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Vivir con simplicidad, autenticidad y resiliencia




    Vivir con simplicidad, autenticidad y resiliencia – Monografias.com

    Discurso de Motivación Reflexiva N°05

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    Casi todas las personas, desde el más pobre hasta los ricos, andan fatigados y ansiosos por comprar cosas, artefactos, ropa de moda, joyas, casas, vehículos y terrenos; porque el acumular fortuna material y económica sin límites, es la tendencia y meta de hoy. El consumismo y el mercado son los entes supremos que imponen las necesidades y obligaciones de la vida humana, y ésa es la atmósfera dominante que determinan los deseos, gustos, demandas, costumbres y esperanzas de la humanidad.

    La industria, la tecnología, la ciencia, el trabajo, la producción, los negocios, la moda, los salarios y hasta la formación cultural están unidos a la vez sometidos a las leyes de la adicción al consumo exacerbado de cosas y más cosas. Así, la fórmula del éxito se mide por el poder adquisitivo y la lógica de la economía; mientras más se compra habrá más avance material y prosperidad.

    La sumisión al mercado consumista y al dinero, ya es parte insalvable de las costumbres mayoritarias y quizás no haya otra alternativa más que aceptar lo establecido por la fuerza del poder material. Un poder totalitario que es impulsada por los intereses financieros de dimensión global. Banqueros, millonarios, negocios transnacionales, monarcas y gobernantes se han unido para crear necesidades y obligaciones de orden material y artificial para que individuos y pueblos lo cumplan sin rebeldía.

    Pero el consumismo insaciable, no sólo se ha convertido en una peligrosa adicción cotidiana sino también hace aflorar y multiplicar el lado perverso del humano, entre ellos: vicios, defectos y debilidades, por eso, hoy existen pugnas, juicios, conflictos, crímenes, odios, guerras, persecuciones, robos, sobornos, saqueos, envidia, codicia, frivolidad, enfermedades, y toda una cadena de males que arruinan la convivencia entre humanos.

    El alto precio que pagamos por vivir en una sociedad consumista y materialista, es perder el humanismo para convertirnos en seres voraces del planeta, y ello es un signo de degradación porque nos hace despreciar una convivencia más fraterna, sana y superior. Muchos de los seres humanos que viven inmersos dentro la cultura dominante, están más cercados al mundo externo conflictivo por eso odian, maltratan y destruyen como ningún otro ser viviente. Somos demasiado crueles con nosotros mismos. No toleramos al vecino, miramos con ojos de odio, burla y envidia, despreciamos al otro, y somos altaneros y arrogantes.

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    Los sistemas educativos y culturales entre ellos los medios de comunicación son apéndices del consumismo universal, y están hechos para dividir el género humano al igual que la geopolítica está diseñada para fragmentar los territorios, mientras que la jurisprudencia está configurada para castigar y sancionar. En consecuencia, no hay un sistema universal que unifique, que imparta equilibrio, que ofrezca armonía y sensatez, pues todo está estructurado para separar, dividir, colisionar y arrebatar la existencia.

    La ferocidad del consumismo compulsivo nos hace presidiarios de la economía, del pago de impuestos, del endeudamiento; a la adicción, a la inestabilidad, a la manipulación, a la perturbación y a través de sus voceros nos dicen que consumir es la única vía para alcanzar bienestar y progreso. Por eso, hoy estamos obligados a comprar y vender cosas y más cosas, pues quien no compra ni consume es un individuo que languidece y morirá por inanición. Ofertas, publicidad, trucos, artimañas, establecimientos, leyes, patentes, áreas, cultura, gastos, aditivos, estadísticas, estrategias, moda, están diseñados y establecidos para perpetuar el consumismo.

    "La más grande obligación de hoy y el mañana, será comprar todo; medicinas, alimentos, vestimenta, vehículos, máquinas, artefactos, cosméticos, herramientas, golosinas, sustancias químicas, energía, agua y toda una gama de bienes fabricados artificialmente". Y ésta avalancha mercantilista, no sólo es depredadora de la naturaleza y del medio ambiente también es generadora de fatigas, enfermedades, accidentes, desgracias y violencia con todas sus variables y consecuencias.

    No es una ficción, es una realidad contemporánea el vivir sometidos a sistemas perversos que además multiplican las necesidades y los males, y aunque muchos sean incrédulos ante los hechos, es una verdad que no se puede ocultar. El origen de la desgracia humana, está en la imposición de modelos, dogmas, y leyes que son fácilmente manipulados por autores poderosos en alianza con sumisos operadores. El establecimiento de esta superestructura malévola condiciona el pensamiento y los hábitos a un sistema falso que se conoce como la "ideología de las apariencias".

