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¿Qué podemos hacer para acelerar la revolución integral de las conciencias individuales? (página 2)



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Simultáneas a estas ideas consumistas están las "economísticas", que nos dicen que apenas nos debemos preocupar con "las cosas prácticas", entre las que aparece en primer lugar la economía globalizada. En la medida en que esta sea la dirección tomada, el mundo y la sociedad mejorarán rápidamente. Lo que es cierto… sólo que para unos pocos, que para sobrevivir deberán aumentar el blindaje de sus autos, la seguridad de sus casas, etc, etc.

Soñar es necesario. Soñar es importante, Soñar es un patrimonio de la Humanidad, pero no debemos soñar con conceptos fáciles, superficiales y banales – generalmente – y además falsos, y mucho menos en nutrir sueños ajenos cuando son destructivos.

El sueño de la Gran Utopía (Bonilla, 1) y de la Revolución que falta se apoya – en forma simplificada – en la idea siguiente: del mismo modo que poseemos dos píes, dos manos, dos ojos y dos hemisferios cerebrales, tenemos dos mundos a considerar. Ellos son: el mundo interno o intangible y el externo o tangible. La Educación cartesiana en la que hemos sido formados, privilegia el externo y desprecia el interno.

Sin embargo, la Educación Holística, la Educación para la Vida, actuando en dirección opuesta a la prevaleciente, comenzará a ser procesada cuando los dos opuestos complementarios inicien operaciones conjuntas sobre la realidad. El nivel interno lo hará a través de la ideación, de los sentimientos y de los valores; ya el externo se expresará a través de actitudes, comportamientos y acciones concretas.

Es claro que esta operación conjunta precisa ser positiva, constructiva, armónica y lucificada. Ese es el gran desafío para toda la Humanidad al ingresar en el Siglo XXI, en el Tercer Milenio y en la Era de Acuario.

Los objetivos educativos que es necesario reformular

El tránsito de la Universidad Latinoamericana por el camino de la aceleración evolutiva (como explicado en un ítem anterior), exige resolver varios problemas, entre ellos los siguientes

  • Ampliación de la capacidad estudiantil, aumentando de forma exponencial las matrículas, ya que sólo preparando un número masivo y calificado de humanistas, técnicos y científicos, y que, además, tengan donde trabajar, es que podremos superar nuestro atraso relativo.

  • Dar atención a la creación de nuevos cuadros profesionales, que sean capaces de desarrollar nuevas líneas de conocimiento, basadas en un enfoque holístico de la vida, del ser humano, del planeta y del Universo. Estas nuevas líneas de conocimientos serán la base para el desarrollo de tecnologías locales o regionales(*) que permitan escapar de la dependencia que nos hunde cada vez más en el subdesarrollo.

  • Transformación profunda de las propias estructuras universitarias, de modo que se sustituya su actual obsolescencia por formas compatibles con la aceleración evolutiva, centrada en el ser humano y no en el sistema económico imperante.

  • Influenciar con su peso y su prestigio, así como con su fuente de conocimientos, sobre el contexto social global, dentro de un enfoque holístico, impulsando una orientación programática bien definida. Esta orientación debe esclarecer ante los diferentes segmentos sociales, las causas y los responsables por el atraso y el subdesarrollo, así como los caminos para poder salir de los mismos.

Este enfoque, bien aplicado, acabará quebrando las torres de marfil universitarias, creando grupos interdisciplinarios (profesores de diferentes áreas estudiando en forma integrada un cierto problema: por ejemplo la salud, donde los médicos precisarán la colaboración de los agrónomos, de los bioquímicos, de los ingenieros, así como de otros profesionales), hasta llegar a formar grupos transdisciplinarios, en los cuales serán hechos abordajes más amplios y profundos, procurando desvendar el contexto donde el problema salud(**) ocurre (para lo cual será necesario trabajar no apenas con los aspectos técnico-científicos del tema específico y sí también con aquellos de naturaleza humanística, ética, artística y espiritual).

