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Didactopatogenia: Ataque al pensamiento. Metapsicología – prevención (página 5)




Enviado por Dr Jose Cukier



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Problemas relacionados. El síndrome de fatiga crónica cuyo diagnóstico supone un período de fatiga mayor a los 6 meses y un alto porcentaje de disminución del rendimiento (además de descartar otro tipo de enfermedades con efectos similares). Los estudios sobre esta patología ubican como precursores situaciones de excesiva exigencia, signos de agresividad e ideales desproporcionados. Dejours, a partir de sus estudios sobre las actividades monótonas, se pregunta cómo un trabajador podría soportarlas en tanto las rutinas reiterativas son opuestas a la dinámica biológica y psíquica. Dice: "¿Cómo es posible que un individuo normal tolere mentalmente un ciclo de operaciones que dura, como máximo, unos segundos y se repite durante horas, meses, años o toda una vida laboral?". Esta pregunta expresa con sencillez el drama cotidiano que también podemos apreciar en películas como Tiempos modernos o La clase obrera va al paraíso. El autor entiende que la tarea realizada no guarda ninguna relación con los deseos o fantasías del sujeto a quien le resultaría imposible la investidura pulsional de su trabajo más allá de la "catexia lateral de su salario". La consecuencia de esta vida laboral, de la supresión de la actividad psíquica, para lo cual se requiere un excesivo gasto de energía, es la fatiga. Es interesante señalar que Dejours no pone el acento en la carga física sino en la monotonía o en las tareas carentes de interés, observación que lo lleva a concluir que no es el trabajo propiamente dicho lo que agota al sujeto sino la lucha contra la parte más vital de su economía psíquica. Al mismo tiempo destaca que la amputación de la vida psíquica no es fácilmente reversible e, incluso, resultaría tan difícil llegar a ese estado que luego, lejos de abandonarlo, se lo traslada al tiempo libre (a través de exigentes actividades durante los fines de semana o la permanencia pasiva frente al televisor durante largas horas).En un apartado posterior podremos advertir algunas relaciones con la denominada adicción al trabajo pero cabe referir aquí el texto Las neurosis de los domingos de Ferenczi y el comentario de Abraham (1918) sobre el mismo. Este último, destaca las observaciones de Ferenczi sobre aquellos que recurren a la sobrecarga de trabajo para protegerse de las exigencias pulsionales y cita el caso de un militar que padecía síntomas neuróticos durante la inactividad de la trinchera y pedía su traslado al frente de combate. Finalmente concluye que "cuando tales personas se ven forzadas a la inactividad por una enfermedad o un accidente a menudo la consecuencia es la manifestación de neurosis o el recrudecimiento de la ya existente. En tales casos la tendencia general es relacionar, desde el punto de vista etiológico, la neurosis con la enfermedad, el accidente o lo que haya sucedido en primer término. Pero podemos afirmar que, en muchos casos, durante el período de inactividad forzada la libido se ha impuesto al control del paciente. Otro problema relacionado es el denominado mobbing u hostigamiento psicológico en el trabajo. Uno de los ejemplos de mayor repercusión es el acoso sexual. Básicamente se trataría de un conflicto asimétrico pues la parte que hostiga posee más recursos u ocupa una posición superior a la víctima. En suma, la condición de aparición de estas conductas, en parte, estaría ligada con las formas de gestión de los conflictos por parte de los superiores. Para cerrar este apartado querría mencionar, en último término, los estudios sobre el burn out. Este término, si bien no tiene una expresión análoga precisa en español, suele traducirse como estar quemado o fundido. Su origen data de la década del ´70 cuando H. Freudenberger lo utilizó para describir la sintomatología detectada en aquellos trabajadores que están en relación con personas que sufren (enfermeras, por ejemplo). Kornblit (1996) cita distintos estudios en los cuales se pone de manifiesto que esta forma particular del estrés se encuentra ligada con aquellos profesionales que caracterizan su actividad como un apostolado, por la vocación de servicio y el sacrificio (médicos, docentes, asistentes sociales). 

Estrés y psicoanálisis– El psicoanálisis plantea un conjunto de hipótesis a doble vía: por un lado, aquellas que refieren a los determinantes pulsionales y cómo lo anímico funda la exterioridad; por otro, cómo se inserta e incide lo social sobre la estructura psíquica. Maldavsky (1998) señala que "podemos figurarnos al sujeto compuesto por círculos de seguridad que preservan un núcleo estable, en el cual hallamos sobre todo a la economía pulsional y ciertas defensas de base. En sectores más superficiales hallamos identificaciones, representaciones- palabra (preconscientes) y defensas secundarias, derivadas de las centrales.". En este sentido podemos afirmar que, mayormente, la eficacia de lo social sobre lo anímico se da sobre aquella zona más superficial, no obstante en ocasiones las transformaciones pueden recaer sobre sectores más centrales (identificaciones constituyentes del carácter y, más aun, puede quedar perturbada la erogeneidad). Ello ha sido estudiado también desde el punto de vista del desarrollo evolutivo. Para pensar en los fenómenos de estrés laboral, debemos distinguir cómo lo social influye de manera diversa ya sea que se trate de la niñez, la adolescencia y la adultez. Siendo esta última etapa la que nos incumbe en este momento. También es preciso señalar que dejamos de lado las circunstancias de condiciones extremas incluidas en las denominadas neurosis traumáticas. En la vida adulta, entonces, a diferencia de los momentos tempranos de constitución de la subjetividad, la social influye en la periferia de lo psíquico. En el caso del estrés se da un tipo de situación traumática que no deriva de un episodio único y de gran intensidad sino de la acumulación de sucesivas incitaciones de menor carácter, cuyos efectos podrían recaer sobre lo nuclear del aparato psíquico. De todos modos, hasta acá se trata de la influencia de lo social sobre el aparato psíquico y falta aun considerar la dimensión inversa y complementaria. A partir del estudio etiológico sobre los desenlaces clínicos, Freud se interroga sobre la importancia de las impresiones y vivencias accidentales (contingentes) en la determinación de una estructura psíquica.

En el esquema de las series complementarias opone otra serie al vivenciar, la de los actos psíquicos puramente internos (necesarios), entre los que incluye los procesos del pensar inconsciente y los sentimientos. Ambos procesos se rigen por criterios internos del aparato psíquico por lo que, más allá de las influencias externas y contingentes, aquel no es una tabula rasa, sino que posee sus leyes propias de generación de lo nuevo. La serie de las vivencias aporta el material que pasa a constituir las huellas mnémicas inconcientes sobre las que opera la eficacia de los mencionados pensamientos inconcientes. Para Freud la exterioridad es producida por un movimiento psíquico específico, la proyección: "la espacialidad acaso sea la proyección del carácter extenso del aparato psíquico). Por lo tanto, aquello que captan nuestros órganos de los sentidos puede distinguirse por su contenido, constituido por las impresiones sensoria- les, y por la forma, creada por el proceso proyectivo. En este sentido, la supuesta exterioridad captada por la percepción y transformada en inscripciones psíquicas, no se corresponde con una realidad pretendidamente objetiva, sino con un producto psíquico creado proyectivamente. La vida pulsional, para Freud, funda la exterioridad, que se vuelve eficaz para lo psíquico en la medida en que su significatividad deriva de la investidura pulsional. Por lo tanto, para comprender la eficacia de los fenómenos de estrés laboral, no solo debemos considerar la sumación de incitaciones exógenas sino las leyes internas del aparto psíquico que imponen transformaciones a tales incitaciones (y las dotan de una significatividad específica). Para Freud el trabajo permite procesar un conjunto de exigencias pulsionales (como las de tipo homosexual y la hostilidad fraterna) y puede constituirse en un escenario en el cual se plasman sentimientos de injusticia, celos y envidia. Ciertas condiciones laborales (amenaza de desempleo, ser marginado de ciertos círculos, exigencias contradictorias, etc.) poseen el valor de potenciar ciertas disposiciones a la adicción al trabajo como forma de procesar y desplegar los componentes antes mencionados. Es decir, que todo el sufrimiento ocasionado por las características del puesto, la tarea y el contexto laboral promoverían un aumento en la productividad. Los autores sostienen que el sistema aprovecha la propia fuerza del operador, su propio sufrimiento y agresión, de manera tan sutil que hasta termina por ser innecesaria la concreción de un castigo, pues resultan suficientes la incertidumbre, el estado de amenaza e inseguridad. Simultáneamente el trabajo produce sufrimiento y este produce más trabajo, acelera el ritmo. La actividad laboral se convierte entonces en una fuente de incitaciones traumáticas duraderas que poseen un valor semejante a un impacto único y catastrófico. Como resultado de ello se produce un drenaje pulsional, un estado de desvalimiento, que imposibilita la tramitación de las exigencias tanto pulsionales, como las del superyó y la realidad. En tales pacientes, por lo tanto, prevalecen los estados de apatía, estados de los cuales "salen" temporariamente si encuentran alguien que les dé "pila".