    Otro factor implícito al sistema dominante es la "cultura del miedo", cuya estrategia es multiplicar el temor, la amenaza, el pánico y el castigo ilimitado. Todos estos factores van unidos para debilitar la conciencia individual y el progreso del pensamiento liberador, y en la práctica son inducciones ideológicas de sometimiento a un estado permanente de subordinación a los grandes intereses económicos y políticos.

    Ahora se sabe que las universidades, los grandes centros de investigación y laboratorios científicos, son los mejores aliados del consumismo, cuyas políticas y misiones obedecen a propósitos manipulatorios para afirmar una vida artificial que desprecie la vida natural y va fundamentalmente asociada a una mentalidad depredadora de la inteligencia superior. Por ejemplo, la fabricación de armas químicas mortales para una extinción masiva o la manipulación genética ya son realidades que por ahora se mantienen en el secreto.

    Hoy los gobiernos gastan los más altos presupuestos para atenuar los males, las enfermedades y los conflictos sociales generados por el apetito consumista de sus gentes, y así seguirá siendo mientras existan humanos dominados y dependientes de un orden global impuesto por otros humanos para perpetuar un modelo destructivo y antihumano. La increíble lógica: de que un humano inventa armas para destruir a otro humano, es la demostración más evidente de un pensamiento malévolo que subyace.

    Los más encumbrados genios y sabios del planeta, han estudiado débilmente la genética de la maldad humana, especialmente de los poderosos, o la han maquillado y ocultado a través de sus trabajos de investigación. A mi juicio, el ser humano que vive en opulencia rodeado de bienes materiales, es un individuo que lleva consigo un cerebro trastornado y enfermo con alta carga de ferocidad, y esto explica su conducta extrema de ambición y de abuso totalitario, en detrimento de otros seres humanos. No estamos equivocados cuando decimos que los causantes de una catástrofe ulterior, serán los adinerados, los magnates, los líderes religiosos, los fabricantes y gobernantes que cultivan ideologías del odio, el miedo y las amenazas artificiales.

    Muy pocos pensadores e intelectuales han contribuido a diseñar modelos nuevos que encaminen las aspiraciones humanas para alcanzar una coexistencia superior. Y una convivencia superior sólo será posible cuando cada individuo sea realmente libre y descubra que tiene un cerebro inteligente poderoso, capaz de crear un modo de vida simple, sana, fraterna y duradera.

    Mientras existan sistemas, leyes, y seres humanos apresados y sumisos, adormecidos y mutilados mentalmente, no habrá perspectivas de lograr la ansiada plenitud humana. Los cerebros humanos estructurados para la superficialidad seguirán reinando por muchos años más. Así, el ser humano que vive en una ciudad sobrepoblada por edificios y construcciones suntuosas, rodeado de vehículos, robots y artefactos, es y será un individuo ansioso, frívolo, perverso, maldito y potencialmente moldeado para la destrucción de sí mismo.

    En este momento, millones de humanos transitan por los mercados de productos, llevando sus paquetes adquiridos, y en sus rostros se observan un semblante fatigado, ansioso, exaltado y sin felicidad en el interior de sus cuerpos. Esa es la imagen externa que llevarán a sus hogares. Y mañana muy temprano despertarán con nuevos planes para seguir comprando aquello que la publicidad le ha sugerido, es decir los objetos de última generación, y lo actual es imperdible.

    Trabajar duro, ganar más dinero, hasta con desvelos, es la meta de millones de habitantes sumisos que pueblan este precioso planeta. En efecto, casi todas las horas de una existencia personal van dirigidas a la acumulación de bienes artificiales, a cuidar la fachada de su hogar, a los maquillajes efímeros, a tener cosas y más cosas, aunque ellas no tengan uso ni beneficio.

    Un cerebro mutilado, incompleto y moldeado a las ambiciones consumistas, será un cerebro perdido, sometido, torpe, frívolo, fofo, enfermo y de muy baja calidad, por tanto será imposible que tenga otros horizontes de vida saludable y con equilibrio. Las leyes del consumismo y el dinero, son tan fuertes y crueles que anulan toda posibilidad de descubrir las otras capacidades que posee el organismo humano. Por eso, a nadie le importa conocer ni mejorar el valor interno de sus cerebros ni sus capacidades cognitivas y del cual dependen la mayor parte de las funciones vitales.

