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Avatares del proceso de constructividad corporal en niños sordos




Enviado por Victoria Da Silva



Partes: 1, 2, 3, 4

Monografía destacada

  1. Introducciòn
  2. Conceptualizaciones acerca de lenguaje, lengua y habla
  3. Contextualizando
  4. En busca de la especificidad
  5. ¿Finales o iniciales?
  6. Referencias bibliográficas
  7. Agradecimientos

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Introducciòn

"Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos? Desde que entramos en la escuela o la iglesia, la educación nos descuartiza: nos enseña a divorciar el alma del cuerpo y la razón del corazón. Sabios doctores de Ética y Moral han de ser los pescadores de la costa colombiana, que inventaron la palabra sentipensante para definir al lenguaje que dice la verdad."2

El siguiente trabajo monográfico, refleja un proceso de entrecruzamiento entre la Psicomotricidad y la Lengua de Señas Uruguaya (LSU), lengua que por supuesto

habilita al contacto directo con personas sordas, algunas pertenecientes a la comunidad sorda3 y otras no. Este encuentro generó inevitablemente reflexiones desde un punto de vista psicomotriz.

Las palabras del psicólogo argentino, Gustavo Rubinowicz4, vienen al caso al

poner en evidencia el hecho para nada casual acerca del desconocimiento, particularmente en lo que respecta a la sordera en la primera infancia. En efecto, los profesionales oyentes, insertos inevitablemente en un mundo sonoro, no recibimos a lo largo de nuestra formación profesional ningún tipo de información acerca de la existencia y la realidad de las personas sordas. Coincidimos también con Rubinowicz,

  • G. cuando reflexiona sobre lo poco saludable que resulta que aquellas disciplinas que se ocupan de la salud, dejen fuera de toda mirada a una porción de nuestra población, por pequeña que ésta sea. Esto demuestra lo lejos que se encuentran el campo de los oyentes profesionales de la salud y el de las personas sordas, y la desinformación que acrecienta aún más esta distancia.

Podemos decir entonces que existe un desconocimiento general por parte de los profesionales de la salud con respecto a la realidad de poblaciones minoritarias y minorizadas de nuestro país, que pueden serlo como en el caso de las personas sordas, por ejemplo, por algún déficit sensorial como también les ocurre a los ciegos, o a los sordos-ciegos.

En Uruguay se estima que nacen cincuenta niños sordos profundos por año, cifra más alta que otros problemas congénitos de nacimiento. Las estadísticas
internacionales reflejan que cada mil nacimientos, uno de esos niños es sordo profundo. 5

Aún sin experiencia en el trabajo con niños y/o adultos sordos, cuando comenzamos a interiorizarnos acerca de la realidad de las personas sordas, sin hacer referencia específicamente a la comunidad sorda, se percibe una sensación de fracaso en muchos aspectos.

El total de personas sordas en el mundo, asciende hoy en día a los 72 millones aproximadamente. La mayoría de estas personas nacen en países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Solamente el 23% de esta población, hoy en día, accede a la educación. Mas del 75% no saben leer ni escribir. Solamente el 3% son bilingües.6

En Uruguay los datos no son oficiales ya que los censos no contemplan claramente la diferencia existente entre la sordera de un niño y la de una persona que queda sorda en al adultez. Pero se estima que más de treinta mil personas tienen una pérdida auditiva; quince mil personas son sordas profundas, y el mismo número de personas no saben leer ni escribir.7

Concordamos con Stella M. Caniza de Páez y Fernando R. Baralo8 cuando dicen que la calidad de vida de los adultos tiene correlato con las características que tuvo su desarrollo infantil.

Esta realidad numérica, quizá poco específica por su materialidad cuantitativa para los que prefieren un análisis cualitativo, nos introduce, de todas formas, en una realidad completamente ajena, que refleja en parte la situación de vulnerabilidad y riesgo psico-cognitivo, social y emocional en que viven las personas sordas en todas partes del mundo, y a la que pocos prestan oídos.

Se abre así un espacio de reflexión que, en parte, pretende desmitificar, desestigmatizar y aportar a la problematización acerca del imaginario colectivo existente con respecto a las personas sordas que muchas veces sostiene prácticas discriminatorias y cosificantes, al decir de Rubinowicz, G.9.

La sordera desde el momento del nacimiento, o en los primeros años de vida, según Graciela Alisedo10, es algo que le acontece al niño y por lo tanto le acontece a la

familia, es algo para lo que la familia no está preparada, ya que la sordera antes de los dos años es una de las deficiencias más graves que debe soportar un niño porque genera una situación de incompatibilidad lingüística que pone en peligro el desarrollo de la facultad del lenguaje, con las consecuencias nefastas que ello acarrea.

