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Neuropsicología geriátrica



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Memoria a corto plazo
  4. Referencias bibliográficas

Introducción

Un concepto del envejecimiento dice: "Envejecer es una palabra que encierra en sí misma la acción del paso del tiempo sobre un organismo dado, pero también sobre un objeto inanimado o cosa" (Carreiro G., R. 2008). Describe que las plantas, los animales, y los humanos envejecen; igual les sucede a los objetos, toma como referencia un reloj de arena y lo compara con un reloj actual, con los dos se puede medir el tiempo, pero el que envejeció fue el reloj de arena y junto a él la tecnología que revolucionó en su época, con el paso del tiempo el avance científico técnico, dio paso a otra nueva, diferente y más desarrollada.

Todo envejece, bajo el enfoque anterior la acción de envejecer se puede apreciar en lo que nos rodea, incluidos los elementos no vivos del entorno. Nos refiere de las ciudades, barrios edificaciones, las construcciones. En el aspecto natural, un río, una montaña un bosque, una cueva, con el tiempo envejecen y pasan por períodos o etapas diferentes de su existencia. Envejecen las estrellas del universo y surgen nuevas y también en ésta dimensión cósmica se manifiesta el fenómeno de envejecer.

Destaca el envejecimiento como un fenómeno individual, y al mismo tiempo es global y universal.

En consecuencia se le atribuye a la materia una propiedad inherente y lleva implícito cambios cualitativo y cuantitativo que ocurre por la acción del paso del tiempo.

El envejecimiento es un proceso sujeto al paso del tiempo conocido como envejecimiento cronológico, se lo mide en el tiempo transcurrido desde que surge el elemento vivo o no vivo hasta que este se va transformado en otra cualidad nueva, en términos de minutos, horas, años, miles de años, cientos de miles o millones de años.

Hay períodos diferentes por los que pasan los seres vivos y no vivos y etapas que marcan la existencia y en las que se expresa el fenómeno del envejecimiento. El envejecimiento en los seres vivos, según la especie, tienen un tiempo definido en el que este se manifiesta. Los organismos vivos envejecen cuando las características con las que se originaron comienzan a dar paso a otras tanto de diferente cantidad y calidad que se puede apreciar a través de etapas o estados específicos.

Por tanto surgirán etapas y períodos bien distinguibles en su desarrollo, con la adquisición de habilidades y propiedades diferentes, que los adquiere y puede perfeccionarlas o puede modificarlas o perderlas en función de la relación con el ambiente.

Cada etapa del desarrollo del organismo vivo tiene características propias que se manifiestan producto de su propia condición genética y de la respuesta a un ambiente específico. Cuando el organismo va envejeciendo son muchas las causas o factores que inciden, los que dependen en gran medida, de su dotación genética y del ambiente en que se desarrolla.

En consecuencia todos los seres vivos incluido el hombre transitarán por etapas diferentes, en las que ocurren cambios externos (en su apariencia física exterior) e internos (en su metabolismo, es decir en sus funciones, así como en los órganos, aparatos y sistemas) siempre en respuesta a la dotación genética y a las condiciones de su medio interno y circundante.

El envejecimiento como fenómeno biológico vinculado directamente al cambio que se va produciendo en y durante el desarrollo de la vida del organismo, que concluye como proceso al llegar a la etapa de la vejez y aún en ésta se manifiesta. El envejecimiento no es una etapa de la vida del ser humano, sino un proceso que transcurre con la vida misma. Parece ser que el envejecimiento comienza desde el nacimiento. Carreiro G., (2008)

El Desarrollo Humano considera teorías presentadas por la " National Institutes of health / National Institutes on Aging". Papalia,D., Wendkos Sally, Duskin, R. (2005) Desarrollo Humano, McGraw Hill, Interamericana, España, pág.679-682, organismos norteamericanos tanto de la salud como del envejecimiento que procuran explicar las variadas causas del envejecimiento, y consideran que son:

Teorías de programación genética

Estas teorías sostienen que los cuerpos envejecen de acuerdo con una secuencia de desarrollo normal incorporada en los genes, la cual implica que la duración máxima de la vida está determinada genéticamente.

Teoría de la senectud programada

El envejecimientos el resultado del encendido y apagado secuencial de ciertos genes. La senectud es el momento en el que se hacen evidentes los déficits asociados con la edad.

Teoría endocrina

El reloj biológico actúa a través de las hormonas para controlar el ritmo del envejecimiento.

Teoría inmunológica

La declinación programada en las funciones del sistema inmunológico conduce a una mayor vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas y por ende al envejecimiento y la muerte.

La teoría de desgaste celular

El cuerpo envejece como resultado del daño acumulado en el sistema. Se cree que a medida que las células envejecen tienen menos capacidad de reparar o remplazar los componentes dañados.