El ideal del yo surge como resultado de las transformaciones acaecidas
sobre la propia erogeneidad que se destila como valor. Las diferentes fijaciones
pulsionales determinan la producción de rasgos específicos en
cada contenido del ideal. El contenido del ideal deriva del procesamiento de
la voluptuosidad. Las observaciones clínicas señalan la correspondencia
de cada fijación pulsional con un valor que, a su vez, halla su expresión
como lenguaje del erotismo y el modo particular de establecer vínculos
interindividuales significativos. La erogeneidad primordial, que inviste los
propios órganos y procesos intrasomáticos es el punto de fijación
de los pacientes psicosomáticos. Esta sensualidad se expresa en lo anímico
en términos de ganancia, término que alude a una realidad utilitaria,
numérica. El ideal de la ganancia, entonces, expresa la incidencia específica
de la libido intrasomática y cuando predomina este ideal, y el yo se
adhiere a él, deviene una estructura de carácter sobreadaptado
y, cuando supone que es el otro el que obtiene una ganancia surge la manifestación
psicosomática. Freud plantea, para las neurosis actuales, un estancamiento
tóxico de libido objetal homosexual (precisamente la erogeneidad que
sublimada es procesada en la actividad laboral). A ello Sami Ali le agrega un
fragmento paranoico complementario. Este componente paranoico consiste en la
generación de ciertos personajes persecutorios que el paciente coloca
en el mundo, vía proyección patológica de un fragmento
del superyó ("hay miradas acusadoras", "hay una lista
negra…", "es una injusticia", "competencia desleal").Al
referirme a los decretos del superyó sobre lo bueno o malo/ útil
o perjudicial, y su enlace con la alteración en la autoconservación,
señalé la desmezcla pulsional y las magnitudes hipertróficas
de la pulsión de muerte que atentan contra la propia vida. Prosigamos,
ahora un poco más: cuando la pulsión sexual entra en contradicción
con la autoconservación – y se pone al servicio de la pulsión
de muerte- deviene necesariamente una desmentida o desestimación del
juicio acerca de lo nocivo del objeto. A su vez, el paciente psicosomático
no cuida la autoobservación; Específicamente queda abolida la
posibilidad de decidir sobre lo nocivo que afecta al yo. Respecto del ideal,
tales pacientes desmienten la distancia entre el yo y aquel. Este conjunto de
fallidas estructuraciones conduce a una degradación del ideal (de la
ganancia en este caso), una resexualización del superyó vuelto
sádico y a la disolución de las identificaciones. El paciente
concluye suponiéndose sólo una cifra en la mente de su interlocutor
El paciente es una cifra, víctima de los cálculos de un ser despótico
(paranoico) cuya cuenta siempre termina con el mismo resultado, cero. . Es interesante
advertir que el término estrés, etimológicamente, deriva
de la palabra latina stringere que significa "provocar tensión".

Schvarstein (1998, 2000) distingue y reúne las nociones de contradicción
y tensión a partir de lo cual desarrolla su forma de comprender y abordar
el análisis organizacional. La teoría psicoanalítica sostiene
la hipótesis de que las relaciones interindividuales tienen como fin
privilegiado procesar las exigencias pulsionales y, secundariamente, las que
pro vienen de la realidad y el superyó. En el caso de las instituciones,
el triple vasallaje (que empuja a la complejización) proviene de las
aspiraciones de grupos e individuos de la propia organización, de las
tradiciones y de la realidad intra y extrainstitucional. El modo en que una
organización específica (y en especial su líder) dé
cabida a estas tres fuentes de incitaciones (amos) contiene la clave para la
generación y continuidad de proyectos. Cada uno de estos amos posee sus
propios representantes en el seno mismo de la institución, respecto de
los cuales el líder debe hallar caminos para múltiples transacciones.
Los principales encargados de responder a esta triple exigencia son aquellos
responsables de las decisiones principales (centralmente el líder).Tales
exigencias (las provenientes de las aspiraciones comunitarias, las tradiciones
y la realidad) reúnen dentro de sí fragmentos heterogéneos,
por lo que se advierte la complejidad de conflictos posibles. Así, pueden
desarrollarse, por ejemplo, enfrentamientos entre representantes de las aspiraciones
internas con representantes de las tradiciones (es decir, entre los representantes
de distintas exigencias) o bien, entre los representantes de un mismo amo entre
sí (por ejemplo, pugnas entre grupos que atribuyen diferentes significados
a una misma realidad). Por lo tanto, coexiste una diversidad de factores (ente
los cuales se arman alianzas, rivalidades, desconocimiento, etc.) frente a lo
que los decisores deben responder con una lógica cada vez más
sofisticada. Los riesgos de fragmentación, entonces, también son
numerosos. Al hablar del pensamiento apocalíptico, Maldavsky señala
que este "condena todo proyecto, toda iniciativa comunitaria que abra el
futuro a lo posible, a lo nuevo, y pesquisa y magnifica en cada producción
sublimatoria los restos de una voluptuosidad irrestricta, por lo cual dicha
producción queda anatematizada como introductora de la disolución
en los lazos sociales" (op.cit.1991, pág. 267). Cuando este tipo
de pensamiento es encarnado por el líder se va plasmando un despotismo
creciente. . El liderazgo se va envileciendo progresivamente ante la falta de
respuestas adecuadas para hallar transacciones entre las tres fuentes de exigencias.
En la organización dirigida por un líder apocalíptico(ver
más adelante) se va desestructurando la pulsión social, uno de
cuyos componentes –la autoconservación- se trastorna como en el
caso de las personas que perpetran el suicidio. Tal puede ser la situación
de aquellos conductores que arrastran su empresa consigo hasta la tumba. El
liderazgo apocalíptico se torna cada vez menos representativo con los
consiguientes efectos de supresión de la diversidad, la tendencia a una
nivelación descomplejizante y la abolición de los nexos sociales
de tipo solidario requeridos para el trabajo en común.

Procesos tóxicos del cuerpo social. Su influencia en las patologías
mentales.

Liderazgos. La renuncia a la satisfacción directa de la pulsión, es condición para la adquisición de la cultura, y aquello de lo cual hay que apartarse queda representado por lo tabú. Esta conquista cultural, tiene sus consecuencias; la furia que desarrolla cada individuo por la renuncia del placer y que proyectada en el futuro, vuelve como castigo divino (Freud, 1932, "Sobre la Conquista del Fuego", 1939, "Moisés y la religión monoteísta"). La pulsión social, deriva de la pulsión homosexual apoyada sobre la pulsión de autoconservación y es efectiva en la producción de vínculos como amistad, sentido comunitario, amor por la humanidad (Freud, 1911, "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia…", 1921, "Psicología de las masas y análisis del yo"). La sublimación del erotismo deviene en ideal, cuyo contenido es diferente, según el nivel de fijación de la evolución libidinal. La abstracción del ideal, tiene grados crecientes, en un esfuerzo del aparato para dar cabida al traumatismo que implica, la imposibilidad de satisfacer totalmente una vivencia. Siempre resta algo no consumado, no hay felicidad completa, y la complejización expresa la exigencia de la pulsión. De la diferencia entre el placer de satisfacción y el exigido surge el factor impulsor (…) como dijo el poeta "tiene indomado, siempre adelante (Fausto I) (…) no queda otro remedio sino avanzar (Freud, 1920, "Más allá del principio del placer"). El ideal, pasa a ser el espacio donde la satisfacción total es posible, y esta ilusión se proyecta en el líder que es resguardado por una prohibición. La formación de ideales, deja entonces en libertad la agresión, que vuelve sobre el yo, y la pulsión de muerte puede deshacer lo conquistado. El placer imposible, puede tratar de satisfacerse en otro espacio, exterior, o dentro y en secreto. Primero la instancia superyoica tolera, luego se vuelve más sádica explicando las secuencias de corrupción con satisfacción desenfrenada que socavan la moral y el orden, seguidas de periódicas purgas contra el enemigo. El castigo es posible, en tanto se mantenga separado el espacio comunitario del tabú, donde está el líder. El gobernante debe regular su proceso pulsional y la práctica de los gobernados y según el erotismo de cada quien. Aislar el placer de la racionalidad; separar el espacio tabú del resto de la comunidad; procesar simbólicamente las aspiraciones de los gobernados. A su vez, éstos, adjudican al conductor la posibilidad de satisfacción ilimitada; pero el también tiene su freno. El líder queda en posición paradojal, debe procesar la proyección de los erotismos y renunciar a la satisfacción, de ahí que, como decía Freud, gobernar es una tarea imposible. El líder puede perder legitimidad (y devenir en tergiversación, violación de los valores humanos y degradación cultural). Esta pérdida puede deberse a la incapacidad de generar proyectos nuevos, fracasos en la conducción, claudicación de las convicciones, burocratización excesiva, entre otras razones. Según el tipo de liderazgo, la corrupción tiene diferente valor; el demagógico tiende a apreciar las prerrogativas del poder, las promesas se vacían y no son creíbles. El líder tradicional exacerba su rigidez, sin sentido; el líder racional se hiperadapta a la realidad pero sin fundamento. Se quiebra entonces la relación entre el líder y los funcionarios en que se delega el poder, los capilares institucionales y los gobernados. Hay un desencuentro con los seguidores e inclinación al desenfreno o la exageración tradicionalista. Se produce el caos y un intento de trasladar la disgregación del grupo a otra comunidad. Se alimenta la agresión a minorías (negros, judíos, gitanos, indios, al "otro"), destruyendo sus símbolos identificatorios, su cultura. Este liderazgo, promueve la disolución de los vínculos identificatorios que cohesionan a la comunidad, en la medida que el descrédito y el colapso de ideales colectivos se instalan. La proyección en el gobernante "salvador" se debe a estados de pánico y no a esperanzas sustentadas en el amor. Se regresa a identificaciones arcaicas, sádicas y masoquistas, con pérdida de aspiraciones comunitarias. Se promueve la satisfacción pulsional individual ("salvarse", "zafar", son expresiones típicas en nuestro medio porteño). La pulsión de autoconservación cambia de signo, porque el enlace que constituye la pulsión social (homosexual y autoconservación) se disgrega. Avanza el desenfreno, en el convencimiento omnipotente de la propia razón y atribuyendo el origen de los males a los de "afuera". La voluntad del poder del líder, es el resultado de la acción cohesionante de Eros. Evoluciona de pulsión de destrucción a pulsión de apoderamiento a voluntad de poder a placer por ejercer el liderazgo en la comunidad. La degradación, regresa a la pulsión de apoderamiento y de destrucción. La descomposición institucional se manifiesta con estallidos sociales como descargas catárticas, del acúmulo pulsional no satisfecho. En el reinado del yo placer, y de un narcisismo en riesgo de colapso, el discurso se convierte en perverso y desestimante de la racionalidad. Quienes la sostienen, son "retrógrados", o "mediocres", amenazados de desprestigio. Entramos en el campo del terrorismo ideológico.- Estamos en el siglo XXl, Los colapsos temidos, aluden a problemas médicos , ecológicos y nucleares) por un lado (enfermedades y polución ambiental por ejemplo y guerras atómicas, y a problemas espirituales, con una degradación creciente, desocupación, sida, colapso financiero, "activos tóxicos", desamparo cubren el planeta,,) la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad, esa natural aversión humana al trabajo se derivan los más dificultosos problemas sociales (…)" Freud, 1930, op. cit.).

