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Criptozoología: El hombre de hielo de minnesota y la búsqueda de Jordi Magraner (página 2)



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"El resultado sintético de estos informes permite descartar la hipótesis de un origen mítico de estos personajes [los barmanus] ?escribió Magraner?. Tanto los datos anatómicos de los hombres fósiles como la prehistoria de Asia Central no se oponen a la existencia de poblaciones prehistóricas en los altiplanos de Pamir e Hindo Kush".[23]

Tras los pasos del barmanu

LA HISTORIA DE LA CRIPTOZOOLOGÍA es la historia de un gran cúmulo de decepciones. Y, de todas ellas, la más decepcionante y trágica es la de Jordi Magraner. No sólo por cómo terminó sus días, sino por el modo en que los medios masivos amantes del misterio ?y algunos colegas? exageraron su trabajo en Pakistán, ocultando el contexto real en el que se produjo la muerte.

Mucho se ha escrito y dicho sobre Magraner en periódicos, revistas, radio y televisión, pero en pocos lugares se ahondó tanto ?y tan bien? como en la investigación realizada por el escritor catalán Gabi Martínez, publicada a diez años del deceso del explorador (2012) y titulada Sólo para Gigantes.[24]

Escritor honesto y bien documentado, Martínez no dudó en exhibir un perfil de Magraner realista y alejado del panegírico. Ocupándose, incluso, del lado aparentemente más oscuro del explorador, desenmascara el ocultamiento público y las fantasías que giraron en torno al asunto, dándonos así una perspectiva más amplia sobre las posibles causas del crimen que le troncharon la vida.

Vayamos, pues, a los aspectos más interesantes del tema.

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1977 fue un año clave en la vida de Jordi Magraner. Con sus jóvenes 19 años de edad, el curioso marroquí (nacionalizado español y criado en Francia) tuvo acceso al libro de Heuvelmans y Proshnev, El Hombre de Neanderthal Vive (1974), y su lectura lo marcaría definitivamente, despertándole la obsesión que lo acompañaría hasta su último minuto: buscar y encontrar al homínido-reliquia, al Hombre Salvaje, al Yeti pakistaní, conocido bajo el nombre de Barmanu.

Según refiere Gabi Martínez, los conceptos y posibilidades expresadas en la controvertida obra, lo trastornaron[25]y su admiración por el padre de la criptozoología creció, en igual medida que la que empezó a sentir por Proshnev y su amplitud de miras a la hora de estudiar un tema que la mayor parte de la comunidad científica occidental rechazaba.

Amante de la vida al aire libre, Jordi se dejó seducir por las teorías criptozoológicas y la posibilidad de explorar geografías lejanas y exóticas. El mágico romanticismo de tener a su disposición un mundo inacabado, lleno de criaturas prehistóricas esperando ser descubiertas, se convirtieron en el motor de su existencia y desde temprano empezó a planificar el viaje que lo llevaría a los lejanos confines de Pakistán donde, según Boris Proshnev, merodeaba un ser velludo y primitivo, un eslabón perdido entre el mono y el hombre, que las tribus del lugar llamaban Barmanu.[26]

Ocho años fueron los que invirtió en formarse y recaudar los apoyos y dinero necesario para organizar la expedición. Finalmente, entre el mes de diciembre de 1987 y mayo de 1988, Jordi, junto con su amigo y fotógrafo Yannik L´Homme, se dirigieron al Valle de Kalash, al noroeste de Pakistán, en la región de Chitral, con el objetivo de imitar lo que Proshnev había propuesto en la década de 1950: recopilar testimonios de testigos (directos e indirectos) para poder realizar un retrato-robot de la bestia y, eventualmente, encontrarla.

Aquel viaje lo transformó.

Los paisajes imponentes, los valles perdidos y casi deshabitados y los 27 testimonios recogidos ?siguiendo un riguroso cuestionario ideado por él mismo? terminaron por convencerlo de haber encontrado lo que quería hacer el resto de sus días: hallar a la criatura.

De regreso en Francia intentó por todos los medios encontrar apoyo en instituciones académicas, pero no lo encontró de manera oficial. Sólo algunos antropólogos un tanto heterodoxos le prestaron el hombro, entre ellos la discutida especialista católica Anne Dambricourt-Mallassé, quien también era partidaria de la existencia de neanderthales sobrevivientes en bolsones alejados de Asia.[27] Fueron esos contactos los que le permitieron hacer algunos cursos en el Instituto de Paleontología Humana de Francia, lo cuales engrosaron un su currículum y la tecnicatura terciaria en agricultura, obtenida algunos años antes.