El 80% de las sorderas infantiles están presentes en el nacimiento y el 95% de los niños sordos nacen en familias sin antecedentes de sordera. La falta de atención, el retraso del desarrollo del lenguaje, son algunas de las consultas más frecuentes.11

A lo largo del proceso monográfico las entrevistas realizadas a personas que trabajan con niños y adultos sordos, la amplia revisión bibliográfica, donde se rescata el valor de los testimonios, y las experiencias de trabajo compartidas por profesionales abocados a la atención de las problemáticas de las personas sordas, así como las de aquellas apasionadas del estudio del lenguaje desde todos los puntos de vista posibles, permitieron amalgamar una visión de conjunto particularmente rica.

Las vicisitudes que pueden caracterizar los procesos de constructividad corporal tanto de bebés que nacen sordos en familias oyentes, como niños que han quedado sordos en los primeros años de su vida, o quizás también aquellos que por alguna imposibilidad se encuentran limitados en el uso de la lengua oral, nos han llevado a reflexionar acerca de la importancia del lenguaje, la lengua y el habla; la relación de la psicomotricidad con el lenguaje, y de éste con el cuerpo; la dimensión social como eje del proceso de constructividad corporal, cuestiones que tienen que ver con el desarrollo de todos los seres humanos, y que una vez puestas en evidencia, clarificadas, nos permiten poder pensar acerca de lo que sucede en aquellos sujetos cuyos procesos de desarrollo se ven comprometidos por situaciones que tienen que ver directamente con los procesos de comunicación, insertos en una sociedad que se encuentra en fuerte debate sobre las prácticas normatizadoras, y donde las políticas públicas implementadas no parecen reflejarse en la práctica.

¿Qué es la Lengua de Señas? ¿Qué es la comunidad sorda? ¿Cómo es la educación de los niños sordos hoy en Uruguay? ¿Cuáles son las consecuencias de la falta de comunicación lingüística apropiada? ¿Qué efectos tiene en las familias? ¿Cuáles serían las incidencias en los procesos de constructividad corporal de estos niños?

¿Desde dónde se posiciona el psicomotricista frente a esta problemática? ¿Dónde radica la especificada de su mirada en la reflexión de esta problemática? Son algunas de las preguntas a las que intentaremos dar respuesta a lo largo del presente trabajo.

"Todos y cada uno de nuestros prejuicios, los que hemos adquirido a lo largo de nuestra existencia y nuestra formación, se muestran en este momento. De nuestra posibilidad de cuestionarlos depende nuestro éxito terapéutico. (…) hallar un estilo de diálogo que favorezca encuentros más democráticos es una responsabilidad a la que no debemos darle la espalda"12

Capítulo I

Conceptualizaciones acerca de lenguaje, lengua y habla

En la infinita bibliografía recomendada a lo largo de nuestra formación es frecuente encontrar afirmaciones tales como "la importancia de aprender a hablar", "el aprendizaje de la lengua", "lenguaje como función psicológica superior, instrumento de la inteligencia, parte de la función simbólica".

Pero, ¿qué es el lenguaje? ¿porqué muchas veces se usan de manera indistinta las acepciones lenguaje y lengua? ¿en qué se diferencia de lengua y habla?

Digamos que esto no es tan sencillo como parece, ya que sobre estas conceptualizaciones no hay verdades absolutas, va a depender del lugar en que nos posicionemos lo que se pueda leer o enfatizar de cada una de ellas.

María A. Rebollo13 en su libro sobre las dificultades del aprendizaje (esto no es casual ya que todas las funciones esenciales al ser humano fueron investigadas a raíz de la patología neuropsiquiátrica adulta) nos habla de la dificultad de separar a la hora de definir el lenguaje los aspectos neurológicos de los lingüísticos y psicológicos, ya que el lenguaje es un aspecto de la función simbólica, una función psicológica superior, un instrumento de la inteligencia y la comunicación.

Complejidad de la que ya hablaba Ferdinand de Saussure14, "Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo de diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al dominio social…"15

Y aquí Saussure, F. agrega nada más y nada menos que la dimensión psíquica, el dominio individual y social, esa dimensión estructurante que tiene el lenguaje, subjetiva, que pivotea continuamente con aquellos factores que hacen al proceso de desarrollo del lenguaje, pero reconociendo al sujeto en su proceso de adquisición que implica logros y transformaciones en un camino de estructuración.

Menudo campo de acción y de estudio en el que diferentes disciplinas (neurología, psicología, psicoanálisis, sociología del lenguaje, lingüística propiamente dicha y filosofía), con discursos diversos y paradigmas muchas veces antagónicos, se articulan para darnos un mayor entendimiento del lenguaje.

"…no es posible, por parte de cada una de ellas, arrogarse el derecho sobre su conocimiento absoluto. A todas ellas les pertenece y a ninguna en exclusividad."17

Por este motivo a la hora de ahondar en los conceptos mencionados en el título del capítulo, y para lograr un mayor entendimiento, fue necesario trazar dos ejes en torno de los cuales se articulan las diferentes conceptualizaciones que hacen a la complejidad de este tema.