El problema del número – En la historia de la cultura, los números tuvieron dos funciones. La primera, hacer la contabilidad (mercadería, esclavos, ganado, etc.). La segunda, fue consignar fechas, y con estas aparece la letra para decir nombres. Se marca la historia de individuos y grupos, y con ello, el tiempo y la identificación. Mi interés, está ligado a la transformación del segundo tipo en el primero. Los números remiten a intereses económicos, y estos aluden a sobreadaptación; yo me voy a referir a los números de carácter mercenario. Veamos. Freud, al hablar del placer, decía que la naturaleza del estímulo placentero es rítmica. La condición, para que en el aparato psíquico no haya fijación en este punto, es el encuentro entre ritmos. La conciencia, tiene dos caras, una hacia el interior y otra hacia el mundo. Desde el mundo registra las percepciones, que de cantidad por intermedio del período, deviene en cualidad. Desde el interior, registra el proceso pulsional que tiene su distribución y frecuencia y aparece como afecto, con su ritmo. El desencuentro de ambos ritmos, genera un trauma marcado por un número que se expresa como frecuencias, períodos, oscilaciones, cálculos, ideales de ganancia. En este desencuentro del ritmo del bebé con el materno, se crea un vínculo mercenario, y en el cual el bebé se siente a merced de otro, alguien que especula a su costa. Y este vínculo es el que se encuentra en el mundo, porque viene del inconsciente. En la medida que son números que hacen a la contabilidad y no para la identificación, estas personas se suponen sólo un número sin nombre en la memoria ajena. En la necesidad de dejar marca, lo hacen con deudas.

c) Procesos tóxicos del cuerpo social 

c.1) Consideraciones previas. 

c.1.a) En "Más allá del principio del placer" (1920), Freud supone al cuerpo, constituído por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. De otra manera, muere por sus propios residuos tóxicos; estos a su vez, son tróficos para los grupos diferentes. Las diferencias, crean tensiones comandadas por Eros y que crean complejidades. En éstas, circula energía, y el sistema se defiende de la irrupción externa con una barrera antiestímulo, y del interior, expulsando fuera las toxinas sobrantes. La reproducción se mantiene, creado ejemplares similares, y a la orden de la pulsión de conservación de la especie. La defensa frente a los agentes nocivos es guardada por células que ligadas a la autoconservación, constituyen los sistemas inmunitarios. Todo esto, se opone a la inercia, comandada por Tanatos. Esta hipótesis, es también pertinente para pensar el cuerpo social. En los vínculos entre personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos y de la expulsión del resto fuera, la protección de las fronteras comunitarias (muros fronterizos para impedir la inmigración ilegal, marginalidad, delincuencia, narcotráfico, ghettos, la perpetuación de sus componentes; el cuidado contra los intrusos). Todo ello, asegura la, cohesión que sustenta el desarrollo y las mayores complejidades. 

c.1.b) W. R. Bion (Experiencias en grupos, Paidós, 1963), se refiere a que en los grupos hay un nivel, al que denominó "protomental", donde lo físico y lo psíquico están indiferenciados, y también indiferenciado el yo del otro. Estos niveles protomentales dan origen a las enfermedades grupales, y aunque se manifiesten individualmente, como patología psicosomática, se comprenden si se estudia al grupo. Los desórdenes que afectan al nivel protomental, habida cuenta de la indiferenciación, se expresan tanto de manera física como psicológica. En este nivel, se desarrollan los supuestos básicos (apareamiento, dependencia, lucha, fuga.)

c.1.c) En nuestro medio, David Maldavsky (1989, Lenguajes del erotismo, Actualidad psicológica, XIV, 158), estudió el contenido de los ideales, que devienen de la sublimación de los distintos erotismos.

 c.1.c.1) El ideal de ganancia (libido con fijación pre oral, intrasomática), corresponde al paciente psicosomático, en el que se habla de que "hacen números", como un intento de recuperar la relación rítmica pérdida en los primeros vínculos. Se va articulando una relación entre ritmo, número y ganancia (ver el problema del número), que se da en sujetos sobreadaptados, y cuando fracasa surge la enfermedad somática. El ideal de ganancia se da en sujetos especuladores, sobreadaptados, con sufrimiento corporal. Estos pueden obtener un "plus" de ganancia (plus valía), a costa de "una libra de carne". Recordemos "El mercader de Venecia" de William Shakespeare. Acto II, Obras Completas, Aguilar SA, Madrid, 1951, p. 1057: Shylock: (…) la penalidad consistirá en una libra exacta de vuestra hermosa carne (….)

c.1.c.2) Ideal de verdad (libido con fijación a la etapa oral de succión). El concepto de verdad, tiene que ver con la revelación y no con la verdad científica. c.1.c.3) Ideal del amor (libido con fijación a la etapa oral secundaria). En este ideal, amor es consustanciación con el otro cuerpo (Freud, Lo perecedero, 1916), y alrededor de él, se agrupan personas con una fantasía paradisíaca (Freud, Una neurosis demoníaca, 1923). 

c.1.c.4) Ideal de justicia (libido fijada a la etapa anal primaria). El concepto de justicia se liga a la venganza, privilegia las palabras acto, el desempeño motriz, los insultos. 

c.1.c.5) Ideal de orden (libido fijada a la etapa anal secundaria). Con estamentos jerárquicos, escalafones, regulación de los ingresos, el poder, los ascensos y los descensos (Freud 1901, "El hombre de las ratas").

 c.1.c.6) Ideal de dignidad (libido del erotismo fálico uretral). Se jerarquiza el valor de persistir en un proyecto, mantener los interrogantes soportando la angustia. c.1.c.7) Ideal de belleza (libido del erotismo fálico genital). Se jerarquiza la coherencia estética, amenazada de estallido (Freud, 1901, "Dora. Análisis fragmentario de una histeria"; 1924, "El problema económico del masoquismo"). d) Consideraciones acerca del dinero. El dinero es la puesta en relación entre distintos trabajos, a través de un número que articula distintos valores. Así el trabajo adquiere una dimensión significativa. El dinero tiene un valor distinto según el supuesto básico (Bion), por ejemplo cuando se ofrenda a un mesías o se destina a la guerra. Originariamente las relaciones de intercambio, se basaban en el trueque con una lógica basada en el pensamiento totémico. La complejidad de las organizaciones comunitarias, exigen unidades aceptadas consensualmente (grano, sal, por ejemplo), y revelan una mayor cohesión social, que corresponde al pensamiento mítico. El deterioro de éstas monedas primitivas, exigió su reemplazo por el metal; más confiables y fáciles de guardar. Pero estos no eran aptos para transacciones cotidianas e internacionales. Surge la acuñación de monedas. El crecimiento económico y los excedentes, derivan en el surgimiento de los banqueros que se ocupaban de captar ahorros y prestarlos. Ello obligó a nuevos medios de pago que no estaban asociados a mercancía (letras de cambio).La actividad económica, en la medida que se complejizaba, condujo a la creación de nuevos sistemas financieros y monetarios (tarjetas de crédito, dinero electrónico), de suerte tal que el instrumento monetario requiere de la informática (y de los que tienen afinidad con ella – ideales de ganancia- ). El desarrollo es posible, en la medida que adquiere sofisticación el pensamiento y un mayor grado de abstracción. Las monedas corresponden al pensamiento religioso; los billetes (que se apoyan en el texto escrito y el crédito que se le otorga a éste), corresponden a las cosmovisiones; el dinero computacional exige el pensar científico ético.

