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El Fin del Mundo: ¿Promesa, Amenaza o Fantasía?




Enviado por Francisco Munguia



  1. Bibliogrfia

El planeta tierra gira aparentemente impasible en su órbita planetaria espacial sin que nada parezca interferir en su mecánica cósmica, en el vacío sideral. A partir de ahí, la ciencia, pendiente del entorno sideral, quiere cazar las posibles y aleatorias amenazas para resguardar un mundo que continuará hasta el agotamiento del sistema solar actual muchos miles de millones de años adelante, tiempo en que -se espera- la humanidad imperfecta que sobrevive en la superficie de éste planeta deberá crecer, desarrollarse a plenitud y encontrar alguna organización que sea superior a los actuales patrones de administración política y económica y, sobre todo, incrementar su conocimiento de ciencia para aprender a disponer, quizá, de otros mundos donde extenderse para sobrevivir: el Hombre llegaría así a convertirse en Amo del universo… Una clara visión lineal, magnificente y pretenciosa (y hasta infantil, se puede decir) del Ser humano y su sociedad con ninguna implicación de nada que lo trascienda : el universo, el mundo y la vida como datos incuestionablemente dados, ilimitados y permanentes, estables. Instancias que la posibilidad de ser genera sin implicaciones éticas, una existencia solo adscrita a la racionalidad que una inteligencia cualquiera -la humana, en este caso, quiere pensarse- pueda conferirle.

Una presencia plana, pues: unidimensional, referida a sí misma como posibilidad única sin direción intencional y por lo tanto, no sujeta a ninguna 'corrección' ni calificación de su desempeño. Ni "ética deontológica", ni necesidad cósmica, ni plan de salvación: solo la existencia incidental.

Y el ser humano actual, cree esto? Sí. Pero no solo lo cree: piensa que "lo sabe", y que lo sabe todo… Con reservas, claro. Y hace planes para subvertir el deterioro ecológico que su propia inconsecuencia ha generado en su planeta, planes llevados un poco de los cabellos porque no puede aceptar que el planeta le niegue la opción de depredarlo a mansalva en aras de las exigencias materiales consideradas como necesidades aunque no lo sean: la economía de mercado, el dispendio… E inmersa en este panorama, la humanidad de hoy día: realmente no espera un día final global? La gente común hoy por hoy, teme o no teme un final caótico de su civilización, un arrasamiento de su sociedad y su sistema de vida? La sociedad moderna, funciona con la espectativa de un 'acabóse' abrupto? Realmente no.

Por lo tanto, puede uno preguntarse: por qué la sociedad tendría que preocuparse por algo así? Y de dónde sale semejante tema? Pero entonces, a qué viene esa vaga sensación de "Fin"? Por qué los cineastas insisten en proponer el Fin del mundo como un destino previsible, con un planeta que se rebela a la continuación de su depredación, o con extraterrestres que invaden la tierra? Pero, y quizá por ello, y a pesar de todas las garantías que los países se dan, se percibe entre la población una sensación de aprehensión, porque -desde luego- las noticias ecológicas sobre todo, las políticas y económicas no presagian nada venturoso… Todo se ha vuelto incertidumbre, inestabilidad: la crisis del sistema no aceptada como tal y la falta de expectativas… Al tiempo que muchos grupos exponen un caos sistémico en que el propio "mundo del Hombre" se bate en disolución… Es como si el propio ser humano estuviera terminando por no creerse a sí mismo sus propias evaluaciones pero como si estuviese seguro de su propia debacle… O como si pensara que no tiene ninguna crisis, y todo es un "final de sistema " para empezar de nuevo, en un orden terrenal distinto, impensado quizá… Así que, a ver:

Enfrentamos un caos conceptual de ideas y de claridad sobre nuestro mundo, de qué esperamos del mismo y hacia dónde va. De hecho, no nos creemos ni a nosotros mismos: no podemos creernos. Tan no, que las visiones más "positivas" del mundo futuro se hacen de un capitalismo quasi-etéreo, caótico, en una sociedad imprecisa, en declive interminable, donde el crimen, el desorden y la devastación son la forma "ordinaria" de organización, si no es que el desafuero total de una humanidad perdida, dejada a expensas de un destino incierto, en un páramo inhabitable, agresivo y terminal, y hasta con "rebelión de sus propias máquinas"… Así que, qué tenemos? de qué se trata en realidad?

