pdf cuento el grufalo

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“Por el bosque muy orondo
Se paseaba este ratón.
El Zorro lo vió y se dijo:
“Voy a darme un atracón”.Acompaña a este ratón tan listo en su paseo por el bosque y descubre qué pasa cuando se encuentra cara a cara con un búho, una serpiente y un grúfalo muerto de hambre…

Por el bosque muy orondo se paseaba este ratón.
El zorro lo vio y se dijo: “Voy a darme un atracón”.
-Hola, ratoncito, ¿adónde vas, qué pasa?
¿Por qué no te vienes a almorzar a mi casa?
-Muy amable eres, zorro. Con el grúfalo he quedado, y por nada del mundo quisiera verlo enfadado.

-¿El grúfalo? Dime qué es, te lo suplico.
-¡Pues un grúfalo! Ahora mismo te lo explico.

-¡Que morro, ancas de zorro! –el zorro exclamó-.
¡Adiós, ratoncito! –dijo
…ver más…

-¿El grúfalo? Dime que es, te lo suplico.
-¡Pues un grúfalo! Ahora mismo te lo explico.

-¿Serpiente en estofado? ¡Sólo eso me faltaba!
-Adiós, ratoncito,-dijo la serpiente mientras se deslizaba. -Tiene ojos color naranja,

negra lengua alargada,

y el lomo tapizado de feas púas moradas

-¿Y dónde vas a reunirte con él?
-Aquí, junto a este lago encantado.

-¡Será boba la serpiente! ¡Cómo me mola!

Y no sabes como le gusta la serpiente en estofado.

No sabe que lo del grúfalo es una trola.

¡…aaah!

¿Quién será esta bestia de afiladas garras,
Con esos dientes que rompen y desgarran?
Tiene rodillas huesudas, dedos fieros y morenos,
Y en la nariz una verruga que destila venenos.
Tiene ojos color naranja, negra lengua alargada,
Y el lomo tapizado de feas púas moradas.

-¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Que desesperación!
¡El grúfalo ha venido para darse el atracón!

-¡Mi plato favorito! –dijo el grúfalo con afán-.

-Muy bien –dijo el grúfalo, partiéndose de risa-.

¡Estarás de rechupete sobre un trozo de pan!

Ve adelante, ya te sigo, no tengo ninguna prisa.

-¿Con pan yo? –dijo el ratoncito-.Te dará indigestión.
Soy la criatura mas feroz que hay en toda esta región.
Sígueme y te demostraré en un segundo,

Tras andar largo rato, el grúfalo preguntó impaciente:

cómo me teme todo el mundo.

-¿No oyes como un siseo creciente?

-¿Has visto? –dijo el ratón-. Ya te había avisado.
-¡Increíble! –dijo el grúfalo, con cara de

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