Pero Jordi era un tipo perseverante. Quería regresar a Chitral e iba a hacer lo que fuese para conseguirlo. A tal efecto fundó (con dirección legal en la casa de su madre, Valence, Francia) la Asociación Troglodites, a través de la cual consiguió cierto apoyo económico gracias a las donaciones que los suscriptores le dieron, a cambio de informes sobre la evolución del proyecto. Pero fue su hermano mayor, Andrés Magraner (gerente de una empresa multinacional), uno de los principales financistas de los futuros viajes.

Por aquellos días ?entre 1988 y 1990? Jordi entró en contacto epistolar con su admirado gran héroe intelectual: Bernard Heuvelmans. Tener contacto con el "gran sabio" debió resultarle por demás estimulante, en especial cuando, tras comentarle su proyecto y logros conseguidos en el primer viaje, el viejo caza-monstruos le escribió la siguiente frase: "Si lo encontraras, sería la alegría más grande de mi vida".[28]

Sentirse "colega" de Heuvelmans ?autor del libro que tanto lo había marcado en la adolescencia tardía? de seguro fue más importante que recibir un título universitario en zoología (que nunca tuvo). Pero no fueron esas esperanzadoras palabras las que lo lanzaron de nuevo a Chitral, sino los medios de comunicación, en especial The Daily Telegraph de Londres y la cadena belga de televisión ARTE, que se vieron interesados por sus exóticas indagaciones en pos de un tema por demás atractivo: el Yeti de Pakistán.

La mediatización del proyecto resultó efectiva y, si bien no consiguió todo el dinero necesario (que lo terminó aportando su hermano mayor), Jordi pudo regresar a su amado Pakistán para seguir buscando los rastros del Barmanu.

A partir de entonces, los viajes se volvieron regulares hasta que, en la segunda mitad de la década de 1990, Jordi se instaló de forma permanente en el Valle de Chitral, conviviendo con una tribu que empezó a admirar y querer: los kalash. Hacia ellos dirigió cada vez mas su atención, llegando a crear escuelas para niños y fomentar la particular cultura de esa comunidad, aislada, politeísta y ajena a la realidad musulmana, mayoritaria en la zona.[29]

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Financiar su estadía en el extranjero siempre le resultó un problema. Por tal motivo tuvo que trabajar en la delegación de la Alianza Francesa de Peshawar (capital de Pakistán), de la cual llegó a ser nombrado director. Jordi se había convertido en un cazador de barmanus, pero no de tiempo completo. Cuando su paso por la Alianza terminó, colaboró activamente con una ONG llamada AMI (Aide Medicale Internationale) entablando contactos con personas influyentes locales que él conocía y facilitando la creación de un cordón sanitario que unió, en tiempos turbulentos, a Chitral con el limítrofe Afganistán.[30]

Según dijeron algunas personas tiempo después de su muerte, por entonces Jordi le dedicaba cada vez menos tiempo al Barmanu. La investigación y búsqueda de la criatura se había estancado y fueron otros los problemas que empezaron a acuciarlo seriamente. Entre ellos, los comentarios que circulaban sobre su homosexualidad y tendencias pedofílicas.[31]

El temperamento explosivo de Jordi, especialmente en situaciones límites, tampoco le jugó a su favor. Maltrató públicamente más de una vez a personas de Chitral, especialmente a las de religión islámica, con las que mantuvo siempre una tensa relación (máxime su apoyo a los kalash). Por otra parte, su origen occidental, la ideología ultraderechista que profesaba y el hecho de que en sus exploraciones tuviera la costumbre de ir armado hasta los dientes, despertaron sospechas, llegándose a decir que era un espía francés en la zona.

Magraner pareció olvidar que vivía en otro mundo; que estaba inserto en otra cultura, muy diferente a la suya y que los códigos locales hay que respetarlos sin no se desea tener serios problemas. Que se intensificaron a partir de 1998, cuando los talibanes empezaron a ejercer presión en la región y se volvieron insoportables tras el atentado a las Torres gemelas, el 11 de setiembre de 2001.

Jordi recibió advertencias de amigos y allegados. Se había ganado muchos enemigos en los últimos años. Le sugirieron que abandonara Pakistán. Que esperara a que las cosas se calmaran para regresar. Pero hizo oídos sordos a las advertencias. Se quedó. Mantuvo su personalidad intransigente ante situaciones que él consideraba privadas y así, el 2 de agosto de 2002 fue degollado en su propia casa del valle de Chitral, junto a un niño de 12 años que vivía con él.

