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Una disertación crítica sobre religión (página 3)




Enviado por Luis Ángel Rios



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Con un componente adicional que la hace todavía más dramática: Bruno no estaba equivocado. En la cosmología de hoy, en efecto, el universo, ciertamente, se nos presenta infinito, y nadie se atreve ya a insinuar siquiera que el Sol gira alrededor de la Tierra o que ésta es el centro del universo. De otra parte, el descubrimiento de que la Vía Láctea es apenas una galaxia entre un número indeterminado de ellas, y muchas otras observaciones con las que nos siguen sorprendiendo los astrónomos, apoyados en los formidables instrumentos de observación y medición del cosmos propios de los tiempos actuales, y con los que obviamente no contó Bruno, vienen a poner de presente la grandeza histórica del pensador nolano inmolado"[75].

Pareciere que este nefasto y aberrante "ejemplo" de la "santa madre Iglesia Católica Apostólica y Romana" hubiera cundido en los regímenes totalitarios, persiguiendo (y muchas veces eliminando) a intelectuales de toda laya, quienes, como parias, han tenido que vivir una existencia nómada y errabunda para poder huir de la férrea mano que pretende silenciarlos. Voltaire, Diderot, Marx, Dostoievski, Freud, Kafka, Lawrence, Kundera, Lorca, Alberti, Hernández y Zuleta constituyen una pequeña muestra de la infinidad de intelectuales incordiados por los sistemas sociales, políticos y económicos imperantes, por el "delito" de pensar diferente. "Sus planteamientos resultaban muy peligrosos tanto para la monarquía absoluta como para el dogmatismo eclesiástico"[76]. El mérito de estos pensadores geniales y muchos otros más radica en que pusieron en tela de juicio y cuestionaron el presunto "derecho divino de los reyes" y su poder absoluto, además dudar de la existencia de Dios. Esta actitud intelectual atemorizaba a los gobernantes todopoderosos y a la iglesia. Por eso los persiguieron y quemaron sus libros.

Los intelectuales no podemos aceptar y estamos profundamente dolidos con la Iglesia Católica por las tropelías que cometieron en contra los intelectuales citados y de otros filósofos y científicos. ¿Acaso es que los intelectuales están "a la vuelta de la esquina" o se dan por manadas, como para perseguirlos y asesinarnos? La humanidad necesita de intelectuales, porque ellos son quienes transforman la sociedad sin imponer dogmas ni acudir a la violencia. Borregos hay muchos, por millones; intelectuales muy pocos, ha sido una especie que no se reproduce masivamente. No son mayoría, y la iglesia los persiguió como a una plaga que había que eliminar… A pesar de que la Iglesia Católica, recientemente, a través del papa Juan Pablo II, reconoció su fatal error, rehabilitó y pidió perdón por la persecución y muerte de Giordano Bruno y Galileo Galilei, ¿ya para qué, si el daño ya estaba hecho? Al menos reconoció que había se había equivocado la que nunca creyó equivocarse, la legitimadora del saber y de la verdad… ¿Cuándo pedirá perdón por los otros intelectuales asesinados y perseguidos y por la quema de libros? Cuántos intelectuales, en tiempos de persecución, tuvieron que publicar sus textos con seudónimos o anónimamente. Y cuántos se abstuvieron de hacerlo por temor a las persecuciones de la religión. Muchos de los grandes filósofos, con sistemas de pensamiento sorprendentemente originales, debieron sustentarlos en Dios (Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke, Berkeley…) y seguir creyendo en Dios (Pascal, Rousseau, Kant, Hegel, Kierkegaard, Jaspers…), posiblemente por no entrar en disputas con la Iglesia Católica o con los gobernantes de su tiempo, que eran títeres de ésta, con el absurdo argumento falaz del "derecho divino de los reyes". "Los filósofos anteriores a Hume fueron frecuentemente acusados de ateísmo, pero Hume fue el primero en admitirlo. El ser tildado de ateo no era un honor envidiable, ni para los filósofos ni para los que no lo eran; la sociedad tenía sus maneras de tratar a los pensadores heterodoxos, desde la antigua Grecia (el veneno) hasta la Edad Media (la Inquisición). Los filósofos se esforzaban por tanto en convencer a todo el mundo -y a sí mismos- de que no eran ateos"[77]. Sin embargo, a Hume no le ocurrió como a muchos de sus antecesores por el "delito" de ser ateo. A pesar que vivió en pleno siglo de la Ilustración, Hume tuvo que publicar anónimamente algunas de sus obras. Muchos pensadores no pudieron disfrutar en vida del arrollador éxito e influencia de sus libros. ¡Qué despropósito! ¡Descartes acusado de ser el origen del ateísmo moderno! ¿Acaso él recurrió a Dios como garantía del pensamiento y la extensión? ¿Acaso no sentó su sistema original y revolucionario en Dios? Descartes no negó a Dios. "En 1662, doce años después de su muerte, sus obras son condenadas por la Congregación del Índice de los libros prohibidos del Tribunal del Santo Oficio de la Iglesia Católica y aún hoy no son pocos los que consideran a Descartes como el origen de los ateísmos modernos"[78]. Los textos de estos y otros filósofos cambiaron algunos aspectos culturales, inspiraron grandes revoluciones sociales, políticas, económicas y científicas y se convirtieron en modelos pedagógicos de enorme vigencia en el presente. ¿Con qué autoridad moral pretende la Iglesia Católica motivarnos a creer a los filósofos que no somos credulones, sino pensantes? ¿Para qué seguir alienando a ingenuos con sus mentiras? Si quiere seguir "reinando", es mejor que calle, que "calladita" aliena menos… Nos llegó el momento de hablar por quienes no pudieron hablar en el pasado; los que se atrevieron, qué infame destino los agobió. Al hablar ahora, los que podemos y nos atrevemos a hacerlo, los estamos reivindicando y les estamos agradeciendo todo ese invaluable legado intelectual que nos dejaron con su obra y su ejemplo de mártires del pensamiento libre.

El Manual del perfecto ateo señala que ante las abrumadoras verdades que han salido a la luz, la Iglesia ha tenido que reconocer (en 1969) que la mayoría de los llamados "santos" venerados durante siglos, no fueron más que leyenda o dioses romanos rebautizados con nombre cristiano. Así como que la inmensa mayoría de papas "sucesores de San Pedro" no fueron más que ambiciosos obispos ansiosos de poder, asesinos muchos de ellos, corruptos principitos llenos de hijos bastardos, interesados solo en el trono de los enormes territorios controlados por la "Iglesia de Cristo". Y que la historia del cristianismo es una historia fraudulenta llena de mentiras, cuentos, falsedades y mitos, utilizados sabiamente para hacer aparecer a la religión cristiana como la única inspirada por Dios y a su Iglesia como la Iglesia de Jesucristo. "La doctrina dogmática de la religión cristiana traería como consecuencia una lucha encarnizada por defender "la pureza de la doctrina" y mantener la estructura jerárquica, legitimando su dominio de la sociedad medieval. San Agustín condenó a los herejes y creyó legítimo emplear medidas de fuerza contra ellos porque consideraba la herejía como un alejamiento del dogma y un desorden del alma que podría llevar al hombre a la condenación eterna"[79].

La Iglesia Católica y la persecución y asesinato de muchos intelectuales

Por cuenta de la religión ha corrido mucha sangre… Por supuesta herejía o estar en desacuerdo con la Iglesia católica no fueron pocos los asesinados. He aquí una pequeña muestra:

Marsilio de Padua (1280-1343), filósofo italiano (teórico del estado), fue excomulgado y condenado como hereje por sus ideas de avanzada y tesis filosóficas en las que defendía el estado fundado en la soberanía popular (el rey libremente elegido por el pueblo, debía ser independiente de la jerarquía eclesiástica; los obispos respecto al papa, la comunidad eclesial respecto al párroco).

Fray Dulcino de Novara. El Papa Clemente V (1305-1314) ordenó que lo condenaran a muerte. ¿Por qué? Este monje tenía su propia interpretación de los Evangelios.

John Wyclif o Wycliffe (1320-1384), teólogo inglés, que cuestionó la autoridad espiritual del papa, las indulgencias, la confesión obligatoria y predicó un retorno a las prácticas religiosas fundadas en la meditación de las Sagradas Escrituras, fue condenado en el Concilio de Constanza (1415) e incinerado su cadáver.

