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Estado Actual Del Conocimiento Ornitológico En Colombia (página 2)



Partes: 1, 2

Las primeras colecciones en Colombia fueron realizadas
por cazadores de plumas nativos, quienes comercializaban las
plumas y pieles para enviarlas a Europa donde se les daba un uso
principalmente textil, estos por su puesto, no registraban
ningún tipo de dato relacionado con la captura y por
tanto, tal actividad en lugar de representar algún valor
científico, representaba un atentado en contra de la
diversidad de las aves. De echo, el primer registro
ornitológico en Colombia, data de 1846 realizado por
Frenchman Delatrre en un viaje desde Buenaventura hasta Pasto por
la Costa pacífica. Posteriormente, en 1860 una
expedición comandada por el Estadounidense Lieut Michler,
realizó colectas a lo largo del río Atrato,
en 1879 el inglés T K Salmon colectó
en el departamento de Antioquia cerca de 3500 especimenes
correspondientes a 468 especies las cuales fueron enviadas al
museo británico de Ciencias Naturales (Schauensee 1964).
Fue solo hasta las dos primeras décadas del siglo XX
cuando la labor sistematizada de los escasos y nacientes museos
colombianos de ciencias empezaron a acumular información
en una tarea que continuó con alguna intensidad hasta los
años cincuenta. Durante esta época, fue de suma
importancia el papel de los naturalistas de las comunidades
religiosas, como los hermanos Lasallistas y las visitas de
investigadores del museo Americano de historia natural como Frank
M. Chapman, Melbourne Armstrom, entre otros. A partir de estos,
surgieron obras que permitieron una visión
biogeográfica y ecológica de las aves de Colombia
como por ejemplo "The distribution of Bird Life in Colombia"
(Renjifo 2001).

La creación de museos de historia natural en la
década de 1940 tuvo un papel fundamental en la
consolidación de una ornitología nacional, la
consolidación del Museo de Ciencias Naturales de la
Universidad Nacional por Armando Dugan, impulsaron a toda una
generación de naturalistas que crearon el verdadero
comienzo de la ornitología nacional entre 1950 y
1970. En tal periodo, se destacan los trabajos de Olivares,
Lehman, Borrero y finalmente Jorge Hernández
Camacho, quienes comenzaron además, a preocuparse por la
conservación de los recursos naturales renovables en el
país. Posteriormente, se dio un incremento del estudio
ornitológico en Colombia, focalizado en las Universidades
de Valle y Nacional en Bogotá, se establecieron los
parques naturales nacionales como áreas de
conservación, sociedades departamentales dedicadas
exclusivamente al estudio ornitológico, generando
guías de campo para determinadas regiones; pero solo
hasta 1986 Steven Hilty y William Brown, publicaron la primer
obra ilustrada y detallada de todas las especies de aves de
Colombia presentando 1695 especies sin incluir las de San
Andrés e Islas (Renjifo 2001), posteriormente en el 2001,
Salaman et al publica la listan de chequeo de las Aves de
Colombia, donde tras la revisión del trabajo de Hilty y
Brown junto con la inclusión de especies nuevas y la
inclusión de las aves de San Andrés e Islas aumenta
la cifra de las aves colombianas a 1865 especies.

2.2 Colecciones biológicas

Recolectar objetos es una característica natural
de la raza humana al igual que organizar los objetos colectados
con algún tipo de criterio "sistemático". Estos
objetos colectados, por lo general son depositados en un museo.
Las actividades de conservación de ejemplares más
antigua se remonta hasta hace unos 7.800 años, cuando los
Incas y los Egipcios (hace 5000 años) preservaron tanto
seres humanos como peces, cocodrilos, aves, lagartijas y culebras
utilizando sofisticadas técnicas de preservación
(sobre todo la deshidratación). A partir de tal
época, se comenzó a generar el desarrollo de las
colecciones biológicas pasando por Aristóteles,
Linnaeus, hasta las colecciones actuales con bases de datos
gigantescas y sistematizadas en diminutos procesadores de
información. Actualmente, una colección
biológica se define como un archivo histórico
detallado de la vida pasada y presente del planeta (Simmons y
Muñóz-Saba 2005). Estos constituyen la mayor fuente
de información acerca de la geología local y la
distribución geográfica de un ser vivo, siendo por
tanto de gran utilidad en los campos de Taxonomía,
sistemática, evolutiva, morfología,
fisiología, osteología, predicciones sobre la
biodiversidad, medio ambiente, historia natural de las especies,
estudios químicos, moleculares de ADN y
cladísticos, etc.. (Simmons y Muñóz- Saba
2005). La política actual es ver a estas colecciones
biológicas como un banco de datos, conceptualmente similar
a las bibliotecas o centros de documentación. Las
colecciones, además de ser patrimonio nacional y de
interés para la humanidad, son estratégicas por ser
una fuente primaria de conocimiento sobre la biodiversidad del
país, razón por la cual deben ser protegidas y
mantenidas prioritariamente (Gast 2004).