Han pasado ya 14 años desde el día del crimen y todavía se desconoce el móvil real del mismo o quiénes fueron sus matadores. El asesinato sigue impune. Se barajaron distintas hipótesis, pero no son más que meras especulaciones. Aunque, es lógico pensar, que fueron cuestiones personales y no un simple robo (como se informó oportunamente) las causas del asesinato.

La muerte de Magraner en semejantes circunstancias ?en un rincón exótico y perdido del planeta, en tanto perseguía a una bestia legendaria en un país fanatizado por la religión? no tardó en generar frutos más que delirantes. La mayoría de ellos provenientes del periodismo sensacionalista ?con Iker Jiménez a la cabeza? que empezó a sugerir que la muerte estaba relacionada con una supuesta conspiración de silencio para callar, ocultar, destruir, los enormes avances que Magraner había conseguido en el tema del Yeti local. El criptozoólogo habría estado afectando intereses muy importantes con sus descubrimientos y desde entonces, los conspiranoicos juegan con esa improbable posibilidad.

Pero el Barmanu era, al momento del crimen, un mero telón de fondo descolorido.

El cuerpo de Jordi Magraner reposa en un cementerio Kalash, en el Vale de Chitral, bajo una humilde lápida.

Para muchos es el primer gran mártir de la criptozoología.

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El hombre que volvió del frío

EL LLAMADO A SILENCIO del empresario Frank Hansen en 1970 y la desaparición del Hombre Congelado de Minnesota en la misma época, inauguraron un largo período de 43 años en el que sólo esporádicamente se volvió a hablar del otrora famoso "fósil viviente" (que Heuvelmans y Sanderson habían estudiado el mismo año en el que el Apolo XI llegó a la Luna).

Nadie sabía dónde había ido a parar Bozo; aunque, como ya hemos dicho, a lo largo de la década de 1980 corrieron rumores respecto de ocasionales apariciones en ferias y carnavales.

En 1989, el criptozoólogo estadounidense Mike Quast, en proceso de escribir su librito El Sasquatch en Minnesota, entrevistó a un ya anciano Frank Hansen.

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En esa ocasión, el veterano empresario explicó el motivo por el cual había quitado al Hombre de Hielo de circulación, suplantándolo por una réplica de látex.

Relató que cuando Heuvelmans y Sanderson lo visitaron en el "69 se había producido un hecho inquietante. En cierto momento, al dejarlos solos, los dos investigadores habían colocado una luz caliente sobre el ataúd en el que Bozo reposaba y que por ese motivo el vidrio que lo resguardaba se había hecho añicos. Fue entonces que Heuvelmans, acercándose al cuerpo (todavía cubierto de hielo), aseguró oler carne podrida en descomposición.[32] Más tarde, cuando eso se reportó públicamente, Hansen temió que lo inculparan por el crimen de exhibir y pasear un cadáver por todo Estados Unidos, y consultó a sus abogados. Éstos le aconsejaron que lo escondiera hasta tanto no consiguiera algún tipo de inmunidad. Y fue lo que hizo, almacenándolo en frío, "en alguna parte del Medio Oeste". Sitio exacto que jamás reveló.

Pocos años después, en 1994, Quast volvió a entrevistarlo. El investigador tenía noticias ?por rumores dentro del mundillo criptozoológico? que la criatura había sido propiedad original del famoso actor de Hollywood Jimmy Stewart.[33] Pero el empresario no soltó prenda. Volvió a negarse a responder.

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El misterio se mantuvo y se acrecentó aún más cuando, hacia el año 2002, la muerte de Frank Hansen selló toda posibilidad de obtener futuros datos.

Unos meses antes, en 2001, Bernard Heuvelmans también había fallecido. Con ellos se iban los últimos protagonistas de una historia tan fascinante como bizarra. Sólo el asesinato de Jordi Magraner volvió a resucitar a Bozo –en segundo plano? por un corto tiempo.

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Entonces, cuando ya se habían perdido todas las esperanzas, ocurrió algo sorprendente.

En febrero de 2013, la empresa Ebay ?el mayor centro de compra y venta por Internet? puso en subasta al famosísimo Hombre del Hielo de Minnesota, abriendo la puja a un precio de 20.000 dólares americanos.

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En pocas horas apareció un comprador y la ansiedad de los medios se disparó a las estrellas tratando de saber quién era. No se demoraron en averiguarlo. Se llamaba Steve Busti. Un "museólogo" de la ciudad de Austin, Texas. Un hombre joven y emprendedor.