A partir de este panorama, es que deben ser definidos los objetivos de la Educación Universitaria, que implicarán en dos líneas diferenciadas, buscando formar un ser humano integral y auténtico, que a través del dominio de un (o más) campos de conocimiento pueda colaborar en forma positiva en la construcción de una sociedad mejor: la Gran Utopía (ver Bonilla, 1).

La dos líneas mencionadas corresponden a dos objetivos, de naturaleza diferente, pero complementarios, a saber:

a) Objetivos técnico-científicos

  • Preparación adecuada de profesionales capacitados para desempeñarse satisfactoriamente en la enseñanza superior y media, así como en proyectos de investigación científica o tecnológica.

  • Preparación de profesionales capaces de desarrollar en forma satisfactoria, actividades en organismos asesores, reguladores y planificadores del sector público correspondiente.

  • Preparación de profesionales que se puedan encargar de planificar, dirigir y ejecutar tareas relativas a su formación, en el ámbito de la actividad privada.

b) Objetivos ético-sociales

  • Preparar ciudadanos que estén informados de los grandes problemas de su tiempo y que – por lo tanto – sean capaces de analizar criteriosamente las diversas y complejas situaciones que deben ser enfrentadas constantemente en nuestra sofisticada sociedad moderna.

  • Preparar ciudadanos que estén capacitados para reconocer el significado, el contenido y los límites de la ciencia y de la tecnología, así como su relación con el sueño humano, constantemente renovado, de paz, fraternidad, igualdad, libertad y justicia.

  • Preparar ciudadanos que desarrollen un sentido ético a partir de criterios de validez social, así como de auténtica espiritualidad.

  • Preparar ciudadanos dotados de comprensión holística, ecológica y transdisciplinaria, capaces de percibir el Universo, la Tierra, la Naturaleza y los seres humanos como una Unidad, donde nosotros no tejimos la red de la vida. Somos, mientras tanto, apenas un hilo de ella. De esta forma, el principio integrativo, tan escaso hoy día, podrá equilibrarse con su opuesto complementario que hoy prevalece, el principio auto-afirmativo.

O sea, el papel central de la Universidad debe ser formar un profesional que tenga, simultáneamente:

  • Una sólida base técnico-científica

  • Un grado elevado de sensibilidad ética, social y ambiental

  • Una capacidad de abordar en forma holística los grandes asuntos de la Humanidad.

En la actualidad – generalmente – se está bastante lejos de esa propuesta, que para algunos – con seguridad para muchos – tiene características de "utopía". Es verdad, pero lo que se trata es de la Gran Utopía (Bonilla, 1) a lo que hemos dedicado un libro entero.

La tendencia prevaleciente (que considera como "utópicas" todas las ideas que estén fuera de su cuadrícula reduccionista) se caracteriza por identificar las necesidades de la sociedad tal como está organizada, con las necesidades reales de la misma. La diferencia entre ambas, puede ser fantástica.

Sin embargo, existe otra tendencia, aún muy incipiente, que considera la Universidad como la institución más "esclarecida" de la sociedad y por ese motivo, portadora de la irrenunciable responsabilidad moral, no de "producir" los profesionales que el sector dominante de la sociedad necesita, y sí de examinar la naturaleza y el comportamiento de los diferentes segmentos de aquella sociedad, cuestionando los aspectos inconvenientes para el conjunto, que algunos de ellos puedan representar, así como proponer los soluciones correspondientes.

O sea, no se trataría de una Universidad apagada y estática, mero reflejo "aculturado" de la sociedad que la rodea. En lugar de esto, ella sería un "dinámico agente de cambios". Por lo tanto, la Universidad tendría la responsabilidad de formar (y enfatizamos el uso del verbo "formar" en lugar de "producir") aquellos profesionales que ella entienda que deban responder a la necesidades actuales (y futuras) de esa sociedad.