Procesos tóxicos. Tal como dije antes, la conciencia tiene una doble exterioridad. La mundana que recibe cantidades, que por obra de los períodos, se transforma en cualidad. El propio cuerpo, también es exterior y el estímulo ineludible, y se transforma en cualidad no inundante en la medida que se enlazan ritmos pulsionales y ritmos mundanos. Una primera conquista, pueden ser los ritmos circadianos, articulación entre los procesos pulsionales y los ciclos de noche y día. Cuando falta un contexto empático capaz de morigerar el desborde pulsional, la tensión sensual busca una descarga desenfrenada coartada por el despliegue muscular. Este lleva al agotamiento energético. 

Pero tiene un costo, la erotización de la motilidad. Si las erogeneidades, no sufren freno, la libido estancada se vuelve tóxica y la pulsión de muerte se hace eficaz en la medida que los procesos pulsionales desbordados, no pueden neutralizarse. La voluptuosidad sin límite determina la dificultad para generar espacios mentales en los que se desarrolle la fantasía, el pensamiento, y con ello la generación de proyectos. La libido, entonces, inviste órganos a la manera de la enfermedad psicosomática, puede descargarse convulsivamente, puede buscar fijarse a objetos no frustrantes como en las adicciones, o descarga a través de situaciones traumáticas como los accidentes. La imposibilidad de generar proyectos respecto de la exterioridad conduce al predominio de la endogamia. No hay una sensorialidad investida y las dimensiones tiempo y espacio forman un conglomerado indiscriminado. La neutralización, trae por consecuencia un afecto de base, el bienestar. Este articula diferentes afectos que vienen de distinto origen pulsional, y que aporta matices desde el interior y de naturaleza mundana; por oposición a las magnitudes que abruman al yo. 

Pero siempre hay un resto de magnitud pulsional no procesable, y toxinas que debieran ser expulsadas, quedan en el interior. La empatía materna, si está afectada por procesos sensuales exagerados, está en una posición imposible. No puede contener los residuos del hijo, por el contrario lo toma como filtro de sus residuos. Este marco, como lo señalé antes, citando los conceptos freudianos de "Más allá…", es eficaz para el cuerpo social. Cuando fallan las funciones de protección, descarga, neutralización recíproca, la exterioridad de cada uno, esto es, aquel con quien se establecen vínculos; adquiere el valor de depósito de residuos. Se pierde la complejización de los vínculos, se retorna a formas elementales fronterizas entre psíquico y somático, entre yo y el mundo. 

En la medida que el encuentro con lo distinto, preserva de la degradación y muerte por intoxicación, la diferenciación es primordial para la complejización porque crea tensiones. Toda actividad comunitaria, necesita ser pensada dentro del riesgo permanente del estallido y la dispersión por un lado, y el estancamiento o burocratización por el otro. Se emerge de estos riegos, con un buen proyecto institucional en el que se tienen que conciliar aspiraciones de distintos grupos. La falta de articulación entre las aspiraciones individuales y lo que viene de la comunidad como respuesta, genera fractura. Es necesario encontrar una ensambladura entre los ideales individuales y los que pide u ofrece la comunidad. Los ideales individuales, están impuestos desde el erotismo; luego están los ideales familiares y los comunitarios (Freud, "El porvenir de una ilusión", 1927). El riesgo puede darse por falta de articulación entre los proyectos personales, familiares y comunitarios. Un ideal, válido en otro tiempo, u otro contexto, puede no ser pertinente en otra comunidad y otro tiempo. Freud se refiere a los "injertos" ("Lo inconsciente", 1915). 

El individuo se acerca a los procesos sociales por proyección, y los inviste con significatividad desde su propio desarrollo psíquico.

Brevemente podemos considerar dos tipos de proyecciones: no defensiva (PND) configurante de la exterioridad, y defensiva (PD). Esta puede ser normal (PDN) o patológica (PDP). En la proyección no defensiva (PND) se inviste interrogativamente la exterioridad, como réplica de lo psíquico, con contenidos mundanos y formas creadas por proyección. En la proyección defensiva (PD), el yo se ubica en posición de certeza, es prejuiciosa. El conjunto de las proyecciones defensivas (PD) y proyecciones no defensivas (PND) crea una realidad heterogénea, porque se pueden combinar entre sí. A su vez la proyección deviene de procesos pulsionales, vinculados a distintos erotismos, con proyecciones defensivas o no defensivas, normales o patológicas. Cuanto más se acerque la proyección a proyección no defensiva (PND), más se acerca a la normalidad, y cuanto más a la PDP, más a la patología. En la proyección no defensiva (PND) importa el tipo de respuesta proveniente desde la exterioridad. 

Cuando predomina un supuesto básico, los otros dos quedan localizados en el nivel protomental, (Bion 1963).En cada individuo existen disposiciones para el desarrollo de supuestos básicos, y que pueden estar frenados desde los procesos económicos o culturales; en la medida en que esas disposiciones no encuentran eco en los procesos comunitarios. Cuando la comunidad se polariza en derredor de un supuesto básico – Bion- o de un ideal (ganancia, cognitivo, amor, justicia, orden, dignidad, belleza), – Maldavsky- lo hace en detrimento de los restantes. Esta hipertrofia predispone para que los otros supuestos básicos o erotismos, sean eficaces para producir la enfermedad psicosomática. 

La hipótesis Bioniana de sofocación de un supuesto básico
con la tesis freudiana de estancamiento libidinal, se articulan, y una voluptuosidad
no se enlaza con un proyecto comunitario. Cada proyecto en lo social, es
expresión de una erogeneidad, y cuando la sociedad pierde la capacidad
de generar nuevos proyectos, constituye una catástrofe en el yo, un desgarro,
un comienzo de disgregación. Los proyectos estimulan las identificaciones,
los lazos fraternos, neutralizan las marginalidades que pueden derivar del descrédito
acerca del significado del trabajo. Si no hubiera polarización, podría
articularse determinado erotismo con cierto proyecto o disposición regional.
Cuanto menor la opción, menor capacidad de los capilares institucionales
para que cada cual desarrolle las transformaciones sublimadas de su erotismo
individual. El trabajo y el estudio es el resultado de la sublimación
de la pulsión homosexual, y el ideal se nutre de ésta
. El
ideal, en relación al yo, tiene dos destinos no clínicos: 1) La
creación sublimatoria; 2) La producción de virtudes. Cuando se
sublima, la pulsión toma como objeto algo exterior al yo, como un bien
para la sociedad. La modificación es social. En la virtud, el
objeto para plasmar es el propio yo y el bien es entregado al superyó.
La modificación es en el yo. Para producir cambios en la realidad
mundana, la pulsión sublimada, necesita encontrarse con proyectos comunitarios
acordes con los de la propia erogeneidad, cuando ésta es dirigida de
manera interrogativa. Consecuentemente pueden surgir distintas opciones según
haya coincidencias, colisión o transacción entre lo individual
y lo comunitario. Cuanto mayor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario,
mediatizado por el PND, menor será el conflicto. Inversamente, cuando
menor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, y mediatizado por
PDP, mayor será el conflicto con sus secuelas sintomáticas. En
la franja intermedia se encontrarán las transacciones con adecuación
del ideal a lo comunitarios, creando trabajos nuevos, o nuevos campos del conocimiento.
Un proyecto implica el esfuerzo por entender nuevos conceptos, lo que implica
el ejercicio de cierta coerción sobre uno mismo. El esfuerzo queda remunerado
con la identificación, con el líder, con los pares, y da significado
al primero. Para que se articule un acuerdo entre el individuo y los capilares
comunitarios debe haber dos coincidencias mínimas; en el trabajo y en
la identificación. El trabajo es lo opuesto al juego, contempla el miramiento
por lo útil, a veces queda fuera del principio del placer; y cuando culmina
en identificación, tiene reconocimiento ético desde el superyó;
y de esta manera los resultados adquieren legalidad. El fracaso identificatorio,
deriva en diversas marginalidades. Los procesos comunitarios, siempre
dejan espacios no captados por los capilares.

Estas marginalidades son heterogéneas, pero tienen en común
la falta de identificación con los proyectos, las leyes y los liderazgos
comunitarios. Brevemente podemos describir cinco posibles marginalidades: a)
aquella en la que está abolida la relación con la ley; b) con
predominio del desafío a la ley y a los imperativos que privilegian el
pensar por sobre la sensorialidad; c) con desafío a una ley contingente
pero sin enfrentarse a los imperativos y con la condición de un líder
que se opone a los poderes inmediatos; d) con origen distinto, una tradición,
un grupo étnico o grupos cuya pertenencia se opone a la identificación
con proyectos comunitarios más abarcativos; e) grupos cuya capacidad
sublimatoria le permite generar ideales más abstractos y que quedan acogidos
en la sociedad donde desarrollan sus creaciones Cuando en una sociedad, el liderazgo
pierde su función por transgresión del vínculo de trabajo
por ejemplo, con exacerbación de la sensualidad desenfrenada, desestimación
de la actividad productiva, desvalorización de la palabra, la falta de
proyectos unificantes y de procesos identificatorios, indiscriminación
entre los miembros, consagración de la autointoxicación, vínculos
incestuosos, descargas catárticas, violencia y terror que se potencian,
la comunidad se degrada. El ideólogo no encuentra las transacciones
lógicas a la triple servidumbre (tradición, aspiraciones comunitarias,
realidad). Se consagra el incesto y con ello se acentúa los vínculos
intoxicantes (recordemos que en la tragedia Edípica, hay una peste).el
grupo conductor se aleja de la población, no hay espacio para hacerse
oír, deviene angustia colectiva, desorganización institucional,
se coarta la posibilidad de sublimación por la pérdida de la posibilidad
de sostener el proceso identificatorio en condición operante. La pulsión
se estanca, hay intoxicación y pérdida de la ligadura con el riesgo
psicosomático consiguiente, riesgo que se puede expresar como enfermedad
o accidente. La defensa puede ser el autoexilio, la marginalidad o la migración.
Cuando el trabajo es resultado de un acto que no está en relación
con la sublimación de un erotismo, produce un dinero carente de significatividad.
Esto es expresión de que algunos individuos no han logrado enlazar sus
proyectos erógenos con los capilares institucionales. El dinero, que
es consecuencia de un trabajo, y adquiere valor en tanto es trabajo, pasa a
ser sólo dinero sin proyecto. Acumulación pulsional y acumulación
de dinero son polos especulares, resultado de un "by pass" que escotomiza
el significado que da el trabajo originado en la sublimación de una erogeneidad.
Fracturada la relación erotismo- proyección interrogativa, y respuesta
del proyecto comunitario, falla la identificación con este proyecto.
Ello da origen a un trabajo carente de significado sólo por dinero. No
hay proyecto para la pulsión, esta es tóxica, con alteración
de la ecología psíquica y disposición a la enfermedad psicosomática.
Cuando prima sólo la ganancia, por sí misma, carece de significatividad.
En el despliegue temporal queda encubierta por un ocio y un goce precario, que
se valoriza por la suposición de la envidia generada en los que no poseen.