La teoría del radicales libres

Son átomos o moléculas muy inestables formadas durante el metabolismo (conversión de oxígeno en energía), los cuales reaccionan con las membranas celulares, las proteínas de las células, las grasas, los carbohidratos, e incluso el ADN, y pueden dañarlos.

La teoría del índice de vida

El cuerpo puede trabajar a su ritmo y nada más; cuanto más rápido trabaje, más rápido se desgasta. En consecuencia, la velocidad del metabolismo determina la duración de la vida.

La teoría auto inmune

El sistema inmune puede "confundirse" en la vejez y liberar anticuerpos que atacan las propias células corporales.

Sin embargo, desde el punto de vista neuropsicológico se consideran teorías del envejecimiento que se asocian a las citadas anteriormente, partiendo de conceptos como:

El envejecimiento normal, fisiológico o eugérico se define como la serie de modificaciones morfológicas, psicológicas, funcionales y bioquímicas que origina el paso del tiempo en los seres vivos. Se caracteriza por la pérdida de la capacidad de adaptación y reserva del organismo frente a los cambios, para mantener la homeostasis.

El envejecimiento patológico o patogérico está condicionado por ciertas enfermedades exógenas y hereditarias, por hábitos y otros mecanismos como el medio ambiente. Deus, J., Devi, J., y cols. (2004). Gerontología y Geriatría.. Publicaciones del Instituto Superior de estudios psicológicos. ISEP Universidad, Barcelona.

Existen dificultades para diferenciar entre los cambios estrictamente debidos al proceso de envejecimiento y los secundarios a las enfermedades que puedan aparecer con el paso del tiempo. El envejecimiento no se instaura en todos los órganos y sistemas sincrónicamente y además hay una gran variabilidad individual entre las personas.

Desarrollo

  • Proceso Cognitivos

La atención dividida en las personas mayores presenta capacidad disminuida sobre todo cando se presta atención a varias tareas al mismo tiempo, y a más tareas, implicadas mayor dificultad.

Con la edad este tipo de atención se deteriora solo en algunos casos:

  • 1. A la hora de indicar si un determinado objetivo está presente o no, no hay diferencias de edad

  • 2. Pero ante tareas complicadas, la ejecución de los gerontes es peor que en los jóvenes. Solo sí la tarea es compleja, la atención dividida se deteriora con la edad.

Ponds, Browers y Wolffelaar (1988), lo vieron en conductores con experiencia que tenían que distribuir su atención entre dos tareas simultáneas. En esa experiencia, no se pudo determinar si el declive en la ejecución con la edad se debía a un enlentecimiento generalizado, en el que un procesamiento más lento interfiere con la posibilidad de integrar dos subtareas en una sola, o a unas repuestas motoras enlentecidas que hacen difícil combinar las teclas de girar y de apretar en una serie de respuestas rápidas.

La atención selectiva cumple función de filtro y se encuentra entre las más básicas de la atención, resultando esencial para el aprendizaje (Plude, Enns y Brodeur, 1994). Las diferencias en el nivel de ejecución entre diferentes edades depende de la naturaleza de la tarea, cuando hay que seleccionar información relevante en un contexto de mucha información irrelevante, entonces aparecen diferencias con la edad, que perjudican a los ancianos; no así cuando la tarea es sencilla.

Plude y Doussard-Roosevelt (1989), realizaron un estudio en el que se pedía a jóvenes de 20 años y a ancianos de 70 años que relacionaran un objetivo entre presentaciones de Xs y de Os. Aunque los ancianos eran mas lentos que los jóvenes, mostraron mayor precisión en la detección. Sin embargo, cuando la dificultad de la tarea aumentaba porque se consideraban más propiedades o características del estímulo, el desfase en velocidad entre los dos grupos de edades aumentaba. Mediante manipulaciones de la tarea, los investigadores llegaron a la conclusión de que la mayor lentitud puesta de manifiesto por los ancianos no procedía de diferencias en enlentecimiento sensorial o en estrategias de búsqueda, sino de un enlentecimiento generalizado en el sistema nervioso central que afecta los procesos atencionales.

Con relación al cambio de foco de atención, la eficacia con que se realiza parece disminuir con la edad, aunque algunos investigadores han puesto en entredicho esta disminución tradicionalmente aceptada. Además de ser más lentos para cambiar el foco de atención entre dos o más fuentes de información alternativas, los investigadores, hasta hace poco, asumieron que los ancianos eran también menos precisos. Como causa de esta situación, se la atribuían a la reducción de la capacidad de la memoria a corto plazo con cualquier cambio de atención. También se culpaba a las dificultades en la recuperación, puesto que el cambio de atención implica que exista la conciencia de cadenas separadas de pensamiento y que aunque una sea el foco de atención, las otras deban ser mantenidas para una posterior recuperación. Tal como McDowd y Birren (1990) señalan, un problema cotidiano de este último tipo es el que se produciría cuando uno va a una habitación, pero se nos olvida por qué hemos ido; la intención de recuperar algo se pierde cuando se atiende al hecho de ir a otra habitación.