Algunas consideraciones y propuestas concretas para estimular el crecimiento integral de las conciencias individuales

La Educación, aunque realizada en forma colectiva, implica en comportamientos individuales, diferentes para cada persona, a partir de un cierto conocimiento impartido. Sólo después, cuando ese conocimiento es absorbido en grados diferentes y complementado con una visión específica del mundo, es que él puede ser objeto de un enfoque colectivo por parte de grupos cuyos integrantes posean una orientación similar. Esto llevará a una discusión sobre la Revolución Integral de la Conciencia Social (que será objeto de análisis la próxima Monografía) .

La Educación puede ser clasificada en dos categorías bien diferenciadas que, sin embargo, precisan ser integradas: la Educación Formal (que en su grado más elevado es realizada en las Universidades) y la Educación para la Vida. Analizaremos por separado esas dos vertientes:

Educación Formal

Este tipo de Educación está centrada en un enfoque técnico-científico de naturaleza cartesiana, con algunas concesiones a otras áreas filosóficas, artísticas o humanísticas.

El problema del enfoque técnico-científico no está tanto en su contenido y si en su orientación, muchas veces implícita. Algunos ejemplos podrán esclarecer estas puntualizaciones:

– La disciplina Administración de la Producción, enseña a través de voluminosos textos modernos, con más de 700 páginas, como el de Slack y Chambers (8) o el de Stevenson (9), acerca de cómo se puede trabajar con más eficiencia, lucratividad y precisión, de modo que desde el punto de vista de contenido técnico no hay prácticamente nada que agregar. Sin embargo, parece que tanto da producir pan o bombas atómicas: la metodología básica es la misma, simple en el primer caso, sofisticada en el segundo. O sea, se sobreentiende que hay una orientación única, simple en el primer caso y muy sofisticada en el segundo. O sea, se sobreentiende que hay una orientación única, realista y verdadera, una lógica de producción indiscutible (por lo tanto no se la discute) y ahí es que el contenido se empequeñece al ser monopolizada la orientación, que es absolutamente dirigida para robustecer el sistema económico y no para satisfacer las necesidades reales de las personas en particular y de la sociedad en general.

Schumacher (10) nos dice que "la economía como contenido de vida(*) es una enfermedad mortal, porque el crecimiento infinito no se ajusta a un mundo (material) finito".

En resumen, el contenido técnico-científico de los textos más completos es imprescindible, pero si esos conocimientos no son complementados con enfoques amplios, holísticos, en relación con la sociedad humana y sus componentes, solo se trabajará el cómo producir (para ganar más) y no habrá preocupación con: ¿qué producir? y ¿para quién producir? O sea, la orientación social de la producción debe acompañar obligatoriamente a los aspectos técnico-científicos. De lo contrario, éstos en lugar de libertar el hombre a partir de nuevos y más profundos conocimientos, lo aherrojará cada vez más, como ya está aconteciendo.

– Un segundo ejemplo es en el área agronómica. Los curricula universitarios nos enseñan todo acerca de los fertilizantes químicos (especialmente de los solubles), de los agrotóxicos (pulidamente llamados de defensivos), técnicas de monocultivo y ahora sobre transgénicos. O sea, contenidos técnico-científicos variados y bastante profundos. Pero ¿cuál es la orientación prevaleciente?

Poco se habla de agricultura ecológica, policulturas y sistemas agro silvopastoriles o de defensivos biológicos. Se ignoran los pesados déficits ambientales que la "agricultura moderna"(**) ha generado a través de: destrucción de suelos, con la correspondiente desertificación, toxicidad de los residuos biocidas para el ser humano, destrucción de la flora microbiana y reducción drástica de materia orgánica en el suelo, entre otros aspectos.

¿Y todo esto por qué? El motivo es siempre el mismo: la maximización inmediatista de la lucratividad, independiente de lo que la sociedad deba sufrir como consecuencia de esa orientación, que sólo favorece al poder económico, representado en este caso por las multinacionales que dominan el sector agropecuario (al que pretenden monopolizar en su beneficio), especialmente las grandes empresas agroquímicas, agromecánicas y agrobiológicas. Más detalles pueden ser consultados en Bonilla (11).