La historia de las colecciones biológicas en
Colombia se remonta a finales del Siglo XVIII, habiéndose
intensificado a partir de la primera mitad del Siglo XX, con la
consolidación de varios museos y herbarios, tanto de
carácter nacional como regional. El material en ellas
depositado es una excelente muestra de la diversidad
biológica del país, principalmente con
relación a los organismos que componen nuestra biota. La
política actual es ver a estas colecciones
biológicas como un banco de datos, conceptualmente similar
a las bibliotecas o centros de documentación. Las
colecciones, además de ser patrimonio nacional y de
interés para la humanidad, son estratégicas por ser
una fuente primaria de conocimiento sobre la biodiversidad del
país, razón por la cual deben ser protegidas y
mantenidas prioritariamente (Gast 2004). Además de las
colecciones de especimenes, cabe la pena resaltar la existencia
de otro tipo de colecciones de gran utilidad en el estudio de las
aves como lo son los Bancos de tejidos para posteriores estudios
moleculares y el Banco de Sonidos de Instituto Alexander Von
Homboldt, el cual ha permitido en los últimos años,
ampliar el registro de muchas especies e incluso, identificar por
medio del canto, a especies que no estaban registradas para el
país (Gast 2004).

Tabla 1. Estado actual de 7 colecciones
biológicas en Colombia hasta 1999. (Gast 2004)

Colección

Registros
Previstos

Registros sistematizados

Porcentaje de
sistematización

INCIVA

30.000

27.000

90

Jardín Botánico de.
Medellín

32.000

17.000

53

Universidad Javeriana

8.000

7.000

87

Universidad de Antioquia

110.000

6.000

5

Universidad del Cauca

10.000

3.000

30

Universidad del Valle

160.000

40.000

25

Universidad Nacional

30.000

30.000

100

2.3 Regiones biogeográficas de
Colombia.

El primer ensayo de clasificación de las unidades
biogeográficas de Colombia lo realizó Chapman en
1917; sus concepciones fueron aplicadas fundamentalmente en el
reconocimiento de avifaunas. La zona que corresponde al piso
térmico cálido fue descrita por él como zona
tropical; al piso templado lo denominó zona subtropical, y
la tierra fría es el equivalente a su zona temperada y a
la zona de páramo, reconociendo desde luego la existencia
de una zona nival distribuida muy localmente. Estas zonas las
subdividió a su vez en subzonas húmedas y secas. En
su momento, este fue un intento muy importante pero, desde luego,
refleja más que cualquier otra cosa la fisionomía y
clima de ciertas zonas y no sus componentes bióticos.
Hershkovitz en 1951 reconoce básicamente la región
neotropical y al interior de ésta varias provincias, con
base en criterios zoológicos (principalmente en la
distribución de mamíferos). En su sistema de
clasificación la Amazonia y la Orinoquia representan la
provincia colombiana. Este autor destacó el alto grado de
endemismo de mamíferos al Oeste de las llanuras de la
Amazonia y de la Orinoquia en Colombia (Hernández et al
1991).

En los años noventa, el INDERENA y posteriormente
el Instituto Humboldt bajo la implantación de 33 parques
nacionales con criterios exclusivos de riqueza florística,
faunística y características ecológicas
selecciona cinco centros de concentración de especies
correspondientes a: Región Amazónica, Región
Andina, Región Orinoquía, Región
Pacífica y Región Caribe (Rangel 1995).

2.4 Registros Ornitológicos

El conocimiento que se tiene sobre la avifauna en el
país, es bastante heterogéneo, así, mientras
que en las regiones del caribe, andino y pacífico existen
un buen número de localidades donde se han hecho estudios,
la orinoquía y la amazonía presentan grandes
vacíos de información ornitológica (Paynter
1997).

