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Revisión inédita del Concierto de Aranjuez




    Conocí a Leo Brouwer -una celebridad mundial de la guitarra, tanto en su faceta de compositor como en la de intérprete- en 1981, cuando el autor estudiaba la guitarra clásica con el maestro Selvio Carrizosa en el Conservatorio Nacional de Música en la ciudad de México. Siguiendo la recomendación de mi profesor me inscribí en las clases magistrales que durante una semana el cubano impartiría en la Escuela Superior de Música, en la capital mexicana. A pesar de la desconfianza que había tenido hasta entonces hacia los compositores de vanguardia –así consideraba al referido- resolví, disciplinado ante la instrucción de Carrizosa, ocurrir al curso de Brouwer. – Monografias.com

    Conocí a Leo Brouwer -una celebridad mundial de la guitarra, tanto en su faceta de compositor como en la de intérprete- en 1981, cuando el autor estudiaba la guitarra clásica con el maestro Selvio Carrizosa en el Conservatorio Nacional de Música en la ciudad de México. Siguiendo la recomendación de mi profesor me inscribí en las clases magistrales que durante una semana el cubano impartiría en la Escuela Superior de Música, en la capital mexicana. A pesar de la desconfianza que había tenido hasta entonces hacia los compositores de vanguardia –así consideraba al referido- resolví, disciplinado ante la instrucción de Carrizosa, ocurrir al curso de Brouwer.

    Tuve pues, ese año, la grata experiencia de haber sido alumno, durante una semana, del más importante compositor de guitarra del siglo XX. Esta historia tuvo un colofón de lo más inédito; a ese finale de excepción me referiré enseguida.

    En la época del suceso me encontraba inmerso en la preparación del Concierto de Aranjuez, esa joya de la guitarra que el compositor Joaquín Rodrigo parió para festejo de los admiradores y cultivadores de las seis cuerdas. El curso no había dado para la revisión de este material, pues se circunscribía a la obra de Brouwer.

    Sucedió que el día siguiente a la culminación del curso nuestro destacado instructor saldría, en un vuelo regular de Mexicana de Aviación, hacia su patria, La Habana. Una amiga mía ofreció tener su automóvil disponible para trasladar al aeropuerto a Brouwer. El maestro –todo él cortesía- aceptó. Los organizadores del evento aprobaron esta propuesta y, confiados en que nosotros cumpliríamos, se desentendieron de la despedida. Ese domingo nos encontramos en el aeropuerto a buen tiempo. La novedad fue que el vuelo demoraría en salir al menos una hora.

    ¿Un café? Charla general. "¿En que trabajas actualmente con la guitarra?" – Preguntó el cubano. "Aranjuez", -fue mi respuesta. "Me gustaría, para esperar la salida del avión, revisártelo", -obsequió mi interlocutor. "¿Sin guitarra y sin partituras?", -pregunté angustiado. "Sin ellas; solo con la imaginación. ¿Te animas?"

    -me retó. Acepté lleno de incertidumbre y temor.

    Tres tazas humeantes de café –que se renovarían en varias ocasiones- en el restaurante atestiguaron el hecho. Brouwer: "Esto es una danza (imagina que tocas para una bailaora). Inicia la guitarra con rasgeados en re mayor, segunda posición

    ¿Te parece a lo clásico o prefieres a lo flamenco? –el concierto es español, recomiendo lo segundo- Consíguete un disco de Sanlúcar y extrae el sabor español de él…Cambio de posición: habrá que enviar la vista a tu destino antes que la mano izquierda, así no fallarás…se escriben las seis cuerdas por convencionalismo, pero se tocan menos, en ocasiones solo tres…cierra el pasaje la escala descendente…así, a tres dedos la derecha ¿Carrizosa te ha enseñado a trabajar las escalas así? ¡Bravo por él!…Inicia la orquesta…está imitando a la guitarra…tú aprovechas para respirar y tranquilizarte –menuda responsabilidad habértelas con ese monstruo (la orquesta)-…". Así, detalle a detalle, el maestro Leo Brouwer me revisaba. Sin guitarra y sin papeles. Solo la imaginación…la recreación intelectual. Terminamos el primer movimiento, una tercera parte del trabajo de Rodrigo.

    "El vuelo a La Habana demorará una hora más. Suplicamos nos disculpen los pasajeros" –Sonó el altavoz de la Terminal.

    "Pasemos al siguiente movimiento" –sugirió Brouwer- Acepté entusiasmado. El experimento –eso era para mí- estaba resultando: se podía tocar y leer a gestos de manos y voces de garganta.

    "El segundo. Tan romántico" –dijo-. Guitarra y partitura en mente proseguimos. "No te preocupes por no tener aquí la partitura; ella es papel, la música es sonido y ese se hace en la cabeza" –explicaba mi instructor en la inédita sesión. "Flexible…cántalo amorosamente como si lo hicieras al oído de tu novia. Exigele a tu guitarra que cante" –recomendaba. "Rodrigo lo escribió así, en la jaula de los signos; pero eso es solo una aproximación" -explicaba… "Esta parte está más cerca de la poesía (el primer movimiento es una danza; este no)… ¿Has leído a Lorca?… Declamatorio…flexible". La revisión ascilaba de lo musical a lo mecánico, a lo meramente técnico del instrumento. Decía: "para los ligados descendentes no es necesario que tires de la cuerda; bastará levantar el dedo. Sonará mas limpio" – instruía. "Aísla el problema y atiéndelo con la mente antes que con los dedos" – recomendaba. "Usa tus recursos" "Inventa maneras" –animaba.

    "No está nada mal haberme revisado dos de los tres movimientos –partes- del Concierto de Aranjuez con un virtuoso de clase mundial" –pensaba. "¿Cuántas veces en la vida puede suceder algo así? Tal vez una, y es esta" –me decía convencido. Mi contento se prolongaría.

    "Pedimos a los viajeros su atención: la salida a La habana por Mexicana de Aviación demorará una hora más. De nuevo pedimos nos disculpen" –De nuevo la anónima voz femenina del aeropuerto ofreció oportunidad.

    "Vámonos al tercero" –Indicó el cubano. "¿Recuerdas que el movimiento anterior concluyó en si mayor? Pues en si mayor y directamente –no hagas pausa- ataca el tercero… Se trata de una forma de danza llamada rondó… Una sección A se alternará…" La revisión continuaba: detalles, aspectos, sorbos de café, modulaciones, escalas, nuevas tazas de café… así…así…hasta el finale.

    "A los pasajeros de Mexicana de Aviación con destino a La Habana se les informa que pueden pasar a abordar; saldremos en unos momentos más" –anunció, en perfecta sincronía con nuestra conclusión, la voz impersonal, que sin embargo, había sido la mensajera de la tardanza que me conduciría a una de las experiencias más gratas y fructíferas de mi vida.

    Despedida. Brouwer aborda. Salgo de aeropuerto con mi compañera (que durante la inédita revisión se mantuvo activísima en el servicio de café, galletas y agua, y en las anotaciones técnicas). Reflexiono: habrá muchas consecuencias que extraer de este hecho insólito.

    Heriberto Soberanes Lugo, Concertista en Guitarra Clásica y Premio Estatal de las Artes 1998, se incorporó a la UAS en septiembre de 1981 como profesor de la Unidad Académica de Artes, Escuela de Música. De 2007 a 2010 fue su director.

    Revisión inédita del Concierto de Aranjuez.

     

     

     

    Autor:

    Heriberto Soberanes Lugo.

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