O sea, otra vez: los contenidos de conocimientos técnico-científicos son fundamentales, pero insuficientes para formar ciudadanos que dominen un campo de conocimiento (sea Administración, Agronomía o cualquier otro).

De este modo, la Educación formal, deberá-junto con aquellos contenidos – agregar otros, basados en los siguientes principios:

Estos principios corresponden a todos los Cursos universitarios, que en general adolecen de gran debilidad cuando se extrapola lo técnico-científico, siendo que en ese campo son bastante fuertes. Algunas disciplinas a ser incorporadas pueden ser las siguientes:

a) Ecología, Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (cuya fundamentación es obvia)

b) Enfoque holístico, como cimiento de una nueva forma de pensar, sentir y actuar, equilibrando el principio auto-afirmativo, que cuida de las partes) con el integrativo (que cuida del conjunto); de la misma manera deberá haber equilibrio entre los cuatro componentes del ser humano: físico, mental, afectivo y espiritual (Para mayores detalles ver Capitulo 1)

c) Responsabilidad Social (Auténtica), a través de la cual se desenmascare el "marketing benefíciente" que hoy prevalece en muchas empresas, que presentan al público una imagen de preocupación por la sociedad que, en el fondo no existe, siendo que muchas "donaciones" son hechas apenas para maquillar una mejor imagen frente a los eventuales clientes.

d) El significado y el sentido de la vida humana. Para cualquier observador imparcial, resulta incomprensible entender cómo una sociedad puede mejorar si no tiene visión del significado y del sentido de las vidas de sus propios integrantes. La Universidad no discute este asunto, que pasa a ser verdaderamente tabú. Pero si lo que queremos es alcanzar la Gran Utopía (Bonilla, 1), será necesario entrar en esa fortaleza. Es claro que el sistema económico no está interesado en ese asunto, pues ya dió la respuesta (aunque en forma implícita y hasta subliminal).

En efecto, para aquel sistema, estamos aquí… ¡para consumir! Ese es el sentido y el significado de la vida humana para el mencionado enfoque.

e) Consumo y consumismo. Vivimos en una sociedad donde el lujo y la miseria andan codo con codo. Para el sistema eso no importa. Lo único que quiere es vender y hay productos para todos: pobres, medios y ricos. Hoy día hay un producto infaltable para todos: el celular, desde los muy baratos a los más caros. Pero cualquiera de ellos da cierto "status", estimulando cada vez más a vivir cuidando de la apariencia frente a los otros, utilizando muchos productos superfluos, que acaban dañando el medio ambiente y agotando los recursos naturales. Por ese camino, no llegaremos nunca al desarrollo sustentable.

En el Brasil (donde vivimos 35 años, a pesar de que por lo menos 70% de la población es pobre y tal vez 40% desnutrida, hay más de 90 millones de celulares, los que representan un gasto de más de ¡10.000 millones de dólares anuales. En los hogares más pobres, investigaciones realizadas últimamente, muestran que hace 3 ó 4 años, el 25% de los ingresos eran destinados a la alimentación; hoy, es apenas el 20%. Con las nuevas y deslumbrantes tecnologías de comunicación que están llegando, la desnutrición va a aumentar. Y también la criminalidad.

¿Cómo enfrentar todos estos problemas? Parece haber una única respuesta: colocar en campo, la Revolución que falta: la Revolución Integral de las Conciencias.

Educación para la Vida

En Bonilla (1) este asunto es tratado en cinco capítulos, por lo que aquí se hará apenas un resumen básico.

Educación para la Vida es un tema que también debería ser incluido en los curricula formales. Sin embargo, su importancia es tanta que debería ser objeto de cursos para todo público, no solo por parte de las Universidades, dentro de la función educativa de la Extensión y sí también por ONG"s y entidades diversas.