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Figura 1. Localidades con registros ornitológicos
en Colombia. Basado en Paynter 1997.

2.5 Región Costa Pacífica

Si bien Salaman et al (2001), no precisa las
delimitaciones de lo considerado como región
pacífica, Rangel (2004) delimita la región entre
7º13´-1º36´ latitud norte y
77º49´-79º01´ longitud oeste comprendiendo
un área de 131.322.5 Km2. Por tanto se exponen los datos
de ambas fuentes aun cuando no halla concordancia en la
delimitación precisa de la región
biogeográfica como tal. De igual forma se exponen los
datos de Hernández et al (1992) quien adopta como una sola
región biogeográfica al Chocó
biogeográfico y algunas regiones del bajo Magdalena. Las
diferentes delimitaciones de las regiones biogeográficas
entre un autor y otro, no serán discutidas en
este trabajo.

Para el Chocó biogeográfico Rangel (2004)
reporta 778 especies de aves pertenecientes a 439 géneros
y 73 familias, donde las más importantes son: Tyranidae
(63 géneros- 111 especies), Thraupidae (20-47),
Trochilidae (32-46), Formicariidae ( 22-39), Accipitridae
(19-32), Fringillidae (16-26). Destaca las contribuciones
de:

• Olivares (1957) en Guapi y sectores
aledaños

• Ortiz-von Halle (1990 y 1999) en el
sur del chocó, reportó 147 especies de aves
en Gorgona.

• Naranjo (1986) en Gorgona

• Haffer (1959,1975) en el norte del
chocó

• Rodríguez (1982) en el PNN
los Katios reportó en una lista 375 especies de 270
géneros y 60 familias.

• Stiles (1993)

• IGAC (2000)

Hernández et al (1992) expone información
sobre las especies endémicas en 5 distritos identificados
como centros de endemismo de aves para la unidad
Chocó-Magdalena la cual se extiende desde Panamá W,
la provincia del Darién y parte de la llamada Comarca de
San Blas, hasta la provincia del Oro en Ecuador sur occidental y
se caracteriza por un alto grado de endemismo. Seguramente fue
centro de origen de muchos elementos de selva húmeda
cálida que alcanzan a invadir América Central, los
cuales tienen relaciones antiguas y estrechas con la
Amazonia.

A pesar de la información existente, la riqueza
biológica en esta región de numerosos grupos
zoológicos es aún desconocida; faltan colecciones
sistemáticas de una enorme extensión (Biomap
2004).

Tabla 2. Riqueza de especies en cada una de las
subregiones de la Costa Pacífica adaptado de
Salaman et al (2001).

Subregión

No. De Especies Reportadas

Tierras bajas tropical

262

Chocó subtropical (0 -2000
m)

86

Oceánico y costero

82

Darién

133

Islas Gorgona y Malpelo

5

Total

637

Tabla 3. Centros de endemismo en la Unidad
Chocó–Magdalena adaptado de Hernández et al
(1992).

Distrito

No. De Especies
Endémicas

Serranía Del Darien y del
Baudó

12

Alto Sinu y San jorge

18

Nechi – Nare

3

Tacarcuna

4

Gorgona

2

Total

39

2.6 Región Andina

Según Rangel (1995) esta zona
comprende un área de 223.886.5 Km2, abarcando la totalidad
de las tres cordilleras y la Sierra Nevada de Santa
Marta

2.6.1 Cordillera Occidental

La cordillera occidental se caracteriza por ser la
más baja y joven de los tres sistemas montañosos en
Colombia. El flanco oeste de la cordillera, muy húmedo, se
mantiene casi intacto, mientras que la vertiente este, presenta
serios problemas de disturbio antrópico.

Los estudios ornitológicos de colecta y
conocimiento en la cordillera occidental se iniciaron con los
trabajos de Chapman en 1917, concentrándose sobre todo
hacia el sur de la cordillera en los departamentos de Cauca,
Nariño, Valle (e.g., Hilty 1997, Miller 1963, Negret 1994,
Orejuela 1987, Orejuela et al. 1979, Salaman 1994). (Cuervo et
al, 2003)

Risaralda, Chocó y Antioquia recibieron pocos
estudios en la primer mitad del siglo 20. El único estudio
detallado de esta zona lo realizó Echeverri en 1986 en el
PNN las orquídeas. Entre los años 1990-1993 el
instituto de Ciencias naturales de la Universidad Nacional de
Colombia junto con la Corporación Autónoma de
Recursos Naturales y Desarrollo de

Risaralda (CARDER) Adelantó inventarios en tal
zona. Dos especies de aves nuevas para la ciencia fueron
encontradas por Robins & Stiles (1999). Cabe destacar
también los esfuerzos de CORANTIOQUIA en el registro de
varias zonas (Cuervo et al, 2003).