Patologías generadas por causas endógenas evolutivas.

Infancia. Los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza externa o interna. Esta ultima a su vez psíquica o biológica. Los cambios, se acompañan de sentimientos de desamparo porque el yo esta inerme ante los mismos. Son inevitables. 

Entre los cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (3- 1930a), la transformación de familiar en extraño, (3- 1919h); la desaparición de la desmentida, (3- 1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (3- 1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentidos. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la coerción intelectual que le significa el estudio. Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales. En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (3- 1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (3- 1918b).Entre los cambios biológicos, podemos considerar la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (3- 1905d); la organización neuronal del sistema auditivo, que es anterior a la posibilidad de repetir motrizmente la palabra oída, (3- 1891) 

Envejecimiento. El envejecimiento es un proceso que se despliega en el devenir temporal. Modifica las condiciones intrínsecas y la funcionalidad de todo cuanto existe. En los seres vivos culmina con la muerte y tiene modalidades genéricas que son las siguientes: universalidad, progresión, causalidad intrínseca, deterioro. Es el trayecto, en un sendero, en un espacio de mutación de las identificaciones en el que se fusionan la leyenda, la ilusión, la magia y la lógica con hitos de olvidos y recuerdos. Camino que con el tiempo lleva de la duda, la angustia y lo inesperado a la certeza y la prudencia. Camino en el que se va diluyendo el emprendimiento pero no el desear. Camino de duelo por los objetos y el cuerpo,.Del duelo que esperamos que otros hagan cuando la muerte venga a clausurar el destino. Es una prueba irrefutable de realidad para todo sujeto .Es un trabajo que se realiza sobre un objeto, ni interno ni externo, entre lo subjetivo y lo social, ¿transicional? (próximo a él pero sin movilidad, maleabilidad, ni capacidad de desaparecer del psiquismo sin huella). Carga libidinal que se elabora, perelabora y progresa, y a medida que se acerca al término ese objeto del envejecer se reduce y se arruga. Luego de soportar la vida. Devenir de itinerario azaroso con presencias y ausencias, entre el narcisismo y la alteridad, el placer y el dolor, el mundo de la vigilia y el mundo del dormir y el soñar. Aceptando la idea de un "cuerpo sexuado y un cuerpo tumba", (S. Resnik, (1991), con sus confines, y asumiendo los límites del espacio vital. Adquiriendo un espacio interior con profundidad y volumen que albergue la capacidad de pensar, ilusionar, soñar, crear, extraviarse, reflexionar con emoción y luminosidad. Un sentimiento común en la vejez es el dolor psíquico.

El dolor psíquico, en éste período tiene
una peculiaridad. Se expresa como la disminución del sentimiento de sí. El
dolor psíquico requiere previamente una investidura de nostalgia de un
objeto que no coincide con el registro perceptual. Esta ausencia, se constituye
como una herida para la libido narcisista. Hay un aumento de tensión
libidinal, que inviste el lugar del registro de la ausencia, y por cuya herida
se pierde tensión. Se genera una especie de recogimiento, Freud, (1887,
Manuscrito G), debido a una hemorragia interna. Esta pérdida puede predisponer
a la enfermedad psicosomática, – tan comunes en el envejecimiento- por
pérdida de autoconservación con vaciamiento yoico y con ello se
pierde la capacidad de desintoxicación, coadyuvando como otro factor
más de envejecimiento. Sin embargo, ocasionalmente, de manera coincidente,
excluyente o alternativa, se produce con el paso del tiempo una fragmentación
de la erogeneidad global del cuerpo .Algunas zonas se hacen más erógenas
que otras hasta adquirir una primacía parcial por sobre el resto, por
ejemplo la prevalencia oral puede anular otras satisfacciones libidinales posibles. En
la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años
y nueve meses, le dice; "[…] de hecho no hay nada extraño en que
un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona […]
trabajo espléndidamente todo el día […] y apenas puedo controlar
mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía […]",
(Schurp.469).La caída progresiva de la pulsión genital que reagrupaba
las pulsiones parciales, determina que éstas recobren su autonomía
apuntaladas por la pulsión de autoconservación y una parte del
narcisismo. Presenciamos una verdadera desunión de las pulsiones y por
tal motivo es que la exitación somática – no sexual- es pasible
de hipertrofiarse, Freud, (1895b, 1910c).

El psiquismo luego de cierto umbral va a encontrarse desbordado y en
estado de insuficiencia relativa. En la mujer cerca de la menopausia, Freud,
(1937c) el "[…] domeñamiento de la pulsiones […] fracasa y se
llega a refuerzos pulsionales en virtud de influjos colaterales recíprocos
de las pulsiones. El resultado es que se evidencia "[…] el poder incontrastable
del factor cuantitativo […]", p. 229. En el "Esquema…, Freud,
(1940a), sostiene que "[…] este proceso no siempre se consuma de manera
impecable […] han preexistido fijaciones de la libido a estados de fases más
tempranas, cuya aspiración independiente de la meta sexual normal, es
designada perversión […]", p. 153. Estamos en el capítulo
de las perversiones seniles. La tarea de la libido es volver inocua la pulsión
destructora y la desempeña desviándola hacia afuera, "[…].
Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión
de apoderamiento, voluntad de poder […]", Freud, (1924c), p. 169. Ninguna
otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tanto
a la realidad como la insistencia en el trabajo, Freud, (1911c, 1930a). Cuando
el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante
la inserción laboral, y éste no deviene de una forma genuina de
tramitación pulsional, la imposibilidad de ligar la pulsión deviene
en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático. Este
es un determinante capital en el envejecimiento. "[…] Si se me consiente
alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante
en el interior del organismo – el sadismo primordial- es idéntica al
masoquismo […]", Freud, (1924c), p. 170. Cuando el sadomasoquismo es
intracorporal surgen los diferentes caminos del enfermar originados en la menor
ligadura posible de la pulsión de muerte. La mayor o menor capacidad
para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos
que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores
individuales). Dentro de los últimos interesa la forma de tramitar los
traumas, Freud, (1892), "[…] Los traumas psíquicos […] desempeñan
un gran papel en el desarrollo de la afección […]", p. 174. Thanatos,
como fuerza que se suma a Eros se va diferenciando. La agresividad, diferente
de la destructividad porque incluye la idea de cercanía y comunicación,
da paso a la destructividad, que es antisocial y no presta fuerza. La incipiente
defusión que se va instalando acaba por hacerse completa, pulsiones de
vida y muerte se separan. El fin se preanuncia con una suerte de "agonía
libidinal", M. Dacher y M. Weinstein, (1979). Ciertamente que la observación
corriente de la economía psíquica subraya una retracción
libidinal de los objetos, con pérdida de interés por el mundo
y movilización sobre el Yo y el cuerpo. Pero cabría plantearse
si tal agotamiento no es solo aparente. Es decir, no es que se trata de una
cantidad estática que nos es dada, sino un producto renovable en los
redes de intercambios (apegos) que plantea la vida. La posibilidad de intercambios
tiene una vulnerabilidad dependiente de las series complementarias de cada quién
y de las servidumbres del yo. Es tentador y explicativo sustentar que el debilitamiento
psíquico sigue el camino de lo somático. Pierde la capacidad de
sistema abierto y reduce sus intercambios, se cierra y se destruye en un autoconsumo
de recursos internos; a partir de éste momento necesariamente agotables,
Freud, (1916- 17, 1920g). Pero si pensamos que somos esencialmente deseantes
y anhelantes, Freud, (1910c), la reducción de los intercambios no es
de orden económico sino de sentido. Entonces la decadencia de los intercambios
en el envejecimiento no es una necesidad; en todo caso la estructura subyacente
va a regir la forma del esquema de intercambio con los objetos. La única
necesidad es la de la muerte. 