¿Y que sería Educación para la Vida? El punto de partida es la respuesta a la pregunta: ¿Para que vivimos? Dos respuestas surgen como los extremos de un péndulo oscilando. La primera es la que actualmente prevalece y es: vivimos apenas para ser un engranaje dentro de un sistema y así habilitarnos a zambullir en el remolino de un consumismo enfermizo que hoy nos devora, entregando para ello hasta el alma. La segunda se pregunta: ¿Cuál es la misión del ser humano? Y responde: desarrollar nuestras potencialidades internas, para manifestarlas en el mundo terreno con la finalidad de construir una sociedad mejor, más justa, más digna y más feliz, o sea: la Gran Utopía (Bonilla, 1).

También es necesario preguntarnos: ¿qué ideales(*) pasaremos para las futuras generaciones? ¿O elegiremos contribuir con nuestro grano de arena para producir más generaciones fracasadas?

En un momento en que la sociedad humana se encuentra impregnada por un materialismo feroz y asfixiante, saturada de violencia, de corrupción, de consumismo, de exclusión social y de destrucción ambiental, de lujo y de miseria, precisamos reaccionar.

Y esta reacción no se puede reducir a beneficencia mercadológica, como hacen muchas empresas, o también personas individuales que tentan aliviar su conciencia dando limosna a los pobres, pero impidiéndoles que recobren su dignidad como personas.

Lo que precisamos es formar personas que se transformen en Líderes para la Vida(**), sustituyendo la actual tendencia que sofistica cada vez más los conocimientos para hacer progresar los lucros a cualquier precio, a costa de un sacrificio mayor del medio ambiente y del propio ser humano.

¿Y que sería un Líder para la Vida? Sería un ciudadano que hubiese recibido formación suficiente para comprender que el mundo exterior puede ser a favor del ser humano, si primero descubrimos la riqueza de nuestro mundo interior, para después hacer la síntesis a través de un Proyecto de Vida Personal, que sea simultáneamente bueno para el individuo (principio auto-afirmativo) y bueno para la sociedad (principio integrativo)

Se precisan profesores, investigadores, profesionales de todas las áreas, líderes comunitarios y sindicales, estudiantes avanzados, etc para que se transformen en multiplicadores de esta idea.

La sociedad humana ya atravesó la penosa fase de la sensibilización y está entrando en la de concientización. Pero para que ésta sea integral, es necesario dar el salto cualitativo: actuar. Sólo que precisamos actuar no apenas rearreglando el mundo exterior (inclusive con cambios drásticos) y dejando el interior como está.

En efecto, la Historia humana, especialmente del siglo XX, demostró que el cambio exterior no resuelve la problemática básica de la Humanidad: comprender cual es nuestra misión cósmica y cumplirla.

Hasta ahora creíamos que cambiando por la fuerza (o por la ley) las instituciones políticas, económicas y sociales, se podría traer felicidad a los pueblos. Sin embargo las dolorosas experiencias de guerras inútiles y revoluciones fracasadas muestran claramente que no podemos trabajar apenas con la mente y sí que debemos colocar en juego algo más: el corazón y el alma.

Es a esto que llamamos de formación de líderes para la Vida. Ella es, nos parece, la principal responsabilidad que en el amanecer del siglo XXI, deben desarrollar – entre otras – las instituciones que merezcan realmente el nombre de educativas y no meramente productoras de instrucción (y por lo tanto, apenas fabricantes de profesionales)

La idea de Educación para la Vida incluye objetivos y contenido programático que serán descritos a continuación:

a) Objetivo general. Formar una masa crítica suficiente de personas en cada sociedad nacional, procurando su concientización integral, así como el desarrollo de las acciones correspondientes, con el objetivo de rescatar los auténticos valores humanos, hoy completamente desteñidos.

b) Objetivos específicos.

  • Contribuir para la preparación de ciudadanos que adquieran capacidad de percepción suficiente como para analizar con discernimiento las diversas y complejas situaciones de la vida moderna, a partir de una visión amplia de la misma.

  • Contribuir para la formación de ciudadanos capaces de formular y ejecutar propuestas válidas, coherentes y orientadas para una mejoría de la sociedad humana tomada como conjunto.

