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La conciencia condicionada como noción de ideología en “La Ideología Alemana” de Marx y Engels



  1. Introducción
  2. Ideología
  3. Conciencia
  4. Relación entre conciencia e ideología
  5. Conclusión
  6. Bibliografía

Resumen: Para Marx y Engels, la ideología y la conciencia son elementos diversos, pero que se relacionan entre sí, y más específicamente, el fenómeno que Marx halla debería ser señalado como "conciencia condicionada", es decir, que la ideología influye en la conciencia y la conduce a ciertas soluciones para los problemas a los que se enfrenta. Para ello, se apuntalan en un afán objetivista, estimando que la conciencia y la ideología no tienen un origen meramente intelectual o un sustrato subjetivo, sino que su base es la realidad misma, relacionada con el individuo pero no creada por él.

A manera de nota bene: Este ensayo nace de las clases de Teoría Social que impartiera el dr. Ricardo Camargo en la Universidad de Chile, allá por el año 2009, y cuyo eje o génesis partía por la obra que se está analizando en este ensayo, para luego examinar las concepciones sobre poder, potestad, autoridad, legitimidad, ideología y comunicación, que daban sentido al curso impartido.

Introducción

La obra de Marx y Engels "La Ideología Alemana" realiza un ejercicio de relación entre los conceptos de ideología y conciencia, buscando los nexos que las unen y, sobre todo, buscando la tesis de si la ideología puede terminar suplantando o no a la conciencia personal

La respuesta a esta pregunta pasa necesariamente por analizar dos conceptos fundamentales, cuales son Ideología y Conciencia. Sobre la definición y relación de estas dos palabras intentaremos hacer una explicación completa acerca del problema que plantean los autores en su texto "La Ideología Alemana".

Como tesis que antecede a este trabajo, creemos que, en realidad, la ideología y la conciencia son elementos diversos, pero que se relacionan entre sí, y más específicamente, el fenómeno que los autores hallan debería ser señalado como "conciencia condicionada", es decir, que la ideología influye en la conciencia y la conduce a ciertas soluciones para los problemas a los que se enfrenta. Cuando Marx y Engels sostienen que "No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia"[1], no hace sino corroborar esto, aunque pretenda igualar los conceptos.

Los autores hacen su trabajo con un afán objetivista, estima que la conciencia (y por tanto la ideología) no tienen un origen meramente intelectual o un sustrato subjetivo, sino que su base es la realidad misma, relacionada con el individuo pero no creada por él. Así lo expresa, a modo de manifiesto: Las premisas de que partimos no tienen nada arbitrario, no son ninguna clase de dogmas, sino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por su propia acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente, por la vía puramente empírica.

Nuestro método en este trabajo, amén de la utilización del texto de "La Ideología Alemana" como base del análisis, es escudriñar en los conceptos de ideología y conciencia, tanto los que la ciencia respectiva otorga como los que Marx y Engels definen en su texto, con el objeto de descubrir su verdadero sentido y alcance, para luego confrontarlos y observar la relación entre uno y otro, y saber quién influye a quién, y responder además por qué no es en el sentido contrario.

Ideología

En la ciencia política, se la define como el "conjunto de ideas y valores concernientes al orden político cuya función es guiar los comportamientos políticos colectivos"[2]. Esta definición correspondería a lo que se conoce como el "sentido débil" de la ideología[3]y engloba conjuntos de valores a defender y justificativos de acciones encaminadas a ello[4]El "sentido fuerte" de la ideología corresponde justamente a lo que se ha identificado como premisa de los creadores, es decir, como una falsificación de la conciencia o una apropiación ajena de ella.

Si bien Marx y Engels en todo el texto sostienen esta premisa, aparece con mayor énfasis en algunas líneas como las siguientes: "Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante (…) Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes (…) las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas". Así, para ellos la ideología no sería sino un justificativo para la mantención de las relaciones social.-productivas, o sino un "objetivo a seguir" para la sociedad dictado por el ente dirigente.

La ideología, según Stoppino, suele actuar en dos campos: en el del conocimiento, donde actúa como un distorsionador de la realidad, y en el político, donde tiene un cariz más funcional, acorde con los objetivos que se buscan[5]¿Cuál es el campo en el cual se fijarían Marx y Engels? A nuestro entender, en su texto busca abarcar las dos perspectivas, pero suele inclinarse por la política ya que es en ésta donde la ideología cobra un protagonismo más evidente, además de que aquí se halla el instrumento que permite su afianzamiento en ambos sectores. Su visión más bien "relacionista", en cuanto a considerar las relaciones como base fundante de la sociedad, confirma la inclinación por lo político.

