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La educación musical y la formación ciudadana. Sus fundamentos teóricos.




Enviado por natali diaz



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    La educación transmite los valores y bienes del pasado que ejercen un poder estabilizador en la vida social, estimulando la creatividad del individuo para que sea capaz de crear una cultura en los diferentes sectores. Mediante la educación se transmite la herencia cultural que lega una generación a otra, haciéndonos objeto de este proceso que recibimos y disfrutamos y, posteriormente transmitimos a nuestros descendientes. El hombre como sujeto social debe aprender a vivir y a convivir con la realidad de su entorno, adaptarse y ser partícipe de las transformaciones económicas, políticas, sociales, ambientales y culturales. – Monografias.com

    La educación transmite los valores y bienes del pasado que ejercen un poder estabilizador en la vida social, estimulando la creatividad del individuo para que sea capaz de crear una cultura en los diferentes sectores. Mediante la educación se transmite la herencia cultural que lega una generación a otra, haciéndonos objeto de este proceso que recibimos y disfrutamos y, posteriormente transmitimos a nuestros descendientes. El hombre como sujeto social debe aprender a vivir y a convivir con la realidad de su entorno, adaptarse y ser partícipe de las transformaciones económicas, políticas, sociales, ambientales y culturales.

    La música constituye "una manifestación del arte, en la que se combinan y organizan artísticamente los sonidos, produciéndose un sistema de comunicación cognoscitiva y afectiva con altos valores estéticos entre creador, intérprete, educador y público" (Sánchez, 1992, 7) Además se encuentra presente y forma parte de la vida de todos los seres humanos, incluyendo al feto; pues desde que está en el vientre materno tiene la posibilidad de escucharla y disfrutarla, siendo capaz de reaccionar ante las características específicas de los diferentes tipos de música, lo que se ha comprobado científicamente. A lo largo de la historia, la música como manifestación artística ha contribuido positivamente a la formación del ciudadano, pues la relación existente entre la educación y la música es una necesidad para el fortalecimiento espiritual del desarrollo humano de los pueblos. La educación y la música se deben ver como un todo unido, integrándose y conformando la educación musical. Ambos fenómenos sociales se interrelacionan y conducen a un mayor desarrollo; y por ende, al desarrollo favorable de nuestra sociedad, posibilitando una mejor formación del hombre nuevo.

    En la Comunidad Primitiva la educación era ejercida de una forma espontánea por la sociedad en su conjunto. Se aprendía, viendo y observando el quehacer diario de los demás, pues el conocimiento se adquiría por el contacto cotidiano con la vida de la colectividad y la participación en sus funciones; considerando que el arte es uno de los elementos que mejor expresa el modo de vida propio de una sociedad determinada. El origen de la música se encuentra ligado a las demás manifestaciones artísticas; por lo tanto surge, al igual que ellas, como necesidad del hombre para comunicarse, surge además de una necesidad social de índole colectiva y laboral, producto del desarrollo del pensamiento abstracto; pero no es hasta la Edad Media donde se relaciona la enseñanza de la música como un oficio y comienza a impartirse canto en las escuelas, donde los religiosos eran los que se ocupaban de la enseñanza musical. En el Renacimiento la enseñanza de la música se extendió a la llamada música profana, donde el canto tuvo un papel importante. La música y la educación recibieron un impulso con La Reforma Protestante de Martín Lutero (1483–1546), que refuerza la apreciación de la música y su consideración educativa, pues toda la población es enseñada a cantar, creándose en cada pueblo la Kanforei, o coro que actuaba en las iglesias.

    Dentro de las personalidades destacadas por su labor como pedagogos musicales que abordaron sobre el tema relacionado con la educación musical podemos encontrar a:

    Jean-Jacques Rousseau (1712-1798), quien hizo contribuciones a la educación, que se manifestaron en gran medida en el campo teórico. Entre sus ideas se destaca una propuesta de canciones para niños; la escritura y enseñanza del solfeo. Sugiere además que los niños creen melodías, pero consideraba que antes de escribir la notación de la música debían escucharla. Fue un defensor del cultivo del oído, la rítmica y la improvisación.

    Otro destacado fue el educador suizo Juan Enrique Pestalozzi (1746-1827), el más influyente de todos los seguidores de Rousseau. Comprendió la importancia de la música desde el primer año de vida del niño, otorgándole al canto una gran influencia sobre el carácter. Su principal objetivo fue adaptar el método de enseñanza al desarrollo natural del niño.