Juan Hus (1369-1415), reformador religioso checo, que denunció los vicios del clero y de los defectos de la Iglesia, fue condenado por herejía, encarcelado y quemado vivo. El principal discípulo de Hus, Girolamo de Praga, que había indo a Constanza a defenderlo, lo detuvieron y encarcelaron, lo juzgaron y lo quemaron vivo por hereje el 26 de mayo de 1416.

Girolamo Savonarola (1452-1498) Precursor de la Reforma. Fue condenado a la hoguera por Alejandro VI. ¿Por qué? Haber convocado a un concilio desde Florencia con el propósito de deponer a ese papa por pecados de la carne y por corrupto.

William Tyndale (1494-1536). Quemado en la hoguera. ¿Por qué? Traducir la Biblia al inglés. Leamos lo que dice al respecto el libro El mundo y sus demonios, de Carl Sagan:

"En el siglo xvi, el erudito William Tyndale cometió la temeridad de pensar en traducir el Nuevo Testamento al inglés. Pero si la gente podía leer la Biblia en su propio idioma en lugar de hacerlo en latín, se podría formar sus propios puntos de vista religiosos independientes. Podrían pensar en establecer una línea privada con Dios sin intermediarios. Era un desafío para la seguridad del trabajo de los curas católicos romanos. Cuando Tyndale intentó publicar su traducción, le acosaron y persiguieron por toda Europa. Finalmente le detuvieron, le pasaron a garrote y después, por añadidura, le quemaron en la hoguera".

Éttiene Dolet (1509-1546). Humanista francés. ¿Por qué? Fue acusado de brujería. Por usar la sátira contra el catolicismo romano. La Iglesia católica ordenó la tortura y la quema vivo, luego de que hubiera sido condenado por la facultad de teología de la Sorbona por ateísmo y por publicar un diálogo de Platón que negaba la inmortalidad del alma. Fue el "primer mártir del Renacimiento".

Miguel Servet (1511-1553), médico y teólogo español. ¿Por qué? Mantener una concepción personal sobre el dogma de la Santísima Trinidad. Las opiniones religiosas de Servet fueron combatidas por los católicos y por los protestantes de la época. Este español rebelde, que descubrió el intercambio de sangre entre el corazón y los pulmones, contradiciendo a católicos y protestantes, negó la doctrina del pecado original y la doctrina de la Santísima Trinidad. En Del error de la Trinidad (1531) repudió la personalidad tripartita de Dios y el ritual del bautismo. Sus contribuciones científicas también fueron notables: La restauración del cristianismo, publicado poco antes de su muerte, contiene la primera descripción rigurosa del sistema circulatorio pulmonar. Acusado de herejía y blasfemia contra la cristiandad, murió quemado en la hoguera.

Giordano Bruno (1548-1600), filósofo y poeta renacentista italiano, pagó con su vida en la hoguera por sus "desviaciones doctrinales, herejías y blasfemias". ¿Pero cuál fue su osadía para merecer tan absurdo castigo? Haber planteado que el universo es infinito, que Dios es el alma del universo y que las cosas materiales no son más que manifestaciones de un único principio infinito; afirmar que las estrellas no parecen cambiar de situación por las enormes distancias que las separaban de la tierra; sostener la infinitud el universo físico, y sugerir que podían existir numerosos sistemas planetarios como el nuestro y multitud de planetas habitables. Defendió, al igual que Galileo, la tesis copernicana de que la tierra gira en torno al sol. Sostuvo que las estrellas son soles distantes con sus propios planetas, que el universo es infinito, que se puede convocar a las almas de los muertos por la necromancia y la magia, y que es mentira el dogma de la Santísima Trinidad. ¿Mereció morir así uno de los precursores de la filosofía y la astronomía moderna? La ciencia fue menos perseguida en los países protestantes porque allí la dominación eclesiástica no era tan fuerte. La vida y obra de Bruno son clara manifestación del dramático enfrentamiento que se vivía en la época. En el mundo medieval, teocrático, inmovilista, con pretensiones de conocimiento absoluto frente al cual no tenían los hombres otra opción que la recta interpretación y recta opinión, la ortodoxia resistía el advenimiento de una nueva e inquietante postura intelectual.

Fernando Savater, en una biografía novelada de Voltaire, cuenta:

"Aún más espeluznante resultó la condena contra dos jóvenes de la Picardía, el caballero de La Barre y el señor D"Etallondes, ninguno de los cuales había cumplido aún los veinte años. Por lo visto se habían cruzado con una procesión sin descubrirse y más tarde alguien los oyó cantar entre copas una canción irreverente: fue suficiente para que se les achacase el destrozo de un viejo crucifijo que presidía el puente de Abbeville, hecho caer probablemente por algún carro. El obispo de Amiens intervino con entusiasmo en esta ridícula cruzada y consiguió que el joven D"Etallondes fuese condenado a sufrir la amputación de la lengua hasta la raíz y de la mano derecha, todo ello ante la puerta principal de la catedral, tras lo cual sería atado y quemado a fuego lento… Al subir al cadalso, el desventurado adolescente comentó con serenidad: «No creí que se pudiera matar a un joven por tan poca cosa». Cuando constató la reacción mayoritariamente adversa ante esta sentencia, el nuncio la criticó discretamente y dijo que en Roma no hubiera podido llevarse a cabo la ejecución. Es singular la capacidad de la Iglesia católica para no ser nunca menos cruel de lo que le permite su poder social, ni más tolerante de lo que le imponen las circunstancias históricas".[80]

En la novela de José Saramago, El evangelio según Jesucristo, encontramos las siguientes tropelías:

"Dios suspiró y, en el tono monocorde de quien ha preferido adormecer la piedad y la misericordia, comenzó la letanía, por orden alfabético, para evitar problemas de precedencias, Adalberto de Praga, muerto con una alabarda de siete puntas, Adriano, muerto a martillazos sobre un yunque, Afra de Ausburgo, muerta en la hoguera, Agapito de Preneste, muerto en la hoguera, colgado por los pies, Agrícola de Bolonia, muerto crucificado y atravesado por clavos, Águeda de Sicilia, muerta con los senos cortados, Alfegio de Cantuaria, muerto de una paliza, Anastasio de Salona, muerto en la horca y decapitado, Anastasia de Sirmio, muerta en la hoguera y con los senos cortados, Ansano de Sena, a quien arrancaron las vísceras, Antonino de Pamiers, descuartizado, Antonio de Rívoli, muerto a pedradas y quemado, Apolinar de Rávena, muerto a mazazos, Apolonia de Alejandría, muerta en la hoguera después de arrancarle los dientes, Augusta de Treviso, decapitada y quemada, Aura de Ostia, muerta ahogada con una rueda de molino al cuello, áurea de Siria, muerta desangrada, sentada en una silla forrada de clavos, Auta, muerta a flechazos, Babilas de Antioquía, decapitado, Bárbara de Nicomedia, decapitada, Bernabé de Chipre, muerto por lapidación y quemado, Beatriz de Roma, estrangulada, Benigno de Dijon, muerto a lanzazos, Blandina de Lyon, muerta a cornadas de un toro bravo, Blas de Sebaste, muerto por cardas de hierro, Calixto, muerto con una rueda atada al cuello, Casiano de Ímola, muerto por sus alumnos con un estilete, Cástulo, enterrado en vida, Catalina de Alejandría, decapitada, Cecilia de Roma, degollada, Cipriano de Cartago, decapitado, Ciro de Tarso, muerto, niño aún, por un juez que le golpeó la cabeza en las escaleras del tribunal, Claro de Nantes, decapitado, Claro de Viena, decapitdo, Clemente, ahogado con un ancla al cuello, Crispín y Crispiniano de Soissons, decapitados, Cristina de Bolsano, muerta por todo cuanto se pueda hacer con muela de molino, rueda, tenazas, flechas y serpientes, Cucufate de Barcelona, despanzurrado, y al llegar al final de la letra C, Dios dijo, Más adelante es todo igual, o casi, son ya pocas las variaciones posibles, excepto las de detalle, que, por su refinamiento, serían muy largas de explicar, quedémonos aquí, Continúa, dijo Jesús, y Dios continuó, abreviando en lo posible, Donato de Arezzo, decapitado, Elifio de Rampillon, le cortarán la cubierta craneana, Emérita, quemada, Emilio de Trevi, decapitado, Esmerano de Ratisbona, amarrado a una escalera y muerto, Engracia de Zaragoza, decapitada, Erasmo de Gaeta, también llamado Telmo, descoyuntado por un cabrestante, Escubíbulo, decapitado, Esquilo de Suecia, lapidado, Esteban, lapidado, Eufemia de Calcedonia, le clavarán una espada, Eulalia de Mérida, decapitada, Eutropio de Saintes, cabeza cortada de un hachazo, Fabián, espada y cardas de hierro, Fe de Agen, degollada, Felicidad y sus Siete Hijos, cabezas cortadas a espada, Félix y su hermano Adauto, ídem, Ferreolo de Besancon, decapitado, Fiel de Sigmaringen, con una maza erizada de púas, Filomena, flechas y áncora, Fermín de Pamplona, decapitado, Flavia Domitila, ídem, Fortunato de {évora, tal vez ídem, Fructuoso de Tarragona, quemado, Gaudencio de Francia, decapitado, Gelasio, ídem más cardas de hierro, Gengulfo de Borgoña, cuernos, asesinado por el amante de su mujer, Gerardo de Budapest, lanza, Gedeón de Colonia, decapitado, Gervasio y Protasio, gemelos, ídem, Godeliva de Ghistelles, estrangulada, Goretti, María, ídem, Grato de Aosta, decapitado, Hermenegildo, hacha, Hierón, espada, Hipólito, arrastrado por un caballo, Ignacio de Azevedo, muerto por los calvinistas, estos no son católicos, Inés de Roma, desventrada, Genaro de Nápoles, decapitado tras lanzarlo a las fieras y meterlo en un horno, Juana de Arco, quemada viva, Juan de Brito, degollado, Juan Fisher, decapitado, Juan Nepomuceno, de Praga, ahogado, Juan de Prado, apuñalado en la cabeza, Julia de Córcega, le cortarán los senos y luego la crucificarán, Juliana de Nicomedia, decapitada, Justa y Rufina de Sevilla, una en la rueda, otra estrangulada, Justina de Antioquía, quemada con pez hirviendo y decapitada, Justo y Pastor, pero no éste aquí presente, de Alcalá de Henares, decapitados, Killian de Würzburg, decapitado, Léger de Autun, ídem, después de arrancarle los ojos y la lengua, Leocadia de Toledo, despeñada, Lievin de Gante, le arrancarán la lengua y lo decapitarán, Longinos, decapitado, Lorenzo, quemado en la parrilla, Ludmila de Praga, estrangulada, Lucía de Siracusa, degollada tras arrancarle los ojos, Magín de Tarragona, decapitado con una hoz de filo de sierra, Mamed de Capadocia, destripado, Manuel, Sabel e Ismael, Manuel con un clavo de hierro a cada lado del pecho, y otro clavo atravesándole la cabeza de oído a oído, todos degollados, Margarita de Antioquía, hachón y peine de hierro, Mario de Persia, espada, amputación de las manos, Martina de Roma, decapitada, los mártires de Marruecos, Berardo de Cobio, Pedro de Gemianino, Otón, Adjuto y Acursio, degollados, los del Japón, veintiséis crucificados, lanceados y quemados, Mauricio de Agaune, espada, Meinrad de Einsiedeln, maza, Menas de Alejandría, espada, Mercurio de Capadocia, decapitado, Moro, Tomás, ídem, Nicasio de Reims, ídem, Odilia de Huy, flechas, Pafnucio, crucificado, Payo, descuartizado, Pancracio, decapitado, Pantaleón de Nicomedia, ídem, Patroclo de Troyes y de Soest, ídem, Paulo de Tarso, a quien deberás tu primera Iglesia, ídem, Pedro de Rates, espada, Pedro de Verona, cuchillo en la cabeza y puñal en el pecho, Perpetua y Felicidad de Cartago, Felicidad era la esclava de Perpetua, corneadas por una vaca furiosa, Pia de Tournai, le cortarán el cráneo, Policarpo, apuñalado y quemado, Prisca de Roma, comida por los leones, Proceso y Martiniano, la misma muerte, creo, Quintino, clavos en la cabeza y en otras partes, Quirino de Ruan, cráneo serrado por arriba, Quiteria de Coimbra, decapitada por su propio padre, un horror, Renaud de Dormund, maza de cantero, Reine de Alise, gladio, Restituta de Nápoles, hoguera, Rolando, espada, Román de Antioquía, lengua arrancada, estrangulamiento, aún no estás harto, preguntó Dios a Jesús, y Jesús respondió, Esa pregunta deberías hacértela a ti mismo, continúa, y Dios continuó, Sabiniano de Sens, degollado, Sabino de Asís, lapidado, Saturnino de Tolosa, arrastrado por un toro, Sebastián, flechas, Segismundo, rey de los Burgundios, lanzado a un pozo, Segundo de Asti, decapitado, Servacio de Tongres y de Maastricht, muerto a golpes con un zueco, por imposible que parezca, Severo de Barcelona, un clavo en la cabeza, Sidwel de Exeter, decapitado, Sinforiano de Autun, ídem, Sixto, ídem, Tarsicio, lapidado, Tecla de Iconio, amputada y quemada, Teodoro, hoguera, Tiburcio, decapitado, Timoteo de éfeso, lapidado, Tirso, serrado, Tomás Becket, con una espada clavada en el cráneo, Torcuato y los Veintisiete, muertos por el general Muza a las puertas de Guimaräes, Tropez de Pisa, decapitado, Urbano, ídem, Valeria de Limoges, ídem, Valeriano, ídem, Venancio de Camerino, degollado, Vicente de Zaragoza, rueda y parrilla con púas, Virgilio de Trento, otro muerto a golpes de zueco, Vital de Rávena, lanza, Víctor, decapitado, Víctor de Marsella, degollado, Victoria de Roma, muerta después de arrancarle la lengua, Wilgeforte, o Liberata, o Eutropía, virgen, barbada, crucificada, y otros, otros, otros, ídem, ídem, ídem, basta".

El escritor Stefan Zweig nos dice:

"…Hus se asfixia entre las llamas ardientes; Savonarola es amarrado al poste de la hoguera en Florencia; Servet, arrojado al fuego por el fanático Calvino. Cada cual tiene su hora trágica: Thomas Münzer es tenaceado con tenazas de fuego; John Knox, clavado en su propia galera… A Thomas Moro y a John Fisher les ponen la cabeza sobre el tajo de los criminales; Zwingli, acogotado por la maza de armas, yace en la llanura de Cappel: todos ellos figuras inolvidables, intrépidos en su creyente furor, extáticos en sus cuitas, grandes en su destino. Mas detrás de ellos prosigue ardiendo la llama fatal del delirio religioso; los destruidos castillos de la Guerra de los Aldeanos son testigos infamadores de aquel Cristo, mal comprendido, cada cual según su modo, por aquellos fanáticos; las ciudades arruinadas, las granjas saqueadas de la Guerra de los Treinta Años y de la de los Cien Años, estos panoramas apocalípticos claman a los cielos la sinrazón terrena del "no querer ceder"… Durante siglos quedará partido el orbe cristiano y europeo en católicos contra protestantes, gentes del norte contra gentes del sur, germanos contra romanos: en este momento sólo hay una elección, una decisión posible para los alemanes, para los hombres de Occidente: o papistas o luteranos, o el poder de las llaves de San Pedro o el Evangelio. …la Roma del esplendor papal rechazaba cualquier protesta, hasta las mejor intencionadas; en la hoguera, con una mordaza en la boca, expiaban su culpa todos los que hablaban demasiado alto, con demasiada pasión; sólo en agrias coplas populares o en picantes anécdotas podía descargarse secretamente la irritación por el abuso del comercio de reliquias y de indulgencias; subterráneamente, iban de mano en mano ciertas hojas sueltas con la imagen del papa como una gran araña chupadora de sangre". Sobre el reformador de la Iglesia Católica, el monje alemán Martín Lutero, señala que éste "prorrumpe en clamores de alegría cuando Thomas Münzer y diez mil aldeanos son degollados vilmente, y se alaba y glorifica, en voz bien alta, "de que su sangre la lleva él sobre su cabeza"; se regocija de que el "marrano" de Zwingli, Karlstadt y todos los otros que alguna vez se le han opuesto mueran miserablemente: jamás este hombre, ardiente y violento en sus odios, tuvo una palabra justa para un enemigo ya muerto. En el pulpito, una voz humana que arrebata; en su casa, un amable padre de familia; artista y poeta capaz de expresar la más alta cultura, Lutero, en cuanto comienza una contienda, se convierte en un lobo, en un endemoniado, presa de gigantescos furores, al cual no detiene ninguna obligación o justicia. Esta salvaje necesidad de su naturaleza le lleva siempre, durante toda su vida, a buscar la guerra, pues el combatir no sólo le parece la forma de vida más llena de goces, sino también la moralmente más justa. "Un ser humano, y especialmente un cristiano, tiene que ser hombre de guerra", dice con orgullo mirándose al espejo, y en una carta posterior (1541) alza esta declaración hasta los cielos al afirmar misteriosamente "que es seguro que Dios también combate"… "Dios me ha ordenado que enseñe y juzgue en tierra alemana, como uno de los apóstoles y evangelistas". Por el propio Dios siente el extático que le ha sido atribuida la misión de purificar la Iglesia, de libertar al pueblo alemán de las manos del "Anticristo", del papa, ese "enmascarado y auténtico diablo", de libertarlo con la palabra, y, si no queda otro remedio, con la espada y a sangre y fuego… "Quien perece en defensa de los príncipes -predica-, será bienaventurado mártir; quien cae frente a ellos, se va con el diablo; por eso, el que pueda hacerlo debe combatir, estrangular y apuñalar, secreta o públicamente, pensando que no puede haber nada más venenoso, más pernicioso y diabólico que un hombre rebelde". Sin consideración alguna, se coloca para siempre del lado de la autoridad contra el pueblo. "El asno quiere palos y el populacho ser regido por la fuerza"… Cierto que muchos partidarios de Lutero se apoyan en la frase evangélica que dice: No he venido a traeros la paz sino la espada… No pienses que la cuestión podrá quedar arreglada sin tumulto, escándalo y revueltas. De una espada no puedes hacer una pluma ni de una guerra una paz. La palabra de Dios es guerra, es escándalo, es ruina, es veneno… Esta es la guerra de Nuestro Señor, el cual la ha suscitado y no cesará hasta que hayan perecido todos los enemigos de su palabra… Este hombre lleno de furia combativa no tolera ningún otro final a una discusión, sino el pleno e incondicional aniquilamiento de su contradictor… Lutero, propiamente, con su acción resuelta, no hace más que poner fuego a la cargada mina". Esta exaltación a la violencia, en nombre de la religión, fue aprovechada por los poderosos de su época, que, al igual que los actuales, son hombres pragmáticos, oportunistas, logreros, violentos y manipuladores. Fue así que Lutero, "sin desearlo, y acaso también sin comprenderlo del todo, con sus exigencias sólo pensadas para el orden espiritual, ha llegado a ser el exponente de los más diversos intereses terrenos, el ariete de los asuntos nacionales alemanes, una importante figura en el ajedrez político que se juega entre el papa, el emperador y los príncipes alemanes". Como se colige, Martín Lutero, que oportunamente le "puso su tatequieto" a los desmanes y corrupción de la Iglesia Católica, también, con su "apostolado", propició la violencia. El mismo Lutero lo reconoce en los siguientes términos: "Yo, Martín Lutero, he matado en la sublevación a todos los campesinos, pues les he dicho que pegaran hasta la muerte; toda su sangre está sobre mi conciencia"[81].

La madre del científico Johanness Kepler (1571-1630) fue procesada dizque por bruja… ¿Qué tal esos dementes "defensores" de la religión?

El estadista, político, escritor y filósofo Nicolás Maquiavelo (después de su muerte) también fue perseguido por la Iglesia Católica. "Cuando la Iglesia de Roma emprendió la contrarreforma, obra del Concilio de Trento (1543-1573), surgió una nueva severidad hacia aquellas obras que escarnecían la moral cristiana. La obra de Maquiavelo fue proscrita en 1557, bajo el pontificado de Pablo IV, y la condenación se confirmó bajo el pontificado de Pío IV, su sucesor. No sólo se reprochaba a Maquiavelo la inmoralidad política del Príncipe, sino también los juicios severos que, en los Discursos, dirigía a la Iglesia romana. En 1575, el escritor protestante Inocente Gentillet publicó una obra intitulada Discurso sobre los medios de gobernar un reino contra Nicolás Maquiavelo. En 1592 fue un jesuita, el padre Antonio Possevino, quien atacó a Maquiavelo y lo hizo responsable de todos los males del siglo. En Baviera, Maquiavelo fue quemado en efigie. En Inglaterra, el cardenal Pole declaró que el tratado del Príncipe había sido escrito por la mano del diablo"[82].

El brillante y genial filósofo Benito Espinosa (1632-1677) fue excomulgado y expulsado de la sinagoga judía y víctima de un atentado. ¿Por qué? Intolerancia. La comunidad judía lo repudió por realizar críticas a la religión oficial. Afirmar que el cristianismo y el judaísmo están vivos por sus dogmas anticuados y ritos externos. Negar que la Biblia estuviera escrita por Dios. Decir que Dios y la naturaleza eran una misma cosa. Pensar que Dios es naturaleza y un Dios titiritero. Y eso que no negó a Dios. ¿Qué tal que lo hubiera negado? Seguramente, con la vida hubiera pagado su ateísmo. Valientes estos hombres como Espinosa que disentían de lo establecido. "El joven que había crecido y estudiado en el seno de la ortodoxia judía y después se había abierto a concepciones paganas y gentiles sostenía pareceres muy seculares: los dogmas religiosos eran supersticiones, no había un Dios trascendente y personal, el alma no era inmortal, el pueblo judío no tenía una categoría privilegiada (no era el pueblo elegido) y el orden establecido de la Sinagoga representaba un obstáculo para el libre desarrollo del pensamiento autónomo y riguroso"[83].

Uno de los ideólogos de la Ilustración y promotores del Enciclopedismo, el filósofo francés Denis Diderot (1713-1784), tuvo serios problemas con la Iglesia y el Estado, quienes lo condenaron, ya que fue "el primero en expresar la idea de que todos los seres vivos pudieron provenir de un antepasado común"[84]. Además, fue enviado a prisión por dudar de la perfección de la naturaleza. "Con ayuda de los más prestigiosos escritores de la época, entre los que figuraban Voltaire y Montesquieu, el escéptico y racionalista Diderot empleó la Enciclopedia como una poderosa arma de propaganda contra la autoridad eclesiástica, la superstición, el conservadurismo y el orden semifeudal de la época. En consecuencia, Diderot y sus colaboradores se convirtieron en el blanco de las críticas clericales y reales. En 1759 el Conseil du Roi suprimió formalmente los diez primeros volúmenes (publicados a partir de 1751) y prohibió la publicación de la obra"[85]. Como si esta absurda e infanda tropelía en contra de un grande hombre que propendió por la democracia, la libertad religiosa, la tolerancia, el control racional de las pasiones y la libertad de pensamiento, y al que se le considera el fundador de la neurociencia, su amigo Adriaan Koerbagh, "que había publicado críticas contra la irracionalidad de la mayoría de las religiones y, muy espinozianamente, había sostenido que Dios era la sustancia del universo, al tiempo que atacaba a la jerarquía eclesiástica, fue arrestado y condenado a diez años de prisión en 1669 y después a diez más de exilio, condena que no llegó a cumplir porque murió al cabo de nueve meses de ingresar en la cárcel"[86].

El Papa Juan XXII (1316-1334) dispuso enviar a la hoguera a supuestos herejes de la orden franciscana conocidos como "franciscanos espirituales" porque sostenían que Cristo había sido pobre. En la novela El nombre de la rosa, de Umberto Eco, encontramos que Arnaldo Amalrico, abad de Citeaux, cuando le preguntaron qué había de hacer con los ciudadanos de Béziers, ciudad sospechosa de herejía, respondió: "¡Matadlos a todos; Dios reconocerá a los suyos!". Dice el libro que "la ciudad de Beziers fue tomada, y los nuestros no hicieron diferencias de dignidad ni de sexo ni de edad, y pasaron por las armas a casi veinte mil hombres. Después de la matanza, la ciudad fue saqueada y quemada"[87]. Luego se tomó a Carcasona donde dejó ciego a todos sus habitantes.