Los ancianos necesitan más tiempo para tomar decisiones atencionales, pero con un tiempo de preparación adecuada, muchas diferencias de edad desaparecen.

Un proceso psíquico muy asociado al proceso de atención lo es la memoria. La memoria constituye el proceso psíquico que funciona como indicador tradicional de envejecimiento; esto está reconocido tanto por científicos como por el saber popular.

Es común que recoger quejas mnésicas que aparecen con la edad en sujetos correctamente integrados en el aspecto social y que se quejan de infidelidades de su memoria, que conciernen en particular, al olvido de nombres propios, a las dificultades en encontrar objetos o documentos, o a retener números de teléfonos o listas de las compras. Los "trastornos de memoria asociada a la edad" se definen clínicas y psicométricamente. Estas dificultades podrían afectar a más de una tercera parte de los sujetos de 60 años y no constituirían ni el estado inicial de una demencia, ni un factor de riesgo para la aparición posterior de una demencia, aunque su etiología sigue actualmente sin aclararse, fue denominado por Kral (1962) "olvidos benignos de la senescencia".

No podemos afirmar que la memoria de las personas empeore con la edad, ni que el olvido sea una consecuencia inevitable del envejecimiento. Además, las pequeñas pérdidas que se producen en la etapa adulta son fácilmente compensadas por el uso de otras estrategias cognitivas como por ejemplo: la de prestar más atención inicial al material. Las tres estructuras de la memoria se ven afectadas de forma diferente; la memoria sensorial, y la memoria a corto plazo no sufre cambios significativos; sin embargo, en la memoria a largo plazo en ancianos no enfermos, hay una pérdida que parece no estar tanto en la capacidad para almacenar información, como en la habilidad para recuperarla. (Salthouse, 1991).

Cuando se producen alteraciones en la memoria en la vejez, las hipótesis explicativas se han centrado en factores ambientales (cambios en el estilo de vida o en la motivación), déficit del procesamiento de información (el área que ha recibido mas investigación y que utilizaremos enseguida en nuestra exposición) y factores biológicos (deterioro en determinadas partes del cerebro, como los lóbulos frontales). Esta última explicación resulta útil en los casos de enfermedad física o mental, pero en personas mayores con buena salud se producen déficit de memoria que no parece completamente explicable por factores biológicos.

Para comprender la naturaleza de los cambios con la edad en la memoria, se puede dividir el sistema en capacidades y contenido:

  • 1. Las capacidades de la memoria, que se componen de estructuras y de procesos, pueden declinar.

  • 2. Pero los contenidos de la memoria que aluden al conocimiento almacenado puede aumentar.

Esquema del sistema de memoria

Memoria

Capacidades

Contenidos

Estructuras:

Conocimiento almacenado:

Memoria sensorial

Memoria procedural

Memoria a corto plazo

Memoria declarativa:

Memoria a largo plazo

(episódica y semántica)

Memoria a muy largo plazo

Procesos

Codificación

Almacenamiento

Recuperación

Bueno y Vega, (1993), en un trabajo investigativo plantearon, de acuerdo con un punto de vista lineal del procesamiento, que el sistema de memoria se puede subdividir en diferentes etapas. La información se transfiere a lo largo de distintos canales, cada uno de las cuales posee unas funciones de retención y transformación características:

  • 1. Un primer contacto se realizaría en la memoria sensorial, que es un sistema pre conceptual y pre atencional de estabilidad extremadamente baja. La información ambiental-imágenes, sonidos, olores, sabores, etc., se mantienen durante un segundo; tras ese tiempo, la información decae en esta etapa, por lo que para utilizarla debe ser procesada a un nivel más profundo.

  • 2. El segundo sistema denominado memoria a corto plazo o memoria primaria, exhibe una estabilidad algo mayor, pero es también de capacidad muy limitada, por lo cual la información se pierde rápidamente.

  • 3. La información solo se mantiene cuando pasa a un almacén muy estable como es la memoria secundaria o a largo plazo.

  • 4. A veces se habla de una memoria terciaria o a muy largo plazo, en la cual la información se almacena de modo permanente.