Vista desde esta perspectiva, la ideología es, primero, un sistema cognitivo, es decir, una representación mental que sirve para el entendimiento del mundo y la elaboración de respuestas[6]En segundo lugar, la ideología es un sistema social, ya que surge en un entorno de intercambio entre personas, donde las ideas pueden ser compartidas por los miembros de un grupo, y esto lleva a que el grupo termine afianzando estas ideas que, luego, controlarán el comportamiento humano[7]Tercero, la ideología es un sistema de creencias, porque ante la falta de conocimiento certero, dan ciertas pautas, objetivos o presunciones que llenan este vacío[8]En La Ideología Alemana podemos hallar presente, aunque no con estos nombres, estos tres sentidos. Sobre el primero, los autores lo encuentran cuando dicen que "la producción de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real", y también, al asegurar que "las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas". El sistema social aparece en el texto como "la conciencia de la necesidad de entablar relaciones con los individuos circundantes (es) el comienzo de la conciencia de que el hombre vive, en general, dentro de una sociedad". Y en cuanto al tercer sistema, puede hallarse implícita en el conjunto de la obra, en especial en pasajes como "el "espíritu" nace ya tarado con la maldición de estar "preñado" de materia", o en su definición misma de ideología mencionada antes ("Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes").

Por lo observado anteriormente, pareciera ser que la ideología es lo que Durkheim califica como hecho social, o sea una "manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior"[9]. Por lo observado en el texto, la ideología obra como una imposición hacia los individuos de determinados modos de pensar o actuar, que obra de afuera de ellos. Así, sostiene que "este determinado comportamiento hacia la naturaleza se halla determinado por la forma social, y a la inversa. En este caso, como en todos, la identidad entre la naturaleza y el hombre se manifiesta también de tal modo que el comportamiento limitado de los hombres hacia la naturaleza condiciona el limitado comportamiento de unos hombres para con otros, y éste, a su vez, su comportamiento limitado hacia la naturaleza, precisamente porque la naturaleza apenas ha sufrido aún ninguna modificación histórica". A nuestro parecer, calificar la ideología como un "hecho social" es lo correcto, y en eso somos contestes con Marx y Durkheim. La ideología no es un evento que exista porque sí, sino que tiene su razón de ser. Las ideologías sólo tienen valor cuando son llevadas a la práctica en el mundo real, con el fin de alcanzar las metas implícitas en sus postulados. En palabras de Llull, lo importante es qué se hace o se consigue con las ideologías, no la representación o la opinión de lo que es bueno o conveniente hacer[10]

La ideología, pues, aparece como un armazón intelectual de la relación social. Althusser la definía como una "representación" de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia[11]Las construcciones intelectuales para interpretar la realidad se clasifican, según Schultz, en construcciones de primer orden, creadas por la gente común, y de segundo orden, creadas por "científicos" o "ideólogos" (equivalentes a los "activistas políticos" de hoy)[12]. La ideología podría caber en cualquiera de estas dos categorías, pero los autores se inclinan por la segunda opción, lo cual se hace evidente en su obra cuando dice que "toda clase que aspire a implantar su dominación, aunque ésta, como ocurre en el caso del proletariado, condicione en absoluto la abolición de toda la forma de la sociedad anterior y de toda dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su interés como el interés general, cosa a que en el primer momento se ve obligada".

Conciencia

El concepto de conciencia ha generado una serie de debates, sea por su naturaleza o por cómo debería concebírselo. Las discusiones se centran en si acaso es un elemento de la naturaleza humana o es una creación cultural.

Por un lado, la idea de que la conciencia es un elemento natural al hombre es la más defendida en el ámbito científico, especialmente en la medicina. Suele concebírsela como "componente activo de la mente", igualándola a un órgano del cuerpo, o como un "espacio al cual salen imágenes y objetos alojados previamente en la penumbra", como si fuese lo más parecido al alma[13]

Por el otro lado, los autores eran de la idea de que la conciencia era un producto cultural. Así se puede inferir cuando dice que "la conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real". Para ellos, lo que cuenta como conciencia es un fenómeno ajeno al ser, que surge de su relación con el mundo, similar a lo que Husserl conoce como "intencionalidad", donde la conciencia no es algo que exista en la cabeza del individuo, sino en su relación con los objetos o las otras personas[14]

A nuestro parecer, la conciencia es una realidad doble. Por un lado, es cierto que su formación depende en buena medida de los estímulos externos que se reciben. Aquí sí coincidimos con la máxima que dice "la vida (entendida como experiencia) determina la conciencia". Sin embargo, no es menos importante que la misma persona, con sus propias cualidades, sintetiza los fenómenos naturales y sociales de una manera particular para cada uno, por lo que el elemento interno también cumple una función, a veces estabilizadora, otras veces desestabilizadora.