  • Por un lado abordaremos aquellos aspectos del lenguaje, lengua y habla que nos hablan de la adquisición de este instrumento de la inteligencia, del desarrollo de estas capacidades en el ser humano, dimensión mas lingüística y neuropsicológica del tema, si se quiere.

  • Y por otro, lo haremos desde su dimensión estructurante, que nos habla de la relación del sujeto al lenguaje, de la apropiación de la lengua que lo precede como sujeto que deviene en un sistema ya existente que habla y dice sobre él.

Ejes que nos hablan de una necesidad de distinguir el instrumento de aquello que arma la estructura psíquica; y de una dualidad, que no sólo no es excluyente, al decir de Noemí Giuliani, sino que sus dos caras son constitutivas una de la otra.

Ejes trazados con la intención de armar un marco conceptual, y reflexionar sobre un modo de pensar el lenguaje, que refleja en cierto sentido la forma en que se ha ido construyendo la psicomotricidad, lugar de convergencia de diferentes discursos cuyos aportes recibe para constituirse.

Pretendemos encontrar puntos de conexión, que nos permitan comprender mejor de qué va todo esto y nos alejen de aquellos posicionamientos reduccionistas, que se abocan a una verdad absoluta, y pierden de vista que es un sujeto el que transita por estos procesos. Relación lenguaje-sujeto que nos habla del enlace del lenguaje a la vida, al decir de Juana Levin18, que lo hace imposible de explicar con palabras. Es decir, que cuando del sujeto se trata, hay cuestiones que escapan a la teoría, la investigación y análisis.

"…el lenguaje tiene en su naturaleza una dualidad, por un lado alberga el código y por el otro lado nos hace humanos…"19

Lenguaje

Dimensión instrumental

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"…evolución espontánea, voluntaria, hecha sin coacción o indicación de otros y que no requiere de ninguna intervención especial o terapéutica."20

La dificultad más grande a la hora de definir el lenguaje radicó en la puesta en evidencia de la eterna discusión ya saldada, exclusivamente a nivel teórico ya que se contrapone con las prácticas reduccionistas teñidas por posiciones hiperparcializadoras, sobre el origen ambiental y genético de la inteligencia. Ambas concepciones difieren y muchas veces son argumentadas desde posiciones extremas, pero son factibles de convivir, considerando siempre la importancia ineludible de una y otra para el desarrollo del lenguaje, y la consecuente aparición de la lengua.

Al mismo tiempo ahondar en el campo del lenguaje no es un trabajo menor como mencioné anteriormente, sobre todo teniendo en cuenta que ha sido considerado durante mucho tiempo el instrumento de la inteligencia más importante ya que le permite al ser humano nada menos que acceder a los niveles mas abstractos de pensamiento.

La neuropsicología lo concibe como una de las funciones psicológicas superiores, nombradas de esta manera por Lev Vygotski en la necesidad de asegurar el estatuto científico de su método, como aquellas funciones específicamente humanas y complejas, basadas en estructuras cerebrales también complejas, biológicamente determinadas21. Según esta concepción, nacemos con la capacidad de desarrollarlas en contacto con el medio que nos rodea.

También es tenido en cuenta como aspecto o manifestación de la función simbólica, que se basa en un código de signos arbitrarios, cuya capacidad del hombre para manejarlo y descifrarlo es innata, permitiéndole comunicarse con los demás individuos de su comunidad lingüística; relacionado con la inteligencia que le da estructura y con la afectividad que es su motor, la que determina la necesidad y el deseo de comunicar (objetivo principal, su razón de ser) a un otro.

Al mismo tiempo, según la Rebollo, M.22 y colaboradores son muy importantes para el desarrollo del lenguaje tanto el sistema auditivo como el aparato fonoarticulatorio, que es el que hace posible su expresión. Y aquí me detengo para aclarar que ambos requisitos son válidos si estamos hablando de la lengua oral23, y deberíamos tener mucho cuidado con esto. La exclusividad del círculo fonoarticulatorio, es relativa tanto para la lengua como para el lenguaje. Estas condiciones no son válidas de generalizar si hablamos del desarrollo de la facultad del lenguaje en general, ya que lo importante es la forma de llegar a la lengua, cualquiera sea, y no necesariamente esos son los únicos medios para lograrlo. Desde el mismo momento en el que surgen las lenguas de señas y los sujetos sordos pueden desarrollarse plenamente gracias a ellas, queda completamente demostrado que lo importante es la presencia de un sistema lingüístico que manifieste concretamente la facultad innata del lenguaje. Sobre este aspecto, que implica el reconocimiento de la Lengua de Señas como código lingüístico, cuyos significantes se organizan en una materialidad visuoespacial, y cumple con el objetivo primero de la lengua que es transmitir mensajes, satisfaciendo la necesidad y el deseo de comunicar de quien haga uso de ella (hablantes sujetos sordos y/u oyentes), profundizaré mas adelante.