Sobre este oprobioso episodio "religioso", Fernando Vallejo precisa lo siguiente:

"A mediados de 1209 y al mando de un ejército de asesinos, el legado papal Arnoldo Amalrico le puso sitio a Beziers, baluarte de los albigenses occitanos, con la exigencia de que le entregaran a doscientos de los más conocidos de esos herejes que allí se refugiaban, a cambio de perdonar la ciudad. Almarico era un monje cistenciense al servicio de Inocencio III; su ejército era una turba de mercenarios, duques, condes, criados, burgueses, campesinos, obispos feudales y caballeros desocupados; y los albigenses eran los más devotos continuadores de Cristo… Los ciudadanos de Beziers decidieron resistir y no entregar a sus protegidos… pero cayó en manos de los sitiadores y éstos, con católico celo, se entregaron a la rapiña y al exterminio… Y así, sin distingos, herejes y católicos por igual iban cayendo todos degollados… En la sola Iglesia de Santa María Magdalena masacraron a siete mil sin perdonar mujeres, niños ni viejos… Albigenses o n o, los veinte mil eran todos cristianos"[88].

A éste y otros exabruptos han tenido la desfachatez histórica de llamarlos eufemísticamente guerras santas. "Una guerra santa sigue siendo una guerra. Quizá por eso no deberían existir guerras santas"[89]. La misma religión no ha respetado el precepto de bíblico: ¡No matarás! (que en la filosofía kantiana es un imperativo categórico). "Las religiones, por otra parte, han respetado muy mal esta exigencia inventando las doctrinas de la guerra justa y aún de la guerra santa"[90]. Dizque guerra santa con la promesa del cielo para los que mueran en ella. ¡Qué desfachatez!

En muchas ocasiones la religión se ha convertido en "el opio del pueblo", porque ha sido utilizada para dominar y adormecer las masas y embrutecerlas, y hacerlas pensar en cosas distintas de sus intereses inmediatos. Según Marx, la religión es un engaño, una ilusión utópica, con que se pretende acallar la miseria del hombre; la expresión de un orden social vituperable, el arma con que los ricos pretenden mantener su opresión sobre los desheredados; el opio del pueblo; la enemiga de la ciencia; y, en manos de la Iglesia, la aliada incondicional del capitalismo. El opio del pueblo significa que la religión, al señalar la existencia de una vida futura, le impide al hombre reaccionar contra las miserias de la vida presente. La religión le inculca al hombre amor y compasión para con sus semejantes, en vez de infundirle odio y venganza; así lo incapacita para la violencia y la revolución sangrienta. "A lo largo de la historia las religiones han sido manipuladas por sus sacerdotes y por los dirigentes de las sociedades"[91].

Antonio Caballero sostiene que "si la Iglesia Católica ha sido un lastre retardatario en el mundo entero, la Iglesia colombiana ha sido una de las más reaccionarias del orbe cristiano. Las jerarquías de la Iglesia colombiana han estado siempre al servicio de los intereses de las estructuras sociales existentes, del injusto orden político y social tradicional, y han puesto siempre el prestigio que les da la doctrina cristiana del amor, por una parte, y, por la otra, el poder que les da la riqueza al servicio de lo más reaccionario que ha habido en Colombia y, en consecuencia, al servicio de que hoy estemos sumidos en un mar de sangre"[92].

Un intelectual de la categoría de José Saramago, premio Nobel de literatura, en su brevísimo ensayo El factor Dios, escribió algo que nos invita a reflexionar:

"Siempre tendremos que morir de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que los humanos han sido capaces de inventar. Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda matar en nombre de Dios.

Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana. Al menos en señal de respeto por la vida, deberíamos tener el valor de proclamar en todas las circunstancias esta verdad evidente y demostrable, pero la mayoría de los creyentes de cualquier religión no sólo fingen ignorarlo, sino que se yerguen iracundos e intolerantes contra aquellos para quienes Dios no es más que un nombre, nada más que un nombre, el nombre que, por miedo a morir, le pusimos un día y que vendría a dificultar nuestro paso a una humanización real. A cambio nos prometía paraísos y nos amenazaba con infiernos, tan falsos los unos como los otros, insultos descarados a una inteligencia y aun sentido común que tanto trabajo nos costó conseguir.

Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel.

Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una organización terrorista dedicada a interpretar perversamente textos sagrados que deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso connubio pactado entre la religión y el Estado contra la libertad de conciencia y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa.

Y, con todo, Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria, mientras los muertos se van acumulando, estos de las torres gemelas de Nueva York, y todos los demás que, en nombre de un Dios convertido en asesino por la voluntad y por la acción de los hombres, han cubierto e insisten en cubrir de terror y sangre las páginas de la Historia.

Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero el "factor Dios", ese, está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor de ella. No es un dios, sino el "factor Dios" el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden para América (la de Estados Unidos, no la otra…) la bendición divina. Y fue en el "factor Dios" en lo que se transformó el dios islámico que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones de la revuelta contra los desprecios y de la venganza contra las humillaciones.

Se dirá que un dios se dedicó a sembrar vientos y que otro dios responde ahora con tempestades. Es posible, y quizá sea cierto. Pero no han sido ellos, pobres dioses sin culpa, ha sido el "factor Dios", ese que es terriblemente igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta sino aquello en lo que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un hombre acabó por hacer del hombre una bestia.

Al lector creyente (de cualquier creencia…) que haya conseguido soportar la repugnancia que probablemente le inspiren estas palabras, no le pido que se pase al ateísmo de quien las ha escrito. Simplemente le ruego que comprenda, con el sentimiento, si no puede ser con la razón, que, si hay Dios, hay un solo Dios, y que, en su relación con él, lo que menos importa es el nombre que le han enseñado a darle. Y que desconfíe del "factor Dios". No le faltan enemigos al espíritu humano, mas ese es uno de los más pertinaces y corrosivos. Como ha quedado demostrado y desgraciadamente seguirá demostrándose".

La religión, instrumento criminal

Comoquiera que el fenómeno religioso es muy influyente en la sociedad colombiana y se encuentra en la base de nuestra principal cosmovisión, es importante conocer el punto de vista de personas que tienen diferentes maneras de percibir, interpretar y sistematizar la realidad con relación al problema de la religión. En consecuencia, extracto algunos apartes de un juicioso ensayo titulado La religión: instrumento del delito y consuelo de los ingenuos, los ignorantes y los pobres:[93]

"El fenómeno religioso ha generado en la humanidad y en el planeta tierra catástrofes de inmensa gravedad, catástrofes, incluso, de mayor gravedad que las catástrofes naturales del planeta tierra en que vivimos; sin embargo, el fenómeno religioso no es más que otro de los que caracterizan al ser humano y, como fenómeno humano, ha tenido su nacimiento, su desarrollo, y se dirige hacia su muerte, hacia su desaparición, lenta pero inexorable. El culto a los fenómenos naturales, que es el comienzo de lo que llega a ser posteriormente la religión, sigue teniendo vigencia aunque el humano no lo perciba, como tal, en su conciencia…

Las religiones predominantes en el mundo de hoy representan un inmenso poder económico, social, político, cultural e incluso militar. De acuerdo con estimaciones de entidades e instituciones dedicadas a la investigación social, las principales religiones están representadas en el Cristianismo, el Islam, el Hinduismo, el Budismo y algunas otras religiones chinas; cada una de estas religiones posee diversas corrientes o expresiones que representan la existencia de sectores o grupos humanos de menor significación cuantitativa y cualitativa dentro del conjunto de la humanidad. El cristianismo se encuentra dividido entre católicos romanos, protestantes, cristianos ortodoxos, anglicanos y otros; a la vez, el Islam se encuentra dividido en las corrientes sunnitas, shiitas y otras de menor importancia, el hinduismo es un verdadero mosaico de manifestaciones rituales y de creencias innumerables en variedad. Otras manifestaciones religiosas son las tribales de regiones en donde aún no se han consolidado sus pueblos como naciones modernas; entre ellas encontramos el sikhismo, el shamanismo, el confucianismo, el brahmanismo, el jainismo, el shintoismo y otras; hay una población, en el planeta, que no se manifiesta como religiosa y que alcanza unos novecientos millones de personas; se calcula en unos doscientos cuarenta millones las personas que se manifiestan como ateos, es decir, de personas que no creen en dioses; sin embargo, es fundamental precisar, aquí, que ateo no es todo aquel que en un momento determinado de su existencia afirma que no hay dios o que no cree en dioses…