    La debilidad de la mente viene de tiempo atrás, quizás desde los inicios de la especie humana. Van impregnados en la herencia genética y según datos recientes el 90% de seres humanos que habitan en el planeta presentan desequilibrios en el pensamiento racional, y se inclinan por la lógica irracional. Son destructores de la creatividad, la plenitud, la cultura, la educación, las artes, las mismas que son las mejores riquezas que podemos atesorar en nuestras existencias.

    El desequilibrio y las angustias hacen que el humano, muestre un semblante de agotamiento y tristeza, porque la velocidad del paso del tiempo es implacable y el consumo de largas horas y horas en salvar preocupaciones y problemas domésticos, hacen que las sucesivas generaciones tengan una vida recortada, estresada, fría y seca, apegada a la adicción materialista y al consumo diario de productos artificiales muchos de ellos nocivos y tóxicos.

    En este contexto de ansiedad, presiones y preocupaciones por tener más bienes materiales y artificiales, yo me propuse ir contra corriente, y me dije que sí era imposible explorar nuevas formas de vida y coexistencia. Es así como desde joven tomé la decisión de dejar atrás privilegios y status social. Me doté de fuerzas, motivación e impulsos para seguir vías contrarias al común. Sin duda, el tomar determinaciones tan extremas de desapego a herencias, dogmas, creencias y costumbres me produjo contratiempos, oposición y críticas familiares, que luego se diluyeron por la fuerza de mis razones.

    En lo personal y siendo un individuo insignificante de origen corriente, diminuto hasta ridículo para ojos de los demás, de antemano sabía que mi actitud solo quedaba en el ámbito personal, nunca pensé influir a nadie. Preferí que quedara como una decisión experimental para vivir en austeridad y con autocontroles en varios frentes.

    Y un primer compromiso fue conmigo mismo, para hacer posible una existencia no común, alejada de la obsesión material y acumulativa, pues tomando tal determinación debía experimentar un estilo de vida basado en principios inmateriales, mejor dicho intelectuales, lo cual me dió el coraje y la convicción para creer en el "poder de la renuncia" a los modelos imperantes, para luego proceder a limpiar mi cerebro y reemplazarlo por hábitos, pensamientos y decisiones naturales, simples y moderadas.

    En efecto, al tomar con valentía y decisión una existencia y desempeño no común y alejado de las reglas banales, me propuse escribir un documento titulado CODIGO PERSONAL DE RCHV, el mismo que contiene 140 normas de conducta, que marcaron mi desempeño en un nuevo camino experimental. De ese modo, me situé entre los pocos rebeldes y resistentes a seguir una vida contaminada por los vicios, y el veneno artificial derivados de la miseria y podredumbre intelectual, que el mismo ser humano los ha generado en más de cinco mil años de existencia sobre el planeta tierra.

    El hombre se está destruyendo asimismo, va matando y devorando la riqueza natural y lo hace, sin pensar en sus consecuencias funestas. La superficialidad y los apremios cotidianos modelan una figura con una conducta perversa y agresiva de su propio cuerpo visible y no visible. Al hombre le fascina ser destructor, explotador, y asesino de los demás. "Mata un ser vivo para saciar su apetito voraz".

    Dentro las reglas escritas en mi código personal, está claramente determinado tres grandes pilares cualitativos en valores, que a su vez, son los secretos de mi desempeño en la comunidad donde vivo, como son: Simplicidad, Autenticidad y Resiliencia, la trilogía máxima que configura mi existencia, y también será el trino de mi muerte.

    Cuando me propuse cumplir con rigor esta exigente trilogía de valores, nunca había imaginado ser un descubridor de los altos beneficios que tenía este estilo de vida inteligente, austera y madura. Jamás había experimentado estímulos elocuentes por llegar a una realización plena, que con el paso del tiempo y los hechos sucedidos fueron para mí una cantera de aprendizajes y vivencias saludables.

    Espero que al leer las expresiones vertidas y escritas en este breve documento no los sorprenda, ni imaginen en una fantasía o un episodio irreal. Es verdadero, ha ocurrido, y lo ocurrido es una realidad visible y apreciable. En adelante y mientras viva seguiré compartiendo públicamente las bondades de este precioso tiempo de vivencias plenas y lo haré a través de los medios electrónicos que ofrece el Internet.

    Descubrir la Simplicidad como doctrina y actuación, me llevó a valorar los pequeños signos y detalles, la limpieza y la belleza de lo más insignificante, a desechar las complejidades y desenmarañar los laberintos; y hoy puedo exhibir una imagen exenta de tormentos y dolores. Cierto, no tengo propiedades materiales, dinero ni inversiones, tampoco reliquias ni joyas personales, en cambio sí puedo exhibir y usar los signos de una vida libre y limpia de contaminación, es decir me asomé a vivir la alegría de ser uno, del valor de la empatía, el equilibrio, del positivismo, de la solidaridad y el desapego a lo artificial y efímero, cultivé el respeto pleno a la naturaleza, y a las relaciones interpersonales.