Con respecto a la capacidad innata de manejarlo, descifrarlo y conocer las leyes que lo rigen, Charles Darwin por el año 1870 en su visión naturalista ya hacía referencia a este hecho, así como también Saussure, F. cuando define la facultad del lenguaje, y Noam Chomsky en su estudio sobre la gramática universal innata. Considerada también por Robert Emde24 como una de las Tendencias Universales Innatas, que en circunstancias normales muestran escasa variabilidad, dentro de las cuales ubica también el hecho de que todo ser humano posee dos piernas y es capaz de experimentar ciertas emociones.

Es difícil frente a los hechos demostrables dudar sobre la emergencia de la lengua (a su vez emergencia de la facultad del lenguaje) como resultante de la existencia de un factor genético representado por dicha capacidad, evidente por la fijeza en la aparición de dicha lengua independiente de sexo, condición socio-cultural u otras circunstancias, tales como la sordera (siempre y cuando no se le niegue la posibilidad de hablar su lengua natural25), pues por lo general aparece en el segundo o tercer año de vida, destacándose un intervalo normal entre comprender y hablar.

"Los niños no hablan por el mero hecho de madurar neurológicamente. Tampoco lo hacen porque imiten. Menos aún podría pensarse que hablan porque "aprenden" el lenguaje bajo la forma de adquisición cognitiva (sería ridículo pensar, por ejemplo, en un currículo de enseñanza del lenguaje y la red de saber sobre el mundo que éste implica, destinado a enseñarles a hablar a los bebés)"26

Si bien, según Chomsky, N.27 el ser humano está preparado desde que nace neurológica, biológica y genéticamente para procesar información y formar estructuras internas28 a través de la lengua, para que esta capacidad se haga real, el niño debe estar en contacto con personas que hablen; aunque a pesar de cierta privación ambiental las potencialidades se desarrollan regularmente. El lingüista sostiene que sólo la falta total de orientación de un niño respecto del lenguaje podría impedirle hablar.

Cabe preguntarse qué considera Chomsky, N. como cierta privación ambiental29, ya que sería lógico pensar que las posibilidades de desarrollo de dichas potencialidades se relativizarían según el tiempo de dicha privación y la edad del niño al momento del aislamiento, ya que si bien está en la naturaleza del hombre la posibilidad del lenguaje no lo está como una construcción independiente de otro.

"La manera en que el sistema nervioso responde y es afectado por los diferentes eventos, a los que se exponga, dependerá -entre otras cosas- de la etapa madurativa en que se encuentre. Sus posibilidades plásticas son más ricas en los períodos iniciales y existen momentos de mayor susceptibilidad, que varían de una estructura a otra" 30

Para este primer terreno de abordaje que delinea uno de los grandes ejes de comprensión del tema, se puede entonces concluir que el lenguaje es la facultad humana de crear y usar las lenguas de modo natural, patrimonio común de sordos y oyentes, y que subyace tanto a las lenguas orales como a las señadas. Porque, acentuando aquí la posición neuropsicológica, el verdadero órgano del lenguaje es el cerebro y, en la medida en que su constitución sea normal, sin afecciones y exista un entorno de hablantes adecuados, el ser humano se ingeniará para reproducir la lengua más apropiada, en un proceso complejo de internalización, a partir de un activo intercambio con el entorno, que nada tiene que ver con un proceso instructivo de índole mecánica.

"…la lengua es una convención y la naturaleza del signo en que se conviene es indiferente. La cuestión del aparato vocal es, pues, secundaria al problema del lenguaje. (…) no es el lenguaje hablado el natural al hombre, sino la facultad de construir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos que corresponden a ideas distintas."31

Dimensión estructurante

"Es necesario un sistema nervioso apto y sensible al registro de estas marcas y a su permanencia y funcionamiento. Pero estas pre-condiciones neurofiosiológicas no constituyen el lenguaje, no son ellas las que hablan sino el sujeto que en ellas se instala. El campo del lenguaje no es su neurofisiología sino la red del mundo que él compone"32

Desde este "eje" se introducen dos conceptos que hacen que nos movamos de aquel lugar en el que nos encontrábamos, y nos situemos frente a una concepción del lenguaje que va mas allá del instrumento en sí mismo. El primero, como figura en la cita al comienzo, es la mención al sujeto, idea que se incorpora a la psicomotricidad con la introducción de los conceptos del psicoanálisis, y que marca a partir de ese momento una manera de concebir la práctica psicomotriz, un posicionamiento ético que parte de la concepción de un sujeto en su cuerpo. Y la segunda noción, relacionada con el lenguaje y su instrumento, la lengua, y que define su esencia en cierta medida: la comunicación. Fenómeno que implica participación, y no la mera transmisión de información. Como dice Levin, J.33, comunicar es compartir en un espacio de participación, con un denominador común que es la lengua, y esto implica mucho más que el simple intercambio de información.