Vejez, desvitalización y desvalimiento. A continuación voy a exponer algunas situaciones clínicas observables en ancianos. Estos suelen quejarse de falta de interés y de fuerzas que no son entendidas por el contexto. Esto los lleva a sentirse incomprendidos y por ende desamparados, a merced de sus impulsos que proyectados en la exterioridad devienen en fantasías paranoides. Un grupo considerable de pacientes suele describir escenas con familiares y allegados en las que predomina la violencia enceguecida, que en un momento posterior despierta, en el mejor de los casos,  con culpa y vergüenza. El estudio de los episodios previos a dichas escenas permite advertir otras dos, que se dan en secuencia: 1) la captación de un estado de desvitalización en otro y 2) una crisis de angustia, como forma de reaccionar, cuando se dan cuenta que lo observado en el otro les pertenece. Esta reacción deviene de la incapacidad para procesar exigencias pulsionales, amorosas (los llamados viejos verdes) u hostiles, propias de ésta etapa, lo cual lleva a despertar angustia automática, y todo el complejo se percibe como estímulo improcesable sobre todo al dormir. El déficit de procesamiento es traducido como falta de vitalidad, que se coimplica con debilitamiento muscular habitual en el envejecimiento, y la incomprensión como desamparo., que no es excluyente de situaciones reales.

Muerte Desde que se dio cuenta, en la prehistoria, de que no iba a vivir eternamente, la muerte ha sido la preocupación fundamental del hombre y fuente de sus sentimientos de desvalimiento. Especialmente en la actualidad, la tentación más fuerte de los occidentales es escapar de ella, de modo que, en general, "de eso no se habla". Sin embargo, sucede que silenciarla le otorga poder. Vivimos en un clima apocalíptico, pero la muerte no se menciona más que como estadística de guerras y catástrofes, y la mayoría de nosotros, que morirá probablemente en su cama, no tiene el alivio de conocerla un poco más, como anticipo, o de estar familiarizado en parte con ella, que, después de todo, es parte de la vida, y tan común y normal como nacer. Ni sabemos qué hacer cuando alguien cercano muere, más que esconderlo junto con los recuerdos.

Relaciones de la muerte .La muerte es una parte inevitable del proceso vital, tan natural como nacer o crecer, aunque resulta mucho más difícil de afrontar. Cada persona adopta actitudes diferentes ante ella, que pueden ir desde la negación o la evitación de reflexionar sobre un hecho incuestionable, hasta la aceptación existencial. La postura individual del paciente (y de la familia) ante la idea de la muerte, fruto de sus experiencias, sus creencias religiosas y su situación concreta, influirá decisivamente en la forma de afrontar este proceso. Las siguientes son las distintas interpretaciones del fenómeno de la muerte que ha hecho el hombre a lo largo de su historia: 

Separación irreversible del cuerpo del alma: es la concepción filosófica- religiosa, sus orígenes se atribuyen a Platón. Cese irreversible del metabolismo de todas las células del cuerpo: la muerte es entendida en términos biológicos, se iguala la muerte del hombre con la muerte de las células del organismo. El principal criterio diagnostico sería la putrefacción del cuerpo. Pérdida irreversible del flujo de los fluidos vitales en el organismo: los criterios tradicionales se han basado en este concepto. Pero sin duda existe una gran diferencia entre afirmar que el cese de circulación de sangre oxigenada conduce a la muerte y que la muerte consiste solamente en eso. Esta definición establece las funciones del miocardio y de los pulmones como centro de la vida humana. En la actualidad, estas funciones pueden ser reemplazadas por aparatos mecánicos de soporte vital. Pérdida irreversible de la capacidad de interacción social: esta definición se basa en que la característica específica del hombre es su capacidad de raciocinio, el ser humano que pierde totalmente las funciones mentales, incluyendo la conciencia, debería considerarse muerto. Las objeciones que pueden hacerse a este concepto son que toma solo la parte mental para definir la muerte, y no la totalidad de mente y cuerpo; y que nuevos contingentes de seres humanos con funciones mentales alteradas, como por ejemplo, los autistas y dementes, deberían considerarse como muertos. Pérdida irreversible de la capacidad para la integración corporal: parte del principio de que cuando un ser humano ha cesado de funcionar como una unidad integrada se ha perdido la característica especifica de la vida humana y la persona ha muerto. El hecho de que ciertos órganos sean capaces de seguir funcionando y sea en el cuerpo mismo, o en una solución de nutrientes, o en el cuerpo de otra persona, es un problema distinto. No es la totalidad del ser humano lo que sigue viviendo, sino parte aisladas que antes formaban una unidad. Por fin, la muerte es única, intransferible, irrebasable , irrepetible. La muerte es irreferenciable .

CAPÍTULO 6.

Escucha

UNA ESCUCHA DIFERENTE. Para saber de que se trata. La práctica terapéutica con los pacientes,y educativa con los estudiantes, nos demuestra que el discurso de éstos, ostenta una marca que está más allá de la escucha subjetivada del terapeuta.(en adelante usaré indistitamente terapeuta y educador así como paciente o estudiante, educando.)Si se implementan teorías con más refinamiento y especificidad diagnóstica, el registro es más selectivo. Se puede aislar lo importante de lo secundario y realizar una escucha focalizada. Cuando esto no es posible, se pueden producir efectos iatrogénicos, capaces de poner en juego la salud del terapeuta y del paciente. Estos efectos, pueden ser por el desconocimiento que el terapeuta tiene de la lógica con que opera el preconciente del paciente. Consecuentemente puede operar con abordajes incompatibles capaces de generar o reforzar síntomas. Podemos aplicar, aquello dicho por Freud (1910d), "[…] Cuando sepamos ya todo lo que ahora vislumbramos […] nuestra actuación médica, alcanzará una precisión y una seguridad poco corrientes […]". La propuesta de la focalización de la escucha, tiene por finalidad proponer un instrumento, originado en las entrañas del psicoanálisis.

Reflexiones previas y provisorias al estudio del discurso terapéutico.

Estas reflexiones, no son un trabajo concluido, son apenas un aporte al estudio del discurso terapéutico en el contexto de la la intersubjetividad de los vínculos. En el marco de los aportes de Liberman el analista, aporta con la interpretación, la forma que el preconciente del paciente no pudo desarrollar, por la acción efectiva de la defensa patógena. Al aportar formas diferentes, se cuestiona la defensa (porque se le muestra aquello de lo cual se defiende). Además se estimula la conquista de lenguajes sofocados por las defensas, finalmente, al acceder nuevos contenidos al preconciente se pueden desplegar modalidades enriquecedoras del mismo erotismo. La acción es no sólo por los estilos complementarios, sino por proliferación (en cantidad y armonía) de procesos retóricos. La realidad clínica enseña, que los pacientes tienen lenguajes del erotismo articulados en forma mixta, con defensas diferentes, combinados de manera estática o dinámica. Entonces, la intervención, es más compleja.

Requiere de un estilo común, abarcativo, que incluya otro más específico… y la creatividad del analista. La complementariedad, se da en una simetría invertida, por ejemplo un paciente histérico conversivo, con un discurso deslumbrante requiere una complementariedad correspondiente a la oralidad primaria (cuyas expresiones son abstractas y que piensa que toda manifestación no es más que la expresión de una idea). En fin que en el histérico, una representación puja, a través de sus transformaciones, por hacerse preconciente; y el analista se la brinda. Si fuera un transgresor, requiere la complementación obsesiva que subraya las jerarquías, el orden, nexos, sobrestimación de la moral, opciones para pensar.

Los indicadores. Presentación. Mi propuesta es destacar indicadores en el discurso del paciente que permitan individualizar la lógica de su pensamiento, y adecuar complementariamente el discurso del terapeuta El preconciente de éste reconoce una estructuración específica a partir de su disposición individual, estudios y prácticas entre otras influencias. A éstas propongo agregar los indicadores, que tienen singularidades en cada etapa de la evolución libidinal D Maldavsky, 1979,80 a.b.c. 85, 86, 88 a.b, 89 a.b.c.d., 90,91a.b.c). Estos indicadores le pueden permitir al terapeuta, escuchar y poner de relieve distintas estructuras formales del discurso del paciente. Cuando éste se expresa con un tipo de espacialidad, le corresponde un tipo de temporalidad, o un tipo de verbo, o un tipo de ideal, sólo por nombrar algunos indicadores. Estos le permiten al terapeuta escuchar con mayor claridad las disonancias, es decir, dimensionar las fracturas que contradicen la presunción de la escucha, y pensar en la revisión de la misma. Permiten rectificar, la comprensión de la estructura lógica del paciente. Con ello acercarle un discurso sobre fundamentos científicos, que no descartan el talento, el afecto y la creatividad personal. Pero debemos apurarnos a dejar en claro que en el paciente los discursos son mixtos con contenidos diferentes y variadas defensas de articulación cambiante.

Las etapas de la evolución libidinal. En capítulos anteriores desarrollamos conceptos que serán indicadores en esta propuesta. Habida cuenta de que los indicadores tienen particularidades en cada erotismo, se hace necesario recordarlos. Siguiendo el modelo de las fases del desarrollo de la libido, (Freud 1905d, Abraham (1924), los erotismos y sus patologías correspondientes son las que sigue: 1- Erotismo preoral intrasomático, (E.P.O.I.S.), patología psicosomática. 2-Erotismo oral de succión, O1, esquizoidías y esquizofrenias. 3-Erotismo oral canibalístico, O2, depresiones y melancolías. 4-Erotismo anal expulsivo, A1, paranoias y perversiones. 5-Erotismo anal retentivo, A2, obsesiones. 6-Erotismo fálico uretral, FU, fobias. 7-Erotismo fálico genital, FG, histerias.