En la sicología moderna, Edelman clasificaba la conciencia en dos categorías: uno, la conciencia primaria, que era la capacidad de ser conscientes del mundo y formar imágenes mentales del momento presente, sin mirar al pasado o futuro[15]y dos, la conciencia de orden superior, que a lo anterior agrega la distinción entre el yo y los demás, la existencia de un lenguaje y la posibilidad de construir modelos de realidad que se abstraen del espacio y tiempo presentes[16]En Marx y Engels, si bien da con una "definición" de conciencia primaria cuando dice que "la conciencia es, ante todo, naturalmente, conciencia del mundo inmediato y sensible que nos rodea y conciencia de los nexos limitados con otras personas y cosas", es claro que en La Ideología Alemana pone su énfasis en el segundo tipo de conciencia. En especial, pone su acento en elementos como el lenguaje, a quien halla consustancial y coetáneo a la conciencia ("El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres") y el ánimo social, el que considera como un verdadero "fundador" de la conciencia y del espíritu humano ("La producción de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. (…) Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuales (…) La verdadera riqueza espiritual del individuo depende totalmente de la riqueza de sus relaciones reales (…) (Feuerbach) No consigue nunca, por tanto, concebir el mundo sensible como la actividad sensible y viva total de los individuos que lo forman").

Para los autores, la condición socializante del hombre es el origen de su pensamiento y, por tanto, de la conciencia (y la ideología). En efecto, coincidimos con él en que el ser humano forja su existencia en la interrelación con sus semejantes, lo que produce el natural intercambio, no sólo de bienes y servicios, sino también de ideas y pensamientos. Es lo que se llama interconciencia, que se constituye como base de la vida social[17]La conciencia, así, se nutre de las ideas y experiencias ajenas. No obstante, la conciencia es ante todo un elemento personal, y la adquisición de estas ideas ajenas no tiene necesariamente el mismo efecto en todo el mundo. A mayor racionalidad (o menor sentimentalismo), menor influencia de la ideología en el pensamiento[18]

Antes de analizar la relación entre ideología y conciencia, una breve conclusión: a juicio nuestro, la conciencia es un elemento personal, que es determinado por los elementos externos, pero en que las cualidades individuales también tienen un papel que jugar.

Relación entre conciencia e ideología

Una vez identificadas estas concepciones y analizar como las describen Marx y Engels en su obra, es hora de confrontarlas, con el objeto de hallar diferencias y similitudes, y con ello, responder a la interrogante de si la ideología es una conciencia falsificada.

En efecto, como lo hemos observado, conciencia e ideología son fenómenos distintos pero interrelacionados. La primera diferencia que hallamos es en la naturaleza de ambos: la ideología es un fenómeno eminentemente social, surgido como obra de las relaciones entre personas y del intercambio consiguiente. No es un evento que surja de la persona como individuo, sino que ante todo necesita de la conciencia (en especial la de orden superior) para su génesis y desarrollo. En cambio, la conciencia es un fenómeno natural y personal, nace del individuo y, aunque en su formación incide gravitantemente el aporte foráneo, es el elemento personal, individual e irrepetible, el que determina su existencia. A nuestro juicio, se confunden los conceptos porque piensa que la conciencia y la ideología tienen su origen común en el ser del hombre, pero en ciertos pasajes pareciera reconocer esta diferencia. Por ejemplo, cuando dice que "El poder social (…) se les aparece a estos individuos, por no tratarse de una cooperación voluntaria, sino natural, no como un poder propio, asociado, sino como un poder ajeno, situado al margen de ellos, que no saben de dónde procede ni a dónde se dirige y que, por tanto, no pueden ya dominar".

De lo anterior podemos sacar otra diferencia entre ideología y conciencia, que es que la primera es un fenómeno ajeno al individuo, mientras que la conciencia es algo inherente a la naturaleza humana. Y de esto extraemos otra conclusión, relativa a la dependencia de un elemento respecto del otro. Así, observamos que la ideología es dependiente de la conciencia, no puede haber ideología sin conciencia, pero la conciencia no necesita de la ideología para subsistir, porque tal como ésta puede adoptar una, puede también desentenderse de ella.