"El Lenguaje no es el mero uso del código de la Lengua, ni la transmisión de información (…) Por lo pronto, en eso que se "Dice" se crea un espacio participativo entre dos escuchas-hablantes, cada uno como protagonista en su integridad biológica, psíquica, social y unidos por un juego verbal dentro de una escena"34.

Aquí se reconoce al sujeto como partícipe, protagonista de ese proceso de desarrollo del lenguaje y apropiación de la lengua.

Desde este terreno se toman en cuenta aquellas consideraciones que trazan un eje un tanto diferente en la clásica concepción del lenguaje, donde se hace especial énfasis en la subjetividad entramada en el lenguaje. Se reconoce al sujeto, y no al cerebro como único productor y promotor de lenguaje. En un principio, bebé que no existe por sí mismo, al decir de Donald Winnicott, sino que es en relación a su madre o quien cumpla dicha función. Madre que habla y dice, y permite de esta manera que el mundo simbólico tome al bebé, y este pueda encontrar su lugar desde el que primero pueda escuchar, y después decir. Secuencia que va mas allá del hecho de estar expuesto a una lengua, puesto que desde la experiencia clínica, las perturbaciones leves y graves del lenguaje se ven incluso en niños que se desenvuelven entre muy buenos hablantes. Cabe pues agregar desde esta concepción del lenguaje, que no es suficiente el mero hecho de oír, y una de las pruebas es el habla fuertemente libidinizada35 por modificaciones en la cadena sonora del enunciado hechas por quien cumpla el rol materno cuando se dirige al bebé durante los primeros meses de vida, que activará esa capacidad innata para la construcción del lenguaje desencadenando mecanismos de apropiación de formas de la lengua en uso, según palabras de Levin, J.

"…dar lenguaje es mucho más que dar el código de la lengua. El que da lenguaje lo hará desde un lugar que está determinado por su propia estructura subjetiva, la que ubicará a ese bebé en el lugar de hijo… o no." 36

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Relación con otros y convención cultural que forman parte de la historia de cada sujeto, configurada por experiencias disímiles, que contribuye a la construcción de ese lugar afectivo y social desde el que se habla y se muestra en lo dicho y lo no dicho.

Lengua y Habla

La lengua es el objeto de estudio de la lingüística. Pero esto no quita que la misma sea estudiada desde diversos puntos de vista (sociolingüística, psicolingüística). La lingüística como tal es la ciencia que se encarga de la lengua considerada "en sí misma y por sí misma". Esto quiere decir que se estudiará con relación a otros hechos que le conciernen, como el hablante o el entorno ambiental.

Éstas son cuestiones que hasta el momento de la aparición del Curso de Lingüística General de Saussure, F. publicado en 1916, nadie había planteado con tanta claridad, delimitando el objeto de estudio y proponiendo su autonomía como disciplina. Es así que para definir tan claramente este objeto de estudio comienza preguntándose por la naturaleza de la materia que estudia la lingüística, y discrimina dentro del lenguaje, facultad con la que el niño nace, un aspecto relativo al sistema mismo, al código lingüístico: la lengua; y un aspecto individual, propio de la expresión personal de cada uno en el uso del sistema: el habla (primera pareja de términos [dicotomía] que creó a fin de establecer un marco para la lingüística).

Saussure, F. afirma que la lengua no es más que una determinada parte del lenguaje, y que si bien el ejercicio de éste se basa en una facultad que nos define, la lengua es algo adquirido y convencional, aunque esencial, considerada como un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos. Y que hay que tomar tal cual es: un hecho social, producto heredado de las generaciones precedentes, mediante la que se vehiculizan las culturas más diversas, a pesar de originarse todas a partir de una facultad inherente al ser humano.

Como sistema o código (en el sentido de que porta leyes) del cual las palabras forman parte a través de un orden particular, se la considera un sistema complejo, ya que no es posible hablar de cualquier manera, extendido por una masa y manejado por ella, que sufre sin cesar de la influencia de todos. Y que tiene una función estrictamente de representación, simbólica, mediante la cual un hablante puede decir lo que quiera en cualquiera de sus tres tipos: lengua oral, escrita, y de señas.

Es una entidad tan abstracta que lo único que la mantiene en el lugar de la memoria es lo que se llama la retroalimentación en ocasión de la interacción dialógica, al decir de Alisedo, G.