    El alemán Federico Froebel (1782-1852) introdujo los principios de la psicología y la filosofía en las ciencias de la educación. Manifestaba que la enseñanza de la música debía ser mediante la práctica, donde se incluyeran juegos, rondas, construcción de instrumentos rítmicos melódicos por los propios niños. Valoró la influencia de la madre en la formación musical de su hijo y recomendaba que debían cantar juntos. Fue el creador de los Kindergarten.

    Emile Jacques Dalcroze (1865-1950), conocido también como el padre de la rítmica, pues fue el creador del método Dalcroze "Euritmia", presente en 50 países del mundo. Planteaba que la rítmica corporal y la expresión de los elementos de la música desempeñan un papel esencial en el aprendizaje. Señaló la importancia de la música en el desarrollo personal y marcó los inicios de la musicoterapia.

    La italiana María Montessori (1870-1952), pues su método se basa en los contrastes para la primera educación de los sentidos o sensorial, abogando primero por el canto de canciones sencillas y educar el ritmo del niño con la marcha y la carrera. Utilizó métodos activos en la enseñanza con los niños con dificultades en su desarrollo.

    Zoltán Kodály (1882-1967), húngaro que basa su concepción en el canto coral. Desarrolló la lectura a primera vista, el adiestramiento melódico, rítmico, armónico, de fraseo y de transposición para adiestrar el oído. Con el objetivo de que el estudiante hiciera música activa, así como sus reflejos condicionados a su horizonte emocional y a su cultura, desarrolló la percepción, la motivación y la capacidad de concentración.

    Se encuentra también a Carl Orff (1895-1982), quien fue el creador de un método de enseñanza musical que parte de la expresión espontánea de los niños, concentrando su atención en la improvisación y la creación. Su obra pedagógica estuvo motivada por la postura psico-didáctica entorno al aprendizaje musical. Creó además un sistema de educación musical basado en el ritmo.

    Raymond Murray Schafer (1933), canadiense que introdujo el concepto de paisaje sonoro y creó el proyecto sobre el Paisaje Musical del Mundo. Estableció nuevas bases pedagógicas en el siglo XX, al profundizar en materia de principios y ordenamientos psíquicos-pedagógicos. Desarrolló un enfoque renovador de la educación musical.

    Desde los primeros años de vida se comienza a educar musicalmente y "nada de lo que se enseña en la escuela contribuye más inmediata o más directamente que la música a mejorar las condiciones que promueva el crecimiento individual y la calidad de vida" (Lehman, 1988, 22).

    Con el triunfo de la Revolución cubana los servicios educacionales se han extendido a lo largo de todo el territorio nacional, incluyendo las zonas más intrincadas; por lo que el proceso educativo se ha convertido en un derecho de cada ser humano de nuestra sociedad, donde todos tenemos acceso a una educación gratuita y de calidad, donde se emplean métodos en un presente para obtener resultados en un futuro, ya sea a corto, mediano o largo plazo; y en el que ocurren diversas transformaciones, relacionadas con las actitudes, conductas y convicciones; proporcionando conocimientos que conllevan a un desarrollo social que proporcionará riquezas, y es precisamente que la educación musical no es más que un "proceso educativo de la música dirigido al desarrollo en el individuo de las capacidades, conocimientos, habilidades y hábitos que le permitirán tener un juicio musical y sonoro de la realidad, a partir de la vivencia y análisis del fenómeno sonoro, lo que garantiza poseer valoraciones respecto al hecho musical en su conjunto" (Sánchez, 1992, 8).

    Con el transcurso de los años, a través de la educación se ha logrado obtener un mayor conocimiento y una mejor preparación de los ciudadanos; logrando, de esta manera, un rápido crecimiento profesional y un índice muy bajo de analfabetismo. Se ha convertido en un proceso continuo que inicia con el nacimiento del ser humano y termina con su muerte, donde el ser humano se convierte en el centro de este proceso, y responde a un contexto histórico-social concreto, y a su vez a una forma particular de la actividad humana, obteniendo un resultado progresivo que se evidencia a través de la práctica social.