A continuación me voy a referir a los indicadores, siguiendo en el ordenamiento expositivo, una secuencia genético-evolutiva que tiene por modelo la primera tópica, desde el Inconciente a la Conciencia, Freud, (1895, 1900a, 1905c, 1909b, 1912.13, 1915d, 1915e, 1918b, 1920g, 1923b, 1933a, 1940a, y el modelo de los tres estratos del preconciente que Freud teoriza en "Pegan a un niño", (1919e).

Primer estrato del preconciente. (Deseo aclarar que este ordenamiento tiene finalidades didácticas, y que tanto algunas lógicas como la proferencia sonora operan en el espacio que va desde el Inconciente al preconciente, anterior a la primera censura).

1- Lógicas. Implica conocer el criterio de enlace de las representaciones. Es lógica porque para que una se constituya, tiene como requisito la organización de otra anterior, Freud, (1900a.5d.1915e.1928b).

E.P.O.I.S. Etapa poco estudiada, podemos de momento suponer una lógica basada en la articulación de los procesos fisiológicos, como por ejemplo imposibilidad de respirar y tragar al mismo tiempo.

O1. La inscripción lógica es por simultaneidad. Significa una organización en el tiempo, con una sincronía comandada por el aparato psíquico y originada en la vivencia de satisfacción. Hay simultaneidad entre deseo y satisfacción, indiscriminación entre objeto, contexto y sujeto. Se acompaña de una inversión de la causalidad que implica atribuir como causa de lo interno, a lo externo, y ésto tiene como requisito necesario la proyección.

O2. La lógica es por simultaneidad y pasividad. El yo es pasivo ante los afectos, y los ubica fuera de sí. La actividad está puesta en el otro, (inversión de la causalidad) quién es el responsable. El organizador es el olfato, sustituído luego por la vista pero en términos afectivos. La vista, que denuncia la existencia del objeto, adquiere cualidad afectiva como ser desesperación, ira o placer expresada en términos de la oralidad secundaria, (1923d).

A1. La lógica es por simultaneidad y actividad. El Yo domina los traumas fundamentándose en la motricidad, (Abraham 1924, Freud 1933a). Supone que con su actividad provoca afectos en el otro, (1920g), y que éste existe o no según sus movimientos. La simultaneidad y contiguidad, (1912-13), implica que el Yo recorre el objeto con el tacto o la mirada y construye un objeto. Pero éste no persiste más allá del acto motor.

A2. Se agrega a las inscripciones anteriores la analogía. (1900a.1928b.1950a). Analogía implica diversas inscripciones simultáneas con un núcleo en común y un conjunto de predicados (1895). La unificación se hace por medio de la palabra, y conlleva un mayor alejamiento de la experiencia directa con el objeto. Permite discriminar la identidad y la semejanza. La primera significa que la totalidad de las cualidades y de las funciones de uno, se corresponden con las de otro. La segunda implica reconocer el semejante (para lo cual debió haberse establecido el núcleo del Yo), y se da por los predicados. Cobran importancia los sentidos distales (vista y oído), que son los organizadores porque hay mayor capacidad para soportar la pérdida.

F.U, y F.G. Se agrega la inscripción por causalidad intrapsíquica. El Yo liga huellas con núcleos diferentes, lo cual alude a las diferencias de los sexos. Se agregan como organizadores, a los anteriores, (olfato, gusto, tacto, vista, componentes cinéticos, oído), el componente visual como organizador. Surge el complejo fraterno, la diferencia de sexos, las teorías sexuales infantiles, el narcisismo de las diferencias, el complejo de castración, la capacidad de deducción y el Complejo de Edipo.

Proferencia sonora. Generalidades. El sonido expresa el intento de expulsar al exterior, el displacer que deviene del trabajo pulsional. Sus tonos, intensidades, ritmos, amplitud, altura, timbre, duración, (línea melódica), responden a la exigencia de la pulsión. El sonido es registrado como interior y sirve como válvula ante el desborde del dolor (1950a. Carta 52.), acompañado de expresiones sonoras (deglusión, jadeo). El tono depende de la frecuencia y la intensidad de la energía de las vibraciones originadas en las cuerdas vocales, y el timbre de los movimientos vibratorios en las cavidades anexas a la fonación. El sonido emitido tiene sustento en la pulsión, Spitz, (1956), y recorre el camino inverso al del alimento. Los sonidos originados en la parte superior del cuerpo y del tubo digestivo, son los sonidos ligados a las pulsiones orales, son de poca intensidad con frecuencia alta. Los generados en la parte inferior del tronco y la contracción del vientre, expresan las pulsiones anales y son de alta intensidad y escasa frecuencia. El sonido, apropiado por la propia motricidad, deviene en grito. Surge la identificación con la voz. Ésta puede ser controlada y tiene un doble registro. Viene del interior del cuerpo, y del mundo externo. La propia voz le permite al niño los gorgeos, balbuceos, laleos que requieren, para su autoimitación, de la presencia empática de los padres. Los rumores del corazón, respiración, aparato digestivo, son interiores y no pueden contenerse. La voz sintetiza tanto el origen interior como exterior, sufre la influencia familiar, regional, nacional, social, y las normas consensuales acerca de la manera de expresarse con frases (afirmación, interrogación, exclamación).Las influencias se pueden combinar de manera variada, acorde a las singularidades individuales. 

SingularidadesE.P.O.I.S: la voz se asemeja más a un grito como descarga, que trata de reducir la tensión a cero, es fuerte e intrusiva, expulsa sin decir. 

O1: de poca intensidad, fría y distante. O2: de poca intensidad, lenta, quejosa, impaciente, reprochante. A1: tiene variaciones acorde a las reacciones del interlocutor. Para atrapar al incauto es seductora, intrusivo cuando está cerca de su víctima y alejado cuando cumplió con su propósito.A2: de baja frecuencia y gran intensidad, carece de modulaciónFU: cuchicheante, sibilante con "zzz" final, estalla el tímpano del oído ajeno, y proyecta la castración en éste.FG: Susurrante, seductora, disfónica por la tensión de las cuerdas vocales.

El lenguaje de los erotismos. (op.cit.1988a, 1991c.) La influencia de cada erotismo en la emisión sonora, se marca ya como afecto, (cólera, depresión), como variación de la proferencia sonora y como variación en el lenguaje. El tema del lenguaje del erotismo lo desarrollaremos someramente. E.P.O.I.S: el lenguaje se centra en la importancia de los ritmos pulsionales; que se desplaza a los números, a la ganancia. El lenguaje psicosomático acentúa el valor de los órganos (Por ejemplo "La chica diez", "Cero a la izquierda", "El riñon del gobierno", "El pulmón de la clase").O1: el lenguaje es abstracto, la realidad mundana es investida con el presupuesto de que es generada por el órgano sensorial. 02: el objeto del mundo se transforma a costa de la incorporación. El yo, de pasivo, se vuelve activo a través de una sensorialidad tal que aparece y desaparece como la gustativa, auditiva, olfativa. Se privilegian los afectos, los tonos, los matices. A1: la exitación pasiva de la mucosa de la ampolla rectal, es respondida mediante la actividad motriz para que otro padezca la pasividad erógena. El lenguaje privilegia la palabra acto, el desempeño motriz. A2: privilegia el preciosismo, los detalles. FU: se enfatiza el suspenso, con múltiples caminos, decisiones y cierres prematuros de incógnitas. Suelen usar refranes, metáforas, como refugio en lo conocido para evitar la angustia de los interrogantes. FG: se caracteriza por la frase de promesa, (op.cit. 1980c, 88b.) Quien promete, es alguien rodeado de encantos con los cuales intenta convencer. Promete la satisfacción de un deseo de aquel a quien se dirige. Es una historia, en cuyo inicio hay desvalimiento, luego un encuentro, afirmación de la fascinación y por fin la felicidad. Los adornos de quien promete son tantos que ocluyen la esencia, y hacen pensar en la ausencia, tal como lo describe Freud en "La cabeza de Medusa", (1940c), como símbolo de lo que falta. Debe tenerse en cuenta, la combinatoria de los lenguajes del erotismo que actúan desde la preferencia sonora en adelante. Se puede combinar de tal suerte que uno opere como dominante vertebrando una estructura, y otro/s, como complementarios o subordinados.

Sentimientos. Freud, se refirió al lenguaje de las emociones en la "La Negación" (1925h). "[…] Expresándolo en el lenguaje de los impulsos instintivos más antiguos, es decir los orales […]". Diferentes afectos que corresponden a cada paciente, influyen en la emisión sonora.

El segundo estrato del preconciente comprende las frases matrices (fantasías primordiales), las frases sustitutivas y la trasposición en la materia expresiva (literatura, cine, TV, pintura, escultura, danza, mímica).