En el trabajo de de Cuervo et al (2003) se presentan 63
reportes para la zona norte de la cordillera Occidental, que
corresponden a 8 regiones (Pueblo Rico, Mistrató, El
Empalado, Santa Cecilia, Alto de Pisones, La Linda, Las Nubes y
La Noque) indicadas en la figura 2 con una X. Reporta 6 especies
nuevas para la cordillera occidental y presenta datos que sirven
para ampliar el rango de distribución de especies
conocidas para el sur de la cordillera. Tal región plantea
importantes focos de conservación que permitan mantener
especies como Ognorhynchus icterotis el loro pico amarillo,
endémico de esta zona (Cuervo et al, 1993).

Además del trabajo de Cuervo et al (2003), se
deben resaltar los trabajos de Haffer (1986), Chapman (1917),
Meyer De Schauensee (1948-1952), Lehmann (1957) y Wallace (1958)
realizados en el valle del Patía. Cabe resaltar que aun
cuando buena parte de las colecciones realizadas por estas
personas fueron depositadas en el museo de Historia Natural de La
Facultad de Ciencias de la Universidad del Valle, otra parte de
tales colecciones fue enviada a museos europeos y norteamericanos
(Haffer 1986).

En el distrito del Paramillo del Sinú, se ha
identificado como un centro de endemismo bastante interesante
pero es muy mal conocido. Como podía esperarse, las
especies de aves que se conocen presentan una marcada afinidad
andina (Hernández et al 1992b)

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Figura 2. Algunas de las localidades con registros
ornitológicos para el norte de la cordillera
Occidental adaptado de Cuervo et al (1993).

Aunque sea la cordillera más baja, se deben
analizar ambas vertientes de forma independiente, pues la
vegetación de páramo que las separa crea dos
regiones de endemismo de aves que funcionan como provincias
biogeográficas independientes (Hernández et al.
1992b), es bastante común que la
distribución de las aves en Colombia varié de una
vertiente a otra dentro de la misma cordillera (Cuervo et al,
2003).

En la cordillera occidental, región e islas del
Pacífico sobresale la falta de información de esta
zona con alto grado de endemismo y la dificultad en acceso a los
sitios. La información existente ha sido producida
principalmente por organizaciones no gubernamentales junto con
esfuerzos de las universidades y corporaciones (BIOMAP
2004).

2.6.2 Cordillera Central y Valles del Cuaca y
Magdalena

En la cordillera central y valles del Cauca y Magdalena
llama la atención la gran cantidad de especies amenazadas
y de rango restringido. En esta región la Universidad de
Antioquia, CorAntioquia y ProAves han jugado un papel importante
en investigación y conservación. (Biomap, 2004)
Recientemente Sitles y Bohórquez (2000) registraron 308
especies para el Magdalena medio. En los páramos del
Quindío vale la pena destacar la ausencia de elementos
florísticos y faunísticos que se esperaría
encontrar pero que sorpresivamente faltan por completo En el
cañón de Chicamocha el conocimiento de la fauna del
área es relativamente satisfactorio, la zona cuenta con
algunos endemismos particularmente en aves. En la serranía
de San Lucas existen algunas colecciones zoológicas de las
partes bajas, mientras que las zonas altas permanecen
inexploradas (Hernández et al 1992a).

2.6.3 Cordillera Oriental

En la Cordillera Oriental la mayor preocupación
está alrededor de las especies amenazadas y
endémicas de la parte alta del norte (Biomap
2004).

Una buena parte de la vertiente occidental de la
Cordillera Oriental, hasta llegar al Sumapaz (Departamento de
Cundinamárca), y aún más al S, hasta llegar
al Departamento del Huila, en términos del conocimiento
que se tiene sobre la fauna no presenta diferencias pronunciadas;
al parecer constituye un área bastante homogénea.
Más al sur, en el distrito de San Agustín la
información de que se dispone todavía no es
suficiente como para trazar claramente límites precisos
entre estas unidades (Hernández et al 1992a).