A medida que aumenta la edad cada uno de estos sistemas se ve afectado de modo muy distinto, lo cual se expone a continuación:

Memoria sensorial

El conocimiento sobre la relación entre memoria sensorial y edad procede fundamentalmente de los trabajos realizados sobre la memoria visual (icónica). Por el contrario, la información sobre la relación entre le memoria sensorial para el sistema auditivo y el envejecimiento apenas existe. Con la edad sabemos que se producen cambios diversos en el sistema visual y a pesar de ello, no se han demostrado déficit consistente a medida que aumenta la edad ni en la capacidad para identificar estímulos visuales presentados brevemente, ni en la persistencia de la información almacenada en el registro sensorial.

En relación a la transferencia desde el registro sensorial a la memoria primaria y/o secundaria parece ser que los ancianos necesitan más tiempo que los jóvenes para extraer la información de letras sencillas, pero la cuestión práctica que se desprende de estos datos estriba en si una pérdida modesta en memoria sensorial contribuye de forma significativa a las dificultades de aprendizaje y de recuperación de la información que experimentan los ancianos. La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que el envejecimiento solo tiene efectos pequeños y carentes de importancia sobre la memoria sensorial.

Memoria a corto plazo

Es un sistema de capacidad limitada que mantiene la información en la conciencia. A pesar de ser un almacén temporal con capacidad limitada, la memoria primaria desempeña un importante papel en el control y la asimilación de nueva información, estando implicada cuando la información es todavía el objetivo de la atención conciente. Palacios y Marchesi (1985).

Gracias a su existencia retenemos en nuestra mente determinados materiales (números telefónicos, nombres, etc.), si mantenemos repitiendo el material, no lo perdemos, porque la información en 15 seg. se pierde, si la información presentada no se transfiere a la memoria a largo plazo, se perderá en cuanto se elimine la atención.

La capacidad de almacenamiento de la memoria a corto plazo solemos medirla mediante tareas de amplitud de memoria por ejemplo: recordar dígitos hacia adelante o hacia atrás. La capacidad estándar de este sistema está en torno a los siete más/ menos dos ítems, y lo que supere esa cantidad debe ser recuperada de la memoria a largo plazo.

No ha sido posible concluir los resultados obtenidos con la tarea de amplitud de dígitos hacia delante porque, aunque tradicionalmente se ha mantenido, que cuando las listas no son muy largas se observan diferencia entre los jóvenes y los ancianos, en el análisis realizado por Verhaeghen, Marcoen y Goossens (1993), encontraron que los ancianos se situaban en torno a los percentiles 30 ó 35 de la distribución de ejecución con la edad adulta con listas pequeñas.

Sin embargo, cuando la tarea por su extensión requiere que intervenga la memoria secundaria o cuando las tareas exigen mayor retención, flexibilidad mental y procesos de reorganización del material, las diferencias entre jóvenes y ancianos se manifiestan más claramente, por ejemplo: con la tarea de recuerdo de una serie de ítems en el orden inverso en el que se ha escuchado o visto.

Henry y Millar (1993), señalaron que a pesar de lo anteriormente expuesto, bajo algunas circunstancias, la capacidad de memoria puede aumentar. Sin embargo, no están claras las razones de ese incremento.

La memoria a corto plazo se utiliza también para el procesamiento. Por ello se ha introducido el concepto de memoria de trabajo o memoria activa (Baddeley, 1986). Para medir su capacidad en investigaciones se han utilizado dos tipos de tareas:

  • 1. La amplitud de escucha o de lectura (en la que una serie de frases cortas se oyen o se leen de las que debe retenerse y recordarse después la última palabra (Daneman y Carpenter, 1980), como procesamiento concurrente puede pedirse que se detecten los errores gramaticales.

  • 2. La amplitud de cálculo (en la que el sujeto tiene que retener y recordar el último dígito de cada una de varias series de problemas aritméticos (Salthouse, 1988). Como procesamiento concurrente el sujeto puede resolver problemas de cálculo.

En estas tareas los ancianos se sitúan en el percentil 21 de la distribución de la ejecución de la edad adulta. En ambas tareas hay que almacenar los ítems presentados, y hay que realizar un procesamiento concurrente.

Se desconoce la causa de la menor eficiencia de la memoria activa con el envejecimiento.

  • 1. Algunos piensan que se deba a una disminución de los recursos de procesamiento.

  • 2. Otros piensan que pueda ser el resultado de una menor flexibilidad en el procesamiento, por lo que seria más difícil cambiar de un proceso a otro (Dobbs y Rule, 1989).

  • 3. Otros han sugerido que el problema podría proceder de la intrusión de información irrelevante en la memoria activa, que desplaza el material deseado o dificulta la recuperación de información específica desde la memoria a largo plazo.

La recuperación de la memoria a corto plazo suele evaluarse con la tarea de búsqueda en memoria. En esta tarea se pide a los sujetos que mantengan en la mente una serie de ítems que no sobrepasan la amplitud de la memoria a corto plazo. Luego se le presenta un ítem de prueba y tiene que decidir si ese ítem estaba o no presente en el conjunto original, que permanece en la memoria a corto plazo.