Quienes han llegado a la cima del poder religioso pertenecen a los grandes poderes económicos de sus respectivos pueblos y para ello han tenido que acudir a la intriga, al fraude, al engaño, al crimen organizado, a toda una serie de conductas que no son, precisamente, las que propagan y anuncian en sus innumerables textos religiosos y en sus permanentes discursos y sermones. Nada más significativo, en ese sentido, que los acontecimientos de finales del siglo XX en los que el Pontífice romano, el más alto jerarca del catolicismo, se convirtió en cómplice y usufructuario de los más escandalosos fraudes financieros de que tengan noticia la historia moderna: La quiebra del Banco Ambrosiano dentro de la cual se cometieron no solamente defraudaciones financieras, que toda la banca mundial comete, sino asesinatos, torturas, represiones políticas en países bajo regímenes militares, etc. Los miles de millones, en dinero, que el Vaticano ha acumulado, han sido producto del crimen, del asesinato, del envenenamiento, de la defraudación, de todo acto criminoso y de lesa humanidad; y si volvemos la vista hacia otras religiones como el Islam, los jeques y sus correligionarios no han sido muy diferentes a los jerarcas del cristianismo católico y el cristianismo protestante; se diferencian en las formas: unos son más sofisticados que otros, de acuerdo al desarrollo de sus propios medios de enriquecimiento criminal. El delito de las jerarquías religiosas comienza en las mismas bases de sus dogmas. Porque en lo que se refiere a los "principios", ellos no han cambiado: todas las religiones siguen agitando como doctrina los textos más antiguos de que se tenga conocimiento en la historia de la humanidad. Y todos esos textos son falsificaciones de todo tipo mediante los cuales se va transmitiendo, como si fuese una verdad revelada y dicha por personajes de teatro que van por el mundo sembrando la mentira, arropada con el vestido brillante del culto y el rito. En este sentido, la tradición ejerce un completo dominio sobre todos los seres humanos creyentes…

En esta perspectiva y retrospectiva es que hoy podemos afirmar que las religiones han sido instrumento del delito, el crimen atroz, el fraude, el engaño por parte de quienes asumieron su liderazgo y, al mismo tiempo, son el refugio de los pobres, el espacio de los ignorantes y el campo de acción de personajes cuyo carácter de ingenuidad y naturaleza idealista les hace creer que mediante la religión van a lograr el mejoramiento material y cultural de la humanidad que ellos desean humanístamente…

Cientos de obras se han escrito para demostrar, con fehacientes pruebas, que el cristianismo ha sido un fenómeno esencialmente criminal; pero la inmensa mayoría de la humanidad no lee, otra gran parte no cree lo que se escribe y se demuestra en contra de sus creencias y, el resto, los que leen, lo hacen para sostener la dominación, el fraude y el delito dentro de sus campos económicos y religiosos. Por eso es que quienes nos aventuramos a denunciar la verdadera esencia del fenómeno religioso somos como extraños personajes de otros mundos que arriesgamos, en este trabajo, hasta la propia vida. Sin embargo, lo hacemos porque esa es nuestra naturaleza de seres humanos que hemos mutado el carácter tradicional de la especie humana en su particularidad, individualidad y excepcionalidad.

El fanatismo islámico condenó a muerte a un escritor que reveló lo ridículo del "profeta" y los ayatollahs islámicos viven el lujo que la explotación del petróleo les permite, porque en algunos países ellos son los gobernantes; la sumisión de toda esa multitud de gentes ignorantes y fanáticas a sus prédicas absurdas, es su elemento existencial. Un cantante norteamericano programa un concierto que los jerarcas islámicos condenan, pero ante una "donación" dineraria de altas cifras para el culto, le conceden el permiso para el evento y la música se ejecuta ante millares de creyentes. Entonces, ¿qué es lo que domina?

Que siga dominando la religión, cuando la ciencia ha alcanzado niveles nunca antes conocidos, cuando en el planeta hay suficientes medios para que el hombre sea libre, cuando es posible la libre expresión, al menos en los países más avanzados, significa que todo ello no es suficiente para liberar al hombre de una herencia que no es solamente material sino profundamente ideológica y que por ello es la ideología el elemento de mayor peso en el sostenimiento de las creencias. Ya las jerarquías religiosas no necesitan delinquir para obtener, sino que delinquen para conservar; pero siguen delinquiendo, aunque mediante otros medios, con el poder político y cultural que poseen; todo ello gracias al producto de sus primeros delitos y crímenes que siguen dando sus frutos.

Es fácil dominar sobre los que no poseen poder económico, sobre los pobres, y también es fácil dominar sobre quienes piensan que es posible liquidar la injusticia mediante buenas obras. Por ello es que sigue dominando el imperio de las religiones y por lo mismo es que aún les queda mucho tiempo para seguir haciéndolo.

Nuestro propósito consiste en desvelar la esencia de las religiones para que aquellos que poseen una inteligencia de elevado nivel, conozcan algunos elementos que les permitan adquirir una mediana claridad sobre la verdadera esencia de ese fenómeno de la humanidad; muchos historiadores, pensadores, escritores, hombres de inteligencia esclarecida, han escrito sobre la religión y sobre cada una de las que existen en el planeta en que vivimos; sin embargo, muchos de esos escritos se encuentran ocultos o en sitios inaccesibles a los lectores comunes; consideramos necesario renovar criterios en forma permanente a efecto de hacer llegar a las inteligencias de muchos, el conocimiento y que se conozca que hay personas que nos interesamos en sostener el hilo conductor que hombres de todas las etapas históricas de la humanidad han venido tejiendo para impedir el engaño, el fraude, la mentira, en lo que se refiere a las creencias y la misma esencia del ser humano. Nos encontramos entre los seres humanos que pretendemos impedir el imperio de la mentira en el terreno de las ideologías y denunciamos con todo el vigor intelectual posible toda esa historia de defraudación mediante lo más infame que el hombre puede utilizar que es el engaño y el crimen. Y también nos dirigimos a personas que en forma ingenua, por ser personas sanas y honestas, consideran que mediante la religión se puede obtener el mejoramiento de la humanidad y en particular de los pobres que sufren tanto la explotación material como la explotación cultural de su existencia vital".

Los siguientes datos de Karlheinz Deschner reafirman la criminalidad de la Iglesia Católica:

"*La mayoría de las aportaciones culturales de la Iglesia fueron posibles gracias a la explotación sin contemplaciones de las masas, esclavizadas y empobrecidas siglo tras siglo.

*Y en América del Sur el catolicismo arruinó (además de muchos millones de vidas) más tesoros culturales que los que innegablemente aportó, pese a la sobreexplotación"[94].

La Iglesia Católica y la educación en Colombia

A pesar de ser un Estado laico, la religión católica ha influido profundamente en el pueblo colombiano desde el mismo momento del llamado "Descubrimiento de América". En el siglo XIX cuando los conservadores llegaban al poder imponían la educación religiosa y cuando lo hacían los liberales establecían una educación secular, sin eliminar radicalmente el elemento religioso católico. El Concordato entre Colombia y la Santa Sede (1888) estableció la educación religiosa, pero a partir de la Constitución Política de 1991, Colombia es una República secular. Según el inciso 4 del artículo 68, "en los establecimientos del Estado ninguna persona podrá ser obligada a recibir educación religiosa". "De conformidad con el Artículo XII del Concordato de 1973, compete a la Iglesia, en desarrollo de su misión apostólica, la elaboración de los programas y la aprobación de los textos para la Educación Religiosa Católica. Los actuales programas de Educación Religiosa fueron promulgados en 1992 por la Conferencia Episcopal, en el documento Orientaciones pastorales y Contenidos para los programas de Enseñanza Religiosa Escolar"[95]. Los siguientes son lineamientos y estándares curriculares para el área de educación religiosa, según la Conferencia Episcopal de Colombia:

"La Iglesia presenta la Educación religiosa de la escuela como una de las formas del Ministerio de la Palabra al servicio a la educación en la fe. En el proceso de la evangelización la Educación Religiosa contribuye en el camino de la conversión y de la formación del cristiano.