Se resalta el aporte de los profesores Jorge Hernadez
Camacho, Gustavo Lozano y Pablo Bernal quienes en 1967
adelantaron labores de colecta en el alto del río Cusiana,
en la ladera oriental de los andes orientales (Olivares 1971b).
Actualmente, Stilles et al (2002), reporta 600
especies para la vertiente oriental de los andes colombianos
basado en registros de 28 localidades. Hacia la parte norte en la
Serranía del Perijá, Hernández et al
(1992b), señala que las principales colecciones de aves
han sido realizadas en Venezuela, las cuales indican un alto
grado de endemismo. De las zonas bajas existen las efectuadas por
Carriker en lugares como Airoca y en los Montes de Oca y Sierra
Negra. Mientras que en las zonas colombianas de la
serranía, muy poco se sabe, y dado a la gran cantidad de
endemismos de plantas, se esperaría encontrar igualmente,
endemismos de fauna.

Tabla 4. Riqueza de especies en cada una de
las subregiones Andinas adaptado de Salaman et al
(2001).

Subregión

No. De Especies/Subespecies
Reportadas

Nudo o Macizo del Sur

235

Cordillera Occidental

226

Cordillera Central

318

Cordillera Oriental

403

Sierra Nevada de Santa
Marta

76

Serranía del
Perijá

105

Todas las zonas

177

Total

772

Tabla 5. Centros de endemismo en la
Región Andina adaptado de Hernández et al
(1992).

Distrito

No. de Especies/Subespecies
Endémicas

Alto magdalena

9

Alto patia

3

Alto Valle del Cauca

14

Altiplano Cundiboyasense

16

Centro de Sube

5

Centro de la Gloria

1

Perijá

3

Sierra Nevada de Santa
Marta

14

Total

65

2.7 Región Caribe

En la región caribe, BIOMAP (2004) como fruto del
último congreso de ornitología, resalta la
importancia en cuanto a conservación e
investigación en los grandes humedales y pone de
manifiesto su preocupación por la intensa
transformación antropogénica de la región.
En general, existen rutas de acceso a los sitio a investigar.
Así mismo. Se consideran posibles medidas de
conservación las AICA, resguardos indígenas, 10
parques nacionales, Ramsar, reservas de la sociedad civil,
conservación ex situ, como herramientas claves para llenar
los vacíos de información Se consideran como
necesidades principales: la consecución de
bibliografía, rescatar los estudios de impacto ambiental
realizados en la región y evaluar su confiabilidad,
producir y rescatar las tesis de grado en las universidades,
buscar y rescatar mapas hechos por Marta Fandiño de la
Universidad Javeriana, educación ambiental,
financiación (búsqueda de becas) y "seguridad para
investigadores".

Tabla 6. Riqueza de especies en cada una de las
subregiones del Caribe incluyendo San Andrés y
Providencia y los valles del Magdalena y Cauca. Adaptado de
Salaman et al (2001).

Subregión

No. De Especies Reportadas

Tierras bajas

365

Guajira

64

Oceánico y Costero

59

San Andrés y
Providencia

14

Valle del Cauca

115

Valle del Magdalena

187

Todas las zonas

160

Total

685

Tabla 7. Centros de endemismo en la
región Caribe. Adaptado de Hernández et al
1992.