Este proceso de recuperación también empeora con la edad puesto que se recupera más lentamente (en la tarea de velocidad de búsqueda) de acuerdo con Verhaeghen, Marcoen, y Goossens (1993). Además, los ancianos cometen significativamente más errores que los jóvenes en dicha tarea de búsqueda de memoria.

Se encontró una interacción entre los cambios con la edad y la familiaridad con los estímulos presentados, de tal manera que las diferencias entre los jóvenes y ancianos eran menores con estímulos familiares que con otros pocos habituales. A pesar de la divergencia de resultados encontrados por diferentes autores sobre la existencia o no de diferencias con la edad en memoria a corto plazo, parece claro que la memoria primaria se ve afectada por las diferencias en edad.

En la memoria a corto plazo el declive más acusado aparece a partir de los 70 años.

Memoria a largo plazo.

Es potencialmente ilimitada, implica mecanismos muy variados y de gran extensión temporal. Intervienen en todo el proceso de recuerdo activamente, además de ser el sistema que mantiene de forma permanente la información. Es el almacén de nuestra experiencia pasada y en ella se mantiene lo que previamente denominábamos contenidos de la memoria: recuerdos del pasado, nuestro conocimiento sobre el mundo y sobre cómo hacer las cosas, e incluso la información sobre cómo funcionan nuestros procesos de pensamiento.

Cuando la información se codifica, se transfiere a la memoria a largo plazo donde se mantiene hasta que se necesita. Cuando se recupera la información se transfiere de nuevo a la memoria a corto plazo, donde se puede manipular de forma conciente. Para investigarla se han utilizado las tareas de aprendizaje social y la de pares asociados (comentadas al tratar el aprendizaje verbal).

Teóricamente al menos, una ejecución pobre en tareas de memoria puede radicar en diferentes mecanismos. Se puede fallar en codificar o asimilar el material que se aprende. Podría haber problemas para mantener almacenada la información codificada. El material tras ser codificado y almacenado, puede resultar inaccesible. O la clave del déficit puede estar en los procesos organizativos que se producen en la interacción entre codificación y recuperación.

El rendimiento de la memoria a largo plazo se muestra claramente más afectado por la edad, de manera que presenta una disminución significativa de la juventud a la adultez y a la vejez. Los esfuerzos de los investigadores se han dirigido a tratar de identificar las razones de esta disminución, intentando ver en qué medida se ven afectados por el envejecimiento los diferentes procesos que intervienen en la memorización (codificación, almacenamiento y recuperación):

  • en los ancianos se han observado déficit en la codificación, en particular cuando se trata de tareas que exigen un procesamiento muy elaborado por contener mucha información o por tener información muy compleja; en estos casos, los ancianos preparan peor el material para su memorización. Por ejemplo, en el procesamiento semántico (que es mas "profundo"), exige una codificación más elaborada, y por lo tanto, conduce a una retención superior que los otros tipos de procesamientos más "superficiales".

  • la capacidad de almacenamiento parece ser tan buena y mantenerse tan eficientemente en personas de 80 años como en sujetos jóvenes (20 años). Incluso si una persona es incapaz de recuperar la información, una vez que se almacena, se cree que permanece en la memoria a largo plazo, aunque resulte inaccesible; si se diera la señal correcta en la situación adecuada, se podría recuperar la información;

  • hay diversas evidencias que parecen dar razón a quienes defienden que los problemas de memoria de los ancianos radican en la dificultad para recuperar la información almacenada. Por una parte, cuando se han comparado los resultados obtenidos por los ancianos en tareas de reconocimiento frente a tareas de recuerdo, se han producido menos diferencias en comparación con los jóvenes en el primer tipo de tareas que en el segundo. En una tarea típica de reconocimiento, se presentan sucesivamente dos grupos de dibujos o de palabras y se pide a los sujetos que indiquen si los dibujos o las palabras del segundo grupo son nuevas o estaban incluidas en el primer grupo. En las tareas de recuerdo, se pide a las personas que aprendan una lista de palabras, para después recordarlas de forma espontánea. Se cree que el reconocimiento exige poco esfuerzo de recuperación, mientras que el recuerdo exige más. Verhaeghen, Marcoen y Goossens (1993), encontraron resultados diferentes en la comparación anterior, en cuanto a tareas de reconocimiento y de recuerdo, al comparar condiciones de recuerdo libre y de recuerdo señalizado , también se ha encontrado que los ancianos emplean mecanismos de recuperación menos efectivos que los jóvenes puesto que cuando se les da indicios o señales para recordar (recuerdos señalizados), mejoran su ejecución en comparación con la línea base de recuerdo libre (Poon, 1985).