  • Contribuir para la formación de ciudadanos que sean capaces de comprender la vasta potencialidad que existe en el interior de cada ser humano y, a partir de allí, aplicarla en beneficio de los altos ideales que la Humanidad ha proclamado a través de los tiempos.

  • Contribuir para la preparación de ciudadanos dotados de comprensión holística, capaces de percibir el Universo, el Planeta y la Naturaleza, no como mundos extraños y peligrosos y sí como una Unidad de la cual no tejemos la red de la Vida. Apenas somos filamentos de Ella.

  • Capacitar ciudadanos para desarrollar sus Proyectos de Vida Personal, armonizando la biodiversidad propia de cada ser humano con aquella Unidad, percibiendo así el sentido y el significado de la vida.

c) Contenido programático

La idea básica es desarrollar la capacidad de pensar, sentir y actuar en un marco referencial bastante diferente del utilizado tradicionalmente en el medio académico. Se trata de un enfoque transdiciplinario, orientado para la formación de personas capaces de liderar una nueva sociedad centrada en la Vida.

El contenido programático puede ser variable. El autor sugiere la siguiente estructura básica de un Curso sobre Educación para la Vida, aguardando que otros estudiosos presenten sus respectivas propuestas.

El Curso estaría integrado por cuatro módulos, a saber:

  • Módulo I: Enfoque Holístico. (¿Que significa comprensión holística?. La convergencia entre la ciencia más avanzada y la espiritualidad. La filosofía holística como principio de vida. ¿Dónde está la "verdad" espiritual?)

  • Módulo II: Descubriendo nuestras potencialidades interiores (La Anti-Vida y la Pró-Vida. Las leyes básicas que rigen la mente humana. El cambio interno del ser humano. Reformulando nuestro circuito interno. Las magníficas potencialidades internas del ser humano. Una tentativa de explicación del funcionamiento de las Leyes Universales).

  • Módulo III: Proyecto de Vida Personal (Conceptos básicos sobre Auto-realización, Suceso y Prosperidad. Los cuatro mandamientos de la Auto-realización, del Suceso y la Prosperidad. El verdadero significado de las oraciones y mentalizaciones. El Plan de Acción para manifestar el Proyecto de Vida Personal).

  • Módulo IV. El Sentido y el Significado de la Vida Humana (Enfoque conceptual. La importancia del significado de la Vida Humana. Inteligencia humana y Transdisciplinaridad. La Espiritualidad en la Educación Superior y en las organizaciones. Un enfoque más profundo sobre la Dimensión Espiritual).

La duración de un Curso de este tipo será de 60 horas, correspondiendo 12 horas a cada Módulo y otras 12 a una revisión y discusión final de todos ellos, con énfasis en sus interrelaciones.

Este Curso proporcionaría una concientización básica. Para que ella sea integral deberá ser completada con acción, para lo cual deberán ser organizados Laboratorios de las Nuevas Ideas, a través de los cuales los participantes del Curso Educación para la Vida, se agruparán (física y/o electrónicamente) según intereses afines, creando redes para la aplicación concreta en el mundo terreno, de los conocimientos y vivencias adquiridas en aquel.

El Curso pretende básicamente dos cosas:

  • Proporcionar conocimientos y despertar conciencias individuales.

  • Motivar los participantes a actuar en forma colectiva (según la biodiversidad de aquellos) para construir los cimientos de la sociedad que deseamos: la Gran Utopía (Bonilla, 1)

Los Laboratorios de Nuevas Ideas, por tratarse de trabajo colectivo, grupal, serán presentados en el Capítulo 8, donde se trata de la concientización social y no apenas individual.

Palabras finales para los jóvenes universitarios latinoamericanos. ¿que universidad queremos?