Distrito

No. de Especies/Subespecies
Endémicas

Barranquilla

3

San Andrés y
Providencia

5

Enclave seco de Santa
Marta

1

Macuira

5

Puerto López y
Tucacas

2

San Jacinto

1

Total

17

2.8 Colombia Oriental (Orinoquía y
Amazonía)

2.8.1 Orinoquía

Borrero (1960) anota de manera particular: "Sin lugar a
duda la región más visitada con fines de
recolección y estudio por personal del ICN ha sido la
Orinoquía; sin embargo, su avifauna está
deficientemente representada en nuestras colecciones y aun
podría decirse que es una de las menos conocidas por
nosotros" (palabras textuales). Las primeras colecciones
ornitológicas para esta zona, datan de 1898-1899 por
George K. Cherrie quienes obtuvieron 87 especies en
Maripues. Posteriormente se destacan Leo Millar en 1913, Chapman
en la misma fecha quien colecionó más de 600
especímenes para el museo Americano de New Cork; Dugan y
Lehman en 1943 y Nicetóforo María del 45 al 48 para
el ICN (Olivares 1982). Dado que en tal época todo era
nuevo para los investigadores, se adoptó por preparar y
coleccionar aquellas aves más bellas, más
frecuentes o más fáciles de cazar. Años
más tarde, Lehmann, Dugan y Borrero continuaron las
labores de colecta en dicha zona, pero nunca de manera intensiva.
Posteriormente en los años sesenta el hermano
Nicéforo María realizó una serie de viajes
al llano en los alrededores de Villavicencio, San Martín y
Casanare, pero nunca publicó los resultados de sus viajes
y en tal época, debido a la carencia de elementos para
catalogar la colección de la Salle, no se pudo tener
acceso a tal material. Por la misma época, se realizaron
colecciones de alguna importancia en la parte norte de la
serranía de la Macarena, para el Chicago Natural History
Museum y en el extremo sur para el ICN (Borrero
1960). Uno de los trabajos más recientes en esta
zona, corresponde a la compilación "Aves de la
Orinoquía" por Olivares en 1982. Quien presenta 817
subespecies, 853 especies, 468 géneros, 70 familias y 19
órdenes.

Las laderas de la cordillera Oriental representan un
área hasta ahora muy poco conocida, tanto en
términos de flora como de fauna. La mayoría de los
trabajos han sido realizados, obviamente por facilidad de acceso,
en la región de Villavicencio, algunos en la zona del
Cusiana y otros en la zona del Cararé. Las zonas
aledañas del río Ariari en contraparte, aguardan
por investigación. Para las zonas cercanas al distrito de
Yarí, no se conocen ningún tipo de colecciones
zoológicas. En cuanto a la serranía de la Macarena,
representa una de las áreas más estudiadas en el
flanco oriental en el caso de las Aves, curiosamente, no se han
encontrado endemismos evidentes (Hernandez et al
1992ª).

2.8.2 Amazonia

Olivares (1967a) en su trabajo "Avifaunae Columbiensis"
anota la importancia de ampliar los conocimientos
ornitológicos llevados a cabo por Wetmore en el extremo
sureste de la comisaría del Amazonas. Hasta 1960, solo se
habían hecho tres viajes de recolección por
parte del ICN, el primero de ellos realizado por Lehmann,
quien visitó en el año de 1939 el Vaupés y
el río Amazonas; el segundo y el tercero por Borrero a
Tres Esquinas, Caquetá y el Trapecio Amazónico
(Borrero 1960). Posteriormente Olivares (1966c), anota los
registros realizados en Puerto Asís por Otto Hirschel y
Pablo Bernal (39 especies).

En general se considera que la información es muy
poca y en su mayor parte se restringe a registros visuales. En
particular el Guania es una región en donde hay muy poca
información (BIOMAP 2004). De la zona de la Bota Caucana
por ejemplo, realmente no se conoce todavía la primera
colección zoológica ni botánica, al igual
que de los Andes de Nariño y Putumayo. De igual forma en
el Vaupés, en las inmediaciones de Mitú existen
toda una serie de selvas y complejos de cerros o sabanas que son
de gran interés biogeográfico y que esperan ser
trabajadas. En tal zona al parecer, no se tienen registros desde
1964, cuando José Ignacio Borrero y Jorge
Hernández, colectaron 77 especies (Olivares 1964). Esta
falta de exploración no sólo debe pensarse respecto
a este sector, sino también de los afloramientos del
sector de Araracuara donde se observan elementos sumamente
característicos, que todavía no han sido
suficientemente trabajados El trabajo que se ha venido realizando
en los últimos cuarenta años en los tepuyes en
Venezuela, a pesar de que son pocos los que han sido lo
suficientemente explorados, ha revelado un alto grado de
endemismos en cuanto a fauna, lo cual da un indicio de lo
esperado en tierras colombianas (Hernández et al 1992a).
Igualmente, se ha identificado a la zona del Caguan y al alto
Putumayo, como regiones con un alto potencial de endemismos, para
tales zonas se requiere de manera urgente el establecimiento de
áreas protegidas, debido al acelerado grado de
devastamiento (Hernández et al 1992a), sin embargo los
problemas de orden público, ya bastante conocidos, impiden
su acceso.