  • finalmente, existen interacciones entre la codificación y la recuperación, puesto que la información que se guarda peor codificada es luego más difícil de recuperar. El déficit relacionado con la edad para listas organizadas categorialmete persisten. Los déficit están dados en que los ancianos codifican menos ítems por categorías que los jóvenes y no que los gerontes sean peores codificando información que los jóvenes (por ejemplo: nombres de categorías), (Zivian y Darjes, 1983).

También los procesos organizativos pueden estar implicados, cuando se presentan listas de ítems que aparentemente no están relacionados. Aquí las personas harían organizaciones subjetivas para combinar la conexión inventada con los ítems específicos. En este sentido los ancianos organizan menos que los jóvenes la información de forma subjetiva y descubren menos relaciones entre palabras que estos.

Por lo que se refiere a los contenidos de la memoria a largo plazo, distinguimos entre la memoria procedural (de procedimiento) y memoria declaratoria. Dentro de esta última se distinguen, a su vez, la memoria episódica y semántica.

Tradicionalmente se ha pensado que los recuerdos son sensibles al envejecimiento, pero que los recuerdos semánticos no se suelen deteriorar en la vejez (Craik y Simon, 1980). En tareas de laboratorio de memoria episódica, los ancianos ejecutaban peor, mientras que en tareas semánticas (ejemplo: en prueba de vocabulario), no se declinaba con la edad. Botwinick (1984), encontró que en pruebas de vocabulario (en subpruebas verbales del WAIS), aparecía poco declive con la edad. Esto llevó a pensar que a diferencia de otros aspectos cognitivos, el lenguaje se mantiene estable a lo largo de la edad adulta. En memoria semántica en estudios recientes, por el contrario, se han encontrado disminuciones relacionadas con la edad. Por ejemplo:

  • 1. Muestran disminuciones relacionadas con la edad en algunas pruebas de vocabulario

  • 2. Producen menos ítems en pruebas de fluidez verbal.

  • 3. Tienen mayores dificultades para encontrar las palabras en el discurso espontáneo.

La naturaleza de la prueba de vocabulario parece estar relacionada con la dirección y magnitud de las diferencias con la edad. En la práctica resulta difícil decidir si una información particular es semántica o episódica, especialmente cuando se considera la comprensión y la producción del lenguaje oral cotidiano (Light y Burke, 1988).

Tanto los recuerdos semánticos como los episódicos se acumulan a lo largo de la vida, y los ancianos pueden ir aumentando su base de conocimiento de forma progresiva, por lo que en muchas situaciones puedan compensar los declives en la eficiencia del sistema de memoria, apoyándose en el conocimiento almacenado. De ahí que en situaciones en las que está involucrado el conocimiento del mundo, los ancianos pueden recordar tan bien como los jóvenes. Controversia similar a la memoria declaratoria es la que se refiere a la distinción entre la memoria explícita (requiere la intención de recordar y conlleva la conciencia de tener que hacerlo) e implícita (no hay conciencia explicita de tener que recordar).

Consideraciones relacionadas con la utilización de la memoria en situaciones de la vida cotidiana. Algunos contenidos típicos de este tipo de memoria tienen que ver con los recuerdos autobiográficos y con la memoria de tipo retrospectivo y prospectivo.

Desde una perspectiva ecológica también se ha estudiado la memoria. Este es un campo relativamente nuevo y se distinguen áreas como: la memoria para materiales y sucesos significativos, y la metamemoria. Esta última se refiere a cuanto conocemos sobre las propias habilidades y capacidades mnemónicas y sobre las estrategias que se pueden aplicar. Conocerla es muy importante puesto que la confianza en las propias habilidades influye en la cantidad de preparación o el esfuerzo que se pone en tratar las tareas cotidianas.

Los ancianos tienden a percibirse a sí mismos como menos eficaces, en comparación con los jóvenes; sin embargo, en lo que respecta al conocimiento sobre el funcionamiento de la propia memoria, las diferencias de edad son mínimas.

La propia actitud que un anciano tenga hacia los cambios de su memoria es tan importante como los cambios en si mismos. Algunas personas continúan aprendiendo cuando envejecen y siguen empleado sus capacidades cognitivas al máximo sin utilizar el envejecimiento como una excusa para la desgana mental. Otros ancianos abandonan cualquier aprendizaje nuevo y no intentan actividades cambiantes porque dicen que "ya no están para esas cosas".