    Aprendí a resolver con rapidez los problemas cotidianos, usé mínimos insumos para crear arte, no generé nada de residuos tóxicos, propugne el entendimiento y la razón para juzgar entredichos; siempre evité con anticipación cualquier altercado e hice de la cordialidad y la amenidad mis mejores aliados.

    No acepté ataduras, desterré el miedo, y siempre creí en la libertad de conciencia, del actuar justo, y me limité a ejercer mis propias exigencias y capacidades, y en mi desempeño puse énfasis en las labores intelectuales y artísticas, a tal punto que pude plasmar más de centena de textos y proyectos escritos así como un millar obras de arte plástico, los mismos que sintetizan mi vida particular. Pude gozar del descubrimiento, de la invención con innovación, y por siempre viví respetando las conquistas científicas y tecnológicas de otros.

    Descubrir la Autenticidad como valor inmensurable, me dado identidad con personalidad, así como las fuerzas para seguir una camino propio no tradicional, sin reclamar nada ni imitar a nadie; usé las herramientas del pensamiento con pragmatismo, me hice pensador y reflexivo; supe discriminar y desechar lo inútil, y cada minuto me alimentaba de las reservas del bien, y en todo lugar y tiempo vivé afanado por la búsqueda y los descubrimientos, especialmente vinculados a la creatividad y la realización artística.

    Siempre fui reacio a la imitación, sentía atracción por los hechos nuevos, y así diariamente amanecía muy de madrugada con una idea nueva y el deseo de aprovechar el tiempo, cultivé el silencio, la oración y la meditación como disciplinas cotidianas y desde luego exploraba con intensidad los tesoros de la información con lecturas.

    Podría decirse que todo esto no tiene nada de raro ni extraordinario, más que reencontrarse con la vida natural o básica de la evolución humana. Me revelé ante cualquier oferta subterránea, y alcé la mirada para ver el horizonte con melodías de aliento permanente, sabiendo que hay muchísimo por hacer. El ser un adicto a los estímulos mentales positivos, me ayudó a fortalecer capacidades cerebrales propias y de ese modo enfrentar los rigores de los desafíos extremos.

    Preferí el movimiento, el dinamismo de las ideas, lo esencial y diferente, así cada día era un desafío, nada rutinario ni mecánico, y en ello me ayudó mucho las actividades artísticas y las labores de investigación que hice a lo largo de esta trayectoria que ya va llegando a su ciclo final.

    Descubrir el valor de la resiliencia, me ha dado la oportunidad de superar las pruebas más difíciles, dentro un mundo consumista, pues pude encontrar los estímulos invisibles para creer, vivir y enfrentar cuadros de pobreza extrema, convivir con el hambre, y al mismo tiempo examinar y sobrellevar las consecuencias de las ausencias y las renuncias.

    Los episodios del dolor, la enfermedad, el desamparo y la soledad muchas veces quisieron eliminar mis expectativas, pero pudo más el poder de la resiliencia para resistir con estoicismo y luego salir airoso de toda crisis, y a partir de ella reiniciar un desempeño mucho más fortificado para seguir la senda de una performance mucho más agradable y enriquecido con los valores del optimismo y la sanidad.

    Pude dotarme de una coraza infranqueable para que los acechos y tentaciones de la maldad y la frivolidad, no afecten mis intenciones ni los compromisos en curso, y ésa coraza se hizo impenetrable porque había cuidado la integridad de mi cerebro y sus atributos.

    Gracias al poder de ésta trilogía de valores, ejercí un dominio del yo y el autodominio de mis hábitos, pensamientos y creencias. Y no dudo que tener esta base de principios me han dado las capacidades para percibir las señales de mi mundo interior, por eso ahora exhibo con alegría el haber llegado a una edad madura, que ya no necesita conquistas ni premios, menos de títulos, placeres, elogios ni condecoraciones banales.

    Me siento satisfecho de haber forjado una existencia singular, experimental en sí mismo, cuyos resultados ahora se conocerán a través de mis discursos escritos de revelación pública. Espero que sea una herencia referencial para todos quienes quieran conocer mis ideas, acciones y proyectos. No quiero ser egocentrista, menos jactancioso, pero si uso la franqueza para exponer y compartir mi intimidad y los ofrezco voluntariamente a todos.