Nombra los objetos del mundo, y al nombrarlos automáticamente los clasifica. El nombre que se le da al objeto, lo constituye, pero dicho nombramiento está teñido de la percepción que hace a esa cultura, determinando las situaciones. Por lo tanto construye la matriz de lo que va a ser el mundo para cada uno, la red conceptual, y contribuye a forjar la identidad sociocultural de los individuos, al decir de Alisedo, G.37.

"De las vicisitudes con que se va entramando la matriz de comunicación, cuya base es el primario diálogo tónico y cinético, depende la posibilidad de construir posteriormente sistemas simbólicos mas complejos como el lenguaje verbal y otros códigos mas abstractos."38

La lengua se diferencia del habla por ser éste un acto individual de voluntad o inteligencia, caracterizado por la libertad de combinaciones de los datos que cada uno tiene, del sistema que conoce. El habla es el proceso de expresión del hablante, es la transmisión concreta de mensajes reales.

Si bien la lengua se define por ser social y esencial y el habla por ser individual y accesorio, según de Saussure, F. ambos objetos, están estrechamente ligados ya que la lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos (por lo pronto nadie ha podido hablar antes de comprender la lengua), al mismo tiempo que el habla es necesaria para que la lengua se establezca, evolucione y se retroalimente. El niño se apropia de la lengua como sistema a partir del habla de los adultos que lo rodean.39

El siguiente ejemplo me fue bastante ilustrativo para entender la diferencia entre lengua y habla, así como para diferenciar lengua y lenguaje:

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Creo que estas consideraciones dejan bastante en claro que la lengua es mucho más que un vehículo de comunicación y que un sistema de signos altamente complejo.

"El lenguaje se compone entonces de la lengua y el habla. Frente a lo heterogéneo del lenguaje, la lengua se nos presenta como un producto social homogéneo y de naturaleza concreta. El individuo la registra y en base a un proceso de selección y coordinación la utiliza en un acto individual de habla. Acto que sólo es posible en la medida en que haya otro que escuche."41

Capítulo II

Contextualizando

"Después comprendí que otras palabras designaban a las personas. Emmanuelle era yo. Papá era él. Mamá era ella. Marie era mi hermana. Yo era Emmanuelle, yo existía, tenía una definición y, por lo tanto, una existencia.

Ser alguien, comprender que se está vivo. A partir de ahí pude decir "YO". Antes decía "ELLA" al hablar de mí. Yo buscaba el lugar en el que me encontraba en este mundo, quién era y porqué. Y me encontré. Me llamo Emmanuelle Laborit."42

Lengua de Señas

"Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás…"43

Es frecuente encontrar, en la bibliografía de cara a la investigación y reflexión sobre el tema de la sordera desde un punto de vista psico-socio-cultural, afirmaciones acerca de que la consideración lingüística de las lenguas de señas permitió, en las dos últimas décadas del siglo XX, abordar la condición del sordo desde un punto de vista cultural, como sujeto potencial de una comunidad lingüística. Si bien en Uruguay hay hechos que confirman lo anteriormente mencionado, no parece posible asegurar, lamentablemente, que estas afirmaciones son las que atraviesan los abordajes clínicos interdisciplinarios de los sujetos sordos en nuestro país.

Anteriormente se puso énfasis en el hecho de que el niño sordo porta una deficiencia para la lengua oral o fónica, pero no es deficitario del lenguaje. La posición contraria, la que considera que las personas sordas tienen un déficit del lenguaje, es sostenida por aquellas personas oyentes cuyo concepto de lenguaje se liga única y exclusivamente a la versión fónica de la lengua. La gran mayoría de las veces esto sucede porque las carencias observables en su lengua oral se interpretan como carencias en su competencia lingüística general y no como carencias en el aprendizaje de una segunda lengua (en Uruguay, español hablado y escrito). Por lo tanto el déficit auditivo es visto casi como sinónimo de déficit lingüístico y hasta cognitivo, sin tener en cuenta el desarrollo de su competencia en Lengua de Señas.

"…en español aparecen las marcas que los hacen ver/verse como no nativos, diferencia que en general no es leída como la de un hablante de una segunda lengua, sino como la de un "sordo-mudo", lo que lleva a estas marcas al terreno de la discapacidad y la patología."44

Situación que lleva al sujeto sordo, por su incompatibilidad lingüística con la lengua del oyente, a una situación de fragilidad y dependencia lingüística característica de las personas sordas, como nos dice Alisedo, G.45.