En la antigüedad, en los tiempos de inicio, la humanidad no daba, en principio y por hecho, la perspectiva de una terminación abrupta del discurrir de los tiempos, y ni siquiera un "Fin" posible y eventualmente próximo, terminal, aún cuando la prescripción del mundo material como tal estaba acotada: todos los pueblos del mundo contaban con, de un modo u otro, el fin de la presente estadía del Hombre sobre la tierra para luego dar paso a un mejor mundo ideal… O de nuevas pruebas! De hecho, era una determinación de los dioses que las cosas ocurrieran, pasaran impasiblemente toda su extensión… Que el mundo discurriera! La existencia, el mundo y la realidad eran un hecho, un dato dado, firme. No había "Fin" cercano. La existencia , el mundo y la realidad eran un hecho lógico, razonable, que tenía sentido en sí mismo, por sí mismo. Hasta aquí, ninguna religión ni oposición política se permitió cuestionar la existencia humana: ésta estaba dada por el "Hacedor supremo" que veía en el Hombre su auto-realización, su forma racional de ser… Todas las religiones antiguas se conformaban con poner un panorama silencioso y gris después de la muerte para cada individuo, que equivalía exactamente a nuestro "fin del mundo" pero para cada cual en lo personal y hasta allí: la "perspectiva terminal global" era lejana, casi insondable, un proceso cósmico dilatado… El mundo y la vida en el propio mundo era algo contínuo, estable, permanente, … La política y los reyes tenían el derecho y el deber de dirigir el orden humano en función del 'deber ser' inconmensurable, hacia adelante siempre, y sin temor de desgracias, al amparo de los dioses que tenían en sus manos el destino del mundo: su "Fin" era inescrutable, como en el budismo: por agotamiento de la humanidad, o como en las previsiones nórdicas, una debacle cierta para un nuevo renacer pero de condiciones ajenas, tan lejanas como la mismísima muerte, sin fecha…

Ah! pero ese "fin" gris, inescrutable y sórdido tendría, al final del tiempo (de cuál tiempo, de cuánto tiempo…?) su premiación en el mundo de los dioses como designio final: las almas no morían… No podían morir! Y el Hombre tiene un alma… No existía, por lo tanto, la muerte: la resistencia humana a la terminación…! El Hombre quiere no morir nunca: nunca dejar de ser… Por eso construyó, después del inframundo post-mortem, un par de opciones relevadoras del mundo actual: el Elíseo y el tártaro…

Pero llegó Zaroastro. Y él sí predicó el Fin definitivo, pensado y calculado por Dios: una destrucción, un caos terminal… El fin del mundo físico y material. Y ésto nadie lo esperaba, ni su pueblo, inscrito en la tradición hinduísta, con dioses propios derivados del brahmanismo, ni los otros pueblos; ni aún los judíos, que no supieron escuchar a tiempo a sus propios Profetas… Pero fue muy catártico para Judea encontrar una doctrina del "Fin" como proponía el Avesta. De hecho, tomaron la idea… Pero, en verdad la tomaron? O, ya la tenían, y por tanto solo la 'empataron'? Porque, ex-ante, algunos de los Profetas se refirieron, de algún modo, a una "etapa terminal" de la historia humana… Y, en todo caso: por qué y de dónde salió la idea de un "Fin terminal" en el Profeta iranio para "recomponer" a la humanidad? Y, qué hizo a Judea adoptar, aceptar semejante destino? El detalle en este punto es algo relevante: Judea, desde antes -desde Israel y Judáh como Estados independientes, el "Pueblo elegido" pues, como conjunto- tenía en su bagaje cultural la prédica profética de 'un Fin previsible', de un 'mundo acotado' que no terminó nunca por ser claro, ni explícito ni doctrinalmente consistente. Era una referencia profética oscura e indeterminada referida a los planes o a la consideración del Altísimo respecto del Hombre cuya vicisitud no había sido declarada y quedaba, por lo tanto allí, como una advertencia oscura, sintomática pero eficiente, contante y no especificada: por tanto, no un precepto guía. Una referencia oscura que no podía definir una "toma de posición" en aquel momento . Como entre los nórdicos o los budistas: un algo no dependiente de la voluntad humana, algo ajeno del todo. Un sino cósmico que atañe a los dioses solamente. A su entidad.