Fantasías primordiales (son desarrolladas totalmente en este estrato, aunque debemos remarcar que en el segundo se dan las frases matrices y en el tercero las transformaciones de éstas).Las fantasías primordiales (vida intrauterina, seducción, escena primordial, castración), se expresan como historias que en cada estructura se cualifican a partir de cada erotismo particular. Tienen, como factor común que: (A) La vida intrauterina alude a un estado sin transformación. (B) La seducción, (se alude al objeto del deseo) y usa verbos que implican el pasaje de un estado a otro (de no seducción a seducción. (C) La escena primordial, (se alude a la relación entre el rival y el objeto del deseo), y usa verbos que implican incesto, parricidio. Los verbos definen operaciones y acciones específicas y son la expresión de las metas pulsionales, Freud, (1915c). (D) La castración se expresa como transformación. Es una acción sobre el modelo o el rival. La lógica que articula la secuencia, seducción, escena primaria y castración es la de la causalidad. Ahora veremos someramente las transformaciones de las fantasías primordiales, según la influencia de cada erotismo. Estos dejan marcas singulares en cada fantasía. Freud, destacó las características de las fantasías en la esquizofrenia (1915e); se refirió a las paranoias (1918b); en los obsesivos son esbozados en (1909d); en las perversiones (1919e); en las perversiones y otros cuadros, (1926d); en las fobias (1909b, 1913f); los aspectos estéticos de la histeria, "encantos" en (1905d.

Los procesos retóricos ubicados en el tercer estrato  se definen como "la transgresión reglada de ciertas normas consensuales" (op. cit. 1986.9.b). Las normas consensuales comprenden a dos conceptos:(A) Reglas que la cultura y los padres imponen como normas a los educandos. (B) La instalación de estas en el yo, a la manera de restricciones, convenidas y aceptadas. Las reglas de transgresión actúan sobre las consensuales. Cada yo, en el intento de conciliar su triple servidumbre, encuentra las maniobras retóricas singulares, individuales; y dependientes de las series complementarias de cada cual. La transgresión opera sobre la segunda censura quien impone normas para que una frase se pueda expresar, para que obtenga carta de ciudadanía y sea acogida. Impone condiciones de sociabilidad o civilidad, Freud, (1915b). Podemos imaginar que la censura, tiene "puestos de control" que operan con seis criterios, superados los cuales, las expresiones revisten la investidura de la atención. Los criterios son: (1) Orgánico y se refiere a la intensidad de la frase que permite o no que sea audible. (2) Fonémico, alude a la forma en que se deben pronunciar los significantes. (3) Sintáctico, alude a la relación y combinatoria de los signos. (4) Semántico, trata la relación significado-significante. (5) Pragmático, expresa la relación del usuario con los signos. (6) Lógico, remite al problema de la verdad, a lo que uno supone que es verdad o no. Esto es, la relación entre un conjunto de signos y su articulación con los juicios acerca de lo que se percibe y la acción que esos signos posibilitan. La operación retórica, permite el acceso a la conciencia del contenido inconciente y de la forma preconciente, y así superar la censura. Los criterios de civilidad, se oponen a la asociación libre, y el paciente puede: rectificarse porque habla muy alto o muy bajo (criterio orgánico), jugar con los sonidos y modificar su discurso ante ausencia o reiteración de un sonido (criterio fonémico); equivocar la relación adjetivo/sustantivo, por ejemplo uno en plural y otro en singular (criterio sintáctico); rectificar la palabra porque no es adecuada a la intención del preconciente cercano a la manifestación, se dice que no habla con "propiedad", (criterio semántico); rectificación ante el temor de que la palabra sea ofensiva, (criterio pragmático); rectificación cuando el paciente supone que su discurso es increíble (criterio lógico). Cada criterio puede ser traspuesto; si salva reglamentaciones formales, suerte de vericuetos legales que permiten el pasaje sin sufrir la censura; y puede darse ya que en el estrato primitivo o en los sucesivos. Tales vericuetos, son los procesos retóricos, en que las normas consensuales sufren los mecanismos de adición sustracción, la combinación de ambas, la permutación y que pueden darse en cada uno de los criterios antes nombrados. Por ejemplo, en el nivel orgánico, el grito es por adjunción, el susurro, por supresión. Pero cada proceso, genera efectos sustitutivos provisionales, luego sofocados y sustituídos por otros. El empuje pulsional, siempre insatisfecho, deviene en pensamientos más sofisticados. El estudio de estos pensamientos y sus lógicas tienen su apoyatura en Freud (1912-13,21c, 30a, 39a, y los desarrollos de Maldavsky (1980a.b) La complejización deviene en lógicas más complejas que sostienen las conquistas del yo, y deriva de una elevación creciente del ideal. Esto genera, formas de pensar más complejas y refinadas, de manera que ciertos disfraces retóricos pierden su operatividad y resultan ostensibles. Exigen nuevos sustitutos, para mantener su disfraz; mayores esfuerzos para ocultar el deseo al Superyo, y al imperio de la realidad. Los procesos retóricos, operan en todos los estratos del preconciente, y dan lugar a manifestaciones como resultado de transgresiones regladas a las normas consensuales.

Contradicciones. En las contradicciones hay una aceptación aparente de las normas consensuales, pero de hecho son cuestionadas, (op.cit.1986). Son propias de las patologías narcisistas y tienen las siguientes particularidades. E.P.O.I.S. contradicción orgánica: Cuanto mayor tensión voluptuosa, mayor el esfuerzo por aumentarla, acompañada de prohibición del cuestionamiento por la amenaza de: depresión y vacío si fuga, promesa de goce creciente si se mantiene.  O1Contradicción lógica: Oposición entre una afirmación específica y una más amplia. Se refuerza con un impedimiento a cuestionar la contradicción, mediante el desvío del pensamiento.

Ambos términos contradictorios están presentes, y es posible contrastar, no obstante, a veces, un término se presenta bajo la forma de una  presunta  percepción. O2Contradicción semántica: Se afirma experimentar un afecto o un deseo, pero la actitud correlativa es opuesta a lo que se afirma. Son exigencias, que imponen una sanción al incumplimiento: el que exige, sufre si el exigido defrauda el anhelo del primero. A1Contradicción pragmática: Son órdenes contradictorias, paradojales que se refuerzan, en el ambiente con otras dos órdenes: prohibición del comentario, prohibición de alejarse del campo.

Defensas. Estas imponen, junto con los erotismos, lógicas y retóricas, un grado creciente de complejización psíquica. Si predomina la represión, el disfraz exagerado impone la imposibilidad de recuperar las formas originales. Si es la desmentida, las normas consensuales quedan desafiadas; y si predomina la desestimación quedan abolidas. En las neurosis de transferencia, el mecanismo eficaz de la defensa, es la represión; en los caracteres narcisistas la desmentida; y la desestimación en la psicosis. En las neurosis, las normas consensuales están en el yo, en cambio en las patologías narcisistas, están fuera, proyectadas y el sujeto se erige como el capaz de transgredir la norma.

Ideales y representación grupo. E.P.O.I.S .Ideal de ganancia. La libido, en un primer momento, es indiferenciada, inviste a los órganos y luego emigra hacia las zonas erógenas, (op.cit.1991c), y de éstas toma al cuerpo como objeto. Al tomar al cuerpo como objeto, la exterioridad que le corresponde es la exterioridad rítmica. Anterior al registro sensorial, está el registro rítmico, donde importa no la cualidad del estímulo, sino la frecuencia, que prescinde del tipo de sensorialidad en juego. En el ideal de ganancia, que corresponde al paciente psicosomático, se habla de que "hacen números", como intento de recuperar la relación rítmica correspondiente a la posición de la libido preoral intrasomática. Se va articulando una relación entre ritmo, número y ganancia;, ganancia que es un intento frustro de encontrar su propio ritmo. El ideal de ganancia se da en sujetos especulativos con sufrimiento corporal, muchos de ellos sobreadaptados, y cuando fracasa la sobreadaptación surge la enfermedad somática. En cuanto a la representación grupo en el ideal de ganancia, puede verse el grupo empírico en los "yuppies", especuladores de la bolsa, en que los miembros se suponen en vínculo de consustanciación con aquel que tiene el "dato", y con el cual constituye una masa de dos. Afuera, los tontos que trabajan, que sostienen la unificación. Hay una apariencia de relación interindividual, pero cada uno intenta sustraer al otro un número para enriquecerse.

O1. Ideal de verdad. El concepto de verdad tiene que ver con la revelación y no con la verdad científica. Se produce un develamiento y aparece una esencia. Las esencias remiten a líquidos, esencias que manan y fluyen, como el fluído eléctrico, la música celestial; que permiten ligar elementos dispersos.

Los órganos de los sentidos captan la apariencia, y la verdad esencial tiene que ser inferida. El ideal de la verdad puede socialmente aparecer en la ciencia o en las místicas de la revelación. La verdad puede vincularse con héroes míticos (Freud y el psicoanálisis, Einstein y la física, Marx y la historia), o la verdad vinculada a concepciones religiosas. Fijada a la etapa oral de succión, se transforma el hambre sufrido pasivamente en activo. Para ello, el paciente se expresa con discursos crípticos. Con éstos, intenta que el otro quede encerrado en un laberinto de palabras, para que su deseo cognitivo no sea satisfecho, y se muera de inanición intelectual. El discurso puede, también, ser ambiguo, para que el interlocutor entienda a partir de su propia proyección. Con esto el sujeto evita ser conocido y que se le quite la verdad revelada. Para este tipo de ideales, "Lo esencial es evidente a los ojos". En la representación grupo del ideal de la verdad, el individuo se supone en un vínculo de consustanciación con aquél que accedió a las esencias y configura con él una masa de dos. Afuera de ellos, hay un grupo exterior, de ignorantes, que permiten sostener ésta unificación.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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