Por esto me pareció impensable comenzar por otra cuestión que no fuera la Lengua de Señas, ya que "…la lengua no es solamente un vehículo de comunicación (…) es un medio de expresar la amistad o la animosidad (…). La lengua determina las situaciones y los sujetos, los objetivos y las aspiraciones de una clase social y contribuye por lo tanto a forjar la identidad sociocultural de los individuos"47

Cómo es posible entonces que frente a la concepción de lo que es una lengua los oyentes hagan gala de un saber acerca de la problemática a la que se enfrenta un niño que nace sordo, o queda sordo a una edad temprana, si desconocen completamente de qué se trata su lengua natural, aquella cuya materialidad visuo-espacial permite su adquisición espontánea sin que tengan que pedagogizarse sus contenidos, lengua que se adapta única y exclusivamente a las características naturales y posibilidades lingüísticas de las personas sordas, herramienta creada gracias al uso de la fascinante facultad lingüística del hombre para sortear las barreras que en este caso impone el déficit.

"Mi lenguaje de signos (Lengua de Señas) es mi verdadera cultura. (…) El signo (la seña), esa danza de palabras en el espacio, es mi sensibilidad, mi poesía, mi yo íntimo, mi verdadero estilo. (…) el lenguaje de los signos (la Lengua de Señas) es nuestra primera lengua, la nuestra, la que nos permite ser seres humanos "comunicantes"."48

Es fácil pues considerar que las definiciones que reflejan fielmente la importancia de la Lengua de Señas, son las que aportan sus hablantes naturales en sus intentos de reivindicar sus derechos y su lengua natural, minoritaria y minorizada, en términos tanto numéricos como de poder y prestigio, que se identifica además con una deficiencia y no se arroga ninguna fuerza socioeconómica, tal como lo afirma Alisedo,

  • Esto convierte a la lengua de esta comunidad, en una lengua estigmatizada, lo que parece ser suficiente para adjudicarle el rol negativo con respecto a la lengua oral, en lo que respecta al desarrollo psicocognitivo del niño sordo, a pesar de su extraordinaria accesibilidad para la misma.

Es paradójicamente frecuente el hecho de que muchas personas crean que existe una Lengua de Señas universal, es decir, la misma lengua hablada en todos los países; o que con sólo aprender el alfabeto dactilológico es suficiente para comunicarse en dicha lengua. Estas afirmaciones son erróneas, ya que las lenguas de señas difieren de una comunidad lingüística (comunidad sorda) a otra, como las lenguas fónicas, y surgen independientemente siempre que hay un número significativo de sordos en contacto. Existe una Lengua de Señas Argentina (LSA), brasileña (LIBRAS), uruguaya (LSU), panameña (LSP), etc. Y el alfabeto dactilológico (cada lengua de señas tiene su propio alfabeto dactilológico50) es utilizado por los sordos para referirse a nombres propios, nombre técnicos o conceptos producidos por la cultura de la sociedad mayoritaria, para los cuales no existe una seña específica.

¿Por qué resulta contradictorio, especialmente en Uruguay, el hecho de que muchas personas crean que la Lengua de Señas es única y universal?

Vivimos en un país, uno de los primeros países de Latinoamérica y de los pocos del mundo, en el que la Lengua de Señas (LSU) es reconocida oficialmente como "lengua natural de las personas sordas y de sus comunidades"51 a partir del año

2001, así como también es reconocida como una de las tres lenguas maternas existentes en el país52.

El reconocimiento del Estado no asegura que la LSU aún sea vista como una lengua. Incluso en los Documentos e Informes Técnicos de la Comisión de Políticas Lingüísticas en la Educación Pública de Diciembre 2006-Agosto 200753 se reconocen varias carencias que aquejan al campo de la educación de los sordos y el desarrollo de la Educación bilingüe LSU-Español, así como incongruencias cometidas hacia la comunidad sorda en nuestro país, a pesar de ser Uruguay uno de los pocos países a nivel mundial que reconoce a la Lengua de Señas como la lengua natural de las personas sordas y su comunidad, permitiendo así tener la posibilidad de generar a nivel educativo una enseñanza bilingüe, que es todavía cosa excepcional a nivel mundial.

De todas formas, todo tiene un comienzo, y el reconocimiento de la lengua de la comunidad sorda uruguaya es una oportunidad todavía inusual. Destacable sobre todo si se tiene en cuenta que hace nada más que cincuenta años que las lenguas de señas, a nivel mundial, fueron reconocidas como tales a partir del revolucionario trabajo realizado por William Stokoe54 acerca de la Lengua de Señas Americana (ASL) , en el que se plantea científicamente que las lenguas de señas son sistemas lingüísticos completos plenamente gramaticalizados, al igual que las lenguas orales, y a partir del cual se dan múltiples movimientos reivindicativos a nivel mundial de la seña como sistema lingüístico.

Esta revelación fue la que marcó un nuevo punto de inflexión en la vida de muchas personas sordas y en la historia de las comunidades sordas en el mundo. Estas afirmaciones e investigaciones a raíz de las cuales se les da a las lenguas de señas el lugar que les pertenece, tienen una historia anterior a las afirmaciones de Stokoe, W., ya que fueron brutalmente defenestradas por un grupo de oyentes en el Segundo Congreso Internacional sobre la Educación del Sordo en Milán en 1880, donde se decreta oralizar exclusivamente al niño sordo, prohibiendo el uso de la Lengua de Señas, hecho explicitado en la primera resolución del congreso.