Resulta muy difícil -al menos de entrada- imaginar que el quasi-dualismo de Zoroastro lo haya llevado, por sí solo, a la determinación del fin del orden terrestre como un plan sabido, planeado. Aunque la lucha propuesta por él entre el Bien y el Mal llevaba necesariamente a una confrontación final, era entonces un problema parecido a las exposiciones proféticas previas del predicado judaico, y el tema no hubiese tenido que concluir en el Fin terminal del orden terrestre: el chiste estaba en su calificación del Mal: era un atentado de Aingra-Mainyu o Ahriman, promotor del Mal y gemelo del Espíritu del Bien (Spenta Mainyu, Campeón del Bien y hasta aquí, "hijo predilecto" de Ahura-Mazda) contra toda la creación, contra todo el orden material específico… La evolución, re-elaboración y decantamiento de la religión zoroastrica tiene la respuesta final: después de Zoroastro, para la época de los Aqueménidas, el zoroastrismo había alcanzado el nivel de "iglesia" con sus sacerdotes los Magos, su Libro el Avesta (ya recompuesto), y su conjunción de "Dios-dioses": Ahura-Mazda, el Gran Dios del Cielo (epíteto integrado en la Escritura para JHWH en el post-exilio: nada casual… No?) presidía el cosmos y era testigo del enfrentamiento del Bien contra el Mal en el que, él -Ahura Mazda- ya 'integrado' con Spenta-Mainyu como una unidad indivisible (el "Espíritu Santo" = Dios) había retro-traído como su manifestación sotérica a Mithra, "el Amigo, el Salvador" (originalmente llamado: Saoshyant), quien encabezaría la batalla victoriosa contra el Mal en el tiempo del Fin en favor del ahora llamado "Dios del Cielo": Ormuzd (Ahura-Mazda mismo, el Bien inefable). Esto significaba el fin de la existencia humana sobre la tierra porque no tenía ya sentido conservar a los 'espíritus' encadenados a la materia… Era la liberación del Mal para el universo, la liberación de los espíritus universales 'obligados' a la probación vía la existencia terrenal, y la imposición justa del Bien sobre toda existencia cósmica! Esto es lo que Alejandro no pudo comprender ni destruir con su conquista… Y es lo que constituyó la prédica judeo-cristiana de la posteridad casi al pié de la letra!

Esta filosofía prevaleció en Persia hasta la época delos Sasánidas, mientras Judea recomponía su pensamiento y su propia versión del mundo adheresándole la figura de David como base del mesianismo, cimentado en sus Profetas antíguos pero dándole sentido a su "visión del mundo" con la explicación persa de la batalla del Bien contra el Mal, que le hacía tener 'sentido lógico' a las exposiciones de Isaías y Joel, propuestas terminacionistas, por cierto… Así nació el apocalipticismo, el mesianismo, y los detalles de "la advertencia del Fin", del "juicio final", y de la "segunda venida del Mesías" del cristianismo, tomado todo desde las elaboraciones rabínicas post-exiliares… El Gnosticismo de nuestro tiempo, tan "sapiencial" como el antiguo y heredero-sobreviviente del mismo asume también estas nociones, que fundamentan su 'Gnosis', pero con un acento aún más radical…

Pero, el cristianismo, por fin. Y terminacionista -dicen algunos- y no terminacionista -dicen otros- tuvo que atenerse al devenir del tiempo. Y a pesar de reconocer que Jesús expuso algún predicado sobre "terminación" y el que algunos predicadores posteriores previnieran también sobre un "Fin próximo", inmediato (como Pablo) o quasi-inmediato, el propio cristianismo hubo de prorrogar su "teoría del Fin" como decidió Agustín, hasta más y más allá del tiempo hasta rebasar la Edad Media en que la idea del Fin hizo crisis… Qué pasó, entonces?