Tabla 8. Riqueza de especies en la región
Oriental Adaptado de Salaman et al 2001

Subregión

No. De Especies Reportadas

Amazonía

347

Amazonía
subtropical

82

Orinoquia

128

Todas las zonas

340

Total

894

Tabla 9. Centros de endemismo en la
región Oriental.

Distrito

No. De Especies
Endémicas

Amazonía

1

Amazonía
subtropical

1

Total

2

Comparación de Riqueza y Endemismos
en Cada una de Las Zonas Geográficas

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Figura 3. Riqueza de especies en cada una
de las zonas geográficas

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Figura 4. Especies endémicas en cada
una de las zonas geográficas

3.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Para entender la complejidad que encierran los patrones
de distribución de las aves en el Neotrópico,
particularmente en Colombia, se hace necesario definir y entender
primero que todo, las unidades paisajísticas que la
componen, ya que solo así se pueden identificar los sitios
que presentan o no algún tipo de información
ornitológica, para dirigir los estudios que lleven a sanar
los vacíos de información en este campo.
Según Hernández et al 1992a, para precisar las
unidades biogeográficas se deben incluir criterios
cladísticos, que permitan determinar más claramente
posibles secuencias en la diferenciación espacio-temporal
o evolutiva de las unidades biogeográficas. Igualmente, la
diferenciación de estas unidades debe realizarse
simultáneamente con información faunística y
florística, teniendo especialmente en cuenta los aspectos
de endemismo. Luego, las unidades deben asignarse con criterios
biogeográficos a niveles jerárquicos, puesto que no
pueden compararse áreas muy pequeñas,
caracterizadas por algunos endemismos muy bien definidos, con
áreas extensas y altamente biodiversas. Esto se refleja al
comparar por ejemplo, la región oriental de Colombia con
el resto de las regiones. En la figura 3, se observa que la
región Oriental comprendiendo a la Amazonía y
Orinoquía, presenta la mayor cantidad de especies (894),
sin embargo, tal región cubre un área aproximada de
657.683 Km2 en contraste con la región Andina que
ocupa 223.886.5 Km2 y presenta 772 especies. Una
comparación idónea de la diversidad de aves
entre las diferentes regiones biogeográficas de
Colombia, debe estar sustentada en un conocimiento mucho
más homogéneo que el actual, por esta y entre otras
razones, se hace necesario ampliar los registros de aves primero
que todo en aquellas zonas en donde no se tiene ningún
tipo de información. Aún cuando por ejemplo, la
región oriental presente la mayor cantidad de especies, es
precisamente esta, la región menos explorada, lo cual da
una idea de la diversidad potencial que posee esta
zona.

En todo el país, la escasa información
existente sobre la mayoría de sitios se encuentra
más que todo en documentos inéditos de las
corporaciones autónomas regionales. En todas las regiones
se identifican como recursos importantes para realizar
investigación y conservación las diferentes
universidades, las corporaciones autónomas regionales y
las organizaciones no gubernamentales. Los problemas de orden
público se presentan en todas las regiones del país
(BIOMAP, 2004) y por tanto son un gran obstáculo para la
investigación científica.

Si se tiene en cuenta el número de especies
endémicas, la región Andina, presenta el mayor
grado de endemismo con 65 especies (figura 4). Esto puede de
algún modo explicar no solo por la
geografía e historia geológica de la zona en si, si
no además por la facilidad de acceso, de hecho los centros
de investigación se concentran casi todos en la zona
Andina. Así y todo, en esta zona existen vacíos de
información importantes que podrían contener
registros nuevos o ampliar el rango de distribución de
especies ya conocidas para otras zonas. La vertiente oeste de la
cordillera Occidental por ejemplo, presenta ciertas deficiencias
de información, al igual que las zonas altas de la
Serranía del Perijá de la cual nada se
sabe.

En cuanto a la región Pacífica,
también se han identificado un gran número de
endemismos, aunque faltan estudios sobre todo en la anden del
chocó y en la vertiente oeste de la cordillera occidental,
tales zonas pueden contener especies endémicas hasta ahora
desconocidas, sin embargo las condiciones de orden público
y falta de vías de acceso terrestre han dificultado en
esta zona ampliar el conocimiento ornitológico.
Según BIOMAP (2004), la mayoría de muestreos de la
biodiversidad en Colombia se hacen a lo largo de carreteras,
ríos y otras rutas de acceso, y son precisamente los
sitios con un más alto grado de conservación, los
que presentan mayores inconvenientes para su acceso. Sobresale la
gran riqueza reportada para la región del Darién y
los endemismos presentes en el alto Sinu y San Jorge como
identificación de puntos clave para la
conservación.