    César Pérez Sentenat, educador cubano y creador en el campo de la educación musical consideraba que si se iba a emprender la educación musical, debía hacerse racionalmente y como era debido, criterio con el que la autora concuerda completamente, por lo que considera que las reflexiones realizadas anteriormente sobre educación musical son apropiadas. En este sentido, se asume el criterio de una destacada pedagoga y educadora musical cubana de que la educación musical "es una vía para el mejoramiento humano, la formación de públicos diversos mediante la musicalización del ciudadano en distintos segmentos y contextos sociales" (Sánchez, 2012, 25). Entonces resulta importante señalar la importancia que tiene el proceso de la musicalización, constituyendo este un aspecto esencial dentro de la formación del ciudadano, y siendo la música un tipo de arte desarrollado mediante sonidos que transmiten mensajes, conllevando a una cierta comunicación entre el intérprete y el público oyente, por lo que la enseñanza de la música debe llevarse a todos y cada uno de los rincones del mundo, puesto que se ha convertido en una satisfacción agradable y placentera para la mayoría de los seres humanos. Su escuche y disfrute en todas las edades, independientemente del género, constituye un placer natural. Mediante la música se puede contribuir positivamente a la formación de la personalidad y por ende al desarrollo humano. La educación musical contribuye a ese proceso de socialización del individuo, permitiéndoles desarrollar la creatividad, la interacción, el trabajo en grupo, el intercambio con la sociedad y su desarrollo progresivo como individuo.

    El Ministerio de Educación de Cuba se preocupa y ocupa porque la educación musical llegue a todos y cada uno de nuestros centros educacionales, aunque es necesario reconocer que con esto no es suficiente, pues muchas veces en nuestras escuelas no contamos con docentes capacitados para impartir las clases de Educación Musical, aunque es preciso reconocer la labor que realizan estos maestros, que a pesar de no tener la preparación requerida se esfuerzan cada día por llevar al aula esos conocimientos musicales que contribuyen a la formación del hombre nuevo. Es preciso resaltar también el valor de las clases televisadas, las que sirven de apoyo y constituyen una fuente de saberes, con contenidos que tributan a la adquisición de nuestros conocimientos.

    La autora considera que es preciso una mejor preparación del maestro como parte de su formación general integral, pues cada uno de ellos en el transcurso por su carrera pedagógica debe haber adquirido una preparación sobre la temática de la educación musical, para que independientemente de la asignatura que imparta sea capaz de transmitir sus experiencias y conocimientos a sus estudiantes en este sentido, aunque su formación no haya sido específicamente como educador musical. El proceso de descomposición de la Edad Media, unido al surgimiento de condiciones socioeconómicas, políticas y espirituales, reflejados en los ideales y valores proclamados por las revoluciones burguesas despertaron el interés por la formación del ciudadano; pues la concepción de ciudadano es heredada desde la antigüedad y sobre todo los fundamentos científicos de su formación. Para José Martí "Educar es preparar al hombre para la vida", pues la educación debe propiciar la formación de un hombre nuevo, íntegro, crítico, creador, transformador, con sentido de pertenencia, con valores y cualidades morales, con opiniones propias y defensor de la sociedad.

    A través de la formación ciudadana se integran conocimientos, habilidades, hábitos y valores que contribuyen al desarrollo de invariantes del comportamiento ciudadano como son: la identidad social, la responsabilidad ciudadana, la convivencia y la participación ciudadanas. Sabemos que existe una estrecha relación entre el accionar del maestro y la influencia directa que el mismo ejerce en la formación ciudadana de los estudiantes, puesto que el maestro juega un papel importante en esta formación; formación, que a su vez ha constituido a lo largo de la historia una premisa para el desenvolvimiento normal de la sociedad.