Participa del fin y método del primer anuncio del Evangelio porque realiza la función de convocatoria y llamada a la fe, contribuyendo a despertar el interés por el Evangelio, la conversión y la profesión de la fe en Cristo, así como la inserción en la comunidad eclesial.

Participa del fin iniciatorio de la catequesis y de educación permanente de la fe por cuanto realiza la función de iniciar en el conocimiento completo del mensaje cristiano y dimensiones de la vida cristiana, contribuyendo a estructurar la vida cristiana y hacer madurar la conversión y el interés por el Evangelio.

Participa de la función teológica del ministerio de la Palabra por cuanto realiza a nivel básico la función teológica de desarrollar la inteligencia de la fe y de diálogo con las ciencias, y campos del saber contenido en las áreas del plan de estudios, contribuyendo a profundizar y hacer más sólida la fe.

El carácter evangelizador de la Educación Religiosa escolar se manifiesta en el hecho de que está articulada con los fines y objetivos de la educación cristiana y contribuye al logro de los mismos por parte de los educandos"[96].

La honorable Corte Constitucional, tribunal encargado de la salvaguarda de la carta magna, ha sentado jurisprudencia mediante diversas sentencias respecto a las libertades de conciencia y de religión. En sentencia T-832 de 2011 precisa que la "Constitución de 1991 establece el carácter pluralista del Estado social de derecho colombiano, del cual el pluralismo religioso es uno de los componentes más importantes. Igualmente, la Carta excluye cualquier forma de confesionalismo y consagra la plena libertad religiosa y el tratamiento igualitario de todas las confesiones religiosas […]. Es parte del núcleo esencial de la libertad religiosa […]. La disposición sobre libertad religiosa también protege la posibilidad de no tener culto o religión alguna. El alto tribunal, buscando garantizar los derechos de los estudiantes, se opone a que se obligue a éstos a realizar rituales y otras prácticas religiosas con las que no estén de acuerdo. La sentencia T-588 de 1998 señala que: "Prestar su cuerpo para la expresión de un acto que la conciencia religiosa del alumno rechaza, carece de toda justificación pedagógica cuando el mismo fin puede cumplirse mediante procedimientos que no generen este tipo de conflicto interno en el educando. La instrucción del profesor, en esta situación, obligaría al estudiante a asumirse como simple objeto, vale decir a enajenarse respecto de sí mismo, que a eso equivale obrar contra las convicciones más profundas a fin de lograr una cosa – en este caso la aprobación de una asignatura. En verdad, la libertad de cátedra no auspicia ni patrocina el ejercicio de la función docente que obligue a los estudiantes a someterse a las órdenes de un profesor que subordina la dignidad de sus estudiantes a la realización de una práctica que no es necesaria para cumplir un objetivo válido del currículo"[97]

Es tanto el poder de la Iglesia Católica que en su gran mayoría Colombia es una nación profundamente creyente en sus doctrinas. No obstante existir otras iglesias protestantes, ninguna tiene la fuerza que ostenta la inveterada y tradicional "Iglesia Católica". Una gran mayoría de colombianos se formaron y se forman bajo los dogmas de esta iglesia, considerada "como un dominio cuya pretensión es construir sociedad desde los valores, la ética y la moral propios de la fe cristiana"[98]. A partir del Concilio Vaticano II, al proponerse la experiencia como camino para la pedagogía de la fe, se interroga sobre "qué significa e implica ser cristiano, qué es al fin y al cabo el objetivo de la educación religiosa, y qué se entiende por experiencia, sobre todo la experiencia religiosa en general y, concretamente, la experiencia cristiana"[99]. Observando el quehacer individual, social y moral de las personas que han recibido una educación religiosa, se evidencia claramente que los altos ideales propuestos en este modelo educativo no se realizan; infiriéndose de esta manera que el propósito de esa instancia formativa no se concreta en hechos tangibles en nuestra sociedad. Si analizamos la siguiente propuesta educativa, se aprecia que su espíritu no se materializa en la conciencia de los que en ella se forman. "La Educación Religiosa no puede ignorar la dimensión comunitaria de la experiencia cristiana ni puede perder de vista que la fe tiene una dimensión política que le viene dada por su misma dimensión social. Así mismo tiene que tener en claro que el Dios de la revelación está comprometido en la liberación de hombres y mujeres y no se acomoda a los proyectos humanos que dejan a su paso huellas de injusticia, que la salvación es histórica y que no hay salvación si no hay liberación de todo lo que impide a las personas realizarse como personas. Vale decir, así, que la salvación no se refiere al premio en la otra vida sino que es la plena realización de las aspiraciones verdaderamente humanas y la liberación de todo lo que impide a hombres y mujeres ser plenamente humanos. Es decir, que la dimensión social de la fe es constitutiva de la Educación Religiosa"[100]. Algunos docentes de la cátedra de religión son dogmáticos, intolerantes, no respetan las diferencias y con muchos de sus actos violan el ordenamiento constitucional al obligar a sus alumnos a recibir clases de religión y a practicar los rituales y ceremoniales de la Iglesia Católica. Con esta actitud dogmática, es difícil conseguir que una entidad forme ciudadanos corresponsables, críticos y transformadores, máxime "si sus estructuras son cerradas, jerárquicas, autoritarias, excluyentes y violentas y no permiten la autonomía, la libre expresión, la participación real, la autorregulación y la autodeterminación de quienes se educan en ella"[101].

Para fortuna de la juventud actual, la que, por diversas circunstancias, se "educa" en la religión católica, no asimila esta pedagogía ni se compromete a vivir de acuerdo con ella; posiblemente, porque ya se percató que la religión no responde a las preguntas que se formula el estudiante de hogaño.

Pero muchas de las personas formadas con fundamento en el pensamiento católico no proceden en consecuencia, ni viven una existencia de acuerdo con la dogmática católica. Son católicos por tradición, mas no por convicción. No practican las virtudes católicas y obran distinto a la moral cristiana. Son "católicos" porque sus padres así se lo impusieron "a sangre y fuego" o porque estudian en colegios de orientación católica-cristiana. A pesar de que se diga que "el área de educación religiosa debe estimular el ejercicio de relaciones de convivencia basadas en el respeto al otro y en la construcción colectiva de normas interiorizadas en un proceso de reflexión consciente, de los argumentos que lo mueven a las acciones en beneficio de lo colectivo"[102], el cumplimiento de esta formalidad no se evidencia en la gran mayoría de alumnos y egresados que reciben o recibieron este tipo de educación. Si todo lo que enseña religión católica, supuestamente es la verdad, cuya fuente inconfundible es Dios (un Dios bueno y amoroso), y a los hombres nos gusta y seduce la búsqueda de la verdad, ¿entonces por qué nos fue impuesta "la verdad revelada por Dios" a sangre y fuego? ¿Por qué fue necesario perseguir con todo tipo de tropelías y vejámenes a quienes se atrevían a poner en duda esta "verdad revelada" o que no se acomodaban a esa "verdad" porque disentían de ella? ¿Por qué la Inquisición, la cacería de brujas, los autos de fe, las hogueras, las persecuciones, las guerras santas, la excomunión y demás brutalidades?

Como secuela de la educación religiosa, se percibe que los egresados de la institución escolar implementan y vivencian en un altísimo porcentaje la cosmovisión religiosa en la percepción y sistematización de la realidad, descartando las demás cosmovisiones: científica, estética y filosófica. La cosmovisión religiosa les anula su conciencia crítica y la capacidad de pensar por sí mismo, impidiéndoles asumir una actitud iconoclasta, contestataria, contenciosa, controversial, dialéctica y cuestionadora. Ese tipo de egresados, con su mentalidad del rebaño, son incapaces de transformarse a sí mismo y tratar de transformar la sociedad en que viven, arrastradas por la corriente de las circunstancias, prisiones de un sistema económico, político y social que les dice qué hacer, qué pensar y qué decir. La educación religiosa no deja pensar críticamente.

Conclusión

La Iglesia Católica, como institución eclesiástica, durante tiempo "órgano de control de moralidad y de vida social[103]está en un proceso degenerativo de decadencia irremediable e inevitable, originada en "la fosilización de sus instituciones, su incapacidad de enfocar al ser humano como animal en devenir, sus absurdas pretensiones de conservar el status quo clasista y de preservar la superstición y la ignorancia"[104], y los frecuentes e inveterados escándalos de pedofilia, etc.