No obstante que la conciencia aparece como un elemento propio del ser humano, cabe preguntarse si ella no es un producto social, como sí lo es la ideología. En La Ideología Alemana, se sostiene que "la conciencia, por tanto, es ya de antemano un producto social, y lo seguirá siendo mientras existan seres humanos", aunque a veces reconoce su origen natural. En nuestra opinión, si bien la conciencia se va construyendo en el tiempo con los aportes, no es un producto enteramente social, por los motivos ya planteados a propósito del elemento personal de ella. Así, la conciencia es sólo una construcción social parcial, a diferencia de la ideología, que lo es totalmente.

Si conciencia e ideología son cosas distintas ¿cómo es que se las confunde? A nuestro entender, lo que pasa es que Marx y Engels no pudieron observar que el fenómeno real era la influencia de uno de estos elementos en el otro. Ideología y conciencia se relacionan mutuamente, alimentándose uno al otro. Lo que ellos en La Ideología Alemana vieron era en realidad el sometimiento de las conciencias a la ideología dominante. La conciencia, así, se desnaturalizaba, era una conciencia en función de la ideología. En síntesis, una conciencia condicionada, no falsa, pero sí con una visión falsa de la realidad.

¿Cómo se produce este falseamiento en la conciencia por obra de la ideología? Se han identificado tres formas en que se llega a este estado: primero, la falsa presentación, en que la realidad se halla distorsionada a los ojos del observante[19]segundo, la falsa representación, en que una creencia se asienta sobre premisas incorrectas[20]por último, como falsa motivación, en que las justificaciones que se dan para ciertos actos son distintas a las que realmente las motivan[21]La obra de Marx y Engels suele englobar estas tres formas, aunque intuimos que la que predomina acá es primera, si atendemos a fenómenos como la propaganda, las "verdades oficiales" y los actos comunicativos de los entes dirigentes de la sociedad, que son más utilizados.

Conclusión

Al analizar La Ideología Alemana, observamos que Marx y Engels otorgan a la ideología un carácter gravitante en torno a dar significado a los sucesos sociales. Y tan importante es para él este fenómeno, que postula que la conciencia, tanto individual como social, se confunde con el postulado ideológico.

En este trabajo hemos demostrado, no obstante, que aún cuando la relación entre ambas cosas es estrecha, no pueden ser confundidas y presentar a una como la versión bastarda de la otra. Por su naturaleza distinta, conciencia e ideología no son lo mismo. Porque si fuese como los autores lo piensan, entonces la persona y la sociedad serían lo mismo, lo que francamente es un absurdo. Las personas participamos en la sociedad y contribuimos a su desarrollo, pero al mismo tiempo tienen su propia sustancia, su propia identidad.

La ideología, al influir en las conciencias personales, suelen dar respuesta a inquietudes propias de la vida. Son, en cierto sentido, una "simplificación" del asunto. Pero se corre el riesgo de que se caiga en un "reduccionismo", es decir, en una mirada unilateral de la vida, sin conocer otras visiones. Eso habría sido lo que Marx y Engels denunciaban, antes que una suplantación ideología-conciencia. Si quiso darle el nombre de "conciencia falsa", creemos que fue por una equivocación terminológica, no que haya pensado realmente así.

Notas:
[1] En este trabajo se utilizó la versión en línea extraída de http://pensaryhacer.files.wordpress.com/2008/06/la-ideologia-alemana1.pdf, por lo cual no se indicaron páginas por no ser una versión oficial (consultado el 25 de noviembre de 2009).

[2] Stoppino (2005) p. 755.

[3] Ídem.

[4] Llull et al (2007), p. 29.

[5] Stoppino (2005), p. 756.

[6] Van Dijk (1980), p. 37.

[7] Ídem.

[8] Ibíd., p. 38.

[9] Durkheim (1963), p. 51.

[10] Llull et. al. (2007), p. 29.

[11] Althusser (1964).

[12] Schultz, citado por Ritzer (1993), p. 372.

[13] Blanco (2008).

[14] Husserl, citado por Ritzer (1993), p. 368.

[15] Simón (2000), p. 16.

[16] Ibíd., p. 17.

[17] Simmel, citado por Ritzer (1993), p. 306.

[18] Llull et al. (2007), p. 31.

[19] Stoppino (2005), p. 763.

[20] Ibíd., p. 765.

[21] Ibíd., p. 767.

Bibliografía

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Autor:

Sergio Arenas B.

Licenciado en Ciencias Jurídicas por la U. de Chile. Magister en Derecho por la U. de Talca.

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