"Su propio sentido de ser un pueblo, con lengua e identidades propias, desapareció y se vieron reducidos de nuevo a una vida de incompetencia y marginación, aislados, con escasa capacidad para comunicarse y condenados a realizar trabajos serviles."55

Existen innumerables testimonios que denuncian las acciones pedagógicas de todo tipo que se han implementado hasta el presente, en algunos casos absolutamente perversas en nombre de esta resolución, en los que se pone énfasis en las miles de horas de la vida de los niños sordos, prisioneros de este sistema, destinadas al control auditivo del habla por medios no auditivos, entrenamiento para "dar un sentido" a lo que veían en la cara de quienes hablaban y a quienes no podían oír, en busca de un éxito para unos pocos, en aquel entonces, que conducía al aislamiento y la marginación.

Se constata así la ausencia de relación entre el exceso de esfuerzo por la lucha contra la mudez y la búsqueda de un camino alternativo a través de la lectura labial y de la estimulación auditiva (exclusivamente), por un lado, y los resultados obtenidos por otro, instalándose, al decir de Alisedo,G.56, una especie de restricción sociocultural, laboral, afectiva, intelectual y social.

"Hace unos años llegó un chico sordo de catorce años a nuestra escuela. Sabía algo de japonés, porque toda su familia, padres y hermanos, eran japoneses. Venía de una escuela de curas de La Plata, oralista, y no sabía ni una seña. Entró a la escuela, donde se habla Lengua de Señas hasta por los codos. Un día, una de las maestras dio en su grupo una clase, en Lengua de Señas por supuesto, y con material didáctico espectacularmente visual sobre el corazón (corazón hecho con arcilla para que pudieran tener cabal idea de su apariencia y tamaño real). Cuando terminó la clase, el joven le dio las gracias a su maestra por la clase, porque él no sabía que tenía un corazón dentro de su cuerpo, el creía que en su interior hasta ese momento, lo único que había eran huesos y músculos."57

No podemos leer este relato acerca de la vivencia de un adolescente en una escuela que contempla sus características y respeta sus necesidades, sin evitar pensar en las peligrosísimas consecuencias de la privación lingüística, y al mismo tiempo en el lenguaje como uno de los protagonistas principales en el proceso de constructividad corporal, tema que abordaremos en el próximo capítulo.

Pero, volviendo al tema del capítulo que nos convoca, ha de notarse un cambio reciente en la modalidad de la inhabilitación del uso de la Lengua de Señas, al decir de Alisedo, G.58 la sanción se vuelve científica y es en nombre de los progresos técnicos (fundamentalmente protésicos, audífonos, implantes cocleares) que se aconseja a los padres "no hablarles con las manos". Cuestión que confunde y contradice, ya que mediante esa sanción se niega a la Lengua de Señas como tal, a pesar de su actual reconocimiento a nivel mundial, e incluso a nivel legal, en algunos países, con todo lo que ello implica: hecho que la gran mayoría de los sujetos oyentes desconocen durante toda su vida, o buena parte de ella, ya que una gran porción del mundo oyente todavía considera a las lenguas de señas un medio de expresión pobre, una mímica rudimentaria y primitiva.

¿Será que la inhabilitación del uso de la lengua natural de las personas sordas se ve influenciada por el hecho de que los avances de la medicina reflejan un intento de curar lo incurable, de reparar lo irreparable, dejando entrever la intolerancia que existe hacia la diferencia, que refleja la brutal desinformación padecida? Los logros de la comunidad sorda parecerían desplazados por logros de otros, "logros" autoadjudicados, que no son reconocidos por la comunidad y es, sin embargo, en nombre de ellos que se decretan cuestiones, se toman resoluciones, se planifican propuestas de intervención basadas en el imaginario de los profesionales, por prejuicios que tienen que ver con falsas creencias y sobre todo falta de información. Cuestión que lleva muchas veces a un camino inverso, los responsables de informar en lugar de hacerlo utilizan un discurso moderno que habla de "acceso" y "derechos civiles", aunque, como dice Oliver Sacks dicho lenguaje sea ajeno a los sordos, porque el público en general comprende más fácilmente estos planteamientos que los específicos de la comunidad sorda, relacionados con su lenguaje, su pasado y su comunidad.

"…encarna fenómenos históricos y político culturales. Su uso y prohibición son parte de la historia de los sordos: en la interacción familiar, interacción social, educación, violencia física y simbólica, marginación económica y social, lucha reivindicativa como minoría. (…) encarna un lugar de diferencias y de desigualdades sociales (…) la ruptura con la biologización de la identidad sorda…"59

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