La Universidad es una estructura integrada de Enseñanza, Investigación y Extensión. Pero ¿para qué? ¿Para quién, debe servir esa estructura? ¿Para el sistema económico en general o para la sociedad tomada como conjunto? ¿Según un enfoque cartesiano que desemboca en una globalización caníbal, privilegiando el sistema económico, beneficiando unos pocos y sacrificando muchos o según un enfoque renovador (holístico), que se fundamente en el autodesarrollo, la autodisciplina, la autoconciencia, la auto-realización y en la responsabilidad social auténtica?

¿Qué Universidad queremos? ¿Aquella que prevalece en América Latina que se asemeja más a una fábrica de profesionales, o queremos una organización formatriz? Una organización capaz de formar ciudadanos que, simultáneamente dominen un campo de conocimiento, por ejemplo Administración o Agronomía (o cualquier otro).

Si quisiéramos optar por el segundo tipo, es necesario impulsar la renovación profunda que pregona la UNESCO, capaz de transformar estructuras universitarias, de modo que ellas sustituyan su obsolescencia actual, por formas compatibles con un desarrollo acelerado, pero centrado en el ser humano y no en el sistema imperante.

O sea: precisamos crear la Universidad para la Vida y no para el sistema (económico).

En resumen, lo que proclamamos como necesario y hasta imprescindible, es el reconocimiento de que los aspectos éticos, sociales y ambientales deben prevalecer sobre los groseros objetivos actuales, estampados a fuego en la sociedad moderna: status, poder, dominio sobre los otros, impunidad, corrupción y consumismo.

O sea, la Universidad creadora en el sentido de Ribeiro (2), deberá incorporar (para posibilitar el desarrollo de sí misma en forma plena, armónica y auto-realizada, así como su posterior expansión a la comunidad que la mantiene), una verdadera dimensión holística y transdisciplinaria. Sólo en ese caso hará justicia y honor a su propio nombre: Universidad, dejando de ser apenas una acumulación de Facultades.

En este contexto, la juventud universitaria tendrá que enfrentar el monstruo del consumismo (entre otros), comprendiendo que una nueva Universidad y una nueva sociedad deberán establecerse con otras bases conceptuales entre ellas: la solidaridad, la frugalidad y la protección ambiental. Esos son los cimientos que llevarán a la Gran Utopía (ver Bonilla, 1)

José Martí, el conocido escritor cubano, resumió todo esto en una única y elocuente frase: "Sin utopía, la vida se transforma en una mera travesía hacia la muerte".

Bibliografía consultada

1. BONILLA J.A. El cambio de verdad: la Gran Utopía se transforma en realidad. Montevideo: Nordan. 2006, 254 p.

2. RIBEIRO D. Crisis estructural de la Universidad Latinoamericana. Montevideo: Universidad de la República (Publicación suelta). 1969, 39 p.

3. CARDOSO F.H. y E. FALLETO. Dependence and Development in Latin America. Berkeley: University California Press. 1979.

4. BONILLA J.A. Resposta à Crise: Qualidade Total Auténtica em Bens e Serviços. San Pablo: Makron Books. 1994, 238 p.

5. CAPRA F. O Ponto de Mutação. San Pablo: Cultrix. 1982, 447 p.

6. FERGUSON M. A Conspiração Aquariana. Rio de Janeiro: Record 1980, 427 p.

7. ROBBINS A. Poder sem limites. San Pablo: Best-Seller 1987, 386 p.

8. SLACK N., R. CHAMBERS et alii. Administração da Produção. San Pablo: Atlas. 2000, 726 p.

9. STEVENSON J. Administração das Operações de Produção. Rio de Janeiro: Livros Técnicos e Científicos. 2001, 701 p.

10. SCHUMACHER E.O Negócio é ser pequeno. Rio de Janeiro: Zohar 1977, 224 p.

11. BONILLA J.A. Agricultura Ecológica. San Pablo: Nobel, 1992, 260 p.

 

 

 

 

Autor:

Prof. José Antonio Bonilla Castillo.

(Universidad de la República, Uruguay Universidad Nacional de Tucumán, República Argentina, Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil)

Partes: 1, 2
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