A pesar de las irrefutables fechorías y tropelías de la Iglesia Católica, no se puede desconocer su labor pastoral, catequizadora, evangelizadora, moralizadora y espiritual. Igualmente, toda su labor humanitaria en guerras, secuestros, tragedias y desastres naturales, y asistencia espiritual en cárceles, hospitales, colegios, batallones y otras instituciones de clausura. No obstante su historia criminal, el Catolicismo también ha contribuido a aliviar o paliar el dolor y sufrimiento en circunstancias bélicas y conflictivas, en múltiples ocasiones cuando su presencia ha sido oportuna en los lugares donde fue llamado y se presentó de manera espontánea. Todo su acervo doctrinario, ceremonial y ritual, sin duda alguna, ha sido un bálsamo eficaz para los creyentes. La creencia en Dios, la Virgen, el Divino Niño, el Sagrado Corazón y algunos santos les ha servido de alivio para tratar de suavizar su mísera condición tan frágil y deleznable ante el rigor y la dureza de la naturaleza. Sin embargo, el Catolicismo, la Iglesia Católica, el Cristianismo, o en general, la religión está en decadencia y, tarde o temprano, de ella "no quedará ni la tumba ni la cruz"[105], como dice la canción popular. Sea cual sea la confesión religiosa que profesen los fieles, la religión, en un futuro lejano, no será más que una parte de la historia de la humanidad.

La juventud, en una significativa mayoría, es refractaria a sus creencias y no asiste voluntariamente a las homilías, y, si lo hace, lo hace por la presión de sus padres o educadores. Algunos estudiantes se niegan a recibir clase de religión, y los educadores no pueden obligarlos, porque el ordenamiento constitucional lo impide, debido a la libertad de cultos, de conciencia, etc. En su gran mayoría, los católicos son adultos; cuando éstos fallezcan, es probable que el catolicismo se quede sin adeptos, porque los jóvenes no muestran interés por esta doctrina. Si a los niños y jóvenes se les permitiera la posibilidad de aceptar libremente el bautizo, la primera comunión y la confirmación, muy pocos lo aceptarían. En Colombia, dentro del catolicismo, estos tres sacramentos son impuestos por los padres de familia, sin el consentimiento de los niños y los adolescentes. El catolicismo no responde a las expectativas e intereses de la juventud, inclinada a la vida light, a la superficialidad y al consumismo. El dios o los dioses de los jóvenes son los cantantes, los deportistas, los videojuegos, los youtuber, la tecnología y las drogas. La religión no forma parte de la vida de muchos de estos jóvenes. Y eso que muchos jóvenes desconocen las tropelías y fechorías que se han perpetrado en nombre de la religión, como algunas de las anteriormente citadas.

Si bien es cierto que la confesión protestante (evangélicos, cristianos, pentecostales, etc.) en Colombia cada vez tiene más seguidores, también lo es porque los adultos imponen a sus hijos desde niños que asistan y se involucren en determinada creencia religiosa. Las diferentes iglesias protestantes, además de explotar económicamente a sus feligreses, les prometen una supuesta solución a todos los problemas de sus creyentes.

Vaticinar cuánto tiempo de queda de vida a la religión es imposible, pero es muy probable que su poderosa influencia siga impactando a los creyentes durante algunos siglos más. El avance incontrolable de la tecnología y el desaforado ímpetu consumista, en cualquier momento, le pueden acertar el golpe mortal a la religión, y si esto es así no se necesitarán siglos, sino pocos años. El tiempo dictará su sentencia, pero, con toda seguridad, yo no estaré presente en este mundo para asistir al "entierro" de la religión, que, paradójicamente, enterró a muchas personas.

 

 

Autor:

Luis Ángel Ríos Perea

Colombia, 2016

[1] VARGAS LLOSA, Mario. El h?roe discreto. http://assets.espapdf.com.pdf

[2] VALLEJO, Fernando. Conferencia en la Feria del Libro, Bogot?, 2016.

[3] PROUST, Marcel. Por el camino de Swann. www.librodot.com

[4] Evangelio seg?n San Mateo: cap?tulo 12, vers?culo 26.

[5] PROUST, Marcel. Por el camino de Swann. www.ebookmundo.com Pdf., p. 1.054

[6] DESCHNER, Karlheinz. Historia criminal del cristianismo. www.librostauro.com.ar

[7] ROUSSEAU, Juan Jacobo. Emilio o de la educaci?n. Pdf. P. 1121. www.ebookmundo.com

[8] PERELMAN, Chaim. y OLBRECHITS TYTECA, Lucie. Tratado de la argumentaci?n. La nueva ret?rica. Gredos, Madrid, 1989, p. 39. (Con traducci?n al espa?ol de Julia Sevilla Mu?oz).

[9] L?PEZ NORIEGA, Sa?l. El gran Inquisidor o los buscadores de certeza. Pdf, p. 90. http://biblioteca.itam.mx/estudios/60-89/68/SaulLopezNoriegaElgraninquisidor.pdf

[10] HARQUINDEY, Salvador. El Papa Francisco, Dostoievski y el Gran Inquisidor. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=170723

[11] GUTI?RREZ CABELLO, Mario. El gran Inquisidor, la angustia por la libertad. Ho Legon ? Revista de Filosof?a. A?o 13, No. 13, p. 50.

[12] Ib?dem, p?gs. 48 y 55.

[13] Ib?dem, p?gs. 50 y 53.

[14] L?PEZ NORIEGA, Sa?l. Ob. Cit., p. 90.

[15] DOSTOIEVSKI, Fi?dor Mij?ilovich. Los hermanos Kar?mazov. RBA Editores, Barcelona, 1991, p. 255.

[16] GUTI?RREZ CABELLO, Mario. Ob. Cit., p. 54.

[17] DOSTOIEVSKI, Fi?dor Mij?ilovich. P. 162.

[18] GUTI?RREZ CABELLO, Mario. Ob. Cit., p. 49.

[19] Ib?dem, p?gs. 53 y 54.

[20] DOSTOIEVSKI, Fi?dor Mij?ilovich. Ob. Cit., p. 253.

[21] L?PEZ NORIEGA, Sa?l. Ob. Cit., p. 93

[22] Ib?dem

[23] Ib?dem

[24] DOSTOIEVSKI, Fi?dor Mij?ilovich. Ob. Cit., p. 255.

[25] Ib?dem, p?gs. 256, 257 y 260.

[26] L?PEZ SASTRE, Gerardo. Hume. Cu?ndo saber ser esc?ptico. Batiscafo, Barcelona, 2015, p. 53.

[27] Ib?dem, p. 54, 57 y 78.

[28] BRECHT, Bertolt. Galileo Galilei. Losange, Buenos Aires, 1956, p. 63, 66 y 69.

[29] YALOM, Irving David. Ob. Cit.

[30] YALOM, Irving David. Ob. Cit.

[31] PINEDA BOTERO, ?lvaro. Ob. Cit. P. 216.

[32] CARPINTERO, Enrique. Spinoza. Un pulidor de lentes que nos permite seguir confiando en la vida. www.topia.com.ar

[33] Tomado de una carta escrita y enviada por Baruch Spinoza en 1665 al secretario de la reci?n creada Royal Society inglesa (quien le hab?a reprochado que se dedicara m?s a ?teologizar? que a ?filosofar?)

[34] L?PEZ SASTRE, Gerardo. Hume. Cu?ndo saber ser esc?ptico. Batiscafo, Barcelona, 2015, p. 70.

[35] DAMASIO, Antonio. En busca de Spinoza. Neurobiolog?a de las emociones y los sentimientos. Cr?tica, Barcelona, 2009, p?gs. 153 y 154.

[36] YALOM, Irving David. Ob. Cit.

[37] NIETZSCHE, Federico. As? habl? Zarathustra. Bogot?, Oveja Negra, 1982, p. 52

[38] Ib?dem.

[39] Ib?dem, p. 53.

[40] Ib?dem.

[41] Ib?dem.

[42] CARPINTERO, Enrique. Ob. Cit.

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[97] Corte Constitucional sentencia T?588 de 1998.

[98] PERAFAN PRIETO, Diana Paola y otros. Ob. Cit.

[99] Ib?dem.

[100] Ib?dem.

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[104] Ib?dem.

[105] G?MEZ, Dario, Nadie es eterno en el mundo. (Canci?n ?carrillera? popular).

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