Pero ¿qué tipo de museo era el que regenteaba? ¿Qué prestigiosa institución se había sentido interesada por el viejo Bozo, al punto de pagar una pequeña fortuna por él? ¿Habían conseguido, finalmente, los antropólogos y criptozoólogos acceder al cadáver original del evasivo hombre de neanderthal de la década de los ´60? ¿Legitimaría el museo-comprador la perseverante búsqueda practicada por Jordi Magraner en Pakistán?

La desilusión no tardó en llegar.

El Hombre de Hielo de Minnesota había sido adquirido por el Museo de lo Extraño (Museum of Weird). Una extravagante vitrina de monstruos, atracciones extrañas y anormalidades, que nos retrotraían a los antiguos espectáculos freaks del siglo XIX y primeros años del siglo XX.[34] Nada había cambiado desde 1967. El camión refrigerado era suplantado por un pequeño museo de barrio y Bozo pasaba a compartir el escenario con otras excentricidades, como la famosa Sirena de Fidji (uno de los fraudes más conocidos de la criptozoología).[35]

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Pero quedaba todavía un enigma por resolver: ¿Quién había sido el vendedor? ¿Quién había puesto al Hombre de Hielo en la subasta de Ebay?

Como era lógico, los medios masivos siguieron "la pista Hansen" y publicaron que el nieto de Frank ?Arthur James Hansen? había finalmente sacado a Bozo de ese misterioso lugar "en alguna parte del Medio Oeste Americano" para colocarlo en el mercado. Pero Steve Busti arremetió prontamente a desmentir los dichos.

"Es falso ?dijo?. Lo compré a otro hombre, que lo compró a la familia Hansen poco después de la muerte de Frank, hace como 10 años. Pido perdón a la familia Hansen por los inconvenientes ocasionados. S.B. Propietario del Museo de lo extraño".

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¿Qué nuevo misterio despertará Bozo? ¿Qué nuevos especialistas lo analizaran? ¿A qué nuevas conclusiones llegarán y qué renovadas obsesiones desencadenará este supuesto hombre de neanderthal?

Son todas preguntas que, de momento, quedan sin respuestas.

Tal vez en el futuro, algún otro joven criptozoólogo, romántico, crédulo y soñador, se calce la mochila y salga en pos de una solución, que esté ?como siempre en estos casos? más allá de las montañas.

Buenos Aires

Setiembre 2016.

Notas:
[1] Conrad, Joseph, El Corazón de las Tinieblas, Editorial Alianza, 1902, Pág. 120.

[2] Véase del autor: Amazonía. El último reducto de las leyendas. El Mapinguarí (editado en diario La Capital de Mar del Plata en setiembre de 1998 y subido a Internet muchos años más tarde). Disponible en Web: http://www.monografias.com/trabajos16/amazonia-ultimo-reducto/amazonia-ultimo-reducto

[3] Magraner, Jordi, El Barmanu de Pakistán. Testimonios orales sobre homínidos desconocidos vivientes. Análisis, crítica e implicaciones para los orígenes del lenguaje, Asociación Troglodites, Valence, Francia, s/f exacta. Disponible en Web: http://criptonatura.blogspot.com.ar/2015/01/jordi-magraner.html

[4] Cantagalli, Renzo, Sasquatch enigma antropológico, Editorial ATE, Barcelona, 1979, Pág. 176.

[5] Angulo. Eduardo, Monstruos, 451 Editores, Madrid, 2007, Pág. 100.

[6] Véase del autor: Coney Island. Una brevísima presentación de su historia. Disponible en Web: http://www.academia.edu/25531772/Coney_Island._Una_brev%C3%ADsima_presentaci%C3%B3n_de_su_historia

[7] Coleman, Loren, El padre de la criptozoología: Bernard Heuvelmans. Disponible en Web: www.lorencoleman.com/bernard_heuvelmans_obituary.html

[8] El término se popularizó recién en 1959 cuando Lucien Blancou ?un inspector de Caza en África? lo lanzó al ruedo mediático en uno de sus artículos referidos ?claro está? a un supuesto monstruo prehistórico que rondaba lo más campante por el Continente Negro.

[9] Citado por Hall, Angus, Monstruos y Bestias Míticas, Editorial Noguer S.A., Barcelona, 1976, Pág. 127.

[10] Magraner, J., op.cit, Pág. 5.

[11] Angulo, E., op.cit. Pág. 89.

[12] Cantagalli, R., op.cit., Pág.180.

[13] Citado por Hall, A., op.cit. Pág.124.