Los estereotipos negativos sobre el envejecimiento contribuyen a que las personas ancianas tengan poca confianza en sus capacidades mentales. La falta de confianza en uno mismo socava las capacidades mnemónicas de diversas maneras: aumenta la ansiedad y/o la depresión por las pérdidas de memoria real o imaginada, lleva a utilizar expectativas no realistas para evaluar las propias capacidades, conduce a un menor esfuerzo de memoria y desanima en la búsqueda de estimulación intelectual.

Además de los factores mencionados hasta ahora, existen otros muchos que pueden dar lugar a la enorme variabilidad de resultados encontrados entre los ancianos en tareas de memoria. Entre ellos están: familiaridad, experiencia, salud, diferencias individuales, la motivación, la precaución y la estructura social.

La diversidad de resultados encontrados, especialmente en la investigación sobre el envejecimiento de la memoria, hace que no se pueda documentar el declive de la forma consistente. Esto nos lleva a ser cuidadosos a la hora de interpretar los hallazgos de cualquier experimento sobre el envejecimiento de la memoria. Funcionalmente declive no debe confundirse con déficit. Aunque una disminución en el funcionamiento diario habitual puede resultar trivial, porque el punto máximo de funcionamiento en la juventud se sitúa muy por encima del nivel de supervivencia. No se puede decir que las personas mayores tengan mala memoria sino que los jóvenes tienen una memoria excelente (Vega y Bueno, 1996).

En el trabajo titulado "la esfera intelectual en el adulto medio" (colectivo de autores, 2001), se logró una interesante compilación de datos en relación con el desarrollo intelectual del adulto: los primeros teóricos e investigadores del tema, mantenían la tesis, acorde con el estereotipo cultural vigente, de que la inteligencia declina con la edad. Se pensaba que este decremento era universal y se producía en función de procesos biológicos de envejecimiento.

Con el estudio de la inteligencia, existe un consenso generalizado entre los investigadores en distinguir dos factores básicos: inteligencia fluida y cristalizada. Ambas implican características básicas de la inteligencia: percepción de relaciones, abstracción, razonamiento, formación de conceptos y resolución de problemas. No obstante, reflejan diversos procesos de adquisición, están incluidos por distintos antecedentes, se manifiestan en diferentes instrumentos de medida y por último presentan distintas pautas de cambio en el curso del desarrollo adulto.

Resultados encontrados en los tests de escala Weschler, proporcionan un marco explicativo respecto al rendimiento verbal y manipulatorio. El rendimiento en test de la escala verbal (vocabulario, información, etc.) suele incrementarse con la edad, ya que corresponde a medidas de la inteligencia cristalizada. Por el contrario, en los test de la escala manipulativa (de rendimiento perspectivo, matiz) suele aparecer un decremento en el rendimiento con la edad, ya que se trata de medidas de la inteligencia fluida. (Febles, s.f.)

Como hemos visto hasta aquí los procesos cognitivos de los ancianos son diferentes de cómo eran en la juventud, y de la misma manera que han cambiado los proceso cognoscitivos, (atención y memoria), así también sucede con el aprendizaje: veamos algunas ideas sobre el papel del aprendizaje en el sistema de procesamiento de la información humana y sobre las explicaciones que se han ofrecido al declive encontrado con la edad.

En su mayoría los investigadores concuerdan en que por término medio, el envejecimiento se acompaña de un declive en la habilidad para procesar una información nueva. El declive se ha encontrado de forma consistente en tareas experimentales relacionadas con la atención, el aprendizaje, y la memoria. Pero, este deterioro es menos severo, aparece más tarde y se produce en una proporción más pequeña de la población de lo que se pensó en principio. Incluso la gran variabilidad de los resultados hace que algunos ancianos obtengan mejores resultados que algunos jóvenes.

Light en 1991, realizó una revisión sobre este tema, y encontró diversas explicaciones del declive cognitivo que se produce habitualmente con la edad, pero ninguna de ellas es completa. Un conjunto de ellas se encuentra en los mecanismos básicos de la cognición (reconocimiento, exploración del entorno, integración de la información de diversos sentidos del aprendizaje).

  • Procesos Afectivos

Situaciones estresantes asociadas a la depresión en la edad avanzada o vejez según (Espada, Morales y Orgilés,2012)

  • Mayor frecuencia de situaciones aversivas o factores sociales adversos.

  • Enfermedad física, incapacidad funcional, severidad del dolor; escasa o nula percepción de control sobre el dolor y la salud física.

  • Viudez y pérdida de familiares y/o amigos o una enfermedad grave en las personas del círculo íntimo.

  • Problemas con el sueño y problemas en las ejecuciones cognitivas.

  • Déficit de recursos económicos; admisión de necesidad de ayuda económica.

  • Falta de apoyo social, vivir solo o pasar el día solo, falta de un confidente íntimo; falta de apoyo familiar y/o institucional.