    Desde el punto de vista de las artes, a decir de una pedagoga cubana "la Educación Artística como componente de la formación integral del ciudadano es esencial" (Seijas, 2012, 61), y desde luego que "la educación artística actúa fundamentalmente en la esfera de los sentimientos, la sensibilidad estética, las normas morales y de conducta, es una vía idónea para la promoción de los elementos representativos de la cultura, que expresa, los valores ideológicos, políticos y morales como expresión de soberanía; en esta educación se involucra lo sensorial, lo emocional, lo afectivo y lo intelectual; al mismo tiempo propicia una mejor comprensión del mundo subjetivo y el mundo objetivo del ser humano" (Seijas, 2012, 63), considerando que todos estos elementos contribuye positivamente al desarrollo favorable del individuo, teniendo en cuenta que cada una de las manifestaciones artísticas: música, artes visuales, danza, teatro, literatura y lo audiovisual: cine, radio y televisión aporta directamente a la formación del hombre nuevo y mantienen una relación muy estrecha con él como ser social. Entonces en general, "la educación artística es, por tanto, una vía eficaz para fomentar en los seres humanos una correcta actitud ante la vida, la naturaleza y el arte, para regular los procesos conductuales de los sujetos, así como las relaciones que establece con su entorno. Esta educación, además, favorece la formación integral de todos los implicados en estos procesos de aprendizaje y de manera muy especial en sus sentimientos, emociones y en los modos de conducirse" (Seijas, 2012, 68).

    El maestro cubano trabaja cada día para lograr que sus estudiantes sean mejores personas, con valores y sentido de pertenencia por su patria y su familia. No es un secreto para nadie que el educador, en este caso al maestro, le corresponde desempeñar el rol protagónico en este proceso de transformación social, pero debemos recordar que siempre debe contar con el apoyo de la familia, por eso es tan importante el trabajo de conjunto escuela-familia, incluyendo además a la comunidad, pues aunque el maestro sea responsable de la educación de cada ser humano, la familia no queda exenta en este proceso formativo en construcción. Mediante una correcta educación musical se puede contribuir positivamente al proceso de socialización del individuo, permitiéndoles desarrollar la creatividad, la interacción, el trabajo en grupo, el desarrollo progresivo y por ende contribuir también al proceso de formación ciudadana, pues cada uno de nosotros desde su actuar cotidiano puede aportar en beneficio al desarrollo y transformación del hombre como ser social, y de eso se trata de cumplir con esa parte que nos corresponde. Hace años se viene hablando de la necesidad de dar un vuelco a la formación de los ciudadanos, hace años también se viene planteando la necesidad de su fortalecimiento en la concepción y diseño de nuevos métodos y técnicas para lograrlo, pero vale manifestar que todavía seguimos insatisfechos con los resultados alcanzados.

    La base donde se sustenta la formación ciudadana, vinculada al valioso aporte del pensamiento cubano, hay que buscarla en el contexto histórico. Pero tanto en el plano nacional como internacional la formación del ciudadano se ha enriquecido a través teorías de diferentes investigadores como: Cortina (1996), Silva (1998), Fernández (2001), Torroella (2002), Jiménez (2003), Torrego (2003), Hochleitner (2003), Calderius (2005), Arteaga (2005), entre muchísimos otros como son:

    José Agustín Caballero (1762-1935), ante el fenómeno educativo asumió una actitud consciente, asociando la educación a los proyectos sociales de prosperidad, de acuerdo con la sociedad de aquellos momentos. Determinó además el ideal de hombre que era necesario, luchando por una educación que liberara el pensamiento de las ligaduras escolásticas. Estableció la formación de valores políticos y morales, para lo cual era esencial la preparación intelectual, uniendo además lo educativo y lo instructivo en la formación ciudadana y patriótica.

    El padre Félix Varela (1788-1853), con respecto a la formación ciudadana, constituye también un antecedente, quien sentó las pautas en la educación del pueblo y en los sentimientos de patriotismo e identidad nacional necesarios para el desarrollo social de esa época.

    Como continuador de su maestro Varela, José de la Luz y Caballero (1800-1862), propugnó que la instrucción como parte de la cultura liberadora debía orientar su quehacer hacia la formación de hombres y a la calidad de la persona.

    Razón tenía el apóstol cuando expreso: "ser ciudadano de república es cosa difícil, y es preciso ensayarse en ella desde la niñez" (Martí, 1975, 305).

    Pues "para llegar a ser ciudadano activo en la comunidad debemos estar motivados, formados y gozar de oportunidades para ello. Además, la tradición cívica republicanista ha pasado por subrayar la importancia del ejercicio de la virtud cívica, la participación en la construcción del interés común y el cumplimiento de los deberes cívicos desde un ideal moral de servicio a la comunidad" (Bárcenas, 1997, 83-84).