Desafortunadamente, dentro de toda la Provincia
biogeográfica del Chocó el número de
áreas destinadas a protección y conservación
es manifiestamente insuficiente, debido no sólo a la
superficie misma de las unidades de conservación, sino
también a la distribución en patrones de mosaico
(en parches) de muchas de las especies, donde por ejemplo se
pueden hallar endemismos del género Cecropia spp en cada
uno de los valles profundos o depresiones (Hernández et al
1992b). Este ejemplo muestra el extremado grado de complejidad de
la biota chocoana y los problemas que plantea su
conservación.

En cuanto a la región Caribe, en Colombia y todo
el trópico es común que se presenten grandes
vacíos en la distribución de las aves marinas,
ocasionados por la restricción de hábitat de
algunas especies y también por el escaso trabajo
ornitológico en ambientes marinos (Estela et al 2004).
Cabe destacar que la información existente sobre la
avifauna de esta región no es tan abundante como la
información disponible para las otras regiones, o por lo
menos no es tan difundida. Sin embargo, se dispone de
información significativa para las zonas norte de los
valles Magdalena y Cauca, las cuales presentan la mayor riqueza
de especies, en comparación con las regiones costeras. En
cuanto a los endemismos sobresale la serranía de la
Makuira, la cual por sus particularidades climáticas,
alberga gran cantidad de endemismos no solo aves, si no en otros
grupos. En esta localidad se refleja una vez más la
importancia de los centros de endemismo como puntos clave en la
conservación.

Cualquier área natural protegida requiere un
listado de su biodiversidad para que tenga un plan de manejo
adecuado (Rojas-Soto et al 2002), por tanto se hace necesario en
Colombia ampliar los registros de colecta en Aves, y aun cuando
algunos piensen que continuar colectando aves puede representar
un efecto negativo en las poblaciones, Ramsen (1995) argumenta
que la mortalidad causada por colecta en las poblaciones de aves
no es comparable con las tasas de mortalidad natural y que en
cambio, las muertes causadas por la deforestación, caza y
otros atentados contra la diversidad son los principales
causantes de la desaparición de las comunidades en el
neotrópico. Debido a que las especies endémicas
presentan un alto riesgo de extinción, es importante
aumentar los registros en busca de la identificación de
los centros de endemismo, así se puede evitar la
desaparición de las especies que los conforman. Al
respecto, una gran controversia se ha generado en los
últimos años, recientemente, Donegan (2000) por
ejemplo, argumentó que la colecta de ejemplares no
es necesaria para el desarrollo de inventarios en
áreas no conocidas. Sin embargo, es muy importante
mencionar que la existencia de especímenes de referencia
documenta no solo la presencia de los organismos, sino que
además permite el desarrollo de otro tipo de estudios
(fisiología, bioquímica, sistemática,
estudios moleculares, etc.) (Rojas et al 2002)

En Colombia, se ha evidenciado cierta tendencia a la
vinculación de entidades e investigadores extranjeros en
la investigación Ornitológica. Es importante no
solo mantener y reforzar estas alianzas, si no además
incrementar la motivación a las generaciones recientes
para el estudio no solo de las aves, si no en general de todos
los grupos taxonómicos. Por tanto, la realización
de estudios biogeográficos resulta indispensable para el
conocimiento y caracterización de la diversidad
biológica del país pues, por una parte, permiten
conocer la distribución original y actual de la biota y,
por otra, atender muchas de las necesidades para su
conservación y manejo. Igualmente, la biogeografía
puede contribuir en forma significativa a la tarea de discernir
patrones de evolución, patrones de especiación,
etc.

4.
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4.1 Recursos electrónicos

BIOMAP 2004. Informe: ByoBite No 8. Consulta en
línea: Noviembre 13 de 2005. Disponible en la red:
www.biomap.com.

 

 

Autor:

Alejandro Calderón
González

Estudiante VII semestre. Facultad de Ciencias,
Departamento de Biología, Pontificia Universidad
Javeriana. Bogotá 2005

Partes: 1, 2
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