  • Incapacidad para mantener las actividades principales de su vida: pérdida de sus habilidades para el trabajo, para mantenerse físicamente activo, con el resultado de la deprivación de las situaciones reforzantes unidas a estos sucesos (práctica laboral, aficiones, deportes, etc.).

  • Ser cuidador primario de un familiar enfermo (por ejemplo, demencia).

  • Problemas con amigos o con la persona querida.

Se experimenta una menor frecuencia de sucesos agradables junto a menor capacidad de disfrute y obtención de refuerzo con ellos y mayor aversión ante sucesos estresantes.

  • Percepción negativa de salud e incapacidad física.  Pensamientos automáticos, actitudes disfuncionales y distorsiones cognitivas con referencia a: Actitudes distorsionadas sobre las implicaciones de la edad: prejuicios sobre las normas relacionadas con la edad y creencias relacionadas con la vejez.

  • Distorsiones cognitivas frecuentes: sobregeneralización, inferencia arbitaria y abstracción selectiva.

  • Actitudes distorsionadas sobre las implicaciones de la jubilación: creencias equivocadas sobre la propia capacidad para implicarse en diferentes actividades, visión negativa de sus propias capacidades después de la jubilación, creencias disfuncionales sobre las expectativas de los otros. 

  • Distorsiones cognitivas típicas: sobregeneralización, inferencia arbitraria, pensamiento dicotómico y descalificación de lo positivo.

  • Actitudes distorsionadas con respecto a las relaciones familiares: creencias acerca de las expectativas y obligaciones de la familia, especialmente con respecto a los niños.

  • Atribuciones desadaptativas e inadecuadas de su enfermedad, etiquetaciones subjetivas erróneas y depresivas de sus síntomas físicos.

  • Incremento de la autoatención negativa debido a la soledad y a los problemas físicos, sociales o económicos.

Diferencias de los síntomas depresivos de personas mayores con otros adultos:

  • 1. Mayor número de quejas somáticas relacionadas con dolores.

  • 2. Mayor presencia de síntomas hipocondría.

  • 3. Menor frecuencia de sentimientos de culpa y menos cogniciones depresivas.

  • 4. Menos humor deprimido. Menos cambio de apetito y menos pérdida de peso.

  • 5. La pérdida de autoestima es un síntoma más importante en la edad avanzada en relación con el control personal.

  • 6. Las quejas de falta de memoria correlacionan más con la depresión que la falta de memoria.

  • 7. El letargo es mayor.

  • 8. La habilidad para cuidarse a sí mismos, la independencia funcional, es más importante en la edad avanzada que en la vida adulta.

  • 9. La disforia prevalece menos sobre los otros síntomas.

  • 10. Los sentimientos de ser críticos con los otros son más importantes entre las personas mayores.

  • 11. Mayor número de suicidios. Los síntomas depresivos de los que intentan o consiguen el suicidio no parecen graves.

  • 12. Siempre hay desesperanza, insomnio, tensión, agitación y sentimientos depresivos.

  • 13. La persistencia de los síntomas depresivos tiende a convertirlos en más estables y uniformes

  • 14. Mayor cronificación.

Es erróneo creer que es normal que los ancianos se depriman. Cuando una persona mayor se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto normal de la vejez. La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, causa un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Con un tratamiento adecuado tendría una vida placentera.

Cuando la persona de edad avanzada va al médico, puede describir solo síntomas físicos siendo reacio a hablar de sus sentimientos de desesperanza y tristeza.La persona puede no querer hablar de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, incluso cuando el duelo puede prolongarse por mucho tiempo.

Las depresiones subyacentes en los ancianos son cada vez más identificadas y tratadas por los profesionales de salud mental. Los profesionales van reconociendo que los síntomas depresivos en los ancianos se pueden pasar por alto fácilmente. Los síntomas depresivos también pueden deberse a efectos secundarios de medicamentos que la persona está tomando, o debidos a una enfermedad física concomitante. Si se hace el diagnóstico de depresión, el tratamiento con medicamentos o psicoterapia ayuda a que la persona deprimida recupere su capacidad para tener una vida feliz y satisfactoria. (Morgomin, 2012)

En cuanto a la tasa de suicidios en esta etapa evolutiva aumenta en pacientes mayores de 65 años de edad

En un estudio transversal realizado con pacientes de edad avanzada en Estados Unidos, aproximadamente el 3,7% presentaba depresión primaria, de los cuales un total del 14% se quejaban de un estado disfórico. La depresión puede pasar desapercibida en los ancianos debido a las características atípicas de esta población, incluyendo la depresión enmascarada (básicamente múltiples quejas somáticas o temores sin fundamento de padecer una enfermedad somática) y la seudodemencia (disminución ficticia de la capacidad cognitiva por un trastorno depresivo primario) (Morgomin, 2012).

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