[14] Véase el artículo completo en Revista Saga de Julio de 1970. Disponible en Web: http://www.museumoftheweird.com/news/2013/06/30/frank-hansens-story-of-the-minnesota-iceman/

[15] Cohen, Daniel, op.cit. Pág. 15

[16] Krysek, Lee, La extraña historia del hombre de hielo de Minnesota. Disponible en Web: http://www.unmuseum.org/iceman.htm

[17] Montesperelli, Paolo, Sociología de la memoria, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2003, Pág.15.

[18] Porshnev, Boris, Los Levantamientos Populares en la Francia del siglo XVII, Editorial Siglo XXI, España, ed.1978 (1° edicion de 1963).

[19] Recordar que la década de 1950 fue la Gran Década de los avistamientos del Yeti del Himalaya.

[20] Magraner, J., op.cit. Pág. 2.

[21] Nota del autor: Durante la Guerra Fría el aislamiento de la URSS fue todo un tema. Poco era lo que se sabía (públicamente) lo que sucedía tras sus fronteras y, naturalmente, esta condición de ignorancia casi absoluta ayudó a que se difundieran noticias exageradas sobre los secretos proyecto que los rusos desarrollaban en absoluto silencio. La parapsicología, la ufología, la criptozoología, del otro lado del Muro de Berlín, pasó a ser una temática corriente en novelas y filmes de espionaje. Muchos creyeron al pie de la letra todo eso. Bueno sería que algún investigador responsable publicara (aunque más no sea gratis por Internet) la documentación aludida. Lo que, lógicamente, no sería una prueba directa y automática de la existencia de los monstruos que tratamos. Sólo comprobaríamos que los textos (en lo referido a las comisiones y expediciones) son auténticos.

[22] Los autores que refieren a las mencionadas expediciones soviéticas son: Hall, Angus (1976), Marganer (1990), Cohen (1989), Cantagalli (1979), Angulo (2007), Bartra (1997), Gabi Martínez (2012) y numerosísimas páginas disponibles en Web.

[23] Magraner, J., op.cit., Pág. 1.

[24] Martínez, Gabi y Alba Tyto, Sólo para Gigantes, Astiberri Ediciones, Bilbao, 2012.

[25] Ibídem, Pág. 25.

[26] Ibídem, Pág. 29.

[27] Véase: Anne Dambricourt-Mallassé. Disponible en Web: http://ayudamosconocer.com/significados/letra-a/anne-dambricourt-malasse.php

[28] Ibídem, Pág. 29.

[29] Para saber más sobre los Kalash, véase excelente síntesis: La Huella genética de Alejandro: los kalash. Disponible en Web: http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.ar/2012/03/la-huella-genetica-de-alejandro-los.html

[30] Martínez, G. op.cit, pp. 102-103

[31] Martínez, G. op.cit, pp. 67, 69,78, 111,115-116.

[32] Nota: En base a ese olor Heuvelmans concluyó que era un cuerpo real.

[33] James Stewart (1908-1997). Actor norteamericano que, según los rumores, había tomado parte en una operación de contrabando, a fines de la década de 1950, consistente en sacar subrepticiamente del Tíbet los restos de una mano del Yeti, y que desde entonces se había convertido en un coleccionista de objetos sobre el tema. Asimismo, se afirmaba que Stewart quería mostrar al Hombre de Minnesota con el propósito de estudiar la reacción de la gente ante la aparición del famoso eslabón que unía la cadena evolutiva que llevaba del mono al hombre. Respecto de la participación de Stewart, véase: James Stewart y la mano del Yeti. Disponible en Web: http://magonia.com/2009/08/30/james-stewart-y-mano-del-yeti/

[34] Véase del autor: Museos Bizarros. Disponible en Web: https://www.academia.edu/27904054/MUSEOS_BIZARROS._LAS_VITRINAS_DEL_MORBO_LA_IRON%C3%8DA_Y_EL_MISTERIO

[35] Daniel Cohen, en Enciclopedia de los Monstruos, consigna: “P. T. Barnum, el rey de los embusteros estadounidenses, describió detalladamente cómo ‘un espécimen feo, seco, negro y muy pequeño’ al que le dio el nombre de Sirena de Fejee logró un enorme éxito financiero. En 1842 miles de personas pagaron 25 centavos cada una (una cantidad considerable en aquellos días) para ver la diminuta falsificación en Nueva York. Un gran número de sirenas fabricadas durante el siglo XIX se encuentra todavía en posesión de coleccionista privados o en los museos donde se aprecian no como sirenas, sino como ejemplos interesantes de fraudes histórico” (pp. 257-258)

 

 

 

 

Autor:

Fernando Jorge Soto Roland.

Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de UNMdP.

Partes: 1, 2
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