    Es por ello que "La educación del ciudadano ha sido objeto de las más diversas interpretaciones a lo largo de la historia de la civilización, y ello ha dependido del prisma filosófico a través del cual se ha visto, pero no siempre se ha tenido en cuenta un enfoque objetivo, consecuente, que tome como punto de partida el análisis de las condiciones que ofrece la sociedad para el progreso del individuo, el grado de desarrollo de la conciencia y la actividad"(Sáez, 2000, 5).

    La formación del ciudadano es un proceso al que se le debe prestar especial importancia, por lo que se ha considerado un "proceso continuo y sistemático de apropiación individual de un sistema de saberes y valores que determinan la posición vital activa y creativa del sujeto social e individual ante la vida pública y se expresa en las relaciones que establece en los espacios de convivencia" (Venet, 2003, 8).

    Por lo que "La condición de ciudadano se instituye psicológicamente como una actitud que define el sujeto para sí y que supone la conformación dentro de su proyecto de vida, de patrones de comportamiento de interacción participación en la vida sociopolítica de la sociedad, la participación en el proceso de generación de condiciones más beneficiosas y más plenas para él y para los otros" (Calviño, 2003, 33).

    "La formación ciudadana forma parte del proceso de socialización que se desarrolla en la sociedad, con la finalidad de conformar personalidades capaces de convivir y participar en el desarrollo social, desde una perspectiva consciente y autorregulada, ética, política y jurídicamente " (Silva, 2005, 23).

    Resulta importante destacar que "La formación ciudadana es base y fundamento de la formación integral del hombre, en el que son cada vez más complejas las obligaciones ciudadanas, al tener marcada la esfera volitiva del ser humano una acción dirigente, a la respuesta en la esfera social, a la formación de sentimientos, valores éticos y sobre todo el respeto individual" (Ruíz, 2012, 88).

    En las condiciones actuales del presente siglo la realidad de la sociedad cubana exige un ciudadano bien formado, que sea capaz de convivir y participar conscientemente en el desarrollo favorable de la sociedad desde una perspectiva ética, política y jurídica, donde los actores educativos, sobre todo el maestro, adquieren una significación o valor especial, debido a la responsabilidad que tiene la escuela y el ejemplo del educador en la formación del hombre nuevo. En el Ministerio de Educación se trabaja arduamente en lo que respecta a la formación del ciudadano, puesto que educar al hombre es nuestra tarea fundamental, y como se expresa en la Carta Metodológica de mayo de 1996, la formación ciudadana es la educación de una actitud responsable del ciudadano para su convivencia social, presente y futura. En el Seminario Nacional de preparación del curso escolar 2014-2015 quedó expresado por el colectivo de autores del Departamento de Marxismo– Leninismo e Historia del Organismo Central del Ministerio de Educación, del cual la autora de la presente investigación forma parte que "no podemos cejar en el empeño de dar marcada prioridad a educar en las buenas costumbres, las normas de convivencias, los modales y el logro- junto a la familia y el resto de los factores sociales- de una educación de calidad, donde el desarrollo de buenas normas de comportamiento ciudadano sea no solo una necesidad social sino individual, donde el reto sea reestructurar las relaciones de los proyectos personales de vida con el proyecto social en circunstancias nuevas, tanto internas como externas, donde la memoria histórica inspire la valoración para entender el presente y construir el futuro y donde el principal fundamento esté en la participación personal y social. Los síntomas de resquebrajamiento que se evidencian en el comportamiento ciudadano, reclaman la atención inmediata y sistemática de toda la sociedad, tanto para cuidar la unidad, como para evitar, ante el deterioro del comportamiento, la proliferación de actitudes de desobediencia civil y la manipulación hacia intentos desestabilizadores."

    En correspondencia con los conceptos anteriormente analizados, la investigadora del presente trabajo considera que la formación ciudadana es un proceso complejo de transformaciones por el que atraviesa el individuo desde su nacimiento hasta su muerte, y que tiene que ver con un adecuado comportamiento del hombre para la sociedad y en la sociedad.

    Toda sociedad aspira a formar un determinado modelo de ciudadano, y entre diferentes sociedades seguro que habrán elementos comunes asociados desde luego al momento histórico concreto en el que se esté viviendo. Sin embargo, esto no quiere decir que todos pensamos de la forma ni que tengamos los mismos propósitos e intereses, pero lo cierto es que existe una tendencia que habla de la integración y de la mundialización de la cultura.

     

     

    Autor:

    Natali Diaz.

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