Pasó lo que hemos visto: que el mundo no acabó como predijeron todos… A la caída y disolución de Roma, el mundo civilizado occidental miró el hecho como evidencia del "Fin"… Y en la Alta Edad Media, después, la conquista y conversión al cristianismo de los pueblos nórdicos estuvo presidida por el imperativo de "salvar" las almas de todos aquellos pueblos de la terminación del mundo: la idea de una 'terminación' quedó impresa en la mentalidad de aquellos pueblos, cuya tradición hablaba de un posible "fin" para un nuevo resugir de perfeccción… Un "ascenso cósmico" que involucraba no solo a la humanidad, sino a los mismos dioses! En su época, Agustín elaboró toda una teoría de los "ciclos" que enfrentaban las 'edades' del mundo y la humanidad existentes hasta un Fin imprevisible por contra del "terminacionismo" que habían previsto a término casi inmediato Papías, Justino, Ireneo, Policarpo, Tertuliano y algunos otros Doctores y primeros Padres de la Iglesia; y le siguieron Martin de Tours, Quinto Julio Hilariano, Orencio, Beda el Venerable, Columbano… Gioacchino da Fiore, hacia el siglo X, desmintió a Agustín y retomó la idea primitiva del Fin del mundo e incluyó la idea teórica del milenio sacro del amor bajo el reinado de Jesucristo… Luego advino la "profecía" de Malaquías y su cronología del papado para reforzar la idea de una Parusía, juicio final y terminación del mundo a despecho de la enseñanza papal, tomista, de un Fin imprevisible… Y llegó el Renacimiento: la re-elaboración de doctrinas, la 'nueva política'… Los filósofos, no obstante, siguieron considerando la inevitabilidad del "Fin", y algunos como Newton, hasta calcularon la fecha de ese cataclismo… El Fin del mundo pareció entonces, para la poblacion seglar, un cuento de terror medieval porque quedó demostrado que no pudo acabarse…

La llegada de la edad conocida como "victoriana", la cumbre expansiva del capitalismo colonial inglés, trajo consigo una explosión de denominaciones 'cristianas' cada una de las cuales se hacía cargo de ser la única verdad cognoscible, la única heredera del apostólico "primer testimonio", y la única conocedora de la fecha del Fin… Todas, predicadoras del "Fin", y con ello, predicadoras del "Anti-Cristo", de la "segunda venida" y del "Juicio final"… Incluso son responsables del resucitamiento de la doctrina del 'milenio sacro', doctrina ya caduca desde largo atrás aunque rescatada por Da Fiore y validada más modernamente por Manuel de Lacunza… El "Fin del mundo", pues… Hasta hoy día.

En el presente, nos encontramos con doctrinas socio-políticas y económicas que no tratan de prevenirnos sobre un "Fin terminal" sino contra una catástrofe basalmente ecológica de nuestro entorno y que tienen su orígen en el mismo siglo XIX, pero en base a los desarrollos de la ciencia y a las conductas inapropiadas de la especie humana finalmente aceptadas como tales. Contra ellas, y soportándose en ellas, las prédicas religiosas continúan presagiando "el Fin" . De todo ello, qué tenemos? Porque esto ya forma parte del panorama mundial… Aparte de que empezamos, efectivamente, a temer la presencia extraterrestre que no nos es confirmada por ningún gobierno pero que demasiadas organizaciones reportan como efectiva y, ante su posible presencia subrepticia, pudiera tratarse de un "atentado cósmico"… La degradación ecológica, la crisis del sistema, la inestablilidad socio-política, la violencia consuetudinaria, la decadencia moral, las guerras casi innecesarias pero imparables… Todo habla de debacle! Claro: cualquier estado de decadencia presenta cuadros parecidos, pero… Por qué tenemos todo eso junto? Y, la Escritura, qué dice al respecto? Y las palabras de Jesús?