    Tengo un corazón vibrante y una mente copada de experiencias y expectativas que se trasluce en mi semblante, comparable a un imán que atrae, que une, que convoca, que motiva, que enseña, que comparte, que ama, que aprecia, que valora y estimula los hechos positivos de cualquier ser humano: adulto, joven, adolescente, niño; mujer u hombre, grande o pequeño, rico o pobre, negro, blanco o indígena, intelectual o ignorante; todos me merecen admiración y respeto.

    Espero que los días venideros, y en la cima de mi existencia, pueda seguir compartiendo con ustedes, parte de mi vivencias extendida en más de 40 años de voluntariado artístico atípico, con la esperanza de animarlos a vivir bajo sus propias doctrinas, sin miedo, aprendiendo a liberarse de las imposiciones artificiales y reduciendo ese afán consumista que a todos agobia. Siempre recuerden que la existencia tiene cosas increíbles y maravillosas y esas son verdades que nos hacen vivir plenamente.

    Multipliquen los esfuerzos por ser creativos, innovadores y ello implica que sean amantes de sus cerebros, y cuando lo hagan vendrá la inteligencia constructiva. Hagan la diferencia por el poder de la mente y no por el poder del dinero y las cosas externas. La renovación de las actitudes y los hábitos personales no deben venir por imitación o copia, deben llegar por la acción creativa natural de cada uno. Ese es el valor agregado que todos debemos descubrir y cultivar desde la edad temprana.

    El progreso, el bienestar y los ideales están en las mentes de cada quien, y si se animen a descubrirlos llegará la grandeza humana y la suma de grandezas y proezas configurarán una nueva atmósfera universal de: inspiración, amor, limpieza y plenitud. Por mi parte y en tanto, me ayuden las fuerzas anímicas y físicas, continuaré publicando mensajes de aliento y motivación, usando los medios electrónicos que están a nuestra disposición.

    Los descubrimientos y aprendizajes son las claves para mejorar y son procesos que nunca terminan, al contrario se multiplican y enriquecen con el paso del tiempo, y se vuelven más accesibles en todo sentido. No hay mejor arma o herramienta que el poseer una formación intelectual sólida, predispuesto a construir sustentos muy fuertes para un futuro mejor. Recuerden que una convicción y actitud liberadora no hace libres del perverso sistema consumista que domina el planeta.

    Los problemas no son problemas, porque siempre tienen solución, y lo recomendable es evitarlos porque son eventos circunstanciales generados por la insensatez del mismo ser humano, por lo tanto no deben dominarnos ni quedar como obstáculos. En cambio y lo que debe imperar son las respuestas, las iniciativas, los descubrimientos, las realizaciones y toda aquella gama de componentes vitales que hacen crecer el alma, el corazón y la mente.

    No perdamos tiempo y recursos valiosos en banalidades, en cosas inútiles, en artificios impropios, en martirizarnos con los errores y los vicios del pasado. Ya hemos despilfarrado demasiado tiempo y medios para agravar los problemas humanos.

    Estamos iniciando una era del conocimiento, y es el momento ideal para afirmar nuestra independencia personal y familiar, y ése es el mejor camino para encontrar la felicidad. Y nunca olviden que diariamente se gastan miles de millones de dinero para acentuar los conflictos, la imposición de modelos ajenos; del mismo modo, para agravar las adicciones frívolas, los disfraces externos, la zona de confort, las fatigas laborales, la violencia, las enfermedades, el miedo, el castigo y el dolor.

    LA VIDA HUMANA Y LA COEXISTENCIA pueden ser mejores si cada quien elige un modo de vida distinguible, purificada por el verdadero amor a asimismo y a los demás.

    DESECHEN DE SUS CERBROS AQUELLAS PERTURBACIONES QUE CORROEN VUESTROS SENTIMIENTOS Y SABERES… PROPÓNGASE RENUNCIAR A LA PESADA CARGA DEL ODIO Y LA ENVIDIA…Y HABRAN CAMPO EN SUS CEREBROS PARA QUE INGRESE EL BIEN Y TODO LO BUENO DE LA COEXISTENCIA.

    Perú, 12 de Agosto 2017

    Reynaldo Charres Vargas

    https://reynaldocharresvargas.blogspot.pe

    DEDICATORIA: Esta publicación va dedicado a mi señor padre don Enrique Charres Tola, al recordarse siete años de su partida corporal.

    NOTA AUTORAL: El contenido de este documento puede ser traducido y multicopiado sin autorización expresa, pero debe consignarse los derechos universales de autor.

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    Autor:

    Reynaldo Charres Vargas

     

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