Empecemos por el final, Jesús.. Y las palabras de Jesús nos ponen en el torno porque no podremos fantasear. Y Jesús fue explícito en describir un Fin terminal, y sí dejó la puerta abierta a las probabilidades proféticas. De hecho, algo dijo sobre una "conclusión del tiempo del Hombre" que tiene poco que ver con el "Fin" terminal específico de la humanidad como tal… Habló claro sobre el fin de Judea y de sus 'sucesores personales': "falsos", dijo. Y vale tanto para la época siguiente como para las posteriores incluída la nuestra, llena de "predicadores profesionales", sanadores que casi se asumen como "Jesús" mismo pero con una teatralidad obscena… Como en la época antigua, en que tanto credo derivado del ministerio de Jesús lo único que generó es descrédito… Aunque Jesús no fue terminante sobre un "Fin final" inequívoco, dejó ver que venía un "Fin final"…

Los Profetas tampoco fueron, todos, explícitamente claros respecto al tema, aún cuando no puede soslayarse la evidencia contante de Isaías y su dibujo del "lagarero rojo" y de la renovación del mundo de los capítulos LXV y LXVI: se refieren a la terminación de la oportunidad actual del Hombre sobre la tierra! Las descripciones de Joel, prácticamente en su totalidad, hablan del 'barrimiento' del Hombre de sobre la tierra, de su fin inequívoco. Y las exposiciones de Daniel presentan también, sin lugar a ninguna duda, la ejecución terminal de la civilización humana como la conocemos: la estatua "soñada" por Nabucodonosor señala incluso nuestro propio tiempo, la era actual, como la edad en que la oportunidad humana concluye; y la visión de las bestias explicita con claridad meridiana el tiempo que vivimos como 'tiempo de conclusión', donde ni la política tiene futuro, ni la ideología tiene ética… Además de los Profetas, el novotestamentario Apocalipsis toma el tema del "Fin" como exclusivo y confirma, mediante la re-edición de las figuras de Daniel, el planteamiento del Fin definitivo de la civilización humana. No presenta, como quiere creerse, el proceso de ejecución de ése Fin: confirma a Daniel en cuanto a que la hora ha llegado

En todo esto, la humanidad, qué puede esperar como Fin? Es decir: lo que la gente desearía saber es qué va a ocurrir de modo que la civilización humana desaparezca… Y eso resulta ser algo inaccesible! ordinariamente se piensa en una guerra atómica mundial, en una infección mortal de proporciones gigantescas, o en alguna colisión espacial, eventos que podrían dejar, cualquiera de ellos, algunos individuos a salvo para repoblar al mundo. Recientemente se ha empezado a proponer, alternativamente, la intensificada radiación solar que literalmente quemaría la tierra, y se habla también de la posibilidad de devastación atmosférica y volcánica. Algunos osados proponen la invasión extraterrestre… Todos, fenómenos físicos, materiales, de consecuencias dramáticas, muy dolorosas y letales. Los religiosos, por su parte, niegan cualquier posibilidad concreta para esgrimir la irrupción de Dios en el espacio terrestre en un rompimiento de la normalidad que desencadenará, por sí mismo, la catástrofe: sería un hecho singularísimo, lleno de ángeles y seres ajenos a la normalidad terrenal… Una fantasía! En cualquier caso, la gente no está segura de lo alucinante, de lo dantesco del suceso, y por eso especula, con un poco de morbo… Sobre todo pensando que se trata de la desaparición del género humano: algo le imprime al planteamiento un dejo de inverosimilitud… Pero Dios no juega con sus palabras. El Hombre debe saber que el acrisolamiento de su raza ha concluído, como estaba previsto desde el principio, y que solo heredarán la existencia aquellos cuya vida se ha regido por el reconocimiento de la grandeza y verdad del Altísimo. Quizá solo cuando el Ser humano enfrente su terminación global (porque ése es el caso) se dará cuenta de lo que debió considerar con seriedad… Muy tarde ya…

Bibliogrfia

La Biblia. Casidoro de Reyna & Ciriano de Valera, Soc. Bíbl. América Latina, Rev. 1960.

Encyclopaedia Britannica. Temas: milenarismo, escatología, Mazdeismo, doomsday.

Wikipedia. Temas: Zarathustra, juicio final, sagas nórdicas.

Concepciones del Fin del Mundo. Miguel la Rotta. Monografías.com

La Teoría del Apocalipsis y los Fines del Mundo. Malcolm Bull. FCE, México, 2000, 1ª ed.

Las Religiones antiguas. Henri-Charles Puech. Siglo XX eds, México 2003, 11ª ed, vol. II.

 

 

 

Autor:

Francisco Munguia.

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